Lecturas de hoy Miércoles de la 6ª semana de Pascua
Hoy, miércoles, 9 de mayo de 2018
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):
EN aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con el encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con él cuánto antes.
Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo:
«Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque, paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios desconocido”.
Pues eso que veneráis sin conocerlo os lo anuncio yo. “El Dios que hizo el mundo y todo lo que contiene”, siendo como es Señor de cielo y tierra, no habita en templos construidos por manos humanas, ni lo sirven manos humanas, como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo.
De uno solo creó el género humano para que habitara la tierra entera, determinando fijamente los tiempos y las fronteras de los lugares que habían de habitar, con el fin de que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo han dicho incluso algunos de vuestros poetas: “Somos estirpe suya”.
Por tanto, si somos estirpe de Dios, no debemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Así pues, pasando por alto aquellos tiempos de ignorancia, Dios anuncia ahora en todas partes a todos los humanos que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto, resucitándolo de entre los muertos».
Al oír «resurrección de entre los muertos», unos lo tomaban a broma, otros dijeron:
«De esto te oiremos hablar en otra ocasión».
Así salió Pablo de en medio de ellos. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más con ellos.
Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 148,1-2.11-12.13.14
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo todos sus ángeles;
alabadlo todos sus ejércitos. R/.
Reyes del orbe y todos los pueblos,
príncipes y jueces del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los ancianos junto con los niños. R/.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.
Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará.
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 9 de mayo de 2018
Aristóbulo Llorente cmf
Algunos dicen que este discurso de Pablo a los atenienses fue crucial en su apostolado. Intentó convencerles a través de la razón, del discurso, del pensamiento, y, al no conseguirlo, desde entonces buscó otra forma de hablar y ya no se volvió a dirigir a los sabios de este mundo.
Pero la realidad no es esa, no ha sido esa en la historia de la iglesia. Desde aquellos primeros tiempos y sin solución de continuidad, la iglesia, los cristianos, se ha servido de todos los medios posibles para evangelizar. También de la razón. No podía ser de otra manera porque la razón es un don de Dios. La razón iluminada por el Espíritu nos ayuda a comprender mejor la buena nueva de la salvación, nos hace más cercano a Jesús, nos facilita entender sus motivaciones, sus palabras, sus acciones. Y todo lo que sea conocer mejor a Jesús nos ayuda a ser mejores seguidores suyos.
Pero es que, además, no se puede oponer la razón a la fe. No se puede pedir a las personas que renuncien a la fe si quieren creer. No creemos porque “es absurdo”. El Dios que nos ha regalado la razón y la inteligencia no nos pide que renunciemos a ella sino que la usemos al servicio del reino, al servicio de la fraternidad, de nuestros hermanos y hermanas. Mediante el uso de la razón y la inteligencia se han conseguido muchas cosas a lo largo de la historia que han facilitado la vida de las personas, desde la medicina hasta la ingeniería. Es verdad que la razón es susceptible de ser usada mal, como todo lo humano. Pero no es mala en sí misma. Depende de cómo se use. Orientada por el Espíritu, sirve al reino, sirve al Evangelio.
Aquellos atenienses no quisieron escuchar a Pablo. ¿Ninguno? No sabemos lo que quizá llegó al corazón de alguno de aquellos que le escucharon. Se dice que algunos se le juntaron y creyeron. Quizá en otros el primer rechazo dejó lugar luego a la reflexión. Quizá más tarde cambiaron de actitud. De hecho, la iglesia floreció en aquellas tierras, y aún hoy florece.
Lo que es claro es que, a la hora de evangelizar, la iglesia debe hacer el esfuerzo, como lo hizo Pablo, de adaptarse al lenguaje, al idioma, de los que escuchan. Nosotros no medimos los resultados como quien mide las ventas de una empresa porque no somos comerciales ni vendedores sino intermediarios respetuosos, facilitadores, que intentan allanar el camino para que cada persona se encuentre con el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús.