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jueves, 26 de julio de 2018
lunes, 23 de julio de 2018
ÚLTIMA LECCIÓN DEL PADRE
Última lección del padre
Los años juveniles son para adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto capitaliza las auténticas riquezas que, como todo lo esencial, “son invisibles a los ojos”; y persevera en el esfuerzo, aun si no ves resultados inmediatos.
A punto de acabar su vida, quiso un labrador dejar experimentados a sus hijos en la agricultura. Los llamó, pues, y les dijo: —Hijos míos, voy a dejar este mundo; busquen lo que he escondido en la viña, y lo hallarán todo. Creyendo sus descendientes que había enterrado un tesoro, después de la muerte de su padre, con gran afán removieron profundamente el suelo de la viña. No hallaron ninguno tesoro, pero la viña quedó tan bien removida, que dio abundantes frutos.
El futuro es un desafío a prepararte para superar los problemas que la vida te presente. Empieza afrontando las dificultades de cada día como una oportunidad para desarrollar capacidades y destrezas y así esperar tranquilo las pruebas que vendrán. Un proverbio chino dice: “Excava el pozo antes de que tengas sed”. Sabio y prudente consejo.
* Enviado por el P. Natalio
REFUGIO MÍO, ALCÁZAR MÍO
Refugio mío, alcázar mío
Con frecuencia los salmos comparan a Dios con un alcázar, peña, roca, plaza fuerte, bastión. Todas estas palabras significan lo mismo: un lugar muy seguro de refugio porque es inexpugnable, imposible de tomar por asalto. Eso es Dios para el creyente que ha puesto toda su confianza en él. Una oración responsorial (Sal. 18) para vivenciar esta convicción.
- Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
- Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
- Mi alcázar, mi libertador.
- En que me amparo.
- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Dios mío, mi escudo y peña en que me amparo.
- “Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”.
Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te asegura Dios.
* Enviado por el P. Natalio
QUÉ RELACIÓN HUBO ENTRE JESÚS Y MARÍA MAGDALENA?
¿Qué relación hubo entre Jesús y María Magdalena?
De los evangelios se desprende que María Magdalena sentía un gran amor por Jesús
Por: Juan Chapa | Fuente: PrimerosCristianos.com
Fue, según los evangelios, la primera a la que se le apareció Jesús después de la resurrección, tras buscarlo con lágrimas (Jn 20,11-18). De ahí la veneración que ha tenido en la Iglesia como testigo del resucitado. (Ver la pregunta ¿Quién era María Magdalena?). De estos pasajes no se puede deducir ni que fue una pecadora, ni mucho menos que fue la mujer de Jesús.
Los que sostienen esto último acuden al testimonio de algunos evangelios apócrifos. Todos ellos, quizá con la excepción de un núcleo del Evangelio de Tomás, son posteriores a los evangelios canónicos y no tienen carácter histórico, sino que son un instrumento para trasmitir enseñanzas gnósticas. Según estas obras, que aunque lleven el nombre de evangelios no son propiamente tales sino escritos con revelaciones secretas de Jesús a sus discípulos después de la resurrección, Mariam (o Mariamne o Mariham; no aparece el nombre de Magdalena salvo en unos pocos libros) es la que entiende mejor esas revelaciones. Por eso es la preferida de Jesús y la que recibe una revelación especial.
La oposición que en algunos de estos textos (Evangelio de Tomás, Diálogos del Salvador, Pistis Sophía, Evangelio de María) muestran los apóstoles hacia ella por ser mujer refleja la consideración negativa que algunos gnósticos tenían de lo femenino y la condición de María como discípula importante. Sin embargo, algunos quieren ver en esta oposición un reflejo de la postura de la Iglesia oficial de entonces, que estaría en contra del liderazgo espiritual de la mujer que proponían estos grupos. Nada de esto es demostrable. Esa oposición más bien puede entenderse como un conflicto de doctrinas: las de Pedro y otros apóstoles frente a las que estos grupos gnósticos exponían en nombre de Mariam. En cualquier caso, el hecho de que se recurra a María es una forma de justificar sus planteamientos gnósticos.
En otros evangelios apócrifos, especialmente en el Evangelio de Felipe, Mariam (esta vez citada también con elnombre de origen, Magdalena) es modelo de gnóstico, precisamente por su feminidad. Ella es símbolo espiritual de seguimiento de Cristo y de unión perfecta con él. En este contexto se habla de un beso de Jesús con María (si es que el texto hay que entenderlo realmente así), simbolizando esa unión, ya que mediante ese beso, una especie de sacramento superior al bautismo y la eucaristía, el gnóstico se engendraba a sí mismo como gnóstico.
El tono de estos escritos está absolutamente alejado de implicaciones sexuales. Por eso, ningún estudioso serio entiende estos textos como un testimonio histórico de una relación sexual entre Jesús y María Magdalena. Es muy triste que esta acusación, que no tiene ningún fundamento histórico, ya que ni siquiera los cristianos de la época se vieron obligados a polemizar para defenderse de ella, resurja cada cierto tiempo como una gran novedad.
ESTOS SON LOS TRES VERBOS QUE DEBEN GUIAR A TODO PASTOR, SEGÚN EL PAPA FRANCISCO
Estos son los tres verbos que deben guiar a todo pastor, según el Papa
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media
A partir del ejemplo de Jesús recogido en el Evangelio, el Papa Francisco explicó que todo pastor debe tener presente tres verbos para su labor: ver, tener compasión y enseñar.
El Santo Padre explicó, durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro este domingo 22 de julio, que esos son los tres ejes de la enseñanza del Señor, como se narra en el fragmento del Evangelio del día.
“El Evangelio de hoy nos narra cómo los apóstoles, tras su primera misión, regresaron donde estaba Jesús y le contaron todo aquello que habían hecho y que habían enseñado”, señaló Francisco.
Explicó que los apóstoles, “después de la experiencia de la misión, ciertamente entusiasta pero también agotadora, tenían necesidad de descanso. Jesús, lleno de comprensión, se preocupa de ofrecerles un poco de alivio y dice: ‘Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco’”.
Sin embargo, “en esta ocasión la intención de Jesús no se puede llevar a cabo, porque la multitud, intuyendo el lugar solitario adonde se dirigía con la barca junto con sus discípulos, llegaron al lugar antes que ellos”.
“Eso mismo también puede suceder hoy”, aseguró. “A veces no logramos realizar nuestros proyectos porque surge un imprevisto urgente que modifica nuestros programas y que exige por nuestra parte flexibilidad y disponibilidad hacia las necesidades de los demás”.
Cuando se produzca esa circunstancia “estamos llamados a imitar todo lo que hizo Jesús: ‘Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas’. En esta breve frase, el evangelista nos ofrece un flash de especial intensidad, fotografiando los ojos del divino Maestro y su actitud”.
Es en esa frase en la que se muestras los tres verbos que deben guiar toda acción pastoral: ver, tener compasión, enseñar. “Los podemos llamar los verbos del Pastor”.
“La mirada de Jesús no es una mirada neutra, fría o alejada, porque Jesús siempre mira con los ojos del corazón. Y su corazón es tan tierno y está tan pleno de compasión, que sabe acoger las necesidades que permanecen incluso más escondidas para las personas”.
Por otro lado, “su compasión no indica simplemente una reacción emotiva frente a una situación de inquietud de la gente, sino que va más allá: es la actitud y la predisposición de Dios hacia el hombre y su historia. Jesús se presenta como la preocupación y el cuidado de Dios por su pueblo”.
Además, “puesto que Jesús se conmovió al ver a toda aquella gente necesitada de guía y de ayuda, podríamos esperar de Él que hiciera algún milagro. Sin embargo, se puso a enseñarles, a enseñarles muchas cosas”.
“He aquí el primer pan que el Mesías ofrece a la multitud hambrienta y necesitada: el pan de la Palabra. Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad que nos guíen y que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es posible encontrar la orientación correcta en la vida”.
Por el contrario, “cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos perdemos, y la existencia se transforma en decepción y en insatisfacción”.
Por último, recordó que “con Jesús a nuestro lado podemos proceder con seguridad, podemos superar las pruebas, se progresa en el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Jesús se hizo regalo para los demás, convirtiéndose de esa manera en modelo de amor y de servicio para cada uno de nosotros”.
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 23 JULIO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
23 julio
Jesús nos ha dado hermosos ejemplos de humildad. De sí mismo afirma: El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir (Mt 20,28).
"Servir ha de ser el lema del cristianos, sobre todo si está constituido en algún puesto de dignidad, según aquel dicho ya conocido: "El que no vive para servir, no sirve para vivir. "Todo el que está constituido en alguna dignidad ha de pensar que lo que importa no es lucirse, sino servir amando, o si quieres, amar sirviendo.
P. Alfonso Milagro
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 22 JULIO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
22 julio
Si todos tenemos un mismo Padre, todos somos hermanos los unos de los otros; así lo afirma el mismo Jesús, cuando nos recuerda: "Todos ustedes son hermanos"
Con esta afirmación de Jesús deben desaparecer de entre nosotros los celos, las envidias, las altanerías, las arrogancias, el tratar a alguno como si fuera menos que nosotros. Es cierto que unos tendrán más cualidades que otros, mayor dignidad en su cargo o misión eclesial, pero todos son igualmente hijos de Dios.
Y si reconoces en ti mayores talentos, más aptitudes para las distintas cosas de la vida, condiciones más brillantes en tu trato con la gente y en el desarrollo de las cosas intelectuales o en las temporales, si estás en algún cargo que lleva consigo una mayor dignidad, no debes olvidar que eres hermano precisamente de los menos dotados, de los más pobres y sencillos, de los que no brillan en el mundo por sus cualidades, pero que quizá delante de Dios son más meritorios que tú u que en consecuencia serán tratados por Dios quizá con mayor aprecio y dignidad que la tuya.
Jesús, nuestro Hermano mayor, no fija en nuestras exterioridades o temporalidades, sino en si nos parecemos a él por la gracia y santidad de vida.
P. Alfonso Milagro
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 21 JULIO
LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
21 julio
Te dije que tú yo somos tres. Ahora te digo que tú y yo somos uno.
Y para ayudarte en tu reflexión, te explico: tú y yo somos Cristo.
P. Alfonso Milagro
SANTA BRÍGIDA DE SUECIA, 23 JULIO
Brígida de Suecia, Santa
Memoria Litúrgica, 23 de julio
Por: n/a | Fuente: Corazones.org
Fundadora
Martirologio Romano: Santa Brígida, religiosa, nacida en Suecia, que contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, a los cuales educó piadosamente, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad. Muerto éste, peregrinó a muchos santuarios y dejó varios escritos, en los que habla de la necesidad de reforma tanto de la cabeza como de los miembros de la Iglesia. Puestos los fundamentos de la Orden del Santísimo Salvador, en Roma pasó de este mundo al cielo († 1373).
Etimológicamente: Brigida = Aquella que es poderosa y fuerte, el origen es incierto, posiblemente hebreo o céltico.
Fecha de canonización: 7 de octubre de 1391 por el Papa Bonifacio IX.
Breve Biografía
SANTA BRIGIDA era hija de Birgerio, gobernador de Uplandia, la principal provincia de Suecia. La madre de Brígida, Ingerborg; era hija del gobernador de Gotlandia oriental. Ingerborg murió hacia 1315 y dejó varios hijos. Brígida, que tenía entonces doce años aproximadamente, fue educada por una tía suya en Aspenas. A los tres años, hablaba con perfecta claridad, como si fuese una persona mayor, y su bondad y devoción fueron tan precoces como su lenguaje. Sin embargo, la santa confesaba que de joven había sido inclinada al orgullo y la presunción.
La Pasión: centro de su vida
A los siete años tuvo una visión de la Reina de los cielos. A los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: "Mira en qué estado estoy, hija mía." "¿Quién os ha hecho eso, Señor?", preguntó la niña. Y Cristo respondió: "Los que me desprecian y se burlan de mi amor." Esa visión dejó una huella imborrable en Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.
Matrimonio
Antes de cumplir catorce años, la joven contrajo matrimonio con Ulf Gudmarsson, quien era cuatro años mayor que ella. Dios les concedió veintiocho años de felicidad matrimonial. Tuvieron cuatro hijos y cuatro hijas, una de las cuales es venerada con el nombre de Santa Catalina de Suecia. Durante algunos años, Brígida llevó la vida de la época, como una señora feudal, en las posesiones de su esposo en Ulfassa, con la diferencia de que cultivaba la amistad de los hombres sabios y virtuosos.
En la Corte
Hacia el año 1335, la santa fue llamada a la corte del joven rey Magno II para ser la principal dama de honor de la reina Blanca de Namur. Pronto comprendió Brígida que sus responsabilidades en la corte no se limitaban al estricto cumplimiento de su oficio. Magno era un hombre débil que se dejaba fácilmente arrastrar al vicio; Blanca tenía buena voluntad, pero era irreflexiva y amante del lujo. La santa hizo cuanto pudo por cultivar las cualidades de la reina y por rodear a ambos soberanos de buenas influencias. Pero, aunque Santa Brígida se ganó el cariño de los reyes, no consiguió mejorar su conducta, pues no la tomaban en serio.
Las Visiones
La santa empezó tener por entonces las visiones que habían de hacerla famosa. Estas versaban sobre las más diversas materias, desde la necesidad de lavarse, hasta los términos del tratado de paz entre Francia e Inglaterra. "Si el rey de Inglaterra no firma la paz -decía-- no tendrá éxito en ninguna de sus empresas y acabará por salir del reino y dejar a sus hijos en la tribulación y la angustia." Pero tales visiones no impresionaban a los cortesanos suecos, quienes solían preguntar con ironía: "¿Qué soñó Doña Brígida anoche?"
Problemas familiares y peregrinaciones
Por otra parte, la santa tenía dificultades con su propia familia. Su hija mayor se había casado con un noble muy revoltoso, a quien Brígida llamaba "el Bandolero" y, hacia 1340, murió Gudmaro, su hijo menor. Por esa pérdida la santa hizo una peregrinación al santuario de San Olaf de Noruega, en Trondhjem. A su regreso, fortalecida por las oraciones, intentó con más ahinco que nunca volver al buen camino a sus soberanos. Como no lo lograse, les pidió permiso de ausentarse de la corte e hizo una peregrinación a Compostela con su esposo. A la vuelta del viaje, Ulf cayó gravemente enfermo en Arras y recibió los últimos sacramentos ya que la muerte parecía inminente. Pero Santa Brígida, que oraba fervorosamente por el restablecimiento de su esposo, tuvo un sueño en el que San Dionisio le reveló que no moriría. A raíz de la curación de Ulf, ambos esposos prometieron consagrarse a Dios en la vida religiosa.
Viuda, vida religiosa, aumentan las visiones
Según parece, Ulf murió en 1344 en el monasterio cisterciense de Alvastra, antes de poner por obra su propósito. Santa Brígida se quedó en Alvastra cuatro años apartada del mundo y dedicada a la penitencia. Desde entonces, abandonó los vestidos lujosos, solo usaba lino para el velo y vestía una burda túnica ceñida con una cuerda anudada. Las visiones y revelaciones se hicieron tan insistentes, que la santa se alarmó, temiendo ser víctima de ilusiones del demonio o de su propia imaginación. Pero en una visión que se repitió tres veces, se le ordenó que se pusiese bajo la dirección del maestre Matías, un canónigo muy sabio y experimentado de Linkoping, quien le declaró que sus visiones procedían de Dios. Desde entonces hasta su muerte, Santa Brígida comunicó todas sus visiones al prior de Alvastra, llamado Pedro, quien las consignó por escrito en latín. Ese período culminó con una visión en la que el Señor ordenó a la santa que fuese a la corte para amenazar al rey Magno con el juicio divino; así lo hizo Brígida, sin excluir de las amenazas a la reina y a los nobles. Magno se enmendó algún tiempo y dotó liberalmente el monasterio que la santa había fundado en Vadstena, impulsada por otra visión.
En Vadstena había sesenta religiosas. En un edificio contiguo habitaban trece sacerdotes (en honor de los doce apóstoles y de San Pablo), cuatro diáconos (que representaban a los doctores de la Iglesia) y ocho hermanos legos. En conjunto había ochenta y cinco personas. Santa Brígida redactó las constituciones; según se dice, se las dictó el Salvador en una visión. Pero ni Bonifacio IX con la bula de canonización, ni Martín V, que ratificó los privilegios de la abadía de Sión y confirmó la canonización, mencionan ese hecho y sólo hablan de la aprobación de la regla por la Santa Sede, sin hacer referencia a ninguna revelación privada.
En la fundación de Santa Brígida, lo mismo que en la orden de Fontevrault, los hombres estaban sujetos a la abadesa en lo temporal, pero en lo espiritual, las mujeres estaban sujetas al superior de los monjes. La razón de ello es que la orden había sido fundada principalmente para las mujeres y los hombres sólo eran admitidos en ella para asegurar los ministerios espirituales. Los conventos de hombres y mujeres estaban separados por una clausura inviolable; tanto unos como las otras, asistían a los oficios en la misma iglesia, pero las religiosas se hallaban en una galería superior, de suerte que ni siquiera podían verse unos a otros.
El monasterio de Vadstena fue el principal centro literario de Suecia en el siglo XV. A raíz de una visión; Santa Brígida escribió una carta muy enérgica a Clemente VI, urgiéndole a partir de Aviñón a Roma y establecer la paz entre Eduardo III de Inglaterra y Felipe IV de Francia. El Papa se negó a partir de Aviñón pero, en cambio envió a Hemming, obispo de Abo, a la corte del rey Felipe, aunque la misión no tuvo éxito. Entre tanto, el rey Magno, que apreciaba más las oraciones que los consejos de Santa Brígida, trató de hacerla intervenir en una cruzada contra los paganos letones y estonios. Pero en realidad se trataba de una expedición de pillaje. La santa no se dejó engañar y trató de disuadir al monarca. Con ello perdió el favor de la corte, pero no le faltó el amor del pueblo, por cuyo bienestar se preocupaba sinceramente durante sus múltiples viajes por Suecia.
En Roma e Italia
Había todavía en el país muchos paganos, y Sarta Brígida ilustraba con milagros la predicación de sus capellanes. En 1349, a pesar de que la "muerte negra" hacía estragos en toda Europa, Brígida decidió ir a Roma con motivo del jubileo de 1350. Acompañada de su confesor, Pedro de Skeninge y otros, se embarcó en Stralsund, en medio de las lágrimas del pueblo, que no había de volver a verla. En efecto, la santa se estableció en Roma, donde se ocupó de los pobres de la ciudad, en la espera de la vuelta del Pontífice a la Ciudad Eterna. Asistía diariamente a misa a las cinco de la mañana, se confesaba todos los días y comulgaba varias veces por semana (según era permitido en aquella época). El brillo de su virtud contrastaba con la corrupción de costumbres que reinaba entonces en Roma: el robo y la violencia hacían estragos, el vicio era cosa normal, las iglesias estaban en ruinas y lo único que interesaba al pueblo era escapar de sus opresores. La austeridad de la santa, su devoción a los santuarios, su severidad consigo misma, su bondad con el prójimo, su entrega total al cuidado de los pobres y los enfermos, le ganaron el cariño de muchos. Santa Brígida atendía con particular esmero a sus compatriotas y cada día daba de comer a los peregrinos suecos en su casa que estaba situada en las cercanías de San Lorenzo in Damaso.
Pero su ministerio apostólico no se reducía a la práctica de las buenas obras ni a exhortar a los pobres y a los humildes. En cierta ocasión, fue al gran monasterio de Farfa para reprender al abad, "un hombre mundano que no se preocupaba absolutamente por las almas". Hay que decir que, probablemente, la reprensión de la santa no produjo efecto. Más éxito tuvo su celo por la reforma de otro convento de Bolonia. Allí se hallaba Brígida cuando fue a reunirse con ella su hija, Santa Catalina, quien se quedó a su lado y, fue su fiel colaboradora hasta el fin de su vida. Dos de las iglesias romanas más relacionadas con nuestra santa son la de San Pablo extramuros y la de San Francisco de Ripa. En la primera se conserva todavía el bellísimo crucifijo, obra de Cavallini, ante el que Brígida acostumbraba orar y que le respondió más de una vez; en la segunda iglesia se le apareció San Francisco y le dijo: "Ven a beber conmigo en mi celda". La santa interpretó aquellas palabras como una invitación para ir a Asís. Visitó la ciudad y de allí partió en peregrinación por los principales santuarios de Italia, durante dos años.
Profecías y revelaciones
Las profecías y revelaciones Santa Brígida se referían a las cuestiones mas candentes de su época. Predijo, por ejemplo, que el Papa y el emperador se reunirían amistosamente en Roma. Al poco tiempo así lo hicieron (El Papa Beato Urbano V y Carlos IV, en 1368). La profecía de que los partidos en que estaba dividida la Ciudad Eterna recibirían el castigo que merecían por sus crímenes, disminuyeron un tanto la popularidad de la santa y aun le atrajeron persecuciones. Brígida fue arrojada de su casa y tuvo que ir con su hija a pedir limosna al convento de las Clarisas.Por otra parte, ni siquiera el Papa escapaba a sus severas admoniciones proféticas.
El gozo que experimentó la santa con la llegada de Urbano a Roma fue de corta duración, pues el Pontífice se retiró poco después a Viterbo, luego a Montesfiascone y aun se rumoró que se disponía a volver a Aviñón.
Al regresar de una peregrinación, a Amalfi, Brígida tuvo una visión en la que Nuestro Señor la envió a avisar al Papa que se acercaba la hora de su muerte, a fin de que diese su aprobación a la regla del convento de Vadstena. Brígida había ya sometido la regla a la aprobación de Urbano V, en Roma, pero el Pontífice no había dado respuesta alguna. Así pues, se dirigió a Montefiascone montada en su mula blanca. Urbano aprobó, en general, la fundación y la regla de Santa Brígida, que completó con la regla de San Agustín. Cuatro meses más tarde, murió el Pontífice. Santa Brígida escribió tres veces a su sucesor, Gregorio XI, que estaba en Aviñón, conminándole a trasladase a Roma. Así lo hizo el Pontífice cuatro años después de la muerte de la santa.
En 1371, a raíz de otra visión, Santa Brígida emprendió una peregrinación a los Santos Lugares, acompañada de su hija Catalina, de sus hijos Carlos y Bingerio, de Alfonso de Vadaterra y otros personajes. Ese fue el último de sus viajes. La expedición comenzó mal, ya que en Nápoles, Carlos se enamoró de la reina Juana I, cuya reputación era muy dudosa. Aunque la esposa de Carlos vivía aún en Suecia y el marido de Juana estaba en España; ésta quería contraer matrimonio con él y la perspectiva no desagradaba a Carlos. Su madre, horrorizada ante tal posibilidad, intensificó sus oraciones. Dios resolvió la dificultad del modo más inesperado y trágico, pues Carlos enfermó de una fiebre maligna y murió dos semanas después en brazos de su madre. Santa Brígida prosiguió su viaje a Palestina embargada por la más profunda pena. En Jaffa estuvo a punto de perecer ahogada durante un naufragio Sin embargo durante, la accidentada peregrinación la santa disfrutó de grandes consolaciones espirituales y de visiones sobre la vida del Señor.
A su vuelta de Tierra Santa, en el otoño de 1372, se detuvo en Chipre, donde clamó contra la corrupción de la familia real y de los habitantes de Famagusta quienes se habían burlado de ella cuando se dirigía a Palestina. Después pasó a Nápoles, donde el clero de la ciudad leyó desde el púlpito las profecías de Santa Brígida, aunque no produjeron mayor efecto entre el pueblo.
La comitiva llegó a Roma en marzo de 1373. Brígida, que estaba enferma desde hacía algún tiempo, empezó a debilitarse rápidamente, y falleció el 23 de julio de ese año, después de recibir los últimos sacramentos de manos de su fiel amigo, el Padre Pedro de Alvastra. Tenía entonces setenta y un años. Su cuerpo fue sepultado provisionalmente en la iglesia de San Lorenzo in Panisperna. Cuatro meses después, Santa Catalina y Pedro de Alvastra condujeron triunfalmente las reliquias a Vadstena, pasando por Dalmacia, Austria, Polonia y el puerto de Danzig.
Santa Brígida, cuyas reliquias reposan todavía en la abadía por ella fundada, fue canonizada en 1391 y es la patrona de Suecia.
Visiones y escritos
Uno de los aspectos más conocidos en la vida de Santa Brígida, es el de las múltiples visiones con que la favoreció el Señor, especialmente las que se refieren a los sufrimientos de la Pasión y a ciertos acontecimientos de su época. Por orden del Concilio de Basilea, el Juan de Torquemada, quien fue más tarde cardenal, examinó el libro de las revelaciones de la santa y declaró que podía ser muy útil para la instrucción de los fieles; pero tal aprobación encontró muchos opositores. Por lo demás; la declaración de Torquemada significa únicamente que la doctrina del libro es ortodoxa y que las revelaciones no carecen de probabilidad histórica. El Papa Bcnedicto XIV, entre otros, se refirió a las revelaciones de Santa Brígida en los siguientes términos: "Aunque muchas de esas revelaciones han sido aprobadas, no se les debe el asentimiento de fe divina; el crédito que merecen es puramente humano, sujeto al juicio de la prudencia, que es la que debe dictarnos el grado de probabilidad de que gozan para que crearnos píamente en ellas."
Santa Brígida, con gran sencillez de corazón, sometió siempre sus revelaciones a las autoridades eclesiásticas y, lejos de gloriarse por gozar de gracias tan extraordinarias, las aprovechó como una ocasión para manifestar su obediencia y crecer en amor y humildad. Si sus revelaciones la han hecho famosa, ello se debe en gran parte a su virtud heroica, consagrada por el juicio de la Iglesia.
El libro de sus revelaciones fue publicado por primera vez en 1492.
Las brigidinas tienen unas lecciones de maitines tomadas de sus revelaciones sobre las glorias de María, conocidas con el nombre de "Sermo Angelicus", en recuerdo de las palabras del Señor a la santa: "Mi ángel te comunicará las lecciones que las religiosas de tus monasterios deben leer en maitines, y tú las escribirás tal como él te las dicte".
EL EVANGELIO DE HOY LUNES 23 JULIO 2018
Lecturas de hoy Santa Brígida, religiosa, patrona de Europa, Fiesta
Hoy, lunes, 23 de julio de 2018
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,19-20):
Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 33,2-3.4-5.6-7.8-9.10-11
R/. Bendigo al Señor en todo momento
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mi no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy lunes, 23 de julio de 2018
CR
Queridos hermanos:
En Europa celebramos hoy a Santa Brígida como una de nuestras patronas. La clave para comprender el por qué de ese título y cómo nos afecta a nosotros, está en echar una mirada a su vida. Brígida nació en Suecia a principios del siglo XIV. Era hija del gobernador de una provincia. Pertenecía por tanto a la nobleza y fue educada como noble. En aquellos tiempos eso significa aprender a leer y a escribir y una cuidada educación espiritual. Casó, como no podía ser de otra manera, con un noble y tuvo ocho hijos. Pero cuidó con esmero su vida cristiana y participó, como era costumbre en la época, en diversas peregrinaciones. Así llegó a Santiago de Compostela. A la vuelta, habiéndose salvado su marido de una enfermedad grave al pasar por Francia, los esposos decidieron entregarse más radicalmente a Dios. Al poco tiempo queda viuda y funda un monasterio. Pero Brígida no se preocupa sólo por su salvación personal. La Iglesia está dividida. El Papa ha abandonado Roma y está en Aviñón. Los reinos cristianos están divididos. Así que abandona Suecia y se dirige al sur. Se instala en Roma y desde allí insta repetidas veces al Papa a dejar Aviñón y a retornar a Roma, a hacer las paces.
Podríamos seguir contando su vida pero ya es suficiente. Brígida fue una laica. Quizá lo último que se haya podido ser en la Iglesia: no ser ministro ordenado y, además, ser mujer. Pero se dejó llevar por el Espíritu y fue portadora de un espíritu profético que le llevaba a denunciar la mala conducta y los errores de papas, reyes y nobles. Sin miedo, sin importarle las consecuencias. Hoy nos hacen falta hombres y mujeres en la Iglesia que, como santa Brígida, sean profetas del Espíritu, que nos llamen a la unidad, a ser fieles al Evangelio, que recuerden a nuestros pueblos que, por encima del consumismo y del bienestar, está la solidaridad y la unidad, la fraternidad y la justicia.
sábado, 21 de julio de 2018
EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 21 JULIO 2018
Lecturas de hoy Sábado de la 15ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 21 de julio de 2018
Primera lectura
Lectura de la profecía de Miqueas (2,1-5):
¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder! Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: «Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella, no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso. Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: "Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra." Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 9,22-23.24-25.28-29.35
R/. No te olvides de los humildes, Señor
¿Por qué te quedas lejos, Señor,
y te escondes en el momento del aprieto?
La soberbia del impío oprime al infeliz
y lo enreda en las intrigas que ha tramado. R/.
El malvado se gloría de su ambición,
el codicioso blasfema y desprecia al Señor.
El malvado dice con insolencia:
«No hay Dios que me pida cuentas.» R/.
Su boca está llena de maldiciones,
de engaños y de fraudes;
su lengua encubre maldad y opresión;
en el zaguán se sienta al acecho
para matar a escondidas al inocente. R/.
Pero tú ves las penas y los trabajos,
tú miras y los tomas en tus manos.
A ti se encomienda el pobre,
tú socorres al huérfano. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21):
En aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy sábado, 21 de julio de 2018
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Cerca de los que sufren
Terminamos la semana con el profeta Miqueas, contemporáneo de Isaías, que entona un amargo lamento por la injusticia que sufre el pueblo, o mejor dicho, como siempre ocurre, una parte del pueblo. Cuando hay oprimidos, tiene que haber opresores, los que tienen el poder, dice Miqueas. Y la imagen que elige para expresar el sufrimiento causado por la injusticia es la imposibilidad de caminar erguidos porque el robo, la mentira y la avaricia son un yugo que oprime a cada persona y la va encorvando.
Y esto, en tiempos de Miqueas y en todos los tiempos. Quizá sea parte de la naturaleza humana, pero también lo es la capacidad para salir de esa opresión, para denunciarla, para elegir con claridad de qué lado estamos. Dios lo tiene claro: ve las penas y los trabajos, los mira y los toma entre sus manos.
Es el mismo Dios que en Jesús se ha hecho palabra y gesto sanador, consolador, salvador. Pasó haciendo el bien, curando dolencias, anunciando el derecho, sembrando esperanza, poniendo en pie a todos los encorvados de la historia... Eso sí: Jesús, el Siervo Mesías, el Hijo de Dios, no lo hará con violencia ni impaciencia; Él es el hombre erguido y fiel que libremente cargará sobre sí nuestras cargas y nos revelará nuestra injusticia, pero sin quebrar la caña cascada ni apagar los pábilos vacilantes de nuestro mundo. Y para esto, se requieren varias cosas: un profundo sentido de la justicia que nos impulse no sólo a denunciar al opresor sino también a sufrir en uno mismo la injusticia para acabar con ella. Además, vivir como el Siervo nos pide un tierno amor a todo ser humano y una esperanza infinita en la vida.
Ojalá Dios nos vaya haciendo cada vez más siervos al estilo de Jesús; es decir, siervos suficientemente valientes para anunciar y denunciar y a la vez, suficientemente comprometidos para que cada una de nuestras palabras vaya siempre acompañada de gestos concretos y sencillos que son, los que al final, hacen de este mundo un lugar más humano, más justo y más fraterno.
viernes, 20 de julio de 2018
CARTA ANSIOSAMENTE ESPERADA
Carta ansiosamente esperada
Dios está vivo en su Palabra para iluminarte, consolarte, fortalecerte… Pero debes acercarte a ella con verdadera fe. Antes de leerla es adecuado que te pongas en la presencia del Señor con alguna oración que te transporte a un clima de devoción y acogida cordial del don de Dios.
Aguardas la llegada del cartero para leer la carta impacientemente esperada… Y esa carta vigente, que Jesucristo mismo te ha dejado escrita y que te envía cada día desde el cielo, esa carta que se llama Evangelio, apenas si la esperas y apenas si la has sacado del sobre. En las enseñanzas de Jesús encontrarás respuestas para todos los problemas espirituales, bálsamo para todas las heridas y medicina para todos los pecados. El Evangelio es la boca de Jesucristo de la que salen las palabras que necesitas en cada momento de tu vida (Alfonso Milagro).
La actitud de humilde escucha de la Palabra es decisiva para leer con provecho, pero es un don que debes pedir al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te animará con promesas de vida sin fin, te ofrecerá normas simples de vida inocente y te descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu alimento cotidiano.
* Enviado por el P. Natalio
LA ARAÑA Y EL ESCORPIÓN
La araña y el escorpión
Ser optimista es cultivar una visión serena de la vida que nos hace descubrir lo que hay de bueno, alegre y gratificante en medio de espinas, carencias y calamidades. No pierdas el sentido de la proporción y más bien destaca lo luminoso, porque son muchos los especializados en detectar lo sombrío, difícil y pesado de nuestro diario caminar.
Una mujer tenía en su casa algunas arañas que desde luego, no eran de su gusto, pues encontraba sus telas en las paredes y techos, pero las artesanas no aparecían por ninguna parte. Esta ama de casa maldecía constantemente a las tejedoras por afear la limpieza de su hogar, y verse obligada a quitar estas colgaduras de todas las habitaciones. Un día, observó en el cuarto de su hija pequeña un incidente que le heló la sangre. Sobre la cuna de su bebé encontró un gran escorpión atrapado y muerto en una telaraña.
Busca siempre la faz alentadora de todos los obstáculos y reveses que te presente la vida. No olvides que puedes desarrollar la escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección y vida. Que pases un día muy apacible. Hasta mañana.
* Enviado por el P. Natalio
ES NECESARIO EL SACRIFICIO?
¿Es necesario el sacrificio?
Los cristianos le damos un sentido distinto al sacrificio: se hace por amor tal como lo hizo Cristo
Por: Ana Laura Royo | Fuente: Catholic.net
Las personas más admiradas en la sociedad de hoy son los que saben esforzarse. ¡Cuánto sacrificio se necesita para ganar la medalla de oro en las Olimpiadas! ¡Cuánto sacrificio se invierte en llegar a ser médico, ingeniero o arquitecto de calidad! ¡Cuán admirables son las madres de familia que se sacrifican para que sus hijos tengan un hogar sano, culto y lleno de oportunidades! El sacrificio, en cualquier esfera de la vida, es un valor humano.
Pero estos "sacrificios" exteriores, llamados así por el esfuerzo que conllevan, para ser auténticos deben ser expresión del sacrificio espiritual. Los profetas de la Antigua Alianza denunciaron con frecuencia los sacrificios hechos sin participación interior o sin amor al prójimo. Jesús recuerda las palabras del profeta Oseas: "Misericordia quiero, que no sacrificio". El único sacrificio perfecto es el que ofreció Cristo en la cruz en ofrenda total al amor del Padre y por nuestra salvación (cf Hb 9,13-14). Uniéndonos al de Cristo, podemos hacer de nuestra vida un sacrificio para Dios. (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2100)
Para el cristiano, el sacrificio se abre a otra dimensión más profunda. Es un acto de la virtud de la religión: "Adorarás al Señor, tu Dios, y le darás culto". Es la forma más importante del culto externo y público; la manera más solemne y excelente con que puede honrarse a Dios. Los principales actos de esta virtud son adoración, oración, sacrificio, oblación, votos; los pecados contra ella son descuido de la oración, blasfemia, tentar a Dios, sacrilegio, perjurio, simonía, idolatría y superstición.
El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2099)) nos dice que es justo ofrecer a Dios sacrificios en señal de adoración y de gratitud, de súplica y de comunión: "Toda acción realizada para unirse a Dios en la santa comunión y poder ser bienaventurado es un verdadero sacrificio". (San Agustín, civ. 10,6)
Pueden realizarse con distintos fines: por simple adoración a Dios (latréutico); para pedirle beneficios (impetratorio); en reparación por los pecados (satisfactorio); en acción de gracias por los beneficios recibidos (eucarístico).
Pueden ser con efusión de sangre, como los del Antiguo Testamento y el del Calvario (cruento); sin derramamiento de sangre, como la Misa (incruento).
De acuerdo con Santo Tomás, la ley natural nos dicta que el ser inferior se someta al superior honrándolo a su modo, expresándolo con signos sensibles, lo que se confirma por la práctica universal, ya que en todas las religiones hay ritos sacrificiales. Esto exige que el hombre ofrezca a Dios algunas cosas exteriores, como producto de nuestro reconocimiento, no sólo de u majestad soberana, sino también de nuestra absoluta dependencia de Él.
En la Nueva Ley, el único sacrificio verdadero y legítimo es la santa Misa, que perpetúa a través de los siglos el sacrificio del Calvario. En el sentido estricto, es una verdad de fe, expresamente definida por el Concilio de Trento. Los sacrificios del Antiguo Testamento son actualmente ilícitos, por ser meras figuras y símbolos del sacrificio del Calvario, ya que inhabilitan la fe en Cristo, como si el sacrificio redentor no se hubiese verificado aún.
Necesidad del sacrificio
Siendo el sacrificio de la Santa Misa el único verdadero y legítimo e infinitamente superior a los del Antiguo Testamento, los cristianos debemos adorar y dar culto a Dios en ella, ya que el oferente es el mismo Cristo, Hijo de Dios, y la ofrenda, su Cuerpo y su Sangre, y abarca en grado eminente los cuatro fines del sacrificio en general: adoración, de petición, en reparación por los pecados y en acción de gracias por los beneficios recibidos.
La Santa Misa es un sacrificio infinitamente eficaz, por ser el mismo Cristo quien ofrece su Cuerpo y su Sangre, además de ser perfecto y estable, porque no prefigura, anuncia o prepara ningún otro sacrificio, sino que fue prefigurado por todos los de la Antigua Ley, que, por lo mismo, han perdido ya su razón de ser y deben cesar en lo absoluto.
Los cristianos reconocemos que Jesucristo eligió para sí mismo el camino del sacrificio por amor, y como el camino de salvación para los hombres. El sacrificio es la entrega o donación de algo, por amor, en honor de Dios. Aceptando con gozo el sufrimiento, el cristiano sigue el camino de Jesús. El sacrificio cristiano es una imitación por el amor, porque el que ama quiere ser como el amado.
Algunas formas de sacrificio y donación cristianos son:
a. La celebración de la Eucaristía, el sacrificio por excelencia.
b. Las ofrendas u oblaciones: como el diezmo, las limosnas, etc.
c. Las obras de caridad y misericordia: como el apostolado y las misiones.
d. La penitencia: como el ayuno y la abstinencia y la mortificación de las pasiones y los sentidos.
e. La oración
El amor es la condición para seguir a Cristo, el sacrificio es lo que verifica la autenticidad del amor. ¡Y bien vale la pena amarle a Él que tanto nos amó!
Dios no necesita nuestro culto, ni interior ni exterior, nuestro homenaje no añade nada a Su gloria. No es esto por lo que, estrictamente hablando, debamos rendirle tributo y ofrecer sacrificios en su honor, sino porque Él lo merece infinitamente y porque es de inestimable valor para nosotros mismos.
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