lunes, 17 de octubre de 2016

DIÁLOGO CON UN ATEO


Diálogo con un ateo


El joven irlandés Alfonso Lambe (1932-1959), fue enviado por la Legión de María a implantar en Sudamérica grupos misioneros de esta asociación de laicos. De dos en dos difunden fe católica bajo el amparo de la Reina de los Apóstoles. Se reúnen cada semana a rendir cuenta de su trabajo apostólico. Son valientes y disciplinados. ¡Hasta hay grupos en algunas cárceles!

Alfonso y su compañera de trabajo visitaron a un señor ateo. El señor, un poco molesto, les pidió que se retiraran. Alfonso respondió: Si usted nos permite volveremos en otra ocasión, sólo para visitarlo. Queremos ser sus amigos y conversaremos también de las cosas que usted acepta, porque nos interesan mucho. A la semana volvieron, el señor los dejó pasar y él mismo sacó el tema de la fe. Alfonso, lleno de Espíritu Santo, comenzó a hablar. El señor lo interrumpió: Perdone, joven, que lo interrumpa. Yo no sé qué tiene usted, pero siento que mi espíritu se llena de paz y se colma un vacío que nunca pude llenar. Quizás por ser esta la primera vez en 67 años que alguien me habla de estas cosas.

La vocación no es el camino de los desilusionados, los aburridos o los tristes, sino el de aquellos en cuya alma se ha encendido el ideal del Evangelio y han conocido la gloria de las bienaventuranzas.


* Enviado por el P. Natalio

REFLEXIÓN PARA AUMENTAR MI FE EN DIOS


Reflexión para aumentar mi fe en Dios
La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de Dios que se revela


Por: P. Modesto Lule Zavala msp | Fuente: www.modestolule.com/ 




Algunas personas llegan a pensar que la fe es como la esperanza. Cierto es que la persona que tiene fe tiene esperanza, pero no necesariamente es la esperanza. El catecismo de la Iglesia católica dice: CIC 166: “La fe es un acto personal: la respuesta libre del hombre a la iniciativa de

Dios que se revela. Pero la fe no es un acto aislado. Nadie puede creer solo, como nadie puede vivir solo. Nadie se ha dado la fe a sí mismo, como nadie se ha dado la vida a sí mismo. El creyente ha recibido la fe de otro, debe transmitirla a otro. Nuestro amor a Jesús y a los hombres nos impulsa a hablar a otros de nuestra fe. Cada creyente es como un eslabón en la gran cadena de los creyentes. Yo no puedo creer sin ser sostenido por la fe de los otros, y por mi fe yo contribuyo a sostener la fe de los otros”. Es decir, todos en la medida de alimentar nuestra fe y compartirla nos enriquecemos. Dice la carta a los romanos 10, 17: Así pues, la fe nace al oír el mensaje, y el mensaje viene de la palabra de Cristo.

La fe es un don de Dios, es decir, se debe pedir a Dios. La fe se debe separar de la superstición, que es en lo que algunos pueden caer por falta de conocimiento en la religión. La carta a los Hebreos 11, 1, dice: “Tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos”.

La fe se debe trabajar y en la medida que hay esfuerzo hay esperanza de alcanzar lo que se busca. Dentro del ámbito cristiano esperar algo ya no se reduce a cuestiones meramente egoístas, sino a beneficios para todos.

La madre Teresa de Calcuta dice: “del silencio nace la oración, de la oración nace la fe, de la fe nace el amor, del amor nace la entrega y de la entrega la paz”. Todo lleva un proceso, y para progresar en la fe hay que progresar en el silencio y en la oración y esto conllevará a más dones y virtudes que enriquecerán a la persona y por ende a los que le rodean.


La palabra fe viene del latín FIDES, y significa lealtad. De la misma palabra FIDES se desprende fiel y otras más. La lealtad se la debemos a Dios, en la medida que seamos fieles, es decir leales, podemos esperar como dice en la carta a los hebreos, aquellas cosas que ya hemos pedido, es decir tenemos esperanza en que Dios nos ayudará en lo que necesitamos y todo esto será para cumplir con la voluntad de Dios. Así como la Virgen maría que fue leal a lo que el Señor pedía pudo alcanzar la gloria que Dios Padre concede a todo obediente a su palabra. Los santos son santos por ser leales, por tener fe en que las promesas de Jesucristo se cumplirán en su momento, quizá no en el que pedimos nosotros pues Dios nos concede las cosas no cuando queremos, sino cuando ya estamos preparados.


SEAMOS PERSEVERANTES EN LA ORACIÓN


Seamos perseverantes en la oración



Un periodista describe la colección de recuerdos que tiene en su desván.  Son de las guerras que ha reportado por más de treinta y cinco años.  Una caja tiene los apuntes de su visita a un campamento de refugiados en el África.  Allá quedaron algunos tutsis después del genocidio intentado en Ruando.  Otra caja es de fotos y apuntes de Irlanda Norte.  Allí el ejército inglés reprimió brutalmente la lucha, también a veces violenta, de los católicos para sus derechos civiles.  En otro recipiente hay un dibujo hecho por una niña de Camboya.  Muestra un guillotine portátil usado por los jemeres rojos para ejecutar a los niños por huir de los campamentos de labor.  En otra caja se encuentra la cinta de una entrevista con un sobreviviente del bombardeo de Hiroshima.  Dice el sobreviviente que estaba en escuela al momento de la explosión.  Cuando miró arriba por un hoyo en el techo, vio nubes con fuegos en el medio.

Las atrocidades de guerra no cesan.  Ni paran las lágrimas de la gente victimizada.  Hoy en día una guerra civil en Siria ha creado más de diez millones de refugiados.  En Colombia hace días el pueblo votó no terminar la guerra con los revolucionarios que ha durado por más de cincuenta años.  Hay también las guerras entre los carteles en México y las pandillas en Chicago que matan a inocentes.

Enfrentados por este tipo de barbaridad levantamos nuestras voces a Dios.  Rezamos: “Por favor, Señor, pon fin al derramamiento de sangre”.  Como si no nos escuchara, seguimos con la súplica: “¿Cuándo vas a actuar, Señor?”  No estamos pidiendo por nuestras tropas como Moisés en la primera lectura.  Queremos un alto en todas las hostilidades.  Anhelamos escuchar de los niños del mundo creciendo en la paz, de sus madres liberadas de la preocupación inexorable, y de sus hermanos mayores desistiendo creer que la guerra traiga la prosperidad.  Sin embargo, parece que no vayamos a realizar nuestra petición.  Siempre en una parte del mundo u otra, si no en todas, ha existido la lucha violenta.

Del evangelio hoy sacamos un hilo de la esperanza.  La parábola del juez corrupto nos enseña que sí Dios oye nuestras oraciones y actuará.  Sin embargo, tenemos que seguir rezando por días si no por meses, años, o aun corporalmente milenios.  Un predicador negro, ciertamente veterano de la campaña larga para los derechos civiles en los Estados Unidos, una vez resumió bien la lección aquí.  Dijo: “Hasta que hayas estado delante de una puerta cerrada tocando por años con tus nudillos sangrando, no sabrás lo que es la oración”.

La oración forma una parte imprescindible de nuestra campaña para la paz.  Pues, Dios es el autor de la paz con Jesucristo sirviendo como el camino para alcanzarla.  También vivimos la paz por sacar de nuestras entrañas todo aspecto de rencor y venganza.  Un corazón puro no quiere hacer la violencia.  Finalmente, instruimos a nuestros hijos en los modos de la paz.  La segunda lectura hoy exhorta a Timoteo que se aproveche de las Escrituras para “educar en la virtud”.  Ciertamente es virtuoso sembrar semillas de buena voluntad.

Dijo el papa San Juan Pablo II que la paz es como una catedral.  Hay que construirla lentamente, pieza por pieza, hasta que se haga una construcción digna de Dios.  Aún más es como una catedral porque envuelve la oración.  Sin la oración la catedral se hace primero un museo y después un parque de recreo.  Sin la oración la paz disuelve en el rencor, el rencor en la hostilidad, la hostilidad en la guerra.  Por eso, oremos para que se entrañe el mundo con la paz.


* P. Carmelo Mele O.P.

IMÁGENES DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO









ESTOS SON LOS LUGARES DONDE SE PODRÁ VENERAR LAS RELIQUIAS DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO


Estos son los lugares donde se podrá venerar las reliquias de San José Sánchez del Río
Por Diego López Marina



VATICANO, 16 Oct. 16 /  (ACI).- Los restos de San José Sánchez del Río actualmente se veneran en la parroquia Santiago Apóstol en Sahuayo (México), sin embargo, después su canonización este 16 de octubre, tres reliquias de primer grado del santo ya se encuentran en Roma (Italia) para su veneración.

A finales de septiembre el Obispo de Zamora, Mons. Javier Navarro Rodríguez, y el Obispo Auxiliar de la misma diócesis, Mons. Jaime Calderón Calderón, firmaron el acta correspondiente por la extracción de las reliquias.

“En el momento que se abrió la urna se determinó que la clavícula era la parte más idónea para extraerse y partirse”, explicó a ACI Prensa, Mons. Calderón.

“El resto óseo se fragmentó en tres partes. La primera se entregó al Papa Francisco, la segunda al Pontificio Colegio de México en Roma y la última será entregada el lunes 17 de octubre a la Basílica de San Bartolomé ”, detalló Santiago Manzo, miembro del equipo de promoción y difusión de José Sánchez del Río.

El relicario que contiene el resto óseo que fue presentado para la ceremonia de canonización y colocado a los pies de la imagen de la Virgen María, tiene forma de cruz y cuenta con cuatros inscripciones: “San José Sánchez del Río”, “Santa Madre de Guadalupe”, “Viva Cristo Rey” y “Nunca fue tan fácil ganarse el cielo”, esta última haciendo referencia a las palabras que el santo dijo a su madre para que le permitiera participar de la Guerra Cristera.

Por otro lado, desde ya los fieles pueden venerar sus reliquias en la parroquia Santiago Apóstol de Sahuayo, tierra natal del nuevo santo.

UN DÍA COMO HOY 17 DE OCTUBRE SAN JUAN PABLO II FUE ELEGIDO PAPA


[VIDEO] Un día como hoy San Juan Pablo II fue elegido Papa


 16 Oct. 16 /  (ACI).- Un día como hoy, 16 de octubre de 1978, San Juan Pablo II -Karol Wojtyla- fue elegido Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y 263 sucesor del Apóstol Pedro.

El pontificado de San Juan Pablo II ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia, durando cerca de 27 años.

Karol Józef Wojtyla nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kilómetros de Cracovia (Polonia), el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojtyla y Emilia Kaczorowska.

Tras ser elegido Papa en 1978, San Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.


Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. Su atención hacia la familia le llevó a inaugurar los encuentros mundiales de las familias, en 1994.

Entre sus principales documentos se encuentran 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

San Juan Pablo II promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 9:37 p.m. (hora local), mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II.

La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011, y el Papa Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.

Para saber más sobre la vida de San Juan Pablo II, puede ingresar a: https://www.aciprensa.com/juanpabloii/

EMOCIÓN Y ALEGRÍA ENTRE PEREGRINOS ESPAÑOLES POR CANONIZACIÓN DE SAN MANUEL GONZÁLEZ


Emoción y alegría entre peregrinos españoles por canonización de San Manuel González
Por Miguel Pérez Pichel


 Foto: Miguel Pérez (ACI Prensa)



VATICANO, 16 Oct. 16 /  (ACI).- No cabía nadie más en la Plaza de San Pedro, en Roma. Cientos de miles de peregrinos llenaron la explanada vaticana en un día soleado en el que la emoción y la alegría desbordaba a los asistentes.

Entre los fieles presentes había muchos españoles que acudieron para asistir a la proclamación como santo de San Manuel González García, Obispo de Palencia y fundador de la Unión Eucarística Reparadora, de la Obra de las Marías de los Sagrarios y de la congregación religiosa de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret.

Ana María Sánchez viene desde Toledo junto a su marido. “Para mí, estar aquí es algo muy grande. Soy de las Marías de los Sagrarios y nunca me había imaginado que podría estar aquí, viviendo este momento en el que se derrama tanta gracia”, afirma. Su marido, José Jesús Fernández de la Cruz, a su lado, subraya sus palabras y añade: “ser católico es lo más inmenso que puede haber”.


Un poco más adelante está Alcalá Martínez, palentina que recuerda “la paz y la tranquilidad que se siente cuando voy a visitar la tumba de San Manuel González en la catedral de Palencia. Es una experiencia espiritual difícil de describir. Te sientes emocionada”.

En otro extremo de la Plaza de San Pedro, María José Rubio Panadero, de Sevilla y miembro de la Obra de las Marías de los Sagrario, destaca lo grandioso del momento. “San Manuel González hizo mucho por la Eucaristía. Él no quería que el sagrario estuviera solo. Quería que el Señor estuviera siempre acompañado en el sagrario, y eso es lo que hacemos nosotras, las Marías de los Sagrarios”.

Cerca del obelisco egipcio que se alza en el medio de la explanada ondea una bandera valenciana. La sostiene Eduardo Chávez Gómez, de 49 años. “Vengo desde Valencia, y tenía que estar aquí”, explica. “Estuve en 2001 en la beatificación de don Manuel por San Juan Pablo II. Soy seguidor del mensaje de San Manuel: la importancia de acompañar al Señor en el sagrario, de no dejar nunca el sagrario abandonado”.

A su lado, Federico Morillo dice que “San Manuel González nos da una visión muy grande de la Eucaristía. Hace que todos nos queramos más y nos da la fuerza para poder llegar mejor a todos los necesitados”.

No muy lejos del grupo de valencianos están unas hermanas de la Obra Misionera de Jesús y María. La Madre Juliana Santacruz explica que tenían que viajar a Roma para una serie de trabajos, pero que querían que el viaje coincidiera con la canonización de San Manuel Gonzáles, “porque nuestra madre fundadora, la beata María Pilar Izquierdo, perteneció a las Marías de los Sagrarios, el movimiento que creó San Manuel González. Por lo tanto, estamos muy unidas a él y a la congregación de las Eucarísticas Nazarenas. Por eso hemos querido acompañarles en este día de gloria para toda la Iglesia”.

Rosa María García, de 27 años, vive en Albacete. Vino a Roma para asistir a la canonización de San Ludovico Pavoni. Ha venido con un grupo de chicos y chicas pavonianos de diferentes provincias de España. “Hemos venido a Roma con gran ilusión y alegría. Llevamos muchos años con los pavonianos en España y siempre hemos estado colaborando con ellos, con los chavales, haciendo muchas actividades”.

Su amigo, Guillermo García, tiene 23 años y es de Valladolid. Asegura que “para nosotros, estar aquí es una experiencia muy profunda. Tenemos que dar las gracias a todos los pavonianos, sobre todo a los de España. Gracias a ellos estamos aquí junto al nuevo santo y podemos trabajar con los jóvenes como hizo él”.

EL CURA BROCHERO NO ES ALGO DEL PASADO PORQUE NOS ANIMA Y ESTIMULA CADA DÍA


Cura Brochero no es algo del pasado porque nos anima y estimula cada día, afirma Obispo
Por Álvaro de Juana

 (ACI).- Uno de los mayores conocedores del Cura Brochero –cuya ceremonia de canonización tendrá lugar el domingo 16 de octubre– es Mons. Santiago Olivera, Obispo de la diócesis argentina de Cruz del Eje, de la provincia de Córdoba, donde se encuentran los restos mortales del futuro santo. Además, es co-autor de la causa de canonización.

El Prelado explicó a ACI Prensa que “el testimonio de Brochero suscita que los jóvenes quieran ser como él”. “Lo vemos no como algo del pasado, sino como una presencia permanente que nos anima, estimula, y que nos recuerda siempre que es posible unir la vida ministerial y la santidad”.

“El Cura Brochero es un sacerdote modelo, un pastor con olor a oveja como diría el Papa Francisco, un hombre que entendió el Concilio Vaticano II 50 años antes de que tuviera lugar”. Era “un hombre de diálogo, de periferia, un hombre que iba al encuentro de los demás, que dialogaba con todos, que entendía que la evangelización estaba unida al progreso y a la dignidad de los hombres”, afirma Mons. Olivera.


Uno de sus logros fue que “trabajó para que hubiese ferrocarril, escuelas, acueductos, y también promovió el turismo, pero siempre siendo cura”. “No era jesuita, pero trabajó mucho por llevar a la gente a los ejercicios espirituales de San Ignacio, por el que tenía una gran devoción”.

Además entendió que “su pueblo era pobre y que llevando a Jesucristo a la gente de su tiempo iba a transformar su ambiente, lo que es una verdad evangélica muy honda”.

El Prelado destaca cómo José Gabriel “iba casa por casa, rancho por rancho buscando a la gente, digamos que no se quedaba en la oficina”. “Tuvo por compañera de viaje a su mula con la que le era más fácil entrar en la sierra, fue su compañero de camino, que le permitió llegar a los lugares más difíciles”.


El Obispo explica además que de alguna manera fue un poco “incomprendido” pero “muy querido”. “A todos los llamaba ‘amigo’, y aunque tuviese alguna dificultad con alguno, él siempre los trataba con amor”, señala.

Para Mons. Olivera, “cada vez que el Papa habla de ir a las periferias está pensando en Brochero”. “Él era el buen pastor que iba tras la oveja perdida y cuidaba de cada una de ellas”, añade.

EL CURA BROCHERO, PASTOR DE LA MISERICORDIA


El Cura Brochero, pastor de la misericordia



El obispo de Cruz del Eje, Argentina, monseñor Santiago Olivera, aseguró que la esperada canonización del Cura Brochero “nos conmueve, llena de alegría y de gratitud a Dios” y destacó que “este sacerdote ejemplar con una vida pobre y entregada, misionero, apóstol, héroe y santo, hombre de Dios que supo adelantarse a tantos años y hoy es sin duda modelo del sacerdote salidor, que va a las periferias, del que va en búsqueda del más alejado, del más necesitado, del más pobre, del más pecador […] El sacerdote que supo, sin dudarlo, encarnar la misericordia de Dios, porque la experimentó él mismo, y supo ser por lo tanto, testigo de esa misericordia”.

Monseñor Olivera subrayó que “Para toda la diócesis es un motivo de orgullo, de absoluta gratitud, pero también de un compromiso, porque queremos seguir su luz y descubrir que Brochero es nuestro faro para transitar los caminos de la santidad […] En reiteradas ocasiones recuerdo que ésta es la vocación a la cual somos llamados, y que Brochero nos hace saber con su vida que es posible y que estamos en camino hacia la santidad en nuestra propia vocación y realidad”.

Por su parte, el obispo de San Luis (Argentina), Mons. Pedro Daniel Martínez Perea, consideró que: “El Cura Brochero es un modelo como cristiano, como sacerdote y como argentino. Como cristiano, asumiendo y fructificando su vida concreta y cotidiana en el tiempo y lugar en el que Dios, desde toda la Eternidad, lo llamó a nacer. Fue un ejemplo de sacerdote que unía el cielo y la tierra: en la Santa Misa, en los ejercicios espirituales con más de 120 ejercitantes cada vez. Llegando en mula de todos lados, dormían como podían para que él les predicara y los confesara, porque él los educaba en el camino de Dios. Como patriota, en el Bicentenario de la Independencia de nuestra Nación Argentina, la vida del Cura Brochero nos muestra cómo a través de la Iglesia Católica se ha contribuido a formar la Argentina. Si hacemos una lista de sacerdotes, religiosos y laicos que han construido la Argentina, él está en la lista dejando su impronta”.

Además, el titular de la Iglesia Católica de San Luis, manifestó que “en este año particular de la Misericordia, vemos al Cura Brochero que se entregó en esas obras de misericordia espirituales y corporales para que estuviera mejor la gente que vivía en su pueblo. Movió todo y colaboró en la construcción del ferrocarril y los caminos, visitó enfermos, a los necesitados les dio de comer, mostró la Misericordia en los ejercicios espirituales […] En los últimos años de su vida, ciego, los pasaba rezando el Rosario, siempre firme porque la Misericordia de Dios lo venció. Por eso, que la misericordia y el ejemplo del Cura Brochero sirva para reflotar, hacernos acordar de todas nuestras raíces. Que él nos bendiga a todos nosotros, que bendiga a la Argentina, y que bendiga a los sacerdotes para que perseveremos y seamos realmente testimonio de las cosas de Dios”, puntualizó.

El arzobispo de Santa Fe y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor José María Arancedo, expresó: “El Cura Brochero nos ha dejado como sacerdote el testimonio de un camino plenamente humano, profundamente religioso y misionero, en el marco de una historia, un estilo y una cultura propia. Recordar y valorar su figura nos hace bien a los sacerdotes, pero también a los fieles y comunidades cristianas, donde el Señor sigue llamando ‘obreros para su mies’. Que su figura despierte en nuestros jóvenes la alegría de ser sacerdote”.

El arzobispo de Córdoba, Argentina, monseñor Carlos Ñáñez, señaló que se puede establecer una relación entre Brochero y la cruz: “Tres meses antes de morir le escribe a un compañero suyo del seminario, que era ahora obispo de Santiago del Estero. Le dice: «¿Te acordás lo que yo te había dicho sobre cómo quería morir? Como aquel caballo brioso que se murió galopando. Yo me voy a felicitar si Dios me saca de este mundo predicando el evangelio o sentado confesando», le decía entonces al otro […] El cura tenía este plan: vivir hasta el final dedicado a la obra, a la obra evangelizadora, a su obra sacerdotal, sus últimos días transcurrieron en la extrema pobreza y enfermedad […] Y en lo que parecía una calamidad, Brochero ve una oportunidad. En ese momento, el Cura Brochero escribió: “Dios me da la oportunidad de prepararme para mi fin, y me da la oportunidad de rezar por todos los hombres, los pasados, los presentes, y los que han de venir”.  

CONOZCA EL MILAGRO QUE PERMITIÓ LA CANONIZACIÓN DE SAN JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO


Conozca el milagro que permitió la canonización de San José Sánchez del Río, el niño cristero
Por María Ximena Rondón

 (ACI).- La curación de una bebé mexicana, para quien “humanamente ya no había esperanza de vida”, fue el milagro que llevará al Vaticano a declarar santo al niño cristero Beato José Luis Sánchez del Río, mártir de la persecución religiosa que sufrió México en la segunda década del siglo XX.

Como se recuerda, el 21 de enero el Papa Francisco firmó el decreto que aprueba el milagro atribuido a la intercesión del niño beato de 14 años. Se trata de la curación milagrosa de Ximena Guadalupe Magallón Gálvez, una bebé mexicana que tuvo meningitis, tuberculosis, convulsiones y que sufrió un infarto cerebral.

La historia de la bebé fue compartida por su madre, Paulina Gálvez Ávila, en la página de Facebook del beato. Sobre la enfermedad de su hija, indicó que “humanamente ya no había esperanza de vida” y que en ese momento se la dejaron en manos de Dios por intercesión de “Joselito”.

Esta es la historia:

Ximena nació el 8 de septiembre del 2008 en Estados Unidos. Cuando tenía un mes de edad, sus padres la llevaron a la ciudad de Sahuayo, ubicada en el estado de Michoacán (México) donde nació el beato. A los 15 días la bebé empezó a tener fiebre. Su pediatra la trató pero no mejoraba. Le sacaron una radiografía para descartar una neumonía. Fue internada en el Hospital Santa María de Sahuayo y a los tres días le dieron de alta. Sin embargo, la fiebre no bajaba.

Entonces sus padres la llevaron al estado de Aguascalientes para buscar una segunda opinión. El caso de Ximena fue asumido por el Dr. Rosendo Sánchez. Este médico les recomendó que internaran a la bebé nuevamente en Sahuayo porque creyó que se trataba de una neumonía atípica. Ximena regresó al hospital y el Dr. Adán Macías indicó que podría tener neumococo. Los padres llamaron al Dr. Rosendo, que les pidió traerla de urgencia a Aguascalientes.


Paulina comentó que al ver que la salud de su hija se agravaba decidieron bautizarla. De vuelta en Aguascalientes, los médicos descubrieron que Ximena tenía el pulmón derecho lleno de líquido y le hicieron un broncoscopio. La familia regresó a Sahuayo y la bebé no mejoraba.

“Pasamos dos meses con esa pesadilla y (los médicos) no sabían qué pasaba pues no respondía a ningún tratamientos. Pensaron que su píloro tenía una fisura y que por ahí se pasaba la leche al pulmón (…) Tendrían que operarla”, narró la madre.  

Un día antes de la operación, Ximena empeoró. Le hicieron una radiografía y una punción pleural: tenía líquido en uno de sus pulmones.

“El Dr. Rosendo habló con nosotros y nos informó que tendría que someterla a una operación muy delicada ya que podría desangrarse y morir. Consentimos y le dijimos que hiciera lo necesario para salvar a Ximenita y que la entregábamos en las manos de Dios”, expresó Paulina.

Tras la operación el médico analizó un pedazo de pulmón y dijo a los padres de Ximena que ella podría tener tuberculosis.

“Cuando nos dijeron que efectivamente era tuberculosis y nos la llevaron al cuarto, la note rara, con su mirada fija y ausente. Le hablamos, pero no reaccionaba. Le comente al doctor que la veía mal, no era mi bebé porque ella era risueña de antes”, señaló la madre.

La bebé volvió a ser sometida a una terapia intensiva. Al día siguiente, cuando su madre fue a verla le dijeron que Ximena había convulsionado. Cuando la vio, Paulina empezó a rezar y la criatura volvió a convulsionar. Las enfermeras la inyectaron pero no paraba. Le hicieron una tomografía pero no mejoraba.

Paulina pidió ver a su hija. Antes de entrar al cuarto donde estaba, la doctora “me dijo que mi bebe ya estaba en vida vegetal y que iniciara los trámites correspondientes. Llegó el Dr. Rosendo y llorando le pedí por favor salve a mi hija. La indujeron en coma y nos dieron 72 horas para ver si viviría, ya que el 90% de su cerebro estaba muerto”.

“Fuimos a misa todos los días para pedirle a Dios y a Joselito que intercediera por mi bebe, que me hicieran el Milagro...”, manifestó.

“Antes de desconectarla, les pedí que me dejaran estar con ella y la abrace, la desconectaron. En ese momento puse a mi bebé en manos de Dios y la intercesión de Joselito y en eso abrió sus ojos y me sonrió”. Ximena miró a los doctores “y empezó a reírse con ellos”. Ellos “no podían explicar lo que había pasado, porque ya estaba hecho todo medicamente y es ahí cuando afirman que fue un Milagro”.

Los médicos se llevaron a Ximena para hacerle una tomografía y un encefalograma. Se dieron con la sorpresa de que el 80 por ciento de su cerebro estaba recuperado. Al día siguiente volvieron a examinarla y el cerebro ya estaba totalmente sano.

Dijeron que la bebé no podría succionar. Sin embargo, cuando su madre le dio el biberón ella bebió once onzas. Los doctores estaban atónitos. Creyeron que si Ximena sobrevivía probablemente no podría caminar ni hablar, ver o escuchar debido a las secuelas del infarto cerebral que sufrió.

Contra todas las predicciones de los médicos, Ximena se recuperó totalmente y está “perfectamente bien gracias a Dios y a la intercesión de Joselito. Damos, infinitamente, gracias a Dios Todopoderoso por este Milagro y al Beato Mártir José Sánchez del Río por plena intercesión”.


El beato José Luis Sánchez del Río fue torturado y asesinado a los 14 años durante la persecución religiosa del presidente mexicano Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928. José Luis se había enlistado en las filas de los cristeros, al mando del general Prudencio Mendoza.

Fue capturado por el ejército federal y su martirio ocurrió el viernes 10 de febrero de 1928. Le cortaron la planta de los pies y fue conducido descalzo hasta su tumba. Mientras caminaba, José Luis rezaba y gritaba “¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!”.

Ante su tumba fue colgado en un árbol y acuchillado. Uno de los verdugos lo bajó y le preguntó qué mensaje le daba a sus padres. El niño respondió: “Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos”. Ante esta respuesta, el hombre le dio un tiro en la sien y lo mató.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 17 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 17


La vida se desarrolla en una continua tensión entre el "ahora" y el "después".

Hay entre ambos una relación de dependencia muy íntima; el después depende del ahora. A un ahora lento, inactivo, cerrado, sin luz, habrá de corresponder necesariamente un después de tinieblas, de desilusión, de fracasos, de ostracismo.

En cambio, al ahora entregado, al ahora sacrificado en aras de los demás y de la propia perfección, sucederá infaliblemente el después gozoso, satisfecho, feliz y pleno.

En resumidas cuentas, el después no se construye sino con los ahoras de cada momento y será imposible pretender un futuro después feliz y satisfecho, si los ahoras de cada momento no se realizan con toda plenitud de vida, con todo entusiasmo de acción, con toda la entrega de un amor verdadero y pleno.

Mañana será el proyecto de pasado mañana y así sucesivamente.
“Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las cosas; infunde tu temor a todas las naciones… Dales la recompensa a los que te aguardan… Escucha la oración de los que te suplican para que todos los que viven en la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno” (Eclo 36,1-17). Pero si Dios tiene determinado hacer todo eso por ti; tú serás su instrumento consciente y libre y, por eso, meritorio.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 17 DE OCTUBRE DEL 2016


Vivir de cara a la eternidad
Lucas 12, 13-21. Lunes XXIX de tiempo ordinario, Ciclo C, Cuidado con la avaricia.


Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Te amo Señor porque eres mi Dios y mi Salvador. Confío en Ti porque nunca me has fallado y no puedes mentirme ni engañarme. Creo en Ti porque te has revelado a mí. Reconozco, Señor, mi miseria y mi pecado y por ello acudo a Ti. Te entrego todo lo que soy y lo que tengo. Gracias por tu presencia en mi vida. Gracias por los dones que siempre, día tras día me das. Te pido me concedas la gracia de conocerte y amarte un poco más, para así poderte imitar y transmitir a los demás.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”.

Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.

Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: '¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para  muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida'. Pero Dios le dijo: '¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?'. Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.

Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
¡Qué buena lección me das hoy en este Evangelio! “La vida del hombre no depende de la abundancia de bienes que posea». El mundo actual a veces me presenta lo contrario a lo que me dices en este pasaje. Él a veces me define por la cantidad de dinero que poseo, la ropa que visto, las marcas de las cosas que uso, la clase social a la que pertenezco. Y Tú me dices que la vida del hombre va más allá.

Mi vida no depende de lo que tengo en mi bolsa o en mi cuenta bancaria, de la ropa que uso o el teléfono que dispongo. Mi vida depende de Ti, del amor con el que me amas y me mantienes en la existencia. Mi vida es el pensamiento constante de tu amor por mí. Hoy me enseñas que podría faltarme el dinero, el televisor, el celular, la moda, los viajes, etc…, y no por ello soy menos hombre. ¡Pero ay de mí sí me faltas Tú!

Al hombre no lo hace rico lo que posee materialmente. El hombre es rico en la medida en que te tiene a Ti.

Una segunda enseñanza está en la vida eterna. Tú me llamas a vivir para siempre. Por ello, todo en mi vida lo debo medir de cara a la eternidad. Disponer de las cosas que me das en la medida en la cual me ayudan a llegar a Ti y al cielo. Porque podría tener asegurado todo el adorno de mi vida… pero mi vida está en tus manos y depende de Ti mi existencia.

Ayúdame, Señor, a vivir mi vida de cara a la eternidad. Que no ponga mi confianza en los bienes materiales sino en Ti.

“Afrontar la vanidad cotidiana, el veneno del vacío que se insinúa en nuestras sociedades basadas en el beneficio y en el haber, que engañan a los jóvenes con el consumismo. El Evangelio nos llama la atención precisamente sobre lo absurdo de basar la propia felicidad en el haber […] La verdadera riqueza es el amor de Dios, compartido con los hermanos. Ese amor que viene de Dios y hace que lo compartamos y nos ayudamos entre nosotros. Quién experimenta esto no teme a la muerte, y recibe la paz del corazón”.

(Homilía de S.S. Francisco, 4 de agosto de 2013).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy rezaré un padrenuestro por los moribundos para que Dios les conceda su misericordia y salvación.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

FELIZ INICIO DE SEMANA!!!


domingo, 16 de octubre de 2016

DA TESTIMONIO CON TU VIDA


Da testimonio con tu vida


Un prestigioso cardenal español dijo una vez algo que interesa a todos: “Mi madre no sabía leer ni escribir, pero me enseñó más que todos los libros: me enseñó a creer, amar y esperar en Dios”. ¡Cuántos cristianos “analfabetos” han enseñado y pueden seguir enseñando a creer, amar y esperar en Dios! Con este enfoque Carlos de Foucauld realizó su vida de apóstol en el Sahara.

“Mi apostolado –afirmaba Carlos de Foucauld- debe ser el testimonio de la bondad. Los que me ven deben decirse: ya que este hombre es tan bueno, su religión debe ser buena. Y si me preguntan por qué soy manso y bueno, debo decir: porque soy el servidor de Alguien que es mucho más bueno que yo. ¡Si supieran qué bueno es mi Maestro Jesús! Quisiera ser bastante bueno para que digan: si el servidor es así, ¡cómo será pues el Maestro!... Tratemos de ser una sola cosa con Jesús, reproduciendo su vida en la nuestra, a través de nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones”.

El apóstol es un testigo: testigo de la misericordia, el perdón y el amor de Dios. El testigo es un enamorado de Jesucristo, a quien quiere servir sirviendo a los hermanos. Está llamado y enviado no a pronunciar brillantes discursos o realizar obras espectaculares, sino a dar un testimonio valiente y sencillo de fe y amor en el mundo en que vive. Anímate, tú y Jesús mayoría absoluta.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 16 DE OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 16



Nada se busca hoy, nada se anhela tanto como la paz. La paz para el mundo, la paz para nuestras familias, la paz para cada uno de nosotros.
Pero hay varias clases de paz: la paz de los cipreses del cementerio; la paz de los silencios; la paz envuelta en el canto de los pájaros.
Ninguna de ellas es comparable a la paz que produce en cada hombre el saber que en su vida se está cumpliendo la voluntad de Dios.
Porque entonces la vida cobra sentido, la vida está fundamentada, asegurada, se halla pacífica.
Cuando todo está en su sitio, cumpliendo con su función, es cuando se goza de la paz; si todo en mí se halla ordenado según la voluntad del Creador, podré gozar de una profunda y auténtica paz interior.
“La Iglesia está fortalecida con la virtud del Señor resucitado, para triunfar con paciencia y caridad de sus aflicciones y dificultades, tanto internas como externas, y revelar al mundo fielmente su misterio, aunque sea entre penumbras, hasta que se manifieste en todo el esplendor al final de los tiempos” (LG 8)


* P. Alfonso Milagro

SANTA MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE, 16 DE OCTUBRE


Hoy 16 de octubre celebramos a Santa Margarita de Alacoque, servidora del Sagrado Corazón de Jesús

 (ACI).- “Cuando uno ama, todo habla de amor, hasta nuestros trabajos que requieren nuestra total atención pueden ser un testimonio de nuestro amor”, decía Santa Margarita de Alacoque, a quien se le apareció el Sagrado Corazón de Jesús.

Santa Margarita María nació en Francia en 1647. A los cuatro años consagró a Dios su pureza e hizo voto de perpetua castidad. Cuando tenía ocho años murió su padre, ingresó en la escuela de las Clarisas pobres, donde se sintió atraída por la vida de las religiosas, y recibió la comunión a los nueve años, algo poco común para la época.

Dos años después contrajo una dolorosa enfermedad reumática que la obligó a guardar cama hasta los 15 años y por ello tuvo que regresar a su casa. Buscó alivio en la Virgen María, a quien le prometió que si le devolvía la salud, se haría una de sus hijas y de esta manera recobró la salud.

La joven, en cambio, se dejó llevar por la vanidad y las diversiones, pero la Virgen se le apareció en diversos momentos para reprenderla y animarla en su camino de santidad.


En casa, Margarita y su madre eran agresivamente controladas por unos familiares que se habían apoderado de sus bienes. Además, la mamá tenía una herida dolorosa en el rostro que la joven curaba todos los días. Ante todo esto, ella siempre buscó consuelo en el Señor.

Poco a poco fue tentada a casarse y Margarita empezó a arreglarse, considerando que lo de su voto tal vez podía obtener dispensa porque lo hizo siendo niña. Es así que en una ocasión Jesús le dijo que Él la había motivado a hacer el voto de castidad y que después la había puesto al cuidado de su Santísima Madre.

Pero Margarita recién comprendería que estaba perdiendo un tiempo precioso, del cual se le pediría una cuenta rigurosa a la hora de la muerte, cuando el Señor se le apareció desfigurado, flagelado, y le dijo: “¿Y bien querrás gozar de este placer? - Yo no gocé jamás de ninguno, y me entregué a todo género de amarguras por tu amor y por ganar tu corazón- ¿Querrás ahora disputármelo?”

Más adelante, después de convencer a sus parientes, ingresó al Convento de la Visitación. Margarita allí se desenvolvió de manera humilde, obediente y sincera ante los sacrificios de la vida en comunidad y profesó el 6 de noviembre de 1672.


Estas son las “tres armas” del Corazón de Jesús para la lucha espiritual Santa Margarita María de Alacoque, la vidente del Sagrado Corazón de Jesús, recibió del Señor “tres armas” para la lucha espiritual en este mundo y finalmente alcanzar la propia purificación y...

Con el tiempo recibió revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús y sufrió todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa llaga del costado.

Por sus visiones y enfermedades, en el convento empezó a recibir incomprensiones y rechazos, tuvo que pasar por interrogatorios difíciles ante teólogos y se llegó a decir que sus experiencias místicas podían ser obra del demonio. Todo esto se detuvo cuando se conoció con el sacerdote jesuita San Claudio de la Colombiere, quien pudo ver en ella su santidad y habló con la madre superiora.

Por obediencia escribió lo que Dios le había revelado y contó los mensajes divinos a su comunidad. Al principio fue humillada, pero después recibió el aprecio de sus hermanas.

Santa Margarita, lamentablemente, no vería cumplirse en la Iglesia la institución del día del Sagrado Corazón de Jesús, tal como se lo había pedido Jesucristo. El 17 de octubre de 1690, habiendo previamente indicado esta fecha como el día de su muerte, partió a la Casa del Padre con 43 años de edad y 18 de profesión religiosa.

Entre los monasterios de las Visitandinas se empezó a propagar la devoción al Corazón de Jesús y en 1765 Clemente XIII introdujo la Fiesta del Sagrado Corazón en Roma. Para 1856 el Beato Pío IX la extendió a toda la Iglesia y finalmente, en 1920, Margarita fue proclamada Santa por Benedicto XV.


Hija de la Virgen María


Ya de regreso, Margarita, que estaba muy enferma, y sin tener un remedio seguro, buscó alivio en la Virgen Santísima. Le hizo una promesa de que si Ella le devolvía la salud se haría una de sus hijas. Apenas hizo la promesa, recobró la salud. Dice Sta. Margarita: "Recibí la salud, y una nueva protección de esta Señora la cual se declaró dueña de mi Corazón, que mirándome como suya, me gobernaba como consagrada a Ella, me reprendía mis faltas y me enseñaba a hacer la voluntad de Dios."

Además de la salud, esta promesa logró en Margarita un profundo sentido de unión con la Virgen, quién, desde ese momento, empezó a dirigir toda su vida. Pero no sin dificultades. "Apenas comencé a gozar de plena salud", recordará más tarde Margarita, " me fui tras la vanidad y afecto de las criaturas, halagándome que la condescendiente ternura que por mi sentían mi madre y mis hermanos me dejara en libertad para algunas ligeras diversiones y para consagrar a ellas todo el tiempo que deseara...".

La Virgen la reprende severamente cuando la veía dispuesta a sucumbir en la terrible lucha que sostenía en su interior. Estando en una ocasión rezando el rosario sentada, se le presentó la Virgen ante ella y le dijo "Hija mía, me admiro de que me sirvas con tanta negligencia." Y causaron tal impresión estas palabras en la vida de Margarita, que le sirvieron de aviso para toda su vida.

Pero la Virgen es también ternura y consuelo. Un día le dijo a Margarita: "Nada temas; tú serás mi verdadera hija, y yo seré siempre tu buena Madre.

Santa Margarita María hizo voto a la Virgen de ayunar todos los sábados y de rezar el oficio de su Inmaculada Concepción. Viendo su deseo de radical entrega, La Stma. Virgen le ayuda a alcanzar su meta.


El Santísimo Sacramento

Las cosas en la casa de Margarita no iban muy bien. Desde la muerte de su padre, se había instalado en su casa dos parientes y una de las hermanas de su papá, quienes habían relegado a segundo término a la mamá de Margarita y habían tomado en sus manos el gobierno de la casa. Y así no tenían autoridad alguna, ni Margarita ni su mamá en la casa. Era una guerra continua ya que todo estaba bajo llave, de tal modo, que ellas no podían hacer nada sin el permiso de sus parientes.

Margarita entonces empezó a dirigir todos sus afectos, su dicha y su consolación en el Santísimo Sacramento del altar. Pero ni siquiera esto le fue posible libremente, ya que la Iglesia de su pueblo quedaba a gran distancia y Margarita no podía salir de la casa sin el permiso de sus familiares. En repetidas ocasiones un familiar le daba permiso y otro se lo negaba.

Pero si Margarita sufría por su situación, era más todavía el sufrimiento que le causaba al ver la condición de su madre. Ella, enferma con una erisipela en su cabeza que le producía una hinchazón e inflamación muy peligrosas, se veía continuamente cerca de la muerte. Y por cuanto más rogaba Margarita a sus parientes para que ayudasen a su mamá, ellos, sin mucho interés, buscaron tan solo un cirujano que la vio una sola vez. Este después de hacerla sangrar por un rato, les dijo a todos que solo un milagro podría salvar a la mamá de Margarita. Viendo el descuido hacia su madre en medio de su estado crítico, Margarita, en su angustia, acudió al mismo Señor. Y en oración le pidió que El mismo fuese el remedio para su pobre madre y que le enseñase a ella, qué tenía que hacer.

Pronto se haría imperiosa la necesidad de esa fortaleza especial que pedía. En cuanto regresó a la casa, encontró que estaba reventada la mejilla de su mamá con una llaga casi tan ancha como la palma de una mano, y de ella salía un hedor insoportable. Venciendo su natural repugnancia a las heridas, Margarita curaba todos los días la llaga de su mamá, teniendo varias veces que cortar mucha de su carne podrida. Durante todo el tiempo de la enfermedad, Margarita apenas dormía y comía muy escasamente. Pero no dejaba de dirigirse al Señor y le decía con frecuencia, "Mi Soberano Maestro, si Vos no lo quisieras, no sucedería esto, pero os doy gracias de haberlo permitido para hacerme semejante a Vos."

Y así iba creciendo en Margarita un gran amor a la oración y al Santísimo Sacramento. Ella se lamentaba, pues sentía que no sabía cómo orar, y fue el mismo Señor quien le enseñaba. El la movía a arrodillarse ante El y pedirle perdón por todas sus ofensas y después de adorarlo, era el mismo Señor quien se le presentaba en El misterio que Él quería que ella meditase. Y consumido en El, crecía en ella el deseo de solo amarlo cada vez más.

Cuando su madre y sus parientes empezaron a hablarle de matrimonio, la joven Margarita no podía sino sentir temor, pues no quería en nada ir en contra de aquel voto de entrega exclusiva a Dios que una vez había pronunciado. Pero era grande la presión ya que no le faltaban pretendientes que querían empujarle a perder su castidad. Por otro lado, su madre le insistía. Llorando ella le decía a Margarita que no tenía más esperanzas para salir de la miseria en que se hallaban más que en el matrimonio de Margarita, teniendo el consuelo de poder retirarse con ella tan pronto como estuviera colocada en el mundo. Todo esto fue muy duro para Margarita, quien sufría horriblemente. El demonio la tentaba continuamente, diciéndole que si ella se hacía religiosa, esta pena mataría a su mamá. Mas por otra parte la llamada de Margarita a ser religiosa y el horror a la impureza no cesaban de influenciarle y tenía, por gracia de Dios, continuamente delante de sus ojos, su voto, al que sentía que si llegase a faltar, sería castigada con horribles tormentos.

Pero, la ternura hacia su madre comenzó a sobreponerse con la idea de que, siendo aún niña cuando hizo el voto, y no comprendiendo lo que era, bien podría obtener dispensas. Comenzó pues Margarita a mirar al mundo y a arreglarse para ser del agrado de los que la buscaban. Procuraba divertirse lo más que podía. Pero durante todo el tiempo en que estaba en estos juegos y pasatiempos, continuamente el Señor la llamaba a su Corazón. Cuando por fin ella se apartaba un poco para recogerse, el Señor le hacía severas reprensiones ante las cuales sufría horriblemente. Dice Sta. Margarita: "Me lanzaba Jesús flechas tan ardientes, que traspasaban mi corazón y lo consumían dejándome como transida de dolor. Pasando esto, volvía a mis resistencias y vanidades".

En una ocasión Jesús le dijo: "Te he elegido por esposa y nos prometimos fidelidad cuando hiciste el voto de castidad. Soy yo quien te motivo a hacerlo, antes de que el mundo tuviera parte en tu corazón... Y después te confié al cuidado de mi Santa Madre, para que te formase según mis designios.

Finalmente el Divino Maestro se le aparece todo desfigurado, cual estaba en Su flagelación y le dice: "¿Y bien querrás gozar de este placer?- Yo no gocé jamás de ninguno, y me entregué a todo género de amarguras por tu amor y por ganar tu corazón- Querrás ahora disputármelo?". Comprendió ella que era su vanidad la que había reducido al Señor a tal estado. Que estaba ella perdiendo un tiempo tan precioso, del cual se le perdería una cuenta rigurosa a la hora de su muerte. Y con esta gracia extraordinaria, revivió en ella el deseo de la vida religiosa con tal ardor, que resolvió abrazarla a costa de cualquier sacrificio, aunque pasarían cinco años antes de poder realizarlo.


Ingreso al Convento

Cuando sus parientes por fin se dieron cuenta de la firmeza de Margarita, la enviaron a la casa de unos de sus tíos que tenían una hija religiosa de la Orden de las Ursulinas. Pero Margarita no sentía que era ahí donde el Señor la quería y además sentía en su corazón una voz que le decía, "No es ahí donde te quiero, sino en Santa María." Una vez, viendo ella un cuadro de San Francisco de Sales, le pareció que le dirigía una mirada tan paternalmente amorosa, llamándola a ser su hija. Sintió que debía ella ser de la orden que este santo había fundado junto con Santa Juana de Chantal: las Visitandinas. Además, sentía mucha atracción hacia esta orden porque llevaba el nombre de María Santísima: Las Visitantinas, en honor al misterio de la Visitación.

Después de muchas dificultades en convencer a sus parientes de que ella quería entrar en el convento de la Visitación, por fin logró Margarita lo que tanto deseaba, y eligió a Paray. En cuanto entró al locutorio del convento de Paray, oyó en su corazón un voz: "Aquí es donde te quiero." Su hermano le regaló la dote y Margarita ingresó en el Convento de la Visitación de Paray-le-Monial el 20 de junio de 1671.

Transcurridos dos meses de postulantado, tomó el santo hábito el 25 de agosto de 1671. Dijo entonces: "Mi divino Maestro me dio a entender que estábamos en días de nuestros desposorios, los cuales le daban un nuevo imperio sobre mí; en seguida me dio a conocer que, a imitación de los amantes apasionados, no me daría a gustar, durante este tiempo, sino lo que había de más dulce en la suavidad de las caricias de su amor".

La joven novicia se mostró humilde, obediente, sencilla y franca en el noviciado. Según el testimonio de una de sus connovicias, edificó a toda la comunidad "por su caridad para con sus hermanas, a las que jamás dijo una sola palabra que pudiese molestarles, y por la paciencia con que soportó las duras reprimendas y humillaciones a las que fue sometida con frecuencia". En efecto, el noviciado de la santa no fue fácil. Por ejemplo, por más que le pidiese su superiora, le era imposible a Margarita practicar la meditación discursiva. Ella cuenta, "Por más esfuerzos que hacía yo por practicar el método que me enseñaban, acababa siempre por volver al método de mi Divino Maestro, aunque no quisiese." Este le causaba mucho dolor ya que su mayor deseo era de obedecer a su Superiora.

También hubo otra situación que fue causa de gran abnegación para Margarita. Se trata de una natural repugnancia que tenía toda la familia de Margarita hacia el queso. Era tanta la aversión que tenían al queso, que el hermano de Margarita pidió expresamente a las hermanas que no le obligasen a Margarita jamás el tener que comerlo. Pero ya en el convento, se dio todo lo opuesto. Margarita, por obediencia tenía que comer queso. Al principio no podía por las náuseas que le daban y salía corriendo. Pero le suplicaba a su Señor que le ayudase ya que ella no quería ser diferente de las demás en nada. Con gran esfuerzo de su parte, Margarita logró comer queso. Cosa que ofreció como sacrificio por más de diez años.

Otra dificultad para Margarita fue el hecho de su propia vida tan sobrenatural. Pues sus superiores le indicaban que esas formas de espiritualidad no iban con el espíritu de la Visitación. Miraban con recelo sus experiencias como sujetas a la ilusión y al engaño. Y así dudaban sus superioras el permitir que Margarita hiciese sus votos de profesión y le mandaron que le pidiese al Señor que la hiciese útil a la santa religión por la práctica exacta de todas las observancias. Esto Margarita lo llevó al Señor y él le respondió:
"Di a tu Superiora que te haré más útil a la religión de lo que ella piensa; pero de una manera que aún no es conocida sino por Mi. Y en adelante adaptaré mis gracias al espíritu de la regla, a la voluntad de tus superioras y a tu debilidad, de suerte que has de tener por sospechoso cuanto te separe de la práctica exacta de la regla, la cual quiero que prefieras a todo. Además, me contento de que antepongas a la mía, la voluntad de tus superiores, cuando te prohíben ejecutar lo que te hubiere mandado. Déjales hacer cuanto quisieren de ti: Yo sabré hallar el medio de cumplir mis designios, aun por vías que parezcan opuestas y contrarias. No me reservo sino el dirigir tu interior y especialmente tu corazón, pues habiendo establecido en él, el imperio de mi puro amor, jamás le cederé a ningún otro."

El Señor no enseñó que la voluntad divina se pueda relegar a favor de la autoridad humana. Mas bien el Señor enseñó a Margarita que la obediencia a sus superioras es, en efecto, el medio más seguro para acatar Su divina voluntad. Ya que aun siendo sus superioras limitadas, la obediencia lograría que la voluntad divina triunfe a pesar de todo. El Señor promete que si ella obedece a sus superioras... "yo sabré hallar el medio de cumplir mis designios".

La Madre Superiora quedó contenta con la respuesta del Señor recibida por Margarita y a esta se le abren las puertas para hacer su voto de profesión el 6 de noviembre, de 1672. El Señor por su parte cumplió plenamente su promesa, pues Él se encargó de trabajar fuertemente en purificar y transformar su corazón en un corazón semejante al suyo.

El sacerdote al celebrar su profesión dijo: "Jesucristo te iluminará. Ve delante por las sendas del justo, como la aurora resplandeciente...!"

Escribió Santa Margarita ese día por la tarde: "Yo vil y miserable criatura, prometo a mi Dios someterme y sacrificarme a todo lo que pida de mí; inmolando mi corazón al cumplimiento de todo lo que sea de su agrado, sin reserva de otro interés más que de su mayor Gloria y puro amor, al cual consagro y entrego todo mi ser y todos mis momentos.


Tres armas para la lucha

Margarita recibió del Señor tres armas necesarias en la lucha que debía emprender para lograr la purificación y transformación.

La primera arma: Una conciencia delicada

Una vez le dijo el Señor cuando había Margarita cometido una falta:

"Sabed que soy un Maestro santo, y enseño la santidad. Soy puro, y no puedo sufrir la más pequeña mancha. Por lo tanto, es preciso que andes en mi presencia con simplicidad de corazón en intención recta y pura. Pues no puedo sufrir el menor desvío, y te daré a conocer que si el exceso de mi amor me ha movido a ser tu Maestro para enseñarte y formarte en mi manera y según mis designios, no puedo soportar las almas tibias y cobardes, y que si soy manso para sufrir tus flaquezas, no seré menos severo y exacto en corregir tus infidelidades."

Y así confiesa Margarita que nada era más doloroso para ella que ver a Jesús incomodado contra ella, aunque fuese de forma muy poca. Y en comparación a este dolor, nada le parecía los demás dolores, correcciones y mortificaciones y por tanto, acudía inmediatamente a pedir penitencia a su superiora cuando cometía una falta, pues sabía que Jesús solo se contentaba con las penitencias impuestas por la obediencia. Esta arma se fundamenta en su gran deseo de amar.

La segunda arma: La santa obediencia

Lo que más severamente le reprendía Jesús a Margarita eran sus faltas en la obediencia, ya sea a sus superiores o a su regla. La menor réplica a los superiores con señales de incomodidad o repugnancia le es insoportable al Señor en un alma religiosa. Una vez corrigiéndola le decía:

"Te engañas creyendo que puedes agradarme con esa clase de acciones y mortificaciones en las cuales la voluntad propia, hecha ya su elección, más bien que someterse, consigue doblegar la voluntad de las superioras. ¡Oh! yo rechazo todo eso como fruto corrompido por el propio querer, el cual en un alma religiosa me causa horror, y me gustaría más verla gozando de todas sus pequeñas comodidades por obediencia, que martirizándose con austeridades y ayunos por voluntad propia."

La tercera arma: Su Santa Cruz

La Cruz es el más precioso de todos sus regalos. Un día después que ella recibió la comunión, se hizo presente ante los ojos de ella una gran cruz, cuya extremidad no podía ver; estaba la cruz toda cubierta de flores. Y el Señor le dijo:

"He ahí el lecho de mis castas esposas, donde te haré gustar las delicias de mi amor; poco a poco irán cayendo esas flores, y solo te quedarán las espinas, ocultas ahora a causa de tu flaqueza, las cuales te harán sentir tan vivamente sus punzadas, que tendrás necesidad de toda la fuerza de mi amor para soportar el sufrimiento."

Era de esta forma intensa y purificadora que el Señor obraba sus designios en el corazón de Margarita. El, para desatar cada vez más de su alma el afecto a las cosas de esta tierra y sobre todo a sí misma, quiso permitir que viniesen sobre ella continuas humillaciones y desprecios. Pero no dejaba por ello el Señor de suplirle todas la gracias necesarias.

En otra ocasión le dijo el Señor: "Has de querer como si no quisieras, debiendo ser tus delicias agradarme a mí. No debes buscar nada fuera de mí pues de lo contrario injuriarías a mi poder y me ofenderías gravemente, ya que yo quiero ser solo todo para ti."

Al día siguiente de su profesión destinaron a Margarita a la enfermería, como auxiliar de la enfermera, Sor Catalina Marest, excelente religiosa, aunque de temperamento activo, diligente y eficiente. Margarita en cambio era callada, lenta y juiciosa. Recordándose ella después de su paso por la enfermería, escribía: "Solo Dios sabe lo que tuve que sufrir allí." Y no eran exageradas sus palabras pues había recibido un sin número de insultos y desengaños durante ese tiempo.

Jesús le comunicó una parte de sus terribles angustias en Getsemaní y la quiere víctima inmolada. Ella le dice a Jesús: "Nada quiero sino tu Amor y tu Cruz, y esto me basta para ser Buena Religiosa, que es lo que deseo."


Revelaciones del Corazón de Jesús
El profundo significado del corazón está revelado en la Biblia extensivamente.

Primera revelación

El 27 de diciembre de 1673, día de San Juan el Apóstol, Margarita María, que tenía solo 14 meses de profesa y 26 años de edad, estaba como de costumbre arrodillada ante el Señor en el Santísimo Sacramento expuesto en la capilla. Era el momento de la primera gran revelación del Señor. Ella lo cuenta así:

"Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por Su divina presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su pecho divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su amor y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado.

Él me dijo:

"Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y saludables necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía."

"Luego," continúa Margarita, "me pidió el corazón, el cual yo le suplicaba tomara y lo cual hizo, poniéndome entonces en el suyo adorable, desde el cual me lo hizo ver como un pequeño átomo que se consumía en el horno encendido del suyo, de donde lo sacó como llama encendida en forma de corazón, poniéndolo a continuación en el lugar de donde lo había tomado, diciéndome al propio tiempo: "He ahí, mi bien amada, una preciosa prenda de mi amor, que encierra en tu costado una chispa de sus más vivas llamas, para que te sirva de corazón y te consumas hasta el último instante y cuyo ardor no se extinguirá ni enfriará. De tal forma te marcaré con la Sangre de mi Cruz, que te reportará más humillaciones que consuelos. Y como prueba de que la gracia que te acabo de conceder no es nada imaginario, aunque he cerrado la llaga de tu costado, te quedará para siempre su dolor y, si hasta el presente solo has tomado el nombre de esclava mía, ahora te doy el de discípula muy amada de mi Sagrado Corazón."

Después de este favor tan grande, Margarita quedó por muchos días como abrasada toda y embriagada y tan fuera de sí que podía hablar y comer solamente haciéndose una gran violencia. Ni siquiera podía compartir lo sucedido con su superiora lo cual tenía gran deseo de hacer. Tampoco podía dormir, pues la llaga, cuyo dolor le era tan grato, engendraba en ella tan vivos ardores, que la consumía y la abrasaba toda.

A partir de la primera revelación, Margarita sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la misteriosa llaga del costado, cosa que le sucedería hasta su muerte. Estos eran los momentos particularmente elegidos por el Señor para manifestarle lo que quería de ella y para descubrirle los secretos de su amable Corazón.

Entre estas visitas le decía el Señor, "Busco una víctima para mi Corazón, que quiera sacrificarse como hostia de inmolación en el cumplimiento de mis designios." En su gran humildad, Margarita le presentó varias almas que, según ella corresponderían más fielmente. Pero el Señor le respondió que era ella a quien había escogido. Esto no era sino ocasión de confusión para Margarita pues su temor era que llegasen a atribuir a ella las gracias que del Señor recibía.

Segunda revelación

Unos dos o tres meses después de la primera aparición, se produjo la segunda gran revelación. Escribe Margarita:

"El divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, más brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior......la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en el la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su vida y en Su Santa Pasión."

"Me hizo ver, " continúa Margarita, "que el ardiente deseo que tenía de ser amado por los hombres y apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, le había hecho formar el designio de manifestar su Corazón a los hombres, con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene, a fin de que cuantos quieran rendirle y procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, queden enriquecidos abundante y profusamente con los divinos tesoros del Corazón de Dios, cuya fuente es, al que se ha de honrar bajo la figura de su Corazón de carne, cuya imagen quería ver expuesta y llevada por mi sobre el corazón, para grabar en él, su amor y llenarlo de los dones de que está repleto, y para destruir en él todos los movimientos desordenados. Que esparciría sus gracias y bendiciones por dondequiera que estuviere expuesta su santa imagen para tributarle honores, y que tal bendición sería como un último esfuerzo de su amor, deseoso de favorecer a los hombres en estos últimos siglos de la Redención amorosa, a fin de apartarlos del imperio de Satanás, al que pretende arruinar, para ponernos en la dulce libertad del imperio de su amor, que quiere restablecer en el corazón de todos los que se decidan a abrazar esta devoción."

En esta segunda gran revelación, Nuestro Señor empezó a descubrir sus intenciones y formular sus promesas. La imagen del Sagrado Corazón de Cristo es el símbolo de su ardiente amor hacia nosotros, el cual había entregado sin condiciones, y el Señor quería que esta imagen se expusiese en las casas o llevarse sobre el pecho en forma de Medalla, ofreciendo así promesas de gracias y bendiciones a quienes lo veneraban. Pero por el momento Margarita no podía decir nada de lo que había visto pues no había llegado la hora. Estas revelaciones tendrían que pasar primero por muchos exámenes y sufrir mucha oposición. Y aún había mucho más que Jesús quiera revelar.

Tercera revelación

En lo que probablemente era el primer viernes de junio de 1674, fiesta de Corpus Christi, tuvo Margarita la tercera gran revelación.

Una vez entre otras, escribe Sta. Margarita, "que se hallaba expuesto el Santísimo Sacramento, después de sentirme retirada en mi interior por un recogimiento extraordinario de todos mis sentidos y potencias, Jesucristo mi Amado se presentó delante de mi todo resplandeciente de Gloria, con sus cinco llagas brillantes, como cinco soles y despidiendo de su sagrada humanidad rayos de luz de todas partes pero sobre todo de su adorable pecho, que parecía un horno encendido; y, habiéndose abierto, me descubrió su amante y amable Corazón."

Entonces Jesús le explicó las maravillas de su puro amor y hasta que exceso había llegado su amor para con los hombres de quienes no recibía sino ingratitudes. Esta aparición es más brillante que las demás. Amante apasionado, se queja del desamor de los suyos y así divino mendigo, nos tiende la mano el Señor para solicitar nuestro amor.

Le dirige las siguientes peticiones:

- Comulgarás tantas veces cuanto la obediencia quiera permitírmelo

-Jueves a viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo quise sentir en el huerto de los olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de sufrir que la muerte.

-Por acompañarme en la humilde oración que hice entonces a mi Padre en medio de todas mis congojas, te levantaré de once a doce de la noche para postrarte durante una hora conmigo; el rostro en el suelo, tanto para calmar la cólera divina, pidiendo misericordia para los pecadores, como para suavizar, en cierto modo, la amargura que sentí al ser abandonado por mis apóstoles, obligándome a echarles en cara el no haber podido velar una hora conmigo...

"Una vez, estando expuesto el Santísimo Sacramento, se presentó Jesucristo resplandeciente de gloria, con sus cinco llagas que se presentaban como otro tanto soles, saliendo llamaradas de todas partes de Su Sagrada Humanidad, pero sobre todo de su adorable pecho que, parecía un horno encendido. Habiéndose abierto, me descubrió su amabilísimo y amante Corazón, que era el vivo manantial de las llamas. Entonces fue cuando me descubrió las inexplicables maravillas de su puro amor con que había amado hasta el exceso a los hombres, recibiendo solamente de ellos ingratitudes y desconocimiento.

"Eso," le dice Jesús a Margarita, "fue lo que más me dolió de todo cuanto sufrí en mi Pasión, mientras que si me correspondiesen con algo de amor, tendría por poco todo lo que hice por ellos y, de poder ser, aún habría querido hacer más. Mas sólo frialdades y desaires tienen para todo mi afán en procurarles el bien. Al menos dame tú el gusto de suplir su ingratitud de todo cuanto te sea dado conforme a tus posibilidades."

Ante estas palabras, Margarita solo podía expresarle al Señor su impotencia, Él le replicó: "Toma, ahí tienes con qué suplir cuanto te falte." Y del Corazón abierto de Jesús, salió una llamarada tan ardiente que pensó que la iba a consumir, pues quedó muy penetrada y no podía ella aguantarlo, por lo que le pidió que tuviese compasión de su debilidad. Él le respondió:

"Yo seré tu fortaleza, nada temas, solo has de estar atenta a mi voz y a lo que exija de ti con el fin de prepararte para la realización de mis designios."

Entonces el Señor le describió a Margarita exactamente de qué forma se iba a realizar la práctica de la devoción a Su Corazón, junto con su propósito, que era la reparación. Finalmente, Jesús mismo le avisa sobre las tentaciones que el demonio levantará para hacerla caer.

"Primeramente me recibirás en el Santísimo Sacramento tanto como la obediencia tenga a bien permitírtelo; algunas mortificaciones y humillaciones por ello habrán de producirse y que recibirás como gajes de mi amor. Comulgarás, además, todos los primeros viernes de mes, y en la noche del jueves al viernes, te haré participe de la mortal tristeza que quise sentir en el huerto de los Olivos, cuya tristeza te reducirá, sin que logres comprenderlo, a una especie de agonía más difícil de soportar que la muerte. Para acompañarme en la humilde plegaria que elevé entonces a mi Padre, en medio de todas tus angustias, te levantarás entre las once y las doce de la noche para postrarte conmigo durante una hora, con la cara en el suelo, tanto para apaciguar la cólera divina, pidiendo por los pecadores, como para endulzar de algún modo la amargura que sentía por el abandono de mis apóstoles, lo cual me llevó a reprocharles que no habían podido velar una hora conmigo. Durante esa hora harás lo que te diga. Pero, oye hija mía, no creas a la ligera todo espíritu, ni te fíes, porque Satanás está rabiando por engañarte. Por eso, no hagas nada sin permiso de los que te guían, a fin de que, contando con la autoridad de la obediencia, él no pueda engañarte, ya que no tiene poder alguno sobre los obedientes."



Agudas pruebas


Después de la aparición, Margarita sintiéndose que estaba ella fuera de sí, y no sabiendo donde estaba, le faltaron las fuerzas y cayó desmayada. Sus hermanas, viéndola en tal aspecto, la levantaron y la cargaron donde la Madre Superiora. Ella viendo que Margarita no podía hablar, ni aun sostenerse, arrodillada ante sus pies, la mortificó y la humilló con todas sus fuerzas. Y cuando Margarita le respondió a su pregunta de lo sucedido, contándole todo cuanto había pasado, recargó sobre ella nuevas humillaciones y no le concedió nada de cuanto decía que el Señor le mandaba hacer, más bien lo acogió con despreció.

El fuego que devoraba a Margarita por dentro a causa de las revelaciones, le ocasionó una fiebre continua. Ante esta misteriosa enfermedad, la Madre Superiora no podía sino sentir miedo y por tanto le dijo a Margarita: "Pida a Dios su curación, de esta forma sabré si todo viene del Espíritu del Señor."

Margarita, obedeciendo a esta orden, le expuso todo cuanto le pedía su Superiora al Señor, el cual no tardó en recobrarle por completo su salud por las manos de la Virgen Santísima. Y así consiguió Margarita el poder cumplir lo que Dios le pedía.

Pero viendo la Madre Superiora que continuaban las visiones, y no sabiendo que más hacer para asegurarse de su veracidad, decide consultar a los teólogos. Ella creyó que debía obligarla a romper el profundo silencio que hasta entonces había observado, con el fin de hablar del asunto con personas de doctrina. Compareció pues Margarita ante estos personajes, y haciéndose gran violencia para sobrepasar su extremada timidez, les contó todo lo sucedido. Más Dios permitió que algunos de los consultados no conocieran la verdad de las revelaciones. Condenaron el gran atractivo que tenía Margarita por la oración y la tildaron de visionaria, prohibiéndole detenerse en sus inspiraciones. Hasta uno de ellos llegó a aconsejar: "procuren que esta hija se alimente bastante y todo irá mejor."

"Se me empezó a decir," cuenta Margarita, "que el diablo era el autor de cuanto sucedía en mí, y que me perdería si no ponía muy en guardia en contra de sus engaños e ilusiones."

Para Margarita esto fue motivo de gran sufrimiento. No por razón del rechazo o porque pensaban mal de ella, sino por el conflicto interno que le causaba. Llegó a pensar que ella estaba en el error pero por más que trataba de resistir las atracciones de Dios no lo lograba. Se sentía profundamente abandonada, puesto que se le aseguraba que no la guiaba el Espíritu de Dios, y sin embargo, no lo podía resistir.

Cada vez era mayor la oposición aun dentro del convento contra Margarita. Había significativos movimientos de cabeza, miradas reprobatorias y muecas. Algunas pensaban que una visionaria venía a ser como la personificación de todo un escuadrón de demonios, un peligro evidente y una gran amenaza para todas. Llegó hasta tal punto que las hermanas empezaban a rociarla con agua bendita cuando pasaba.


Cuarta Revelación


Fue bajo esta nueva aceptación que se dio la cuarta y última revelación que se puede considerar como la más importante. El Señor quería establecer en la Iglesia una fiesta litúrgica en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Sucedió esta revelación en el curso de la octava del Corpus Christi del año 1675, o sea entre el 13 y el 20 de junio. Cuenta Margarita:
Estando ante el Santísimo Sacramento un día de su octava, y queriendo tributarle amor por Su tan gran amor, me dijo el Señor:

"No puedes tributarme ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te he pedido ya." Entonces el Señor le descubrió su Corazón y le dijo "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute."

El Padre Colombiere le ordenó a Margarita a que cumpliese plenamente la voluntad del Señor. Y que también escribiese todo cuanto le había revelado. Margarita obedeció a todo lo que se le pidió pues su más grande deseo era que se llegase a cumplir el designio del Señor.

Pasarían más de diez años antes que se llegase a instituir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en el monasterio de la Visitación. Serian diez años muy duros para Margarita. La Madre Superiora, que por fin llego a creer en ella, fue trasladada a otro monasterio. Pero antes de irse ordena a Margarita a que relatara ante toda la comunidad todo cuanto el Señor le había revelado. Ella accedió solo en nombre de la santa obediencia y les comunicó a todas lo que el Señor le había revelado incluyendo los castigos que El haría caer sobre la comunidad y sobre ellas. Y cuando todos enfurecidos empezaron a hablarle duramente, Margarita se mantuvo callada, aguantando en humildad todo cuanto le decían. Al siguiente día, la mayoría de las monjas sintiéndose culpables de lo que habían hecho, acudían a la confesión. Margarita entonces oyó que el Señor le decía que ese día por fin llegaba la paz de nuevo al monasterio y que por su gran sufrimiento, Su Divina Justicia había sido aplacada.


Su muerte

En contra de su voluntad, Margarita fue asignada como maestra de novicias y asistente a la superiora. Esto llegó a ser parte del plan del Señor para que por fin se empezara a abrazar la devoción del Sagrado Corazón de Jesús. Sin embargo Margarita nunca llegó a ver durante su vida en la tierra el pleno reconocimiento de esta devoción.

En la tarde del 17 de octubre del 1690, habiendo Margarita previamente indicado esta fecha como el día de su muerte, encomendó su alma a su Señor, quien ella había amado con todo su corazón. Muere entre 7 y 8PM. Tenía 43 años de edad y 18 años de profesión religiosa.


Pasaron solamente tres años después de su muerte cuando el Papa Inocencio XIII empezó un movimiento que abriría las puertas a esta devoción. Proclamó una bula papal dando indulgencias a todos los monasterios Visitantinos, que resultó en la institución de la fiesta del Sagrado Corazón en la mayoría de los conventos. En 1765, el Papa Clemente XIII introdujo la fiesta en Roma, y en 1856 el Papa Pío IX extendió la fiesta del Sagrado Corazón a toda la Iglesia. Finalmente, en 1920, Margarita fue elevada a los altares por el Papa Benedicto XV.
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