lunes, 17 de febrero de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 17 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 17 de febrero de 2020


Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,67.68.71.72.75.76

R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor

Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 17 de febrero de 2020
Juan Carlos Rodriguez, cmf



Queridos hermanos:

Impresiona ese “¿Por qué?” de Jesús acompañando su profundo suspiro.

Comencemos entrando en la escena. Puede ser saludable que dejemos resuene con fuerza el interrogante del Maestro y que nos interpele.

¿Por qué reclamamos signos? ¿Es que no nos fiamos? ¿No es de fiar este Maestro? ¿No es coherente su predicación? ¿No hay congruencia entre lo que dice y lo que hace? ¿Será que nos sentimos con derecho a reclamar, a exigir?

La pregunta de Jesús me hace pensar en lo que enseña el apóstol Pablo. Al escribir a los de Corinto, les dice que hay una tendencia propia de los judíos y otra de los griegos. Para creer en el mensaje los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren un mensaje que suene razonable e inteligente (Cf 1 Co 1, 22).

Puede que esta sea la situación de esta orilla de nuestro mundo, de nuestra cultura, de nuestro tiempo también…

Los hay que piden signos. Ansían lo extraordinario, lo superespecial, lo llamativo, lo sensacional, lo milagroso… ¿Te sientes uno de ellos, cercano a ellos?

Los hay que reclaman razonabilidad y nivel intelectual. Sin estridencias, con mesura; tras sesudos estudios contrastados, plausibles… ¿Te sientes más cerca de estos?

Y la Palabra nos alerta, pues parece que el Maestro está en la otra orilla. Y su persona, su mensaje y su destino es escándalo y locura (Cf 1 Co 1, 23); fuerza de Dios y sabiduría de Dios, sí, pero desde el vértigo de la entrega, en la donación de la propia vida.

¿Por dónde caminan mi fe y la tuya? ¿Por el anhelo del milagro? ¿Por el prestigio del intelecto? ¿Por la razonabilidad? ¿Por el ‘maravillosismo’?

¿Qué pasa si Jesús no nos regala mas signo que el de su vida entregada? ¿No será que la verdadera confianza no reclama signos?

¿Seremos capaces de irnos tras El a la otra orilla: la del claro-oscuro de la fe, la del riesgo de la confianza, la de la apuesta del amor?

Vamos a hablarlo con El. ¿Os parece?

Vuestro hermano.
P. Juan Carlos, cmf
jcracmf@gmail.com

FELIZ SEMANA




domingo, 16 de febrero de 2020

FIDELIDAD Y PERSEVERANCIA


Fidelidad y perseverancia



Cristo, Buen Pastor, continúa amando y sirviendo a los hombres a través de los sacerdotes. A ellos el Señor Resucitado les ha encargado la misión de santificar mediante los sacramentos, educar en la fe por la predicación del Evangelio y guiar al Pueblo de Dios como humildes servidores y pastores. Ellos son canales de lo divino pero, como humanos, tienen sus límites y deficiencias… Sepamos apoyarlos con la oración. He aquí un ejemplo:

Padre misericordioso, a todos los sacerdotes, religiosos y religiosas, misioneros y misioneras que hoy prestan su servicio a la Iglesia en todos los países de la tierra y en las diversas áreas del mundo moderno, dales la gracia de perseverar fielmente en su vocación y de crecer siempre en la santidad viviendo en íntima comunión contigo y con los hermanos. Amén.

El cristiano es miembro de la familia de Dios que es la Iglesia. El sacramento del orden sagrado, en cuanto consagra ministros para su servicio, es vital para la existencia de la misma Iglesia. Por eso es también vital para nuestra vida de fe, de gracia, de fraternidad y de amor. Piensa no sólo en la necesidad de vocaciones, sino de manera especial en los que ya están a tu servicio: el Papa, tu obispo, tu párroco.




* Enviado por el P. Natalio

INVOQUEMOS A LA VIRGEN MARÍA


INVOQUEMOS A LA VIRGEN MARÍA



La Virgen María tiene para sus devotos una solicitud especial, y en la hora del peligro vela sobre ellos. “Un verdadero siervo de María no puede perecer”, dice San Anselmo. “Siguiendo a María –declara san Bernardo– no puedes extraviarte; invócala, es imposible que desesperes; pensando en Ella, no puedes perder. Mientras Ella te sostenga, no caerás, mientras te defienda, nada tendrás que temer; mientras Ella te proteja, no perecerás.”


A fin de que la Virgen bendita te conserve la gracia santificante, invócala a menudo y reza cada día, mañana y tarde, tres Avemarías seguidas de esta invocación: “¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!”

NO A LA GUERRA ENTRE NOSOTROS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2020


No a la guerra entre nosotros



Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Según la tradición, Dios mismo la había regalado a su pueblo. Era lo mejor que habían recibido de él. En esa Ley se encierra la voluntad del único Dios verdadero. Ahí pueden encontrar todo lo que necesitan para ser fieles a Dios.

También para Jesús la Ley es importante, pero ya no ocupa el lugar central. Él vive y comunica otra experiencia: está llegando el reino de Dios; el Padre está buscando abrirse camino entre nosotros para hacer un mundo más humano. No basta quedarnos con cumplir la Ley de Moisés. Es necesario abrirnos al Padre y colaborar con él en hacer una vida más justa y fraterna.

Por eso, según Jesús, no basta cumplir la ley que ordena “No matarás”. Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata, cumple la ley, pero si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana.

Según algunos observadores, se está extendiendo en la sociedad actual un lenguaje que refleja el crecimiento de la agresividad. Cada vez son más frecuentes los insultos ofensivos proferidos solo para humillar, despreciar y herir. Palabras nacidas del rechazo, el resentimiento, el odio o la venganza.

Por otra parte, las conversaciones están a menudo tejidas de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin amor y sin respeto, que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza.

No es este un hecho que se da solo en la convivencia social. Es también un grave problema en la Iglesia actual. El Papa Francisco sufre al ver divisiones, conflictos y enfrentamientos de “cristianos en guerra contra otros cristianos”. Es un estado de cosas tan contrario al Evangelio que ha sentido la necesidad de dirigirnos una llamada urgente: “No a la guerra entre nosotros”.

Así habla el Papa: “Me duele comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aún entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos”? El Papa quiere trabajar por una Iglesia en la que “todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis”.



* Padre José Antonio Pagola

EL PAPA FRANCISCO AFIRMA QUE LA GUERRA ES LA CONSECUENCIA DE NO CUMPLIR LA LEY DE DIOS


El Papa afirma que la guerra es la consecuencia de no cumplir la Ley de Dios
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




Durante el rezo del Ángelus este domingo 16 de febrero en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Papa Francisco advirtió que las guerras son consecuencia de no cumplir la Ley de Dios, la Ley revelada a Moisés y explicada por Jesús.

En su mensaje previo al rezo del Ángelus, el Santo Padre comentó el “discurso de la montaña”, narrado en el fragmento del Evangelio de este domingo, y reflexionó sobre el tema del cumplimiento de la Ley.

Con ese discurso, “Jesús quiere ayudar a sus oyentes a tener una aproximación justa a las prescripciones de los Mandamientos de Moisés, exhortando a permanecer disponibles a Dios que nos educa para la verdadera libertad y responsabilidad mediante la Ley”.

Explicó que se trata de vivir la Ley “como un instrumento de libertad, que me ayuda a ser más libre, que me ayuda a no ser esclavo de las pasiones y del pecado”.

“Pensemos en las guerras, pensemos en las consecuencias de la guerra, pensemos en esa niña muerta de frío en Siria anteayer. Tantas calamidades, tantas. Esto es fruto de las pasiones, la gente que hace la guerra no sabe dominar sus propias pasiones. Les falta cumplir las leyes”.


El Papa advirtió que “cuando se cede a las tentaciones y a las pasiones, no se es señor y protagonista de la vida de uno, sino, que se hace incapaz de gestionarla con voluntad y responsabilidad”.

Además, explicó cómo Jesús estructura su discurso mediante cuatro antítesis expresadas por medio de esta fórmula: “Habéis oído que fue dicho…, pero yo os digo”.

Estas antítesis “hacen referencia a diferentes situaciones de la vida cotidiana: el homicidio, el adulterio, el divorcio, los juramentos”.

Con el discurso de la montaña “Jesús no abole las prescripciones que afectan a estas problemáticas, pero explica el significado más profundo, e indica el espíritu con el que hay que observarlas”.

“Anima a pasar de una observancia formal de la Ley a una observancia sustancial, acogiendo la Ley en el corazón, que es el centro de las intenciones, de las decisiones, de las palabras y de los gestos de cada uno de nosotros. Del corazón parten las acciones buenas y las malas”.

“Acogiendo la Ley de Dios en el corazón se comprende que, cuando no se ama al prójimo se mata de algún modo a uno mismo y a los demás, porque el odio, la rivalidad y la división matan la caridad fraterna que está en la base de las relaciones interpersonales. Esto vale para aquello que dije de la guerra, y también para las habladurías, porque la lengua mata”.


Se comprende también “que los deseos son guiados, porque no todo lo que se desea se puede tener, y no está bien ceder a sentimientos egoístas y posesivos”.

Cuando se acoge la Ley de Dios en el corazón “se entiende que se necesita abandonar un estilo de vida hecho de promesas no mantenidas, como pasar de la prohibición de jurar en falso a la decisión de no jurar en absoluto, asumiendo una actitud de plena sinceridad con todos”.

“Pero Jesús, es consciente de que no es fácil vivir los Mandamientos de este modo tan profundo y totalizante. Por ello, nos ofrece el auxilio de su amor: Él ha venido al mundo no solo para dar cumplimiento a la Ley, sino para entregarnos su Gracia, de modo que podamos hacer la voluntad de Dios amándole a Él y a los hermanos”.

El Pontífice aseguró que “podemos hacerlo todo con la Gracia de Dios, incluso la santidad no es otra cosa que custodiar esta gratuidad que nos ha dado Dios, esta Gracia”.

Por último, subrayó que “se trata de fiarse y de confiarse a Él, a esa Gracia, a esa gratuidad, acogiendo la mano que nos tiende constantemente para que nuestros esfuerzos y nuestro necesario compromiso puedan estar sostenidos por su ayuda plena de bondad y de misericordia”.

CÓMO LA CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ PUEDE CAMBIARTE LA VIDA


Cómo la consagración a san José puede cambiarte la vida
Una preparación de 33 días que puede realizarse en cualquier periodo del año



Aunque la Iglesia católica considera a san José un modelo y un ejemplo de virtud desde hace muchos siglos, se ha escrito relativamente poco sobre la devoción hacia él. En el último siglo, sin embargo, se ha escrito un creciente número de libros para arrojar más luz sobre su figura, entre ellos Consecration to St. Joseph, de Donald Calloway (por desgracia, aún no disponible en español). El padre Calloway observaba esta discrepancia a nivel de escritos espirituales, y con este nuevo libro intentaba poner en marcha un movimiento mundial de devoción a san José.

Uno de los motivos por los cuales el sacerdote se dirige a san José es que “necesitamos de la paternidad espiritual de san José para que nos ayude a proteger el matrimonio y la familia. Matrimonio y familia siempre han estado bajo ataque, pero en los tiempos modernos las amenazas han alcanzado niveles extraordinarios… Para combatir y derrotar los engaños de Satanás, la Iglesia necesita a san José. Su ejemplo y su protección son la única salida en la situación de confusión en que nos encontramos”.

San José es un poderoso intercesor a favor de las familias, y por tanto es perfecto desde este punto de vista.

Muchos santos, además, han subrayado la devoción a san José como manera de acercarse a Jesús.

Este es el objetivo principal de la Consagración a san José del padre Calloway.

“La consagración total a san José significa que se lleva a cabo un acto de confianza filial a este espiritual para que pueda cuidar de nuestro bienestar espiritual y llevarnos a Dios. La persona que se consagra a san José quiere estar lo más cerca posible a su padre espiritual, hasta el punto de parecerse en virtud y santidad”.

Igual que quien se acerca a la Virgen María es llevado más cerca a Jesús, el que se dedica a san José podrá tener una relación más profunda con Dios.

El objetivo final, obviamente, no es la adoración a san José – dado que la adoración se reserva sólo a Dios –, sino la imitación de su virtud y de su ejemplo, que nos lleva más cerca de Dios.

El programa espiritual del padre Calloway consiste en una preparación de 33 días que puede realizarse en cualquier periodo del año. Si se quiere usar como una preparación a la fiesta de san José, 19 de marzo, se debe empezar la consagración el 16 de febrero (o el 15 de febrero, si no es año bisiesto).

La consagración propuesta por Calloway es relativamente fácil de realizar, porque incluye sólo una breve meditación al día, seguida de una pequeña serie de oraciones.

Si quieres cambiar tu vida, prueba a consagrarte a san José y a permitirle que te conduzca a Dios.

Santa Teresa de Ávila dijo: “Parecería que Dios haya concedido a otros santos el poder de ayudarnos solo en un tipo de necesidad, pero la experiencia muestra que san José puede ayudarnos frente a cualquier necesidad”.



Una oración para rezar en estos 33 días:
Glorioso San José, protector, modelo y guía de las familias cristianas: Te ruego protejas a la mía.

Haz reinar en ella el espíritu de fe y de religión, la fidelidad a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, la paz y la unión de los hijos, el desprendimiento de los bienes temporales y el amor a los asuntos del cielo.

Dígnate velar sobre todos nuestros intereses.

Ruega al Señor que bendiga nuestra casa.

Otorga la paz a la familia, acierto a los hijos en la elección de estado.

Concede a todos los miembros de nuestra familia y de todas las familias de la tierra, la gracia de vivir y morir en el amor de Jesús y de María. Amén.




TE SUPLICAMOS SAN JOSE
De los males que nos amenazan, libra nuestras familias.

De las discordias y roces, libra nuestras familias.

De las enfermedades y aflicciones, libra nuestras familias.

De la tristeza y desesperanzas, libra nuestras familias.

Del espíritu mundano, libra nuestras familias.

De los peligros de los falsos valores de hoy, libra nuestras familias.

De la ausencia y el abandono de los padres, libra nuestras familias.

De la inmoralidad matrimonial, libra nuestras familias.

De las modas y costumbres escandalosas, libra nuestras familias.

De la indiferencia y rebeldía religiosa, libra nuestras familias.

De la liviandad y la deshonestidad, libra nuestras familias.

De las amistades malas y peligrosas, libra nuestras familias.

De la falta de amor, libra nuestras familias.

De las incomprensiones y falta de diálogo, libra nuestras familias.

De la desunión y separaciones, libra nuestras familias.

De los abortos y descuidos de la vida, libra nuestras familias.

De la falta de fe, libra nuestras familias.

De las dificultades financieras, libra nuestras familias.

De la falta de pan y de casa, libra nuestras familias.

De las enfermedades y desgracias, libra nuestras familias.

De la muerte eterna, libra nuestras familias.

San José, ruega por nosotros!

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

OREMOS:

Dios de bondad y misericordia, por intercesión de San José, salva nuestras familias, haz que vivan unidas y firmes en el amor.

Así como las uniste en vida por la sangre, tu bondad las reúna por la caridad en el Reino eterno. Amén.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Domingo 6º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 16 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (15,16-21):

SI quieres, guardarás los mandamientos
y permanecerás fiel a su voluntad.
Él te ha puesto delante fuego y agua,
extiende tu mano a lo que quieras.
Ante los hombres está la vida y la muerte,
y a cada uno se le dará lo que prefiera.
Porque grande es la sabiduría del Señor,
fuerte es su poder y lo ve todo.
Sus ojos miran a los que le temen,
y conoce todas las obras del hombre.
A nadie obligó a ser impío,
y a nadie dio permiso para pecar.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,1-2.4-5.17-18.33-34

R./ Dichoso el que camina en la voluntad del Señor

V/. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R/.

V/. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R/.

V/. Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R/.

V/. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,6-10):

HERMANOS:
Hablamos de sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.
Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.
Sino que, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».
Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-37):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas:
no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”. Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.
También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.
Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 16 de febrero de 2020
Fernando Torres cmf


Más allá de la letra de la ley: el espíritu del amor

      En la Iglesia hemos vivido muchas veces pendientes de la ley. Cuando éramos pequeños, nos enseñaron el catecismo y, en aquellos tiempos, de memoria aprendimos los mandamientos de la ley de Dios, los mandamientos de la Iglesia y muchos otros. Sabíamos que eran las normas básicas por las que se debía regir nuestra vida. Hacer lo contrario estaba mal, era pecado. Había que confesarse de esas cosas. Pero lo malo es que no nos explicaron la razón por la que debíamos obedecer aquellas leyes, cuál era la motivación, la causa. Y mucho menos nos explicaron qué había que hacer en los muchos casos que nos encontraríamos en la vida de los que la ley no decía nada. 

      Las lecturas de hoy, sobre todo el Evangelio, nos sitúan frente a lo más básico de la ley. En realidad la ley no es más que una andadera, un taca-taca, como los que usan a veces los ancianos. Ayuda a caminar pero la persona es la que tiene que decidir hacia dónde quiere dirigirse. No se trata de hacer esto o de no hacer lo otro simplemente porque está prohibido o porque la ley dice que se haga. Hay que levantar los ojos más allá de la letra de la ley y, como dice la primera lectura del libro del Eclesiástico, darnos cuenta de que lo que tenemos delante es la decisión básica por la muerte o la vida: “ante ti están puestos fuego y agua, echa mano de lo que quieras”. En el fondo, somos libres para tomar nuestras propias decisiones. Y en nuestras decisiones nos jugamos cómo queremos vivir. Si queremos vivir para la vida o si queremos vivir como muertos. Si queremos vivir en el amor, la fraternidad, la familia de los hijos de Dios o si queremos vivir en la muerte del aislamiento, el egoísmo... Esa decisión es nuestra y la vamos haciendo realidad en nuestra vida. Cada vez que ayudamos al hermano necesitado o luchamos por establecer la justicia, estamos optando por la vida. Cada vez que pensamos que no hay razón para preocuparse de los demás, que cada uno en su casa y que ocupado en mis cosas se vive mejor, estamos optando por la muerte. Nos morimos porque nos cerramos a la fraternidad, al amor y, por tanto, a Dios. 

      Esa opción nos lleva a cumplir algo más que la letra de ley. Es lo que Jesús nos dice en el Evangelio. Vale la pena leerlo con detención. Jesús nos dice que no basta con cumplir la letra de la ley. Hay que hacerlo de corazón. Porque no sólo mata el que clava el puñal. También mata el que odia. Hoy el Evangelio nos invita a vivir en plenitud la ley de Jesús que es la ley de amor.



Para la reflexión

      ¿Alguna vez me he encontrado con que no sabía qué decisión tomar porque la ley que me habían enseñado no decía nada al respecto? ¿Qué he hecho al final en esa situación? ¿He tratado de ser fiel al espíritu de Jesús? ¿He optado por la vida en mi forma de comportarme?

FELIZ DOMINGO





sábado, 15 de febrero de 2020

ME DAN LÁSTIMA TANTAS ALMAS SOLAS


Me dan lástima tantas almas solas
No están los tiempos como para ir solos por los caminos del mundo


Por: Cartas de Jesús a Ti (16) |




Querido amigo, hoy quiero hablarte de la cantidad tan enorme de almas que caminan por el mundo solas, sin el cariño y la ayuda de nadie. En esta civilización en la que predomina la cultura de la comunicación, con tantos medios para conectarse unos con otros, y saber unos de otros al instante, es inexplicable que desde el espíritu evangélico no tengáis los hombres más interés de ayudaros en lo esencial. Nadie da un paso, prácticamente, sin ser controlado por intereses de todo tipo: sociales, políticos, policiales, económicos… Pero del interés por el bien espiritual de los demás, de cada hombre que se cruza en vuestro camino ¿Quién se preocupa? Miro la tierra tan querida por mí, y sólo veo cantidades enormes de ovejas sin pastor, solas, desorientadas, recorriendo la aventura de cada día sin una dirección precisa, sin unos objetivos claros, sumidas muchas veces en la angustia de la soledad, del problema del momento, de la situación lamentable, de la falta de amor, de la confusión en las ideas… No, no encuentro mucha inquietud apostólica hoy. ¿Por qué? ¡Son tantas las razones! Falta fe, y amor sincero, y preocupación por el bien de las almas, por la salvación de todos… Rezáis muchas veces VENGA A NOSOTROS TU REINO, pero hacéis poco para que esto sea posible. ¿Me vais a dejar de nuevo sólo con mi cruz? ¿Vais a esconderos otra vez por miedo a lo qué dirán los otros, por vergüenza a hablar de mí, por no complicaros la vida…?

Cualquier cosa la tomáis como excusa para cruzaros de brazos. Cualquier fallo de otros os desanima. Parece que estáis deseando encontrar un motivo para eximiros de vuestra responsabilidad. Mi Iglesia es divina y humana. Yo os quiero santos, pero comprendo que sois pecadores. Y me duele el fallo y la infidelidad de los míos. Sé que eso hace mucho mal, y especialmente a los que tienen una fe frágil. El escándalo es un pecado gravísimo. Pero, ¿qué hubiera pasado si yo me hubiera quitado la cruz de encima al ver la traición de Judas, la negación de Pedro, y la huída de los demás? Las almas nos deben doler a todos. Son un tesoro precioso muchas veces cubierto de barro y miseria, pero que hay que limpiar delicadamente. Las almas son como ovejas solas que no saben a donde ir, y se pierden, y las ataca el lobo, y sufren porque no tienen la ayuda de alguien que con cariño las anime a seguir adelante, o a rectificar el camino, o a desenredarse de la zarza que las tiene aprisionadas.

No me dejes solo. El trabajo es mucho, pero no quiero hacerlo sin tu ayuda. Yo fundé una Iglesia Familia, Comunidad, para que todos nos ayudemos entre sí. No caben en la Iglesia mía los egoístas que van a lo suyo, y quieren un Dios particular, que salve sus almas en solitario. Eso no es lo que yo dije. Lo que dije hasta la saciedad es que estuvierais unidos, un solo rebaño y un solo pastor, que os amarais unos a otros como Yo os he amado. Que no abandonéis a ninguno de mis amigos, a ninguna de mis ovejas. No están los tiempos como para ir solos por los caminos del mundo. Hay mucho lobo suelto, muchos maleantes que buscan las almas para destrozarlas y dejarlas tiradas en el camino. ¿No lo ves?

Debéis imitar más el espíritu de mi cabeza visible entre vosotros que es el Papa Juan Pablo II. ¿No veis todo el esfuerzo que está haciendo para que el fuego de la Verdad y del amor se mantenga vivo en los rincones del mundo? Y allí va, aunque sólo sean unas pocas almas las que le esperen, pero cada alma vale todo el sacrificio de una vida. Y encima lo critican porque hace lo que hace, y muestra una imagen lamentable de decaimiento, y deterioro físico. ¡Qué imagen presentaba yo cuando ensangrentado y destrozado caminaba hacia el Calvario con una cruz que ya casi no podía llevar! ¡Mal espectáculo para el que sólo busca la estética y la belleza dulzona y contrahecha! Lo que realmente vale es el amor, el corazón bien entregado, el afán de almas, la inquietud apostólica… Todo lo demás es puro espectáculo pasajero.

¡Por favor! No te olvides de las pobres almas solas. De mis ovejas abandonadas. Ama mucho a la Iglesia. Siéntete Iglesia, y da la cara por Mi Causa, que sólo es el bien de cada hombre, la salvación de cada persona en un mundo duro y cruel que sólo busca la eficacia, el rendimiento económico, la producción y la riqueza. Un alma vale más que todo el oro del mundo. No me dejes solas las ovejas de mi rebaño, y trata tú de ser un buen pastor allí donde te encuentres. Otros se preocuparán de ti, Yo el primero.



Un abrazo de tu Amigo



Jesús

SACERDOTE LLEVÓ ESPERANZA A PASAJEROS DE CRUCERO CON SOSPECHA DE CORONAVIRUS


Sacerdote llevó esperanza a pasajeros de crucero con sospecha de Coronavirus
POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa





Un sacerdote mantuvo firme la esperanza de los pasajeros de un crucero al que se le denegó la entrada a varios puertos por el temor al Coronavirus, pero que finalmente pudo desembarcar en Camboya este viernes 14 de febrero, tras descartarse cualquier peligro de infección.

El crucero Westerdam, que pertenece a la empresa Holland America, permaneció en el mar cerca de dos semanas tras visitar Hong Kong, ciudad con cerca de 50 casos de una variedad de Coronavirus identificada como COVID-19. Previo al desembarco, habían sido rechazados por las autoridades de Taiwán, Filipinas, Guam y Tailandia.

Además de los 1.455 pasajeros y 802 tripulantes, al interior del crucero iba un sacerdote del Apostolado del Mar de los Estados Unidos de América, cuyo nombre se pidió que se mantenga en reserva. Él se encargó de que los pasajeros tengan compañía espiritual, reciban los sacramentos y tengan mejores ánimos para afrontar la difícil situación.

En declaraciones a ACI Prensa, Doreen M. Badeaux, secretaria general del Apostolado del Mar de los Estados Unidos de América, informó que los pasajeros “estaban muy preocupados al principio”, por lo que el sacerdote decidió “escribir una novena para el Coronavirus y, los que asistían a Misa diariamente a bordo, comenzaron a rezarla todos los días”. También la compartió con el capitán y le aseguró que oraría por él y su tripulación.

Badeaux dijo que el personal del barco fue muy diligente con respecto a la higiene a bordo, y todos los días se tomaba la temperatura a los pasajeros. Luego, cuando las tensiones comenzaron a disminuir, estos últimos comenzaron “a bromear sobre cuán preocupadas estaban sus familias en casa. ¡Les decían que estaban realmente bien y que disfrutaban de excelente comida y espectáculos!”.

El sacerdote a bordo de Westerdam ofrecía Misa diaria, Misa de fin de semana y Misa para la tripulación, que normalmente se celebraba el domingo alrededor de las 11 de la noche. Además, estaba disponible para asesoramiento, atención pastoral, confesiones y conversaciones con cualquier persona a bordo, independientemente de su fe.

“Durante un momento de tanta tensión, es muy importante tener un sacerdote a bordo. La tripulación a bordo siempre tiene que ser profesional y no mostrar su propio estrés o preocupación por los pasajeros. Pero con el sacerdote, el personal puede relajarse y hablar con franqueza, sabiendo que él no compartirá lo que dicen”, dijo Badeaux.

También contó que, inclusive en cruceros que no pasan por momentos tan angustiantes, muchos pasajeros “se toman el tiempo para tener largas conversaciones con el sacerdote sobre los problemas que enfrentan (…) Esto es cierto para personas de muchos diferentes credos y personas que no creen en ninguna religión”.

“El sacerdote es como el consejero de un barco. Le recordamos al sacerdote a bordo que su comportamiento y presencia serán observados y muchos seguirán su ejemplo”, acotó.


Finalmente, Badeaux contó que un día el presbítero les recordó a las personas que rezaran y recordaran tratar bien a la tripulación, “porque ellos también estaban estresados”.

“Creo que les recordó a las personas que se relajaran, rezaran y pensaran en las personas a su alrededor, darse cuenta de que todos literalmente estaban ‘en el mismo barco’, y que sean pacientes con el proceso”, concluyó.

El Apostolado del Mar de los Estados Unidos de América es un grupo compuesto por capellanes portuarios, marineros católicos, sacerdotes de cruceros, voluntarios, y otros que se preocupan por las necesidades de la gente en altamar. Su trabajo es abogar por los derechos de los marineros y llevar la vida sacramental de la Iglesia a las personas que trabajan en el  mar.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 15 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Sábado de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 15 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (12,26-32;13,33-34):

En aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros: «Todavía puede volver el reino a la casa de David. Si la gente sigue yendo a Jerusalén para hacer sacrificios en el templo del Señor, terminarán poniéndose de parte de su señor, Roboán, rey de Judá; me matarán y volverán a unirse a Roboán, rey de Judá.»
Después de aconsejarse, el rey hizo dos becerros de oro y dijo a la gente: «¡Ya está bien de subir a Jerusalén! ¡Éste es tu Dios, Israel, el que te sacó de Egipto!»
Luego colocó un becerro en Betel y el otro en Dan. Esto incitó a pecar a Israel, porque unos iban a Betel y otros a Dan. También edificó ermitas en los altozanos; puso de sacerdotes a gente de la plebe, que no pertenecía a la tribu de Leví. Instituyó también una fiesta el día quince del mes octavo, como la fiesta que se celebraba en Judá, y subió al altar que había levantado en Betel, a ofrecer sacrificios al becerro que había hecho. En Betel estableció a los sacerdotes de las ermitas que había construido. Jeroboán no se convirtió de su mala conducta y volvió a nombrar sacerdotes de los altozanos a gente de la plebe; al que lo deseaba lo consagraba sacerdote de los altozanos. Este proceder llevó al pecado a la dinastía de Jeroboán y motivó su destrucción y exterminio de la tierra.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 105, 6 7a. 19-20. 21-22

R/. Acuérdate de mí, Señor,
por amor a tu pueblo

Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R/.

En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R/.

Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el pais de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del Evangelio según san Marcos (8,1-10):

Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discipulos y les dijo: «Me da lástima de esta gente; llevan ya tres dias conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos.»
Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde se puede sacar pan, aqui, en despoblado, para que se queden satisfechos?»
Él les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete.»
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomó los siete panes, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discipulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos cuantos peces; Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también. La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil. Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 15 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf



Queridos hermanos, paz y bien. Terminamos la semana como la empezamos, contemplando a Jesús ocupándose de los que más lo necesitan. No se conforma solo con hablar de lo que significa el Reino de Dios, sino que procura que a sus oyentes no les falte de nada. Alimento espiritual y alimento corporal. Porque la salvación de la persona es íntegra, no se puede separar el alma del cuerpo.

A Jesús le da lástima de la gente. Aquí se puede ya hacer una primera pregunta, ¿tengo yo compasión de la gente? ¿Me preocupo por los que tengo alrededor?

Cristo quiere que las cosas mejoren, que les vaya bien, que no pasen hambre. Y se lo cuenta a los Discípulos. Y pretende que sus amigos ayuden, que les den de comer ellos. A los Discípulos les resulta imposible. Mucha gente, en un lugar despoblado. Pero se produce el milagro. De lo poco que tienen, comen todos. Es cuestión de compartir. Segunda pregunta, ¿comparto lo que tengo, sea poco o mucho? ¿Ayudo con mis capacidades, o soy de los que creen que “en comunidad, no muestres tu habilidad”?

Comen, quedan satisfechos, y recogen siete canastos. Y después sigue su camino. Como se dice ahora, sale de su zona de confort. Quizá a esto se refiere el papa Francisco, al hablar de la “Iglesia en salida”. Va a llevar la Buena Noticia a todos los que lo necesitan. Tercera pregunta. ¿Me cuesta mucho salir de mí, ir al encuentro de los otros, hablar de lo que a mí me llena? ¿Soy capaz de hablar de Cristo en mi entorno, en mi trabajo, en mi universidad…? Esto lo podemos hacer con nuestras palabras, o con nuestras obras. Pero hay que hacerlo. Hay que compartir lo que tenemos, y hacerlo con valentía, como Jesús.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

FELIZ FIN DE SEMANA!!!





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