domingo, 26 de noviembre de 2017

COMO UNA ESCOBA



Como una escoba



Cuando Bernardita Soubirous era religiosa de las Hermanas de la Caridad, una hermana de la comunidad le enseñó una foto de los lugares de Lourdes y manifestaba la grandeza de haber sido elegida para tan gran honor como es la visión de la Virgen. Bernardita se limitó a sonreír y, con aparente ingenuidad, preguntó:

— Hermana, ¿para qué sirve una escoba?
— Para barrer.
Bernardita siguió preguntando:
— ¿Y después?
— Se guarda en su sitio, detrás de la puerta.
— Así ha hecho la Virgen conmigo. Me usó y me ha vuelto a poner en mi sitio. Y yo estoy muy bien.

El humilde reconoce a Dios como autor de todo bien. De él proviene todo cuanto tenemos y somos. Y también cuanto tiene y es nuestro prójimo. Por eso no cabe el sentido competitivo de la vida, que está en el fondo de la actitud soberbia y envidiosa. El que quiere sobresalir no busca tanto alcanzar una meta, sino crear distancia respecto de los otros.


* Enviado por el P. Natalio

JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO


Jesucristo Rey del Universo



Hoy celebramos la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Muchos la conocemos simplemente como la “Fiesta de Cristo Rey”. Hablamos de Cristo como rey, pero significamos algo diferente de los reyes de la historia. Se puede demostrar esto con un cuento acerca del Rey Luís XIV de Francia. Una vez el rey Luís estaba cazando en el campo. Cuando lo vio un campesino, él comentó a su compañero que el rey no llevaba guantes. El segundo respondió que no era necesario que el rey llevara guantes. Pues –siguió- siempre tenía sus manos en los bolsillos de la gente. Jesús no es un rey así.  Jesús no exige impuestos de la gente. Tampoco pide que la gente luche en sus guerras. Jesús no tiene ejércitos ni palacios ni coches.

Más bien, Jesús se muestra como rey por cuidar a su pueblo. Siempre ha sido el papel de los reyes a defender a los pobres. Usualmente lo han hecho de largo, dentro de sus castillos comiendo chocolates. Jesús se distingue por quedarse muy cerca a la gente. Es pastor-rey que llama a sus ovejas por nombre. Habla a nuestros corazones diciendo que entiende nuestros deseos. Sabe que queremos ser bellos y dice que así estamos en sus ojos. Sabe también de nuestra lucha con la lujuria y la codicia. En lugar de pensar en placeres ilícitos, nos pide que aceptemos a él como el deseo del corazón. No sólo conversa con nuestros corazones sino actúa por nuestro bien. De hecho dio su vida para liberarnos de los prejuicios y los demás pecados que nos tienen presos. Nos trata con tanto cariño para que lo reconozcamos cuando venga.

El evangelio hoy nos habla de su venida. Al final de los tiempos Jesús llegará con sus ángeles para juzgar a las naciones. Pero no será la instancia única de su presencia en el pueblo. Habrá venido antes bajo la cara demacrada de un hambriento y la mira desesperada de un enfermo de cáncer. Como sus sujetos, nos llama a servirle por atender a los necesitados. Hemos entrado en el tiempo del año cuando es la moda llevar comidas a los desempleados y cantar villancicos en los asilos de ancianos. Son costumbres dignas, pero no suficientes. Los desempleados necesitan ayuda no sólo en el tiempo navideño sino también durante el verano. Asimismo los ancianos podrían beneficiar de ver a caras alegres en septiembre tanto como en diciembre.

Celebramos a Jesucristo como rey ahora porque este es el último domingo del año litúrgico. Estamos completando otro ciclo recordando la trayectoria de Jesucristo. Lo hemos revisado otra vez cómo los magos lo declararon como rey en la Epifanía y Pilato lo puso el título en la cruz en el Viernes Santo. Sobre todo hemos celebrado su Ascensión al cielo para tomar su lugar a la derecha de Dios Padre. Ya concluimos su historia festejando su Señorío. Queremos guardar en nuestras memorias cómo Jesús puede aliviarnos de cualquier tipo de lío en que nos encontremos.

La Fiesta de Cristo Rey tiene otro propósito. Nos prepara para la temporada santa de Adviento que comienza en ocho días. Nos recuerda que el que esperamos durante casi todo el mes de diciembre no es precisamente un bebé. No, tan cariñoso sea la imagen del pesebre, vemos al niño Jesús, al menos en parte, por lo que va a ser. Será el pastor-rey que nos guía a la felicidad. Será el rey-pastor que nos guía a la vida eterna.



© Padre Carmelo Mele O.P.

PAPA FRANCISCO RECUERDA QUE JESÚS JUZGARÁ A LAS PERSONAS POR SU SERVICIO A LOS NECESITADOS


El Papa recuerda que Jesús juzgará a las personas por su servicio a los necesitados
 Foto: L'Osservatore Romano





VATICANO, 26 Nov. 17 / 06:25 am (ACI).- Durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, este domingo 26 de noviembre Solemnidad de Cristo Rey del universo, el Papa Francisco recordó que Jesús, además de pastor, también es Rey y Juez, y que al final de los tiempos “nos juzgará de nuestros actos dirigidos a servirle en nuestros hermanos más pequeños y necesitados”.

El Santo Padre recordó que la realiza de Jesús “es una realeza de guía, de servicio, y también una realeza que, en el fin de los tiempos, se afirmará como juicio. Hoy tenemos delante de nosotros a Cristo como Rey, pastor y juez, que muestra los criterios de pertenencia al Reino de Dios”.

“La página evangélica se abre con una visión grandiosa. Jesús, dirigiéndose a sus discípulos, dice: ‘Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria’. Se trata de la introducción solemne a la historia del juicio universal”, explicó.

Francisco destacó que, “después de haber vivido la existencia terrena en humildad y en pobreza, Jesús se presenta ahora en la gloria divina que le pertenece, rodeado de los ejércitos angélicos. La humanidad entera es convocada ante Él, y Él ejerce su autoridad separando a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras”.

Entonces, comenzará el Juicio: “A aquellos que ha situado a su derecha les dice: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’”.

Ante esta afirmación, “los justos se sorprendieron, porque no recordaban haberse encontrado nunca con Jesús, y mucho menos el haberlo ayudado de esa manera. Entonces Él aclara: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’”.

“Estas palabras –continuó el Papa– no dejan nunca de golpearnos, porque nos revelan hasta dónde llega el amor de Dios: hasta el punto de identificarse con nosotros, pero no cuando estamos bien, cuando estamos sanos y felices. No, sino cuando estamos en necesidad. Y oculto de esta manera, se deja conocer, nos tiende la mano como un sin techo”.

De ese modo, “Jesús nos revela el criterio decisivo de su juicio, es decir, el amor concreto por el prójimo en dificultad. Y así se revela el poder del amor, la realeza de Dios: solidaria con el que sufre para suscitar en todo lugar actitudes y obras de misericordia”.

“La parábola del juicio continúa presentando al Rey que aleja de sí a aquellos que durante su vida no se preocuparon por las necesidades de sus hermanos. También en este caso se quedan sorprendidos y preguntan: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. De ese modo, querían decir: ‘Si te hubiésemos visto, seguramente te habríamos ayudado’. Pero él responde: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’”.

El Papa insistió: “En el final de nuestra vida seremos juzgados del amor, es decir, de nuestro empeño concreto de amar y servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y necesitados”. Y recordó: “Aquel sin techo, aquel necesitado que tiende la mano es Jesús. Aquel enfermo que debo visitar es Jesús. Aquel encarcelado es Jesús. Aquel hambriento es Jesús. Pensemos en ello”.

“Jesús vendrá al fin de los tiempos para juzgar a todas las naciones, pero viene donde nosotros todos los días, de muchos modos, y nos pide que lo acojamos. La Virgen María nos ayude a encontrarlo, a recibirlo en su Palabra y en la Eucaristía, y al mismo tiempo en los hermanos y en las hermanas que sufren el hambre, la enfermedad, la opresión, la injusticia”, finalizó.

8 COSAS QUE TAL VEZ NO SABÍAS DE LA FIESTA DE CRISTO REY


8 cosas que tal vez no sabías de la Fiesta de Cristo Rey





 (ACI).- En el calendario litúrgico, mañana es la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, comúnmente conocida como la Fiesta de Cristo Rey.

Es el último domingo del año litúrgico (Adviento empieza en una semana) y esta fiesta nos recuerda que sin importar lo que los poderes de la tierra nos pidan hacer, Cristo es el verdadero rey que debe reinar en nuestros corazones.

Conoce 8 detalles de esta impresionante fiesta gracias a Churchpop.com:

1. Fue instituida hace solo 90 años, en 1925.

Luego de la Primera Guerra Mundial, en medio del crecimiento del comunismo en Rusia, y con ocasión del 1600 aniversario del Concilio de Nicea (año 325), el Papa Pío XI instituyó la fiesta en 1925 a través de la encíclica Quas Primas. Su primera celebración tuvo lugar en 1926.

2. Se celebró por primera vez el día de Halloween en 1926.

Fue originalmente establecida para el último domingo de octubre, justo antes de la Fiesta de Todos los Santos. En el año 1926, cuando se celebró por primera vez, ese domingo coincidió con el 31 de octubre.

3. Fue el Beato Pablo VI quien en 1969, revisó la fiesta y le dio su nombre y fecha actual.

El Papa Pablo VI dio a la fiesta su actual título completo (la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo) y la trasladó al último domingo del año litúrgico.

4. La fiesta fue una respuesta al crecimiento de la secularización, el ateísmo y el comunismo.

Mientras el mundo pedía elocuentemente a los cristianos que deben restringir su religión y dar una mayor lealtad a los gobiernos, el Papa Pío XI escribió respecto a la fiesta:

"Porque si a Cristo nuestro Señor le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra; si los hombres, por haber sido redimidos con su sangre, están sujetos por un nuevo título a su autoridad; si, en fin, esta potestad abraza a toda la naturaleza humana, claramente se ve que no hay en nosotros ninguna facultad que se sustraiga a tan alta soberanía. Es, pues, necesario que Cristo reine en la inteligencia del hombre, la cual, con perfecto acatamiento, ha de asentir firme y constantemente a las verdades reveladas y a la doctrina de Cristo; es necesario que reine en la voluntad, la cual ha de obedecer a las leyes y preceptos divinos; es necesario que reine en el corazón, el cual, posponiendo los efectos naturales, ha de amar a Dios sobre todas las cosas". (Quas Primas, 34)

5. Pese a sus orígenes católicos, la fiesta es celebrada por muchos protestantes.

A pesar de que fue creada hace menos de cien años en la Iglesia Católica, algunos anglicanos, luteranos, metodistas y presbiterianos celebran la fiesta.

6. En la Iglesia protestante de Suecia, este domingo es llamado "Domingo de la condena".

Aunque oficialmente los protestantes de Suecia celebran esta fiesta como "El regreso de Cristo", su nombre coloquial "Domingo de la Condena" procede del hecho de que le dan un enfoque particular en el Juicio Final y la segunda venida de Cristo.


7. Algunos anglicanos se refieren a este domingo como "Domingo de la agitación".

Obtiene este nombre por dos razones:

En primer lugar, la oración colecta anglicana para el día comienza con las palabras, “agitad, despertad, te suplicamos oh Señor, las voluntades de tus fieles…”

En segundo lugar, algunas de las antiguas recetas del pudín o pan dulce requieren que el pudín se agite y se asiente durante varias semanas antes de ser cocinados. Este domingo se convirtió en un día que la gente tradicionalmente comenzaba a preparar el pudín cristiano, que incluye “agitar”.

Estas dos cosas se juntaron en las mentes de los anglicanos y según la Wikipedia: “Supuestamente, los cocineros, esposas y sus sirvientes iban a la iglesia, y escuchaban las palabras ‘agitad, te suplicamos, oh Señor…’, y les recordaba, por asociación de ideas, que ya era hora de empezar a agitar los pudines de Navidad”.


8. La estatua de "Cristo Rey" de Polonia es la más grande estatua de Jesucristo Rey del Universo en el mundo.

Con 33 metros de altura (un metro por cada año de la vida terrenal de Jesús) y 3 metros de base, la estatua del Cristo Rey de Swlebodzin en el noroeste de Polonia es tres metros más alta que el Cristo Redentor de Río de Janeiro, Brasil.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 26 NOVIEMBRE


Los cinco minutos de María
Noviembre 26





María en su adolescencia seguramente había trazado para sí un hermoso proyecto de vida, similar al de tantas jovencitas de su pueblo.

Pero Dios modificó ese proyecto y, conservando milagrosamente su virginidad, hizo que su vida y su misión personal se centraran en su maternidad divina.

María aceptó la voluntad de Dios que cambiaba sus planes personales, y se entregó plenamente a lo que Dios quería de ella.
Nuestra Señora de los que siguen a tu Hijo Jesús, que estemos dispuestos a ceder nuestros planes, para aceptar los planes de Dios.



* P. Alfonso Milagro

VIVA CRISTO REY!!!









sábado, 25 de noviembre de 2017

ORACIONES A CRISTO REY


ORACIÓN PARA PEDIR EL REINADO DE CRISTO


¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.
Amén.





ORACIÓN A CRISTO REY


¡Oh Cristo, Tú eres mi Rey!
Dame un corazón caballeroso para contigo.

Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, no lo que se arrastra hacia abajo.

Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, sino la misión que Tú me confías.

Magnánimo en el sufrimiento: verdadero soldado tuyo ante mi cruz, verdadero Cireneo para las cruces de los demás.

Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, pero no cediendo en nada a sus máximas.

Magnánimo con los hombres: leal con todos, más sacrificado por los humildes y por los pequeños, celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.

Magnánimo con mis superiores: viendo en su autoridad la belleza de tu Rostro, que me fascina.

Magnánimo conmigo mismo: jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.

Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: orgulloso de vivir para servirte, dichoso de morir, para perderme en Ti.

Amén






CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO 
A CRISTO REY 

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Míranos humildemente postrados delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser; y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás te han conocido; muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.

Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna porque no perezcan de hambre y de miseria.

Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén.

LECTURAS BÍBLICAS PARA LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY, DOMINGO 26 NOVIEMBRE 2017

Lecturas del Domingo 34º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Domingo, 26 de noviembre de 2017
Solemnidad de Cristo Rey



Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (34,11-12.15-17):

Así dice el Señor Dios: «Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro. Como sigue el pastor el rastro de su rebaño, cuando las ovejas se le dispersan, así seguiré yo el rastro de mis ovejas y las libraré, sacándolas de todos los lugares por donde se desperdigaron un día de oscuridad y nubarrones. Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear –oráculo del Señor Dios–. Buscaré las ovejas perdidas, recogeré a las descarriadas; vendaré a las heridas; curaré a las enfermas: a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré como es debido. Y a vosotras, mis ovejas, así dice el Señor: Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrio.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 22,1-2a.2b-3.5.6

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta: 
en verdes praderas me hace recostar. R/. 

Me conduce hacia fuentes tranquilas 
y repara mis fuerzas; 
me guía por el sendero justo, 
por el honor de su nombre. R/. 

Preparas una mesa ante mí, 
enfrente de mis enemigos; 
me unges la cabeza con perfume, 
y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan 
todos los días de mi vida, 
y habitaré en la casa del Señor 
por años sin término. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta de san Pablo a los Corintios (15,20-26.28):

Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre ha venido la resurrección. Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después, cuando él vuelva, todos los que son de Cristo; después los últimos, cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino, una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza. Cristo tiene que reinar hasta que Dios haga de sus enemigos estrado de sus pies. El último enemigo aniquilado será la muerte. Y, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo. Y así Dios lo será todo para todos.

Palabra de Dios


Evangelio
Evangelio según san Mateo (25,31-46, del domingo, 26 de noviembre de 2017



Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,31-46)

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas, de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis." Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistirnos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.»




Comentario al Evangelio del domingo, 26 de noviembre de 2017
Fernando Torres cmf


¿Quién es el juez?

      La parábola de hoy es fácil de entender. Estamos en un momento solemne: el juicio final. El momento en que se valorarán nuestras acciones, se pesará cada uno de nuestros actos. La parábola nos dice que en aquel momento Dios separará a unos de otros, a los buenos de los malos. Exactamente como un pastor separa en su rebaño a las ovejas de las cabras. ¿Quién es quién? Casi todos al escuchar la parábola no tenemos duda en identificar a las ovejas y a las cabras. A la derecha se sitúan las ovejas, los justos, los que han pasado la vida haciendo el bien. Los que se sitúan a la izquierda son las cabras, los malos, los que se han portado mal.

      Tampoco nos resulta difícil identificar a los receptores de las buenas acciones de los buenos y de las malas acciones de los malos. Jesús lo deja claro. Son los más necesitados, los últimos de la sociedad, los despreciados y dejados de lado. Son los que tienen hambre, los forasteros, los que están desnudos, los que están enfermos y en la cárcel. Es interesante observar que los buenos son buenos por lo bien que han tratado a esos, a los últimos, a los que nadie quiere ni valora. Y el rey, Dios mismo, se identifica con ellos. No dice que los buenos sean buenos porque han tratado bien a los pobres, a los enfermos y a los encarcelados. Dice que son buenos porque le han tratado bien a él mismo. Dios se identifica con los pobres. Así lo ha afirmado siempre la tradición cristiana. Lo que se hace a los pobres se hace a Dios mismo. Hay que tener buena vista para descubrir en los pobres, en los últimos, a Dios mismo. Esta ya es una importante lección para este domingo con el que termina el año litúrgico. Es la última lección, la más importante, el resumen de lo aprendido en todo el año. Nos salvaremos por el modo como tratamos a Dios mismo en la figura de los pobres, los enfermos, los encarcelados... Y pobre del que no se haya enterado de que en ellos está presente Dios mismo. Los pobres son sacramento de Dios para nosotros. 

      Un último detalle. A la hora de identificar a los personajes de la parábola, nos suele resultar fácil identificarnos con los pobres que necesitan ayuda, con los buenos que les tratan bien o con los malos que los dejan de lado. Pero reconozcamos que en la práctica con quien nos identificamos muchas veces es con el juez. Nos gusta ser jueces de nuestros hermanos y determinar quiénes deberían estar a la derecha y quienes a la izquierda, quienes son los buenos y quienes los malos. Última parte de la lección: nunca ser jueces de nadie, porque ese puesto se lo ha reservado Dios a sí mismo. Que no se nos olvide, que es muy importante.


Para la reflexión

      ¿Con qué ojos miramos a los pobres, a los necesitados, a los enfermos, a los encarcelados? ¿Vemos en ellos a Cristo o simplemente les despreciamos? ¿Cuántas veces juzgamos a nuestros hermanos? ¿Cuántas veces ocupamos el lugar de jueces, ese lugar que Dios se ha reservado a sí mismo? 

QUÉ ES LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY?



¿Qué es la Solemnidad de Cristo Rey?
Solemnidad de Cristo Rey
Domingo 26 noviembre



La celebración de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.

El Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, instituyó esta solemnidad que cierra el tiempo ordinario. Su objetivo es recordar la soberanía universal de Jesucristo. Lo confesamos supremo Señor del cielo y de la tierra, de la Iglesia y de nuestras almas.

Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante la mentira mortal del pecado que existe en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí" (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.

Cristo Rey anuncia la Verdad y esa Verdad es la luz que ilumina el camino amoroso que Él ha trazado, con su Vía Crucis, el camino hacia el Reino de Dios. "Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.

Todo el que es de la verdad escucha mi voz."(Jn 18, 37) Jesús nos revela su misión reconciliadora de anunciar la verdad ante el engaño del pecado. Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual peregrina.  La posibilidad de alcanzar el Reino de Dios fue establecida por Jesucristo, al dejarnos el Espíritu Santo que nos concede las gracias necesarias para lograr la Santidad y transformar el mundo en el amor. Ésa es la misión que le dejó Jesús a la Iglesia al establecer su Reino.

Se puede pensar que solo se llegará al Reino de Dios luego de pasar por la muerte pero la verdad es que el Reino ya está instalado en el mundo a través de la Iglesia que peregrina al Reino Celestial. Justamente con la obra de Jesucristo, las dos realidades de la Iglesia -peregrina y celestial- se enlazan de manera definitiva, y así se fortalece el peregrinaje con la oración de los peregrinos y la gracia que reciben por medio de los sacramentos. "Todo el que es de la verdad escucha mi voz."(Jn 18, 37) Todos los que se encuentran con el Señor, escuchan su llamado a la Santidad y emprenden ese camino se convierten en miembros del Reino de Dios.

QUÉ ES EL ADVIENTO?


¿Qué es el Adviento?
Fuente: Aciprensa




Adviento


El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Se puede hablar de dos partes del Adviento:

Primera Parte

Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;

Segunda Parte

Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.

Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.



La Corona de Adviento

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:

La forma circular

El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar. 

Las ramas verdes

Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas

Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.

Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. 
Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal. 

El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve. 

Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote. 

Sugerencias

a) Es preferible elaborar en familia la corona de Adviento aprovechando este momento para motivar a los niños platicándoles acerca de esta costumbre y su significado.

b) La corona deberá ser colocada en un sitio especial dentro del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los niños de manera que ellos recuerden constantemente la venida de Jesús y la importancia de prepararse para ese momento.

c) Es conveniente fijar con anticipación el horario en el que se prenderán las velas. Toda esta planeación hará que las cosas salgan mejor y que los niños vean y comprendan que es algo importante. Así como con anticipación preparamos la visita de un invitado importante, estamos haciendo esto con el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.

d) Es conveniente también distribuir las funciones entre los miembros de la familia de modo que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.

Por ejemplo: 
un encargado de tener arreglado y limpio el lugar donde irá la corona antes de comenzar con esta tradición navideña. 
un encargado de apagar las luces al inicio y encenderlas al final. 
un encargado de dirigir el canto o de poner la grabadora con algún villancico. 
un encargado de dirigir las oraciones para ponerse en presencia de Dios. 
un encargado de leer las lecturas. 
un encargado de encender las velas.




Bendición de la Corona de Adviento

En algunas parroquias o colegios se organiza la bendición de las coronas de Adviento. Si no se pudo asistir a estas celebraciones, la puede llevar a cabo el papá o la mamá con la siguiente oración: 

Señor Dios 
bendice con tu poder nuestra Corona de Adviento para que, al encenderla, 
despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo 
practicando las buenas obras, y para que así, 
cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. 
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. 

Todos: Amén.

La siguiente es una fórmula de bendición comunitaria para los sacerdotes.

SACERDOTE: Al comenzar este nuevo Año Litúrgico, vamos a bendecir, como comunidad cristiana, esta CORONA con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la LUZ DEL MUNDO. Su color verde significa la vida, nuestra vida de la gracia, y la esperanza de ser mejores y unirnos más como comunidad.

TODOS: POR ESO, AL IR ENCENDIENDO, DOMINGO TRAS DOMINGO, LOS CIRIOS DE LA CORONA, DEBEMOS SIGNIFICAR NUESTRA GRADUAL PREPARACIÓN PARA RECIBIR LA LUZ DE NAVIDAD: JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR, QUE VIENE PARA SALVARNOS.

Sacerdote: Démosle gracias a Dios por esta CORONA, pero especialmente porque nos permite estar reunidos, como comunidad, para darle gracias y bendecirlo.

TODOS: TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR, PORQUE SIEMPRE ESTÁS CON NOSOTROS EN EL CAMINO DE LA VIDA Y PORQUE NOS AYUDAS A BENDECIRTE Y A TENERTE PRESENTE CADA DÍA. TE DAMOS GRACIAS POR NUESTRA CONVIVENCIA COMUNITARIA Y POR ESTA CORONA DE ADVIENTO QUE HOY QUEREMOS BENDECIR, O SEA, QUE QUEREMOS PONERLA EN TU NOMBRE PARA QUE SEA EL CENTRO DE NUESTRA ORACIÓN Y REFLEXIÓN COMUNITARIA.

ESCUCHA, PUES, PADRE BUENO, NUESTRAS SÚPLICAS: BENDICE (+) ESTA CORONA DE ADVIENTO, Y AL BENDECIRLA, BENDÍCENOS TAMBIÉN A NOSOTROS COMO COMUNIDAD, DANOS TU PAZ, TU AMOR Y TU UNIDAD. AYÚDANOS A VENCER LAS TENTACIONES. NO NOS DEJES CAER EN EL PECADO QUE NOS APARTA DE TI. ANTES BIEN, AYÚDANOS A PREPARAR LA VENIDA DE TU HIJO JESUCRISTO, LUZ DEL MUNDO, PARA QUE ILUMINE TODA NUESTRA VIDA Y NOS GUÍE POR EL CAMINO DE LA VERDAD Y DEL BIEN, EL QUE VIVE Y REINA CONTIGO, EN LA UNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS. AMÉN.

(Se rocía la corona con agua bendita... y se enciende la primera vela...).

Lector: Si encendemos una vela es porque queremos alumbrar, porque queremos tener una señal que pueda ver el que viene hacia nosotros. Es un signo externo de nuestra disposición interior de esperanza.

TODOS: POR ESO, EN ESTE TIEMPO DE ADVIENTO, SEGUIREMOS CON ATENCIÓN Y CON BUENA DISPOSICIÓN, LAS ENSEÑANZAS DE LA PALABRA DE DIOS EN LAS LECTURAS DOMINICALES; Y NOS PREPARAREMOS, DE TODO CORAZON, PARA LA VENIDA DEL SEÑOR A NUESTRA COMUNIDAD PARROQUIAL, A NUESTRA FAMILIA Y A NUESTRA VIDA PERSONAL.

Lector: Su venida histórica, que recordamos cuando el Hijo de Dios nace como Hijo de María, como Hombre para habitar entre los hombres; su venida litúrgica en cada Eucaristía, en su Palabra y en la Comunión; y su venida escatológica, que esperamos con viva fe, al final de los tiempos.

TODOS: POR ESO, ENCENDER UNA VELA TIENE SENTIDO EN LA MEDIDA EN QUE, PERSONAL, FAMILIAR Y COMUNITARIAMENTE, NOS DISPONGAMOS A RECIBIR AL HIJO DE DIOS, A NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, QUE VIENE A NOSOTROS PARA SALVARNOS.

Sacerdote: Cristo, en su Evangelio, nos invita a "Velar y a estar preparados, porque no sabemos cuando llegará el momento".

TODOS: POR ESO, NOS COMPROMETEMOS A PREPARARNOS, EN FAMILIA, A TRAVÉS DEL PERDÓN, DE LA COMPRENSIÓN Y DEL AMOR ENTRE ESPOSO Y ESPOSA; ENTRE PADRES E HIJOS; ENTRE HERMANOS Y HERMANAS; Y ENTRE AMIGOS Y COMPAÑEROS.

NOS COMPROMETEMOS, TAMBIÉN, A MANIFESTAR NUESTRO CARIÑO Y BUENA VOLUNTAD PARA CON LOS AMIGOS Y VECINOS SOBRE TODO, ESTANDO DISPUESTOS A PRESTAR AYUDA SI ALGUIEN NECESITA DE NOSOTROS, DE NUESTRO TIEMPO, DE NUESTRO SERVICIO Y DE NUESTRAS COSAS.

Y LE PEDIMOS A DIOS, NUESTRO SEÑOR, SU GRACIA Y SU FUERZA PARA CUMPLIR FIELMENTE ESTOS PROPÓSITOS. POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR. AMÉN.

BENDICIÓN SOLEMNE DE ADVIENTO

Sacerdote: Que Dios, omnipotente y misericordioso.

TODOS: NOS SANTIFIQUE CON LA CELEBRACIÓN DE ESTE ADVIENTO Y NOS LLENE DE SUS BENDICIONES, YA QUE CREEMOS QUE CRISTO VINO AL MUNDO Y ESPERAMOS SU RETORNO GLORIOSO. AMÉN.

Sacerdote: Que Dios, fuente de vida y alegría.

TODOS: NOS CONCEDA PERMANECER FIRMES EN LA FE, ALEGRES EN LA ESPERANZA Y EFICACES EN LA CARIDAD. AMÉN.

Sacerdote: Que Dios, origen de toda bondad.

TODOS: NOS ENRIQUEZCA CON LOS PREMIOS ETERNOS CUANDO VENGA DE NUEVO EN LA MAJESTAD DE SU GLORIA. AMÉN.

Sacerdote: Y la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo (+) y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes.

TODOS: AMÉN.

*** ESTA MISMA BENDICIÓN SE PUEDE USAR EN LOS DOMINGOS II, III y IV DE ADVIENTO





Inicia con las vísperas del domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad. Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.

El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas. Este año 2017, comienza el domingo 3 de diciembre, y se prolonga hasta el 24 de diciembre. Podemos distinguir dos periodos. En el primero de ellos, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.

En el segundo periodo se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.

En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.

Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.

El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los temas que se presentan durante el Adviento:

Primer Domingo: 3 de diciembre

La vigilancia en espera de la venida del Señor. Durante esta primer semana las lecturas bíblicas y la predicación son una invitación con las palabras del Evangelio: "Velen y estén preparados, que no saben cuándo llegará el momento". Es importante que, como familia nos hagamos un propósito que nos permita avanzar en el camino hacia la Navidad; ¿qué te parece si nos proponemos revisar nuestras relaciones familiares? Como resultado deberemos buscar el perdón de quienes hemos ofendido y darlo a quienes nos hayan ofendido para comenzar el Adviento viviendo en un ambiente de armonía y amor familiar. Desde luego, esto deberá ser extensivo también a los demás grupos de personas con los que nos relacionamos diariamente, como la escuela, el trabajo, los vecinos, etc. Esta semana, en familia al igual que en cada comunidad parroquial, encenderemos la primer vela de la Corona de Adviento, color morada, como signo de vigilancia y deseos de conversión.

Segundo Domingo: 10 de diciembre

La conversión, nota predominante de la predicación de Juan Bautista. Durante la segunda semana, la liturgia nos invita a reflexionar con la exhortación del profeta Juan Bautista: "Preparen el camino, Jesús llega" y, ¿qué mejor manera de prepararlo que buscando ahora la reconciliación con Dios? En la semana anterior nos reconciliamos con las personas que nos rodean; como siguiente paso, la Iglesia nos invita a acudir al Sacramento de la Reconciliación (Confesión) que nos devuelve la amistad con Dios que habíamos perdido por el pecado. Encenderemos la segunda vela morada de la Corona de Adviento, como signo del proceso de conversión que estamos viviendo.

Durante esta semana puedes buscar en los diferentes templos que tienes cerca, los horarios de confesiones disponibles, para que cuando llegue la Navidad, estés bien preparado interiormente, uniéndote a Jesús y a los hermanos en la Eucaristía.  

Tercer Domingo: 17 de diciembre

El testimonio, que María, la Madre del Señor, vive, sirviendo y ayudando al prójimo. Coincide este domingo con la celebración de la Virgen de Guadalupe, y precisamente la liturgia de Adviento nos invita a recordar la figura de María, que se prepara para ser la Madre de Jesús y que además está dispuesta a ayudar y servir a quien la necesita. El evangelio nos relata la visita de la Virgen a su prima Isabel y nos invita a repetir como ella: "Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme?.

Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir esta tercer semana de Adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeñó. Te proponemos que fomentes la devoción a María, rezando el Rosario en familia, uno de los elementos de las tradicionales posadas. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercer vela, color rosa, de la Corona de Adviento.

Cuarto Domingo: 24 de diciembre

El anuncio del nacimiento de Jesús hecho a José y a María. Las lecturas bíblicas y la predicación, dirigen su mirada a la disposición de la Virgen María, ante el anuncio del nacimiento de su Hijo y nos invitan a "Aprender de María y aceptar a Cristo que es la Luz del Mundo". Como ya está tan próxima la Navidad, nos hemos reconciliado con Dios y con nuestros hermanos; ahora nos queda solamente esperar la gran fiesta. Como familia debemos vivir la armonía, la fraternidad y la alegría que esta cercana celebración representa. Todos los preparativos para la fiesta debieran vivirse en este ambiente, con el firme propósito de aceptar a Jesús en los corazones, las familias y las comunidades. Encendemos la cuarta vela color morada, de la Corona de Adviento.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...