martes, 30 de agosto de 2011

SANTA ROSA DE LIMA, 30 DE AGOSTO


Santa Rosa de Lima
Y la vocación del Perú

«Nació Rosa en Abril, mes de las flores, y en Lima, que su azahar cambió en rubíes, pues por darla en la Patria más estima, no pudiendo en el Cielo, nació en Lima» (Don Antonio de Oviedo, Conde de la Granja).

Pablo Luis Fandiño





Rosa de Santa María, la primera flor de santidad del Nuevo Mundo, nació en la Ciudad de los Reyes el 20 de abril de 1586. Fueron sus padres Doña María de Oliva, criolla limeña de ascendencia española, y Don Gaspar Flores, de familia de hidalgos españoles, el mejor “Gentilhombre de la Compañía de Arcabuzes de la Guarda deste Reyno”, que sobresalió tanto por sus hechos de armas como por su cultura (fue intérprete general del quechua para la Real Audiencia).

Rosa fue bautizada en la iglesia de San Sebastián —donde recibió también el agua bautismal San Martín de Porres— con el nombre de Isabel, en atención a su abuela materna. Sin embargo, Santo Toribio de Mogrovejo, en el curso de una de sus legendarias visitas pastorales, al administrarle el sacramento de la Confirmación en Quives, movido por una inspiración sobrenatural le impondría el nombre de Rosa. Así la llamaba su madre, a raíz de un prodigio ocurrido a los tres meses de nacida. Estando en su cuna, al levantar el velo que la cubría para cerciorarse si estaba dormida, vio con asombro el rostro de la niña de tal manera transformado, que parecía una rosa hermosísima.

Pasados los años se entristecía “de ver que la llamasen Rosa, por ser un nombre célebre, y de mucha hermosura y belleza”. Su actitud cambió cuando Gonzalo de la Maza le dio a leer la vida de la virgen franciscana Santa Rosa de Viterbo. Pero la situación quedó definitivamente zanjada cuando, estando ante la Virgen del Rosario, Nuestra Señora le dio a entender que su Hijo gustaba que se llamase Rosa y Ella, de Santa María.

A este respecto comenta el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira: “Tengo la impresión de que Santa Rosa de Lima se llamó Rosa por una coincidencia providencial. Y que ella es una rosa en el conjunto de los Santos del Perú, así como el Perú es una rosa en el conjunto de las naciones hispanoamericanas. Ella es un símbolo de una perfección espiritual, pero también un símbolo de la vocación del Perú”, que el gran líder católico resumía en la trilogía Grandeza–Señorío–Santidad.
Es precisamente la grandeza contemplativa, el sentido de la Causa católica en su conjunto, lo que más trasluce en la espiritualidad de Rosa.

Forjando su vocación

A la edad de cinco años se propuso jamás ofender a Dios mortalmente, hizo voto de virginidad y empezó a menospreciar las cosas del mundo. Fue virgen que, aunque tentada violentamente por el demonio —a quien llamaba “el sarnoso”— nunca le dio entrada, y para estas materias mortificó su cuerpo.
Llegada Rosa a la edad juvenil, la lucha por la santidad comenzó por donde menos debía esperarse y por donde más es de temerse. Su misma familia, y lo que sorprende más, su propia madre, fueron los que más encarnizadamente la combatieron. Las manifestaciones de la extraordinaria vida mística y ascética de su hija, doña María las achacaba a manías, ilusión o fanatismo devoto; y si recapacitaba, muy pronto la pasión y el mal humor que la dominaba volvían a cegarle, echando por tierra sus buenos propósitos.

Desde muy niña Rosa había rogado a su divino Esposo le concediera tres favores: que sus penitencias no fuesen vistas; que las mercedes que Dios le hacía no fuesen conocidas por los hombres; y, que se mitigase el color de su rostro “porque no parecía sino una Rosa”.

“Una señora viuda muy rica, y muy noble ajustó con la madre de nuestra santa el matrimonio de un hijo único que tenía; mas propuesto el contrato a Rosa, se negó enteramente a ello, por estar entregada su virginidad al Dios de toda pureza; de donde se originaron todas las persecuciones de su madre, y demás familia”

Tuvo desbordante caridad para con sus prójimos, compadeciéndose de sus necesidades espirituales y materiales. Pero en particular se compadecía de las miserias públicas donde Dios Nuestro Señor era ofendido. Rezaba siempre por el estado de la Santa Iglesia Católica, por las almas del Purgatorio, por la conversión de los infieles y pecadores, y por la ciudad de Lima. También por sus padres espirituales y corporales, por las personas que se encomendaban a sus oraciones, y por las que tenía alguna obligación.

En más de una oportunidad la Providencia impidió que Rosa ingresara en alguno de los conventos de clausura que a la sazón comenzaban a poblar Lima. Así entendido, a los veinte años se hizo Terciaria Dominica con el nombre Rosa de Santa María. Para abstraerse del mundo, ayudada por su hermano Francisco, construyó con sus propias manos una ermita de adobe, que se conserva en el huerto posterior de la casa en que nació.

Desposorio místico

La santa limeña fue devotísima de la Virgen del Rosario, quien le enseñaba, consolaba y visitaba junto con su Santísimo Hijo. Su imagen, existente en la iglesia de Santo Domingo, cambiaba de rostro cada vez que le solicitaba algún favor y le significaba los sucesos futuros del reino. Fue a sus plantas que recibió una de las mayores mercedes que obtuvo del Cielo, el Domingo de Ramos de 1615. Los religiosos repartieron todas las palmas que habían bendecido y no alcanzó para Rosa, quien quedó entristecida; pero enseguida, volviéndose a la sagrada imagen, arrepintiéndose de tal sentimiento por cosa de tan poca importancia, pidió perdón y dijo: “Señora mía, no quiero palmas de hombres, espero recibir la que por intercesión vuestra me ha de dar mi Señor Cristo”. Y continuando en oración vio que el rostro de Nuestra Señora estaba alegrísimo y el del Niño más aún, el cual mirándola le dijo: “Rosa de mi Corazón, sé mi esposa”. La santa, humillándose grandemente respondió: “Señor aquí esta vuestra esclava”. Rosa iniciaba, así, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en el Perú.

Volvió a casa con este pensamiento y determinó hacer un anillo, señal del desposorio. Confidenciando esto con un hermano suyo, pidió que se grabase un corazón y un Jesús, a lo que su hermano completó: “Y una frase que diga: «Rosa de mi Corazón, sé mi esposa»”, lo que la llenó de gozo al ver que éste repetía las mismas palabras del Niño sin haberlas oído. Hecho el anillo, después de hacerlo colocar en el sagrario durante los días de Semana Santa, la mañana de Pascua lo recibió de manos del Padre Maestro Fray Alonso Velásquez.

Defensora de la Eucaristía, misionera e hija ejemplar de la Contrareforma

Cuando los calvinistas holandeses se aproximaron a las costas del Callao en julio de 1615 cundió la alarma en Lima y mientras los frailes dominicos fueron a tomar las armas, el Santísimo Sacramento quedó sin protección alguna en la Iglesia de Santo Domingo. Entonces, Rosa, “convertida en leona” se remangó las mangas y cortó los hábitos “para con más ligereza poder subir al altar” proponiéndose “luchar y morir por el divino Sacramento”.

Con frecuencia, decía Rosa a sus confesores: “Oh, quién fuese hombre, sólo para ocuparme en la conversión de las almas”,  exhortando a los predicadores a la conversión de los indios idólatras. Y concertó con Fray Pedro de Loayza a que si él le daba la “mitad de las almas que por sus sermones se convirtiesen o enmendasen”, ella le daría la mitad “de todas cuantas buenas obras hiciese”. El celo catequizador la llevó al extremo —poco antes de morir— de adoptar un niño de un año para que tras haberlo educado fuese misionero.


Por eso, al fundarse en 1725 el convento franciscano de Ocopa, se tomó a Rosa por patrona. Este centro misionero amazónico materializaba el celo evangelizador de Rosa cuando ésta “ponía los ojos en los montes que ocupaban lo interior de la América, y sentía en sus entrañas que, pasadas las nevadas cumbres de aquellos ásperos collados y montañas inaccesibles, existían muchas almas que no conocían a Jesús”.

Testifican los confesores de Rosa, que tuvo singular don del cielo para discernir espíritus y conocer, entre tantas revelaciones y visiones que tuvo, cuáles eran de Dios y cuáles eran del patrón “sarnoso”.

Oyendo decir a algunas personas que querían ir al Purgatorio por toda la vida, sólo por ver a Dios, Rosa decía que era algo bueno, pero que ella no quisiera sino ir luego al Cielo, que para esto la había creado Dios.

Santa muerte y posterior glorificación

Desde que cayó enferma supo que se había de morir y así se lo decía a todos. Viendo llorar a su madre, María de Oliva, le dijo: “No llore, madre mía, ni derrame lágrimas, porque las lágrimas valen mucho y sólo por los pecados se han de derramar”.

Los tormentos de la agonía final de Rosa repitieron la Pasión del Calvario. Sus dolores sobrenaturales se asemejaban a una lanza de fuego que la atravesaba de pies a cabeza. “Dónde estas Señor mío, bien mío, regalo mío; cómo no te veo” murmuraba Rosa en su lecho de muerte haciendo suyas las palabras de Cristo en la Cruz, para añadir después “cúmplase Señor en mí tu santísima voluntad”. Así llegó al último trance, para el cual toda la vida se había prevenido y diciendo: “Jesús, Jesús, sea conmigo” expiró y entregó su alma a Dios, en la madrugada del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé. Al morir, su boca —como la de Cristo— estaba cubierta de sangre y su faz parecía “un vivo retrato de ... Nuestro Señor en la Cruz”.

Tan sólo a la vista de su venerable cadáver, los pecadores se confesaban a voces llenando los “confesionarios de lágrimas” y las “casas de modestia”. “Desde unas frías cenizas, y unos áridos huesos, sin voz, y sin lengua mudos”, completa Mujica “esta santa fue el predicador más eficaz que trastocó los cimientos mismos de la sociedad, reformando las conciencias del reino, los trajes y costumbres de toda la ciudad”.

Su entierro fue apoteósico. Multitudes de gentes llenaron plazas, calles y azoteas. Concurrieron el Arzobispo Lobo Guerrero y los representantes del Cabildo de la Iglesia Metropolitana, los Magistrados y oidores de la Audiencia de Lima, que sólo hacían acto de presencia a la muerte de un virrey. Antes de ser sepultado, su venerable cadáver fue vestido seis veces por el fervor generalizado de obtener reliquias. Tenía su cuerpo yaciente una singular belleza. Rosa  no parecía muerta sino dormida. Tras retirarse el arzobispo, y a pesar de la vigilancia, algún devoto “con ocasión de besarle los pies le arrancó un dedo con los dientes”. Los fragmentos de los hábitos, las hojas de palma de su túmulo, las partículas de su escapulario y velo, el polvo y astillas de su sepulcro y ermita, se repartieron por todo el Perú empezando a curar enfermedades y a obrar numerosos milagros.

Como fue previsto por Rosa, su ejemplo cundió, cinco años después de su muerte se fundó el Monasterio de Santa Catalina, y sobre el solar de su protector don Gonzalo de la Maza, donde se refugió de la persecución que desató su familia contra ella, se levantó más adelante el Monasterio de Santa Rosa de las Monjas.

Clemente X, en su Bula de Canonización (1671), puntualizaba cómo esta santa era “una Rosa de muy suave olor a Dios, a los ángeles y a los hombres... y la primera que el Nuevo Mundo ha de poner en el catálogo de los santos... y de tal manera le inflamó con el fuego de su caridad, que no sólo recreó con su olor, sino que brilló con luz esplendente en aquella parte de la Casa de Dios que estaba en las tinieblas, para que resplandeciese como el lucero de la mañana entre las tinieblas, como la luna en su plenitud en nuestros días y como el sol refulgente en perpetuas eternidades”.


El Perú está en deuda con la Patrona de América y las Filipinas 

No es el Perú actual ni un pálido reflejo de aquel Perú que Santa Rosa de Lima anhelaba y por el que tanto oró y sufrió. En el campo espiritual se asemeja a un país que permanece católico apenas por influjo de la inercia. Materialmente aún no se ha logrado un monumento que perennice la memoria de nuestra santa como le es debido. Sus veneradas reliquias son constantemente profanadas por manos sacrílegas sin que se eleven voces de protesta, salvo aisladas, ni se efectúen actos de desagravio y reparación ante tan monstruosos hechos. Años atrás fue robado del Santuario de la Av. Tacna el anillo que la santa mandara forjar para simbolizar su desposorio místico con Jesús; y, más recientemente, afectado el relicario y sustraídas las piezas de valor que contienen sus restos y que sostenían su cráneo, en el altar de los santos peruanos al interior de la Iglesia de Santo Domingo.

 Suscite Dios, con la intercesión de Santa Rosa y por las manos de María, en este mundo de impiedad vírgenes consagradas al Señor, que a ejemplo e imitación de esta alma de admirable santidad, alcancen para el Perú la Divina Misericordia y el remedio de los males que aquejan a nuestra Nación, de modo que la realeza de la Santísima Virgen llegue a ser un hecho entre nosotros. Es lo que pedimos de rodillas ante la imagen de Nuestra Señora del Rosario.     

lunes, 29 de agosto de 2011

ANTE LAS TENTACIONES...


10 MANDAMIENTOS SECULARES

10 mandamientos seculares...

Domina tu lengua. Dí siempre menos de lo que piensas.
Piensa antes de hacer una promesa y luego no la rompas,
no importa cuánto te cueste cumplirla.

Nunca dejes pasar la oportunidad de decir algo alentador a una persona, o algo bueno acerca de ella.
Ten interés por las personas que te rodean, por sus familias, sus hogares, sus sueños. Acompaña a los que ríen sanamente y conforta a los que lloran.

Sé alegre. Ríete de las buenas historias y aprende a contarlas.
Trasmitir alegría es un don que todos podemos tener.Conserva una mente abierta para todas las cosas. Recuerda que no hay verdades absolutas. Y que es una virtud poder discrepar y conservar la amistad del oponente.

Deja que tus virtudes hablen por sí mismas y rehúsa  hablar de las flaquezas y faltas de los otros.  Condena las murmuraciones, en especial las malintencionadas.
Ten cuidado con los sentimientos de los demás. Es más fácil herir que reparar luego. No hagas caso de habladurías sobre tu persona. Vive de forma que nadie pueda darles crédito y acabarán por olvidarlas.

No seas excesivamente celoso de tus derechos.Trabaja, ten paciencia, conserva la calma, cree en ti mismo, ten firmeza y recibirás tu recompensa.

CAPSULAS DE PAZ...

CAPSULAS DE LA PAZ

Tomen las capsulas de la paz...
Vitaminas de amor,
Aspirinas de Fe...
Sedantes de paciencia...
dense baños de alegria...
Dosis de tolerancia,
Consuman la vitamina A..con amor
desde el corazon....

Hagan ifusiones de cariño...
"te" de comprension...
y por ultimo..a la hora de dormir...
tomen una taza de elixir de "oracion"
y agreguenla una cucharadita de gratitud.

Bendiciones..


(Acuerdate de recomendar la medicina a otros)

VENGAN A MÍ LOS AFLIGIDOS...



VENGAN A MÍ LOS AFLIGIDOS...

Vengan a Mí los afligidos,
descansen en Mí los agobiados,
aquellos por la ley sobrecargados,
los que están fatigados y oprimidos. 
 
Vengan a Mí y encontrarán alivio:
Yo seré tu reposo y tu descanso,
serás como un niño en mi regazo,
Israel, Yo Soy el Señor que te cobijo. 

Toma mi yugo, mi ley, mi mandamiento
y verás cómo es suave mi Palabra,
cómo reconforta la sequedad del alma
y renueva el Amor mi pensamiento.      

Aprende de Mí, manso y humilde
en lo profundo del corazón herido,
Yo le doy consuelo al afligido
y descanso seguro al que lo pide.   

Aprende de Mí y encontrarás alivio
y la paz anidará tu pensamiento,
mi Espíritu tomará tus sentimientos
y el perfume de los míos tu camino...

Aprende de Mí que soy paciente
y te espero cuando estás arrepentido,
Yo Soy bálsamo para el dolorido
y doy perdón al penitente.
  
Yo seré tu paz, tu alivio y tu consuelo,
mi yugo envolverá tu pensamiento
cuando mi Palabra te unja como ungüento
y pruebes en mi Espíritu tu cielo.

domingo, 28 de agosto de 2011

PENSAMIENTO DE SAN AGUSTÍN DE HIPONA


A muchos les gusta estar en su lugar

A muchos les gusta estar en su lugar
Autor:  Padre Juca

¿Está triste? ¿Cree que sufre demasiado? ¿Es la persona más infeliz del mundo? Vea a su alrededor: vea cuánta gente está en peor situación, pasando dolores y problemas mucho más graves.

Piense bien: su vida no es tan desgraciada. Sea más optimista. No se lamente de las oportunidades perdidas si no dejara pasar las que están llegando.

Por favor, dé una miradita al siguiente mensaje, que ya ayudó a mucha gente a enfrentar la vida de una forma diferente.

"Si usted está triste porque perdió su amor, recuerde aquél que no tuvo un amor que perder;
si se decepcionó con alguna cosa,
recuerde aquél cuyo nacimiento ya fue una decepción;
si está cansado de trabajar,
recuerde aquel que, angustiado, perdió su empleo;
si usted se queja de una comida mal hecha, recuerde aquél que murió hambriento, sin tener pan;
si se le deshace un sueño,
recuerde aquél que vive en una pesadilla constante;
si anda aburrido,
recuerde aquél que espera una sonrisa suya.
Si usted tuvo:
que perder un amor,
que cansarse en el trabajo,
un sueño deshecho,
que sentir una tristeza,
que quejarse de una comida...
recuerde agradecer a Dios, porque existen muchos que darían todo por estar en su lugar".

NUNCA ES TARDE PARA RECOMENZAR UNA VIDA

Por qué ir a la Iglesia

  Por qué ir a la Iglesia

  Un hombre escribió una carta al director del periódico de su localidad, y comentaba el poco sentido que había tenido para él acudir a la iglesia cada domingo:

        "He ido durante 30 años -escribía-, y desde entonces he escuchado algo así como 3000 homilía. Pero no puedo recordar uno solo de ellos. Pienso entonces que he gastado mi tiempo, y los sacerdotes el suyo, dando sermones en balde."

        A raíz de aquella carta comenzó una pequeña polémica en las Cartas al Director de aquel periódico.

        Continuó durante semanas, hasta que alguien escribió unas breves líneas que, sorprendentemente, zanjaron todas las controversias:

        "Llevo casado 30 años. Desde entonces he tomado aproximadamente 32000 comidas y cenas. Pero no puedo recordar el menú entero de ninguno de esos días.

        Sin embargo, no por eso debe deducirse que hayan sido en balde. Me alimentaron y me dieron la fuerza para vivir, y si no hubiera tomado aquellas comidas, hoy estaría muerto."

sábado, 27 de agosto de 2011

ORACIÓN A SANTA MÓNICA


LA BONDAD NO HACE ALARDE

La bondad no hace alarde
Autor: Clemente Sobrado C.P.

        Durante el verano la familia  se iba casi todos los días a la playa. A diario los niños veían a una viejecita  que buscaba algo en la arena.  Le fueron tomando confianza.  Ella sólo les regalaba una sonrisa. Los papás se sintieron un poco molestos porque no les isnpiraba confianza. Hasta que un buen día la viejecita dejó de ir a la playa. Y recién se descubrió que la mujer, en un intento de hacer algo que valiese la pena,
        recogía restos de vidrios para que los niños no se cortasen y pudiesen corretear felices.

        Hay muchas maneras de sentir la alegría y la felicidad. La mejor felicidad no es el reconocimiento,  sino el bien que generosamente hagas. Aunque los demás no se den cuenta. La mejor felicidad es hacer el bien por el bien mismo. No es la que cobras y te pagan al día, sino la que los demás ignoran pero tu corazón reconoce. La mejor felicidad no es  la que se publica en las primeras páginas,  sino la que tú escribes en las páginas de tu corazón.  La mejor felicidad es fruto de aquella bondad que nadie conoce hasta que sienten su falta.
 
Hay muchos que buscan nada más  que las alabanzas de los demás. Ellos nunca sienten felicidad por lo que hacen. Ellos se alegran por lo que reciben. Tu mejor inversión es la que nunca vas a cobrar  de los niños que juegan en la playa. Sentirte feliz por lo que haces ya es suficiente recompensa.
 
¿Por qué esperar siempre a que los demás  cumplan con su deber para que tú puedas hacer el bien ahora mismo?  ¿Por qué tener que instuticionalizar  siempre el hacer el bien?
        Esto le toca a aquel y esto le toca al otro.  La bondad es algo más que cumplir con las instituciones. Es fruto del corazón  que está siempre por encima de todo.
 
¿Por qué para hacer un favor  debo esperar a que tú me lo hayas pedido?  Con la bondad no se trafica. No se compra ni se vende.  Si Cristo esperase justificar su muerte, creo que para estas horas  estaría gozando de muy buena salud.
 
El día que no tengas nada que hacer vete a la playa y recoge lo que puede ser un peligro para los demás. Luego date un fresco baño.Verás qué rica te sabe el agua lavando el sudor de tu generoso servicio.

NADA TE TURBE

Nada te turbe
        Autor: Basado en la oración de Teresa de Jesús
 
En todos tus trabajos a Dios acude; 
arrójate en sus brazos, nada te turbe.
 
No temas, no, a las cruces, mira adelante; que Dios está contigo; nada te espante.
 
Mira que el sufrimiento con Él es nada, y presto como el viento todo se pasa.
 
Y aunque su ausencia sea porfiada y cruda, tú más en Él espera, que Él no se muda.
 
Y si aún dura en su ausencia, ten más confianza;
        mira que la paciencia todo lo alcanza.
 
Que si contigo tienes a Dios por gracia, no anheles ya más bienes:Que sólo Él basta.

viernes, 26 de agosto de 2011

PENSAMIENTO DE SAN MAXIMILIANO KOLBE


BELLEZA EN EL CORAZÓN...

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Belleza en el corazón

Una mujer preguntó a un filósofo: "¿Puede una mujer hacer feliz a un hombre?". "Puede intentarlo", dijo el filósofo, "pero para ello debe tener una serie de cualidades". 

"Dígame si las cualidades que yo creo son las que se necesitan y deme una puntuación a cada una de ellas".
"Veamos"
"Belleza física" "0"
"Simpatía" "0"
"Hermosura" "0"
"Belleza de corazón" "1"
"Pero doctor, la puntuación es 0001, tan baja que con ello y a pesar de esas buenas cualidades, una mujer no va a conseguir hacer feliz a un hombre", dijo la mujer.

"Efectivamente, pero si damos la vuelta a las cualidades y empezamos por la Belleza en el Corazón, obtendremos 1 y si además es guapa, simpática y hermosa, obtendremos una puntuación de 1000; pero fíjese que la belleza, la simpatía y la hermosura no tienen ningún valor si van delante de la Belleza en el Corazón".




¿ME SIENTO PREPARADO PARA MORIR EN ESTE MOMENTO?

Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
¿Me siento preparado para morir en este momento?
La muerte, maestra de vida II. La vida, de la que tanto se habla, es uno de los dones que más se pisotean. ¿Qué es para ti?
 
¿Me siento preparado para morir en este momento?


Nos vamos a fijar ahora en los efectos que produce la muerte. Recordemos serenamente, fríamente lo que hace con nosotros la muerte.

En primer lugar, la muerte te separa de todo, es un adiós a los honores, a la familia, a los amigos, amigas, a las riquezas, es un adiós a todo. Por eso, si un día tengo que separarme a la fuerza de todo, es absurdo apegarme desordenadamente a tantas cosas. Cuanto más apegado estés, más doloroso será el desgarrón. El ideal es vivir tan desprendido que, cuando llegue la muerte, tenga poco que hacer.

Pero lo más importante es que la muerte determina lo que será mi eternidad. Como el fotógrafo fija un momento concreto en una placa, así la muerte fija las posiciones del alma, y del lado que cayeres, izquierdo o derecho, así permanecerás toda la eternidad. Ya no se podrá cambiar nada.
Aunque hubiera una sola posibilidad entre cien de morir mal, habría que tener mucho cuidado.

Tratándose del asunto más importante de mi existencia, no puedo andar con probabilidades, sino con certezas. La máximas seguridades son pocas. Ninguno de nosotros está confirmado en gracia, ninguno de nosotros puede afirmar que no se perderá eternamente, ningún santo estuvo seguro de ello durante su vida. Mi situación a la hora de morir quedará eternamente fija, no podrá ya cambiar: me salvé, no me salvé. Será para siempre.

La muerte, en tercer lugar, cierra el tiempo de hacer méritos. Después que el árbitro toca para finalizar el encuentro de fútbol, no valen las jugadas ni los goles, se ganó o se perdió. Lo que señala el marcador es lo que queda. Si a la hora de mi muerte he ganado pocos méritos, con esos pocos méritos me quedaré para la eternidad. Quedará solo el lamentarse por no haber aprovechado mejor la vida, la única vida que tenía.

Tú te preparas para un examen, te arreglas para una fiesta. Para el momento del cual depende toda tu eternidad...¿te preparas? ¿Estás preparado en este momento? ¿Estás preparado siempre, o, al menos, casi siempre? ¿Podría morirme tranquilamente este día? Si no, ¿por qué? ¿Me siento preparado para dar ese paso? es decir, ¿he llenado mí vida hasta este momento?

Conviene no dejar pasar un solo día sin llenarlo de algo grande y bueno, de méritos, porque, de la misma manera que se me han ido de la mano tantos días vacíos o casi vacíos, se me irán en lo sucesivo, si es que no pongo un remedio eficaz.

Pero, “hay tiempo todavía, no hay por qué preocuparse ahora”. Eso parecería lógico, el no preocuparse, si se supiera el día y la hora. Pero no lo sabes. ¿Quién te asegura que no anda lejos.?

“Ya me prepararé cuando llegue la hora...” Creo que esto es absurdo, porque hay muertes fulminantes, imprevistas, como la de los accidentes, las repentinas, etc. Hay muchas muertes en que el interesado ni se da cuenta. Y, aunque me quedase mucha vida por delante, y conociese el día de mí muerte, sería imperdonable y estúpido vivir de cualquier manera, porque sería echar a perder esa vida. ¿Qué caso tiene echar a perder toda la vida, menos los últimos días o momentos? ¿La vida es para eso?

Tenemos una eternidad para descansar y una vida bien breve para trabajar y hacer méritos. Anticipar las vacaciones no es bueno, porque salimos perdiendo. Si la muerte cierra el tiempo de merecer, entonces, mientras tenemos tiempo por delante, habrá que aprovecharlo y no dejarlo ir de las manos. ¡Qué poco apreciamos la vida!. Nos damos cuenta verdaderamente de lo que vale la vida en una enfermedad.

Dicen muchos que el tiempo es dinero. Que se queden con el dinero. Que es placer. Que aprovechen. Para otros el tiempo es Reino de Dios, es cielo, es eternidad feliz... ¿Qué escoges tú? ¿Qué es para ti la vida y el tiempo?



La vida, de la que tanto se habla, es uno de los dones que más se pisotean. Al ver cómo viven muchos hombres, uno debe creer que odian la vida y prefieren la muerte.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    GRATITUD DE UN AMIGO...

    Gratitud de amigo

    Por la amistad que me profesas, por mis defectos que no notas, por mis valores que estimulas, por mi fe que alimentas,
    por esta paz que nos transmitimos,
    por este pan de amor que repartimos,
    por el silencio que dice casi todo,
    por esa mirada muda que reprueba, por esa mirada que dice:
    ¡Amigo, vas hacia adelante!.

    Porque no te callas y no consientes,
    por la pureza de estos sentimientos,
    por estar presente en todos los momentos, aun cuando estás ausente,
    por ser feliz cuando me ves contento,
    por estar triste cuando estoy entristecido,
     por reír conmigo cuando estoy alegre,
    por reprenderme cuando estoy equivocado, por mi secreto que siempre guardaste, por tu secreto que sólo yo conozco, y por darme cuenta que apenas lo merezo, porque en cada instante me acercas a Dios, por ese amor fraterno tan constante, por todo esto y mucho más yo te digo:
    Dios te bendiga, mi querido amigo.

    (Padre Zezinho)


    jueves, 25 de agosto de 2011

    JESÚS SANA


    NOS DEJASTE TU ÚLTIMO RECUERDO



    Autor: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net
    Nos dejaste tu último recuerdo
    La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma.


    Nos dejaste tu último recuerdo
    Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se los dio diciendo. Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío. De igual modo, después de cenar, tomó la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.Lc 22,19-20



    Jesucristo realmente esta presente en la Eucaristía

    La presencia real de Cristo en la Eucaristía es la fe de la Iglesia durante 2,000 años. Tiene una base escriturística firmísima. Cristo no dijo: “Este PARECE mi cuerpo, y esto PARECE mi sangre” sino “Este ES mi cuerpo, y esto ES mi sangre” (Lc 22,19-20).

    El Catecismo en el n.1336 recuerda la polémica que se produjo cuando Cristo anunció el misterio de la Eucaristía:

    El primer anuncio de la eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: “Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?” (Jn 6,60).

    La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división.

    ¿También vosotros queréis marcharos? (Jn 6, 67); esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo Él tiene ‘palabras de vida eterna’ (Jn 6, 68), y que acoger en la fe el don de su eucaristía es acogerlo a Él mismo.

    Delante del misterio de la Eucaristía, debemos maravillarnos. No debemos acostumbrarnos a su presencia en este sacramento. Cada vez que lo visitamos o lo recibimos en la Misa, debemos renovar nuestra fe en Él.

    Ciertamente en esta vida, no creo que se pueda dar dicha mayor, ni mayor dignidad, ni mayor consuelo que el de sentirse poseedores del gran poder que hace que se transforme el pan en el Cuerpo Santísimo de Nuestro Señor Jesucristo.

    Cada mañana, cada vez que lo puedo traer a mis manos y hacerlo bajar a mi corazón, paréceme estar en un nuevo Belén y asistir a un nuevo Calvario.

    Con cuánto gusto, y Él es testigo de que digo la verdad, daría yo todo el oro, todos los honores, toda la fama de este mundo, y me abrazaría a la pobreza, a la humillación y a todo cuanto se puede imaginar de desagradable y doloroso, sólo por tener una sola vez la dicha de hacerle bajar a mis manos. Yo creo que la dicha de esos momentos de la vida sólo es comparable al cielo donde se le puede poseer sin el velo del sacramento que nos lo oculta.

    La Eucaristía es una gran manifestación del amor personal de Cristo para cada alma. Si Cristo se entrega a cada hombre sin distinción de raza, de posición social... quiere decir que cada hombre vale para Él.

    Él está disponible para toda persona que se le acerca. Nosotros somos muy rápidos para poner a los demás en categorías, en parámetros de más y de menos, pero esta manera de pensar no va de acuerdo con la doctrina eucarística de Cristo. Para Él todos los hombres son igualmente importantes. En la Misa Él no selecciona a las personas, no decide entrar en las almas de los más ricos en vez de los más pobres, o viceversa; no opta por entrar únicamente en las personas más puras en vez de los pecadores...

    Si no cultivamos nuestro amor a Cristo Eucaristía, poco a poco se irá enfriando. He aquí algunas sugerencias para foguear nuestra vida eucarística.

    Debemos procurar comulgar siempre que podamos. Naturalmente es necesario hacerlo dignamente: si tenemos un pecado grave es necesario confesarnos antes con el sacerdote. El no comulgar cuando podemos es como ir a una cena y no comer nada; sería un insulto para el anfitrión. En la Misa, Cristo me prepara una mesa y la comida es Él mismo . Es el mayor acto de amor que se puede imaginar: darse a comer a otro. Para Cristo es posible porque se hace Eucaristía para estar con cada hombre.

    Ayuda mucho el visitar a Cristo en el sagrario. Muchas veces Él parece el amigo más solitario que existe. Todos apreciamos la visita de un amigo y Cristo no es ninguna excepción.

    Nos dejaste tu último recuerdo palpitante caliente, a través de los siglos, para que recordáramos aquella noche en que prometiste quedarte en los altares hasta el fin de los tiempos, insensible al dolor de la soledad en tantos sagrarios.

    Debemos dar tiempo al Amigo, visitándolo en su casa, que es la Iglesia. Con mucha frecuencia damos la impresión de que lo que menos nos interesa es estar con El, pues hacemos unas visitas relámpagos casi sin decirle nada.

    Cuando no podemos visitarlo en una Iglesia, es bueno hacer comuniones espirituales. Estas consisten en hablar con Él que está en nuestra alma y decirle que deseamos recibirle lo antes posible. Es algo así como un novio que manda una carta a su novia, diciéndole que desea verla pronto. Las comuniones espirituales son detalles que sólo los que aman de verdad entienden.

    La Eucaristía, en cierto sentido, es un compendio de todo el evangelio. Allí Cristo nos da muchas lecciones desde la cátedra del sagrario.

    Ante todo nos enseña la humildad. Él que es Dios mismo, nuestro Creador, la Sabiduría infinita, el Omnipotente... está allí en el silencio del sagrario. Cuando nosotros tenemos un éxito en algún campo, somos muy rápidos para publicarlo; nos gusta que todo el mundo reconozca nuestro valor y quienes somos. No es así con Cristo Eucaristía: Él está allí en el silencio más profundo sin publicar quién es. ¡Qué lección de caridad! Cristo está allí disponible. Él está siempre presente para ayudar, para tender la mano. Delante de Cristo Eucaristía se han arrodillado miles de personas durante los últimos 2,000 años: señores y señoras, niños y adultos, santos y pecadores, gente muy culta y gente muy sencilla... Él está allí como un trozo de pan al cual puede acudir cualquier persona para satisfacer su hambre.

    Cristo es constante en su amor en la Eucaristía. Nunca dice “Me voy” o “No tengo tiempo”. Es el eterno disponible.

    ¡Cuánto nos cuesta dar a los demás nuestro tiempo! La permanencia de Cristo Eucaristía es como un reflejo en el tiempo del eterno amor de Dios hacia cada alma.

    Sin más gozo que ser el eterno adorador inmolado sobre el blanco mantel; sin más consuelo que saber que eras el compañero de tus elegidos, que harías más breve su dolor desde tu puesto vigilante, amoroso.

    DONDE HAY AMOR...

     Donde hay amor ...

    Donde hay amor, no hay deseos. Y por eso no existe ningún miedo. Si amas de verdad a tu amigo, tendrías que poder decirle sinceramente: así sin los cristales de los deseos, te veo como eres, y no como yo desearía que fueses, y así te quiero yo, sin miedo a que te escapes, a que me faltes, a que me quieras.
    Porque en realidad, ¿qué deseas? ¿Amar a esa persona tal cual es, o a una imagen que no existe? En cuanto puedas desprenderte de esos deseos-apegos, podrás amar; a lo otro no se le debe llamar amor, pues es todo lo contrario de lo que el amor significa.

    Entonces puedo decirle al otro: como no tengo miedo a perderte, pues no eres un objeto de propiedad de nadie, entonces puedo amarte así como eres, sin deseos, sin apegos ni condiciones, sin egoísmos, ni querer poseerte.
    Y esta forma de amar es un gozo sin límites.

    (Anthony de Mello)
     

    lunes, 22 de agosto de 2011

    FELIZ SEMANA PARA TODOS



    RAZONES POR LAS QUE MARÍA SANTÍSIMA ES REINA DE TODOS

    Razones por las que María Santísima es Reina de todos:

    1- Por ser la madre de Dios hecho hombre, El Mesías, El Rey universal. (Col 1, 16). 

    Santa Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi Señor" (Lc 1:43).  Por la realeza de su hijo, María posee una grandeza y excelencia singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42).

    El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría.  Ella es entonces la Reina Madre.

    Su reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino".   Es el Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por designio divino.

    En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.

    La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.

    De la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis , 29-VI­1943).

    2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf. Ap. 2,10  En María se cumplen las palabras: " el que se humilla será ensalzado".   Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".

    3- Por ser la corredentora. El papa JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la obra de la redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo".

    Ella participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn 19:25) 

    María Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos también cooperar en la redención para reinar con Cristo.

    4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.
    La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.

    Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15 

    Características del reinado de María Santísima:

    a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación ; los ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán.

    b) Poder Real: que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La Virgen María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor ejercita sobre las voluntades y mentes.

    c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre: Dios ha instituido a Maria como Reina del cielos y tierra, exaltada sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a la diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo que busca, encuentra, lo que pide, recibe".

    d) Reinado de Amor y Servicio: Su reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra.  El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se manifiesta con las características del mundo. María  tiene todo el poder como reina de cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de Dios.

    En la tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón con toda su voluntad a El, colaboró en el Misterio de la Redención. Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor y su servicio para llevarnos a la salvación.

    Respuesta a los hermanos separados

    Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey.

    Estos hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde Jesús reina, María Su Madre reina también.  Se trata de dos corazones eternamente unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese.  María, lejos de quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la mas sumisa, la mas fiel en el reino y por eso también la mas exaltada.

    Lucas 1:48  " porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada"

    La Fiesta Litúrgica

    Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma. En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad coeli Reginam (Oct 11, 1954).

    JPII: Junio 19, 1983 en Polonia

    "Al Reino de el Hijo está plenamente unido el Reino de su Madre.. su Reino y el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en la historia humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que el Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es definitivamente enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz y Maria al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les trae mas de cerca el reino de Cristo."

    SANTA MARÍA, REINA

    Autor: Tere Fernandez del Castillo | Fuente: Catholic.net
    María Reina, Santa
    María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo, Agosto 22
     
    María Reina, Santa

    Reina de todo lo creado

    El 22 de agosto celebramos a la Santísima Virgen María como Reina. María es Reina por ser Madre de Jesús, Rey del Universo.

    Un poco de historia

    La fiesta de hoy fue instituida por el Papa Pío XII, en 1955 para venerar a María como Reina igual que se hace con su Hijo, Cristo Rey, al final del año litúrgico. A Ella le corresponde no sólo por naturaleza sino por mérito el título de Reina Madre.

    María ha sido elevada sobre la gloria de todos los santos y coronada de estrellas por su divino Hijo. Está sentada junto a Él y es Reina y Señora del universo.

    María fue elegida para ser Madre de Dios y ella, sin dudar un momento, aceptó con alegría. Por esta razón, alcanza tales alturas de gloria. Nadie se le puede comparar ni en virtud ni en méritos. A Ella le pertenece la corona del Cielo y de la Tierra.

    María está sentada en el Cielo, coronada por toda la eternidad, en un trono junto a su Hijo. Tiene, entre todos los santos, el mayor poder de intercesión ante su Hijo por ser la que más cerca está de Él.

    La Iglesia la proclama Señora y Reina de los ángeles y de los santos, de los patriarcas y de los profetas, de los apóstoles y de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Es Reina del Cielo y de la Tierra, gloriosa y digna Reina del Universo, a quien podemos invocar día y noche, no sólo con el dulce nombre de Madre, sino también con el de Reina, como la saludan en el cielo con alegría y amor los ángeles y todos los santos.

    La realeza de María no es un dogma de fe, pero es una verdad del cristianismo. Esta fiesta se celebra, no para introducir novedad alguna, sino para que brille a los ojos del mundo una verdad capaz de traer remedio a sus males.

    ¿Quieres saber más? Consulta corazones.org

    ¿QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO?



    ¿Quién es el Espírtu Santo?

    El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

    Señales del Espíritu Santo:

    El viento, el fuego, la paloma.
    Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.
    El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.
    Nombres del Espíritu Santo.
    El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.

    Misión del Espíritu Santo:

    El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.

    El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.

    El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.

    El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

    El Espíritu Santo y la Iglesia:

    Desde la fundación de la Iglesia el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es quien la construye, anima y santifica, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones.
    El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús.
    Por ejemplo, puede inspirar al Papa a dar un mensaje importante a la humanidad; inspirar al obispo de una diócesis para promover un apostolado; etc.
    El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.
    El Espíritu Santo construye, santifica y da vida y unidad a la Iglesia.
    El Espíritu Santo tiene el poder de animarnos y santificarnos y lograr en nosotros actos que, por nosotros, no realizaríamos. Esto lo hace a través de sus siete dones. 

    Los siete dones del Espíritu Santo:

    Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.

    SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.

    ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.

    CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.

    CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.

    FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.

    PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.

    TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.


    Oración al Espíritu Santo 

    Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
    OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
    Por Jesucristo, nuestro Señor
    Amén.
    go802.gif picture by PazenlaTormenta


                                                                       

    Jornada Mundial de la Juventud ¿Sobre qué estamos apoyados?



    Jornada Mundial de la Juventud
    ¿Sobre qué estamos apoyados?



    1) Para saber

    La Jornada Mundial de la Juventud es un gran evento religioso y cultural que cada tres años reúne a jóvenes de todo el mundo durante una semana. El objetivo es compartir con los jóvenes de hoy el mensaje de Cristo, y crear un ámbito abierto y de convivencia para reflexionar juntos sobre los temas fundamentales de la existencia.

    Es el evento más internacional y multitudinario que organiza la Iglesia Católica en todo el mundo. El Papa convoca a los jóvenes del planeta, elige el lugar del siguiente encuentro y el tema. También orienta el modo de prepararlo y desarrollarlo, y preside la celebración de la Santa Misa en presencia de obispos de todo el mundo.

    Los objetivos prioritarios de la Jornada son la evangelización, la comunión eclesial con el Santo Padre y la peregrinación en la fe.

    Ya se han organizado varias: en Roma, en Buenos Aires, en Polonia, en Estados Unidos de América, en Filipinas, en París, en Canadá, en Alemania, y la última fue en Australia. Ahora se está llevando a cabo en Madrid del 16 al 21 de agosto.

    2) Para pensar

    El Papa Benedicto XVI ha escogido como lema de estas jornadas una frase tomada de la epístola de San Pablo a los Colosenses: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (col 2, 7).

    Esas palabras recuerdan el ejemplo con el que concluye nuestro Señor Jesucristo el llamado Sermón de la montaña: “Por tanto, todo el que oye estas palabras mías y las pone en práctica, es como un hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, llegaron las riadas, soplaron los vientos e irrumpieron contra aquella casa, pero no se cayó porque estaba cimentada sobre roca.

    Pero todo el que oye estas palabras mías y no las pone en práctica es como un hombre necio que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, llegaron las riadas, soplaron los vientos e irrumpieron contra aquella casa, y cayó y fue tremenda su ruina. Y sucedió que, cuando terminó Jesús estos discursos, las multitudes quedaron admiradas de su doctrina, pues les enseñaba como quien tiene potestad y no como los escribas” (Mt 7, 24-29).

    ¿Sobre qué queremos construir nuestra vida? El Papa nos advierte que muy a menudo se prefiere construir sobre las arenas de las ideologías, del poder, del éxito y del dinero pensando encontrar en ellos la respuesta a nuestros deseos de felicidad. Pero ¿cuál ha de ser la roca firme para apoyarnos? Benedicto XVI nos da la respuesta: “¡Cristo es la roca de nuestra vida! Con él no habrá que temer ninguna adversidad, dificultad o molestia.

    Si pensamos cuál es el origen de nuestros temores, podemos encontrar que tal vez no estamos edificados en Cristo.

    3) Para vivir

    Aún cabe otra pregunta: ¿de qué manera puedo hacer para edificar mi vida en Cristo? El Papa nos sugiere tres prácticas muy concretas para vivir: “Conocedle mediante la lectura de los Evangelios y del Catecismo de la Iglesia Católica; hablad con Él en la oración”.

    Son tres prácticas que están al alcance de todos. A través de esa lectura o de la oración podremos ir profundizando y fortaleciendo nuestra relación con Cristo, y no habrá vientos ni torrentes que nos hagan temblar o caer. Y no solo ello, sino que también seremos apoyo firme para aquellos que flaquean.

    Pbro. José Martínez Colín









     


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