martes, 16 de agosto de 2011

AYÚDAME SEÑOR A SER MISERICORDIOSA

Ayúdame Señor a ser misericordiosa
(Autor: Santa Faustina Kowalska)

Ayúdame, oh Señor,
a que mis ojos sean misericordiosos,
para que yo jamás recele o juzgue según las
apariencias, sino que busque lo bello en el alma
de mi prójimo y acuda a ayudarle.

Ayúdame, oh Señor,
a que mis oídos sean misericordiosos,
para que tome en cuenta las necesidades
de mi prójimo y no sea indiferente
a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor,
a que mi lengua sea misericordiosa,
para que jamás hable negativamente de mi prójimo, sino que tenga una palabra de consuelo
y de perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor,
a que mis manos sean misericordiosas
y llenas de buenas obras, para que sepa hacer
sólo el bien a mi prójimo y cargar sobre mí
las tareas más difíciles y penosas.

Ayúdame, oh Señor,
a que mis pies sean misericordiosos,
para que siempre me apresure a socorrer
a mi prójimo, dominando mi propia fatiga
y mi cansancio.Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo. 

Ayúdame, oh Señor,
a que mi corazón sea misericordioso,
para que yo sienta todos los sufrimientos
de mi prójimo. A nadie le rehusaré mi corazón.
Seré sincera incluso con aquellos de los cuales
sé que abusarán de mi bondad.
Y yo misma me encerraré en el misericordiosísimo Corazón de Jesús.

Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.
Que tu misericordia, oh Señor, repose dentro de mí.

Amén.


LOS ESTIGMAS, ¿PUEDE SUCEDERLE A CUALQUIERA?

Autor: Ignacio Ibañez / Tito Paolo Zecca | Fuente: Acción Católica Argentina / Zenit.org
Los estigmas, ¿pueden sucederle a cualquiera?
Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe quienes los han recibido realmente

Los estigmas,  ¿pueden sucederle a cualquiera?
Los estigmas, ¿pueden sucederle a cualquiera?
El estigma es un fenómeno místico extraordinario por medio del cual se presentan en el cuerpo las llagas de la pasión de Cristo. Y como afirma De Grandmaison, reconocida autoridad en el campo de la investigación sobrenatural, esta experiencia se concede únicamente a quienes merecen ser presencia amorosa de Dios en el mundo. El estigma es un hecho del todo extraordinario, como comprueba el doctor Imbert Gourbeyre, quien dedicó años a investigar sobre estos casos. El primer caso famoso fue el de San Francisco de Asís. Son numerosos los testimonios de quienes lo vieron y presenciaron.

La Iglesia nunca ha querido servirse de estos acontecimientos sobrenaturales para promover la fe católica o la misma imagen de la Iglesia. Al contrario, siempre ha adoptado una actitud de reserva, dando más importancia a las virtudes y al testimonio de vida que al carácter sobrenatural de los que han recibido la estigmatización en su cuerpo.

El último caso que ha dado la vuelta al mundo es el Padre Pío. Aunque el Padre Pío llevó durante 53 años la herida de los estigmas en sus manos, en sus pies y en su costado, la Iglesia nunca quiso hacer alarde de ello. Las llagas permanecían cerradas todos los días y sólo se abrían y sangraban los viernes. Las fotos que existen fueron tomadas de manera espontánea por gente que se saltó la prohibición de fotografiar las manos del capuchino. A pesar de la evidencia del caso, la Iglesia nunca declaró oficialmente que los estigmas del P. Pío fueran de origen divino.

Los estigmas no se han producido en gente neurótica, trastornada o hipocondríaca. La psiquiatría experimental afirma que no pueden ser simples fluxiones o supuraciones de sangre producidas por el poder de la imaginación, ya que las heridas aparecen y sangran sin ninguna intención ni esfuerzo por parte del estigmatizado.

Los estigmas se han dado siempre de manera instantánea, causando gran sorpresa e impresión en quienes los han recibido. Las llagas nunca han supurado y su sangre se ha mantenido siempre fresca y limpia. Además, han sido heridas que no se curan nunca y que permanecen un gran número de años sin que pueda darse una explicación médica o científica. Es cierto también que algunos ilusos se han dejado llevar por un fanatismo exagerado y han fingido llevar las huellas de las llagas de Cristo (
Caso: Giorgio Bongiovanni). No hay que dejarse llevar por quienes tratan de apantallar. Ni en la vida, ni mucho menos, en la fe.

Han sido muy pocos quienes a lo largo de la historia han recibido realmente en su cuerpo la impresión de los estigmas. Siempre ha sido gente excepcional, virtuosa, probada en el dolor y convencida de la fe. Gente que ha recibido un don del que nunca se han sentido merecedores ni dignos. Gente que nos recuerda que es maravilloso imitar a Jesús. En las sonrisas y en las heridas. En todo. Y ofreciendo el dolor de sus heridas para que haya más sonrisas en todos. Como Jesús.


Los estigmas, desconcertante signo de la pasión de Cristo. Entrevista con el catedrático de espiritualidad Tito Paolo Zecca

Los estigmas, signo distintivo de la pasión de Cristo, se han convertido en el centro de un debate teológico muy interesante.

Desde Francisco de Asís (primer santo de la historia en que se ha podido comprobar este fenómeno) hasta el beato Pío de Pietrelcina (uno de los últimos casos) se han dado unos 250 casos de personas con estigmas, en la mayoría de los casos con comprobación científica. Pero, ¿qué significan esas llagas dolorosas en las manos y en los pies de personajes que en algunos casos, con su espiritualidad, han cambiado la historia del mundo y del cristianismo?

Para comprender mejor el debate, Zenit ha entrevistado al padre pasionista Tito Paolo Zecca, profesor de Teología pastoral y espiritualidad en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y en el Ateneo Pontificio Antonianum de Roma. Este catedrático, que ha dedicado investigaciones y libros al argumento, es uno de los máximos expertos mundiales en la materia.

Acaba de presentar sus últimos descubrimientos en una conferencia dictada sobre «El Crucifijo de la Sábana Santa y las personas con estigmas» en el centro de Sindonología del Caravita, en Roma (http://www.sindonologia.it).


¿Cuál es el significado de los estigmas?

En el misterio de la resurrección de Jesús, el Evangelio muestra cómo no han quedado canceladas su llagas. Los estigmas representan un signo de lo que sufrió Cristo durante la pasión, y por tanto constituyen un dato teológico en el que hay que profundizar mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora. En el Evangelio de Juan, cuando Jesús entra en el Cenáculo con las puertas cerradas y saluda a los discípulos, muestra los estigmas para identificarse. A santo Tomás le dice: «Mete tu dedo en mi costado». La consternación de los apóstoles es también un hecho revelador de este misterio. Este fenómeno muestra la eficacia de la salvación de Cristo en la Cruz y permanece de manera particular en el signo de los estigmas, convirtiéndose en un dato distintivo de la eficacia redentora y salvadora de la fe.


Ha habido 250 casos de santos y beatos que han tenido los estigmas. ¿Cuál es el significado histórico de este signo?

Es un dato particular de la espiritualidad y de la mística occidental. A partir de san Francisco, hemos tenido un número significativo de santos y beatos que han vivido la experiencia desconcertante de la reproducción en su cuerpo de los estigmas de Cristo. Hasta ahora, la investigación ha subrayado el carácter de configuración e imitación de Jesús, que surge de la intensa relación personal que han mantenido con él estas personas. Sin embargo, se ha analizado muy poco el papel que estos santos y beatos han desempeñado en la Iglesia. No se ha reflexionado suficientemente en la misión particular que está ligada a los estigmas.


¿Puede poner algún caso concreto?

Por ejemplo, san Francisco de Asís recibió los estigmas cuando todos sus proyectos de santidad --fundación de la Orden, aprobación de la regla primitiva, viaje a Palestina-- habían fracasado. Se encuentra solo y abandonado. La configuración con el Crucificado le consuela, pero al mismo tiempo el sufrimiento de los estigmas se convierte en un bien para su Orden y en un mensaje para toda la Iglesia.

El sucesor de san Francisco, Fray Elías, entendió el significado de los estigmas y así lo subrayó en la carta que dirigió a todos los fieles.

Este mismo mensaje y misión de los estigmas puede constatarse en Santa María Magdalena de Pazzi y en santa Catalina de Siena. En el siglo que acaba de concluir esta misión se constata con claridad en personajes como santa Gemma Galgani (fallecida en 1913), el beato padre Pío de Pietrelcina (1887-1968), y Marthe Robin (mística francesa fallecida en 1981 de quien se están estudiando sus escritos antes de emprender el proceso de beatificación).

Marthe Robin se ha hecho conocida después de que el famoso escritor Jean Guitton escribiera el libro «El viaje inmóvil» Durante cuarenta años esta mujer estuvo sin moverse en su lecho. Al igual que Gemma Galgani y Pio de Pietrelcina, ha dado vida a muchísimos grupos de espiritualidad y oración en todo el mundo.


¿Qué es lo que experimenta quien recibe los estigmas de la pasión de Cristo?

Se trata de una experiencia de alegría y dolor. El Señor es siempre el que toma la iniciativa. Los destinatarios de los estigmas consideran esto como una inmensa gracia, de la que no se sienten dignos. De hecho piden al Señor que se la quite, pues se avergüenzan. Esta actitud es evidente en el padre Pío. El beato de Pietrelcina muestra claramente cuál es la misión de quien lleva los estimas. El padre Pío funda grupos de oración y la Casa de Alivio del Sufrimiento (un gran hospital), realizando una obra concreta para aliviar los sufrimientos físicos. Además, a través de la oración, profundiza en la capacidad de intercesión de las personas unidas a quien padece los estigmas que renueva el mundo, lo salva y lo protege.


Pero, entonces, ¿por qué da el Señor esta «gracia» a ciertas personas?

La respuesta está precisamente en su misión. Es un servicio que la Iglesia necesita en un momento particular de su historia. Es como un signo profético, un llamamiento, una dato sorprendente capaz de recordar a los hombres las cosas esenciales, es decir, la conformación con Cristo y la salvación de Cristo que con sus llagas nos ha rescatado.

En cierto sentido, todos nosotros llevamos los estigmas, pues con el bautismo estamos sumergidos en la vida de Cristo, que nos permite participar en el misterio pascual de su muerte y resurrección. En su pequeñez, cada uno

BENDICIONES DEL ROSARIO



 
Bendiciones del Rosario 
 
1. Los pecadores son perdonados.
2. Las almas sedientas son refrescadas.
3. Aquellos que son soberbios encuentran la sencillez.
4. Aquellos que sufren encontrarán consuelo.
5. Aquellos que estan intranquilos encontrarán paz.
6. Los pobres encontrarán paz.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los vivos aprenderán a sobrepasar el orgullo.
9. Los muertos (las almas santas) aliviarán sus dolores por privilegios. 

Los Beneficios del Rosario 
 1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
3. Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
4. Nos facilita practicar la virtud.
5. Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
6. Nos enriquece con gracias y méritos.
7. Nos provee con lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.

 

14 MANERAS DE SER SAMARITANO/A HOY


14 maneras de ser samaritano/a hoy

La parábola de Jesús sobre el samaritano tiene valor permanente e inspirador: todos y todas podemos ser samaritanos/as si comprendemos bien lo qué es y nos decidimos a serlo.
Recordamos algo sencillo y concreto: las obras de misericordia “corporales” y “espirituales”

1. Obras de Misericordia Corporales
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Vestir al desnudo
- Visitar a los enfermos
- Dar posada al peregrino
- Sepultar a los muertos

2. Obras de Misericordia Espirituales
- Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo al que lo necesita
- Corregir al que yerra
- Perdonar al que nos hace mal
- Consolar al que está triste
- Orar por los vivos y a los difuntos.

3. El premio lo encontraremos en el Reino
En el Juicio final, “el Rey dirá a los que tenga a su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver”… Y el Rey les responderá: “Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo”. (Mateo c.25).

Padre Benito Spoletini

 

  

EL CRUCIFIJO QUE HABLÓ A SAN FRANCISCO

Autor: Fr. Tomás Gálvez | Fuente: http://fratefrancesco.org
El crucifijo que habló a san Francisco (Asís, Italia)
Historia de san Francisco y descripción del crucifijo


El crucifijo que habló a san Francisco (Asís, Italia)
El crucifijo que habló a san Francisco (Asís, Italia)
Su Santidad el Papa Juan Pablo II oró ante la Cruz de San Damián y ante la tumba de santa Clara (Asís, 1993)


Una experiencia que marcó a Francisco para toda su vida

Un día de otoño de 1205, mientras oraba, el Señor le prometió a Francisco que pronto daría respuesta a sus preguntas. A los pocos días, paseando por los alrededores de Asís, pasó junto a la antigua iglesia de San Damián y, conmovido por su estado de inminente ruína, entró a rezar, arrodillándose con reverencia y respeto ante la imagen de Cristo crucificado que presidía sobre el altar. Y, estando allí, le invadió, más que otras veces, un gran consuelo espiritual. Con los ojos arrasados en lágrimas, pudo ver como el Señor le hablaba desde la cruz y le decía: "Francisco, ¿no ves que mi casa se derrumba? Anda, pues, y repárala".

Tembloroso y sorprendido, él contestó: "De muy buena gana lo haré, Señor". Luego se ensimismó y quedó como arrebatado, en medio de la iglesia vacía. Fue tal el gozo y tanta la claridad que recibió con aquellas palabras, que le pareció que era el mismo Cristo crucificado quien le había hablado.

Todos los biógrafos coinciden en calificar de éxtasis o visión la experiencia de San Damián. Santa Clara escribe que fue una "visita del Señor", que lo llenó de consuelo y le dió el impulso decisivo para abandonar definitivamente el mundo. A esta visión parece referirse San Buenaventura, cuando refiere que el santo, tras el encuentro con el leproso, estando en oración en un lugar solitario, tras muchos gemidos e insistentes e inefables súplicas, mereció ser escuchado y se le manifestó el Señor en la cruz. Y se conmovió tanto al verlo, y de tal modo le quedó grabada en el corazón la pasión de Cristo, que, desde entonces, a duras penas podía contener las lágrimas y los gemidos al recordarla, según confió él mismo, antes de morir. Y entendió que eran para él aquellas palabras del Evangelio: "Si quieres venir en pos de mí, niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme" (Mt 16, 24).

Tomás de Celano y los Tres Compañeros sitúan esta experiencia en San Damián. Según ellos, cuando el Señor le habló desde el crucifijo, Francisco experimentó un cambio interior que ni él mismo acertaba a describir. El corazón se le quedó tan llagado y derretido de amor por el recuerdo de la pasión, que desde entonces llevó grabadas en su interior las llagas de Cristo, mucho antes de que se le manifestaran en la carne. Por eso, añade San Buenaventura, "ponía sumo cuidado en mortificar la carne, para que la cruz de Cristo que llevaba impresa dentro de su corazón rodease también su cuerpo por fuera. Todo eso lo practicaba ya cuando aún no se había apartado del mundo, ni en el vestir ni en la manera de vivir". Se refiere a un cilicio, a un tejido muy basto, hecho de gruesos nudos, que empezó a llevar ceñido a la cintura, debajo de la ropa. Desde entonces será tal su austeridad, y tantas las mortificaciones a lo largo de su vida, que, sano o enfermo, apenas condescendió en darse gusto, hasta el extremo de reconocer, poco antes de morir, que había tratado con poco miramiento al "hermano cuerpo".




Descripción del crucifijo de San Damián

El crucifijo que habló a Francisco es hoy uno de los más conocidos y reproducidos del mundo. Se trata de un icono románico-bizantino del s. XII, de autor umbro desconocido y clara influencia sirio-oriental. Es de madera de nogal recubierta con una basta tela, sobre la que pintaron con colores vivos las figuras de Cristo y otros personajes de la Pasión. Sin el pedestal, mide 2’10 metros de alto por 1’30 de ancho.

En 1257, cuando las clarisas abandonaron San Damián, se lo llevaron consigo al nuevo monasterio de Santa Clara construido para ellas en Asís , donde lo conservaron durante siglos en la sacristía. En 1958, 20 años después de ser restaurado por Rosario Aliano, fue expuesto al público en la capilla de San Jorge. Después del terremoto de septiembre de 1997 el icono ha sido sometido a una nueva restauración, y allí sigue expuesto a la devoción de todos, libre ya del vidrio y del marco que antes lo contenía.

He aquí algunas claves para comprender el significado de este icono bizantino del siglo XII:

El Cristo de San Damián está vivo y sin corona de espinas, pues es el Cristo resucitado y glorioso que ha vencido a la muerte.

El paño de lino orlado de oro recuerda las vestiduras de los sacerdotes del Antiguo Testamento (Ex 28, 42).

Su postura expresa un gesto de acogida y parece abrazar a todo el universo.

Sus ojos no miran al espectador, sino que se dirigen al Padre, invitándonos también a nosotros a hacer lo mismo mediante la conversión.

Los 33 personajes que lo rodean representan la comunión de los santos de todos los tiempos.

Jesús, con los pies sobre fondo negro, parece que asciende del abismo.

La sangre de Cristo chorrea sobre los personajes que lo rodean, para indicar que han sido lavados y salvados por su Pasión.

La sangre de los pies cae sobre seis personajes apenas reconocibles, que podrían ser: San Juan Bautista, San Miguel, San Pablo y San Pedro, San Damián y San Rufino, patrón de Asís.

En cada extremo de los brazos transversales de la cruz hay tres ángeles que muestran a Cristo: son los mensajeros de la Buena Noticia.

Los personajes bajo los brazos de Jesús están todos en la luz, son hijos de la luz.

Tienen todos la misma estatura, pues son "hombres perfectos", que han alcanzado "plenamente la talla de Cristo" (Ef 4, 13).

Si se mira bien, sus rostros son como el de Cristo, pues en ellos ha sido restaurada la "imagen y semejanza de Dios" original.

Juan y María están en el puesto de honor, a la derecha de Cristo. El discípulo muestra y recoge la sangre del costado de Cristo. María manifesta dolor, pero también serenidad y admiración por la resurrección y por el nuevo hijo que su Hijo le acaba de encomendar.

El manto blanco de la Virgen simboliza pureza, y las piedras preciosas que lo adornan son los dones del Espíritu Santo. El vestido rojo oscuro representa el amor. La túnica morada bajo el vestido recuerda que María es la nueva Arca de la Alianza (la del Antiguo Testamento estaba cubierta con un paño de ese color).

A la izquierda de Jesús están Maria Madgalena y María de Santiago, que parecen preguntarse: ¿Quién nos abrirá el sepulcro?. Junto a ellas, el Centurión confiesa la humanidad y divinidad de Cristo: "Verdaderamente, este hombre era el Hijo de Dios".

Detrás del Centurión asoma el rostro de quien encargó el crucifijo y otras tres personas que evocan al Pueblo de Dios.

Bajo los personajes mayores, hay dos pequeños, uno a cada lado, que representan a los romanos y judíos que crucificaron a Jesús: el romano es un soldado con la lanza y la esponja.

A la izquierda de las piernas de Cristo se ve el gallo de Pedro, que recuerda nuestra debilidad e invita a la vigilancia. Pero también simboliza al sol naciente, Cristo, cuya luz se difunde por toda la tierra.

Sobre la tablilla con la inscripción "Rex iudeorum", en un círculo rojo, vemos a Cristo que sube al cielo, vestido de blanco, con estola dorada y una cruz luminosa en la mano, señal de victoria. El círculo expresa perfección y representa la plenitud de la gloria, donde lo reciben diez ángeles festivos.

La mano del Padre, en lo más alto del crucifijo, se encuentra en un semicírculo. La otra mitad no se puede ver, pues Dios Padre no tiene rostro, es un misterio.

lunes, 15 de agosto de 2011

EL TIEMPO ES UN TESORO VALIOSO

El tiempo es un tesoro valioso..
 
pero sólo es efectivamente utilizado cuando viene junto con el propósito.
Si no tengo mi misión clara, utilizaré el tiempo de forma incorrecta. Gran parte del día pasará resolviendo situaciones urgentes, o simplemente satisfaciendo diversos placeres.
Cuando tengo en mente mi propósito, no tengo tiempo a perder. Cada segundo se vuelve valioso, pues hace que el propósito se acerque más y más de su cumplimiento total. Todo mi día pasa a girar alrededor de este propósito, de forma que voy a sentir la belleza total de una vida digna.

UN CREDO HERMOSO...

Un Credo hermoso

Creemos en Dios Padre, que nos muestra en la historia los signos de estos tiempos y en la providencia de cada presente nos regala senderos y sueños.

Creemos en Jesucristo, Señor de todos y único Maestro. Su Pascua ilumina el camino. Su Resurrección es nuestro mañana, nuestra más firme esperanza.

Creemos en el Espíritu, que surca plenamente la historia. Su presencia en el mundo sigue viva y activa. Impulsa nuevas búsquedas y formas, nuevas miradas y lenguajes, construye puentes de comunión en medio de los fragmentos.

Creemos en la Iglesia, comunidad viva que necesita de los hombres para que el Evangelio permanezca latiendo por siempre en medio de las generaciones.

Creemos en María, Madre universal y Virgen sin mancha, que disipa toda sombra con su luz y vence todo mal con su misericordioso poder.

Creemos en el hombre, llamado a nacer siempre de nuevo para la fiesta de la vida, convocado a ser pleno y feliz.

Creemos que el mundo y la historia están definitivamente redimidos por la Sangre de la Cruz y que sus destinos se encuentran en permanente transformación.

Sabemos que hay que trabajar desde el interior de este nuevo milenio para transformarnos en artesanos del corazón humano.

Sabemos que la esperanza prospera a partir de pequeños logros. Sólo así el milagro de Dios sigue creciendo en nuestro frágil barro.

Creemos que todo será mejor y que cada uno en su medida contribuye para eso.

Creemos en un país donde los más pobres y vulnerables vivan los derechos de todos como sus propios derechos.

Creemos en todo lo que Argentina está llamada a ser. Creemos en una Latinoamérica fraternalmente unida desde el crisol de sus diferencias.

Creemos, a pesar de todo, y creemos, en virtud de todo, porque experimentamos que creer nos hace más libres que no hacerlo.

Creemos porque la vida nos impulsa a seguir haciéndolo ya que es un regalo inmenso e inmerecido y el tiempo se nos ha confiado para encontrarnos.

Sabemos que nuestro siglo XXI es un siglo que busca su propia interioridad. Nuestra responsabilidad es mejorarlo, hacer descubrir el lado humano de Dios.

Todas nuestras obras salieron de Tus manos. Así creemos Señor en Ti. Así esperamos. Así también amamos.

Amén.
Autor: Padre Juan José Ribone(1959-2009)
Córdoba - Argentina

REFLEXIÓN MARIANA

Reflexión Mariana

Vayamos a María con todos nuestros pecados y miserias, que Ella sabrá convertirnos de pecadores en santos, puesto que María todo lo puede por gracia de Dios, y los más grandes pecadores se pueden convertir en grandes santos si acuden a su auxilio. No desesperemos nunca. Aunque estemos con un pie en el Infierno y parezca que ya no tenemos salvación y estamos perdidos para siempre, todavía queda una esperanza: María Santísima. Si la invocamos, los demonios huirán al fondo del abismo y nos dejarán tranquilos y en paz y podremos hacer una sincera confesión y seremos envueltos por la Misericordia de Dios, y así no solo nos salvaremos sino que llegaremos a ser grandes santos y apóstoles de Dios y de la Virgen.


 

MARÍA HA SUBIDO AL CIELO EN CUERPO Y ALMA

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
María ha subido al cielo en cuerpo y alma
Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria.
 
María ha subido al cielo en cuerpo y alma
El triunfo de María es también el triunfo de sus hijos. María ha subido al cielo en cuerpo y alma para decirnos que un día estaremos con Ella, de manera semejante. Ahí nos espera; en ninguna otra parte, con los brazos abiertos para abrirnos la puerta de la gloria.

La mujer que podemos definir como Amor vivió en este mundo sólo amando: amando a Dios, a su Hijo Jesús desde que lo llevaba en su seno hasta que lo tuvo en brazos desclavado de la cruz. Amó a su querido esposo san José, y amó a todos y cada uno de sus hijos desde que Jesús la proclamó madre de todos ellos.

Desde su asunción a los cielos ha seguido amando durante dos mil años a Dios y a los hombres: Es un amor muy largo y profundo. Y apenas ha comenzado la eternidad de su amor.

Dentro de ese océano de ternura que es el Corazón de María estamos tú y yo para alegrarnos infinitamente. Desde el cielo una Madre nos ama con singular predilección. La fe en este amor debe llenar nuestra vida de alegría, de paz y de esperanza.

Dios adelantó el reloj de la eternidad para que María pudiese inaugurar con su hijo nuestra eternidad. Mientras nosotros esperamos, Ella goza de Dios con su cuerpo inmaculado, el que fue cuna de Jesús durante nueve meses.

El cuerpo en el que Dios habitó es digno de todo respeto. Está eternizado en el cielo, incorrupto, feliz como estará un día el nuestro. El cuerpo que vivirá eternamente en el cielo es digno de todo respeto. No se debe degradar lo que será tan dignamente tratado. Pasará por la corrupción, pero sólo para resucitar en nueva espiga y nuevo cuerpo inmortal, incorrupto, puro y santo.

"Voy a prepararos un lugar": Así hablaba Jesús a los apóstoles con emoción contenida. Personalmente se encargaría de tener listo ese lugar. Pero sabemos quién le ayudaría cariñosamente a preparar dicho lugar: María Santísima. Ella le ayudó -y de qué manera tan eficaz- en sus primeros pasos a la Iglesia militante. Ella sigue ayudando con su amorosa intercesión a la Iglesia purgante y, de manera muy particular, a preparar la definitiva estancia a la Iglesia triunfante.

Podremos estar seguros de ver un ramo de flores con una tarjeta y nuestro nombre: Hijo, hija, cuánto me costaste. Pero ya estás aquí. También habrá un crucifijo con esta leyenda: “Te amé y me entregué a la muerte por ti”. Jesús. Habrá un ramo de almendro florido colocado por Jesús de parte de María.

El premio de los justos es el cielo, la felicidad eterna. Poco lo pensamos. Mucho lo ponemos en peligro. “Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sabremos entonces por qué decía Jesús estas solemnes palabras, cuando veamos con los ojos extasiados lo que ha preparado Dios a sus hijos. Si les dio su sangre y su vida, ¿no les iba a dar el cielo?

Pero aquí andamos distraídos, perdidos, olvidados, comiendo los frutos agraces del pecado que pudre la sangre y envenena el alma. Cuantas veces emprendimos el camino del infierno. Tantas otras una mano cariñosa y firme nos hizo volver al camino del cielo. Pensamos en todo menos en los mejor y lo más hermoso. ¡Pobres ignorantes, ingratos, desconsiderados!


El cielo es cielo por Dios y María. Al fin nos encontraremos cara a cara con los dos más grandes amores de nuestra vida. Entonces sabremos lo que es estar locamente enamorados y para siempre de las personas más dignas de ser amadas. Enamorados de Dios, en un éxtasis eterno de amor: amados por el Amor Infinito, la Bondad Infinita. Ahí comprenderemos los misterios del amor aquí muy poco comprendidos. Volveremos a Belén a amar infinitamente, eternamente a aquel Dios hecho niño por nosotros. Volveremos a la fuente de Nazareth donde Jesús llenó el cántaro de María tantas veces. Volveremos al Cenáculo a quedar de rodillas y extasiados ante la institución de la Eucaristía, y comprenderemos las palabras del evangelista Juan: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”.

Volveremos al Calvario y querremos quedarnos allí mucho, mucho tiempo, siglos para contemplar con el corazón en llamas el amor más grande, la ternura más delicada, y comprenderemos cada uno lo que Pablo decía: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Pediremos permiso de bajar a la tierra para visitar los Santos lugares no como turistas sino como locamente enamorados.

Al cielo subió la Puerta del cielo. Sueño en ese momento en que tocaré a la puerta. Y saldrá a abrirme con los brazos abiertos y una sonrisa celestial María Santísima. Tendré que sostenerme para no morir otra vez, pero de puro gozo al ver sus ojos de cielo, su rostro bellísimo, su amor increíble pero real.

María es la mujer más triunfadora. La humilde esclava del Señor ha logrado lo que ninguna mujer famosa ha conseguido. Eligió como meta cumplir la voluntad de Dios; como motivación el amor. El Premio: La Asunción los cielos en cuerpo y alma. Así nos enseña de forma contundente la mejor forma de vivir.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    domingo, 14 de agosto de 2011

    PENSAMIENTO DE JUAN PABLO II


    PENSAMIENTO DE SAN MAXIMILIANO KOLBE

    "Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el futuro hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada y a través de ella, para el Corazón Eucarístico de Jesús".

    San Maximiliano Kolbe
    Apóstol de la consagración a María

    JMJ: MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS

    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    JMJ: más allá de los números
    Los números no podrán recoger eso que ocurre en lo íntimo del alma de miles de jóvenes. Sin la luz de los reflectores.
     
    JMJ: más allá de los números


    Un encuentro de miles de jóvenes enciende los reflectores. Los medios resaltan en seguida los datos más importantes. Si esos jóvenes son católicos, se palpa la curiosidad por entender qué los mueve a pasar unos días juntos para compartir su fe y para escuchar las palabras de un Papa anciano.

    Las cifras se disparan. Los números intentan abarcar los aspectos más visibles. ¿Cuántos son los participantes? ¿Cuántos policías están de servicio? ¿Cuánto dinero cuesta la Jornada Mundial de la Juventud? ¿Cuánto se calcula que serán los beneficios? ¿Cuántas confesiones? ¿Cuántas comuniones en las misas? ¿Cuántos sacerdotes? ¿Cuántos obispos? ¿Cuántos grupos? ¿Cuántos jóvenes dirán “sí” a la vocación sacerdotal o a la vida religiosa? ¿Cuántos desmayos? ¿Cuántos periodistas acreditados? ¿Cuántos curiosos? ¿Cuántos, cuántos, cuántos?

    Números y más números. Según los intereses, un periódico resalta unas cifras, mientras que una televisión se fija en otras. No faltará quien invente estadísticas y números incontrolables, como, por ejemplo, cuántos cigarrillos fumarán los jóvenes durante esos días.

    Detrás de los números, más allá de la multitud, hay miles y miles de vidas concretas. Unos, universitarios y estudiantes que luchan día a día para sacar adelante sus estudios. Otros, trabajadores que intentan salir a flote en medio de la crisis. Otros, jóvenes esposos, en los primeros meses o años de la vida matrimonial. Otros, con un hábito religioso o una cruz en el pecho para indicar que están dando su vida a la Iglesia y a los hermanos. Otros, parados y deseosos de encontrar un empleo.

    Muchos, seguramente la mayoría, tienen en su corazón un anhelo: conocer mejor su fe católica, comunicar y recibir experiencias, encender esperanzas, alimentar el amor.

    Una JMJ tiene sentido desde Dios y hacia Dios. Cada corazón, más allá de los números, está abierto al anhelo de un encuentro. Por encima de las colas, de los apretones, del fresco de la noche, del calor del día, de la sed o de los enfados, será posible hacer una experiencia profunda de algo que difícil de explicar: la amistad con Jesucristo.

    Los números no podrán recoger eso que ocurre en lo íntimo del alma de miles de jóvenes. Sin la luz de los reflectores, muchos de ellos llegarán a encontrarse con Alguien que los ama, que entregó su vida por ellos, que les da fuerzas para seguir adelante en el camino de la vida, que les susurra serenamente: “¡ánimo!: yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).




  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    ORACIÓN PARA ALCANZAR UN FAVOR A SAN MAXIMILIANO KOLBE

    ORACIÓN PARA ALCANZAR UN FAVOR A SAN MAXIMILIANO KOLBE

    Oh Señor Jesucristo, que dijiste "nadie tiene mayor amor que quien da la vida por sus amigos", por medio de la intercesión de San Maximiliano Kolbe cuya vida es una ilustración de ese amor, te suplicamos nos concedas nuestras peticiones...

    (Mencionar aquí la gracia que se desea alcanzar)
     
    A través del movimiento de la Milicia de la Inmaculada, que fundó Maximiliano, difundió una ferviente devoción a Nuestra Señora por todo el mundo. El dio su vida por un completo extraño y amó a sus perseguidores, dándonos con ello un ejemplo de amor desprendido por todos los hombres, un amor que estaba inspirado por una verdadera devoción a María.

    Concédenos, oh Señor Jesús, que también nosotros podamos entregarnos enteramente sin reservas por el amor y el servicio a nuestra Reina del Cielo para mejor amar y servir a nuestro prójimo a imitación de tu humilde siervo San Maximiliano. Amén.

    Rezar tres Avemarías y un Gloria.

    AMIGOS...

    Amigos...
     
    Un amigo SENCILLO nunca te ha visto llorar. 

            Un amigo VERDADERO tiene los hombros húmedos por causa de tus lágrimas. 

    Un amigo SENCILLO no conoce los nombres de tus padres. 

            Un amigo VERDADERO tiene sus números de teléfono en su libreta de direcciones.

    Un amigo SENCILLO trae una botella de vino a tu fiesta.

    Un amigo VERDADERO llega temprano para ayudarte a cocinar y se queda hasta tarde para ayudarte a limpiar.
    Un amigo SENCILLO odia cuando le llamas después de haberse acostado. 

    Un amigo VERDADERO te pregunta por qué te tardaste tanto en llamar.
    Un amigo SENCILLO procura hablar contigo acerca de tus problemas. 

    Un amigo VERDADERO procura ayudarte con tus problemas.

    Un amigo SENCILLO se imagina tu vida romántica. 
    Un amigo VERDADERO podría chantajearte con ella. 

    Un amigo SENCILLO, al visitarte, actúa como un invitado. 
    Un amigo VERDADERO abre el refrigerador y toma lo que necesita. 

    Un amigo SENCILLO piensa que ha terminado la amistad después de un argumento. 
    Un amigo VERDADERO sabe que no tienen una amistad sino hasta después de haber tenido una pelea. 

     Un amigo SENCILLO espera que siempre estés ahí para Él o ella. 
    Un amigo VERDADERO siempre estará ahí para ti. 

    Un amigo SENCILLO leerá esto y lo lanzará a la basura. Un amigo VERDADERO te lo enviará hasta que esté seguro de que lo has recibido.

    LA ALEGRÍA LLEGARÁ DESPUES

    La alegría llegará despues
    Autor:  Padre Michel Quoist

    Llegará un día en que el cristiano se dará de bruces violentamente con el mal del mundo. Será cuestión de segundos, pero éste se le manifestará con toda su amplitud y profundidad.

    Incapaz de compartir con otros este secreto, cargará a solas, anonadado, el mal que creía conocer y del que otras veces sólo había percibido el primer pliegue. Primera etapa de una noche indispensable para la purificación del cristiano y el pleno conocimiento de su misión de REDENTOR.

    ""Comenzó a sentir temor y angustia y les decía: Triste está mi alma hasta la muerte, permaneced aquí y velad. Adelantándose un poco, cayó en tierra y oraba que si era posible, pasase de El aquella hora. Decía: Padre, todo te es posible, aleja de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras Tú. Hijo mío, hace falta aceptar el mal que hay en el mundo, hace falta, incluso cargárselo a la espalda.
    No te detengas, pero tómalo al paso; para esto te envié por los caminos. Te aplasta, no puedes seguir avanzando con él, te desplomas de asco en la noche y en la soledad.

    Conozco todo eso, hijo mío...también yo lo he pasado antes que tú: fue mi agonía.
    Porque hay que pasar por ahí, ésa es la Ley de mi Redención.
    PUES ANTES DE RESUCITAR HAY QUE MORIR,
    ANTES DE MORIR HAY QUE AGONIZAR,
    ANTES DE AGONIZAR HAY QUE SUFRIR.
    NO HUYAS DEL MAL. AL CONTRARIO: ESTATE ALLÍ. TÓMALO.
    CUANTO MAS FEO SEA, CUANTO MAS PESADO MAS HAY QUE EMPUÑARLO.
    Sufre
    muere
    LA ALEGRÍA VENDRÁ DESPUÉS.

    sábado, 13 de agosto de 2011

    EL PENSAMIENTO DEL DÍA


    CRISTO DE LA MISERICORDIA, LA DIVINA MISERICORDIA



    CRISTO DE LA MISERICORDIA
     
    Según Sus revelaciones a
    Santa Faustina Kowalska en Polonia.
     
    ¡Jesús en vos confío!
    mensaje al pie del cuadro 

    "Oh Sangre y Agua,
    que brotaron del Corazón de Jesús
    como una Fuente de Misericordia para nosotros,
    en Vos confío..."
     
    PROMESA DE JESÚS
    "Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá ... Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador..." 

    Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.  



     
                  

    viernes, 12 de agosto de 2011

    LOS OJOS DULCES DE MARÍA

    Los ojos dulces de María
    Mírame María, con tus ojos comprensivos y misericordiosos y llename de paz.
    Los ojos dulces de María

    Siempre me ha hecho reflexionar mucho aquella bienaventuranza de Cristo: “Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios”. ¿Qué tendrá que ver la pureza con la vista? Desde luego, con la vista corporal quizá no tenga que ver apenas nada. Pero seguramente mucho con la “vista” espiritual. Porque está claro que a Dios no se le puede ver con los ojos de la carne, pero sí con los del espíritu, con los del corazón, que son la fe y el amor. Sólo cuando el alma es pura y cristalina está en condiciones de poder ver y contemplar a Dios. “Sólo en un corazón puro -escribía San Agustín- existen los ojos con que puede Dios ser visto”.

    Me imagino que Cristo al formular esta bienaventuranza tenía en mente a su Madre. Ella era la creatura más pura que jamás ha existido y existirá. El corazón de María era como un mar de gracia profundo, cristalino y transparente.

    Se ha dicho siempre que los ojos son las ventanas del alma. Es cierto. A través de ellos se puede mirar al interior de otra persona. Por eso, mirando a los ojos a María podremos ver y apreciar la pureza inmaculada de su alma.

    Los ojos de María. ¡Quién pudiera haberlos visto realmente tan siquiera una vez, aunque fuera por un instante! Sólo a algunos privilegiados les tocó. Nosotros hemos de contentarnos con verlos desde la fe o con soltar un poco nuestra imaginación para hacernos una idea de cómo eran.

    Los ojos de María. Ojos hermosos, agradables, con esa belleza natural que no necesita de mejunjes ni postizos para ser encantadores. Ojos sencillos, de esos que no saben mirar a los demás desde arriba. Ojos bondadosos, que nunca se han desfigurado con guiños de ira o de odio. Ojos sinceros, que no han aprendido a mentir; testigos de un interior sin sombra de doblez. Ojos atentos a las necesidades ajenas y distraídos para fijarse y molestarse por sus defectos. Ojos comprensivos y misericordiosos que, ante pecadores y malhechores, se transforman en manos abiertas que ofrecen la gracia a raudales. Esos ojos cuya mirada Judas evitó al salir del cenáculo la noche de la traición... Esa misma mirada que a Dimas, en el Calvario, llevó a la conversión y al paraíso...

    Ojos de mujer que reflejan nítidamente un alma preciosa, adornada de humildad, de bondad, se sinceridad, caridad, de comprensión y misericordia. Los ojos de María. Los ojos de un alma en gracia. Verdaderas ventanas al cielo. Porque cielo era toda su alma.

    Los ojos de María, cuya penetrante y dulce mirada todo lo puede. Cuántos indiferentes se han visto interpelados por el brillo de pureza de esos ojos inocentes. Cuántos orgullosos han caído rendidos a sus plantas, desarmados por la mansedumbre que traslucen sus pupilas. Cuántos ánimos frágiles ante el mal se han armado de bravura y han vencido al tentador al recordar que Ella les miraba.

    Cuántas veces la sola mirada de María fue sin duda bálsamo sobre el desgarrado corazón de algún vecino atribulado. Cuántas fue fuente de paz y consuelo que barrió de angustias el interior de algún contrariado pariente. Cuántas, esos luceros de su rostro, fueron luz cálida, manto que arropó de piedad e intercesión las almas atenazadas por el frío del pecado. Y cuántas siguen siendo aún todo eso y más para muchos de nosotros.

    Es sumamente consolador saber que tendremos toda la eternidad para contemplar, sin cansancio ni aburrimiento, los hermosos ojos de María. Asomarse a ellos es asomarse a la maravilla más excelsa salida de las manos de Dios. María fue su obra maestra. En Ella el Creador se lució. Ella es, en palabras de Pio IX, “un inefable milagro de Dios; es más, es el más alto de todos los milagros y digna Madre de Dios”. Pablo VI la describe como “la mujer vestida de sol, en la que los rayos purísimos de la belleza humana se encuentran con los sobrehumanos, pero accesibles, de la belleza sobrenatural”. Sin embargo, no hay que esperar a llegar al cielo para recrearnos en su contemplación. Podemos desde ahora, con la fe, mirar sus ojos y sostener su mirada portentosa.

    Pero me temo que muchos de nosotros somos incapaces de sostener una mirada tan luminosa. Nos molesta el chorro de luz que el alma pura de María despide a través de sus ojos y de todo su ser. Nuestras pupilas, tan acostumbradas quizá a las oscuridades de la impureza y del pecado, no soportan semejante claridad. A lo mejor no queremos que esa mirada materna desenmascare y purifique nuestra alma llena de barro. Porque no estamos dispuestos a dejar que en ella penetre la gracia de Dios y la limpie y la ordene y la santifique. Todo eso cuesta mucho. El precio de la pureza es elevado, sólo las almas ricas pueden pagarlo. Ricas en amor, en generosidad, en desprendimiento de sí y de los placeres desordenados.

    Sólo esas almas disfrutarán ya en la tierra del gozo espiritual incomparablemente más sublime, profundo y duradero que el más refinado placer corporal. Sólo ellas experimentarán la libertad interior del que no está encadenado por los instintos del cuerpo. Y sólo ellas gozarán de la bienaventuranza de la visión de Dios por toda la eternidad.

    María ha sido la creatura más pura y por eso también la más auténticamente feliz y satisfecha, la más libre de espíritu, la mejor dispuesta para ver a Dios y saborear esa deliciosa visión con una intensidad inigualable.





  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Marcelino de Andrés LC

    SI DESEO VIVIR EN PAZ ...

    Si deseo vivir en un de Paz 
     
    Si deseo vivir en un mundo de paz, entonces debo asegurarme de ser una persona pacífica.

    Sea cual sea el comportamiento de los demás, yo estoy en paz en mi corazón.
    Declaro la paz en medio del caos y la locura. Rodeo de paz y amor todas las situaciones difíciles.

    Envío pensamientos de paz a todas partes del mundo donde hay problemas.
    Si deseo que el mundo mejore, es necesario que cambie mi forma de verlo.
    Me dispongo a ver la vida de una manera muy positiva. Sé que la paz comienza con mis propios pensamientos.

    Cuando tengo pensamientos pacíficos, me conecto con personas de mentalidad pacífica, y juntos contribuimos a traer paz y abundancia a nuestro mundo.

    (Louise L. Hay)
     
     
     
                                                               

    LO QUE DIOS UNIÓ NO LO SEPARE EL HOMBRE


    LO QUE DIOS UNIÓ, NO LO SEPARE EL HOMBRE 

    ¿Qué pensaría Jesús de todos los que hoy aprueban el divorcio? Como en aquella ocasión, les ayudaría a entender qué es realmente el matrimonio y luego les enseñaría a defenderlo contra todos los ataques.

    El matrimonio cristiano no es sólo una convivencia entre un hombre y una mujer que se quieren. Es mucho más. Es un sacramento, es decir, algo sagrado y querido por Dios. Luego es compartir un proyecto de vida para alcanzar la felicidad en esta vida. Pero si no hay proyecto, si no hay amor verdadero, si los hijos son un estorbo y no una alegría... ¿qué tipo de matrimonio es ese? Seguramente conocerás alguna pareja que haya dejado morir el amor, por pura rutina, por no saber que el matrimonio es una experiencia cargada de pequeños detalles, de gestos: un regalo, una sonrisa, una comida inesperada, una oración en familia... ¡Hay tantos medios para caldear el amor en el matrimonio!

    Lo que Dios ha unido no debe separarse, porque un divorcio, en lugar de traer paz, trae mayor amargura y dolor, destrozando también la felicidad que merecen los hijos. Es siempre mejor intentar sacar adelante los problemas familiares que sucumbir ante ellos. Además contamos con la ayuda de Dios y de los consejeros que ha puesto a nuestra disposición (un sacerdote, una religiosa, un catequista, etc.)

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