miércoles, 1 de mayo de 2019

TRABAJAR POR AMOR

Trabajar por amor
La ocupación profesional tiene una relación directa con la felicidad cuando nace y se ordena al amor


Por: J. López | Fuente: opusdei.es 




El hombre no debe limitarse a hacer cosas, a construir objetos. El trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor [1] . Al leer estas palabras de san Josemaría, es posible que dentro de nuestras almas surjan algunas preguntas que den paso a un diálogo sincero con Dios: ¿para qué trabajo?, ¿cómo es mi trabajo?, ¿qué pretendo o qué busco con mi labor profesional? Es la hora de recordar que el fin de nuestra vida no es hacer cosas sino amar a Dios. La santidad no consiste en hacer cosas cada día más difíciles, sino en hacerlas cada día con más amor [2] .

Mucha gente trabaja -y trabaja mucho-, pero no santifica su trabajo. Hacen cosas, construyen objetos, buscan resultados, por sentido del deber, por ganar dinero, o por ambición; unas veces triunfan y otras fracasan; se alegran o se entristecen; sienten interés y pasión por su tarea, o bien, decepción y hastío; tienen satisfacciones junto con inquietudes, temores y preocupaciones; unos se dejan llevar por la inclinación a la actividad, otros por la pereza; unos se cansan, otros procuran evitar a toda costa el cansancio...

Todo esto tiene un punto en común: pertenece a un mismo plano, el plano de la naturaleza humana herida por las consecuencias del pecado, con sus conflictos y contrastes, como un laberinto en el que el hombre que vive según la carne , en palabras de san Pablo - el animalis homo -, deambula, atrapado en un ir de aquí para allá, sin encontrar el camino de la libertad y su sentido.

Ese camino y ese sentido sólo se descubren cuando se levanta la mirada y se contempla la vida y el trabajo en esta tierra con la luz de Dios que ve desde de lo alto. La gente -escribe san Josemaría en Camino - tiene una visión plana, pegada a la tierra, de dos dimensiones. -Cuando vivas vida sobrenatural obtendrás de Dios la tercera dimensión: la altura, y, con ella, el relieve, el peso y el volumen [3] .

El trabajo nace del amor





¿Qué significa entonces, para un cristiano, que el trabajo nace del amor, manifiesta el amor, se ordena al amor? [4] . Primero conviene considerar a qué amor se refiere san Josemaría. Hay un amor llamado de concupiscencia , cuando se ama algo para satisfacer el propio gusto sensible o el deseo de placer ( concupiscentia ). No es éste el amor del que nace, en último término, el trabajo de un hijo de Dios, aunque muchas veces trabaje con gusto y le apasione su tarea profesional.

Un cristiano no ha de trabajar solo o principalmente cuando tenga ganas, o le vayan las cosas bien. El trabajo de un cristiano nace de otro amor más alto: el amor de benevolencia , cuando directamente se quiere el bien de otra persona ( benevolentia ), no ya el propio interés. Si el amor de benevolencia es mutuo se llama amor de amistad [5] , mayor cuanto se está dispuesto no sólo a dar algo por el bien de un amigo, sino a entregarse uno mismo: Nadie tiene amor más grande que el de dar uno la vida por sus amigos [6] .

Los cristianos podemos amar a Dios con amor de amistad sobrenatural, porque Él nos ha hecho hijos suyos y quiere que le tratemos con confianza filial, y veamos en los demás hijos suyos a hermanos nuestros. A este amor se refiere el Fundador del Opus Dei cuando escribe que el trabajo nace del amor : es el amor de los hijos de Dios, el amor sobrenatural a Dios y a los demás por Dios: la caridad que ha sido derramada en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado [7].

Querer el bien de una persona no lleva a complacer siempre su voluntad. Puede ocurrir que lo que quiere no sea un bien, como sucede muy a menudo a las madres, que no dan a sus hijos todo lo que piden, si les puede hacer daño. En cambio, amar a Dios es siempre querer su Voluntad, porque la Voluntad de Dios es el bien.

Por eso, para un cristiano, el trabajo nace del amor a Dios, ya que el amor filial nos lleva a querer cumplir su Voluntad, y la Voluntad divina es que trabajemos [8] . Decía san Josemaría que por amor a Dios quería trabajar como un borrico de noria [9] . Y Dios ha bendecido su generosidad derramando copiosamente su gracia que ha dado innumerables frutos de santidad en todo el mundo.



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Vale la pena, por tanto, que nos preguntemos con frecuencia por qué trabajamos. ¿Por amor a Dios o por amor propio? Puede parecer que existen otras posibilidades, por ejemplo, que se puede trabajar por necesidad. Esto indica no ir al fondo en el examen, porque la necesidad no es la respuesta última.

También hay que alimentarse por necesidad, para vivir, pero ¿para qué queremos vivir, para la gloria de Dios , como exhorta san Pablo [10] , o para la propia gloria? Pues para eso mismo nos alimentamos y trabajamos. Es la pregunta radical, la que llega al fundamento. No hay más alternativas. Quien se examina sinceramente, pidiendo luces a Dios, descubre con claridad dónde tiene puesto en último término su corazón al realizar las tareas profesionales. Y el Señor le concederá también su gracia para decidirse a purificarlo y dar todo el fruto de amor que Él espera de los talentos que le ha confiado.

El trabajo manifiesta el amor

El trabajo de un cristiano manifiesta el amor, no sólo porque el amor a Dios lleva a trabajar, como hemos considerado, sino porque lleva a trabajar bien, pues así lo quiere Dios. El trabajo humano es, en efecto, participación de su obra creadora [11] , y Él -que ha creado todo por Amor- ha querido que sus obras fueran perfectas: Dei perfecta sunt opera [12] , y que nosotros imitemos su modo de obrar.

Modelo perfecto del trabajo humano es el trabajo de Cristo, de quien dice el Evangelio que todo lo hizo bien [13] . Estas palabras de alabanza, que brotaban espontáneas al contemplar sus milagros, obrados en virtud de su divinidad, pueden aplicarse también -así lo hace san Josemaría- al trabajo en el taller de Nazaret, realizado en virtud de su humanidad. Era un trabajo cumplido por Amor al Padre y a nosotros. Un trabajo que manifestaba ese Amor por la perfección con que estaba hecho. No sólo perfección técnica sino fundamentalmente perfección humana: perfección de todas las virtudes que el amor logra poner en ejercicio dándoles un tono inconfundible: el tono de la felicidad de un corazón lleno de Amor que arde con el deseo de entregar la vida.

La tarea profesional de un cristiano manifiesta el amor a Dios cuando está bien hecha. No significa que el resultado salga bien, sino que se ha intentado hacer del mejor modo posible, poniendo los medios disponibles en las circunstancias concretas.

Entre el trabajo de una persona que obra por amor propio, y el de esa misma persona, si comienza a trabajar por amor a Dios y a los demás por Dios, hay tanta diferencia como entre el sacrificio de Caín y el de Abel. Éste último trabajó para ofrecer lo mejor a Dios, y su ofrenda fue agradable al Cielo. De nosotros espera otro tanto el Señor.

Para un católico, trabajar no es cumplir, ¡es amar!: excederse gustosamente, y siempre, en el deber y en el sacrificio [14] . Realizad pues vuestro trabajo sabiendo que Dios lo contempla: laborem manuum mearum respexit Deus ( Gn 31, 42). Ha de ser la nuestra, por tanto, tarea santa y digna de Él: no sólo acabada hasta el detalle, sino llevada a cabo con rectitud moral, con hombría de bien, con nobleza, con lealtad, con justicia [15] . Entonces, el trabajo profesional no solo es recto y santo sino que se convierte en oración [16] .

Al trabajar por amor a Dios, la actividad profesional manifiesta de un modo u otro ese amor. Es muy probable que una simple mirada a varias personas que estén realizando la misma actividad, no sea suficiente para captar el motivo por el que la realizan. Pero si se pudiera observar con más detalle y atención el conjunto de la conducta en el trabajo -no sólo los aspectos técnicos, sino también las relaciones humanas con los demás colegas, el espíritu de servicio, el modo de vivir la lealtad, la alegría y las demás virtudes-, sería difícil que pasara inadvertido, si efectivamente existe en alguno de ellos, el bonus odor Christi [17] , el aroma del amor de Cristo que informa su trabajo.

Al final de los tiempos -enseña Jesús- dos estarán en el campo: uno será tomado y el otro dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino: una será tomada y la otra dejada [18] . Realizaban el mismo trabajo, pero no del mismo modo: uno era agradable a Dios y el otro no.

Sin embargo, muchas veces el entorno materialista nos puede hacer olvidar que estamos llamados a la vida eterna y pensamos únicamente en los bienes inmediatos. Por este motivo afirma san Josemaría: trabajad cara a Dios, sin ambicionar gloria humana. Algunos ven en el trabajo un medio para conquistar honores, o para adquirir poder o riqueza que satisfaga su ambición personal, o para sentir el orgullo de la propia capacidad de obrar [19] .

En un clima así, ¿cómo no se va a notar que se trabaja por amor a Dios? ¿Cómo va a pasar inadvertida la justicia informada por la caridad, y no simplemente la justicia dura y seca; o la honradez ante Dios, no ya la honradez interesada, ante los hombres; o la ayuda, el favor, el servicio a los demás, por amor a Dios, no por cálculo...?

Si el trabajo no manifiesta el amor a Dios, quizá es que se está apagando el fuego del amor. Si no se nota el calor, si después de un cierto tiempo de trato diario con los colegas de profesión, no saben si tienen a su lado un cristiano cabal o solo un hombre decente y cumplidor, entonces quizá es que la sal se ha vuelto insípida [20] . El amor a Dios no necesita etiquetas para darse a conocer. Es contagioso, es difusivo de por sí como el mayor de los bienes. ¿Manifiesta mi trabajo el amor a Dios? ¡Cuánta oración puede manar de esta pregunta!

El trabajo se ordena al amor

Un trabajo realizado por amor y con amor, es un trabajo que se ordena al amor: al crecimiento del amor en quien lo realiza, al crecimiento de la caridad, esencia de la santidad, esencia de la perfección humana y sobrenatural de un hijo de Dios. Un trabajo, por tanto, que nos santifica.

Santificarse en el trabajo no es otra cosa que dejarse santificar por el Espíritu Santo, Amor subsistente intratrinitario que habita en nuestra alma en gracia, y nos infunde la caridad. Es cooperar con Él poniendo en práctica el amor que derrama en nuestros corazones al ejercer la tarea profesional. Porque si somos dóciles a su acción, si obramos por amor en el trabajo, el Paráclito nos santifica: acrecienta la caridad, la capacidad de amar y de tener una vida contemplativa cada vez más honda y continua.

Que el trabajo se ordena al amor, y por tanto a nuestra santificación, significa igualmente que nos perfecciona: que se ordena a nuestra identificación con Cristo, perfectus Deus, perfectus homo [21] ,perfecto Dios y perfecto hombre. Trabajar por amor a Dios y a los demás por Dios reclama poner en ejercicio las virtudes cristianas. Ante todo la fe y la esperanza, a las que la caridad presupone y vivifica. Y después las virtudes humanas, a través de las cuales obra y se despliega la caridad. La tarea profesional ha de ser una palestra donde se ejercitan las más variadas virtudes humanas y sobrenaturales: la laboriosidad, el orden, el aprovechamiento del tiempo, la fortaleza para rematar la faena, el cuidado de las cosas pequeñas...; y tantos detalles de atención a los demás, que son manifestaciones de una caridad sincera y delicada [22] . La práctica de las virtudes humanas es imprescindible para ser contemplativos en medio del mundo, y concretamente para transformar el trabajo profesional en oración y ofrenda agradable a Dios, medio y ocasión de vida contemplativa.

Contemplo porque trabajo; y trabajo porque contemplo [23] , comentaba san Josemaría en una ocasión. El amor y el conocimiento de Dios -la contemplación- le llevaban a trabajar, y por eso afirma: trabajo porque contemplo . Y ese trabajo se convertía en medio de santificación y de contemplación: contemplo porque trabajo .

Es como un movimiento circular -de la contemplación al trabajo, y del trabajo a la contemplación- que se va estrechando cada vez más en torno a su centro, Cristo, que nos atrae hacia sí atrayendo con nosotros todas las cosas, para que por Él, con Él y en Él sea dado todo honor y toda gloria a Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo [24] .

La realidad de que el trabajo de un hijo de Dios se ordena al amor y por eso le santifica, es el motivo profundo de que no se pueda hablar, bajo la perspectiva de la santidad -que en definitiva es la que cuenta-, de profesiones de mayor o de menor categoría.

La dignidad del trabajo está fundada en el Amor [25] . Todos los trabajos pueden tener la misma calidad sobrenatural: no hay tareas grandes o pequeñas; todas son grandes, si se hacen por amor. Las que se tienen como tareas grandes se empequeñecen, cuando se pierde el sentido cristiano de la vida [26] .

Si falta la caridad, el trabajo pierde su valor ante Dios, por brillante que resulte ante los hombres. Aunque conociera todos los misterios y toda la ciencia,... si no tengo caridad, nada soy [27] , escribe san Pablo. Lo que importa es el empeño para hacer a lo divino las cosas humanas, grandes o pequeñas, porque por el Amor todas adquieren una nueva dimensión [28] .

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[1] San Josemaría, Es Cristo que pasa , n. 48.

[2] San Josemaría, Apuntes de la predicación (AGP, P10, n. 25), cit. por Ernst Burkhart y Javier López, Vida Cotidiana y santidad en la enseñanza de san Josemaría , Rialp, Madrid 2013, vol. II, p. 295.

[3] San Josemaría, Camino , n. 279.

[4] San Josemaría, Es Cristo que pasa , n. 48.

[5] Cfr. Santo Tomás , S.Th . II-II, q. 23, a. 1, c.

[6] Jn 15, 13.

[7] Rm 5, 5.

[8] Cfr. Gn 2, 15; 3, 23; Mc 6, 3; 2 Ts 3, 6-12.

[9] Cfr. San Josemaría, Camino, n. 998.

[10] Cfr. 1 Cor 10, 31.

[11] Juan Pablo II, Litt. Enc. Laborem exercens , 14-IX-1981, n. 25; Catecismo de la Iglesia Católica , n. 2460.

[12] Dt 32, 4 (Vg). Cfr. Gn 1, 10, 12, 18, 21, 25, 31. Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica , n. 302.

[13] Mc 7, 37.

[14] San Josemaría, Surco , n. 527.

[15] San Josemaría, Carta 15-X-1948, n. 26, cit. por Ernst Burkhart y Javier López, Vida Cotidiana y santidad en la enseñanza de san Josemaría , Rialp, Madrid 2013, vol. III, p. 183.

[16] Cfr. San Josemaría, A migos de Dios , n. 65.

[17] 2 Cor 2, 15.

[18] Mt 24, 40-41.

[19] San Josemaría, Carta 15-X-1948, n. 18, cit. por Ernst Burkhart y Javier López, Vida Cotidiana y santidad en la enseñanza de san Josemaría , Rialp, Madrid 2013, vol. III, pp. 193-194.

[20] Cfr. Mt 5, 13.

[21] Símbolo atanasiano.

[22] Mons. Javier Echevarría, Carta pastoral, 4-VII-2002, n. 13.

[23] San Josemaría, Apuntes de la predicación, 2-XI-1964 (AGP, P01 IX-1967, p. 11), cit. por Ernst Burkhart y Javier López, Vida Cotidiana y santidad en la enseñanza de san Josemaría , Rialp, Madrid 2013, vol. III, p 197.

[24] Misal Romano , conclusión de la Plegaria Eucarística.

[25] San Josemaría, Es Cristo que pasa , n. 48.

[26] San Josemaría, Conversaciones , n. 109.

[27] 1 Cor 13, 2.

[28] San Josemaría, Es Cristo que pasa , n. 60.

HOY ES LA FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO, PATRONO DE LOS TRABAJADORES, 1 DE MAYO

Hoy es la fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores
Redacción ACI Prensa
¡Feliz Fiesta de San José Obrero!




El 1 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial del Trabajo. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.

El Santo Padre pidió en esa oportunidad que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.


Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.

Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.

Posteriormente, en el Jubileo de los Trabajadores en el 2000, el Papa de la Familia dijo: “Queridos trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes, unid vuestros brazos, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo”.

“El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Cuanto se realiza al servicio de una justicia mayor, de una fraternidad más vasta y de un orden más humano en las relaciones sociales, cuenta más que cualquier tipo de progreso en el campo técnico”, añadió”.

FELIZ DÍA DE SAN JOSÉ OBRERO!! 1 DE MAYO






lunes, 29 de abril de 2019

ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DEL MES DE MAYO, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DE MAYO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús a su discípula Margarita María de Alacoque: "Si me amas, recibe, hija mía, la Cruz que te mando; llévala en tu corazón, viviendo crucificada a todo; abrázate con ella, porque  Yo la amo, y Yo, que te amo también a ti, te la he obsequiado como prueba, la más segura; del amor infinito que te profesa mi Sagrado Corazón... Recuerda que el lecho de mis esposas más queridas es la Cruz, de la cual hice mis delicias por tu amor".



ORACIÓN
Aspiraciones al Sagrado Corazón de Jesús

Salve, Corazón de Jesús; sálvame.
Salve, Corazón de mi Creador; perfeccióname.
Salve, Corazón de mi Juez; perdóname.
Salve, Corazón de mi Salvador; rescátame.
Salve, Corazón de mi Padre; gobiérname.
Salve, Corazón de mi Esposo; ámame.
Salve, Corazón de mi Maestro; enséñame.
Salve, Corazón de mi Rey; coróname.
Salve, Corazón de mi Bienhechor; enriquéceme.
Salve, Corazón de mi Pastor; guárdame.
Salve, Corazón de mi Hermano; acompáñame.
Salve, Corazón todo caridad; abrásame.

¡Oh Jesús, mi soberano bien!, yo te amo, no por el galardón prometido, sino puramente por amor de Ti; yo te amo sobre todo cuanto hay de amable, y más que a mi mismo. A la faz del cielo y de la tierra protesto que, aunque para vivir amándote tenga que ser perseguido y deba arrastrar la muerte, ayudado por tu gracia repetiré siempre con San Pablo: no hay criatura alguna que sea capaz de apartarme de la caridad del Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, a quien amo y quiero amar eternamente. Así sea.

(De Santa Margarita María de Alacoque)




QUINTA PROMESA:
"Bendeciré con superabundancia de gracias todas sus empresas".


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)



LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.



UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Cuando te encuentres en un abismo de sequedad espiritual y de impotencia par amar..., cuando te halles en un abismo de pobreza en virtud y de gran debilidad..., cuando te sientas en un abismo de orgullo y de amor propio, entra entonces en el Sagrado Corazón  y pierdete en ese abismo de caridad, de riqueza inagotable y de humildad profunda."

Un PadreNuestro y AveMaría por los agonizantes y pecadores.



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén



Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 30 DE ABRIL DE 2019


Lecturas de hoy Martes de la 2ª semana de Pascua
Hoy, martes, 30 de abril de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,32-37):

EL grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común.
Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y se los miraba a todos con mucho agrado. Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.
José, a quien los apóstoles apellidaron Bernabé, que significa hijo de la consolación, que era levita y natural de Chipre, tenía un campo y lo vendió; llevó el dinero y lo puso a los pies de los apóstoles.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 92,1ab.1c-2.5

R/. El Señor reina, vestido de majestad

El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.

Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R/.

Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,5a.7b-15):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó:
«¿Cómo puede suceder eso?».
Le contestó Jesús:
«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 30 de abril de 2019
 Fredy Cabrera, cmf



Apreciados hermanos y hermanas:

Camino de la pascua descubrimos en los textos bíblicos toda una catequesis.  Estamos invitados a comprender como los seguidores y seguidoras de Jesús llevan adelante la propuesta del Reino por él iniciada.

Lo que leemos en el episodio de Hechos, más allá de ser un cuadro idealista de las relaciones comunitarias, es un acto de protesta contra las injusticias que provocaba el sistema político, económico y religioso. Se favorecía la concentración de poder y riqueza en ciertos grupos y se dejaba sin oportunidades a las grandes mayorías. Los discípulos y discípulas del resucitado, buscan revertir ese orden de cosas, construyendo comunidades que defiendan la igual dignidad de sus miembros y el bienestar de todos y todas. No es casualidad que la comunidad a la que se dirige el evangelista esté llamada, desde la figura de Nicodemo, a «nacer de nuevo». Están siendo invitados a una nueva forma de relacionarse, con los demás y con el mundo, que los impulse a la transformación de las estructuras políticas, económicas, sociales y religiosas. Sólo desde una vida capaz de morir a sí misma, como lo hizo Jesús, es posible hacer brotar el verdadero amor.

Necesitamos derribar los muros que hoy nos separan y nos impiden vivir como hermanos y hermanas. ¿Seremos los y las creyentes capaces de apostar por economías alternativas que generen oportunidades para los descartados del sistema-mundo?

Es lamentable el pensamiento de aquellos que no ven alternativa, y vislumbran inevitablemente el fin de la humanidad. Antes que pensar en el fin de la humanidad deberíamos de plantearnos, seriamente, el fin de este sistema político-económico que parece estar encaminándonos hacia el abismo.

Fredy Cabrera
Misionero Claretiano

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 29 DE ABRIL DE 2019

Acudir a Cristo para volver a nacer
Santo Evangelio según San Juan 3, 1-8. Lunes II de Pascua


Por: H. Leonardo Garzon, L.C. | Fuente: www.somosrc.mx 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, Tú siempre estás a la espera; no importa la hora ni el lugar, Tú siempre estás ahí para mí. Tú no tomas en cuenta mis pecados o indisposiciones, haces caso omiso a mis iras y malhumores. Tú esperas siempre con los brazos abiertos a que yo me acerque a Ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8

Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: «Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como Maestro; porque nadie puede hacer las señales milagrosas que Tú haces, si Dios no está con Él».

Jesús le contestó: «Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios». Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?».

Le respondió Jesús: «Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu».

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

1. Andar a ver a Jesús de noche
Aunque no parezca del todo común, el mejor momento en el que nos podemos encontrar con Jesús es en la noche, ciertamente no en el sentido literal. Esta noche de la que nos habla el Evangelio se refiere a la quietud y pasividad interiores, a un momento de silencio de calma espiritual. Es en la noche cuando nos despojamos de las preocupaciones y ajetreos del día a día; sólo en este momento podemos acercarnos a Jesús libres de toda otra distracción. Él siempre está esperando a que busquemos esos momentos de «noche» para estar a solas con Él. Jesús quiere que aprendamos a descansar en Él.

2. El que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios.
Dios siempre nos pide ir más allá. No basta con acudir a Él, es necesario tomar un paso a la acción, buscar y tratar de mejorar ese aspecto de nuestra vida que debemos cambiar. Jesús nos pide conversión. La conversión requiere que nos despojemos de nosotros mismos para así dejar que Dios actúe en nuestras vidas. El olvidarnos de nosotros mismos implica un volver a nacer, nacer una nueva vida en la que “no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mí”.

3. Nacer del agua y del espíritu
Seguramente nos preguntamos, ¿cómo es posible volver a nacer? Ésta era la pregunta que agobiaba a Nicodemo quien no entendía la exigencia espiritual de las palabras del Maestro. Con el pasar de los años, se van adhiriendo a nuestra personalidad ciertas formas de ser, pensar o actuar que no son propiamente buenas; estas adherencias se van convirtiendo en un obstáculo que luego nos impedirá entrar en el Reino de Dios. El agua representa la purificación, el modo en que vamos limpiando nuestros corazones para hacer espacio para Dios. El espíritu es el don de Dios que se da a sí mismo para llenar el vacío de nuestras vidas, sólo con Él y por Él podremos nacer de nuevo

«El Evangelio recuerda que aquel que está llamado a dar testimonio de la Resurrección de Cristo debe, en primera persona, "nacer de lo alto". De lo contrario, se termina como Nicodemo que, a pesar de ser un maestro en Israel, no entendía las palabras de Jesús cuando decía que para "ver el reino de Dios" hay que "nacer de lo alto", nacer "del agua y del Espíritu". Nicodemo no entendía la lógica de Dios, que es la lógica de la gracia, de la misericordia, por la cual el que se hace pequeño se vuelve grande, el que se hace último pasa a ser el primero, el que se reconoce enfermo se cura. Esto significa dejar realmente la primacía al Padre, a Jesús y al Espíritu Santo en nuestra vida. Atención: no se trata de convertirse en sacerdotes "poseídos", casi como si se fuera depositario de un carisma extraordinario. No. Sacerdotes ordinarios, simples, humildes, equilibrados, pero capaces de dejarse regenerar constantemente por el Espíritu, dóciles a su fuerza, interiormente libres —sobre todo de sí mismos— porque les mueve el "viento" del Espíritu que sopla donde quiere.»
(Homilía de S.S. Francisco, 10 de abril de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hacer una visita a la capilla y pedirle a Dios la gracia de volver a nacer a una vida que sea más de su agrado.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

SALIR DE UNO MISMO


Salir de uno mismo



El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

Partir es, ante todo, salir de uno mismo, romper la coraza de egoísmo que intenta aprisionarnos en nuestro propio “yo”. Partir es dejar de dar vueltas alrededor de uno mismo, como si ése fuera el centro del mundo y de la vida. Partir es no dejarse encerrar en el círculo de los problemas del pequeño mundo al que pertenecemos, cualquiera sea su importancia. La humanidad es más grande, y es a ella a quien debemos servir. Partir no es devorar kilómetros, atravesar los mares o alcanzar velocidades supersónicas. Es, ante todo, abrirse a los otros, descubrirlos, ir a su encuentro; abrirse a otras ideas, incluso a las que se oponen a las nuestras. Es tener el aire de un buen caminante (Mons. Helder Cámara).

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi  que la vida era servicio. Y, en el servicio,  encontré la alegría” (Tagore). ¡Siempre listo para servir! 



* Enviado por el P. Natalio

SEÑOR MIO Y DIOS MIO ... POESÍA



SEÑOR MIO Y DIOS MIO
Como Tomás, con resistencias, pero creo en Ti
Como Tomás, con interrogantes, pero espero en Ti
Como Tomás, exijo pruebas y certezas
Como Tomás, no me fío de lo que me dicen de Ti.

SEÑOR MÍO Y DIOS MIO
Como Tomás, también tengo temor a seguirte
Como Tomás, asegurarme de que estás vivo
Como Tomás, quisiera meter mis dedos en los agujeros de tus clavos
Como Tomás, quisiera que, apartases el sayal, y me dejases contemplar
aquellos otros agujeros que otros clavos en tus pies dejaron.
¿Me dejas, Señor?
Quiero creer, pero soy incrédulo
Quiero seguirte, y me desvío de tus caminos
Eres Resurrección, y sigo empeñado en las horas de muerte
Eres vida, y busco noches oscuras que conducen al desazón

SEÑOR MÍO Y DIOS MIO
Pero, al final, también quiero ser como Tomás:
Creyente, entusiasta de tu Palabra enamorado y difusor de tu Reino
Y que, por encima de todo, en lo bueno y en lo malo nunca deje de exclamar:

¡SEÑOR MÍO Y DIOS MIO!
Amén

__________________________

Poesía
Señor mío y Dios mío
(P. Javier Leoz)

CONOCE ESTOS 11 FASCINANTES DATOS SOBRE LA VIDA DE SANTA CATALINA DE SIENA


Conoce estos 11 fascinantes datos sobre la vida de Santa Catalina de Siena
Redacción ACI Prensa




“Si somos lo que debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero”, solía decir Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia que perteneció a la tercera orden de Santo Domingo.

Santa Catalina nació en Siena (Italia) en 1347 en una familia de padres piadosos; y fue llamada a la Casa del Padre el 29 de abril de 1380 en Roma con solo 33 años.

Hoy se celebra la fiesta de esta gran santa por ello presentamos 11 datos que probablemente no sabías de su vida:

1) Tenía una melliza
Aunque no está claro si eran idénticas o no, Santa Catalina tuvo una hermana melliza llamada Giovanna. Nacieron prematuramente cuando su madre tenía 40 años, pero por desgracia, su melliza falleció siendo niña. Dos años después su madre tuvo otra hija y también la llamó Giovanna.

2) Tuvo 24 hermanos
Santa Catalina tuvo 24 hermanos; todos de los mismos padres. Solo la mitad de ellos llegó a la edad adulta debido a una alta tasa de mortalidad infantil.


3) Su apodo era "Eufrosina"
Era tan alegre que un niño de su familia la llamó "Eufrosina”, que en griego significa "alegría".

4) Tuvo una visión mística del Niño Jesús
Una antigua biografía escrita por su confesor afirma que cuando tenía entre 5 y 6 años de edad, tuvo una visión de Jesús entronizado en el cielo y rodeado de sus apóstoles Pedro, Pablo y Juan.

5) Tuvo una visión mística de Santo Domingo
Los dos caminos aceptados culturalmente para una mujer de su tiempo era casarse o convertirse en una monja de clausura. Santa Catalina se resistió a ambas opciones.

Al parecer, el mismo Santo Domingo de Guzmán se le apareció en una visión y la convenció de ser dominica terciaria, algo que hasta entonces normalmente estaba reservado para las viudas. También obtuvo un permiso especial para llevar el hábito.

6) Tuvo otra visión de Jesús cuando tenía 21 años
Al principio, ella vivió su vocación como dominica terciaria en su hogar. Cuando tenía 21 años de edad experimentó una visión de Jesús en la que Él la llevaba como su novia, e incluso le daba un anillo. Cristo le pidió que abandone su soledad y sirva a los pobres, lo cual cumplió.

7) Tuvo la gracia de experimentar el dolor de los estigmas de Cristo
Según la biografía escrita por su confesor, Catalina recibió en 1375 una versión de los estigmas de San Francisco de Asís que solo eran visibles para ella misma pero que ocasionaban igual dolor.


8) Contribuyó directamente con el pontificado de su tiempo
Cuando tenía casi 20 años de edad envió cartas a varios gobernantes y clérigos pidiendo por la paz entre los estados y que el papado vuelva a Roma desde Aviñón, Francia (1309-1377). Fue tan respetada que también la enviaron en diversas misiones diplomáticas de paz por varios gobiernos.

9) Sobrevivió a un intento de asesinato
A principios de 1378 fue enviada por el Papa Gregorio XI a Florencia (Italia) para buscar la paz entre esta ciudad y Roma. Sin embargo, poco después la violencia estalló, y el 18 de junio, en medio de la violencia, intentaron asesinarla.

10) Fue atacada por demonios en su lecho de muerte
Esto es lo que informó un testigo ocular: “Santa Catalina comenzó a cambiar y a hacer varias señas con la cabeza y los brazos como queriendo demostrar que sufría graves ataques de demonios, y permaneció en este estado calamitoso durante una hora y media, en la que la mitad de ese tiempo lo pasó en silencio...”.

11) Es copatrona de Roma, Italia y Europa
El Papa Pío IX la declaró copatrona de Roma en 1866, Pío XII la declaró copatrona de Italia en 1939 y en 1999 San Juan Pablo II la declaró copatrona de Europa.

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Traducido por Diego López Marina. Publicado originalmente en ChurchPOP

HOY 29 DE ABRIL ES LA FIESTA DE SANTA CATALINA DE SIENA, DOCTORA DE LA IGLESIA

Hoy es fiesta de Santa Catalina de Siena, de analfabeta a Doctora de la Iglesia
Redacción ACI Prensa




“Si somos lo que debemos ser, prenderemos fuego al mundo entero”, decía Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia perteneciente a la tercera orden de Santo Domingo, gran defensora del Papado y proclamada Copatrona de Europa por San Juan Pablo II.

Santa Catalina nació en Siena (Italia) en 1347 en una familia de padres piadosos. Gustaba mucho de la oración, las cosas de Dios, y a los siete años hizo un voto privado de virginidad. Más adelante, su familia trató de persuadirla para que se casara, pero ella se mantuvo firme y sirvió generosamente a los pobres y enfermos.

A los 18 años recibió el hábito de la tercera orden de Santo Domingo, viviendo la espiritualidad dominica en el mundo secular y siendo la primera mujer soltera en ser admitida. Tuvo que superar muchas tentaciones del diablo que buscaban hacer que desistiera, pero ella seguía confiando en Dios.

En 1366, Santa Catalina vivió un “matrimonio místico”. Se encontraba en su habitación orando cuando vio a Cristo acompañado de su Madre y un cortejo celestial.


La Virgen tomó la mano de Catalina y la llevó hasta Cristo, quien le puso un anillo, la desposó consigo y le manifestó que ella estaba sustentada por una fe que podría superar todas las tentaciones. Después de ello, solamente Catalina podía ver el anillo.

Por aquel tiempo brotó una peste y la Santa siempre se mantuvo con los enfermos, los preparaba para la muerte y llegó incluso a enterrarlos ella misma con sus propias manos. Además, tenía el don de reconciliar hasta a los peores enemigos, más con sus oraciones a Dios que con sus palabras.

En esta época los Papas vivían en Avignon (Francia) y los romanos se quejaban de haber sido abandonados por sus Obispos, amenazando con realizar un cisma.

Gregorio XI hizo un voto secreto a Dios de regresar a Roma y al consultarle a Santa Catalina, ella le dijo: “Cumpla con su promesa hecha a Dios”. El Pontífice se quedó sorprendido porque no le había dicho del voto a nadie y más adelante el Santo Padre cumplió su promesa y volvió a la Ciudad Eterna.

Posteriormente, en el pontificado de Urbano VI, los cardenales se distanciaron del Papa por su temperamento y declararon nula su elección, designando a Clemente VII que fue a residir a Avignon. Santa Catalina envió cartas a los cardenales presionándolos para reconocer al auténtico Pontífice.

"Aunque era hija de artesanos y analfabeta por no haber tenido estudios ni instrucción, comprendió, sin embargo, las necesidades del mundo de su tiempo con tal inteligencia que superó con mucho los límites del lugar donde vivía, hasta el punto de extender su acción hacia toda la sociedad de los hombres; no había ya modo de detener su valentía, ni su ansia por la salvación de las almas", escribió de ella San Juan Pablo II en 1980 por el VI centenario de su muerte. 
La Santa también escribió a Urbano VI exhortándolo a llevar con temple y gozo los problemas, controlando el temperamento. Santa Catalina fue a Roma, a pedido del Papa, quien siguió sus instrucciones. La Santa también escribió a los reyes de Francia y Hungría para que dejen el cisma. Toda una muestra de la defensa del papado.

En otra ocasión Jesús se le vuelve a aparecer y le enseñó dos coronas, una de oro y otra de espinas, para que escoja. Ella le dijo: "Yo deseo, oh Señor, vivir aquí siempre conforme a tu pasión, y encontrar en el dolor y en el sufrimiento mi reposo y deleite". Luego tomó la corona de espinas y se la puso sobre la cabeza.


Santa Catalina murió el 29 de abril de 1380 en Roma con tan solo 33 años y de un ataque súbito. El Papa Pablo VI la nombró Doctora de la Iglesia en 1970 y fue proclamada Copatrona de Europa por San Juan Pablo II en 1999 junto a Santa Brígida de Suecia y Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Su fiesta es cada 29 de abril.





Oración a Santa Catalina de Siena



Señor Dios,
tú has mostrado a santa Catalina
el amor infinito
hacia todos los hombres,
hechura de tus manos,
que arde en tu corazón .

Ella compartió generosamente
esta revelación
y la vivió en todas sus consecuencias
hasta el heroísmo.

Concédenos que podamos
seguir su ejemplo,
confiando en tus promesas
y aumentando nuestra fe en tu presencia
en cada sacramento,
especialmente en el sacramento de tu perdón.

Te lo pedimos por Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

BUENAS NOCHES





domingo, 28 de abril de 2019

¡HA RESUCITADO EL SEÑOR!


¡Ha resucitado el Señor!



“Si no lo veo…no lo creo” (Jn 20,19-31) En cierta ocasión un predicador se acercó a una gran ciudad y dejó amarrado, en el exterior de sus muros, un caballo que llevaba para su misión apostólica. Comenzó su predicación sobre las verdades de la fe y, uno de los asistentes, le grito: “eso que Vd. dice no me lo creo” Y el predicador le contestó, esto que os digo, es tan verdad como que hay un caballo detrás de aquellos muros al cual vosotros no veis pero del cual os fiais que existe por mi palabra.

Santo Tomás, en este segundo Domingo de Pascua, representa a ese mundo nuestro que se fija y se deja llevar por lo palpable. Por aquello que se siente en la mano, se saborea en el paladar o se hace color frente a la mirada de los ojos: ¡Ha resucitado el Señor!

Y, como Santo Tomás, nos gustaría meter nuestras manos en su costado. Hurgar en los orificios que dejaron los clavos para, a continuación, salir corriendo y llevar la buena noticia de que Jesús no sólo murió sino que, además, sigue tan vivo como el primer día: ¡Ha resucitado el Señor!

La mayor prueba de su triunfo sobre la muerte nos la dan aquellos que tuvieron la suerte de encararse frente a frente con aquel misterio que ha dado un resplandor y un esplendor nuevo y alegre a nuestro futuro: aquellas mujeres que se acercaron temerosas al sepulcro.

El mayor respaldo a nuestra fe, viene de aquellos hombres que, sin dudar un solo instante, lo dejaron todo para dispararse por los cuatro puntos cardinales pregonando aquella buena noticia: ¡es verdad…ha resucitado! ¡Ha resucitado el Señor! Y, muchos de nosotros, somos fotocopia idéntica a aquel Tomás que, no solamente no creía que Jesús había salido triunfante del sepulcro, sino que además no se fiaba ni un pelo de la palabra de sus amigos cuando le decían, que sí Tomás, “hemos visto al Señor”.

Ese Tomás se prolonga en nuestro tiempo y en el entorno que nos preocupa. En aquellos/as que vivieron una experiencia religiosa pero que la abandonaron al ahogarse por el pragmatismo reinante o por exigir demasiadas razones.

Ese Tomás sigue reclamando pruebas con tantos de nuestros hermanos que piden conversión a la Iglesia, pruebas de su fidelidad al Evangelio pero….que son incapaces de mirar por encima de sus debilidades la grandeza que ella encierra, actualiza y conserva: ¡Cristo muerto y resucitado! ¡Ha resucitado el Señor! Y muchos de nosotros, en medio de las sacudidas a las que estamos sometidos, seguimos creyendo en EL como valor supremo de nuestra vida cristiana y como cumbre de todo lo que realizamos y celebramos en su nombre.

¡Ha resucitado el Señor! Como aquellos hombres y mujeres de entonces, seguimos siendo (con virtudes y defectos) los eternos entusiastas de la muerte y de la vida del Resucitado.


P. Javier Leoz

MENSAJE DE JESÚS PARA TI


Mensaje de Jesús para ti



La actitud de confianza en Dios es fundamental en la Biblia: recorre casi todas sus páginas; las personas que desfilan por ellas son confrontadas con esta señal del varón justo, que busca a Dios como su único bien y poderoso refugio. La confianza es un aspecto de la misma fe, pero tiene una nota afectiva y cordial. El trozo de hoy es de una suavidad y dulzura inefables.

¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida? Déjame el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Cuando te abandones en mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios. No desesperes; no me dirijas una oración agitada, como si quisieras exigirme el cumplimiento de tus deseos. Déjame ser Dios y actuar con libertad. Abandónate confiadamente en mí. Reposa en mí y deja en mis manos tu futuro. Dime frecuentemente: “Jesús, yo confío en ti”. Déjate llevar en mis brazos divinos, no tengas miedo. Yo te amo. Si crees que las cosas empeoran o se complican a pesar de tu oración, sigue confiando. Cierra los ojos del alma y confía. Continúa diciéndome a toda hora: “Jesús, yo confío en ti”. Y verás grandes milagros. Te lo prometo por mi amor. Jesús.

Esta confianza, que es entrega y abandono en el Señor, te dejará sereno y tranquilo en medio de las tempestades de la vida, porque te has fiado nada menos que de Dios que es poderoso, bondadoso y fiel a su Palabra. El salmista afirma: “Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor porque no quedará defraudado”. Anímate a intentarlo.



* Enviado por el P. Natalio
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