miércoles, 18 de mayo de 2016

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA PRIMERO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos con esta novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de tu Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que quieres vivir y habitar permanentemente dentro de nosotros, porque tú nos comprendes, conoces nuestra fragilidad, conoces nuestros más íntimos deseos de adorar, corresponder y reparar, y de amar a nuestro prójimo. Tú sabes qué difícil esto resulta a veces. Tú conoces tantos corazones secos y arrugados porque se han cerrado al amor gratuito del Padre, porque han hecho una fe al margen de la que Tú, a través de la Iglesia, nos has donado. Jesús, tan divino porque tu costado traspasado sigue día a día, hora a hora, segundo a segundo derramando el agua para purificarnos y la Sangre para salvarnos. 

¡Dulzura del Corazón de Jesús! ¡Penetra nuestro corazón! Ablándanos para que creamos en Tu presencia, dulcifícanos para acoger tus inspiraciones en estos días de novena y toda nuestra vida, para acoger por igual a cada hermano, penétranos de tu amor, ternura y dulzura para querer amar y reparar Tú Corazón por tantas ofensas, ingratitudes, omisiones e indiferencias hacia Ti y Tu Iglesia. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena-

 Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SEGUNDO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este segundo día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano porque tuviste una Madre como nosotros, tan divino porque has hecho a María, Madre de Dios y Madre nuestra. 

Humildad del Corazón de Jesús ¡Anonada mi corazón!
La manera de La Virgen es hacer silencio y escuchar, la manera tuya en los albores de la Pasión fue silenciar ante el insensato Herodes, y sentenciar ante Pilatos: "Tú lo has dicho: Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad". (Jn 18, 36-37). A nuestro orgullo y amor propio les da miedo anonadarse, silenciarse, humillarse. En la familia, en el trabajo, con los amigos o enemigos, si los tuviéramos. Tú desde la Eucaristía silencias y ahí estás anonadado, pero… ¡cómo nos hablas! Ayúdanos a ser humildes ante Ti, ante los demás, ante nosotros mismos y así ofrécenos al Padre para reparar, agradarte y amar en verdad. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA TERCERO 

Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA

 Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones.

 Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este tercer día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que nos enseñaste que no viniste a ser servido, sino a servir (Mt 20,28), tan divino que como Sumo y Eterno sacerdote no dejas de servirnos en nuestras muchas y pobres necesidades. Siempre estás con nosotros, en el Papa, en tus pastores, sacerdotes, en cada uno de nosotros miembros de tu Cuerpo Místico. 

Reino del Corazón de Jesús ¡Establécete en mi corazón! Tú nos dices que aquel que no cumpla lo más pequeño de la Ley del amor que nos enseñaste, será el más pequeño en el Reino de los cielos. Tú mismo, Jesús, vivo, presente y resucitado eres aquí y ahora el Reino de los cielos. “Será el más pequeño”… pero no echado, ni desechado. Porque Tú eres así de magnánimo, incapaz de contradecirte a Ti mismo, Dios de amor y verdad. Y también nos dijiste que el que viviera y cumpliera con amor la Ley de plenitud que nos trajiste, ¡ese será grande en el Reino de los cielos! Esto te pedimos, ser grandes en el Reino de Tú Corazón, sabiéndonos niños y pequeños ante Ti Ayúdanos a crecer en nuestra vida interior, tu misma vida en nosotros; ayúdanos a tomarnos en serio la vida espiritual, a vivir y necesitar de Ti en tus sacramentos, a perseverar día a día en nuestra vida de piedad, sólo así Jesús, Tu Reino se establecerá en nuestros corazones. 

Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA CUARTO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este cuarto día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que aún viendo la huella del Padre en cada criatura, viviste rodeado del pecado y de la obstinación del mal. Tan divino que nos enseñaste a no juzgar, a ser compasivos y misericordiosos, a que nunca hay ‘nuncas’ Contigo, ni con el Padre. En Ti, siempre hay ‘siempres’, siempres para levantarnos, siempres para buscar tu perdón, siempres para ser prontos a perdonar, siempres para pedir perdón, siempres para disculpar, siempres para callar la crítica, siempres para nunca hablar mal de nuestros hermanos. Nosotros, como Tú, también vivimos rodeados del pecado de una sociedad mortecina, triste, dividida y sin referente de eternidad. Del pecado de una Iglesia que es Madre y Maestra, pero también pecadora en muchas partes de Su Cuerpo. Te pedimos que aún en medio de la verdad del mal, nos eleves la mirada para saber mirar desde la tuya. 

Hermosura del Corazón de Jesús ¡Cautiva mi corazón! Cautiva nuestros corazones, no para mirar a otro lado, sino para saber descubrir la inmensidad de la belleza escondida en nuestra Fe, en nuestra Iglesia, en cada persona, en nosotros mismos. Cautívanos, Tú que eres el más hermoso de los hombres, cautívanos desde la fealdad aparente de tu cruz, como desde la eternidad aún velada a nuestros sentidos, pero no a nuestras almas. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

 Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA QUINTO

 Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestro Párroco y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este quinto día de novena a las puertas de Tú Sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que te quedaste tres días en el templo sin avisar a tus padres, “porque estabas en las cosas de Tu Padre”. Tan divino, porque de esa forma misteriosa abriste aún más los ojos de la Fe a José y a María, ellos, al asomarse a Tu Templo y encontrarte allí y, escucharte… Se les debió abrir los ojos y oídos interiores para ver y descubrir ¡A la Trinidad misma! Quizá por eso: “María meditaba y guardaba todo en su corazón”. 

Tu Corazón, ya desde Niño nos enseña la obediencia interior, esa que va más allá del propio estado de vida; esa obediencia dócil, discreta y humilde que busca solamente agradar al Padre, -“Porque tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará”-. Esa obediencia positiva que nace por amor, para amar y desde el amor. La obediencia sujeta y sometida llanamente al depósito de la Fe recibida. La obediencia que Tú nos muestras es muy amable a los ojos de Dios, quizá incomprensible a los ojos humanos.

 La obediencia del detalle; la obediencia del corazón paciente; la obediencia del corazón que no busca imponerse; la obediencia del corazón abierto a otras posibilidades y perspectivas. La obediencia del corazón reparador, sensible a tus dolores y a nuestro pecado. La obediencia que escucha a Tú Corazón y a su conciencia. Porque Dios, Tú Padre, Nuestro Padre, siempre renueva y nos regenera con su novedad inspiradora. 


De las Invocaciones al Corazón de Jesús: 
Obediencia del Corazón de Jesús ¡Somete mi corazón! Ayúdanos como a María a sumirnos en Tú Corazón y desear abandonarnos a tus designios tan personales sobre cada uno: 

Amar a Jesús como María, Dios en Ella y Ella en Dios, Sin más seña de identidad que su fe. Sin más norma ni ley que el amor. La norma sin amor… mera tradición. La Madre de Dios entre los hombres paseaba, Nadie… de Ella se admiraba. Solo Dios, solo Dios. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

 Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena-

 Tres Padrenuestros y Avemarías.





NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SEXTO

 Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este sexto día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que nos enseñas el Reino de los cielos en parábolas, con el lenguaje de la creación, echando mano del día a día, de la realidad de quienes te escuchaban. Tan divino que tus palabras engendran vida, y vida eterna. Elevas a los incultos e ignorantes llenos de sencillo espíritu y muestras su ignorancia a los eruditos sin espíritu. 

Sabiduría del Corazón de Jesús ¡Conduce mi corazón! Tu sabiduría es la escuela de la cruz, la que mana de tu Costado abierto, condúcenos ahí, enséñanos a contemplar y escuchar la verdadera sabiduría, esa que minimiza y ridiculiza nuestras más íntimas pasiones contrarias al espíritu de Dios; esa sabiduría que nos amansa, llena de gozo y conforma plenamente a Tu Voluntad. 

La sabiduría del que perdiendo en lo humano, lo gana todo. La sabiduría del corazón que relativiza lo inmediato y antepone la vida interior al mundo exterior. 

La sabiduría del corazón apóstol que se abandona en la aparente pasividad aguardando tu iniciativa y se presta a sembrar para que sólo Tú coseches y salves a las almas para llevarlas al cielo, a Tú cielo. La sabiduría del corazón que busca que prevalezca el ser en Dios, antes que el hacer ante los hombres. 


Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - 

Tres Padrenuestros y Avemarías.




NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SÉPTIMO


 Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA

 Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones.

 Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este séptimo día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que al ver el cortejo fúnebre del hijo de la viuda de Naim, te conmoviste, sentiste compasión y así te mostraste. Tan divino que sólo Tú podías realizar el milagro de resucitarle. 

Nadie como tú comprende nuestra incapacidad, el espíritu mundano, heredero del Maligno, cuántas veces nos seduce con prejuicios hacia el prójimo, nos procura “mentes selectivas”, bien inclinadas hacia quienes amamos, indiferentes hacia quienes desconocemos, obstinadas hacia quienes pensamos que no te aman bien, o ni nos consideran a nosotros. Tú eres “la” Misericordia, sólo tú puedes transformarnos, poseernos, contagiarnos de sentimientos y obras dignas del Padre: “Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica.” (Sal, 85).

 Misericordia del Corazón de Jesús ¡Perdona mi corazón! Perdónanos cuando nos mostramos inmisericorde, tu misericordia no conoces límites, más aún comienza donde acaba el límite del mal. Ayúdanos a no temer mostrarte un corazón contrito y humillado, porque tú no lo desprecias. Enséñanos el camino de la misericordia redentora y no permitas que nos salgamos de esa senda, sólo así podremos ser instrumentos dóciles en tus manos, sólo así repararemos tu Corazón dolido y mostraremos la alegría de Tú rostro a quienes aún no te conocen. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - 

Tres Padrenuestros y Avemarías.




NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DÍA OCTAVO 

Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 


Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20, 3-8). Nos asomamos este octavo día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que tus silencios siempre muestran la verdad. Aquella mirada silenciosa entre tu Madre y tú cuando exclamaste: “Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11, 27-28), porque sin duda, mirarías a Tú Madre aunque fuera de soslayo, no preocupado por Ella, pues ya sabía en Quien había puesto toda su confianza, ni Ella preocupada por las miradas ajenas, ya te conocía, no le importaba quedar en segundo plano. Tan divino que desde el silencio de la Eucaristía nos hablas y transformas. 

Silencio del Corazón de Jesús ¡Habla a mi corazón! Muchas veces silencias en nuestras almas tu divina presencia, así nos enseñas lo que dijiste a la Samaritana: “Dios es espíritu” y aquello de que “Dios busca adoradores en espíritu y en verdad” (Jn 4, 23-24). Enséñanos a escuchar a Tú Corazón, háblanos y conviértenos en adoradores humildes poniendo todo nuestro espíritu al servicio de Tú verdad. Fortalécenos pues tú mejor que nadie sabe cómo somos, cómo arrastramos las heridas del pecado original, cómo nos alejamos cuando atisbamos a algo o a alguien de espíritu elevado, no permitas que el demonio tire de nosotros hacia abajo, ennoblece nuestro corazón y háblanos, grítanos de esa forma suave que sólo Tú sabes para transformar nuestro corazón y hacerlo semejante al Tuyo.

 Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - Tres Padrenuestros y Avemarías.


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA NOVENO


 Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 


Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este último día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que no dudaste en echar a los vendedores y farsantes de Tú templo, de la Casa de Tú Padre. Tan divino que sólo Tú puedes tolerar y perdonar tantos sacrilegios, infidelidades, mentiras, saqueos, manipulaciones de tus hijos y hermanos redimidos. En estos tiempos de zozobra para la humanidad, donde aún permanece la oscuridad del pecado en el seno de Tú Iglesia, donde la mediocridad, la acedia y la tibieza domina a tantos corazones buenos de católicos, pero fríos en su piedad y amor a Ti, muéstranos el verdadero celo de Tú Corazón. En estos tiempos donde el sentido de lo sagrado, la verdadera religiosidad la viven unas minorías, revélanos la ciencia del verdadero celo por el amor al Padre, por el ansia de eternidad y abominación del pecado. 

Celo del Corazón de Jesús ¡Devora mi corazón! Aquí nos tienes, que tú celo lleno de santidad, mansedumbre, coherencia, valentía y humildad nos devore. Destierra de nuestros espíritus la somnolencia e incredulidad ante el mensaje del Evangelio. Sacúdenos con tu amor y alegría llena de paz para entregarnos de veras a Ti y a Tú obra redentora. No sólo nos has redimido, en tu magnanimidad sin límites, nos has hecho poderosos en el orden de la Gracia, nos asocias a Tú intercesión constante, a la de tu Madre María. Concédenos la Fe para creer y renovarnos en las Promesas de tu Sagrado Corazón. Sacúdenos para ser sin complejos, devotos de tu Sagrado Corazón y extender la verdad de Tu Reinado. 


Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - 

Tres Padrenuestros y Avemarías.



Santuario Diocesano de los Sagrados Corazones – Toledo
Novena meditada al Sagrado Corazón

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MIÉRCOLES 18 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 18



"Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos".

No será lo mismo "ser perseguidos por la justicia" que "ser perseguidos por practicar la justicia".

A diario se nos presentan cien mil ocasiones de practicar la justicia; siempre que cumplimos con un deber para con nuestros prójimos, estamos haciendo un acto de justicia, reconociendo sus derechos y respetándolos; siempre que somos fieles a nuestra conciencia, estamos siendo justos y practicando la justicia, pues no hay mayor mal que podamos hacer a los demás que ser infieles a nuestros compromisos o a nuestras obligaciones.

Respetemos las leyes, respetemos los reglamentos, respetemos las costumbres sanas; todo eso redundará en bien común, aunque a primera vista parezca que alguno pueda padecer alguna consecuencia de nuestra fidelidad al deber.

“Conviértanse, porque el Reino de los cielos está cerca. A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: Una voz grita en el desierto: preparen el camino del Señor, allanen sus senderos” (Mt 3,3). Lo torcido en las intenciones, en las ideas, en los sentimientos, en las obras, no es de Dios; solamente lo recto lleva a Dios.


* P. Alfonso Milagro

LOS TIEMPOS DE DIOS


Los tiempos de Dios
Dios ha desarrollado su plan de manera perfecta para cada uno. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe!.


Por: Oscar Schmidt 




Tres tiempos ha pensado Dios para el desarrollo de la historia de la humanidad, dentro del gran misterio que representa Su Plan para nosotros.

Los primeros tiempos fueron los de la Creación, los tiempos del Padre que con Su Pensamiento y Su Voluntad creó todo lo que nos rodea. Y fueron también los tiempos de la Fe: Fe en la existencia de un Dios único, omnipotente, lleno de amor por sus criaturas. Pero, fue el propio hombre el que corrompió la perfección de esa creación, haciendo uso de su voluntad, del libre albedrío que Dios le dio. Y fue utilizando mal ese libre albedrío que el hombre volvió a caer, una vez más, olvidándose en forma creciente del Dios Creador.

Dios Padre abrió entonces la puerta a los segundos tiempos: los de la Redención, los tiempos de la Salvación, tiempos del Hijo. Y sin dudas que estos tiempos fueron los de la Esperanza, ya que el Mesías nos trajo el anuncio del Reino, la promesa de un futuro de felicidad. La llegada de Cristo abrió las puertas del Cielo y también abrió nuestros corazones al Arca en que Dios quiso resguardarnos de los males del mundo: María. ¿Acaso podía el Padre elegir un modo imperfecto en el acto de dar Su naturaleza Humana al Hombre Dios, a Su Hijo?. Los tiempos de la redención no pueden entenderse, entonces, sin unir a Madre e Hijo, Redentor y Corredentora, en la Pasión, Muerte y Resurrección que nos conducen a la esperanza de una vida de plenitud.

Y fue el mismo Jesús quien anunció la llegada del tercer tiempo en la historia de la humanidad, al anticipar la venida del Espíritu Santo, Espíritu de Santificación. Estos son, entonces, los tiempos de la Santificación. Y son también los tiempos de la caridad, ya que el Espíritu Santo es Espíritu de Amor, como Jesús nos lo enseñó con su nuevo y principal mandamiento. De este modo, el Espíritu de Dios se derrama sobre el mundo, buscando los corazones que le den acogida, que lo dejen actuar. Somos los hombres los que debemos reconocer y facilitar su accionar, por el camino de la humildad y el amor. En estos tiempos es el Espíritu Santo el que habla a través de quienes Evangelizan y llevan el mensaje renovado (¡una vez más!) por obra del Soplo Divino. Llevar a las almas a Dios es la caridad perfecta, es el amor que difunde el mensaje de Salvación.

De este modo hemos visto una humanidad que ha recorrido distintas etapas a lo largo de su historia:

Los tiempos del Padre, de la Creación, del Pensamiento Divino que todo lo hizo. Fueron tiempos de Fe.

Los tiempos del Hijo, de la Redención, del amor del Padre expresado en el Hombre Dios, nacido de la Nueva Eva, la Mujer Perfecta. Son los tiempos de la Esperanza.

Y finalmente los tiempos del Espíritu Santo, de la Santificación, del amor derramado sobre el mundo. Tiempos de Caridad.

Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Creación, Redención y Santificación.
Fe, Esperanza y Caridad.

Dios ha desarrollado su Plan de manera perfecta, dejando que en cada tiempo se manifieste un aspecto nuevo y maravilloso de Su Divinidad. Es un camino con un destino cierto, un destino de plenitud. Cuando se haya alcanzado esa plenitud, cuando el plan esté completo, estaremos en condiciones de presenciar el gran final que el Señor nos tiene preparados. ¿Cuándo?. ¿Cómo? ¡Solo El lo sabe!

BIENVENIDOS A GOTITAS ESPIRITUALES!!!


martes, 17 de mayo de 2016

IMÁGENES DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA


CORAZÓN DE JESÚS Y DE MARÍA : JACULATORIAS AL SAGRADO CORAZÓN




LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MARTES 17 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 17



"Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios".

Es que no basta ser pacífico; es preciso trabajar por la instauración de la paz entre los hombres, en el mundo entero.
Trabajar por la paz es establecer aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir; trabajar por la paz es suavizar relaciones humanas, solucionar problemas, hacerse entender por todos y con todos, crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a cada uno lo suyo, respetando el derecho de todos.

Los que trabajan por la paz entre los hombres serán llamados hijos de Dios, porque Dios es el Dios de la paz y no el Dios de la guerra; el Dios del amor y no el Dios del odio. Ser llamado hijo de Dios será participar de la misma divina naturaleza; será llegar a ser santo de verdad, a elevarse sobre la misma humana naturaleza; realmente vale la pena ser hijo de Dios, y a ello podemos llegar según la promesa de la bienaventuranza, trabajando por la paz.
“Apártate del mal y practica el bien; busca la paz y sigue tras ella” (Sal 33,15). “¡Qué hermosos son sobre las montañas los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buena noticia, que proclama la salvación” (Is 52,7). Que tus pasos, tus palabras, sean siempre portadores de la paz y nunca de la inquietud.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 17 DE MAYO DEL 2016


El primero es el último de todos
Tiempo Ordinario


Marcos 9, 30-37. Tiempo Ordinario. Para ser discípulos de Cristo tenemos que cambiar, aceptar que el sufrimiento es camino de redención. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y atravesaron Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: ¿De qué discutíais por el camino? Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos. Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado. 

Oración introductoria
Señor y Padre mío, dame la inocencia de un niño que confía plenamente en su padre. Tú me invitas a estar contigo en la oración para transformar mi corazón y, así, puede salir de mí mismo y servir a los demás. Permite que sepa responder.

Petición
Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia.

Meditación del Papa Francisco
Jesús invita a sus discípulos  a hacerse como niños porque “a quien es como ellos pertenece el Reino de Dios”. Queridos hermanos y hermanas, los niños llevan vida, alegría, esperanza, también disgustos, pero la vida es así. Ciertamente llevan también preocupaciones y a veces problemas; pero es mejor una sociedad con estas preocupaciones y estos problemas, que una sociedad triste y gris porque se ha quedado sin niños. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2015).

Reflexión:
A los discípulos de Jesús no les entraba en la cabeza el que su Maestro tuviera que pasar por el túnel del sufrimiento, que para ser el primero se tenga que ser el servidor de todos, que en las nuevas categorías del Reino de Cristo el niño ocupe un lugar primordial. No era fácil para ellos dejar la concepción en la que se habían educado desde su infancia. Pero para ser discípulos de Cristo tenían que cambiar. Debían aceptar que el sufrimiento es camino de redención para Jesucristo, y lo sigue siendo para los cristianos de hoy.

La cultura en la que vivimos y la mentalidad de nuestros contemporáneos está hecha al cambio. Se cambia más fácilmente que antes de trabajo, de computadora, de coche, de casa, de país... Se cambian también los modos de pensar y vivir, los valores de comportamiento, y hasta la misma religión.

El cambio está a la orden del día, y quien no cambia, pronto pasa a formar parte de los retros. Pero, ¡claro!, no todo cambio es bueno para el hombre. Ni todo cambio indica progreso. Hay cambios que son una desgracia, como el tener que dejar el país y la familia para buscar trabajo. El cambio al que la liturgia nos invita es el cambio desde Dios. Es decir, aquel cambio que Dios quiere y espera del hombre para que sea más hombre, para que viva mejor y más plenamente su dignidad humana. El cambio que Dios quiere es el de la injusticia a la justicia, del abuso al servicio de los demás, de la infidelidad a la fidelidad, del odio al amor, de la venganza al perdón, de la cultura de muerte a la cultura de la vida, del pecado a la gracia y a la santidad.

Propósito
Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre.

Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 17 - VIRGEN FIEL, ESPEJO DE JUSTICIA


MAYO, MES DE MARÍA
Décimo séptimo día: Explicación de las letanías



Virgo fidelis

Virgen fiel. María, siempre fiel a la ley del Señor, lo fue también a los designios de la providencia. Dios le hizo saber, de un momento a otro, por su esposo José, que había que huir con el niño Jesús a Egipto. María no busca en lo absoluto comprender la voluntad del Señor, y sin razonar sobre los obstáculos que parecen presentarse en un viaje tan penoso, largo y peligroso, María obedece, parte, y la orden de Dios le sirve de razón. Instruida por las profecías acerca de los tormentos que Jesucristo, su Hijo debía soportar, tenía el alma triste, pero la sumisión estaba de acuerdo con la voluntad de Dios Altísimo. ¡Fidelidad preciosa de María! ¡Quien podrá admirarte suficientemente, cuando la condujiste al pie de la cruz y a recibir los últimos suspiros de su Hijo!



Speculum justitiae

Espejo de justicia. María es el espejo de las virtudes más perfectas, porque, destinada a la gloria de ser la  Madre de Dios, cuya dignidad supera incomparablemente todas las grandezas humanas, y que es la más alta a la que puede ser elevada una criatura, debió ser enriquecida con las virtudes que convenían a esta sublime elevación, y si según Tomás de Villanueva, san Juan, sólo por causa de su calidad de precursor del Mesías fue santificado en el seno de su madre e hizo cosas tan extraordinaria, que entre todos los hijos de las mujeres, según el testimonio del Salvador, no hubo nadie más grande que Juan Bautista.¡Qué decir de la santidad de aquella que concibió y llevó en seno al autor de todas, la virtud de la santidad misma, en fin, el Verbo Eterno que es Dios!

Ejemplo

Un soldado, apellidado Beau-Séjour, rezaba todos los días siete Pater y siete Ave, en honor de las 7 alegrías y de los siete dolores de la Santísima Virgen. Nunca se olvido de satisfacer esta obligación, y si se acordaba, luego de haberse acostad, que no lo había hecho, se levantaba al instante y rezaba esta oración de rodillas. Un día de batalla, Beau Séjour se encontró en la primera línea de combate, en presencia del enemigo, esperando la señal de ataque, se acordó que no había dicho su oración acostumbrada; de inmediato comenzó a decirla haciendo la señal de la cruz. Sus compañeros, dándose cuenta, empezaron a burlarse y las burlas pasaron de boca en boca, pero Beau-Séjour, sin inquietarse, continuaba su oración. Una vez terminada ésta, los enemigos hicieron la primera descarga; y Beau Sejour, sin haber recibido no un solo disparo, quedó solo en la línea. Vio muertos, a sus lados, a todos aquellos que antes de reían de él y se burlaban de su devoción. No pudo dejar, estremecerse ante tal vista y, de reconocer  la mano de la poderosa Protectora que lo había. El resto de la batalla y aun de la campaña, que mató mucha gente, no recibió ni una sola herida. Habiendo recibido finalmente su baja, volvió a su casa y publicó por todos lados las alabanza de María, de quien se reconocía deudor de vida y salud (Récits d’histoires).

Seamos fieles a nuestros ejercicios de piedad hacia María y nos será fiel a la hora del peligro.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

JUAN PABLO II Y EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


Juan Pablo II y el Sagrado Corazón de Jesús



En su carta del 5 de octubre de 1986 al M. R. P. Kolvenbach, prepósito general de la Compañía de Jesús, el Papa definía así “la verdera definición pedida por el Corazón del Salvador”: “Sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, edificar la civilización del amor tan deseada, el reino del Corazón de Cristo”

Para Juan Pablo II, el Corazón de Cristo reinará, pues, cuando se establezca la civilización del amor”, es decir cuando el amor reemplace el odio, cuando elamor al prójimo por amor a Cristo amante venza en cada persona las pasiones y las pulsiones de violencia. Cuando, en otros términos, el prójimo sea respetado en sus derechos por amor al más próximo de todos los prójimos, Cristo. De esta manerá será reparada la persona odiosa, preocupada por reemplazar el odio por el amor.

Como lo observa L. M. Mendizabal, esta interpretación de la reparación algunas veces ha sido mal comprendida, en un sentido puramente “horizontalista” como si el papa hubiese dicho: “La verdadera reparación no consiste en una expiación dolorosa de  los pecados del mundo, sino en establecer la paz y el bienestar en el mundo. Se olvida la declaración hecha quince días antes de esta carta, con ocasión de un simposium internacional: “La consagración al Corazón de Nuestra Señora se realiza, en la práctica, esencialmente viviendo en estado de gracia, con una vida de pureza, d eoración, penitencia unida al cumplimiento de todos los deberes de un cristiano y d ereparación por nuestros pecados y los pecados del mundo.

En realidad, la declaración del Papa a la Compañía de Jesús quiere decir que a los ojos del señor, el orden violado por la violencia y por el odio no podrá ser restaurado en el mundo más que por el amor sobrenatural por el prójimo y es esta restauración, este retomar de la justicia amante que constituye la esencia de la reparación. Oración, penitencia, cumplimiento de los deberes de estado deben ser vividos en el horizonte del establecimiento de una civilización del amor para constituir la completa reparación social que desea el Corazón de Jesús.

Durante el Angelus del 1º de junio de l984 Juan Pablo II esbozaba “la síntesis de todos los misterios ocultos en el Corazón del Hijo de Dios: amor solícito, amor satisfactorio, amor vivificante”.

La civilización del amor no se podrá establecer sino la base de un reconocimiento del amor creador, redentor y remunerador de Cristo, Alpha y Omega.

Entonces, la civilización del amor supone la penetración dinámica de la caridad sobrenatural en la pasión natural del amor y en la voluntad libre de la criatura racional, que orienta esas fuerzas del psiquismo inferior de la persona humana hacia su vida eterna, individual y social, bajo el soplo del Espíritu Santo.



Bertrand de Margerie S.J.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para Aci Prensa

CÓMO ORAR CUANDO SIENTES MIEDO?


¿Cómo orar cuando sientes miedo?
Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él.


Por: P Evaristo Sada LC 




Todos queremos seguridad y buscamos seguridades. Nos da miedo cuando no hay seguridad, cuando perdemos nuestras seguridades o cuando se ven amenazadas o reducidas.

Te da seguridad un buen empleo, la aceptación de los demás, las cosas que posees, los amigos que te respaldan, un entorno conocido, tus habilidades, tu formación profesional, tus títulos, el dinero, recibir reconocimientos y dignidades, ser consultado, recibir atenciones, tu hogar, una buena salud, etc.

Cuando se ponen en riesgo nuestras seguridades nos entra miedo. Se derrumban o disminuyen nuestras seguridades y corremos el riesgo de desmoronarnos. Cuando esto sucede nos encontramos en la posición del pobre, del que nunca ha tenido nada o del que lo ha perdido todo y depende totalmente de la gratuidad del amor de Dios.

Es humano tener miedo. No nos extraña que hasta los Papas sientan miedo cuando son elegidos. Tengo a la mano una oración del Cardenal Eduardo Pironio, argentino, en que se presenta ante Dios con mucho miedo. Tuve la gracia de tratar mucho con él y hablaba con frecuencia de la confianza, de la virtud de la esperanza; tal vez por el miedo que sentía. Extraigo partes de una de sus oraciones:



Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.

Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final."
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.

Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.

Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque "les resultaba dura" y absurda tu doctrina.

Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.

___________________

El Cardenal Pironio sabía ver en el sufrimiento la mano providente de Dios Padre. En su testamento espiritual escribe: Que nadie se sienta culpable de haberme hecho sufrir, porque han sido instrumento providencial de un Padre que me amó mucho.

Lo que más aprendo de esta oración es la humildad y la confianza con que se dirige a Dios. Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él. El padre es protector y proveedor. Si el hijo expone a su padre su debilidad, su miseria, sus faltas, su condición vulnerable, y se dirige a él pidiendo ayuda con absoluta confianza, un buen padre siempre responde.

Cuando sentimos miedo al perder nuestras seguridades o al no tener seguridad alguna, podemos tener la certeza de que si lo aceptamos con humildad y acudimos con confianza a Dios Padre, el amor de Dios vendrá en nuestro auxilio. La confianza filial lo obtiene todo de Dios.

Cuando sentimos miedo también podemos orar con la ayuda del Salmo 23: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan y del Salmo 30 En ti, Señor, me cobijo, nunca quede defraudado. Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña y mi alcázar.

Cuando sentimos miedo, la roca firme del amor misericordioso de Dios es nuestra seguridad.

PAPA FRANCISCO EXPLICA LAS CARACTERÍSTICAS DE UN BUEN SACERDOTE


Papa Francisco explica las características de un buen sacerdote



 (ACI).- El Papa Francisco inauguró este lunes 16 de mayo la 69° Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), dedicada a la “renovación del clero”, con un discurso donde explicó las características que debe tener un buen sacerdote, que “no se escandaliza por las fragilidades que agitan el alma humana”, sino que acepta hacerse partícipe y responsable del destino de los fieles que el Señor le ha encomendado.

El Santo Padre inició su discurso reflexionando sobre la reciente celebración de Pentecostés para recordar que es el Espíritu Santo quien “suscita la generosa disponibilidad y alegría evangelizadora de tantos sacerdotes”. “Sin el Espíritu Santo –lo sabemos– no existe la posibilidad de una buena vida ni de reforma”, añadió.

En ese sentido, Francisco, que dijo que no quería ofrecer una reflexión sistemática sobre la figura del sacerdote, invitó a los obispos italianos a acercarse de manera silenciosa, “casi en punta de pie”, a cualquiera de los párrocos y preguntarse con sencillez “¿por quién y por qué comprometen su servicio?, ¿cuál es la razón por la cual se donan a sí mismos?”.

“En nuestro ministerio, ¡cuántas personas encontramos que están preocupadas por la falta de una referencia a la cual mirar! ¡Cuántas relaciones heridas! En un mundo en el cual cada uno se piensa como la medida de todo, no hay lugar para el hermano”, expresó el Papa.

En esta realidad, señaló, “la vida de nuestro presbítero se vuelve elocuente, porque es diferente y alternativa”. El sacerdote, indicó el Papa, es como Moisés que se acercó al fuego y dejó que las llamas quemen sus ambiciones de carrera y poder, e “hizo una fogata también de las tentaciones de interpretarse como un ‘devoto’ que se refugia en un intimismo religioso que de espiritual tiene bien poco”.


El sacerdote, señaló el Papa, “no se escandaliza por las fragilidades que agitan el alma humana: consciente de ser él mismo un paralítico sanado, se mantiene distante de la frialdad del rigorista, así como de la superficialidad de quien quiere mostrar una condescendencia barata. En cambio acepta hacerse cargo, sintiéndose partícipe y responsable de su destino”.

Así, con el aceite de la esperanza y de la consolación, el presbítero “se hace prójimo de cada uno, atento a compartir el abandono y el sufrimiento. Habiendo aceptado no disponer de sí mismo, no tiene una agenda que defender, sino que deposita todas las mañanas al Señor su tiempo para dejarse encontrar por la gente. Así, nuestro sacerdote no es un burócrata o un funcionario anónimo de la institución; no se ha consagrado a un papel de oficina, ni está movido por criterios de eficiencia”.

El sacerdote, afirmó Francisco, “sabe que el Amor es todo. No busca seguridades terrenas o títulos honoríficos que lo lleven a confiar en el hombre (…). Su estilo de vida simple y esencial, siempre disponible, lo presenta creíble a los ojos de la gente y lo acerca a los humildes, en una caridad pastoral que hace libres y solidarios”.

“Siervo de la vida, camina con el corazón y el paso de los pobres”, añadió. “Es un hombre de paz y reconciliación, un signo e instrumento de la ternura de Dios, atento a difundir el bien con la misma pasión con la que otros cuidan sus intereses”.

En ese sentido, dijo el Papa, el secreto del sacerdote está “en esa zarza ardiente que marca con fuego la existencia, la conquista y la conforma a la de Jesucristo, verdad definitiva de su vida”. La relación con Jesús, lo mantiene “extraño a la mundanidad espiritual que corrompe” y lo lleva “a abrazar la realidad cotidiana con la confianza de los que creen que lo imposible para el hombre”, es posible para Dios.

Luego de esto, el Santo Padre invitó a reflexionar sobre la segunda pregunta: “¿Por quién compromete el servicio nuestro presbítero?”.

“Antes de preguntarnos sobre el destinatario de su servicio, debemos reconocer que el presbítero es tal en la medida que se siente partícipe de la Iglesia, de una comunidad concreta con la cual comparte el camino”, señaló.

“Esta pertenencia es la sal de la vida del presbítero, hace que su rasgo distintivo sea la comunión, vivida con los laicos en relaciones que saben valorar la participación de cada uno. En este tiempo pobre de amistad social, nuestra primera tarea es construir comunidad”, señaló.

“Del mismo modo, para un sacerdote es vital rencontrarse en el cenáculo del presbiterio. Esta experiencia (…) libera del narcisismo y de los celos clericales, hace crecer la estima, el sustento y la benevolencia recíproca, favorece una comunión no solo sacramental o jurídica, sino fraterna y concreta. En el caminar juntos de los presbíteros, diferentes por edad y sensibilidad, se expande un perfume de profecía que sorprende y fascina. La comunión es de verdad uno de los nombres de la Misericordia”, afirmó.

Francisco, dirigiéndose específicamente al tema de la asamblea de la CEI, señaló que en las reflexiones sobre la renovación del clero “entra también el capítulo que concierne a la gestión de las estructuras y los bienes económicos: en una visión evangélica, eviten apoyarse en una pastoral de conservación, que obstruye la apertura perenne a la novedad del Espíritu. Mantengan solo lo que puede servir para la experiencia de fe y de caridad del pueblo de Dios”.

Finalmente, el Papa reflexionó sobre “cuál es la razón última de la donación del sacerdote. Advirtió que es triste saber que existen sacerdotes que se quedan a la mitad, que calculan y no se arriesgan por miedo de perderse. “¡Son los más infelices!”.

El sacerdote, señaló, “se juega hasta el final” a pesar de sus limitaciones. “En las condiciones concretas en las que la vida y el ministerio lo han puesto, se ofrece con gratuidad, humildad y alegría”, incluso cuando intuye, humanamente, que quizá “nadie se lo agradecerá” por haberse donado sin medida.

Francisco indicó que el sacerdote no podrá evitar actuar así, “porque ama la tierra que reconoce es visitada todas las mañanas por la presencia de Dios”; además porque es un “hombre de la Pascua, de mirada hacia el Reino, hacia el cual siente que camina la historia humana, a pesar de los retardos, las oscuridades y las contradicciones”.

BIENVENIDO A GOTITAS ESPIRITUALES!!


lunes, 16 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 16 DE MAYO DEL 2016


Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta
Tiempo Ordinario

Marcos 9, 14-29. Tiempo Ordinario. La fe es capaz de mover montañas, las montañas del dolor, es capaz de arrebatar el milagro a Cristo. 


Por: Luis Felipe Nájar | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 9, 14-29
En aquel tiempo, cuando Jesús bajó del monte y llegó al sitio donde estaban sus discípulos, vio que mucha gente los rodeaba y que algunos escribas discutían con ellos. Cuando la gente vio a Jesús, se impresionó mucho y corrió a saludarlo. Él les preguntó: “¿De qué están discutiendo?” De entre la gente, uno le contestó: “Maestro, te he traído a mi hijo, que tiene un espíritu que no lo deja hablar; cada vez que se apodera de él, lo tira al suelo y el muchacho echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. Les he pedido a tus discípulos que lo expulsen, pero no han podido”. Jesús les contestó: “¡Gente incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme al muchacho”. Y se lo trajeron. En cuanto el espíritu vio a Jesús, se puso a retorcer al muchacho; lo derribó por tierra y lo revolcó, haciéndolo echar espumarajos. Jesús le preguntó al padre: “Cuánto tiempo hace que le pasa esto?” Contestó el padre: “Desde pequeño. Y muchas veces lo ha arrojado al fuego y al agua para acabar con él. Por eso, si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos”. Jesús le replicó: “¿Qué quiere decir eso de ‘si puedes’? Todo es posible para el que tiene fe”. Entonces el padre del muchacho exclamó entre lágrimas: “Creo, Señor; pero dame tú la fe que me falta”. Jesús, al ver que la gente acudía corriendo, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: “Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Sal de él y no vuelvas a entrar en él”. Entre gritos y convulsiones violentas salió el espíritu. El muchacho se quedó como muerto, de modo que la mayoría decía que estaba muerto. Pero Jesús lo tomó de la mano, lo levantó y el muchacho se puso de pie. Al entrar en una casa con sus discípulos, éstos le preguntaron a Jesús en privado: “¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?” Él les respondió: “Esta clase de demonios no sale sino a fuerza de oración y de ayuno”.

Oración introductoria
Una vez más, Señor, me acerco a Ti en esta oración. Aunque no te puedo ver, confío en que estás presente y quieres sanarme de mi debilidad. Aquí estoy para escucharte. Alimenta mi espíritu de fe, de confianza, de atención, para responderte con amor, eficacia y prontitud.
Petición

Señor, como el hombre del Evangelio te repito: ten compasión de mí y ayúdame.

Meditación del Papa Francisco
La confianza de Dios en el hombre y en la mujer, a los cuáles confía la Tierra, es generosa, directa, plena. Pero es aquí donde el maligno introduce en su mente la sospecha, la incredulidad, la desconfianza. Y finalmente, llega la desobediencia al mandamiento que les protegía. Caen en ese delirio de omnipotencia que contamina todo y destruye la armonía. También nosotros lo sentimos dentro de nosotros, tantas veces, todos. (Homilía de S.S. Francisco, 22 de abril de 2015).
Reflexión
En estos tiempos donde la ciencia es la primera en levantar la voz altanera, donde la misma razón quiere solucionarlo todo, tratando de imponerse a Dios; se desata la tormenta que golpea contra nuestra barca. Se podría exclamar como el Evangelio: ¡oh generación sin fe!

Este pasaje del evangelio nos recuerda la siguiente historia. En alta mar se desató una tormenta, el vendaval golpeaba contra la pobre embarcación y las olas la movían con ferocidad. Pero un niño que se encontraba en la proa jugando no parecía enterarse del problema. Un marinero sorprendido por su actitud corre hacia él cuando la tormenta ha pasado y le pregunta: -¿no tenias miedo? "No"-, responde con voz aguda, "porque mi papá era el timonel"

Es en los momentos difíciles de la vida, en la tormenta, en un dolor grade, como el del evangelio cuando desde la niñez ha sufrido. Cristo sólo pide un poco de fe, basta un poco de fe para obrar el milagro. "Todo es posible para el que tiene fe". La fe es capaz de mover montañas, las montañas del dolor, es capaz de arrebatar el milagro a Cristo, como la hemorroisa, la fe es el faro que nos muestra el camino. Por eso debemos pedir siempre, "Señor, creo pero suple mi falta de fe". ¿Cuando venga el hijo del hombre encontrará fe en el mundo?

Diálogo con Cristo
Gracias, Jesús, por recordarme tan claramente que hay una clase de demonios que no salen sino a fuerza de oración y de ayuno. Sin vida espiritual es inútil cualquier esfuerzo evangelizador, por eso te ofrezco alimentar mi trabajo con la fuerza de la oración. Convénceme que sólo podré ser instrumento de salvación para mis hermanos en la medida en que esté unido a Ti.

Propósito
Hacer una comunión espiritual durante el día para unirme constantemente a Jesús en la oración.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 16 - VIRGEN PODEROSA


MAYO, MES DE LA VIRGEN MARÍA
Décimo sexto día: Explicación de las letanías


Virgo potens

Virgen poderosa: María, que es la Reina de los ángeles y de los hombres, es la soberana de todas las criaturas, y reina al costado de Aquél que esta sentado por encima de los querubines, que mueve los cielos, que cambia los tiempos, que manda los vientos y a las tempestades, y que altera los elementos. Ahora bien, como todo es posible en el cielo y sobre la tierra al Amo de la naturaleza, toda la naturaleza debe obedecer, toda la naturaleza debe  obedecer a aquella a quien él mismo estuvo sometido. Por eso, los ángeles y los santos, que son testigos del gran poder de María, se apresuran a rendirle los homenajes y la obediencia que le deben.

Virgo clemens

Recurran, pobres pecadores, recurran a María, cuyo trono es accesible a los desventurados, y no duden de la buena voluntad y del poder de esta Madre de clemencia, que está siempre dispuesta a recibir y que Jesús no tiene nada que rehusar a aquella por cuya intercesión hizo su primer milagro y que Él destinó para ser abogada de los pecadores. Recurran a María, ustedes que son sus fieles servidores, recurran a ellas con confianza; que si los grandes pecadores encuentran en ella los auxilios que necesitan, ustedes no dejarán de recibir los favores que ella concede, particularmente a aquellos que la aman y que la sirven, imitando sus virtudes.

Ejemplo

Juan, Emperador de Oriente, dio una prueba sorprendente de la devoción que tenía a las imágenes de la madre de Dios. Los escitas habían irrumpido violentamente en la Tracia; concretando una usurpación digna de su mala fe, se convirtieron en los amos. El Emperador, en estas circunstancia que le hacía perder una bella provincia de su imperio, recurrió a la Reina del cielo; y por la intercesión visible que recibió su ejército, rechazó a los bárbaros y los puso en fuga. Entonces, lejos de ser ingrato hacia su libertadora, quiso cederle los honores de esta victoria. Hizo colocar su pintura sobre un carro de triunfo magníficamente tirado por cuatro caballos blancos, montados por los príncipes de su Imperio; y él, presidiendo todo su cortejo, iba a pie, con la cabeza descubierta, delante del carro de triunfo, con una cruz en la mano, otorgando a María toda la gloria. Honremos, a ejemplo de esos grandes personajes, en todas las formas que dependan de nosotros, a las imágenes de la Reina del cielo.

Pidamos a María proteger a la Iglesia y a las familias cristianas contra nuestros enemigos


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LA ORACIÓN CONFIADA


La oración confiada



La experiencia y la Palabra de Dios nos aseguran que vivimos en medio de influencias tanto negativas como positivas. Existe el instigador al mal, existen los que se dejan poseer por el odio y la perversidad. Y estas malas ondas vibran a nuestro alrededor y nos quieren envolver en sus redes. Pero hay una fuerza poderosa que te protege: la oración humilde y confiada a Dios.

¡Señor! ¡Colma de esperanza mi corazón y de dulzura mis labios! Pon en mis ojos la luz que acaricia y purifica, en mis manos el gesto que perdona. Dame valor para la lucha, compasión para las injurias, misericordia para la ingratitud y la injusticia. Líbrame de la envidia y de la ambición mezquina, del odio y de la venganza. Y que, al volver hoy nuevamente al calor de mi hogar, pueda, en lo más íntimo de mi ser, sentirte a ti presente. Amén.

Orar por cualquier necesidad —grande o pequeña, espiritual o material— te ofrece la ocasión de verificar la proximidad de Dios. Él quiere librarte de tus angustias y afanes y se pone a tu alcance para acudir en tu auxilio. De este modo entrarás en una relación afectuosa, verdadera y concreta con Dios.


* Enviado por el P. Natalio

RECIBID EL ESPÍRITU SANTO


Recibid el Espíritu Santo



La tarde de Pascua, Jesús en el cenáculo «sopló sobre ellos [sus discípulos] y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"» [Jn 20,19-23 Ndr]). Este soplo de Cristo evoca el gesto de Dios que, en la creación, «sopló sobre el hombre, hecho de polvo del suelo, un aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente» (Gn 2,7). Con aquel gesto Jesús viene a decir, por lo tanto, que el Espíritu Santo es el soplo divino que da vida a la nueva creación, como dio vida a la primera creación. El Salmo responsorial subraya este tema: «Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra» [Sal 103,1-34. Ndr].

Proclamar que el Espíritu Santo es creador significa decir que su esfera de acción no se restringe sólo a la Iglesia, sino que se extiende a toda la creación. Ningún tiempo, ningún lugar está privados de su presencia activa. Él actúa en la Biblia y fuera de ella; actúa antes de Cristo, en el tiempo de Cristo y después de Cristo, si bien nunca separadamente de Él. «Toda verdad, de donde quiera que venga dicha -escribió Santo Tomás de Aquino-, viene del Espíritu Santo». Cierto: la acción del Espíritu de Cristo fuera de la Iglesia no es la misma que dentro de la Iglesia y en los sacramentos. Allí Él actúa por poder, aquí por presencia, en persona.

Lo más importante, a propósito del poder creador del Espíritu Santo, no es en cambio comprenderlo o explicar sus implicaciones, sino experimentarlo. ¿Y qué significa experimentar al Espíritu como creador? Para descubrirlo partimos del relato de la creación. «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas» (Gn 1, 1-2). Se deduce que el universo existía ya en el momento en que interviene el Espíritu, pero aún era informe y tenebroso, caos. Es después de su acción cuando lo creado asume contornos precisos; la luz se separa de las tinieblas, la tierra del mar, y todo adquiere una forma definida.

El Espíritu Santo es, por lo tanto, Aquél que permite pasar -a la creación- del caos al cosmos, el que hace así algo bello, ordenado, limpio ( cosmos viene de la misma raíz que cosmético, ¡y quiere decir bello!), realiza así un «mundo», según el doble significado de esta palabra. La ciencia nos enseña hoy que este proceso ha durado miles de millones de años, pero lo que la Biblia quiere decirnos, con lenguaje sencillo e imaginativo, es que la lenta evolución hacia la vida y el orden actual del mundo no ocurrió por casualidad, obedeciendo a impulsos ciegos de la materia, sino por un proyecto aplicado en él, desde el inicio, por el creador.

La acción creadora de Dios no se limita al instante inicial; Él está siempre en acto de crear. Aplicado al Espíritu Santo, esto significa que Él es siempre el que hace pasar del caos al cosmos, esto es, del desorden al orden, de la confusión a la armonía, de la deformidad a la belleza, de la vejez a la juventud. Esto a todos los niveles: en el macrocosmos y en el microcosmos, o sea, en el universo entero así como en cada hombre.

Debemos creer que, a pesar de las apariencias, el Espíritu Santo está a la obra en el mundo y lo hace progresar. ¡Cuántos descubrimientos nuevos, no sólo en el campo físico, sino también en el moral y social! Un texto del Concilio Vaticano II dice que el Espíritu Santo está a la obra en la evolución del orden social del mundo ( «Gaudium et spes», 26 ). No es sólo el mal el que crece, sino también el bien, con la diferencia de que el mal se elimina, termina consigo mismo, mientras que el bien se acumula, permanece. Ciertamente aún existe mucho caos a nuestro alrededor: caos moral, político, social. El mundo tiene todavía mucha necesidad del Espíritu Santo; por ello no debemos cansarnos de invocarle con las palabras del Salmo: «¡Envía tu Espíritu, Señor, y renueva la faz de la tierra!».



* P. Raniero Cantalamessa
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