jueves, 7 de mayo de 2015

Y VENDRÁ LA SANIDAD SOBRE TI...


Y vendrá la sanidad sobre ti…



Para que llegue la sanidad a un cuerpo, o al alma, debe haber previamente una enfermedad o herida. Existen varias clases de enfermedades: físicas, mentales y emocionales. Cada una tiene su origen en algo diferente pero, gracias a Dios, para todas ellas existe la misma sanidad: la que provee nuestro Señor Jesucristo. La medicina ha logrado grandes avances y los medicamentos ayudan a muchas personas a recibir alivio, pero el Sanador por excelencia es el Señor Jesucristo.

En realidad toda sanidad es milagrosa, inclusive la que viene por medio de los médicos, pues si su cuerpo no asimila el medicamento que le han recetado la sanidad nunca llegará a su vida. A veces Dios sana directamente, pero otras veces utiliza la ciencia médica que Él ha creado para el beneficio de la humanidad.

La medicina humana tiene su límite y es allí donde interviene el Señor con poder para hacer lo que nadie puede hacer. Una persona, humanamente hablando, puede estar al borde de la muerte o ya muerta, pero aún Dios tiene todo poder para levantarlo y/o resucitarlo. La vida trae muchas veces diferentes enfermedades a nuestras vidas, pero qué bueno es saber que tenemos al Gran Médico Jesucristo, que está dispuesto a que le pidamos para que Él opere su obra sanadora. ¡No existe mejor Sanador que El Señor!

¡Ánimo! ¡Ven a Cristo y sigue clamando porque Dios escucha tu oración! Hay personas que han sido enseñadas que llorar es para los débiles y que es vergonzoso hacerlo. Pareciera que alguien hubiera escrito un código que dice que las lágrimas son para los niños, las mujeres y los débiles. ¡Esta no es la perspectiva de Dios! Para un Padre amoroso como es Él, no hay cosa que toque más su corazón que ver a uno de sus hijos e hijas llorar ante su presencia. Las lágrimas pueden estar originadas por muchos factores, pero cuando uno va en oración a buscar al Señor y empiezan a correr por las mejillas las lágrimas, algo sucede en el mundo espiritual: Dios ve el clamor desesperado, la angustia y comienza a sanar lo que está enfermo.

Puede ser un cuerpo dolorido o una relación rota; puede ser una amistad o un matrimonio desecho. No te canses ni tengas vergüenza de llorar ante el Señor, pues tus lágrimas son para Él como una joya cristalina de mucho valor. "Jesús le dijo: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?" (Juan 11,40).



Oración
Gracias Señor porque en tu presencia no hay vergüenza alguna, y tengo la libertad de tu Espíritu para llorar y derramarme ante Tí. Gracias porque sé que tú no te deleitas en el dolor de tus hijos, sino que te enterneces de tal manera que mueves tu mano para sanar. Recorre en este momento mi cuerpo con tu poder, oh Dios, y sana aún aquellas enfermedades ocultas que pueda tener incubando en mi ser y el de las personas que más amo. Recibo en éste momento tu sanidad divina. Gracias Señor Jesús. Amén.

FLORECILLAS A MARÍA: 7 DE MAYO


Flor del 7 de mayo: Madre amable


Meditación: “Cómo se me concede que venga a mí la Madre de Mi Señor” (Lucas 1,43). María es diligente y amorosa, consuela, ayuda, fortalece, sirve…igual que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan aislado que pueda labrarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos dar amor, consolando afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor testimonios del Amor. “Ora y labora”.

Oración: ¡Oh tierno Corazón de María!. Haz que tus hijos demuestren a todos lo que es el Amor, lo que es el Señor en nosotros, para servir y siempre decirte si. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Procurar ser amable con los demás.

LA HORRIBLE PALABRA DOGMA

La horrible palabra dogma
La falta de dogmas sería la libertad sin límites y la libertad sin límites es la anarquía, es decir, lo contrario de una doctrina 


Por: Louis de Wohl | Fuente: conoze.com



Es bastante típico de nuestra época confusa, llena de fuegos fatuos irreflexivos, el hecho de que la palabra dogma se haya convertido para muchos casi casi en un improperio. Se habla de postura dogmática y con ello se quiere decir postura ergotista. Se califica a una persona de dogmática y con ello se pretende expresar que es un testarudo obstinado. Se proclama con indignación que en la época actual no queda ya lugar para dogmas. Pero el mayor reproche va dirigido a las iglesias, acusándolas de dogmatismo extremado en sus doctrinas.

El maestro que nos enseña que dos por dos son cuatro nos está enseñando un dogma, un dogma aritmético. Naturalmente soy muy libre de desconfiar de él considerándole un testarudo obstinado y ergotista. Pero si quiero llegar a algún resultado en aritmética, no tendré más remedio que aceptar su dogma globalmente. Claro que en este caso resulta fácil de comprobar. En otros terrenos es a veces más difícil.

Pero el concepto de dogma no queda agotado con la traducción de la palabra griega. Un dogma es un artículo de fe o de doctrina, que es obligatorio aceptar si se desea pertenecer al credo o doctrina correspondiente, y la aceptación del dogma o de los dogmas es lo que constituye la calidad de socio. Y no existe ninguna doctrina -tanto si es religiosa como política o científica- que no tenga dogmas: No existe, ni puede tampoco existir, pues la falta de dogmas sería la libertad sin límites, y la libertad sin límites es la anarquía, es decir, lo contrario de una doctrina. Toda doctrina establece límites. El liberal tiene que creer en los principos del liberalismo, pues de lo contrario no será liberal. El cristiano, cualquiera que sea su confesión, deberá creer en Cristo, pues de lo contrario no será cristiano.

Los cristianos, los judíos y los mahometanos creen en el dogma: «NO hay más que un solo Dios». Quien cree en quince dioses o en dos o en setecientos, no podrá ser ni cristiano, ni judío, ni mahometano. En todas las doctrinas existen cuestiones facultativas, que pueden aceptarse, pero que no es obligatorio aceptar. Los dogmas son simplemente aquellas cosas que estamos obligados a aceptar si queremos «pertenecer a ello», son el hueso duro del fruto y sin él no puede haber fruto.

La sangre es líquida, los tendones y músculos son elásticos, los tejidos son blandos, pero los huesos tiene que ser duros, si queremos caminar derechos.

EL ÁNGELUS - MEDITACIÓN


El "Ángelus"


El rezo del Ángelus es muy antiguo; data del tiempo de Las Cruzadas, en los siglos XI y XII, en que los cristianos que marchaban a reconquistar la Tierra Santa se encomendaban a la Santísima Virgen rezando tres Avemarías por la mañana, al mediodía y al atardecer.

Más tarde, se introdujeron delante de cada Avemaría unas jaculatorias que recuerdan el momento más excelso de la historia, la Encarnación del Hijo de Dios.

Durante el tiempo Pascual (los días que siguen al Domingo de Resurrección) en lugar del Ángelus se reza el "Reina del Cielo", que nos recuerda la alegría de la Santísima Virgen por la Resurrección de su Hijo.

¡Qué gozada, a las doce en punto, en el momento central del día, unirte al Papa y a todos los cristianos, desde donde estés, para recordar a María el momento más grande de su vida! ¡Es un gran detalle con Ella! Ponte la alarma del reloj o algo que te lo recuerde, y dale esa alegría.

¡Madre mía, hasta las doce de todos los días!

Ahora puedes seguir hablando a María con tus palabras, comentándole algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.

miércoles, 6 de mayo de 2015

GRACIAS JESÚS EUCARISTÍA!!


Gracias, Jesús Eucaristía



¡Gracias, Jesús Eucaristía, por tu bondad,
que tan generosamente derramas en mi vida!

Gracias, Señor, porque no obstante mis
infidelidades, faltas y pecados, tu amor
y misericordia no cesan de auxiliarme y
bendecidme. Gracias, Señor, es la expresión
sincera que brota de mi ser al experimentar
vivamente tu amor vivificando y colmando
mi existencia.

Gracias mil, te repetiré constantemente,
pues no tengo otra forma de manifestar mi
gozo, mi admiración, todo ese cúmulo de
nobles sentimientos que intensamente experi-
mento desde lo más profundo de mi ser

¡Jesús Eucaristía! Sé tú mismo quién dé
gracias por mí, con tu corazón de hombre
perfecto, de supremo adorador del Padre,
de dócil instrumento en la acción
santificadora del Espítiru Santo.

Concédeme que, desde hoy en adelante,
toda mi vida sea una constante alabanza
de acción de gracias. A imitación de la
Virgen María, proclamaré desde lo más
íntimo de mi corazón.
¡Alaba mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en el Dios que
me salva, porque ha hecho en mí maravillas !

¡Gracias, Jesús Eucaristía! porque tu
misericordia ha colmado de gozo mi
existencia.

Amén.


EUCARISTÍA, PAN PARTIDO PARA TU SALVACIÓN


Eucaristía, Pan partido para tu salvación
¡Qué grande es nuestra alegría sabiendo que en el altar cada día se ofrece el sacrificio de Cristo


Por: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholioc.net




¡Queridos hermanos y hermanas!

Qué grande debe ser nuestra alegría sabiendo que en el altar,(...) cada día se ofrecerá el sacrificio de Cristo; sobre este altar Él seguirá inmolándose, en el sacramento de la Eucaristía, para nuestra salvación y la del mundo entero. En el Misterio eucarístico, que se renueva en cada altar, Jesús se hace realmente presente. La suya es una presencia dinámica, que nos aferra para hacernos suyos, para asimilarnos a él; nos atrae con la fuerza de su amor haciéndonos salir de nosotros mismos para unirnos a Él, haciendo de nosotros una sola cosa con Él.

La presencia real de Cristo hace de cada uno de nosotros su "casa", y todos juntos formamos su Iglesia, el edificio espiritual del que habla también san Pedro. "Acercándoos a él, piedra viva, desechada por los hombres, pero elegida, preciosa ante Dios -escribe el apóstol-, también vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por medio de Jesucristo" (1 Pe 2, 4-5).

Casi desarrollando esta bella metáfora, san Agustín observa que mediante la fe los hombres son como maderos y piedras cogidos de los bosques y de los montes para la construcción; mediante el bautismo, la catequesis y la predicación se van desbastando, escuadrando y puliendo; pero se convierten en casa del Señor sólo cuando se acompañan por la caridad. Cuando los creyentes se ponen en contacto en un orden determinado, se yuxtaponen y cohesionan mutua y estrechamente, cuando todos están unidos con la caridad se convierten verdaderamente en casa de Dios que no teme derrumbarse (cfr Serm., 336).

Es por tanto el amor de Cristo, la caridad que "no tendrá fin" (1 Cor 13,8), la energía espiritual que une a cuantos participan del mismo sacrificio y se nutren del único Pan partido para la salvación del mundo. De hecho ¿es posible estar en comunión con el Señor si no estamos en comunión entre nosotros? ¿Cómo podemos presentarnos ante el altar de Dios divididos, lejanos unos de otros? Este altar, sobre el cual dentro de poco se renueva el sacrificio del Señor, sea para vosotros, queridos hermanos y hermanas, una constante invitación al amor; a él os debéis acercar siempre con el corazón dispuesto a acoger el amor de Cristo y a difundirlo, a recibir y a conceder el perdón.

(...) Cada vez que os acerquéis al altar para la celebración eucarística, vuestra alma debe abrirse al perdón y a la reconciliación fraterna, dispuestos a aceptar las excusas de cuantos os hayan herido y dispuestos, por vuestra parte, a perdonar.

En la liturgia romana el sacerdote, tras presentar la ofrenda del pan y del vino, inclinado hacia el altar, reza en sumisamente:

"Humildes y arrepentidos acógenos, Señor: acepta nuestro sacrificio que hoy te presentamos".

Se prepara así a entrar, con toda la asamblea de los fieles, en el corazón del misterio eucarístico, en el corazón de esa liturgia celeste a la que se refiere la segunda lectura, tomada del Apocalipsis. San Juan presenta a un ángel que ofrece "muchos perfumes para que, con las oraciones de los santos, los ofreciera sobre el altar de oro colocado delante del trono" (cfr Ap 8, 3). El altar del sacrificio se convierte, de cierta forma, en punto de encuentro entre el Cielo y la tierra; el centro, podríamos decir, de la única Iglesia que es celeste y al mismo tiempo peregrina en la tierra, donde, entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios, los discípulos del Señor anuncian su pasión y muerte hasta que vuelva en la gloria (cfr Lumen gentium, 8). Es más, cada celebración eucarística anticipa el triunfo de Cristo sobre el pecado y sobre el mundo, y muestra en el misterio el fulgor de la Iglesia, "esposa inmaculada del Cordero sin mancha, Esposa que Cristo a amado y por la que se ha entregado, a fin de hacerla santa" (ibid., 6).

Es necesario que toda la comunidad crezca en la caridad y en la dedicación apostólica y misionera. Concretamente se trata de dar testimonio con la vida de vuestra fe en Cristo y la confianza total que ponéis en él. Se trata también de cultivar la comunión eclesial que es ante todo un don, fruto del amor libre y gratuito de Dios, y que por tanto es divinamente eficaz, y está siempre presente y operante en la historia, más allá de cualquier apariencia contraria.

La comunión eclesial es también una tarea confiada a la responsabilidad de cada uno. Que el Señor os conceda una comunión cada vez más convencida y operante, en la colaboración y en la corresponsabilidad en todos los niveles: entre presbíteros, consagrados y laicos, entre las distintas comunidades cristianas de vuestro territorio, entre las distintas agrupaciones de laicos. (...)


Homilía del Papa en la dedicación del altar de la catedral de Albano, el lunes 22 de septiembre de 2008.

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 6 DE MAYO DEL 2015


Yo soy la vid y mi Padre el viñador
Pascua

Juan 15, 1 -8. Pascua. Para poder dar fruto necesitamos pernanecer cerca del viñador, del Padre que está en los cielos. 


Por: Cristian González | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

Oración introductoria
Padre, mi gran y buen viñador. Que esta oración me ayude a descubrir todo lo que tenga que «podar» en mi vida, para poder unirme plenamente a tu amada vid, Cristo, que me da la gracia para vivir en plenitud, como discípulo y misionero de su amor.

Petición
Señor, dame la gracia de ser un sarmiento que viva siempre unido a Ti, para poder dar fruto.

Meditación del Papa Francisco
Y sabemos muy bien lo que eso significa: contemplarlo, adorarlo y abrazarlo en nuestro encuentro cotidiano con él en la Eucaristía, en nuestra vida de oración, en nuestros momentos de adoración, y también reconocerlo presente y abrazarlo en las personas más necesitadas. El “permanecer” con Cristo no significa aislarse, sino un permanecer para ir al encuentro de los otros.
Quiero acá recordar algunas palabras de la beata Madre Teresa de Calcuta. Dice así: “Debemos estar muy orgullosos de nuestra vocación, que nos da la oportunidad de servir a Cristo en los pobres. Es en las ‘favelas’, en los ‘cantegriles’, en las ‘villas miseria’ donde hay que ir a buscar y servir a Cristo. Debemos ir a ellos como el sacerdote se acerca al altar: con alegría”. Hasta aquí la beata. Jesús es el Buen Pastor, es nuestro verdadero tesoro, por favor, no lo borremos de nuestra vida. Enraicemos cada vez más nuestro corazón en él. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de julio de 2013).
Reflexión
Recuerdo una vez se me ocurrió la loquera de entrevistar a todos los sacerdotes ya avanzados en años que me encontrara, y entre las preguntas que les hacía, les planteaba la siguiente hipótesis: "Si usted tuviera la oportunidad de decir algo a todos los católicos del mundo, ¿qué les diría?

La respuesta ha pasado a ser en mi corazón una de esas frases lapidarias que se guardan para toda la vida, tanto es así que te la transcribo aquí de memoria: "Que amen a Cristo, que amen a Cristo, porque sin él nada podemos hacer".

A lo mejor estás pensando que estoy cambiando un poquito el evangelio, o que estoy mezclando citas diversas, pero cuando Cristo dice: "permaneced en mí" está queriendo decir que lo amemos, es así como nos unimos a él, y es así como permanecemos en él. Es así como damos fruto. Un manzano da frutos dando manzanas y un limón dando limones, pero un cristiano, ¿cómo da frutos? Amando y haciendo que otros amen.

Dios nunca se deja ganar en generosidad. Tiene un defecto, no sabe medirse, cuando ama, se da totalmente. Y si su amor no tiene límites, que no lo tenga tampoco el nuestro. Para ilustrar esta generosidad el evangelio nos ayuda mucho, si lo amamos: - Permanecemos en él, es decir, vivimos el cielo por adelantado. - Damos fruto, es decir si amamos, nos realizamos porque es para esto para lo que fuimos creados y para hace que otros amen.

- Podemos pedir lo que queramos porque lo conseguiremos.
- Y además damos gloria a Dios porque su gloria es que nosotros demos mucho fruto y que permanezcamos en Cristo, que seamos sus discípulos.

Propósito
Confirmamos día tras día en cada actividad de nuestra vida, el amor a Cristo y a su Iglesia.

Diálogo con Cristo
La Palabra de Dios es la verdad. «Pidan lo que quieran y se les concederá». Señor, ¿por qué conociendo tu Palabra no la hago vida? ¿Por qué mi meditación frecuentemente no es auténtica oración? Sin Ti, mi vida es incompleta, sin Ti, la vida no tiene un sentido pleno, sin Ti, no puedo dar fruto, por eso hoy te pido tu gracia para que mi oración me lleve a compartir con los demás la alegría de haberte encontrado.

LA ORUGA


La Oruga



VIVE TU SUEÑOS.....
Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un Chapulín:
¿Hacia dónde te diriges?, le preguntó.
Sin dejar de caminar, la oruga contestó:
Tuve un sueño anoche; soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo.

Sorprendido, el chapulín dijo, mientras su amigo se alejaba:
¡Debes estar loco!, ¿Cómo podrías llegar hasta aquel lugar?
!Tú, una simple oruga!. Una piedra será para ti una montaña, un pequeño charco un mar y cualquier tronco una barrera infranqueable.
Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

La oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.
Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir de su sueño!
¡No lo lograrás jamás! - le dijeron -, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir.

Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar:
Estaré mejor, fue lo último que dijo, y murió.
Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo.

Había construido como su tumba un monumento a la  insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió "por querer realizar un sueño irrealizable".

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una ADVERTENCIA PARA LOS ATREVIDOS. De pronto quedaron atónitos.

Aquella concha dura comenzó a quebrarse y con asombro vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: UNA MARIPOSA.

No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría:
se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

"Todos se habían equivocado". Dios no nos hubiera dado la posibilidad de soñar, si no nos hubiera dado la oportunidad de hacer realidad nuestros sueños...

Si tienes un sueño, vive por él, intenta alcanzarlo, pon la vida en ello y si te das cuenta que no puedes, quizá necesites hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en tu vida, y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y circunstancias distintas: !!LO LOGRARAS!!

EL ÉXITO EN LA VIDA NO SE MIDE POR LO QUE HAS LOGRADO, SINO POR LOS OBSTÁCULOS QUE HAS TENIDO QUE ENFRENTAR EN EL CAMINO.

LUCHA CON TODAS TUS FUERZAS POR LO QUE DESEAS Y ALCANZARAS TUS SUEÑOS.
NO IMPORTA LAS VECES QUE LO INTENTES SIGUE HASTA EL FINAL.

PAPA FRANCISCO TRAZA EL PERFIL DE LOS SOLDADOS QUE CUIDAN SU CASA

Papa Francisco traza el perfil de los soldados que cuidan su casa
¡Ustedes, Guardias Suizos son un «manifiesto» de la Santa Sede! Les agradezco y los animo por esto. 4 mayo 2015


Por: Andrea Tornielli | Fuente: vaticaninsider.lastampa.it



«Cuando encuentran a la gente, a los peregrinos, ustedes transmiten, con su gentileza y competencia, este “amor más grande” que viene de la amistad con Cristo. ¡De hecho, ustedes, Guardias Suizos son un “manifiesto” de la Santa Sede! Les agradezco y los animo por esto». Son las palabras con las que esta mañana Papa Francisco acogió a los “suizos” y a sus familiares en una aduiencia, en ocasión del juramento de los nuevos reclutas.
El Papa recordó que la amistad con estos “ayudantes”, que cuidan su persona y el Palacio Apostólico, se basa «en el amor de Cristo: ese “amor más grande” que Él vivió y que dio a sus discípulos». En la historia de la Iglesia, observó Bergoglio, «muchos hombres y mujeres han hecho propia la llamada de este gran amor. Los Guardias Suizos  que combatieron durante el Saqueo de Roma y que dieron sus vidas para defender al Papa siguieron esta llamada. Y responder con dedicación a esta llamada significa seguir a Cristo».
Francisco recordó que en los Ejercicios Espirituales, San Ignacio de Loyola, que de joven fue un soldado, «habla de la “llamada del Rey”, es decir Cristo, que quiere edificar su Reino y elige a sus colaboradores. El Señor quiere construir su Reino con la colaboración de los hombres. Necesita personas decididas y valientes. Así, según San Ignacio, Cristo Rey le pide a quien quiere ir con Él conformarse con su mismo alimento, con su misma bebida y con sus mismos hábitos. Le pide estar listo para fatigar durante el día y estar despierto la noche, porque así participará en la victoria».
Ignacio compara el mundo con dos campos militares, continuó Francisco, «uno con el alférez de Cristo y otro con el alférez de Satanás. Solo hay estos dos campos. Para el cristiano, la decisión es clara: él sigue al alférez de Cristo. Cristo es el verdadero Rey. Él mismo sale adelanta, y sus amigos lo siguen. Un soldado de Cristo participa de la vida de su Señor. Esta es también la llamada que les toca a ustedes: asumir las preocupaciones de Cristo, ser sus compañeros. Así, ustedes aprenden día a día a “sentir” con Cristo y con la Iglesia».
Un Guardia Suizo, dijo el Papa trazando el “perfil” de los soldados que llevan uniformes coloridos y que cuidan su casa, «es una persona que verdaderamente trata de seguir al Señor Jesús y que ama particularmente a la Iglesia, es un cristiano con una fe genuina». Por ello, Francisco invitó a los soldados a participar en las misas y en las confesiones, y a llevar siempre consigo un «pequeño Evangelio, para leerlo apenas tengan un momento tranquilo. Les ayuda su oración personal, especialmente el Rosario». Y los ayuda, continuó el Pontífice argentino, «el servicio a los más pobres, a los enfermos, a los que necesitan una buena palabra…».
De este modo, animando «a la gente, a los peregrinos», y transmitiendo «este “amor más grande” que viene de la amistad con Cristo», los Guardias Suizos se convierten en una especie de “manifiesto” de la Santa Sede. «Sé que su servicio es difícil. –concluyó Francisco- Cuando hay labores suplementarias, podemos siempre contar con la Guardia Suiza, ¡lo sé!».

FLORECILLAS A MARÍA: 6 DE MAYO


Flor del 6 de mayo: Madre Inmaculada

Meditación: “Alégrate, la llena de Gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28). Gracia plena, es María; siempre estuvo llena de Gracia, por lo que no tiene mancha de pecado. Nunca se halló privada de la Gracia sobrenatural y santificante de Dios, pues Ella sería el Vaso Puro que llevaría al mismo Dios. Así se presentó en Lourdes como la Inmaculada Concepción, título que por Dogma la misma Iglesia le había reconocido.

Oración: ¡Oh María, Gracia plena!. Permítenos que nos alegremos con vos ya que el Señor te eligió y nos regaló tu Corazón, para que pongamos en El el nuestro como ofrenda al Dios Eterno. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Cómo debo guardar la pureza de pensamientos y de obras.

¿SABES QUÉ SIGNIFICAN LOS COLORES LITÚRGICOS?


¿Sabes qué significan los colores litúrgicos?
Liturgía
Los colores de las vestiduras del sacerdote y ornato de la Iglesia nos permiten identificar el carácter de la celebración litúrgica


Por: Fray Nelson Medina | Fuente: FrayNelson.com



Pregunta:
Buenas tardes, le escribo porque tengo una inquietud y me gustaría aclararla: me gustaría saber el significado de los colores del año liturgico. Gracias.
Respuesta de Fray Nelson Medina:
Sin duda alguna te has dado cuenta que durante el año el sacerdote viste de diferentes colores para presidir laEucaristía. Bien en estos momentos vamos a descubrir cuál es su significado.
Los colores en la liturgia expresan la vivencia de la Iglesia o Pueblo de Dios, de manera que, cuando observamos los colores de las vestiduras del Sacerdore y en el ornato de la Iglesia, podemos imaginar cuál es el caracter de la celebración que se tiene en la Liturgia.
Blanco: Es el símbolo de la vida divina de gracia, de la luz, la alegría y la inocencia. En el año litúrgico se usa el vestido blanco en las fiestas del Señor (Natividad, Resurrección, Epifanía..), de la Virgen Santísima, de los Angeles y de los Santos que no fueron mártires.
Verde: Se usa durante el año en los domingos que no coinciden con un tiempo especial. También se usa en la semana, cuando no hay ninguna fiesta especial. Simboliza el fruto bueno que Dios espera de nosotros y la virtud de la esperanza, de la frescura y la lozanía del alma.
Morado: Se usa especialmente durante el Adviento y la Cuaresma y en misas votivas (las que dicen para invocar la ayuda del Señor en algunas necesidades o calamidades). También en las misas por los difuntos. Este color simboliza la penitencia, la humildad y la espera, es un llamado a la conversión permanente.
Rojo: Se usa en la fiesta de Pentecostés, pero también el Domingo de Ramos, el Viernes Santo, en todas las fiestas de la Pasión del Señor y en las fiestas de todos los mártires. Es el color más parecido a la sangre y al fuego, además qes el que mejor simboliza el incendio de la caridad o el heroísmo del sacrificio y amor.
Azul: Se usa en las fiestas de la Virgen María.
Dorado: Es el color festivo y de solemnidad.

ORACIONES A SANTO DOMINGO DE SAVIO, PATRONO DE LAS EMBARAZADAS


ORACIÓN DE LA MADRE EN LA ESPERA DE UN HIJO


Señor Jesús, por intercesión de Santo Domingo Savio te ruego
con amor por esta dulce esperanza que llevo en mi seno.

Me has concedido el inmenso don de esta pequeña vida que alienta
en la mía; te doy humildemente gracias por haberme escogido como instrumento de tu amor. En esta dulce espera, ayúdame a vivir en continuo abandono a tu divina voluntad.

Concédeme un corazón de madre, puro, fuerte y generoso.

Te ofrezco las preocupaciones del porvenir:
las ansias, los temores, los deseos en favor de la criatura que no conozco aún.
Haz que nazca sana en el cuerpo,
aparta de ella todo mal físico y todo peligro para el alma.

Tú, María, que gozaste las inefables alegrías de una maternidad santa, dame un corazón capaz de transmitir una fe viva y ardiente.

Santifica mi espera,
bendice mi gozosa esperanza,
haz que el fruto de mi seno sea fecundo en virtud y santidad,
como le concediste al adolescente Santo Domingo Savio.
Amén.




ORACIÓN A SANTO DOMINGO SAVIO

Santo Domingo Savio,
que en la escuela de Don Bosco
aprendiste a recorrer los caminos de la santidad juvenil:
enséñanos a imitar tu amor a Jesús y a María,
y tu ansia de llevar a tus compañeros a ser sus amigos;
alcánzanos del Señor que, 
practicando tu lema
“Antes morir que pecar”,
podamos conseguir nuestra salvación eterna.
Amén.

SANTO DOMINGO DE SAVIO, ADOLESCENTE SANTO, 6 DE MAYO



Domingo Savio, Santo

Domingo Savio, Santo

Adolescente Santo, 6 de mayo



Por: P. Alejandro Pujalski S.D.B. | 




Adolescente Santo

Martirologio Romano: En Mondonio, en el Piamonte, santo Domingo Savio, que, dulce y jovial desde la infancia, todavía adolescente consumó con paso ligero el camino de la perfección cristiana.

Etimología: Domingo = Aquel que es consagrado al señor, es de origen latino.

Fecha de canonización: 12 de junio de 1954 bajo el pontificado de Pío XII

PATRONO de:
. Niños y Adolescentes
. Niños Cantores
. Estudiantes
. Monaguillos
. Mamás Embarazadas
Nace en Riva de Chieri, Italia, en la humilde casita de los esposos Carlos y Brígida, el 2 de abril de 1842. Al año siguiente toda su familia se traslada a las colinas de Murialdo. Es un niño del pueblo, nacido en una familia profundamente cristiana y joven, pobre y repetidamente probada.

El 8 de abril de 1849 hace su Primera Comunión. Muy temprano, vestido de fiesta, Domingo se dirige a la Iglesia parroquial de Castelnuovo. Es el primero en entrar al templo y el último en salir. Aquel día fue siempre memorable para él. Arrodillado al pie del altar, con las manos juntas y con la mente y el corazón transportados al cielo, pronuncia los propósitos que venía preparando desde hacía tiempo: "Propósitos que yo, Domingo Savio, hice el año de 1849, a los siete años de edad, el día de mi Primera Comunión:

1. Me confesaré muy a menudo y recibiré la Sagrada Comunión siempre que el confesor me lo permita.
2. Quiero santificar los días de fiesta.
3. Mis amigos serán Jesús y María.
4. Antes morir que pecar”.
Estos recuerdos fueron la norma de todos sus actos hasta el fin de su vida.

El 2 de octubre de 1854 conoce a Don Bosco. Este santo sacerdote lo guiará por el camino de la santidad juvenil, convirtiéndose en su padre, maestro y amigo. Lo lleva a estudiar a Turín. Tiene en ese momento12 años y medio. Allí pasa su adolescencia, viviendo como pupilo con los muchachos pobres que el mismo Don Bosco recoge en su Oratorio.

El 1 de marzo de 1857 su delicada salud se agrava. El médico aconseja que vaya a su casa y allí se reponga. Al despedirse de Don Bosco y de sus compañeros les dice: “Nos veremos en el paraíso”. Intuía que muy pronto iba a morir.

Efectivamente, el 9 de marzo, postrado en la cama, en un momento se incorpora y le dice a su papá que lo asiste: “Papá, ya es hora”, y va repitiendo las oraciones de los moribundos que entre sollozos lee el papá. Luego parece adormecerse. Pasados algunos minutos entreabre los ojos y con voz clara y sonriente exclama: “Adiós, querido papá, adiós. ¡Oh, qué hermosas cosas veo!”, y expira con las manos juntas sobre el pecho, tan dulcemente que su padre cree que se adormece de nuevo. Tenía 14 años y 11 meses.

A los dos años de su muerte Don Bosco escribe un librito narrando la vida de este su querido alumno. De los hechos allí narrados son testigos todos sus compañeros; pero lo que no todos ellos conocen bien son las grandes motivaciones de la fe que orientaron la vida de Domingo Savio, cosa que sí conoce Don Bosco, ya que lo atendía en el sacramento de la Confesión y en la dirección espiritual.

¡Adolescente santo, de sólo 15 años de edad! El primero que a tan corta edad, sin ser mártir, fue declarado santo por el Papa Pío XII el 12 de junio de 1954. En esa ocasión el mismo Papa dijo: “Con admiración se descubren en él los maravillosos caminos de la gracia, y una adhesión permanente y sin reservas a las cosas del cielo que su fe percibía con rara intensidad”. Su antecesor el Papa Pío XI dijo de él: “Pequeño, mejor aún, gran gigante del espíritu”.

¿Qué hizo de extraordinario este niño y adolescente para que la Iglesia lo eleve al honor de los altares y lo proponga como modelo de vida cristiana?

Veamos los rasgos de su santidad
Perfil de su niñez:
Una vida en la presencia de Dios, a quien sentía vivo y presente en todo momento. Algunos ejemplos: Se levanta de la mesa y no quiere comer porque un invitado se sienta y empieza a comer sin rezar antes. Los domingos es el primero en llegar a la iglesia, y si la encuentra cerrada se arrodilla junto a la puerta para rezar, haya buen tiempo o esté nevando; y luego su mayor alegría es poder hacer de monaguillo en la santa misa; y su compostura durante la oración es objeto de admiración de los que lo ven: manos juntas, ojos fijos en el sagrario, absorto en la presencia de Jesús. Al recorrer solo y a pie, entre matorrales, los 18 kilómetros para ir diariamente a la escuela, un tío le pregunta: ¿No tienes miedo de ir solo? La respuesta de Domingo, de 10 años, no se hace esperar: “Yo no estoy solo; me acompaña el Ángel de la Guarda”.

El amor personal a Cristo y a su Madre: Esta vida en la presencia de Dios es puesta en evidencia desde su temprana Primera Comunión, con aquel propósito que es la clave de otros tres: “Mis amigos serán Jesús y María”. Los otros tres los hizo como medios para mantener y acrecentar dicha amistad, y son el leit-motiv en sus momentos más importantes. Las lágrimas que vierte tienen su fuente en este precoz concepto del pecado: así por ejemplo pide perdón a su mamá en vísperas de su Primera Comunión; pide perdón cuando cree haber herido su amistad con Cristo por haber cedido ante la invitación de algunos compañeros a darse un baño en un arroyo, motivo por el que lloró repetidamente, y no cedió nunca más a otras invitaciones, como cuando lo invitaban a “hacerse la rabona” y no concurrir a la escuela. Por eso decide elegir a amigos que no le impidan mantener su amistad con Jesús y con la Virgen María.

El cumplimiento heroico del humilde deber cotidiano: A sus padres no les daba sino “satisfacciones”. Para ir a la escuela recorría, con sus 10 años de edad, 18 kilómetros diarios, con cualquier tiempo. Domingo era un chico de recia voluntad, sostenida por la gracia de la amistad con Jesús y María. Don Bosco escribe: “Domingo no se ha hecho notorio en los primeros tiempos del Oratorio por cosa alguna, fuera de su perfecta docilidad y de una exacta observancia de las reglas de la casa…y una exactitud en el cumplimiento de sus deberes más allá de la cual no sería fácil llegar”. A este respecto, cierta vez sus compañeros pupilos notaron que Domingo faltaba en el almuerzo; lo buscaron en vano; le dijeron a Don Bosco, y él fue a la iglesia donde por la mañana había participado en la Misa y había comulgado, y allí lo encontró junto al altar, inmóvil, con los ojos fijos en el Sagrario desde hacía 7 horas; lo llamó por su nombre y nada, tuvo que tocarlo en el hombro para que se diera cuenta; y al enterarse de que ya estaban almorzando pidió humildemente perdón a Don Bosco por la trasgresión a las reglas de la casa.

Con sus compañeros sobresale en dos actitudes: rechaza aprobarlos y seguirlos en sus comportamientos reprensibles; pero por otro lado irradia simpatía y “es la delicia de ellos”, a tal punto que acepta en lugar de quienes lo han acusado falsamente, un humillante castigo. Es decir: tiene firmeza unida a dulzura.

Perfil de su adolescencia:
La edad de la adolescencia: se caracteriza por la inestabilidad, que Domingo supo domarla a fuerza de dominio de sí mismo y de docilidad a las directivas de Don Bosco, y más que nada con su habitual recogimiento en Dios. Y las otras características propias de esta edad también las puso al servicio de su santidad de adolescente: afirmación de sí mismo, llamado a grandes horizontes, fervor de sentimiento. Esto se hace evidente en el exaltante descubrimiento y en el apasionado deseo de la santidad (“¡Yo quiero hacerme santo!”), en su viva ternura demostrada para con la Virgen María, como también con sus amigos más íntimos, en su voluntad de acción, de dominio, de construcción de alguna “obra” (funda la Compañía de La Inmaculada: grupo de compañeros buenos que se comprometen a ayudarse mutuamente y a ayudar a Don Bosco en la educación de los chicos del Oratorio, que los había artesanos rústicos y jóvenes burgueses y aristocráticos, chicos que se peleaban a pedradas, que faltaban a clase, que tenían costumbres de blasfemar, que con placer se entretenían con revistas pornográficas, que no se hacían problemas de tomar a golpes de puño y puntapiés a los otros, que se enfurecían por nada). En medio de éstos es como Domingo ha vivido y ha construido su santidad: con cuatro viajes diarios por las calles de Turín para ir a la escuela; con un Reglamento y un horario de Internado cristiano. En resumen, se halla inmerso en nuestro mundo moderno (aunque no hay todavía bicicletas y televisores), metido en todo aquello que aún hoy es la sustancia de la vida de un estudiante de 15 años.

Aparecen turbaciones y arranques bruscos, como el endurecimiento para consigo que sigue al descubrimiento de que la santidad es posible, las dudas de conciencia que lo llevan a querer confesarse cada tres o cuatro días, el ansia de penitencias extraordinarias (“¡para unirme –dice- a los sufrimientos de Jesús en la cruz!”). También aparece lo trágico de algunas circunstancias: el desgarrón hiriente de sus truncadas amistades, la alarma por su endeble salud, la dolorosa partida del Oratorio… Todo esto hace de Domingo un verdadero y simpático adolescente. Un santo “joven estudiante”.

La presencia de un guía: La adolescencia es una etapa de conquista de la personalidad, a la vez que de gran necesidad de guía y formación individual. Domingo tuvo la suerte de encontrar un guía espiritual en Don Bosco y de saber aprovecharlo. Y así se encuentran la generosidad de un adolescente con la luz de un verdadero sacerdote amigo del alma. Cuando llegó al Oratorio leyó el cartel puesto sobre la puerta del cuarto de Don Bosco: “¡Denme almas, y llévense lo demás!”; y con espontaneidad le dijo: “Don Bosco, aquí se trata de un negocio, la salvación de las almas. Pues bien, yo seré la tela y usted será el sastre. Haga de mí un hermoso traje para el Señor”. A esta docilidad en dejarse guiar, atribuye Don Bosco la orientación de Domingo hacia su santidad de estudiante. En este contexto aparece la función decisiva de la Confesión frecuente. Así va descubriendo el misterio de la redención: Jesús es comprendido como el Salvador; María como La Inmaculada y La Dolorosa. Su alma y la de sus compañeros deben ser salvadas…a través del misterio de la cruz.

Su devoción a la Virgen María: La estadía con Don Bosco coincide con el acontecimiento mundial de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Como santo “adolescente”, Domingo es el fruto de aquel 8 de diciembre de 1854. En ese día hace una confesión general, y delante del altar de la Inmaculada se consagra personalmente a Ella. De aquí en adelante ve a María con su rostro de “Inmaculada”, y su propósito de la Primera Comunión adquiere una nueva dimensión: “el pecado al que preferirá la muerte es ahora, de manera más precisa, la impureza”. Los esfuerzos heroicos de adolescente para conservar intacta su pureza, especialmente con el control de los ojos, se deben a su gran devoción hacia La Inmaculada vivida con espíritu caballeresco y con ardiente ternura. Había días que terminaba con dolor de cabeza, por el esfuerzo de controlar la curiosidad y no mirar cosas que perturbaban su alma limpia y ponían en peligro su amistad con Jesús y María, exponiéndolo a dejarse llevar por pensamientos y deseos impuros (tan comunes en esa edad).

También contempla a la Virgen con su rostro de “Dolorosa”: todos los miércoles hace la comunión en su honor y por la conversión de los pecadores; cada viernes se hace acompañar por algunos compañeros para rezar en la capilla la Corona de los Siete Dolores; más de una vez es visto en extática oración ante el altarcito del dormitorio, donde campea una imagen de la Dolorosa; cada sábado hubiera querido ayunar a pan y agua por Ella (Don Bosco no le permite esto último).

Esta doble devoción es la inspiradora de su apostolado, especialmente en la Compañía de la Inmaculada, que exige de sus miembros una verdadera consagración de sí mismos a María.

Algunos años después de su muerte se aparece a Don Bosco en uno de sus famosos sueños. Éste le pregunta: “Domingo, ¿qué es lo que más te consoló en el momento de tu muerte?”. Y la respuesta de Domingo: “La asistencia de la poderosa y amable Madre del Salvador”.

Su amor a Jesús. La misa y la comunión cotidiana (cuyos efectos se prolongan a través de frecuentes visitas a la capilla que está junto al patio de juegos), enseñan a Domingo a considerarlo como Salvador de su alma y de la de sus compañeros. Su odio por el pecado crece a medida que comprende el precio que por él ha pagado Cristo y su Madre. Su espíritu de penitencia lo lleva a sufrir para asemejarse a Jesús, por ejemplo cuando es calumniado, cuando se cubre con una sola frazada en pleno invierno o pone piedritas entre las sábanas (al enterarse Don Bosco le prohíbe esta penitencia), cuando transforma sus sabañones en llagas, cuando se le suministran medicinas amargas… Su celo apostólico se ve alimentado en la misma fuente: quiere impedir o reparar el pecado porque arruina el fruto de la sangre de Cristo, y quiere hacer el bien a sus compañeros para asegurar el fruto de esta sangre divina. Este es el sentido de varias de sus intervenciones, como la de impedir el desafío a pedradas de dos compañeros, interponiéndose entre ellos con un crucifijo en la mano y pidiendo que arrojen la primera piedra contra él; el de narrar cosas edificantes o bien enseñar a hacer bien la señal de la cruz durante los tiempos de recreo... (su preocupación era atender de modo particular a los compañeros díscolos, a los recién llegados al Oratorio y a los solitarios, a los compañeros de clase con dificultades y a los enfermos).

Obsesión por la santidad en la alegría: A partir de una predicación de Don Bosco sobre la santidad se desata en su alma una verdadera efervescencia. Realiza un gran descubrimiento: ¡Dios le quiere santo! Y da su explicación: “Yo quiero entregarme todo al Señor. Yo debo y quiero pertenecer todo al Señor”. Por un momento Domingo piensa imitar a los santos en sus prácticas de penitencia y en unas prolongadas y extraordinarias prácticas de piedad. Pero aquí interviene su guía espiritual Don Bosco: “Domingo, lo que Dios quiere de ti, como adolescente, es que cumplas siempre bien tus deberes de estudiante, trates de hacer el bien a tus compañeros y estés siempre alegre”. Y cosa maravillosa: este nuevo impulso de querer ser santo y de que es posible lograrlo, le proporciona una profunda alegría, y de tal modo la suscita que la alegría viene a definir esta santidad tan salesiana y juvenil: “Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres, haciendo bien las cosas que tenemos que hacer, porque Jesús lo quiere”.

¿Por qué este adolescente es Patrono de las mamás embarazadas?
Estando Domingo en el Oratorio en Turín, un día le pide a Don Bosco que le deje ir a ver a su mamá porque está enferma. Don Bosco no sabe explicarse, pues nadie se lo había dicho, ni él mismo lo sabía; pero ante la insistencia de Domingo se lo permite. Al llegar cerca de la casa los familiares le quieren impedir que entre a ver a su mamá, pues está luchando por dar a luz a un nuevo hijo y corre grave peligro de morir en el intento. Domingo no hace caso y entra, se arroja sobre la mamá, la abraza, la besa y disimuladamente deja sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. Regresa después al oratorio y se presenta a Don Bosco para agradecerle el permiso y para decirle que su madre está perfectamente bien. Efectivamente la mamá pudo dar a luz sin ningún problema a su hijito. Todos vieron que esto fue un milagro. La mamá conservó este escapulario. Y lo prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario.

Se lo puede adquirir en las librerías y/o santerías salesianas, con la imagen del Patrono Domingo Savio, junto con la oración y la historia detallada de este milagro.

El 9 de marzo se recuerda el nacimiento al cielo de Santo Domingo Savio, siendo el 6 de mayo la fecha fijada para la celebración litúrgica de su fiesta.

Además de la Vida de Domingo Savio escrita por Don Bosco, hay abundante bibliografía y estudios sobre este adolescente santo. Hay libritos escritos para niños, para adolescentes, para educadores, para todos. Los que no lo conocen se van a sorprender de su santidad extraordinaria viviendo lo ordinario de su vida de estudiante cristiano.

martes, 5 de mayo de 2015

LA RED INALÁMBRICA ESPIRITUAL

La Red Inalámbrica Espiritual
¿Cómo resuelvo los bloqueos, las interferencias que aparecen en la parte mía de conexión a la red?


Por: Jesuita Guillermo Ortiz | Fuente: es.radiovaticana.va



¿Qué hace una lámpara sola, una llave de agua sola, por más grandes y potentes que sean, sino están conectadas a la red eléctrica o a la fuente de agua? No hay agua, ni luz sin conexión con la fuente o la red eléctrica. Como la cañería que conecta la llave a la fuente de agua, como el cable y el enchufe que conecta el aparato a la red eléctrica de la casa y el barrio, lo mismo sucede en la red espiritual.Y sabemos que en ambas redes puede haber bloqueos, rupturas. Que hay que mantenerlas y cuidarlas. 
Esta conexión, este lazo invisible o visible, es fuerte en la naturaleza, como lo es el flujo fecundo de la sabia dentro del árbol; los ríos y canales subterráneos y profundos; la complejidad interior de los ecosistemas. Lo material es imagen de lo espiritual, como esta conexión y este flujo interior que muchas veces no vemos, pero que sí podemos sentir en nuestro propio interior. También en lo espiritual hay una linfa, una sabía, un plasma que fluye por la conexión, comunicación, unión, comunión en el cuerpo místico de Cristo, entre la cabeza y los miembros, como entre la raíz y las ramas del árbol que florecen y fructifican, está el tronco fuerte.
El flujo en esta conexión, en esta red, en esa común unión, es el Espíritu de Vida plena en el amor que Jesucristo respira con el Padre Dios, como Hijo Amado. Y por la encarnación, muerte y resurrección del Hijo, estamos llamados a entrar vos y yo en este flujo de Vida plena.
Ahora con wifi y las redes inalámbricas y virtuales, el flujo material también es invisible, pero se necesita una clave para la conexión. Sin la clave, sin la pasword tampoco hay conexión. ¿Estoy conectado a la red espiritual por la que fluye el Espíritu de Vida plena en el amor, la luz y la fuerza del Espíritu del Padre y del Hijo?, ¿Cómo resuelvo los bloqueos, las interferencias que aparecen en la parte mía de conexión a la red?
Para entrar en unión y comunión en la super red que es el Cuerpo de Cristo, la comunidad parroquial, la Iglesia, la clave, la pasword, es para el católico la Palabra de Dios, el Evangelio de Jesús y la Sucesión Apostólica que hace posible la continuidad y la eficacia de los Sacramentos; el flujo del poder sanador y vivificante del Amor de Dios en estos “misterios” o sacramentos.
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