jueves, 1 de febrero de 2018

JESÚS ME NECESITA


Jesús me necesita
Ser Luz Brillante de Jesús es la misión de cada cristiano


Por: Madre Angélica | Fuente: www.ewtn.com 




Cada cristiano es una “carta de Cristo al mundo”, “escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo”, “escrita, no sobre tablas de piedra, sino en los corazones vivos.” (2 Cor, 3, 2-3) Cada persona discapacitada, tullida, minusválida, deforme, o quizás senil, que ha sido bautizada, es una central eléctrica para el bien, gracias a la gracia de Dios en el alma, en un mundo perverso. Esa persona no necesita entender o ser capaz de explicar tal gracia. Es suficiente con que la posea y su presencia en el mundo hace que éste sea mejor y todos los que lo habitan también solo por el hecho de haber nacido, aunque tenga solo una poca capacidad de comunicación con aquel mundo, ya que él es una nave que porta la luz de Dios en un mundo oscuro.

Los ancianos y los que están solos, cuyas vidas son consideradas inútiles porque no pueden producir según el máximo de sus capacidades, son verdaderos dínamos de energía espiritual cuando sus almas poseen la presencia de la Trinidad por la gracia; sus mentes poseen la sabiduría que viene de la experiencia y sus espíritus poseen la serenidad de los que han luchado el buen combate y esperan con alegría la llamada del Maestro.

No hay barreras para el cristiano que trabaja junto con Cristo, su líder, para el bien de todos. Cada uno es parte importante y preciosa del todo. Ricos y pobres, enfermos y sanos, jóvenes y viejos, analfabetos y genios, todos trabajan juntos en presencia de Dios que mora en cada uno como en un Templo vivo.

Jesús los necesita a todos, mientras unos construyen enseñando, algunos enmiendan con el arrepentimiento, otros con el sufrimiento, y otros animan por medio de su alegría, algunos guían por medio del ministerio, y otros ocupándose de los demás, algunos trabajando y otros por medio del cariño. Cualquier que sea su parte, ese cristiano es luz, una antorcha y una parte integral del Cuerpo Místico de Cristo.

Ningún cristiano puede sentirse inútil o solo. Él no busca ni aplausos ni valoración. La realización personal de poder llevar en su propia alma la Divina Presencia del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo le hace un instrumento poderoso para la salvación del mundo. Cada cristiano es una central eléctrica de gracia que extiende su mano y toca al vecino por medio del ejemplo y la oración. Es poderoso no importa donde esté o que haga, porque el poder que posee no le viene de él mismo, sino del Poder de Aquél que habita en él y en quien todos “vivimos, nos movemos y existimos”.


Somos parte del Cuerpo de Cristo sobre la tierra y todo lo que hacemos y somos tiene consecuencias sobre Él.

Un corazón quebrado llena el Cuerpo de una soledad palpitante. Una sonrisa lo hace feliz. Una alegría lo hace emocionarse y un dolor lo hace gritar.
El pecado lo hace retroceder hacia las contorsiones del rechazo y la santidad lo construye con un vigor renovado. La gracia es su sangre vivificante, que constantemente renueva sus células muertas revivificando los miembros sanos. La Cabeza del Cuerpo es Cristo y a cada uno de nosotros nos ha dado una función que cumplir, un papel que actuar y una trinchera que defender.

Cada uno de nosotros es vital para el funcionamiento apropiado del cuerpo entero y aunque nuestro deber particular permanezca oculto o inadvertido, el Cuerpo entero sufriría sin nosotros.

Necesitamos a Jesús, pero Él también nos necesita. No nos necesita porque podamos agregar algo a su obra, ya que Él es Infinito en todas sus perfecciones, nos necesita porque así lo quiere; quiere que cooperemos con Él para la salvación del mundo. A través de nuestro prójimo, Él extiende la mano y nos dice “te necesito…
Necesito tus palabras de consuelo en mi dolor, tu seguridad cuando estoy enfermo, tu esperanza cuando estoy desalentado y tu amor cuando el mundo es frío, porque aquello que hagan a uno de estos pequeños, a Mí me lo hacen”.

San Pablo se postra en tierra cuando oye la voz del Señor que le dice: “Saúl, Saúl, ¿Por qué me persigues?” (Hch 9, 4)

“¿Quién eres Tú?” Pablo contesta. Sí, sabía que la voz que lo había echado del caballo era la voz de Dios, pero el Dios que Pablo conocía era solo uno, Creador del Universo, Creador y Señor de los hombres, a quien había que obedecer y temer.

Pablo estaba confundido. “¿Señor?” Le contestó, y luego Pablo tuvo su primer encuentro con Dios hecho hombre, con Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad. Su concepto de Dios habría de cambiar, Había sido creado para entender que Dios vivía en su prójimo, pronto sería consciente de esa presencia al ser bautizado por Ananías y en el momento en que el Espíritu Santo se derramó en su alma con gracia y luz. “Yo le mostraré”, le dijo Jesús a Ananías, “cuánto tendrá que sufrir por mi nombre”.

Y lo mismo pasó con Pedro. Jesús le dijo después de la Resurrección: “Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas” (Jn 21, 17). Jesús necesitaba de Pedro y de los demás apóstoles para edificar los cimientos de un nuevo estilo de vida, una vida totalmente entregada a Dios, una vida de alegría y sacrificio, una vida de amor por el prójimo.

Jesús necesitó su martirio para que atestiguaran por El el poder de su Nombre. Les dio el poder de curar para revelar su preocupación por los enfermos. Les dio el poder de expulsar demonios para compartir su compasión con los pobres pecadores. Les dio el poder de soportar el dolor y alegrarse con él de modo que pudieran dar esperanza a otros.

Jesús necesitó a estos hombres en cada faceta de sus vidas para que lo ayudaran a salvar al mundo. Jesús nos redimió por su vida, por su sufrimiento y por su muerte. Necesitó de estos hombres y de muchos más para que lo siguieran enseñando, proclamando, sosteniendo y dando alegría.

Jesús necesitó a Juan, lo necesitó para que se hiciera cargo de su Madre cuando el tiempo de su regreso al Padre había llegado. “Viendo a su Madre y al discípulo que amaba, dijo Jesús a su Madre: “Mujer, éste es tu hijo, y dijo al discípulo: ésta es tu madre, y desde aquel momento, el discípulo hizo un lugar para ella en su casa.” (Jn 19, 26-27)
Jesús necesitó a María, de cuyo Cuerpo Inmaculado tomó su Humanidad. Necesitó a José, fuerte y apacible para protegerlo a él y a su madre durante su estancia terrena.

Jesús los necesitó a todos porque el Amor extiende su mano hacia el compañerismo, no para recibir, sino para dar, no para crecer en algo, sino porque quiere que experimentemos la alegría de ser serviciales y de estar unidos a Dios que es amable y bueno.


Jesús Necesita mi servicio

Dios creó nos creo a cada uno con un objetivo definido en su mente infinita. Aunque siempre tenga una visión panorámica de nuestras vidas enteras, este conocimiento no le impide buscar nuestra voluntad y nuestros corazones.

Cuando nuestro prójimo nos necesita, es porque tenemos algo para darle que él no posee. Lo que tenemos para darle puede no ser tangible, pero igual podremos saciar alguna de sus necesidades.

Con Dios esto es diferente. Todo lo que tenemos en el cuerpo, el alma, talentos y bienes, son un regalo suyo. Lo que le damos a Él en estas dimensiones no es un regalo en absoluto ya que desde ya nosotros le pertenecemos.

Se hace necesario para nosotros dar a nuestro prójimo aquellas cosas que no le podemos dar a Dios, de la misma manera que Dios nos da sus dones a nosotros. Debemos darlos gratuitamente y desinteresadamente, no porque nuestro vecino merezca estas ventajas, sino únicamente porque queremos imitar al Padre.

Sea que nuestro servicio sea tangible, alimento o ropa, o intangible como el amor, la oración, la compasión y la paciencia, tenemos que servir a nuestro prójimo en aquello que no podemos servir a Dios. Es por eso que Jesús nos dirá en el último día. “Yo os digo que todo lo que hiciste al más pequeño de mis hermanos, me lo hiciste a mí. (Mt 25, 40).


Jesús Necesita mi debilidad

“Todo aquél que no cargue su Cruz y me siga no puede ser mi discípulo” (Lc 14, 27) Duras palabras para un Salvador, un Redentor, que debía de liberarnos del mal.

La Cruz era un escándalo entonces y lo sigue siendo hoy. Sin embargo, debemos entender que no es tanto un escándalo como un misterio, un misterio que nunca comprenderemos en esta vida. No entendemos el amor desinteresado, aquel amor que no quiere nada más que parecerse al Amado, que busca unirse a él con la mente, el corazón, amor que dice “No temáis, yo también he tenido dolor, persecución, sufrimiento, pobreza y hambre. Mirad, yo les muestro como perseverar, yo les muestro como rezar, como perdonar, como amar, como estar en paz, como conformarse con el Plan del Padre sin importar dificultad alguna”.

Él se desprendió de sí para que nosotros pudiéramos estar llenos, llenos no por nuestra conveniencia sino por el bien del prójimo. Nos enseñó a aceptar la indiferencia desde su infancia. Nos mostró como aceptar la soledad durante su vida oculta. Nos mostró como aceptar el éxito por su actitud ante la gente que lo proclamaba Rey. Nos mostró como aceptar la voluntad de Dios en la Agonía en el Huerto, nos mostró cómo aceptar el dolor, los insultos, y la muerte, una muerte de Cruz.

Todo fue un signo de amor por el Padre y por nosotros, y todo debe ser también lo que nosotros testimoniemos al mundo. “Alégrense cuando os persigan”, nos dijo. Una y otra vez nos dijo que no temiéramos porque Él había conquistado el mundo. Él lo conquistó no cambiándolo, sino cambiando a los hombres que vivían en él.

Él lo dejó todo por nosotros, y quiere que sus discípulos hagan lo mismo. Vivir la privación fue parte de su testimonio ante el mundo y debe ser parte también del nuestro. Él instruyó a quienes lo seguían a no llevar nada para el camino salvo un bastón; ni pan, ni bolso, ni túnica, ni monedas para su bolsa. Debían usar sandalias pero al mismo los advirtió diciéndoles “no lleven túnica de repuesto”. (Mc 6, 8-9).

Nuestro testimonio no debe ser sano, rico y sabio, pero si debe ser el de aceptar todo lo que la Providencia pone en nuestro camino con alegría de corazón y paz en la mente: salud o enfermedad, pobreza o riqueza, éxito o fracaso. Nuestro testimonio debe ser realmente libre mentalmente, sin resentimientos; libre en el corazón, sin accesorios que nos puedan obstaculizar; libre en el cuerpo, que vive el autocontrol; y libre en el espíritu, siempre buscando la unión con Dios, su honor y su gloria.


Jesús necesita mi amor

Su deseo de que seamos “completamente como Él” tiene un toque de urgencia, es un deseo ardiente de que lo amemos tanto como Él nos ama. Cuando dos personas se aman el uno al otro, ese mismo amor demuestra al mundo que se pertenecen el uno al otro. Ese amor prueba que algunas personas en nuestras vidas son nuestros amigos y la falta de ese amor demuestra que otros son simples conocidos e incluso enemigos.

El amor demuestra su poder derritiendo los corazones helados, dando seguridad, cambiando las personalidades, inculcando la alegría y provocando un sentimiento de bienestar que nada más puede causar.

El amor demuestra que podemos cuidar de otros incluso sacrificándonos por ellos, el amor necesita probarse a sí mismo que ama, se esfuerza por probarle al otro cuan intenso es y es ingenioso en su modo de suministrar aquella prueba.

Las pruebas que vienen del amor verdadero permanecen ocultas y pasan inadvertidas para aquél que ama. Y la razón de esto es que aquél que ama a Dios intensamente y continúa amándolo siempre está tan ocupado amando que no se da cuenta del testimonio que da, ese testimonio es el fruto de aquel profundo amor, no su causa.

Jesús nos transforma en hermosas imágenes suyas por el poder del Espíritu Santo que ha sido derramado en nuestros corazones.


Jesús me necesita

Todo lo que Jesús quiere de nosotros exige que confiemos en Él.

Las Bienaventuranzas son ocho escaños para confiar, porque demanda mucha confianza creer y vivir según el principio de que los pobres poseerán el Reino y de que los perseguidos estarán alegres.

Demanda mucha confianza comprender que, cuando todo parece desmoronarse, de algún modo todos los pedazos rotos están en Sus manos y Él volverá a unirlos.

Demanda mucha confianza ver el sufrimiento y comprender que Dios está educando a aquellos que ama y que el mismo Jesús sufre en ellos.

Demanda mucha confianza rezar fuerte y largo y no recibir la respuesta que uno quisiera.

Demanda mucha confianza pensar que Dios se valdrá de nuestras debilidades para nuestro bien mientras hagamos un sincero esfuerzo por vencerlas.

Demanda mucha confianza comprender que la muerte de alguien querido ocurre en el mejor momento de su vida.

Demanda mucha confianza abandonar a todos y todo en las manos de Dios sin preocuparnos.

Necesitamos confiar en Él en todo momento y toda nuestra vida, y esa confianza brillara como los rayos del sol, tocando a todos los que encontremos en el camino.

La confianza que Jesús demanda de sus seguidores parece imposible y este hecho demuestra que sólo Dios exigiría una confianza heroica.

Él nos pidió no preocuparnos por el mañana y cuando nuestro prójimo ve ese testimonio en nosotros, su corazón se eleva.

Él nos pidió saltar de alegría cuando somos perseguidos, porque cuando lo hacemos, le mostramos a los demás que hay un mundo mejor más allá de este, un mundo en donde descansa nuestro verdadero tesoro.

Él nos pidió cumplir la voluntad del Padre con absoluta confianza en la Sabiduría de aquél plan, y el ver esta clase de confianza es una experiencia suficientemente poderosa como para fortalecer a nuestros hermanos en las circunstancias más difíciles.

Él nos pidió ser mansos y humildes de corazón para que encontremos descanso para nuestras almas; la serenidad, que es el fruto del señorío de uno mismo se vuelve la envidia del mundo.

Cada cristiano es importante, importante para Dios, para el mundo y para el Reino.


Luz Brillante de Jesús

Ser Luz Brillante de Jesús es la misión de cada cristiano. Como el brillo de una estrella en medio de una noche oscura, así el cristiano debe dar luz y esperanza y levantar los corazones y las mentes de todo el mundo hacia el Amor y la Misericordia de Dios que es Padre y Señor.

El esfuerzo constante del cristiano por hacerse una réplica exacta de Jesús es motivo de esperanza para el prójimo, lo llena con la convicción profunda de que existe una realidad invisible lo suficientemente fuerte como para vencer cualquier tentación, como para sobreponerse a cualquier indignidad, soportar todas las cruces y mantener el gozo no importa lo que pueda suceder.

Jesús necesita que aquella imagen, aquel cristiano, lo ayude a irradiar su poder y su Persona al mundo. Pablo lo dice hermosamente, “Dios nos hace, en Cristo, compañeros en su triunfo, y a través de nosotros expande su conocimiento como un dulce aroma en todo lugar” (2 Cor 2, 14) “Somos incienso de Cristo para Dios… Son una carta de Cristo, escrita con el Espíritu de Dios vivo.” “Somos embajadores de Cristo; como si Dios hablara por medio de nosotros”.(2 Cor 5, 21).

Debemos irradiar a Jesús y los rayos de aquella luz brillarán en los confines de la tierra, sobre cada nación y sus gentes, porque trabajamos junto con Jesús para la salvación de la humanidad.

“Os he amado con un amor eterno” (Jer 31, 3).

PAPA FRANCISCO INVITA A REFLEXIONAR SOBRE LA MUERTE


El Papa invita a reflexionar sobre la muerte: “Nos hará bien a todos”
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media



“La muerte es un hecho que nos impacta a todos. Llega más tarde o más temprano, pero llega”, afirmó el Papa Francisco en la homilía de la Misa celebrada este jueves 1 de febrero en la Casa Santa Marta. Por eso invitó a reflexionar sobre la muerte, porque “nos hará bien a todos”.

El Santo Padre recordó que “no somos ni eternos, ni efímeros: somos hombres y mujeres en el tiempo, tiempo que comienza y tiempo que termina”.

Sin embargo, advirtió contra “la ‘tentación del momento’ que se apodera de la vida y te lleva a andar por ese laberinto de egoísmo del momento sin futuro, siempre de ida y vuelta, de ida y vuelta. Y el camino termina en la muerte, todos lo sabemos. Y por eso la Iglesia siempre ha tratado de hacer reflexionar sobre este fin nuestro: la muerte”.

El Papa animó a repetirse: “Yo no soy dueño del tiempo”. Aseguró que “repetir esto ayuda, porque nos salva de la ilusión del momento, de tomar la vida como si fuera una cadena de anillos de momentos sin sentido. Estoy en camino y debo mirar hacia adelante, considerando que la muerte es una herencia”.

También animó a preguntarse: “Si hoy Dios me llamase, ¿qué herencia dejaré como testimonio de vida? Es una bella pregunta para hacerse. De ese modo nos preparamos, porque ninguno de nosotros se quedará aquí como una reliquia. No, todos iremos sobre ese camino”.

Además, explicó que “la muerte es una memoria, una memoria anticipada” que ayuda a reflexionar. “Cuando muera, ¿qué decisión me habría gustado tomar hoy, en mi modo de vivir de hoy? Es una memoria anticipada que ilumina el momento de hoy. Iluminar con el hecho de la muerte la decisión que debo tomar cada día”, finalizó.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 1 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
1 de Febrero




Cristo dice en el Evangelio que él es la luz. El que no lo sigue, camina en tinieblas, con todas las angustias e incertidumbres que llevan consigo las tinieblas.

El que no sigue a Cristo, no halla explicación para muchas cosas de la vida, se siente embargado por mil problemas sin solución; se le plantean centenares de interrogantes a los que nada ni nadie puede responder.

En cambio, cuando Cristo aparece en la vida, es como cuando se hace la luz, uno encuentra en él la paz, la seguridad, la orientación.



* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 1 DE FEBRERO DEL 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, jueves, 1 de febrero de 2018




Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (2,1-4.10-12):

Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: «Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: "Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel."»
David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó. 

Palabra de Dios


Salmo
1Cro 29,10.11ab.11d-12a.12bcd

R/. Tú eres Señor del universo

Bendito eres, Señor, 
Dios de nuestro padre Israel, 
por los siglos de los siglos. R/.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, 
la gloria, el esplendor, la majestad, 
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R/.

Tú eres rey y soberano de todo. 
De ti viene la riqueza y la gloria. R/.

Tú eres Señor del universo, 
en tu mano está el poder y la fuerza, 
tú engrandeces y confortas a todos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,7-13):

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. 
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.» 
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban. 

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy jueves, 1 de febrero de 2018
Ciudad Redonda


Queridos amigos y amigas:

Del evangelio de hoy me quedo con una paradoja. Jesús envía a los Doce de dos en dos como misioneros. Les pide que no lleven encima casi nada, lo cual nos deja desconcertados a quienes nos sentimos aludidos por ese mismo envío. Pero, previamente, les había regalado algo importantísimo: “poder sobre los espíritus inmundos”. Con sólo eso les era suficiente para evangelizar.  

Hoy le tendríamos que pedir al Señor que nos conceda a raudales ese extraño poder. Lo exige la endeblez y flaqueza de nuestros jadeantes esfuerzos misioneros, tan tercamente ineficaces. ¿De qué poder se trata? ¿Con qué poder capacita Jesús a los Doce? ¿Qué clase de poder tenemos que pedir a Dios para evangelizar hoy? Lo evoca el mismo texto evangélico.

Es el poder de la comunión, o sea, el ir siempre de dos en dos. Su secreto consiste en la facultad de ser amigos. La amistad se asienta sobre todo en la capacidad de hablar uno con el otro. El lenguaje constituye la irrupción de la forma más elevada de comunión, cuya cumbre es el silencio (no la mudez). Nos la jugamos en eso de aprender a escuchar y a hablar. Por ese orden. El diálogo es un poder que destroza los espíritus inmundos del individualismo, de la competitividad, del particularismo, de la xenofobia.

Es el poder de la pobreza, contrario a toda deificación de los bienes y del dinero. De seminarista había oído que “a los misioneros nos envía la obediencia y nos hace creíbles la pobreza”. Pero la pobreza no es nada si no se la “ve”. Ella modera nuestros deseos sin límites, cuya violencia puede llegar a ser voraz y destructiva. Aniquila ese maldito afán de “quererlo todo, quererlo ya y quererlo al precio que sea” cuyo exponente primero  es el consumismo y la adicción que más desencadena es el comprar.

Es el poder de la paz. Lo podemos traducir en tantas expresiones: mansedumbre, ternura, cordialidad, empatía, serenidad,… Lo de menos es el nombre. Lo más importante es luchar por esa paz. Hemos sido enviados con capacidad para irradiar la paz. El lenguaje de la hostilidad, de la acusación, del victimismo y de la acepción deben haber desaparecido de nuestras relaciones y hábitos.

El escritor francés Charles Péguy narra la historia de un hombre que muere y va al cielo. Al encontrarse con el ángel que registra las acciones buenas y malas de las personas, éste le pide: “Enséñame tus heridas”. Y el hombre le contesta: “¿Qué heridas? No tengo ninguna herida”. Y el ángel le replica: “¿Jamás se te pasó por la cabeza que pudiera haber algo por lo que mereciera la pena luchar?”. Por el evangelio merece la pena luchar así.

BUENOS DÍAS





miércoles, 31 de enero de 2018

PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO 2018, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


 PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO 
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque:"Es tanta mi satisfacción al contemplar tu corazón, hija mía, que quisiera ponerme en su lugar y servirte Yo mismo de corazón.... Te irás, pues, sin corazón; el tuyo no saldrá jamás de aquí. Lo he de llenar con un báslsamo precioso, que alimentará el fuego del amor. Y todo cuanto sufras por mi causa, ponlo en mi Sagrado Corazón, a fin de que, por mi gracia, sirva de aceite de esa lámpara, y seas eternamente consumida, de esta suerte, por mi amor"





ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

(Santa Margarita María de Alacoque.)


SEGUNDA PROMESA:
"Les daré mucha paz en sus familias"


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Así como Jesús está celoso de vuestro corazón, estadlo también vosotros del suyo ternísimo, amándole, como a nadie, en la tierra; y para probárselo, no perdaís jamás una sola Comunión, lo que regocijará grandemente al Amado, entristeciendo y confundiendo mucho al enemigo"

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)




ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 31 DE ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
31 de enero


Jesús se compadeció de la gente a la que veía fatigada y abatida como ovejas que no tienen pastor; y esta situación se repite también hoy: hay un desconcierto universal por falta de buenos guías; viendo el Señor esta situación, que se iría repitiendo a lo largo de los siglos, invistió de poderes a sus discípulos y los envió por todo el mundo a lo largo de los siglos para que cumplieran su misión de salvar a todos los hombres.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 30 DE ENERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
30 de enero



Jesús tocó los ojos de los ciegos y al instante ellos vieron; frecuentemente los evangelistas describen a Cristo tocando a los enfermos, al tiempo que los cura.

Hoy también todos necesitamos que se abran nuestros ojos, para poder ver mejor las cosas de Dios. Nuestros ojos con frecuencia o se cierran, o se enturbian para ver las cosas del Espíritu. Y Jesús nos advierte en otro lugar del Evangelio, que para ver las cosas de Dios se necesita tener el corazón limpio (Sal 27,3-4).

Limpieza de ojos, limpieza de corazón, rectitud de conciencia para poder ver a Dios y llegar al conocimiento de los secretos divinos.



* P. Alfonso Milagro

PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO 2018, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMER VIERNES DEL MES DE ENERO
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque, y en ella a los herederos de su vocación y de su espíritu, los Hijos de los Sagrados Corazones:

“No encontrarás, hija mía, un padre que, lleno de amor por su hijo único, le haya dado las pruebas de cariño que Yo te he dado a ti del mío…Tú serás un dichoso compuesto de mi amor y de mis misericordias, pues te he elegido como un paraíso de descanso en la tierra…!Oh, no imaginas cuánto gozo en sentirme Señor de tu alma y Soberano de tu corazón. El mío divino, al apoderarse del tuyo, te dará una paz que nadie podrá arrebatarte.”




ORACIÓN
Ofrecimiento del alma al Divino Corazón de Jesús.


¡Oh Corazón Sagrado¡, yo me entrego a Ti y te consagro mi entendimiento, memoria y voluntad, deseando que todo cuanto haga y padezca sea por tu gloria; que todo cuanto vea y oiga me lleve a amarte; que todas mis palabras sean otros tantos actos de adoración y de alabanza; te suplico, Corazón adorable, me concedas que en todas las aspiraciones te llame a Ti y te atraiga a mi conciencia enferma, y que en cada respiración te ofrezca como divina ofrenda al Eterno Padre, para darle gracias por todo lo que debo a su largueza.

¡Oh Corazón lleno de bondad, a quien pertenezco, de quien dependo y por quien vivo¡ Abrásame, poséeme, transfórmame en Ti; haz que todos mis movimientos y esfuerzos sean para estrecharte más y más contigo, y protesto que prefiero sufrir mil muerte antes que separarme de Ti o herirte con la menor infidelidad.

(Santa Margarita María de Alacoque)




PRIMERA PROMESA:
“A los amantes de mi Sagrado Corazón les daré abundantes gracias, propias de su estado”.




En homenaje de gratitud por esta promesa, y para pedir su realización en nosotros, recitamos las letanías al Sagrado Corazón de Jesús.

LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros
Jesucristo óyenos.
Jesucristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.

Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.

(A todas las invocaciones que siguen se responde: “Ten misericordia de nosotros”)


Corazón de Jesús, Hijo del Padre Eterno,
Corazón de Jesús, formado en el seno de la Virgen Madre por el Espíritu Santo,
Corazón de Jesús, al Verbo de Dios substancialmente unido,
Corazón de Jesús, de majestad infinita,
Corazón de Jesús, Templo santo de Dios,
Corazón de Jesús, Tabernáculo del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y puerta del cielo,
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Santuario de justicia y de amor,
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,
Corazón de Jesús, Abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, en que están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, en que mora toda la plenitud de la divinidad,
Corazón de Jesús, en que el Padre se agradó,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos nosotros hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y muy misericordioso,
Corazón de Jesús, liberal con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, colmado de oprobios,
Corazón de Jesús, desgarrado por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, con lanza traspasado,
Corazón de Jesús, fuente de todo consuelo,
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,
Corazón de Jesús, víctima por nuestros pecados,
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan,
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren,
Corazón de Jesús, delicias de todos los Santos,
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo: ten misericordia de nosotros.
V.- Jesús manso y humilde de corazón.
R.- Haz nuestro corazón conforme al tuyo.

Oremos: Oh Dios todopoderoso y eterno: mira el Corazón de tu amantísimo Hijo y las alabanzas y satisfacciones que en nombre de los pecadores te tributa; y concede aplacado el perdón a éstos que piden tu misericordia en el nombre de tu mismo Hijo Jesucristo. Quien contigo vive y reina en los siglos de los siglos. Amén.

Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.


Una Palabra de Santa Margarita María de Alacoque a sus asociados: Entrad en el Corazón Divino de Jesús como en un horno de caridad, para purificarte ahí de todas las manchas, y para morir, en ese altar, a vuestra vida imperfecta y de pecado... Su gracia te hará revivir y su amor te transformará en Jesús, pero acercate íntimamente a su Corazón.


ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LA VIDA DE SAN JUAN BOSCO

LA VIDA DE SAN JUAN BOSCO



La vida de San Juan Bosco era una plegaria constante. Decía Don Bosco: "Orar quiere decir levantar el corazón a Dios y entretenerse con Él, por medio de los santos pensamientos y devotos afectos. Por eso, cada pensamiento y cada mirada a Él es oración cuando está unido a un sentimiento de piedad".


Quien piensa en el Señor y en sus infinitas perfecciones, y en este pensamiento experimenta un afecto de alegría, de veneración, de amor, de amor, de admiración... ora.

Quien considera los grandes beneficios recibidos del Creador y lo reconoce... ora.

El que en los peligros de su inocencia y de la virtud, consciente de su propia debilidad suplica al Señor ayuda... ora.

Quien en la constricción del corazón se dirige a Dios y recuerda que ha ultrajado al Padre, ofendido al Juez y ha perdido el más grande de los bienes, pide perdón y propone enmendarse... ora.

La plegaria es una compañera inseparable de la vida cristiana, porque la vida cristiana es esencialmente una vida espiritual: es el primer alimento del Espíritu, como el pan lo es del cuerpo.

DON BOSCO TE ANIMA

Don Bosco te anima




Entre los múltiples talentos que tuvo san Juan Bosco está el de escritor. Por varios años cada mes producía un opúsculo popular para una colección llamada “Lecturas católicas”. Se empeñó en redactar con estilo sencillo y claro para que cualquiera pudiera entender fácilmente. Con ese fin leía los borradores a su madre Margarita, y corregía toda palabra que no comprendiera. He aquí algunos pensamientos simples pero luminosos de este admirable santo.

La vida es demasiado corta. Hay que hacer de prisa lo poco que se pueda, antes que nos sorprenda la muerte. Los ociosos, al final de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte se ven las cosas desde otro punto de vista. ¿Quieres llevar contigo el dinero a la eternidad? Da limosna a los pobres. Hagamos el bien que podamos y no aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios. Un trocito de paraíso lo arregla todo.

Como los santos, Don Bosco vivió en la tierra sumergido en múltiples tareas y aspiraciones, en especial buscaba la promoción de los jóvenes humildes a una vida más digna; pero se notaba siempre que su corazón estaba en la eternidad, en los bienes celestiales que pagarían con creces su trabajo incansable y dedicación total a sus queridos jóvenes.



* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO ADVIERTE QUE NO SE PUEDEN SUSTITUIR LAS LECTURAS DE LA MISA POR TEXTOS NO BÍBLICOS


El Papa advierte que no se pueden sustituir las lecturas de la Misa por textos no bíblicos
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco rechazó la posibilidad de que en la Misa se sustituyan las lecturas del día por textos no bíblicos, y advirtió que se trata de una práctica prohibida porque “empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en la oración”.

El Santo Padre, después de haber hablado en anteriores catequesis de los ritos de introducción de la Misa, reflexionó en la Audiencia General de este miércoles 31 de enero sobre la Liturgia de la Palabra, “una parte constitutiva porque nos reunimos precisamente para escuchar aquello que Dios ha hecho y que todavía pretende hacer por nosotros”.

En su enseñanza, señaló que “la proclamación litúrgica de las lecturas, con los cánticos obtenidos de la Sagrada Escritura, expresa y favorece la comunión eclesial, acompañando el camino de todos y cada uno de nosotros”.

Por ese motivo, determinadas decisiones subjetivas que alteran la Liturgia de la Palabra, “como la omisión de lecturas o su sustitución por textos no bíblicos, está prohibido: de hecho, esa sustitución empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en la oración”.

Por el contrario, “la dignidad del ambón y el uso del Leccionario, la disponibilidad de buenos lectores y salmistas, un clima de silencio, favorecen la experiencia del diálogo entre Dios y la comunidad de creyentes”.

En ese sentido, destacó la importancia de que aquellos que lean las lecturas en la Misa, lo hagan bien: “Buscad buenos lectores, no esos que leen de cualquier manera y que no se les entiende nada. Se deben preparar y ensayar antes de la Misa para leer bien”.

Además, Francisco destacó “la importancia del Salmo responsorial, cuya función es facilitar la meditación de lo que escuchamos en las lecturas que lo preceden. Es bueno que el Salmo se destaque mediante el cantico, por lo menos de la respuesta”.

El Pontífice insistió en la importancia que tiene la Liturgia de la Palabra en la Misa: “En la Liturgia de la Palabra, las páginas de la Biblia dejan de ser un escrito para convertirse en palabra viva pronunciada por Dios mismo que, aquí y ahora, nos interpela a escuchar con fe”.

“El Espíritu –explicó–, que habló por medio de los profetas y que ha inspirado a los autores sagrados, hace que la Palabra de Dios funcione realmente en el corazón, lo que favorece que resuene en los oídos. Para recibir la Palabra de Dios hay que tener el corazón abierto”.

Por ello, “es muy importante escuchar. Algunas veces no lo entendemos bien porque hay algunas lecturas difíciles, pero Dios te habla igualmente. Dios habla y nosotros escuchamos para después poner en práctica todo lo que hemos escuchado”.

“¡Tenemos necesidad de escucharla! Es, de hecho, una cuestión de vida, como bien recuerda la incisiva expresión de que ‘no sólo de pan vive el hombre, sino de la palabra que surge de Dios’”.

Ese es el motivo por el que “hablamos de la Liturgia de la Palabra como de la ‘mesa’ que el Señor prepara para alimentar nuestra vida espiritual”.

El Papa insistió en que mientras se lee la Palabra hay que permanecer atentos y no distraerse. “Cuantas veces mientras se pronuncia la palabra de Dios uno se distrae y empieza a hacer comentarios: ‘mira a ese, mira a aquel’…, se hace el ridículo y no se presta atención. ¿Se deben hacer comentarios mientras se lee la palabra de Dios? ¡No! Porque si chismorreas no escuchas la palabra de Dios. Mientras se lee la Palabra de Dios, debemos escuchar, abrir el corazón, porque es Dios mismo quien te habla, y no hablar de otras cosas”.

El Santo Padre finalizó su catequesis afirmando que en la Liturgia de la Palabra actúa el Espíritu Santo, y para que esa acción se vuelva eficaz “se necesitan corazones que se dejen trabajar y cultivar”.
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