Mostrando entradas con la etiqueta REFLEXIONES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta REFLEXIONES. Mostrar todas las entradas

sábado, 20 de octubre de 2018

QUIERES UNA FAMILIA UNIDA Y SALUDABLE? ESTAS 13 TRADICIONES CATÓLICAS PUEDEN AYUDAR


¿Quieres una familia unida y saludable? Estas 13 tradiciones católicas pueden ayudar
Redacción ACI Prensa/EWTN Noticias





El Arzobispo de Nueva York (Estados Unidos), Cardenal Timothy Dolan, alentó a recuperar una serie de “ricas tradiciones” muchas veces olvidadas por los católicos, y que considera “poderosamente providenciales para mantener a las familias unidas, fuertes, saludables y santas”.

En una publicación en su blog, titulada “Nuestras bellas tradiciones católicas”, el Cardenal Dolan dijo que “nosotros en la Iglesia tenemos un tesoro de actos de oración y devoción, simples, caseros, probados que mantienen fuertes a los matrimonios y las familias, enamorados y cerca de Dios”.

El problema, advirtió, es que hemos olvidado y no ponemos en práctica muchas de estas tradiciones.

“Necesitamos toda la ayuda posible en estos días de tensión, confusión y desafío en la vida matrimonial y en la familia”, señaló.

Estas son las 13 tradiciones que recomienda recuperar el Arzobispo de Nueva York, aunque aseguró que “pueden ciertamente añadir (más) a la lista”:

1. Celebraciones alegres pero sencillas de bautismos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios y aniversarios de matrimonio.


2. Adorar a Dios fielmente juntos como una familia en la Misa dominical, y preservar los regalos de tiempo de calidad y una comida juntos, al menos en el Día del Señor, si no se puede más a menudo durante la semana.

3. Tener agua bendita, crucifijo, Biblia e imágenes de Jesús, María y los santos en nuestras casas.

4. Una verdadera celebración del Adviento, mientras nos preparamos a celebrar el nacimiento de Jesús.

5. Una atención especial a la preparación del pesebre de Navidad en la casa.

6. El cumplimiento en familia de la Cuaresma, especialmente a través de prácticas penitenciales comunes, mayor compasión por los pobres, enfermos y necesitados, y acercamiento como familia al sacramento de la reconciliación.

7. Dar a los niños nombres bíblicos y cristianos.

8. Tomar con mucha seriedad los deberes de los padrinos en el bautismo y la confirmación.

9. Pedir a un sacerdote que bendiga un nuevo hogar.


10. Peregrinaciones familiares.

11. Reunirse en torno a familiares que están enfermos y moribundos, y unirse en la fe en el momento de la muerte y el entierro.

12. Recordar a los padres y a los miembros de la familia en la Misa, en el aniversario de su muerte.

13. Pedir la bendición de los padres expectantes y la intercesión especial para parejas que luchan por concebir un bebé.

jueves, 18 de octubre de 2018

LA CONSTRUCCIÓN DE LA FELICIDAD


La construcción de la felicidad 



No es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.

Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay razones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.

Sería también necesario decirles que no hay «recetas» para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir «qué» clase de felicidad es la mía propia.

Añadir después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella.

A mí se me ocurren, así de repente, unos cuantos:

♥ Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma.

♥ Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos.

♥ No tener que esperar a encontramos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos.

♥ Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia.

♥ Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.

♥ Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías.

♥ Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga y a veces muy a la larga, terminará siempre por imponerse.

♥ En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados.

♥ Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos.

♥ Revisar constantemente nuestras escalas de valores.

♥ Cuidar que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.

♥ Descubrir que Dios es alegre.

♥ Procurar sonreír con ganas o sin ellas.

La lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez, esas pocas lecciones podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de nuestra carrera de hombres: la construcción de la felicidad.




© José Luis Martín Descalzo 

martes, 16 de octubre de 2018

PUEDO LIMPIAR MI CORAZÓN?


¿Puedo limpiar mi corazón?
La confesión un verdadero encuentro con Cristo que purifica cualquier intención.


Por: Germán Sánchez Griese | Fuente: Catholic.net 




No hace mucho tiempo escuché en la predicación de unos ejercicios espirituales una frase que por su sencillez, dramatismo y realismo ejemplifica muy bien las consecuencias del pecado en nuestro corazón. “Hacer el mal produce placer. El placer pasa, el pecado queda. Hacer el bien produce dolor. El dolor pasa, el bien queda”.

Al pecar, nuestro corazón queda infectado. No solamente comete la falta, sino que queda herido en su naturaleza. Son huellas que quedan y que de alguna manera, le restan fuerza, claridad y vigor en la lucha constante por hacer siempre el bien, por conseguir la virtud que nos hemos propuesto alcanzar. Querámoslo o no, el pecado va debilitando la fuerza de voluntad. Imagínate tu corazón como esa bomba de amor que constantemente esta haciendo llegar una savia pura y fresca a todas las acciones de tu obrar cotidiano, que te impele a estar siempre obrando el bien con el fin único de alcanzar la santidad, el parecerte a Jesucristo. Los pecados son basuras que se van incrustando en la bomba y que no permiten que circule libremente la savia vivificadora. No es que el corazón se estropee. Es que al corazón se le van adhiriendo basuras, vicios, comportamientos que impiden que en todas las acciones que debe realizar brille la virtud que debes conquistar. Al paso del tiempo podemos muy bien preguntarnos: “... y bien, ¿por qué no soy lo que debo ser? ¿Por qué estoy retrocediendo en lugar de avanzar?”

Cuentan que Leonardo Da Vinci, buscaba modelos para su obra “La última cena”. Fácilmente encontró a Jesús: un joven florentino en la primavera de la vida: fuerte, alto, con la mirada fresca, envolvente y cautivadora. Limpia. Fue fácil invitarlo a posar. Pasó el tiempo y entre las distintas actividades del gran maestro el cuadro no quedaba terminado. Serían diez años desde que había comenzado el cuadro y para dar por terminada la obra faltaba otro de los personajes principales de la escena: Judas, el discípulo que traicionó a Jesús. No era cosa de otro mundo buscar una persona que pudiera servir de modelo, si bien a nadie le agradaba tal empresa, por las heridas que en la susceptibilidad personal pudieran causarse: eso de quedar inmortalizado en la historia como un traidor no era del todo halagador para nadie. Así las cosas, Leonardo buscó entre las peores tabernas a los posibles personajes que pudieran desempeñar el triste papel de Judas Iscariote. Buscando, buscando, lo encontró: un hombre, no muy grande, de unos treinta años pero con una mirada triste, perdida, el ceño fruncido y las espaldas ya algo cargadas por el paso del tiempo. Con todo respeto lo invitó a la osada empresa y el sujeto aceptó. Habría sido en las primeras sesiones cuando nuestro modelo, sin notarlo, comenzó a llorar. Leonardo, tratando de congraciarse con él y admirando su exquisita sensibilidad le dijo:
-Pero hombre. No llores, no es para tanto. Tú no eres un traidor, tan sólo me estás ayudando en esta empresa. Es cierto que te ha tocado jugar un papel muy poco halagador, pero por favor, no lo tomes así.
A lo que el hombre respondió:
-No lloro por lo que tú me estás diciendo. Lloro por mí mismo. ¿Es que no me reconoces? Cuánto habré cambiado que al cabo de diez años tú mismo me pediste que posara como Jesucristo y ahora me invitas a ser Judas Iscariote...

El corazón también ha sido comparado por un gran maestro espiritual del siglo XX como una papa. Comparación poco elegante, ciertamente, pero muy efectiva. Una papa si se la deja en cualquier parte, es capaz de echar raíces ahí en donde se le coloca. Puede ser en la bodega, en la alacena de una casa, en lo oscuro de un diván. Echa raíces. De la misma manera, nuestro corazón se habitúa a actuar de cualquier forma. Si no estamos atentos irá adquiriendo tendencias malas de aquí y allá y al final no nosotros mismos acabaremos por reconocerlo.

Es por ello que debemos hacer de vez en cuando una purificación de nuestro corazón, una limpieza profunda para quitar esas manchas, esos virus que puedan haberse incrustado en el camino diario.

¿Signos con los que podemos detectar que ya necesitamos una purificación de nuestro corazón? Hay varios.

Primero: nos dejamos de doler por nuestras faltas, especialmente aquellas faltas que cometemos por culpa de nuestro defecto dominante. Ya no le damos la importancia necesaria como la solíamos dar al inicio de nuestro programa de reforma de vida. Nos hemos ido acostumbrado poco a poco a esas fallas. Nuestro corazón “ha aprendido a convivir” con esas fallas. Como los virus que ya no son detectados por los anticuerpos. Nuestro cuerpo se ha habituado de tal manera a convivir con ellos que ya no detecta su presencia. En la vida espiritual puede pasarnos algo semejante. No es que no le demos importancia a las fallas, pero ya no nos duelen tanto, no nos movemos tanto hacia una conversión fuerte, eficaz, ya no nos causa tanto dolor el haber cometido esas faltas. El pecado ha “obnubilado” la forma de ver las cosas. Lo que antes nos causaba gran dolor, ahora simplemente nos causa fastidio o flojera y podemos tener expresiones como las de “se ve que yo soy así y me va a ser muy difícil cambiar”. “Lo he intentado todo...” “Total: no es tan malo...” Si una alarma contra incendios no funciona bien, el día menos pensado que necesitemos de sus servicios nos fallará y entonces lamentaremos las consecuencias de no haberle dado un servicio de mantenimiento con la frecuencia con la que se lo habríamos de haber dado.

Otro de los signos con los cuales podemos detectar que las cosas no marchan ya muy bien en nuestro corazón es el hacernos esclavos de las circunstancias. Tengo mi programa de reforma de vida, pero yo mismo hago mis espacios mentales para no cumplirlo, porque las circunstancias indican otras cosa o son desfavorables, según nuestro propio y peculiar juicio. “Una vez al año, no hace daño.” “Ahora estoy con mis amigos.” “En estos momentos me siento tan cansado.” “Era muy difícil no haber caído: la tentación se me presentó en forma tan inesperada...” Y justificaciones similares. Las circunstancias son las que cada día se van enseñoreando más de nuestro corazón hasta dominarlo. Nos convertimos en hombre y mujeres de circunstancias, porque nos fuimos habituando a dejar que ellas fueran dictándonos los comportamientos de nuestro obrar. Y nuestro corazón, si bien seguía bombeando, la savia ya no pasaba porque había sido taponada por las circunstancias.

Confundimos la ilusión con la realidad. Creemos que ciertas cosas pueden hacernos bien y no nos damos cuenta del mal que nos provocan. Hemos trastocado los términos de todo. Lo bueno ya no lo vemos tan bueno y lo malo, por consecuencia, ya no lo vemos tan malo.

Un último signo es la justificación para no obrar el bien con la fuerza y la constancia con la que deberíamos hacerlo. Encontramos una respuesta fácil y cómoda para explicar nuestra falta de virtud. No nos preocupamos por alcanzar las cumbres de la santidad. Nos justificamos con que no somos malas personas y así, vamos tirando en la vida.

Cuando alguno de estos signos se presentan, señal es de que nuestro corazón comienza a atrofiarse, a ensuciarse. Es tiempo de una buena purificación, de una buena limpieza interior. Y esta limpieza debe ser profunda, debe ir a las raíces de las faltas. No quedarnos en la superficialidad, sino ir al fondo. ¿Cómo logra esta purificación? La Iglesia católica nos recomienda la confesión de nuestros pecados. Pero debe ser una confesión profunda íntima, llena de fe. Una confesión que mire más las actitudes por las que hemos cometido las faltas, que las faltas en cuanto tal.

Sabemos que la gracia actúa en el alma, porque la gracia es eficaz, actúa por sí misma. Pero las buenas disposiciones del alma, ayudan a que la gracia actúe con mayor profundidad, porque el individuo se presta para ello: prepara los lugares en donde la gracia puede actuar. Puedes confesarte con mucho sentido de arrepentimiento, con mucho dolor de los pecados, pero si no hay las disposiciones, los medios para cambiar, será difícil que la gracia actúe. Borrará los pecados, de eso no nos cabe la menor duda, pero que actúe en tu corazón, que lo disponga a actuar siempre para el bien, que lo fortalezca, que lo vigorice, eso dependerá de tus buenas disposiciones.

¿Cómo disponernos a una buena purificación de nuestro corazón para que actúe la gracia? ¿Cómo disponernos para que cada confesión sea un verdadero encuentro con Cristo que fortalezca nuestro corazón y lo lance a obrar siempre y de mejor manera el bien para vencer nuestro defecto dominante y alcanzar la virtud que queremos conquistar?

Te invito a conocer y saber cómo hacerlo, en el siguiente artículo. Por mientras, te dejo de tarea el que revises un poco cómo son tus confesiones. No te pido que revises únicamente la mecánica de tus confesiones o de qué pecados te confiesas con mayor frecuencia, sino que analices las actitudes de tus confesiones. ¿Cuál es la actitud fundamental por la que recurres al sacramento de la penitencia? ¿Cómo dispones tu corazón al sacramento de la confesión? ¿Qué pasaría si no pudieras confesarte? ¿Vivirías igual? ¿Cambia tu vida después de cada confesión? ¿O sigue más o menos igual? ¿Es para ti la confesión un verdadero encuentro con Cristo?

sábado, 13 de octubre de 2018

DEBES HACERLO COMO ÉL


Debes hacerlo como Él



Si perdonas en nombre de Cristo, debes hacerlo como Él. ¡Qué difícil! Pero hay que intentarlo porque Cristo quiere perdonar, y el hombre necesita ser perdonado, y tú eres, bien o mal,  el ministro del perdón. 

          No te canses de absolver, aunque falte mucho para igualar al modelo; no te canses de limpiar las almas que son joyas para Dios; pero si además lo tratas de hacer como Él lo haría, ¡mil gracias! Necesitan los hombres sentir la mano de Cristo en el hombro, el beso de Dios en la frente; la mano que enjuga las lágrimas.

Tú eres esa mano y ese beso de Dios; intenta hacerlo como Dios.   Si bendices como Él, te bendecirán; si enjugas lágrimas con idéntica ternura, ellos te amarán; si les besas en la herida purulenta, sanarán.  

          ¡Qué difícil!  Pero tienes que intentarlo, aunque al principio no te salga igual; intenta hasta que seas de verdad ese Cristo en la tierra, ese Cristo que los hombres odian, y que, sin embargo, necesitan más que el pan y el vino.   Te necesitan como el pan y como el vino; no te escondas de ellos, aunque sólo en el cielo te lo agradezcan.  

          Tus manos deben acostumbrarse a absolver y hacerlo con gusto y con amor; tu corazón debe aprender a perdonar, a perdonar mucho, a perdonar con amor. Si perdonas en nombre de Cristo, debes hacerlo como Él.



Autor: P. Mariano de Blas L.C. 

VIVE



VIVE



Si consigo evitar que un corazón se rompa,
 no habré vivido en vano.

Si consigo aliviar el dolor de una vida, calmar una pena, o tan sólo que vuelva el zorzal desvalido a su nido, no habré vivido en vano.

Quien hace algo para ayudar sincera y gratuitamente a los demás, no ha vivido en vano. Vive en vano solamente aquel que se cierra, estéril, en su egoísmo. Aquel que pasa distraído a la vera de quien sufre.

Vive en vano el que sólo piensa en acaparar y nunca en compartir. Nada de lo que hayas hecho en favor de los demás será inútil.

Al final de tu vida lo que de verdad tendrá importancia, será la ayuda que habrás prestado a los otros. En el momento de la verdad, solamente los otros constituirán tu recompensa.


jueves, 11 de octubre de 2018

AYUDAR DE CORAZÓN


Ayudar de corazón



Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, así simplemente, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado,  respetuoso con todos, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, atracción y simpatía.

Centrados en los problemas del día, pocas veces miramos a nuestro alrededor. Y cómo cambiaría el mundo si cada uno se alejara un momento de sí mismo, para ayudar a los demás. Cuántos hay en el círculo de tus relaciones que hoy necesitan tu palabra, tu sonrisa, tu abrazo o sólo tu compañía. Cuánto ayuda la gracia del buen humor al corazón abatido, la palabra serena al irritado, la dulzura de una voz amable al que yace en el abismo de la desesperación. No hay mayor felicidad que no pasar en vano por la vida de otra persona. Que fuimos para alguien una brisa refrescante, una palabra que lo reanimó, una mano extendida que lo rescató de las tinieblas...

Qué nobleza de alma tiene quien descubre y subraya en los demás lo que los honra. Ojalá tú también te especialices en rescatar en los otros ese lado bueno, simpático, agradable que todos tenemos. Es un aspecto del amor a nuestros semejantes. Es una expresión de la norma de oro: “Haz a tu prójimo lo que te gustaría que te hagan a ti”.


* Enviado por el P. Natalio

lunes, 8 de octubre de 2018

DOCE PRINCIPIOS DE LA VIDA


Doce principios para la vida



1. La verdad
Sé sincero al hablar. No digas nada a menos que sepas fehacientemente que es verdad.

2. Agilidad
Saber aprovechar el tiempo, lo que debe ser hecho hazlo inmediatamente. El tiempo es muy valioso para ser malgastado.

3. La Diligencia
Toma decisiones conscientemente. Decide que es lo que debes hacer y luego hazlo con entusiasmo. En caso de duda, pide consejo. No permanezcas en estado de confusión.

4. El Respeto
Debes tener mucho cuidado con el sentimiento de otras personas. Todo ser humano es precioso por haber sido creado a la imagen de Dios. Se amable con todos.

5. La Tranquilidad
Ten serenidad. Conserva la calma y la serenidad. Pon sosiego en todo lo que hagas.

6. La Serenidad
Acuérdate del consejo del rey Salomón, "las palabras del sabio son dichas calladamente". Los sabios actúan pausadamente. Fomenta ese hábito, te comprenderán y te comprenderás mejor.

7. La Higiene
Es importante mantener la higiene personal, ropas, casa y lugares públicos limpios. Respeta tanto a tu cuerpo, como a tus vestimentas.

8. La Paciencia
Es necesario cultivar la paciencia sea cual sea la situación. Hay un momento para todo en la vida, no pretendas adelantarlo.

9. El Orden
Guardar cada cosa en su respectivo lugar, evitará pérdida de tiempo y de paciencia. Maneja tu tiempo y tus objetos con orden. Planifica y organiza. Así concretarás tus proyectos con éxito.

10. La Humildad
Reconoce las propias limitaciones, e ignora los errores del prójimo. Aprende de todos. Cada persona tiene alguna virtud o conocimiento único.

11. La Rectitud
Lo que es desagradable para ti no lo hagas al otro. Aquel que ama y practica la justicia es justo y su conciencia es limpia. Haz siempre lo que es correcto, especialmente en lo que respecta a tus obligaciones.

12. El Silencio
Juzga el valor de las palabras antes de hablar. Hablar es una de las armas más poderosas. Es la única característica humana. El silencio es expresión de sabiduría. Piensa antes de hablar y no hables a menos que tengas algo importante para decir.

UN DÍA...


Un día


“Un día, en la playa, un chico le preguntó a su madre:

- ¿Qué puedo hacer para conservar a un amigo?

La madre recogió arena con sus dos manos y puso las palmas boca arriba, apretó una de ellas con fuerza, la arena se escapó entre los dedos.

En cambio la otra mano permanecía abierta, con la arena intacta.
El niño entendió que la amistad se mantiene con abertura y libertad.”

domingo, 7 de octubre de 2018

LA ESCALERA MILAGROSA



LA ESCALERA MILAGROSA




En la ciudad de Santa Fe, estado de Nuevo México, Estados Unidos, existe una Capilla llamada de Loreto. Alberga un misterio desde hace casi 135 años y que atrae alrededor de 250.000 visitantes por año. 

Lo que hace esta capilla diferente de todas las otras es el milagro ocurrido en su escalera. La capilla fue construida a finales del siglo XIX. Cuando estuvo acabada la capilla, las hermanas notaron  la necesidad  de una escalera que las llevara al segundo piso. Durante nueve días estuvieron rezando a San José, que era carpintero, para ver cómo podrían solucionar este inconveniente.

Un desconocido llamó a la puerta de la capilla el último día. Dijo que era carpintero y que podría construir la escalera. Sin ayuda de nadie, esta persona construyó la escalera, que es considerada un prodigio de la carpintería por los expertos. Una vez concluída, el carpintero, que no usó ni clavos ni pegamento para construir la escalera, desapareció sin dejar rastro. Ni siquiera esperó a cobrar por su trabajo.

La escalera se considera un prodigia, entre otras razones, porque nadie sabe cómo se sustenta. La escalera no tiene soporte central. Además, existen tres misterios sin resolver:

El primer misterio es que no se sabe hasta hoy quién es el hombre que construyó la escalera. 

El segundo misterio es que tanto arquitectos como ingenieros y científicos dicen que no entienden cómo la escalera se equilibra. 

Y el tercer misterio: ¿de dónde vino la madera?. Se hicieron todo tipo de análisis y no existe nada parecido en la región. 

Por estos motivos, se considera que el carpintero que la construyó fue el propio San José, enviado por Jesucristo para atender las súplicas de las hermanas. Desde entonces, la escalera pasó a ser llamada "milagrosa", y la Capilla se  transformó en un centro de peregrinación.

Un detalle adicional es que la escalera tiene 33 peldaños, la edad de Cristo.

viernes, 5 de octubre de 2018

TEMPORADAS DE ACCIÓN DE GRACIAS Y DE PETICIÓN DEL PUEBLO CRISTIANO


Témporas de Acción de Gracias
y de Petición del pueblo cristiano



Desde antiguo, y hasta la última reforma litúrgica, la Iglesia celebraba las «Cuatro Témporas», correspondientes a las cuatro estaciones del año, en tres días sucesivos. En la actualidad, las Témporas se celebran al menos el día 5 de octubre, y es aconsejable celebrarlas también en otros dos días de la misma semana. Son días de acción de gracias y de petición que la comunidad cristiana ofrece a Dios, de quien procede todo bien, terminadas las vacaciones y la recolección de las cosechas, al reemprender la actividad habitual. Son una ocasión que presenta la Iglesia para rogar a Dios por las necesidades de los hombres, principalmente por los frutos de la tierra y por el trabajo humano, dando gracias a Dios públicamente. Cuando las Témporas se celebras en tres días, el primero se centra en la acción de gracias, el segundo es un día penitencial, y el tercero se consagra a la petición por la actividad humana.

Oración: Señor Dios, Padre lleno de amor, que diste a nuestros padres de Israel una tierra buena y fértil, para que en ella encontraran descanso y bienestar, y, con el mismo amor, nos das a nosotros fuerza para dominar la creación y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento, al darte gracias por todas tus maravillas, te pedimos que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú, y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.



jueves, 4 de octubre de 2018

LA SINCERIDAD


La Sinceridad


Hubo una vez un emperador que convocó a todos los solteros del reino pues era tiempo de buscar pareja a su hija.

Todos los jóvenes asistieron y el rey les dijo: 
"Os voy a dar una semilla diferente a cada uno de vosotros, al cabo de 6 meses deberán traerme en una maceta la planta que haya crecido, y la planta más bella ganará la mano de mi hija, y por ende el reino".

Así se hizo, pero había un joven que plantó su semilla y ésta no germinaba. Mientras tanto, todos los demás jóvenes del reino no paraban de hablar mostrando las hermosas plantas y flores que habían sembrado en sus macetas.

Pasaron los seis meses y todos los jóvenes se dispusieron a desfilar hacia el castillo con hermosísimas y exóticas plantas. 
El joven estaba muy triste pues su semilla nunca germinó y ni siquiera quería ir al palacio. Su madre insistía en que debía ir pues era un participante y debía estar allí. 
Con la cabeza baja y muy avergonzado, desfiló al final hacia el palacio con su maceta vacía. 
Todos los jóvenes hablaban de sus plantas, y al ver a nuestro amigo se rieron abiertamente burlándose de él. En ese momento el alboroto fue interrumpido por la entrada del rey, al que todos hicieron su respectiva reverencia mientras él se paseaba entre todas las macetas admirando las plantas.

Finalizada la inspección hizo llamar a su hija, y llamó de entre todos al joven que llevó su maceta vacía. Atónitos, todos esperaban la explicación de aquella acción.

El rey dijo entonces: 
"Este es el nuevo heredero del trono y se casará con mi hija, pues a todos ustedes se les dio una semilla infértil, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas. Este joven tuvo el valor de presentarse y mostrar su maceta vacía, siendo sincero, real y 
valiente, cualidades que un futuro rey debe tener y que mi hija merece".

Moraleja:
"LA SINCERIDAD, SERÁ POR SIEMPRE UNA VIRTUD". DÍ SIEMPRE LA VERDAD, independientemente de las circunstancias.

miércoles, 3 de octubre de 2018

EL POZO DE AGUA


El pozo de agua



Conocerme a mí mismo es llave de sabiduría, porque desde mi realidad personal puedo crecer y superarme. Epítecto, filósofo griego, escribió: “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y fragilidades, y también con tus logros y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte serenamente.

Un hombre se acercó a un monje y le preguntó: —¿Qué es lo que aprendes en tu vida de silencio? El monje estaba sacando agua de un pozo y dijo al visitante: —Mira allá abajo, en el fondo del pozo. ¿Qué ves? El hombre miró no vio nada. —No veo nada, dijo. Después de un tiempo en que el monje estuvo absolutamente quieto, el monje dijo de nuevo al visitante: —Mira ahora. ¿Qué ves en el pozo? El hombre obedeció y respondió: —Ahora me veo a mí mismo: el agua es mi espejo. El monje le dijo: —Ves, cuando sumerjo el cubo, el agua se agita; ahora, en cambio, el agua está tranquila. Esta es la experiencia del silencio: el hombre se ve a sí mismo.

Conocer tus fortalezas y debilidades, está en la base de tu crecimiento armónico como persona. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida. Para eso busca un tiempo de silencio y reflexión.



* Enviado por el P. Natalio

lunes, 1 de octubre de 2018

ENTRE TRUENOS Y RELÁMPAGOS


Entre truenos y relámpagos



Un niño es el regalo de Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el torbellino de la vida que se agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe y se duerme. Un niño es siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos sin dar lugar a la fatiga. Un niño es un misterio impenetrable; ¿qué será de él en el futuro?

Una nena, como todos los días fue caminando a la escuela, a pesar del mal tiempo y de las nubes oscuras. A los pocos minutos el viento arreció y empezaron los rayos y los truenos. La madre pensó que su hijita podría tener miedo en el camino, pues ella misma estaba asustada por la tormenta. Preocupada, la madre entró a su auto, y se dirigió a la escuela. En el camino encontró a su hija caminando, y notó que a cada relámpago la niña se detenía, miraba hacia arriba y sonreía. Cuando la niña subió al auto, la madre le preguntó muy curiosa: —¿Qué estabas haciendo? La niña le respondió: —Estaba sonriendo, porque Dios no paraba de sacarme fotos.

Un niño es el interrogante permanente sobre el mundo que hemos construido, sobre los valores que nos movilizan, sobre el destino de nuestra humanidad... ¿Saldría el sol cada mañana si ellos no iluminaran nuestras noches? ¿Podríamos vivir sin su bullicio, sin sus sonrisas, sin la abismante profundidad de sus preguntas? Agradezcamos este don del Cielo.



* Enviado por el P. Natalio

CUÁNTO TE AMA DIOS


¡Cuánto te ama Dios!



La Biblia es una carta de Dios que nos ama. Medita estas frases: Yo soy tu proveedor: miro por tus necesidades, (Mt 6, 31-33). El plan que tengo para tu futuro está siempre lleno de esperanza, (Jer. 29, 11). Yo te amo con amor eterno, (Jer. 31, 3). Me regocijo por ti con cantos de alegría, (Sof. 3, 7). Tú eres de gran precio para mí, porque eres valioso, (Is.43, 4). (Sigue...)

Si Dios tuviera una heladera, tu fotografía estaría pegada a su puerta. Si él tuviera una billetera, llevaría en ella tu foto. Él te envía flores cada primavera. Él te regala un amanecer soleado cada mañana. Las veces que deseas hablar, él te escucha. Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero eligió... tu corazón. Reconócelo como amigo. ¡Él está loco por ti! Dios no prometió días sin dolor, risas sin penas, sol sin lluvias, pero prometió fortaleza para el día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino. Tanto te ama que murió por ti. Ahora mismo, abre tu corazón y déjate amar por Dios.

Yo deseo afirmarte dándote todo mi corazón y toda mi alma, (Jer. 32, 41). Deléitate en mí y te concederé las peticiones de tu corazón, (Sal. 37, 4). Porque yo soy el que produce en ti el querer y el hacer, (Flp. 2, 13). Yo también soy el Padre que te consuela y reconforta en todos tus problemas, (2 Cor. 1,3-4). Como el pastor carga a un cordero, yo te cargo a ti cerca de mi corazón, (Is. 40, 11). La Palabra de Dios fortalezca tu confianza en el Señor., uno y trino.



* Enviado por el P. Natalio

domingo, 30 de septiembre de 2018

DIBUJO LIBRE


Dibujo libre



Un poeta escribió que “los niños vienen a la tierra con todo el cielo enredado en los ojos”. Sin duda quiso expresar que tienen unos ojos tan inocentes y puros que nos hacen pensar en la santidad de ese Dios que es todo luz y pureza, “en quien no hay tiniebla alguna” (1Jn 1,5). Lee la anécdota de una niña que parecía traer a Dios prendido en la diafanidad de sus recuerdos…

Una maestra de Jardín observaba a sus alumnos mientras hacían un dibujo libre que les había pedido. Al llegar al lado de una niñita que muy concentrada hacía su trabajo, la maestra le preguntó qué era aquello que dibujaba. La niña le respondió: “Estoy dibujando a Dios”. La maestra le replicó: “Pero es que nadie sabe cómo es Dios, porque nadie lo ha visto”. Sin levantar siquiera la vista del dibujo, la niñita añadió muy segura: “Lo verán dentro de un minuto”.

“Si no vuelven ustedes a ser como niños, no entrarán en el Reino de los cielos”, dijo Jesús. Los niños son puros, inocentes, sencillos, sinceros, humildes, confiados. Pidamos al Señor con insistencia que estas cualidades vayan configurando nuestro corazón para poder ver ese divino rostro que sólo se revelará a los puros de corazón.



* Enviado por el P. Natalio

CONTRATIEMPOS


Contratiempos



Una persona falla a una cita sin avisarte, no puedes hacer una comunicación porque nadie atiende el teléfono, la comida es insuficiente y no de tu gusto, etc., son situaciones que requieren calma y buen humor para permanecer sereno. Aquí te ofrezco unas ideas para fortalecer tu decisión de no dejarte perturbar por las contrariedades de cada día.

Debes estar siempre prevenido. Las adversidades, cuando se las ve venir, son menos de temer que cuando nos hieren de improviso. Pon en el presupuesto de tus previsiones para el día cuatro o cinco contrariedades normales y, cuando te sucedan algunas de ellas, apenas te sorprenderá. Acéptalas de buen grado. Debemos estar dispuestos a soportar las penas y así parecerán menos duras. Mira al Cielo: esta mirada cambia por completo la naturaleza de las cosas para quien tiene fe. Desde esta óptica, la cruz no es cruz, es joya preciosa que es preciso estimar en gran valor. Es una moneda con la que se adquieren bienes inmensos.

Puedes también aprender de los contratiempos, si tratas de encontrar el aspecto positivo de las adversidades. Que no dramatices las dificultades, porque no pocas veces son fantasmas de la imaginación que racionaliza nuestras cobardías, para no salir de la fácil rutina. ¡Ánimo, sé valiente y confía en el Señor!



* Enviado por el P. Natalio

jueves, 27 de septiembre de 2018

SER MÁS SANOS


Ser más sanos



El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás, encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

Padecemos una especie de subdesarrollo emocional que nos impulsa a ciertas conductas autodestructivas, tanto en nuestra vida pública como privada. Nos urge encontrar un camino que nos permita hallar una manera de ser más sanos, y ese camino está íntimamente relacionado con el amor y la espiritualidad. El amor es el mejor símbolo de la salud del hombre, es todo lo opuesto a la agresión, al miedo y a la paranoia, que a su vez representan la patología que nos desune. (Claudio Naranjo).

La regla de oro de las grandes religiones es el amor al prójimo. En el libro de Tobías el anciano ciego, sintiéndose cercano a la muerte, dio preciosos consejos a su hijo. Entre ellos se destaca: “Haz a los demás lo que te agrada que hagan a ti”. Norma fundamental y obvia. Su observancia te dará pacíficas y muy gratas relaciones con tus semejantes.



* Enviado por el P. Natalio

TODAS MUY OCUPADAS


Todas muy ocupadas




Todos tememos la muerte, pero, ¡qué distinto es ver la muerte desde la fe en la vida eterna y no desde el vacío de la incredulidad!  La vida del cristiano es un confiado caminar hacia la Casa del Padre, y la muerte es la puerta. Junto a ella está esperando Dios Padre para introducirnos en la eterna fiesta de su inmenso corazón.

Santa María Mazzarello contó un día la siguiente parábola: “La Muerte llegó a una casa de religiosas y le dijo a la portera: ‘¡Venga conmigo a la eternidad!’. Pero la portera le respondió: ‘Tengo mucho trabajo en la portería y no me puedo alejar de aquí’. Entonces pasó la Muerte a la cocina, y le dijo a la hermana cocinera: ‘¡Venga conmigo a la eternidad!’. Pero la hermana cocinera le dijo: ‘Tengo tanto que cocinar. ¡No puedo acompañarla!’. Y la Muerte se fue donde la Superiora, y le dijo: ‘Ud. tiene que dar a las demás ejemplo de obediencia. ¡Venga conmigo a la eternidad!’. Y la superiora, para dar ejemplo, se fue a la eternidad con la Muerte”.

Don Bosco solía decir a los jóvenes: “La vida es demasiado corta. Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista. Un rinconcito de cielo lo arregla todo”. Que lo pienses y tomes tus decisiones.




* Enviado por el P. Natalio

lunes, 24 de septiembre de 2018

ADORACIÓN Y ALABANZA


Adoración y alabanza



La adoración y alabanza surgen del conocimiento de quién es Dios. La Biblia dice que es eterno e inmutable, santo y perfectísimo, fiel y misericordioso, grande y poderoso, cercano y presente, autor de maravillas, omnipresente e inmenso. Exprésale tus sentimientos con esta hermosa oración de Mons. V. Fernández:

Te adoro, Señor, me postro, me entrego, porque sólo tú eres el grande, el infinito, el glorioso, Señor del universo y de la vida. Te alabo, Dios, el fuerte, el potente, el vigoroso, mi seguridad y mi defensa. En ti me siento firme, en ti mi corazón descansa y se afianza. Gloria a ti, que derramas en el mundo calor y hermosura, música y vida. Santo eres, puro y limpio, simple y sin engaños. Luminoso como el agua clara, como la nieve, como el manantial feliz y siempre nuevo. Bendito seas, Señor. Amén.

Ante este Ser, que es Rey y soberano de todo, lleno de gloria y majestad, misterioso e inefable, admirable y deslumbrante, espiritual e invisible, a nosotros sus criaturas nos corresponde adorarlo desde nuestra pequeñez, y elevarle cánticos de alabanza en su honor y gloria. Alabar y adorar a Dios es lo justo y correcto.


* Enviado por el P. Natalio

viernes, 21 de septiembre de 2018

MES SACIAS CON MIEL SILVESTRE


“Me sacias con miel silvestre”



La Biblia nos enseña a amar a un Dios bondadoso: “Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por sus fieles”. Sólo espera de ellos fidelidad, o bien el sincero arrepentimiento por sus extravíos. El salmista recuerda la delicadeza de este amor que provee de alimento sustancioso a sus hijos. Aquí tienes una oración para encender y avivar la contemplación: ese momento en que las palabras caen y sólo queda ardiendo el amor.

- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

- Me nutres de lo sabroso de tu casa, me das a beber del torrente de tus delicias.

- Me sacias con miel silvestre.

- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Me alimentas, Señor, con flor de harina, me sacias con miel silvestre.

El pan, amasado con la mejor harina, nos hace pensar también en la mesa de la Palabra y en la de la Eucaristía. Dios, bondadoso y providente, ha querido regalarnos el pan de su Palabra y el Pan de Cristo, nuevo maná que fortalece a los que peregrinamos hacia la Tierra nueva de las promesas eternas. La miel es símbolo de la dulzura de este pan de Dios.



* Enviado por el P. Natalio
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...