miércoles, 30 de agosto de 2017

IMÁGENES VARIADAS DE JESÚS

















EL SIGNIFICADO DEL NOMBRE DE MARÍA


Significado del nombre de María
Del libro: Mes de María del Padre Eliecer Salesman,
Paulinas, Caracas, Venezuela

María: 

-En el idioma popular significa: "La Iluminadora". (S. Jeronimo M 1.23.780)

-En el idioma arameo significa: "Señora" o "Princesa" (Bover).

-El significado científico de María en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer).

-En el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa: "La preferida de Yahvé Dios". (Exodo 15, 20). Mar o Myr, en Egipcio significaba la más preferida de las hijas. Y "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero -Yahvé-. Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio significaria: "La Hija preferida de Dios" (Zorell).

Padres de la Iglesia:

El nombre hebreo de María se traduce por Domina en latín; el Angel le da, por tanto, el título de Señora (SAN PEDRO CRISÓLOGO, Sermón sobre la Anunciación de la B. Virgen María, 142).

Estas palabras, el Señor es contigo, son las más excelsas que se le podían haber dicho. Con razón, pues, el Angel reverencía a la Virgen, por ser Madre del Señor, y Señora por tanto. Y le es muy propio el nombre de María, que en siríaco quiere decir «Señora» (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría, 1. c., p. 183).

Y el nombre de la Virgen era María. Digamos también acerca de este nombre, que significa «estrella del mar» y se adapta a la Virgen Madre con la mayor proporción (SAN BERNARDO, Hom. sobre la Virgen Madre, 2).

Porque sólo Ella conjuró la maldición, trajo la bendición y abrió la puerta del paraíso. Por este motivo le va el nombre de «María», que significa «estrella del mar»; como la estrella del mar orienta a puerto a los navegantes, María dirige a los cristianos a la gloria (SANTO TOMÁS, Sobre el Avemaría, 1. c., p. 185).

Con razón se la llama «María», que quiere decir «iluminada»: El Señor llenará tu alma de resplandores (Is 58, 11), y significa además «iluminadora de otros», por referencia al mundo entero; y se la compara a la luna y al sol (SANTO ToMAS, Sobre el Avemaría, 1. c., 182).

La palabra María significa en hebreo estrella del mar, y en siríaco Señora. Y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz perenne de los siglos (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. V, p. 36).

QUIÉN ES MARÍA PARA LA IGLESIA?


¿Quién es María para la Iglesia?
Hay pasajes difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de ellos.


Por: Dr. Jorge Rodríguez | Fuente: www.EducarEsAmar.mx.gs 




María es la Madre de Jesús y por tanto es la Madre de Dios, porque Jesús es Dios, como ya veremos más adelante. María es la Reina del Universo, porque Jesús es el Rey del Universo, y la madre de todo rey es también reina. María intercede ante su hijo por nosotros, como lo hizo en las Bodas de Caná, y como también demostraremos, lo pueden hacer las personas santas que ya viven en presencia de Dios. María es modelo de los cristianos por sus virtudes. María es nuestra madre, pues como dice el libro del Apocalipsis, son hijos de la Mujer (Ap 12), los que siguen los mandamientos de Dios. Si nosotros nos consideramos realmente cristianos y cumplidores de los mandatos del Señor, tenemos que aceptar que María es nuestra Madre, es la Madre de la Iglesia. Por otro lado, ya Jesús nos la dejó como Madre en la persona de su apóstol Juan, mientras agonizaba en la cruz, y así como aquél la recibió en su casa desde aquel día, nosotros también debemos recibirla en nuestras vidas si es que realmente nos llamamos cristianos. Todo verdadero cristiano tiene que amar y venerar a María, pues es la Madre de nuestro Salvador, la llena de gracia, la bienaventurada, llena del Espíritu Santo.

Ya desde el principio, Dios anuncia enemistad entre Satanás y entre la Mujer. María es la nueva Eva, así como Jesucristo es el nuevo Adán. Es una nueva creación:

Gn 3.15 ‘Haré que haya enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza …’

María es la Madre de Dios, no porque se le haya ocurrido a la Iglesia Católica, como dicen muchos hermanos protestantes, sino porque la misma Palabra de Dios, el Espíritu Santo a través de los labios de Isabel, así lo proclama. Cuando la llama Madre de mi Señor, le está diciendo la Madre de mi Dios. Recordemos que Isabel era esposa de Zacarías, sacerdote de Dios y por lo tanto, no era ignorante sobre el sentido de sus palabras; además, lo dijo estando llena del Espíritu:

Lc 1.43,45 ‘¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!’.

Decir que María es solamente madre de la naturaleza humana de Jesús, como dicen los hermanos separados, es una completa herejía, puesto que Jesús es Dios-Hombre, es una persona con dos naturalezas indivisibles. Justamente en eso consiste el misterio de la Encarnación: en que Dios tomó la naturaleza humana, se hizo hombre. Una madre lo es de la persona y no de la naturaleza. Para aclarar el tema, veamos como ejemplo nuestra propia vida: nuestro espíritu no procede de nuestra madre, sino de Dios. No por eso se nos ocurriría la barbaridad de decir que nuestra mamá es sólo madre de nuestro cuerpo pero no de nuestro espíritu. Nuestra madre lo es de nuestra persona. Así igual, la naturaleza divina de Cristo no procede de María, pues Jesús es Dios increado, eterno; pero su humanidad si procede de ella, por eso es su hijo. Como el Hijo es Dios, su madre: María, es madre de Dios.

A continuación, encontramos algunos textos que nos hablan de María, para que comprendamos mejor lo que ella es para la Iglesia:

Cant 6.10 ¿Quién es esta que surge como la aurora, bella como la luna, brillante como el sol, temible como un ejército?

Mt 1.22 Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: la virgen concebirá y dará a luz un hijo.

Is 7.14 El Señor, pues, les dará esta señal: La joven está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel.

Mt 2.11 Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

Lc 1.28 Llegó el ángel hasta ella y le dijo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo’.

Lc 1.30 Pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has encontrado el favor de Dios’.

Lc 1.38 Dijo María: ‘Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho’.

Lc 1.42 (Isabel) exclamó en alta voz: ‘¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!’

Lc 1.47-48 ‘Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava’.

Lc 2.19 María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.

Lc 2.34-35 ‘Será una señal impugnada en cuanto se manifieste, mientras que a ti misma una espada te atravesará el alma’.

Lc 2.51 Posteriormente siguió obedeciéndoles (a María y José). Su madre, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón.

Jn 2.5 Jesús le respondió: ‘Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? …’ Pero su madre dijo a los sirvientes: ‘Hagan lo que él les diga’.

Jn 19.26-27 Jesús, al ver a la Madre, … dijo a la Madre: ‘Mujer, ahí tienes a tu hijo’.
Después dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’.

Hch 1.14 Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Ap 11.19 Entonces se abrió el Santuario de Dios en el Cielo y pudo verse el arca de la Alianza de Dios dentro del Santuario.

Ap 12.1-2 Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de dar a luz.

Ap. 12.5 Y la mujer dio a luz un hijo varón, que ha de gobernar a todas las naciones con vara de hierro.

Ap 12.17 El dragón se enfureció contra la mujer y se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, es decir, a los que observan los mandamientos de Dios y guardan el mensaje de Jesús.

Para terminar, veamos que solamente los católicos proclamamos como bienaventurada a María. De generación en generación, únicamente la Iglesia Católica le canta a María, la venera por ser Madre de nuestro Señor, la proclama feliz. Los que no lo hacen, simplemente desobedecen la Palabra de Dios:

Lc 1.48-49 ‘Desde ahora todas las generaciones me llamarán feliz. El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí’.

LOS PADRES DE LA VIRGEN MARÍA, SANTA ANA Y SAN JOAQUIN

Santa Ana
Madre de la Santísima Virgen María
Fiesta (con San Joaquín): 26 de Julio

Ana (Hebreo, Hannah, significa gracia) 

Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente. Ver: Por sus frutos los conoceréis de San Juan Damasceno.

Todo lo que se conoce de ellos, incluso sus nombres, procede de literatura apócrifa: el Evangelio de la Natividad de María, el Evangelio apócrifo de Mateo y el Protoevangelium de Santiago. El mas antiguo de estos se remonta alrededor del 150 ad.  En el Oriente el Protoevangelium gozaba de gran autoridad, algunas porciones se leían en las fiestas de la Virgen María. En el Occidente, sin embargo, fue rechazado por los Padres de la Iglesia. En el siglo XIII, partes del Protoevangelium de Santiago fue incorporado por Jacobus de Vorágine en su "Leyenda Dorada".  Desde entonces la historia de Santa Ana se propagó por el Occidente hasta convertirse en una de las santas mas populares de la Iglesia latina.

Los escritos llamados "apócrifos" no fueron aceptados por la Iglesia como parte del canon de las Sagradas Escrituras porque contienen muchos datos que no son confiables.  Pero si contienen  algunos datos de documentos históricos. Lo difícil es distinguir en ellos el grano bueno de la paja. 

El Protoevangelium nos ofrece la siguiente historia: En Nazaret vivían Joaquín y Ana, una pareja rica y piadosa pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado por un tal Ruben, bajo el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos.  Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la esterilidad y prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio.

Sus oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa.  Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María).  Esta historia se parece a la de la concepción de Samuel en las Sagradas Escrituras, cuya madre se llamaba también Ana (1 Re 1).

Según una tradición antigua, los padres de la Stma. Virgen, siendo Galileos, se mudaron a Jerusalén.  Allí, según la misma tradición, nació y se crió la Virgen Santísima. Allí también murieron estos venerables santos. Una iglesia, conocida en diferentes épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María en Probatica, Santa Probatica y Santa Ana, fue construida en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena (madre del emperador Constantino), sobre el lugar de la casa de San Joaquín y Ana.  Sus tumbas fueron honradas hasta el final del siglo IX, cuando los invasores musulmanes la convirtieron en una escuela.  La cripta, que originalmente contenía las santas tumbas, fue descubierta el 18 de marzo de 1889.

Muchas leyendas han sido escritas sobre las vidas de San Joaquín y Santa Ana, causando gran confusión entre los fieles. Según una de ellas, Santa Ana concibió a la Virgen Santísima sin concurso de varón, permaneciendo así virgen. Este error fue condenado por la Santa Sede en 1677 (Benedicto XIV, De Festis, II, 9). 

Veneración a Santa Ana

En la Iglesia del Oriente ya se veneraba a Santa Ana en el siglo IV.  La mejor prueba de ello es que el emperador Justino I (+565) le dedicó una iglesia.  La devoción a Santa Ana se encuentra en los mas antiguos documentos litúrgicos de la Iglesia griega.  En el Occidente no se venera a Santa Ana, excepto quizás en el sur de Francia, hasta el siglo XIII.  Su imagen, pintada en el siglo VIII en estilo Bizantino, fue mas tarde encontrada en la iglesia de Santa María Antiqua en Roma. Su fiesta, bajo la influencia de la "Leyenda Dorada", aparece en el siglo XIII donde se celebraba el 26 Julio.

En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana, concediendo la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, tal como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente en 1584.

Las Reliquias de Santa Ana

Se dice que las reliquias atribuidas a Santa Ana fueron traídas de la Tierra Santa a Constantinopla en el 710. Allí estaban en la iglesia de Santa Sofía en 1333. La tradición de la Iglesia de Apt, en el sur de Francia dice que el cuerpo de Santa Ana fue llevado a Apt por San Lázaro, el amigo de Jesucristo, fue escondido por San Auspicio (+398) y vuelto a encontrar durante el reino de Carlomagno. La cabeza de Santa Ana se mantuvo en Mainz hasta el 1510, cuando fue robada y llevada a Düren, Alemania. Lamentablemente, no hay sólidos fundamentos para asegurar la autenticidad de estas reliquias.

Veneración de Santa Ana hoy

Su imagen milagrosa es venerada en Notre Dame D'Auray, en la diócesis de Vannes. También en Canada, donde es la principal patrona de la provincia de Quebec, el santuario de Santa Ana de Beaupré es bien conocido. Santa Ana es patrona de las mujeres en parto. También es patrona de los mineros, Cristo siendo el oro y María la plata.



San Joaquín
Padre de la Santísima Virgen María.

Fiesta (con Santa Ana, su esposa): 26 de julio 
Por sus frutos los conoceréis, Juan Damasceno

Joaquín (significa Yahweh prepara).

Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente.

No conocemos de Joaquín y Ana con certeza mas que sus nombres y el hecho de que fueron los santos padres de la Madre de Dios. Lo que relatan sobre ellos los libros apócrifos no es todo confiable y es difícil distinguir lo cierto de la leyenda.

San Joaquín era venerado por los griegos desde muy temprano. En el Occidente su fiesta fue admitida al calendario mas tarde, algunas veces el 16 de septiembre, otras el 9 de diciembre. Julius II la puso en el 20 de marzo; mas tarde suprimida fue restaurada por Gregorio XV (1622). Clemente XII (1738) la fijó en el Domingo después de la Asunción. Con la reforma del calendario después del Concilio Vat II, San Joaquín se celebra junto con su esposa, Santa Ana, el 26 de Julio. Ellos son los patrones de los abuelos


Oración

Glorioso San Joaquín, 
me pongo bajo vuestra protección.

Ayúdame a imitar en todo a vuestra gloriosa hija,
La Santísima Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra.
Que, imitándola a ella, llegue yo a conocer, amar y servir a Dios
con todo mi corazón hasta mi último suspiro.

Te lo pido por Jesucristo, Nuestro Señor.


Amén

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 30 DE AGOSTO


Los cinco minutos de María
Agosto 30



Como el apóstol Juan, nunca te apartes de María. Ella te comunicará su fortaleza de ánimo y te hará comprender de dónde proviene el verdadero valor.

Cuando empieces a acobardarte, ella te hará recordar que se trata no de ti sino de los intereses de Cristo, que Cristo jamás fue vencido, ni tú tampoco lo serás, mientras luches por su causa animado por el espíritu de su Madre.

Virgen María, concédeme la fortaleza y la alegría que brotan de la cruz y de la resurrección de tu Hijo Jesús.


* P. Alfonso Milagro

ORACIÓN A SANTA ROSA DE LIMA


ORACIÓN A SANTA ROSA DE LIMA
Oración para todos los días


Gloriosa Santa Rosa de Lima, tú que supiste 
lo que es amar a Jesús con un corazón tan fino 
y generoso. Que despreciaste las vanidades 
del mundo para abrazarte a su cruz desde
tu más tierna infancia. Que amaste con filial 
devoción a nuestra Madre del Cielo y profesaste 
una gran ternura y dedicación a los más 
desvalidos, sirviéndoles como el mismo Jesús.

Enséñanos a imitar tus grandes virtudes para que, 
siguiendo tu ejemplo, podamos gozar de tu gloriosa protección en el Cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, 
que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

HOY 30 DE AGOSTO SE CELEBRA A SANTA ROSA DE LIMA, PATRONA DE AMÉRICA Y FILIPINAS


Hoy 30 de agosto se celebra a Santa Rosa de Lima, Patrona de América y Filipinas



 (ACI).- Aunque su fiesta universal se celebra el día 23, hoy 30 de agosto se celebra a Santa Rosa de Lima en el Perú y otros países. Patrona de Perú, América y las Filipinas, la primera Santa de América solía decir: “Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús”.

Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú) el 20 de abril de 1586 y fue bautizada el 25 de mayo de ese mismo año. Aunque su nombre verdadero era Isabel, en honor a su abuela materna, una india que servía a la familia la llamaba Rosa debido a que la niña tenía una extraordinaria belleza. Solamente sus parientes se dirigían a ella con ese nombre.

Junto a su hermano Fernando recibió una esmerada educación, algo excepcional para su época, y tuvo una profunda formación espiritual.

Cuando tenía once años, su padre fracasó en la explotación de una mina y la familia enfrentó problemas económicos. Se mudaron a Quives, un pueblo cerca de Lima.

En 1597, Santo Toribio de Mogrovejo, el entonces Arzobispo de Lima, le administró el sacramento de la Confirmación y la llamó Rosa.

Al cumplir 20 años, la familia volvió a la capital. Isabel trabajaba todo el día en el huerto y durante la noche cosía ropa de familias pudientes para colaborar con el sostenimiento de su casa. A pesar de las dificultades, era una mujer feliz.

Su intenso amor por el Crucificado la llevó a hacer un voto de virginidad. Consciente de su belleza, la Santa se restregaba la piel con pimienta para desfigurarse.

En una ocasión, su madre le puso una corona de flores en la cabeza para lucirla ante unas visitas. Rosa se clavó una de las horquillas para hacer penitencia por esa vanidad.

Otro día una mujer destacó la suavidad de sus manos y la finura de sus dedos. Inmediatamente la joven se talló las manos con barro. Santa Rosa de Lima luchó para arrancar el amor propio y la vanidad de su corazón. Realizaba intensos ayunos y pasaba las noches en vela haciendo oración.

Se mortificaba con una cinta de plata alrededor de su cabeza, cuyo interior estaba lleno de puntas, para compartir los sufrimientos de Cristo con la corona de espinas.

Sus padre intentaron casarla pero ella defendió su vocación. El 10 de agosto de 1606 ingresó como Terciaria en la Orden de Santo Domingo, imitando a Santa Catalina de Siena, su maestra espiritual. Por sugerencia de un sacerdote, aceptó que la llamaran Rosa de Santa María.

Con la ayuda de su hermano Fernando construyó una ermita en un rincón del huerto de su casa donde oraba y realizaba sus mortificaciones. Ahí de jueves a sábado tenía experiencias místicas y experimentaba los sufrimientos de la Pasión.

Santa Rosa salía de su ermita para ir a la iglesia de la Virgen del Rosario y para atender a los enfermos y esclavos. En estas labores era acompañada por San Martín de Porres. Ambos santos fueron amigos y los enfermos acudían a ellos para buscar la sanación.

Su amor a Dios era tan ardiente que su tono de voz cambiaba y su rostro se encendía cuando hablaba de Él, lo que reflejaba el sentimiento que embargaba su alma. Lo mismo sucedía al estar en presencia del Santísimo Sacramento y cuando comulgaba.

Santa Rosa sufrió la persecución y burla de sus amigos y familiares durante muchos años. Esta situación le causaba una profunda desolación espiritual. También era tentada constantemente por el demonio.

En 1615, un grupo de piratas quiso atacar la ciudad de Lima. Cuando ya estaban en el puerto del Callao, Santa Rosa y otras mujeres fueron a la iglesia de la Virgen del Rosario para rezar ante el Santísimo Sacramento. Incluso la Santa puso su cuerpo delante del sagrario para protegerlo.

Días después murió el capitán de los piratas y estos se alejaron de la ciudad. Todos los limeños atribuyeron este “milagro” a Rosa.

La salud de la Santa decayó y fue a vivir con un matrimonio muy piadoso, Don Gonzalo de Massa y su mujer Doña María Uzategui. La pareja la consideraba como una hija y la cuidaron durante tres años hasta su muerte.

En medio de los sufrimientos, la joven oraba: “Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor”.

En el año 1617, durante el Domingo de Ramos ocurrió su “desposorio místico”. Mientras oraba delante de la Virgen del Rosario, el Niño Jesús le dijo: “Rosa de mi Corazón, yo te quiero por esposa”. Ella le respondió: “Señor, aquí tienes a tu inútil esclava; tuya soy y tuya seré para siempre".

En la Iglesia de Santo Domingo en el centro de Lima se conserva la loseta sobre la cual estaba de pie la Santa cuando sucedió el desposorio.

Santa Rosa de Lima murió el 24 de agosto de 1617 a los 31 años. Durante su entierro, toda la ciudad se despidió de ella. Entre los asistentes se encontraban altas autoridades eclesiásticas, políticas y el virrey.

Muchas personas se acercaban al cadáver para arrancar un trocito de su hábito y tenerlo como reliquia. Al final los guardias tuvieron que dispersar a la gente porque llegaron incluso a arrancarle un dedo del pie.

Fue sepultada en el claustro del Convento de los Dominicos y en 1619 en la capilla Santa Catalina de Siena. Su cráneo se encuentra en la iglesia de Santo Domingo junto a los cráneos de San Martín de Porres y San Juan Macías.

Fue canonizada por el Papa Clemente X en 1671 y se convirtió en la primera Santa de América. El mismo Pontífice la declaró patrona principal del Nuevo Mundo (América), Filipinas e Indias Occidentales.

"Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones", dijo el Papa Inocencio IX al referirse a ella.

En 1992 San Juan Pablo II expresó que la vida sencilla y austera de Santa Rosa de Lima era “testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio”.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 30 DE AGOSTO 2017


Vigésimo primera Semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Miércoles 30 de agosto 2017



Primera lectura
Primera lectura: I Tesalonicenses 2,9-13

Recordad, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no serle gravoso a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. Vosotros sois testigos, y Dios también, de lo leal, recto e irreprochable que fue nuestro proceder con vosotros, los creyentes; sabéis perfectamente que tratamos con cada uno de vosotros personalmente, como un padre con sus hijos, animándoos con tono suave y enérgico a vivir como se merece Dios, que os ha llamado a su reino y gloria. Ésa es la razón por la que no cesarnos de dar gracias a Dios, porque al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra de hombre, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.


Salmo
Sal 138,7-8.9-10.11-12ab R/. Señor, tú me sondeas y me conoces

¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R/.

Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R/.

Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día. R/.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 23,27-32

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas"! Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!»



Reflexión del Evangelio de hoy
Proclamé entre vosotros el Reino de Dios

Pablo hace memoria de su misión apostólica en Tesalónica, en cuyo desempeño se ha mostrado como un verdadero servidor de la comunidad cristiana, muy próximo a todos, disponible siempre, y ávido de entregar no sólo el Evangelio sino su propia vida, como lo haría una mamá por cada uno de sus hijos. Son palabras de una emoción incontenible y exponentes de un servicio evangelizador valiente y desinteresado. La mejor prueba que ninguna dificultad impedirá que se predique la Buena Noticia ni que ningún misionero se arrugue a la hora de defender la causa de Dios. Porque de lo que se trata no es de agradar a los hombres, sino de proclamar el Evangelio de Jesús de la cruz a la fecha. La actitud limpia y servicial de Pablo se manifiesta también en el dato de que el apóstol no ha querido ser oneroso para nadie, por lo que ha trabajado con sus manos para su propia manutención. Solo le mueve el predicar el Reino de Dios y, con alegría, constata que la comunidad le ha respondido con fe y fraterna acogida; por eso manifiesta Pablo su gratitud porque su predicación fue recibida como Palabra de Dios que es la que mueve el corazón del creyente.

Parecéis justos, pero podridos por dentro

Abundan en el evangelio los momentos en los que Jesús no sólo critica el perfil religioso de los fariseos, sino que se enfrenta sin reservas a su doctrina y actitud. En este texto, los asimila a sepulcros enyesados, que es lo mismo que decir que blasonan de bondad cuando su interior abunda en maligna podredumbre. Parece que éstos se preocupan con exclusividad del comportamiento externo, lo que es patente hipocresía. Y similar argumento al del seguimiento de la ley, lo aplica a su conducta con los enviados de Dios: matan primero a los justos y después le construyen grandes mausoleos. Jesús les hace ver que los fariseos de su tiempo no son muy distintos a los históricos que mataron a los profetas. No es que no sea adecuada la rectificación de los fariseos, pero el Maestro les hace ver que su actitud es idéntica a la de sus padres. Por eso, no solo son linaje físico, sino también espiritual y afectivo, de los que mataron a los antiguos profetas. ¿Línea de continuidad? Evidente que sí, ya que el rechazo que expresan a Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino de los Cielos así lo manifiesta. Hasta podemos decir que es el fruto granado de su acendrada hipocresía. 

BUENOS DÍAS!!!





martes, 29 de agosto de 2017

LA VIDA NO FLORECE SOLA


La Vida no Florece sola...


La vida no florece sola, tienes que cuidar las raíces y convertirlas en tronco, el tronco en ramas, las ramas en flores... y exprimirte el corazón para dar perfume.

La vida no florece sola, tienes que colaborar en ella.

Las cosas no se te dan gratis, tienes que pagar lo que valen.

El fruto no se te da al paso, tienes que abonar y regar.

Los pozos no se llenan solos, tienes que calar hondo, buscar el agua, ver lo que les cabe... y sentarte a la sombra.

Los frutos no llegan por arte de magia, tiene que darles el sol, el agua el aire, tierra.

Tienes que cuidarles la semilla, espantar los pájaros, madurar la cáscara y luego probar si están a punto para dar sabor a la vida... y hacer jugoso el mundo.

Como ves, se te da todo, pero en materia prima... Lo elaborado y valioso lo tienes que hacer tú.

JUAN EL BAUTISTA, EL PRECURSOR



Juan el Bautista, el precursor
Juan, aquel que señala a Jesús para que sea reconocido como el Mesías.


Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net 




Juan envía a sus discípulos

Juan estaba preso en la fortaleza de Maqueronte. Sus discípulos que sufren, no son indiferentes a los sucesos que se están viviendo es Israel. Por eso "Informaron a Juan sus discípulos de todas estas cosas. Y Juan llamó a dos de ellos, y los envió al Señor a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? Presentándose aquellos hombres le dijeron: Juan el Bautista nos ha enviado a ti a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir o esperamos a otro? En aquella misma hora curó a muchos de sus enfermedades, de dolencias y de malos espíritus, y dio la vista a muchos ciegos. les respondió diciendo: Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados; y bienaventurado quien no se escandalice de mí"(Lc).

Juan aprovecha la ocasión para que sus discípulos reconozcan a Jesús como el Mesías. Él mismo ya se lo había mostrado como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y algunos de los suyos siguieron a Jesús. Siempre había dejado claro que él no era el Mesías. Ahora anima a los suyos para que hagan a Cristo la pregunta decisiva: ¿Tú eres el Mesías?

Las obras hablan por sí mismas

Jesús contesta, poniendo delante de sus ojos los milagros -que ya habían sido profetizados- como característicos de los nuevos tiempos mesiánicos. Son libres de creer o no, de seguirle o no. Pero las obras hablan por sí mismas. El grupo de los preparados con el bautismo de penitencia se apresta para el gran paso de recibir al Mesías.

"Después de marcharse los enviados de Juan, comenzó a decir a las muchedumbres acerca de Juan: ¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas delicadas? Mirad, los que visten con lujo y viven entre placeres están en palacios de reyes. ¿Qué habéis salido a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío delante de ti mi mensajero, que vaya preparándote el camino.

Os digo, pues, que entre los nacidos de mujer nadie hay mayor que Juan; aunque el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él. Y todo el pueblo y los publicanos, habiéndole escuchado, reconocieron la justicia de Dios, recibiendo el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los doctores de la Ley rechazaron el plan de Dios sobre ellos, no habiendo sido bautizados por él"(Lc).


La manifestación de Jesús como Mesías

Y es a partir de este momento cuando va a ser más explicita la manifestación de Jesús como Mesías. Es más, en esta segunda Pascua ya va a dar señales más claras aún de su divinidad. No se trata de un reformador religioso más o menos lúcido; Él es el mismo Mesías, el Hijo de Dios. Los espíritus deben estar atentos a lo que va a suceder, y Juan Bautista ha sido el mensajero anunciado por el profeta Malaquías para preparar el camino del Señor.

La embajada del Bautista también interesaba a sus discípulos, pues a pesar de vivir una vida penitente con rechazo del pecado, no eran inmunes a las pequeñas envidias: antes de que encarcelasen a Juan criticaban a los discípulos de Jesús. Así lo cuenta Juan evangelista, que había sido discípulo de los dos: "Después de esto fue Jesús con sus discípulos a la región de Judea, y allí convivía con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Ainón junto a Salín, porque había allí mucha agua, y acudían a ser bautizados, pues aún no había sido encarcelado Juan.


Juan llama a Jesús, el Esposo

Se originó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación. Y fueron a Juan y le dijeron: Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tu diste testimonio, está bautizando y todos van a él. Respondió Juan: No puede el hombre apropiarse de nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. Esposo es el que tiene la esposa; el amigo del esposo, el que está presente y le oye, se alegra mucho con la voz del esposo. Por esto mi gozo se ha colmado. Es necesario que él crezca y que yo disminuya"(Jn).

Juan había llamado Esposo a Jesús. Todos sabían que estas palabras, a la luz de la Escritura, son significativas porque Dios es el Esposo de Israel, en la Alianza de amor que les une. Veladamente, señala quién es Jesús, pero convenía un testimonio evidente, contundente. Con la embajada lo va a conseguir.


La humildad de Juan

Juan era valiente, y verdaderamente humilde. No busca la gloria propia, sino la gloria de Dios. No se siente humillado, porque muchos le abandonen como Maestro y sigan a Jesús. No le considera una competencia, sino que se sabe precusor, y su enseñanza revela bien el sentido profundo de que su penitencia era verdadera humildad: "conviene que él crezca y yo disminuya". El sentido del mensajero es ocultarse cuando llega el hijo del rey. Juan puede decir con verdad que "El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquél a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él"(Jn). En sus palabras se trasluce la voz del Padre, escuchada en el momento del Bautismo de Jesús en el Jordán, hacia ahora año y medio.


Las profecías del nacimiento de Juan

Se estaban cumpliendo las profecías enunciadas en el nacimiento del Bautista por su padre, Zacarías. Recordemos su nacimiento extraordinario: "Hubo, en tiempos de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la familia de Abías, cuya mujer, descendiente de Aarón, se llamaba Isabel. Ambos eran justos ante Dios, y caminaban intachables en todos los mandamientos y preceptos del Señor; no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos de edad avanzada.

Y sucedió que, al ejercer su ministerio sacerdotal delante de Dios, cuando le tocaba el turno, le cayó en suerte, según la costumbre del Sacerdocio, entrar en el Templo del Señor para ofrecer el incienso; y toda la concurrencia del pueblo estaba fuera orando durante el ofrecimiento del incienso. Se le apareció un ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Y Zacarías se turbó al verlo y le invadió el temor. Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu oración ha sido escuchada, así que tu mujer Isabel te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Será para tí gozo y alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor, será lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios; e irá delante de El con el espíritu y el poder de Elías para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto. Entonces Zacarías dijo al ángel: ¿Cómo podré yo estar cierto de esto? pues ya soy viejo y mi mujer de edad avanzada. Y el ángel le respondió: Yo soy Gabriel, que asisto ante el trono de Dios, y he sido enviado para hablarte y darte esta buena nueva. Desde ahora, pues, te quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no has creído en mis palabras, que se cumplirán a su tiempo.

El pueblo estaba esperando, y se extrañaba de que Zacarías se demorase tanto en el Templo. Cuando salió, no podía hablarles; y comprendieron que había tenido una visión en el Templo. El intentaba explicarse por señas, y permaneció mudo.

Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su ministerios, se marchó a su casa. Después de estos días Isabel, su mujer, concibió y se ocultaba durante cinco meses, diciéndose: Así ha hecho conmigo el Señor, en estos días en los que se ha dignado borrar mi oprobio entre los hombres".

Isabel acoge a María

María Santísima se enteró de estos hechos seis meses después por boca del ángel Gabriel, y acudió a visitar a Isabel para ayudarla en el parto. Isabel la acogió con gran alegría; y convivieron tres meses hasta que nació el niño. Zacarías recuperó el habla porque tuvo fe en la intervención de Dios, y el Espíritu Santo habló por su boca anunciando qué tenía previsto Dios para aquel niño que de adulto será Juan Bautista.

Entre tanto llegó a Isabel el tiempo del parto, y dio a luz un hijo. Y oyeron sus vecinos y parientes la gran misericordia que el Señor le había mostrado, y se congratulaban con ella. El día octavo fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre Zacarías. Pero su madre dijo: De ninguna manera, sino que se ha de llamar Juan. Y le dijeron: No hay nadie en tu familia que se llame con este nombre. Al mismo tiempo preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Y él, pidiendo una tablilla, escribió: Juan es su nombre. Lo cual llenó a todos de admiración. En aquel momento recobró el habla, se soltó su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Y se apoderó de todos sus vecinos el temor y se comentaban estos acontecimientos por toda la montaña de Judea; y cuantos los oían los grababan en su corazón, diciendo: ¿Qué pensáis ha de ser este niño? Porque la mano del Señor estaba con él.

Y Zacarías, su padre, quedó lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo:

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
y ha suscitado para nosotros el poder salvador
en la casa de David su siervo,
como lo había anunciado desde antiguo
por boca de sus santos profetas;
para salvarnos de nuestros enemigos
y de la mano de cuantos nos odian:
ejerciendo su misericordia con nuestros padres,
y acordándose de su santa alianza,
y del juramento que hizo a Abraham, nuestro padre,
para concedernos
que, libres de la mano de los enemigos,
le sirvamos sin temor,
con santidad y justicia en su presencia
todos los días de nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado Profeta del Altísimo:
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
enseñando a su pueblo la salvación
para el perdón de sus pecados;
por las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
el Sol naciente nos visitará desde lo alto,
para iluminar a los que yacen en tinieblas y en sombra de muerte,
y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Mientras tanto, el niño iba creciendo y se fortalecía en el espíritu, y habitaba en el desierto hasta el tiempo en que debía darse a conocer a Israel"(Lc).

Juan correspondió libremente al querer de Dios, y fue profeta del Altísimo anunciando los caminos misericordiosos de Dios. Juan era la voz y Jesús era la Palabra que salva al mundo.

LA FECHA DE MI BAUTISMO


La fecha de mi bautismo



1)  Para saber
Si vemos una gran humareda, nos imaginamos que algo se está quemando. El humo es un signo del fuego. Los signos nos ayudan a dirigir nuestra mente a otra realidad. Y cuando se trata de realidades sobrenaturales, los signos nos ayudan a comprender un poco más de los misterios de Dios.
El Papa Francisco en una reciente audiencia habló del signo de la luz, muy presente en la liturgia de la Iglesia. Recordó que antiguamente los templos estaban orientadas hacia el este. Se entraba por una puerta abierta hacia occidente y, caminando se dirigía hacia oriente. El occidente es el punto cardinal del ocaso, donde muere la luz. El oriente, en cambio, es el lugar donde las tinieblas son vencidas por la primera luz de la aurora y nos recuerda a Cristo, Sol surgido de lo alto al horizonte del mundo (Cfr. Lc 1,78). Se puede decir que el mismo cosmos participa con su lenguaje.
Ya en el Antiguo Testamento el profeta Isaías había anunciado la llegada de Cristo y que recoge san Mateo: “El pueblo que yacía en tinieblas ha visto una gran luz; para los que yacían en región y sombra de muerte una luz ha amanecido (Mt 4,16). Nuestro Señor Jesucristo lo dirá de sí mismo: “Yo soy la luz del mundo” (Jn 8, 12).


2) Para pensar
Así como la luz nos permite ver bien las cosas, así la luz de la fe nos permite ver las cosas, y la misma vida, en su verdadera profundidad y sentido. Sin ella, nos dice el Papa, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, y nos hace perder el camino que nos lleva a nuestra felicidad.
La liturgia bautismal nos recuerda la importancia de esa luz. Al final del rito, se entrega una vela, cuya llama es encendida del cirio pascual. En este signo está la propagación de la Resurrección de Jesús en la vida de todos los cristianos. La vida de la Iglesia es iluminar con esta luz. Después, cada cristiano ha de llevar la luz de Cristo a los demás con su serenidad ante dificultades, con su deseo de recomenzar a querer el bien y seguir caminando incluso cuando se han experimentado muchas desilusiones.
Pensemos si, como bautizados, llevamos esa luz de Cristo a los corazones de los demás.


3) Para vivir
¿Qué cosa quiere decir ser cristianos? Quiere decir creer en la luz de la fe, incluso cuando el mundo está envuelto por la noche y las tinieblas. Ser cristiano, por la gracia de Cristo recibido en el Bautismo, es estar “orientado” a la luz: no creer en la oscuridad, sino en el resplandecer del día; no ser derrotados por la muerte, sino anhelar el resucitar. Esta es nuestra esperanza cristiana: la salvación que Jesús nos trae con su luz y nos salva de las tinieblas.
La luz de Cristo nos ilumina sobre lo que somos: No somos huérfanos, tenemos un Padre y... ¡nuestro Padre es Dios! ¡Creemos que Jesús es la luz! ¡Creemos que el Espíritu Santo obra sin descanso por el bien de la humanidad!
El Papa Francisco nos vuelve a invitar a recordar o investigar la fecha de nuestro bautismo y no olvidarla nunca. Es la fecha del renacer, es la fecha en la cual hemos sido iluminados por la luz de Cristo.


© Pbro. José Martínez Colín
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