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miércoles, 2 de noviembre de 2011
ORACIONES POR LOS DIFUNTOS
ORACIONES
POR LOS DIFUNTOS
Se devoto de las almas del Purgatorio. Si no ruegas por ellas, Dios permitirá que los demás se olviden después de ti.
Reza por lo menos, tres Padrenuestros por las siguientes intenciones:
1. Por el alma más abandonada del Purgatorio.
2. Por el alma que más padece en el Purgatorio.
3. Por el alma que más tiempo ha de estar en el Purgatorio.
Reza ahora alguna de las oraciones que siguen:
Por los padres
Oh Dios, que nos mandasteis honrar a nuestro padre y a nuestra madre, sed clemente y misericordioso con sus almas; perdonadles sus pecados y haced que un día pueda verlos en el gozo de la luz eterna. Amén.
Oh Dios, que nos mandasteis honrar a nuestro padre y a nuestra madre, sed clemente y misericordioso con sus almas; perdonadles sus pecados y haced que un día pueda verlos en el gozo de la luz eterna. Amén.
Por los parientes y amigos
Oh
Dios que concedéis el perdón de los pecados y queréis la salvación de
los hombres, imploramos vuestra clemencia en favor de todos nuestros
hermanos, parientes y bienhechores que partieron de este mundo, para
que, mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de
todos los Santos, hagáis que lleguen a participar de la bienaventuranza
eterna; por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Por un difuntoHaced, oh Dios omnipotente, que el alma de vuestro siervo (o sierva) N. que ha pasado de este siglo al otro, purificada con estos sacrificios y libre de pecados, consiga el perdón y el descanso eterno. Amén.
Por todos los difuntosOh Dios, Creador y Redentor de todos los fieles, conceded a las almas de vuestros siervos y siervas la remisión de todos sus pecados, para que por las humildes súplicas de la Iglesia, alcancen el perdón que siempre desearon; por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
VISITA AL CEMENTERIOYo me postro sobre esta tierra donde reposan los restos mortales de mis queridos padres, parientes, amigos, y todos mis hermanos en la fe que me han precedido en el camino de la eternidad. Mas ¿que puedo hacer yo por ellos? ¡Oh divino Jesús, que padeciendo y muriendo por nuestro amor nos comprasteis con el precio de vuestra sangre la eterna vida; yo se que vivís y escuhais mis plegarias y que es copiosísima la gracia de vuestra redención. Perdonad, pues oh Dios misericordioso, a las almas de estos mis amados difuntos, libradlas de todas las penas y de todas las tribulaciones, y acogedlas en el seno de vuestra Bondad y en la alegre compañía de vuestros Ángeles y Santos para que, libres de todo dolor y de toda angustia, os alaben, gocen y reinen con Vos en el Paraíso de vuestra gloria por todos los siglos de los siglos. Amén. |
DIA DE LOS FIELES DIFUNTOS - 02 DE NOVIEMBRE
Día de los fieles difuntos
Hablar de los
difuntos es hablar primeramente del hecho de la muerte. La verdad es que
todos estamos ciertos de que algún día tenemos que morir. A muchos este
pensamiento les causa terror y prefieren no pensar en ello. Nosotros,
como cristianos, sabemos que la muerte no es el final, sino un paso a
una vida mejor. “La vida no termina, sino que se transforma”, se nos
dice en el prefacio de la misa de difuntos. No se trata de un fácil
consuelo para tranquilizarnos, sino de una gran verdad, que nos debe
llenar de mucha paz y esperanza. A los santos el pensamiento de la
muerte les llenaba de gozo y alegría, porque es el encuentro con nuestro
Padre Dios. San Francisco de Asís la llamaba la “hermana muerte” y
deseaba que llegara pronto. San Pablo nos dice que es ganancia el morir.
Santa Teresa decía: “tan alta vida espero que muero porque no muero”.
Para ellos el morir es el entrar en la Luz y en la Paz.
No suele
ser ese nuestro anhelo, porque desgraciadamente estamos envueltos en
muchas miserias espirituales. El que está envuelto en pecados tiene
motivos para temer la muerte, porque después de la muerte está el
juicio. Entonces la solución es fácil, aunque para ello se necesite
energía y gracia de Dios: Hay que salir del pecado. Pero no nos tenemos
que contentar con no tener pecado grave, porque sería como andar en la
cuerda floja con gran peligro de caer. Por eso debemos aumentar la
gracia, llenarnos del amor a Dios y hacer muchos actos de virtud, sobre
todo de caridad.
Hoy nos invita la Iglesia a hacer muchos actos
de virtud y adquirir méritos espirituales, no sólo para nosotros, sino
pensando en los difuntos que los necesitan. Después de la muerte viene
el juicio y el encuentro con Dios. Habrá personas para las que ese
encuentro sea el comienzo de una felicidad sin fin. Pero la mayoría de
nosotros, aunque no estemos muy apartados de Dios, nos encontraremos
demasiado sucios por tantos pecadillos sin arrepentir y por tantas
acciones religiosas hechas con muy poco amor a Dios. Por eso deberemos
purificarnos. Es algo que querremos hacer con todo nuestro corazón para
poderle mirar a Dios con toda limpieza y amor.
Pero Dios es tan
bueno que nos permite unirnos de modo que nuestros méritos espirituales
sirvan a los difuntos para que puedan antes entrar en la gloria eterna.
Por esto la Iglesia en este día nos lo recuerda de una manera especial y
nos presenta el modo de poder ganar méritos con las oraciones y
sacrificios y especialmente con la participación en la Santa Misa. Esta
es nuestra fe, que proviene de los tiempos más antiguos, cuando los
cristianos ponían en sus primeras tumbas: “Ruega por mi”.
En la
muerte lo importante no es ella en sí, sino lo que trae, que es otra
vida. Vivamos en la gracia de Dios y nuestra esperanza será llena de
felicidad, como se nos dice en el Apocalipsis de aquellos que siguen al
Cordero, símbolo de Jesucristo: “Ya no tendrán hambre, ni tendrán ya
sed, ni caerá sobre ellos el sol ni ardor alguno, porque el
Cordero...los apacentará..., pues Dios enjugará toda lágrima de sus
ojos”.
Lo bueno de estos méritos que ofrecemos para los difuntos
es que les aprovecha a ellos sin que se nos quiten a nosotros. Para los
difuntos ya se les ha terminado el tiempo de poder merecer, que para eso
es esta vida mortal. Por eso nada más esperan nuestras súplicas y
méritos, que luego ellos mismos nos agradecerán y devolverán cuando
estén en el cielo gozando para siempre en la compañía de Dios Padre,
Hijo y Espíritu Santo.
Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la
vida”. Nos quiere decir hoy que su última palabra no es de muerte sino
de vida y vida eterna. Allí hay sitio para todos, como nos dice hoy
Jesús en el evangelio.
Recibido de Silverio Velasco
Recibido de Silverio Velasco
UN CEMENTERIO CRISTIANO NUNCA ES TRISTE
Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net Un cementerio cristiano nunca es triste | |
La fiesta y el recuerdo de los que nos precedieron en el paso a la otra vida. | |
El dos de Noviembre es la fiesta y el recuerdo de los que nos precedieron en el paso a la otra vida. ¡Cuántos reos del Purgatorio escapan al cielo el dos de noviembre! Pero muchos se quedan, muchos aún necesitan purgar, aprender a fuerza de dolor que la sensualidad y soberbia a quienes sirvieron no eran su felicidad; con el dolor de la espera, del amor que siente ganas de volar al cielo y aún no puede, tienen que purificarse en humildad, pureza y mansedumbre. Pero este dolor tiene final; dolor fatal el otro, el que no termina, el que siempre está comenzando y doliendo, como el sufrimiento agudo, terrible que llega de improviso. El Infierno es un dolor que eternamente comienza. Fuimos de noche al Cementerio de Tenancingo; se veía con dificultad, porque las velas junto a los sepulcros estaban agotándose, pero olía a perfume de muchas flores: nardos, rosas, claveles, azucenas. Un cementerio cristiano nunca es triste, es un bosque de cruces sobre las lápidas que infunden perpetua y profunda paz a ese lugar; imágenes cristianas sobre las tumbas además de la cruz, parecen guardianes seguros de cada difunto; todo el cariño a los seres queridos muertos se resume en los epitafios y en las flores. El cementerio el dos de Noviembre es un bellísimo jardín que reúne a las familias, recoge todas las flores de los jardines y eleva al cielo las más bellas oraciones. ______________________________ Conoce más acerca de la historia, costumbres y tradiciones de la Fiesta de los Fieles Difuntos |
martes, 1 de noviembre de 2011
A TODOS LOS SANTOS....
A TODOS LOS SANTOS
Gustavo Adolfo Béquer
Patriarcas que fuisteis la semilla del árbol de la fe en siglos remotos, al vencedor divino de la muerte, rogadle por nosotros.
Profetas que rasgasteis inspirados del porvenir el velo misterioso, al que sacó la luz de las tinieblas, rogadle por nosotros.
Almas cándidas, Santos Inocentes que aumentáis de los ángeles el coro, al que llamó a los niños a su lado, rogadle por nosotros.
Apóstoles que echasteis en el mundo de la Iglesia el cimiento poderoso, al que es de la verdad depositario rogadle por nosotros.
Mártires que ganasteis vuestra palma en la arena del circo, en sangre rojo, al que os dio fortaleza en los combates, rogadle por nosotros.
Vírgenes semejantes a azucenas que el verano vistió de nieve y oro, al que es fuente de vida y hermosura, rogadle por nosotros.
Monjes que de la vida en el combate pedisteis paz al claustro silencioso, al que es iris de calma en las tormentas,
rogadle por nosotros.
rogadle por nosotros.
Doctores cuyas palmas
nos legaron de virtud y saber rico tesoro, al que es raudal de ciencia
inextinguible, rogadle por nosotros.
Soldados del ejército de Cristo,
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas a Aquel que vive y reina entre vosotros.
Santas y Santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas a Aquel que vive y reina entre vosotros.
¿QUÉ SIGNIFICA LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS?
Autor: Jesús de las Heras Muela | Fuente: revistaecclesia.com ¿Qué significa la solemnidad de Todos los Santos? | |||
Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y necesidad de la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre) | |||
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FESTIVIDAD DE TODOS LOS SANTOS: 1 DE NOVIEMBRE
Festividad de Todos los Santos
1 de Noviembre
Recordamos hoy la
Festividad de Todos los Santos y nos vienen a la memoria las palabras
del gran Juan Pablo II cuando nos decía "no tengan miedo de ser santos".
Y es que todos estamos llamados a la santidad: en nuestra vida
cotidiana, en nuestros actos comunes, en nuestra relación con los demás,
en la búsqueda constante de Jesús, en la oración, en los Sacramentos,
en la cercanía de María que nos da fuerzas y nos ayuda a alejarnos del
pecado cuando nuestras fuerzas flaquean.
Los caminos para llegar a la santidad son múltiples y todos están a nuestro alcance. Sólo es necesario proponerse recorrerlos, invocar la ayuda del Espíritu Santo, y tener constantemente en el corazón la frase de Juan Pablo II: "no tengan miedo de ser santos".
TODOS LOS SANTOS... QUE ESTÁN EN EL CIELO
Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Todos los Santos... que están en el Cielo
Todos los que están en la presencia del Señor son santos. Unos en los altares, otros anónimos, pero cerca del corazón del Padre Eterno.
Todos los Santos... que están en el Cielo
La Iglesia católica recuerda y venera, en este día, a todos los Santos que están en el Cielo.
El objeto de esta fiesta es agradecer a Dios por la gracia que ha concedido a sus elegidos y movernos a imitar sus virtudes y a seguir su ejemplo o a implorar la divina misericordia por la intercesión de tan poderosos abogados.
Todos los que están en la presencia del Señor son santos. Unos en los altares, otros anónimos pero no por eso menos cerca del corazón del Padre Eterno.
Hay santos de todas las edades, de todas las razas y condiciones sociales para mostrarnos que todos los hombres y mujeres podemos y somos capaces de ser santos. Unos nacieron en el lujo de los palacios y otros en humildes chozas. Unos fueron militares, otros comerciantes, magistrados, pescadores, monjas , religiosos, personas casadas, reyes, viudas, esclavos y hombres libres y pecadores.
Los hay que llegaron a la santidad por el martirio y los hay que se santificaron día a día con el cumplimiento de las cosas cotidianas, con las pequeñas cosas. Se santificaron en las circunstancias ordinarias de su vida: lo mismo en la prosperidad que en la adversidad, en la salud o en la enfermedad, en la riqueza o en la pobreza. Siempre supieron hacer, de las circunstancias de su vida un medio de santificación.
En esta fiesta como en las demás conmemoraciones de los santos, es Dios quién constituye el objeto supremo de Adoración y a El va dirigida fundamentalmente la veneración que tributamos a sus siervos, pues El es el dador de todas las gracias.
Nuestras oraciones a los santos no tiene otro objeto que el de pedir y alcanzar que intercedan por nosotros ante Dios, por consiguiente el fervor con que celebremos esta fiesta debería ser un culto de reparación por la tibieza con que dejamos pasar todas las fiestas religiosas del año.
Recordaremos a todos los seres queridos que se han ido y que por la gran misericordia y el amor infinito de Dios están en su presencia y pidámosles que ellos que ya están en el regazo de Padre, nos iluminen para seguir por el camino de salvación.
Mañana, día 2, la Iglesia pedirá por todos los que ya no están con nosotros por ser un día dedicado a los que terminaron su misión en la tierra y que la Iglesia le da el nombre de DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS y que todos conocemos como el Día de Muertos.
Para ellos, nuestro recuerdo lleno de amor y nuestras oraciones. Tal vez no todos han purificado su alma y aún están en la necesidad de nuestras misas y oraciones para llegar a la presencia del Señor, pero de todas maneras es bueno que no olvidemos y pidamos por aquellas almas más necesitadas, porque tal vez no tienen a nadie que en este día las recuerde....
Sin duda, porque así nuestra fe nos lo dice, creemos que los que se nos fueron, no han muerto, siguen viviendo con las potencias de su alma: memoria, entendimiento y voluntad, y por lo tanto su amor sigue haciéndolos estar cerca de nosotros para cuidarnos y guiarnos con más plenitud y profundidad que como lo pudieron hacer aquí en su vida terrena. La vida no termina al separarse el alma de su envoltura ... no morimos nos transformamos y el amor perdura por siempre, eternamente.
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