viernes, 20 de enero de 2017

LLAMADOS A SER APÓSTOLES


Llamados a ser apóstoles


Aquel que quiere ser apóstol hasta las raíces, ha de alcanzar el grado más alto posible de autosantificación


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




La santificación es el fundamento del apostolado. El grado de autosantificación debe corresponder al grado de la actividad apostólica y viceversa. Entonces, “aquel que quiere ser apóstol hasta las raíces, ha de alcanzar el grado más alto posible de autosantificación” (Principios Generales, pág. 91). Y este es el caso de los miembros de Schoenstatt.

Pero no se trata solamente de educarnos y santificarnos para el apostolado universal, sino también de educarnos y santificarnos a través del apostolado. Es decir: el apostolado es también un medio poderoso en el camino hacia la santidad. En conclusión podemos decir que el mejor apóstol y el mejor preparado para el apostolado, es el más santo.

Como miembros de Schoenstatt, todos estamos llamados a ser apóstoles y a tener un espíritu marcadamente apostólico. Es nuestra vocación al apostolado universal.

En el año 1928, el Padre dio una definición del hombre apostólico. Decía: “El apóstol es un hombre que, partiendo de una profunda vinculación a Dios, se empeña permanentemente y con todos los medios, por la salvación de las almas inmortales” (Principios Generales, pág. 86).

Dios, fuente de nuestro apostolado
En esta definición hay algo esencial para el apostolado cristiano y schoenstattiano: la vinculación con Dios. Todo apostolado debe tener su fuente en el amor a Dios. El amor al prójimo debe encenderse en el amor a Dios, es proyección, es prolongación del amor a Dios.

Esto me recuerda un suceso que he leído alguna vez: El abad Pierre, famoso sacerdote francés, que había fundado una organización para ayudar a los más pobres - los traperos de Emaús - visitó la Argentina en los años 60. Y sucedió que viajando desde Buenos Aires a Montevideo se hundió su barco en un gran accidente. Él consiguió salvarse porque una señora le tendió un palo que flotaba, y permaneció así unas horas a la deriva. Al día siguiente, los periodistas le preguntaron que había pensado ante la inminente posibilidad de la muerte:

“Miren - les dijo - yo creo haber pasado mi vida con una mano tendida hacia los demás y yo estaba seguro que teniendo una mano tendida a los demás, la otra mano me la sostenía Dios”.
Me parece una respuesta maravillosa de parte de uno de los grandes apóstoles de nuestro tiempo. Y a la vez es como un símbolo de lo que estamos hablando: el verdadero apóstol tiene una mano tendida hacia Dios y la otra hacia los hermanos.
Debemos preguntarnos si la fuente de nuestro apostolado es realmente Dios. O si hacemos apostolado más bien por una tendencia natural a la actividad, o por un afán de lucir, o tal vez por puro activismo. En tales casos estaríamos construyendo sobre arena, y no sobre fundamento firme.

La salvación de las almas inmortales
El apóstol se empeña por la salvación de las almas inmortales. Este celo por las almas caracterizaba a los grandes apóstoles de todos los tiempos. San Ignacio decía: “Si pudiera morir mil veces al día, moriría con gusto por salvar una sola alma”. Y también su gran discípulo, San Francisco Javier, cuando una vez bautizó a un niño moribundo, comentaba: “Esto ya me recompensa del largo y penoso viaje que tuve que hacer para llegar a las Indias”. Santa Catalina de Siena, que por su actividad apostólica hizo un bien extraordinario para el Reino de Dios, decía de sí misma: “Mi naturaleza es de fuego”.

Eso me recuerda unas palabras que el Padre solía decirnos en este contexto: “Con un pedazo de hielo no es posible hacer fuego”. ¿Llevamos nosotros un fuego adentro que quiere encender a otros corazones? El Padre Kentenich tenía, sin duda, esta naturaleza de fuego. Una vez aseguraba: “Durante toda mi vida me ha guiado un único gran ideal: Dios y las almas. Todo lo demás es secundario para mí, es subordinado consecuentemente a esta única gran idea de mi vida…Día y noche - así se puede decir con razón - he vivido y trabajado en mi taller secreto exclusivamente para las almas…”

Preguntas para la reflexión
1. ¿Soy una persona apostólica?
2. ¿Puedo enumerar mis apostolados?

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 20 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 20


La Virgen fue pobre y vivió pobremente; no poseyó ni ambicionó bienes. María fue pobre de bienes, pero inmensamente rica en dones.
Esta verdad nos enseña que la escala de valores del Evangelio no condice con la del mundo. Será muy conveniente que, de cuando en cuando, vayamos cotejando nuestra propia escala de valores con la que Cristo nos señala en el Evangelio, la misma que María vivió con fidelidad.
María, que llamada por Dios para ser Madre, fuiste la “llena de gracia”, haz que valoremos las gracias que Dios no deja de regalarnos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ VIERNES!!!


jueves, 19 de enero de 2017

EL BUEY Y EL MOSQUITO


El buey y el mosquito



La gente tiene a menudo una imagen inflada de sí mismo: desea con ardor que los resultados de su actuación estén a la altura de la efigie que tienen de su persona. Y, como es raro que se dé esa adecuación, la gente reacciona entre frustrada y resentida. Estamos al borde de la locura, metidos en la neblina de la alucinación (Larrañaga).

En el cuerno de un buey se posó un mosquito. Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su vuelo preguntó al buey si se alegraba de que por fin se marchase. El buey le respondió: —Ni supe que habías venido, ni lo notaré cuando te vayas. Esopo.

Según santo Tomás de Aquino, Cristo nos recomendó por encima de todo la humildad, por esta razón: porque con ella se anula el principal impedimento para nuestra santificación. Todas las demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus gracias, y las retira cuando ella desaparece.


* Enviado por el P. Natalio

LA LIBERTAD


LA  LIBERTAD


La libertad, como el baño, es algo que debe practicarse todos los días.

Nada permanece fijo. El cambio es la ley de la vida.
Quizás algunas veces sintamos que nuestras victorias personales deben ser ganadas una y otra vez. Paro si lo vemos desde otro punto de vista, no es así en absoluto; nuestras sólidas victorias personales son aquellas que nada ni nadie puede arrebatarnos.
Dichas victorias son las herramientas de nuestro crecimiento continuo. Los trabajos, las relaciones y las casas pueden cambiar, pero la serenidad y la libertad de espíritu están entre las cosas que a voluntad podemos lograr, conservar o dejar.

La libertad implica decidir lo que hacemos con nuestro cuerpo, con nuestro dinero y con nuestra vid. Si renunciamos a esta decisión, alguien la tomará por nosotros. Si no usamos o reclamamos nuestra libertad, renunciaremos a ella. Nuestras vidas exigen nuestra participación activa y creativa en cada momento.


Flo Kennedy

TODOS LO LLAMAMOS PADRE


Todos lo llamamos padre
La invocación de Dios con el nombre de Padre constituye uno de los fenómenos originarios de la historia de las religiones, de forma que la divinidad es considerada 


Fuente: Tiempos de Fe, año 1, No. 6, 




Todos lo llamamos padre

Características de la paternidad divina

Nuestro Credo comienza con la frase: Creo en Dios, Padre, todopoderoso, que resume la sustancia del mensaje Jesucristo: la llegada del reino de Dios, que él mismo llamó "Su padre" y al que no se enseñó y  permitió  invocar como nuestro Padre.

La invocación de Dios con el nombre de Padre constituye uno de los fenómenos originarios de la historia de las religiones, de forma que la divinidad es considerada "padre de los dioses y de los hombres". Consideración ésta de la que se hace eco el Catecismo de la Iglesia Católica.

El concepto de padre, presenta a "dios" como origen y principio de unidad del universo. El padre es el origen del que depende la propia existencia (Zeus-Júpiter, el padre de los adioses y hombre). Más profundamente el Antiguo Testamento habla de Dios Padre del Dios de Abraham.... No por genealogía natural sino por elección histórica.


Esta paternidad indica que:

Dios es origen primero y único de todo: es Creador.

Es autoridad trascendente.

Trasciende la distinción humana de los sexos. No es hombre ni es mujer, es Dios. En Él no hay lugar para la diferencia de los sexos.

 Nadie es Padre como lo es Dios, trasciende la paternidad maternidad humana.

La paternidad de Dios se concibe  como la acción salvadora realizada en la historia y que da origen al pueblo, como su pueblo.

La idea de la elección presupone que Dios en el señor de todo, el padre que lo creó todo y que por eso es el fundamento y dueño de todo.

Hay una semilla de lo que será el Padre  de Jesucristo: Si mi Padre y  mi Madre me abandonaran, Yavhé me recogerá.

El Nuevo  Testamento  es la culminación de la antigua al designar a Dios como Padre en palabras del mismo Jesús.

Es Padre en sentido nuevo: no sólo en cuanto Creador, es eternamente Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente solo es Hijo  en relación a su Padre.

Lo llama así porque alude al núcleo de la anuncio de Cristo y de toda su conducta: el mensaje de la llegada del reino de Dios, que tiene su origen en Dios y que es pura gracia y misericordia. En la parábola del hijo pródigo la salvación está en el retorno al padre.

Es Jesús que nos revela a Dios como padre en relación a él como hijo y al espíritu. Nos descubre la Trinidad divina. Y es Jesús el que nos faculta a llamarle también padre. 

El trato de Jesús es realmente familiar, "Abba" de intimidad personal. Escandaloso en boca de los judíos.

El padre es el origen y el fin de la obra redentora de Cristo. Es el origen el contenido de la revelación y el hijo es el revelador del padre porque él ve al padre. 

Con el término padre, en continuidad con Antiguo  Testamento, designa a Dios como un ser personal que actúa y habla libremente en la historia y entró en la alianza con los hombres: tiene un rostro personal concreto, tiene un nombre y puede ser llamado por su nombre. Por eso todos, los cercanos y los lejanos le llamamos Padre,  pues somos hechura de sus manos y objeto de su Providencia y a todos  por igual nos acoge en su regazo con la ternura de un padre para con sus hijos.


Conclusión

Designar a Dios con el nombre de "Padre", indica principalmente dos aspectos: que Dios es origen primero de todo y autoridad transcendente y que es al mismo tiempo bondad y solicitud amorosa para todos sus hijos. Esta ternura paternal de Dios puede ser expresada también mediante la imagen de la maternidad que indica más expresivamente la inmanencia de Dios.

PAPA FRANCISCO: EL ECUMENISMO ES RECONOCER A JESÚS COMO SEÑOR Y REDENTOR


El ecumenismo es reconocer a Jesús como Señor y Redentor, asegura Papa Francisco
Por Álvaro de Juana
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa
VATICANO, 19 Ene. 17 / 06:10 am (ACI).- El Papa Francisco expresó el deseo de alcanzar la comunión y el respeto al recibir en audiencia a una delegación ecuménica de la Iglesia Luterana de Finlandia con motivo de la peregrinación anual a Roma para celebrar la fiesta de San Enrique, Patrono del país, en el marco de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos.

“El verdadero ecumenismo, en efecto, se basa en la conversión común a Jesucristo como nuestro Señor y Redentor. Si nos acercamos juntos a Él, nos acercamos también los unos a los otros”, afirmó.

Francisco recordó la visita que efectuó a Suecia –de mayoría luterana–, el pasado 31 de octubre. “Después de 50 años de diálogo ecuménico oficial entre católicos y luteranos, hemos logrado exponer claramente las perspectivas sobre las cuales hoy podemos estar de acuerdo".

El Papa también señaló que al preparar la conmemoración de la Reforma, “católicos y luteranos han tomado mayor conciencia también del hecho de que el diálogo teológico es esencial para la reconciliación y es llevado adelante con compromiso constante”.

“En esa comunión concorde que permite al Espíritu Santo actuar, podremos alcanzar ulteriores convergencias sobre contenidos de la doctrina y de las enseñanzas morales de la Iglesia y podremos acercarnos aún más a la unidad plena y visible”.

“Rezo al Señor –continuó el Papa– para que acompañe con su bendición a la Comisión de diálogo luterano-católico de Finlandia, que está trabajando con dedicación hacia una interpretación sacramental común de la Iglesia, de la Eucaristía y del ministerio eclesial”.

El Pontífice recordó también que católicos y luteranos deben estar comprometidos “a sostener juntos a aquellos que sufren, aquellos que están en la necesidad, aquellos que están expuestos a la persecución y a la violencia”.

“Al hacer esto, como cristianos, no estamos divididos, sino que estamos unidos en el camino hacia la plena comunión”. resaltó. 

POR CRISTO, CON ÉL Y EN ÉL


¡Por Cristo, con Él y en Él! 
¿quién debe decir esas palabras en Misa?
La manera de celebrar la misa no sale de lo que a cada quien se le ocurra. Hay unos criterios básicos que son necesarios cumplirlos a cabalidad.


Por: Qriswell J. Quero | Fuente: PildorasDeFe.net // fraynelson.com 




Tal vez has participado de alguna Santa Misa en la que has presenciado que la comunidad, espontáneamente, y cuando se termina la Plegaria eucarística, se une en oración al Sacerdote celebrante y pronuncian las palabras "Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén"

En otros casos, ha sido el Sacerdote mismo quien anima a la comunidad a DECIR JUNTOS esa Doxología; pero realmente, ¿quién debe decir estas palabras? ¿Únicamente el Sacerdote? ¿La comunidad y el sacerdote?

Para responder a esta pregunta, nos dirigimos a una respuesta dada por Fray Nelson Medina, Sacerdote predicador de la Orden de los Dominicos, en la que explica el uso correcto de esta Doxología durante la celebración de la Santa Misa

Forma correcta de celebrar Misa
La manera de celebrar la misa no sale de lo que a cada sacerdote se le ocurra. Hay unos criterios básicos que son necesarios porque ni el sacerdote ni ninguna comunidad particular pueden considerarse "dueños" de la Misa.

La "manera de celebrar" la indican los misales que se usan en las parroquias e iglesias a través de un documento que se llama la "Instrucción general del Misal Romano," usualmente abreviado IGMR, que todos puede consultar haciendo Clic aquí



El numero 151 de la IGMR dice textualmente:

"Después de la consagración, habiendo dicho el sacerdote: Este es el Sacramento de nuestra fe, el pueblo dice la aclamación, empleando una de las fórmulas determinadas. Al final de la Plegaria Eucarística, el sacerdote, toma la patena con la Hostia y el cáliz, los eleva simultáneamente y pronuncia la doxología él solo: Por Cristo, con Él y en Él. Al fin el pueblo aclama: Amén. En seguida, el sacerdote coloca la patena y el cáliz sobre el corporal"

No hay entonces margen de duda: esas palabras ha de decirlas solamente el Sacerdote.

Alguien puede estar en desacuerdo y aducir algunas razones sobre por qué las cosas deberían ser de otro modo. Pero podemos imaginar lo que sucede si cada uno pretende imponer lo que considera que debería hacerse.

Y no hay que imaginar mucho: ya esos caprichos los vimos en los años inmediatamente posteriores al Concilio Vaticano II, incluyendo el caso de sacerdotes que creían que la misa "debería" celebrarse con tortillas de maíz.

Como no hay necesidad de volver a esos tiempos y a esas discusiones, lo mejor es que todos comprendamos que la liturgia es un bien público de nuestra fe y que merece amor, cuidado y respeto.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 19 DE ENERO DEL 2017


Cuando los poseídos lo veían, gritaban tú eres el hijo de Dios
San Marcos 3, 7-12. II Jueves de Tiempo Ordinario. Ciclo A.



Por: H. Hiram Galán LC´ | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero permanecer en Ti, permanecer en tu amor, unido a tu corazón. Permíteme reclinar la cabeza en tu pecho como lo hiciste con el discípulo amado. Quiero escuchar ese corazón que palpita de amor por mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 3, 7-12
En aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, seguido por una muchedumbre de galileos. Una gran multitud, procedente de Judea y Jerusalén, de Idumea y Transjordania y de la parte de Tiro y Sidón, habiendo tenido noticias de lo que Jesús hacía, se trasladó a donde él estaba.
Entonces rogó Jesús a sus discípulos que le consiguieran una barca para subir en ella, porque era tanta la multitud, que estaba a punto de aplastarlo.
En efecto, Jesús había curado a muchos, de manera que todos los que padecían algún mal, se le echaban encima para tocarlo. Cuando los poseídos por espíritus inmundos lo veían, se echaban a sus pies y gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero Jesús les prohibía que lo manifestaran.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Podemos creer que los demonios hacían una confesión de fe más sincera y real que la nuestra. Sí, cuando ellos confesaban que Jesús era el Hijo de Dios, lo hacían con tal fuerza e ímpetu que demostraban creer en lo que decían. Cuántas veces, Señor, he dudado de tu presencia real y viva en la Eucaristía.
Quizás sí creo que estás ahí, pero mi fe es tan teórica y superficial, que lo demuestra el número de veces que te visito en la Eucaristía. Si de verdad creyera que Dios mismo está en ese humilde pedazo de pan, ¿dejaría pasar algún día sin visitarte? Creo que no…
Creo de verdad que hasta los demonios y sus seguidores tiene más fe que yo en tu presencia Eucarística. Siempre que alguien te quiere ofender, tristemente, te atacan y profanan en tu presencia real en la Eucaristía. De verdad creen que estás ahí, por ello te ofenden de esa manera.
Ayúdame, Jesús, a valorar este don tan grande, ese milagro de amor que bajo la apariencia de un pedazo de pan se queda conmigo. Se queda indefenso incluso a merced de aquellos que sólo le quieren ofender. Gracias por amarme con locura, Jesús, pues sólo un loco de amor permitiría tales cosas.
«Cada Eucaristía que celebramos con fe nos hace crecer como templo vivo del Señor, gracias a la comunión con su cuerpo crucificado y resucitado. Jesús conoce aquello que hay en cada uno de nosotros, y conoce también nuestro más ardiente deseo: el de ser habitados por Él, sólo por Él. Dejémoslo entrar en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestros corazones. Que María Santísima, que es la morada privilegiada del Hijo de Dios, nos acompañe y nos sostenga.»
(Homilía de S.S. Francisco, 8 de marzo de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré hacer una visita a Jesús Eucaristía sin ninguna intención especial, tan sólo para adorarlo y amarlo en reparación por todas las ofensas y profanaciones que recibe en este sacramento.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 19 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 19



María Santísima, como Jesús, su hijo, fue mansa y humilde de corazón. Su interior estuvo siempre en calma, aun en los momentos más atribulados. Al pie de la cruz, como la imagen de la fortaleza más grande, se mantuvo firme, sin desmayar.
Acudamos a la Virgen, mansa y serena, buena, amable y bondadosa, sabiendo que seremos bien recibidos y escuchados.
María, Madre nuestra, a ti recurrimos confiados como hijos pequeños para recibir de tus manos la paz del corazón.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ JUEVES


miércoles, 18 de enero de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 18 DE ENERO DEL 2017


Cristo quiere una piedad auténtica
Marcos 3, 1-6. II Miércoles de Tiempo Ordinario. Ciclo A,


Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por tu amor. Permíteme corresponder a tu donación total con una entrega de mí mismo. Enséñame a amarte cada día más y mejor. Haz que te ame con un amor real, concreto, hecho obras. Dame tu gracia para mostrarte un amor así este día. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 3, 1-6
En aquel tiempo, Jesús entró en la sinagoga, donde había un hombre que tenía tullida una mano. Los fariseos estaban espiando a Jesús para ver si curaba en sábado y poder acusarlo. Jesús le dijo al tullido: “Levántate y ponte allí en medio”. Después les preguntó: “¿Qué es lo que está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Se le puede salvar la vida a un hombre en sábado o hay que dejarlo morir?” Ellos se quedaron callados. Entonces, mirándolos con ira y con tristeza, porque no querían entender, le dijo al hombre: “Extiende tu mano”. La extendió, y su mano quedó sana.
Entonces se salieron los fariseos y comenzaron a hacer planes con los del partido de Herodes para matar a Jesús.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Existe un riesgo muy alto cuando se toma la religión en serio. Ésta puede convertirse en una lista de deberes y prohibiciones, sin nada más allá de la regla: no hacerse ídolos, ir a misa los domingos, no matar, no mentir, guardarse de la impureza, no molestar a nadie... Acciones o límites verdaderos y que ayudan, pero que se pueden cumplir con los ojos cerrados. Es decir, «cumplo» el tercer mandamiento, da igual lo que mande, tanto si significa ir a misa el domingo como si pidiera llevar un paraguas en los días soleados… Es necesario ver más profundo, ir al porqué de esto y aquello. En el fondo, cada mandamiento nos ofrece un bien concreto, una manera específica de amar. La religión o piedad corre el riesgo de quedarse inmadura. Entonces se seca mucho antes de producir frutos.
La piedad madura nos llama a un amor cada vez más pleno. Ciertamente, el primer lugar lo tiene el amor a Dios, «amarás a Dios sobre todas las cosas». Pero todo amor es una realidad abierta: el amor es como un perfume, que se difunde en todas direcciones. Por eso brota una consecuencia del amor a Dios: «amarás a tu prójimo como a ti mismo». El amor auténtico hacia una persona nos lleva a amar lo mismo que ella ama. Por eso, la piedad auténtica y el amor maduro nos impulsan a buscar el bien de los demás. Ya lo decía san Juan: «En esto hemos conocido qué es el amor: en que él dio su vida por nosotros. Así que también nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Si alguno que posee bienes materiales, ve que su hermano está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede residir en él el amor de Dios?» (1 Jn 3, 16-17) ¡Seamos cristianos auténticos! ¡Vivamos un amor abierto a Dios y a los demás!
«Jesús hizo algo “peor”, algo que irritó aún más a los hipócritas y soberbios que lo estaban vigilando porque buscaban alguna excusa para atraparlo. Curó la mano atrofiada de un hombre. La mano, ese signo tan fuerte del obrar, del trabajo. Jesús le devolvió a ese hombre la capacidad de trabajar y con eso le devolvió la dignidad. Cuántas manos atrofiadas, cuantas personas privadas de la dignidad del trabajo, porque los hipócritas para defender sistemas injustos, se oponen a que sean sanadas. A veces pienso que cuando ustedes, los pobres organizados, se inventan su propio trabajo, creando una cooperativa, recuperando una fábrica quebrada, reciclando el descarte de la sociedad de consumo, enfrentando las inclemencias del tiempo para vender en una plaza, reclamando una parcela de tierra para cultivar y alimentar a los hambrientos, cuando hacen esto están imitando a Jesús porque buscan sanar, aunque sea un poquito, aunque sea precariamente, esa atrofia del sistema socioeconómico imperante que es el desempleo.»
(Discurso de S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Pondré en práctica la caridad con mis palabras, hablando bien de los demás.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

LA SOLEDAD, COMPAÑERA DE VIDA


La soledad, compañera de vida



La soledad es un sentimiento que nos llena el alma de un silencio frío y oscuro si no la sabemos encauzar. Hay rostros surcados de arrugas, de piel marchita, de labios sin frescura, de ojos empequeñecidos, turbios y apagados que nos hablan por sí solos de la soledad. Si sus voces nos llegaran nos dirían de su cansancio, de su miedo, pero sobre todo de su soledad....

Pero no hace falta que seamos ancianos para que en la vida nos acompañe la soledad.

La soledad del sacerdote, aún los más jóvenes, con sus votos de obediencia, pobreza y castidad, pero a veces es más dura la soledad de su propio corazón, que aunque ayudado por la Gracia de Dios no deja de ser humano. Tienen que consolar a los seres que llegan hasta ellos con sus penas, con sus problemas pero su corazón no puede aferrarse a ninguna criatura de la tierra y a veces se sienten solos, muy solos, tan solo acompañados de una gran soledad

La soledad en la adolescencia, duele profundamente por nueva, por incomprensible... Los padres se están divorciando, se quiere a los dos, se necesita a los dos, pero para ellos parece que no existe ese ser que no acaba de comprender y que está muy solo. Ellos tienen sus pleitos, su mal humor. La mamá siempre llorando, el papá alzando la voz... para él nada... tal vez lamentan hasta que hayan nacido. Si se divorcian será un problema ¿Qué será de él? ¡Qué gran soledad, qué amarga soledad!

Las monjas misioneras, los misioneros, lejos de sus seres queridos y en tierras extrañas.

Y la soledad en algunos matrimonios, esa soledad que ahoga, que asfixia... que como dice el poeta: "es más grande la soledad de dos en compañía". El hombre de grandes negocios, empresario importante, magnate en la sociedad que parece que lo tiene todo pero que en el fondo vive una gran soledad.

La soledad de las grandes luminarias siempre rodeadas de personas y siempre solas... Las esposas de los pilotos, de los marinos, de los médicos, saben de una gran soledad y ellos a su vez, en medio del cumplimiento del deber, también están solos. La soledad de las personas que han perdido al compañero o compañera de su vida, ese quedarse como partido en dos porque falta la otra mitad, ese no saber cómo vivir esas horas, ahora tan vacías, tan tristes, tan solas...

Si no convertimos esa soledad en compañía para otros seres quizá, más solos aún que nosotros mismos, si no llenamos ese vacío y esas horas con el fuego de nuestro amor para los que nos rodean y nos necesitan, esa soledad acabará por aniquilarnos, ahogándonos en el pozo de las más profunda depresión.

En realidad todos los seres humanos estamos solos. La soledad está en nuestras vidas pero hay que saber amarla. Si le tenemos miedo, si no la amamos y no aprendemos a vivir con ella, ella nos destruirá. Si le sabemos dar su verdadero sentido, ella nos enriquecerá y será la compañera perfecta para nuestro espíritu. Con ella podremos entrar en nuestra alma, con ella podremos hablar con nuestros más íntimos sentimientos.

Ella nos ayudará, ella, la soledad bien amada y deseada a veces, nos llevará al encuentro de nuestra propia identidad y luego al mejor conocimiento de Dios, que llenará nuestras vidas porque Él es todo amor.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net

LA SALVACIÓN SE DECIDE EN LA PRÁCTICA


La salvación se decide en la práctica
Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres. Porque Dios no juzga según las apariencias, sino que ve en el corazón.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




En el libro de Isaías del Antiguo Testamento se anuncia la reunión de todas las naciones, lenguas y razas en un solo pueblo elegido. En el Nuevo Testamento, Jesús dice a sus paisanos que vendrán extranjeros del norte y del Sur, de Oriente y Occidente, para sentarse a la mesa del Reino de Dios.

Esta universalidad de la salvación de Dios nos deja todavía sin saber nada acerca del número de los que se salvarán. Nos basta con saber que Dios llama a todos, que la puerta que conduce al Reino es estrecha y puede cerrarse en cualquier momento. Lo único importante es la conversión al Evangelio. Todo lo demás es simple curiosidad que nos distrae peligrosamente.

El Evangelio es salvación para los que lo escuchan responsablemente, sean o no descendientes de Abrahán o católicos desde su nacimiento. Escuchar responsablemente el Evangelio es vivirlo, practicarlo en la vida de cada día.

Y esto no es nada fácil. Por eso dice Jesús que la puerta es estrecha y que sólo los que se esfuerzan entraran por ella en el Reino de Dios.

No basta con escuchar sermones o ir a misa todos los domingos. No son las prácticas piadosas las que nos van a salvar. Todo esto tiene su valor, pero sólo cuando nos ayuda y anima a vivir nuestra fe en la vida de cada día: en nuestra vida personal y familiar, nuestra vida social y profesional, nuestra vida política...

El último día, el Señor reconocerá sólo a aquellos que ahora y aquí lo reconocen en los hombres. Reconocer a Jesús en los hombres, es reconocer la dignidad de cada ser humano, respetar sus derechos, tener en cuenta sus necesidades y, sobre todo, solidarizarse con los pobres, los marginados, los oprimidos. Cualquier cosa que hagamos a uno de estos, al Señor mismo se lo estamos haciendo.

“Hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos”. Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá la sorpresa implacablemente sobre muchos que se creyeron los verdaderos cristianos.

Y estos, que se tuvieron a sí mismos por los primeros, dirán: “Señor, ábrenos”. Y el Señor les contestará: “No sé quienes sois”. Y ellos comenzarán a decir: “Hemos comido tu pan y bebido tu sangre, tu Evangelio se ha predicado en nuestras iglesias.”
Pero el recuerdo de todas estas prácticas religiosas no servirá de nada si no va acompañando de la prueba verdaderamente decisiva en el juicio: del amor a los demás, sobre todo a los necesitados.

Llegará el gran Día del juicio, y entonces vendrá felizmente la sorpresa sobre muchos hombres de oriente y occidente, del norte y del sur. Son los que practicaron en el mundo el mensaje cristiano del amor.
Por eso, el Señor les abrirá la puerta, los sentará a su mesa y les dirá: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino, y me acogisteis...”

Los primeros para Dios son con frecuencia los últimos para los hombres. Porque Dios no juzga según las apariencias, sino que ve en el corazón.

Hay un cristianismo oficial que es bueno cuando expresa auténticamente en palabras y obras las actitudes de la fe, la esperanza y el amor pero que es vana hipocresía cuando no es así.
En cambio, hay otro cristianismo sin nombre, anónimo, que no se expresa en ritos y palabras, pero que realiza en la vida el mensaje de Cristo.

La verdad cristiana es eminentemente práctica. Consiste en la conversión del hombre hacia un orden nuevo, en el que habita la justicia, la paz, la fraternidad y el amor. Los hombres que trabajan por estos valores, se salvarán y ascenderán a los primeros puestos.

Queridos hermanos, esforcémonos para que Dios nos encuentre también entre ellos y nos deje entrar en su Reino celestial.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Cómo vivo mi cristianismo durante la semana?
2. ¿Qué acciones hago en pro de los necesitados?
3. ¿Se nota mi cristianismo en mi ambiente laboral, familiar…?

PAPA FRANCISCO: CUANDO LAS COSAS SE VUELVAN OSCURAS, RECEN MÁS


Papa Francisco: Cuando las cosas se vuelvan oscuras ¡recen más!
Por Álvaro de Juana
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



VATICANO, 18 Ene. 17 / 05:01 am (ACI).- La esperanza y la oración, dijo el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles, van de la mano y ayudan a descubrir al verdadero Dios. "La oración te lleva adelante en la esperanza y cuando las cosas se vuelven oscuras, más oración", dijo ante miles de fieles.

En su nueva catequesis, el Pontífice explicó que “en la Sagrada Escritura, entre los profetas de Israel, destaca una figura un poco anómala, un profeta que intenta sustraerse a la llamada del Señor rechazando ponerse al servicio del plan divino de salvación: el profeta Jonás”.


“Es un profeta ‘en salida’ que Dios envía ‘a la periferia', a Nínive, para convertir a los habitantes de esa gran ciudad”, explicó. “En Nínive, para un israelita, Jonás representaba una realidad amenazante, el enemigo que ponía en peligro a la misma Jerusalén”. Y por eso, “cuando Dios manda a Jonás a predicar en esa ciudad, el profeta, que conoce la bondad del Señor y su deseo, busca sustraerse a su misión y huye”.

Francisco entonces señaló que el comportamiento de Jonás permite reflexionar sobre la “esperanza y la oración”.

“Durante la travesía de Jonás en el mar, comienza una terrible tempestad, y Jonás baja a la bodega del barco y se abandona al sueño. Los marineros, sin embargo, viéndose perdidos, ‘invocaron a su propio Dios’”, dijo el Papa. “El capitán del barco despertó a Jonás y le pidió que orase a su Dios”, añadió.

“La reacción de estos paganos es la justa reacción delante de la muerte, porque es entonces cuando el hombre vive una experiencia completa de la propia fragilidad y de la propia necesidad de salvación”.

En definitiva, “el instintivo horror de morir despierta la necesidad de esperar en el Dios de la vida” y la “esperanza se convierte en oración”.

El Santo Padre alertó que “demasiado fácilmente desdeñamos el dirigirnos a Dios en la necesidad como si fuese solo una oración interesada, por tanto, imperfecta. Pero Dios conoce nuestra debilidad, sabe que nos acordamos de Él para pedir ayuda y con la sonrisa indulgente de un padre responde de manera benevolente”.

“Cuando Jonás, reconociendo las propias responsabilidades, se arroja al mar para salvar a sus compañeros de viaje, la tempestad se calma. La muerte inminente ha llevado a aquellos hombres paganos a la oración, ha hecho que el profeta viviese su propia vocación al servicio de los otros aceptando sacrificarse por ellos, y ahora conduce a los sobrevivientes al reconocimiento del verdadero Señor y a su alabanza”.


El Papa subrayó que la esperanza “se revela entonces más potente y opera una realidad que va también más allá de cuanto se esperaban: no solo no mueren en la tempestad, sino que se abren al reconocimiento del verdadero y único Señor del cielo y de la tierra”.

“Así, bajo la luz del misterio pascual, la muerte puede convertirse, como fue para San Francisco de Asís, en ‘nuestra hermana muerte’ y representar, para cada hombre y para cada uno de nosotros, la sorprendente ocasión de conocer la esperanza y de encontrar al Señor”.

Para terminar, el Papa recordó que “más tarde, el rey de Nínive tras oír la predicación de Jonás, se confía a la misericordia divina y llama a todos a la oración y a la penitencia, salvando así la ciudad”.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 18 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 18



María amó a todos sin excepción y a todos les deseó el bien y el mayor bien que se puede desear: el amor de Dios. Porque, comparado con el amor de Dios, todo lo demás resulta insignificante, por valioso que se lo quiera suponer.
Y así, María por todos oró, por todos sufrió, por todos entregó a su Hijo, para que a todos salvara y redimiera.
Esta universalidad del amor de María es fiel modelo de lo que debe ser nuestro amor cristiano. El verdadero amor no es envidioso, no busca las cosas propias, sino que busca el bien de los demás. El verdadero amor cristiano debe ser definido como la entrega de sí mismo a los demás a imitación de María, que se entregó a sí misma y al que quería más que a sí misma: su Hijo Jesús.
María, que con amor te uniste a la entrega de tu Hijo, ayúdanos a entregarnos en el servicio a los hermanos.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MIÉRCOLES!!!

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