jueves, 19 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 19 DE MAYO DEL 2016



Haced esto en recuerdo mío

Solemnidades y fiestas



Lucas 22, 14-20. Fiesta Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. 



Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20
Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios.» Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.» Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» De igual modo, después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.

Oración introductoria
¡Señor, cuánta seguridad me dan tus palabras! Has dado tu vida por mí y me esperas en la casa del Padre. No dejes nunca que pierda de vista la meta a la que me llamas. Fortaléceme por medio de esta meditación para que logre pasar de la divagación a la oración y pueda transformarme en un auténtico receptor de tu gracia.

Petición
Señor, dame la sabiduría y fortaleza para seguir por tu camino.

Meditación del Papa Francisco
Palabra y pan en la mesa se vuelven una cosa, como en la última cena cuando todas las palabras de Jesús, todos las señales que había hecho se condensaron en el gesto de partir el pan y de ofrecer un cáliz, anticipación del sacrificio de la cruz, y en esas palabras: 'Tomad y bebed este es mi cuerpo, tomad y bebed esta es mi sangre'.
El gesto de Jesús realizado en la última cena es el agradecimiento extremo al Padre por su amor y misericordia. Agradecimiento en griego se dice eucaristía, y por eso el sacramento se llama eucaristía. Es el supremo agradecimiento al padre que nos amó tanto al punto de darnos a su Hijo por amor. Por esto el término eucaristía resume este gesto de Dios y del hombre juntos. Gesto de Jesucristo verdadero Dios y verdadero hombre.
Por lo tanto la celebración eucarística es algo más que un simple banquete, es el memorial de la pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. Memorial no significa solamente un simple recuerdo, pero quiere decir que cada vez que celebramos este sacramento participamos al misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La eucaristía constituye el auge de la acción de salvación de Dios.» (S.S. Francisco, catequesis, 5 de febrero de 2014).
Reflexión
Cristo estaba ansioso de celebrar la Pascua con sus apóstoles. Sabe lo que esta Pascua significa, pero no la teme, sino la desea, no huye, sino que la prepara cuidadosamente. Quiere compartir la mesa con sus apóstoles, despedirse, es su adiós en el tiempo.

A nosotros también nos espera Cristo para compartir la mesa con nosotros. Y si al hacerlo nuestros corazones se encuentran abiertos y deseosos de conocer más y mejor al Señor, el Espíritu Santo trabajará en cada uno de nosotros, y así podremos vivir, cada día más,como cristianos auténticos, esforzándose por adquirir las virtudes necesarias para ello.

Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. En este jueves hagamos una reflexión de agradecimiento. Al despedirse Él, también promete su presencia viva, poniendo en manos de los Doce al Espíritu Santo que hará realidad el misterio de la Eucaristía. Demos gracias al Señor por cada sacerdote que hace posible, por medio del Espíritu, la presencia viva de Cristo.

Oremos por las vocaciones, que no falten hombres que con sus manos consagradas hagan presente a Cristo para poder recibir la vida de Dios en la Eucaristía.


HIMNO SACERDOTAL

Brota de mi corazón un himno ardiente
cuajado en el manantial del ser:
Jesús Martí, yo te elijo, vente,
yo te llamo: Jesús Martí Ballester.

Cogiste mi corazón de niño
con ternura delicada y paternal,
me sedujeron tu afecto y tu cariño
y me dejé cautivar.

Yo escuché tu llamada gratuita
sin saber la complicación que me envolvía,
me enrolé en tu caravana de tu mano
sin pensar ni en las espinas ni en los cardos.

Te fui fiel, aunque a girones
fui dejando en mi camino pedazos de corazón,
hoy me encuentro con un cáliz rebosante de jazmines que potencian mis anhelos juvenilesy me acercan más a Dios.

En el ocaso de la carrera de mi vida
siento el gozo de la inmolación a Tí.
Tienes todos los derechos de exigirme,
puedes pedir si me ayudas a decir siempre que ¡Sí!.

Necesitaste y necesitas de mis manos
para bendecir, perdonar y consagrar;
quisiste mi corazón para amar a mis hermanos, pediste mis lágrimas y no me ahorré el llorar.

Mis audacias yo te di sin cuentagotas,
mi tiempo derroché enseñando a orar,
gasté mi voz predicando tu palabra
y me dolió el corazón de tanto amar.

A nadie negué lo que me dabas para todos.
Quise a todos en su camino estimular.
Me olvidé de que por dentro yo lloraba,
y me consagré de por vida a consolar.

Muchos hombres murieron en mis brazos,
ya sabrán cuánto les quise en la inmortalidad, me llenarán de caricias y de flores el regazo, migajas de los deleites de su banquete nupcial.

Pediste que te prestara mis pies
y te los ofrecí sin protestar,
caminé sudoroso tus caminos,
y hasta el océano me atreví a cruzar.

Cada vez que me abrazabas lo sentía
porque me sangraba el corazón,
eran tus mismas espinas las que me herían
y me encendían en tu amor.

Fui sembrando de hostias el camino
inmoladas en la cenital consagración:
más de treinta mil misas ofrecidas
han actualizado la eficacia de tu redención.

No me pesa haber seguido tu llamada,
estoy contento de ser latido en tu Getsemaní;
sólo tengo una pena escondida allá en el alma: la duda de si Tú estás contento de mí.

Mi gratitud hoy te canto, ¡Cristo de mi sacerdocio!
Mi fidelidad te juro, Jesucristo Redentor.
Ayúdame a enriquecer con jardines a tu Iglesia, que florezcan y sonrían aún en medio del dolor.

Sean esos jardines para tu recreo y mi trabajo, multiplica tu presencia por los campos hoy en flor,
que lo que comenzó con la pequeñez de un pájaro, se convierta en muchas águilas que roben tu Corazón.


Diálogo con Cristo 
Gracias, Señor, por recordarme que la Eucaristía es ese fuego que puede ir ablandando la coraza de piedra que aprisiona y endurece mi corazón. Permite que no participe simplemente como un observador en tu Eucaristía, sino que la sepa adorar, para poder unirme humildemente, con un corazón arrepentido, a tu oración. Toma todos mis esfuerzos y sacrificios de hoy por esta intención

Propósito
Participar en una hora eucarística como un acto de reparación por los sacrilegios que se comenten en torno a la Eucaristía.

DETRÁS DE UNA MONEDA


Detrás de una moneda…



El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

Conversaba un hombre rico y alejado de la fe con un sacerdote, que no era otro que el futuro Cardenal Newman, ya convertido del anglicanismo a Roma. El rico se ufanaba de sus riquezas y de su indiferencia religiosa. Newman tomó una hoja de papel y escribió: «Dios». —¿Ve lo que he escrito en la hoja? El avaro contestó afirmativamente. Entonces el sacerdote tomó una moneda de oro, la acomodó sobre la palabra escrita y preguntó de nuevo: —¿Ve usted ahora lo que he escrito hace un momento? —No, ahora sólo veo el dinero. —En efecto, la riqueza ciega, impide ver a Dios, ¿no le parece?

Cada día puedes ser generoso en acciones pequeñas. Este propósito abre el corazón poco a poco, y descubres admirado que nunca pierdes. Por el contrario te fortaleces y puedes superar el temor de ser vulnerable. Practicar la generosidad ejercita al corazón: cuanto más se da, más se fortalece. Recuerda que Jesús dijo: “Hay más alegría en dar que en recibir”.


* Enviado por el P. Natalio

PRECES POR LOS SACERDOTES


Preces por los sacerdotes


A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor...


A nuestro Santísimo Padre el Papa, Dale Señor tu corazón de Buen Pastor.

A los sucesores de los Apóstoles, Dales Señor, solicitud paternal por sus sacerdotes.

A los Obispos puestos por el Espíritu Santo, Compromételos con sus ovejas, Señor.

A los párrocos, Enséñales a servir y a no desear ser servidos, Señor.

A los confesores y directores espirituales, Hazlos Señor, instrumentos dóciles de tu Espíritu.

A los que anuncian tu palabra, Que comuniquen espíritu y vida, Señor.

A los asistentes de apostolado seglar, Que lo impulsen con su testimonio, Señor.

A los que trabajan por la juventud, Que la comprometan contigo, Señor.

A los que trabajan entre los pobres, Haz que te vean y te sirvan en ellos, Señor.

A los que atienden a los enfermos, Que les enseñen el valor del sufrimiento, Señor.

A los sacerdotes pobres, Socórrelos, Señor.

A los sacerdotes enfermos, Sánalos, Señor.

A los sacerdotes ancianos, Dales alegre esperanza, Señor.

A los tristes y afligidos, Consuélalos, Señor.

A los sacerdotes turbados, Dales tu paz, Señor.

A los que están en crisis, Muéstrales tu camino, Señor.

A los calumniados y perseguidos, Defiende su causa, Señor.

A los sacerdotes tibios, Inflámalos, Señor.

A los desalentados, Reanímalos, Señor.

A los que aspiran al sacerdocio, Dales la perseverancia, Señor.

A todos los sacerdotes, Dales fidelidad a Ti y a tu Iglesia, Señor.

A todos los sacerdotes, Dales obediencia y amor al Papa, Señor.

A todos los sacerdotes, Que vivan en comunión con su Obispo, Señor.

Que todos los sacerdotes, Sean uno como Tú y el Padre, Señor.

Que todos los sacerdotes, Promuevan la justicia con que Tú eres justo.

Que todos los sacerdotes, Colaboren en la unidad del presbiterio, Señor.

Que todos los sacerdotes, llenos de Ti, vivan con alegría en el celibato, Señor.

A todos los sacerdotes, Dales la plenitud de tu Espíritu y transfórmalos en Ti, Señor.

De manera especial te ruego por aquellos sacerdotes por quienes he recibido tus gracias; el sacerdote que me bautizó, los que han absuelto mis pecados reconciliándome contigo y con tu Iglesia, aquellos en cuyas Misas he participado y que me han dado tu cuerpo en alimento, los que me han transmitido tu palabra y conducido hacia Ti.


A todos los sacerdotes, transfórmalos en Ti, Señor. Que el Espíritu Santo
los posea, y que por ellos renueve la faz de la tierra.

ORACIÓN A CRISTO, SUMO SACERDOTE


Oración a Cristo, sumo Sacerdote.


Señor, Jesucristo, nuestro magnifico y supremo Sacerdote. Por tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección te hemos reconocido como el Cordero sacrificial, mediador entre el Padre y nosotros mismos. Nos llamas a participar en tu Muerte y Resurrección por los sacramentos del Bautismo y Confirmación, para unirnos en el ofrecimiento del sacrificio de Ti mismo por la participación de tu Sacerdocio en la Eucaristía. Así pertenecemos a tu Reino en la tierra, haciendonos tu pueblo santo.

Señor Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Amor y Vida que nos una a ti, Sacerdote y Víctima, para que el plan de salvación para todos los pueblos se establezca dentro de nosotros.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, concédenos tu Espíritu de Sabiduría y unión, que a todos nos unifique en tu Cuerpo Místico, la Iglesia, para ser tus testigos en el mundo.
Señor, Jesucristo, nuestro Sumo Sacerdote, tu cruz remedie nuestros males, tu Resurrección nos renueve, tu Espíritu Santo nos santifique, tu Realeza nos glorifique y nos redima tu Sacerdocio, para que podamos unirnos contigo como tu lo estas con el Padre en el Espíritu Santo.

Señor, Jesús, reúnenos a todos en tu Persona –Víctima, Sacerdote, Rey – por el banquete salvador de la Eucaristía que Tu y nosotros ofrecemos en el altar del Sacrificio, ahora y durante todos los días de nuestra peregrinación por este mundo. Cuando nos llames a tu Reino celestial, entonces podamos participar con todos los santos de tu gloria, amor y vida en unión con el Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad. Amén.


DEJA DE CASTIGARTE


Deja de castigarte




Te repites a menudo frases como “hago todo mal”; “a mi nada me sale bien”; “soy un desastre”; “no se nada”; “a mí nadie me quiere”; “¿quién me va a mirar?”; “¿a quién le va a interesar lo que digo”; etc.

Expresiones como estas, que a simple vista parecen inofensivas, en verdad te lastiman más de lo que te imaginas. Ni siquiera te percatas cuántas veces al día te las recalcas pero, si te detienes solo un momento, notarás que así te hablas una y otra vez.

A medida que vamos repitiendo estos conceptos negativos, más los internalizamos y terminamos creyendo que esa es nuestra verdad. Lo más triste es que, si creemos que así somos entonces así actuamos y casi sin darnos cuenta nos hacemos mucho daño.

Pero esta no es tu verdad, solo son conceptos que fuiste adquiriendo del entorno y que no te detuviste a pensar si te convenía aceptarlos. Entonces los tomaste como propios y terminaste haciendo de ellos tu manera de calificarte.

Hoy quiero decirte que no tienes que seguir castigándote más, que no te hace bien y que solo detiene tu crecimiento. Y para que puedas modificarlo te muestro qué puedes hacer:

1. Tómate un momento y piensa qué dices de ti mismo, cuáles son tus creencias, cómo te calificas. De ser posible escríbelas. Este simple ejercicio te hará darte cuenta cómo te estás catalogando.

2. Evalúa si te sirve seguir pensando así o te convendría modificar algunos conceptos. Esto te permitirá cuestionar tus creencias limitantes y hacerlas conscientes.

3. Si decides que ya es hora de cambiar estas sentencias entonces elige por cuáles decides hacerlo. Por ejemplo si creías “hago todo mal” puedes empezar a repetirte “hay cosas que me han salido bien”. Con esta simple frese podrás cambiar la percepción errónea que te atormentaba e ir creando otro concepto que te ayude a vivir mejor.

Si descubres que estás lleno de juicios negativos de ti mismo no busques cambiarlos todos de una vez porque lo único que lograrás es frustrarte.

Inicia este camino de a un paso a la vez, de a un concepto a la vez. Esta será la mejor manera de cambiar aquello que te menoscaba por elogios que te fortalezcan como persona. Recuerda también que es muy importante ser tolerantes con nosotros mismos y respetar nuestro propio tiempo de transformación.

No te castigues más y notarás como lograrás sentirte más seguro de ti misma y así obtener el respeto y la apreciación de los que te rodean

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 19 - CORDERO DE DIOS QUE QUITAS EL PECADO DEL MUNDO...


MAYO, MES DE MARÍA
Vigésimo noveno día: Explicación de las letanías


Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Ahora bien, Jesucristo es el verdadero Cordero que ha sido inmolado por los pecados del mundo; porque todos los sacrificios y las oblaciones de la antigua ley eran insuficientes para borrar los pecados, tal como lo explicó el Apóstol en su Epístola a los Hebreos, capítulo X, diciendo: es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quiten los pecados, hacía falta otra víctima: era necesario que un Dios reparara el ultraje que el pecado había hecho a Dios. Por eso, san Pablo, en la Epístola antes citada, escribió que el Hijo de Dios, al entrar a este mundo dio a su divino Padre: No quieres hostia ni oblación, pero me formaste un cuerpo; para hacernos comprender que Jesucristo era la única víctima digna de agradar a Dios y de reconciliarnos con Él.

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, perdónanos, Señor.


Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo. Sabemos que san Juan, en su Apocalipsis, capítulo V, siendo raptado en espíritu, vi un cordero como degollado, en medio de un trono, rodeado de cuatro animales y de veiticutaro ancianos que se prosternaban delante de él, y que millares de ángeles decían en alta voz. El Cordero que ha sido degollado es digno de recibir poder, divinidad, sabiduría, fuerza, honor, gloria y Ahora bien, este cordero designaba a Jesucristo que es el Cordero de bendición. Dios, degollado desde el comienzo del mundo.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.


Agnus Dei qui tollis percata mundi

Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. Leemos en el capítulo XV del Apocalipsis que san Juan vio siete ángeles que sostenían siete copas de oro llenas de la cólera de Dios, listos a derramarlas sobre la tierra. Ahora bien, se ha representado la última imagen de esos siete ángeles cerca del Cordero de Dios, para significar que Jesucristo, siendo el Cordero de Dios inmolado por los pecados del mundo, satisfizo la venganza divina y que las plagas de la cólera de Dios que encerraban las siete copas han sido desviadas de la superficie de la tierra por el mérito de la efusión de su preciosa Sangre.

Ejemplo

San Juan Nepomuceno, vino al mundo en un estado desesperado, y no debió la conservación de su vida sino a la protección de la Santísima Virgen, que era invocada por sus piadosos padres en la iglesia de un monasterio vecino. Este primer favor de María era un feliz presagio para el porvenir: le siguieron la piedad, el celo, la habilidad en la conducción de almas. Juan, por su lado, se mostró digno de las bondades  de su divina benefactora, por su viva gratitud y por su confianza filial, que le testimonió frecuentemente, pero sobre todo en la circunstancia gloriosa que lo hizo célebre para siempre. Urgido por el cruel Wenceslao para que revelara la confesión de la emperatriz, su esposa, y entregado por su negativa, al verdugo, recurrió a María y no dejó de invocar su santo nombre junto al de su divino Hijo mientras se le atormentaba. Salió vencedor de esta primera prueba, pero previendo que su perseguidor no se detendría ahí, redobló su fervor hacia la Santísima Virgen y se preparó para el martirio, que en efecto tuvo la dicha de sufrir la noche siguiente.

Dirijámonos a Jesús, por la intercesión de María y obtendremos el perdón de nuestros pecados.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

TRES PETICIONES DE MISERICORDIA EN EL PADRE NUESTRO


Tres peticiones de misericordia en el Padre Nuestro
Por María Ximena Rondón


 (ACI).- En su última columna semanal titulada “El realismo del Padre Nuestro”, Mons. José Gómez, Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), hizo una reflexión sobre la misericordia en las tres últimas líneas del Padre Nuestro.

Mons. Gómez indicó que estas tres últimas frases: “Perdona nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden”, “No nos dejes caer en la tentación” y “Líbranos del mal” imploran la misericordia y la protección de Dios, que “en su Providencia amorosa, se preocupa por cada uno de nosotros”.

“Estas peticiones reflejan el ‘realismo’ de nuestra fe y nuestra visión cristiana del mundo (...) de que estamos orando por la humanidad entera”, agregó y desarrolló su reflexión sobre cada uno de estos ruegos:

1.- Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden

Mons. Gómez indicó que al pronunciar esta frase se reconoce que “vivimos en un mundo en el que nos hacemos daño unos a otros, y en el que nos sentimos culpables y con necesidad de ser sanados”.


El Prelado señaló que para Dios “somos sus hijos e hijas” y que al ofenderlo se rechaza la relación de amor que Él ofrece.  Lo mismo sucede cuando se ofende al prójimo porque “estamos negando que estemos destinados a vivir como hermanos y hermanas, como hijos de un mismo Padre amoroso”.

Con esta frase “estamos pidiendo el valor para sentirnos verdaderamente arrepentidos, sin justificarnos a nosotros mismos y sin tratar de justificar nuestras acciones. Cuando oramos pidiendo perdonar a los demás, pedimos ser misericordiosos como nuestro Padre es misericordioso”.

2.- No nos dejes caer en la tentación

El Arzobispo de Los Ángeles subrayó que Dios “es misericordioso y amoroso” y que “no nos tienta”. Más bien “somos tentados por el mundo y por nuestra debilidad, porque somos humanos”.

Por lo tanto, la expresión: “No nos dejes” recuerda que el hombre no es autosuficiente y que necesita de Dios para seguir adelante a través de los caminos de este mundo.

“Jesús fue probado en el desierto para que nosotros supiéramos que nuestra fe también será puesta a prueba en las luchas de la vida cotidiana. Así que le pedimos a Dios que nos tenga paciencia, que nos mantenga cerca de Él”, comentó el Prelado.

3.- Líbranos del mal

Mons. Gómez manifestó que el mal es real y que “vemos la evidencia todos los días”.

Sin embargo, prosigue, “el amor de Dios es más fuerte” y con esta frase “le rogamos a Jesús que venga para estar con nosotros, que camine con nosotros a través de los valles oscuros de esta vida”.

“Por eso oramos nuevamente, para que sepamos entregarnos a la voluntad de Dios y a su amoroso designio de amor para nuestra vida. Oramos con confianza porque sabemos que la voluntad de Dios es nuestra santidad y nuestra salvación. Sabemos que todas las cosas son para bien si amamos a Dios y vivimos de acuerdo con sus propósitos”, manifestó el Arzobispo de Los Ángeles.

CELEBRAR A CRISTO, SUMO Y ETERNO SACERDOTE, NOS LLENA DE ALEGRÍA

Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría

Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 




Nuestro corazón está herido por el pecado, nuestra mente vive dispersa en mil distracciones vanas, nuestra voluntad flaquea entre el bien y el mal, entre el egoísmo y el amor.

¿Quién nos salvará? ¿Quién nos apartará del pecado y de la muerte? Sólo Dios. Por eso necesitamos acercarnos a Él para pedir perdón.

Pero, entonces, "¿quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?" Sólo alguien bueno, sólo alguien santo: "El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura" (Sal 24,3-4).

Sabemos quién es el que tiene las manos limpias, quién es el que tiene un corazón puro, quién puede rezar por nosotros: Jesucristo.

Jesucristo puede presentarse ante el Padre y suplicar por sus hermanos los hombres. Es el verdadero, el único, el "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico "mediador entre Dios y los hombres" (1Tm 2,5), como explica el "Catecismo de la Iglesia Católica" (nn. 1544-1545).

Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.

Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría. El altar recibe la Sangre del Cordero. El Sacerdote que ofrece, que se ofrece como Víctima, es el Hijo de Dios e Hijo de los hombres. El Padre, desde el cielo, mira a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo, el Sumo Sacerdote que se compadece de sus hermanos.

El pecado queda borrado, el mal ha sido vencido, porque el Hijo entregó su vida para salvar a los que vivían en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79).

Podemos, entonces, subir al monte del Señor, acercarnos al altar de Dios, participar en el Banquete, tocar al Salvador.

Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: "Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15).

Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado.

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hb 4,15-16).

HOY JUEVES 19 DE MAYO EN ALGUNOS PAÍSES SE CELEBRA LA FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE


Hoy jueves 19 de mayo en algunos países se celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote
Diego López Marina y Abel Camasca


 (ACI).- El jueves posterior a la Solemnidad de Pentecostés en algunos países se celebra la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, festividad que no aparece en el calendario de la Iglesia universal (como sí lo hacen las fiestas del Sagrado Corazón de Jesús o Jesucristo Rey del Universo), pero que se ha expandido por muchos países.

Esta fiesta tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que en la misa latina se introdujo en algunos calendarios y que tras la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II fue renovada por la Congregación de Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote.

La celebración fue introducida en España en 1973 con la aprobación de la Sagrada Congregación para el Culto Divino. Asimismo, ésta contiene textos propios para la Santa Misa y el Oficio que fueron aprobados dos años antes.

Además de España, otras Conferencias Episcopales incluyeron esta fiesta en sus calendarios particulares como Chile, Colombia, Perú, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela. En algunas diócesis este día es también la ‘Jornada de Santificación de los Sacerdotes’.

San Juan Pablo II, en el documento “Ecclesia de Eucharistia” señala que “el Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada”.


“De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad”.

Jesús, Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza

En el Nuevo Testamento con la palabra “sacerdote” no solo se nombra a los ministros, sino que se reserva especialmente para denominar a Cristo y a todo el pueblo de Dios, unidos como un Sacerdocio real:

"Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz" (1 Pedro 2,9)

En el capítulo 4 de Hebreos se explica el Sumo Sacerdocio de Jesucristo de esta forma:

"Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos -Jesús, el Hijo de Dios- mantengamos firmes la fe que profesamos. Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hebreos 4,14-16)

La carta a los Hebreos también interpreta el sacrificio de Cristo como el nuevo, único y definitivo sacerdocio, diferenciándose así de los sacrificios de los sacerdotes de la antigua alianza:

"Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. O como dice también en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec" (Hebreos 5,5-6)

La misma carta a los Hebreos añade:

"Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos" (Hebreos 9,11)

BIENVENIDOS A GOTITAS ESPIRITUALES!!!


miércoles, 18 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 18 DE MAYO DEL 2016


El que no está contra nosotros, está a nuestro favor
Tiempo Ordinario


Marcos 9, 38-40. Tiempo Ordinario. Cada uno puede hacer el bien de diferente manera, pero todos somos Iglesia. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40
En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos." Pero Jesús dijo: "No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está a nuestro favor."
Oración introductoria
Jesús, sumo y eterno sacerdote, quiero prepararme para esta oración dejando a un lado mis prisas e introspecciones y abrir mi corazón para poder escuchar lo que hoy me quieres decir. Tomado de tu mano, concédeme hacer una verdadera oración.

Petición
Señor, que sea siempre fiel a mi fe.

 
Meditación del Papa Francisco
La fe crece con la práctica y es plasmada por el amor. Por eso, nuestras familias, nuestros hogares, son verdaderas Iglesias domésticas. Es el lugar propio donde la fe se hace vida y la vida crece en la fe. Jesús nos invita a no impedir esos pequeños gestos milagrosos, por el contrario, quiere que los provoquemos, que los hagamos crecer, que acompañemos la vida como se nos presenta, ayudando a despertar todos los pequeños gestos de amor, signos de su presencia viva y actuante en nuestro mundo.(Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).

Reflexión
Un personaje predicaba en nombre de Jesús y los apóstoles se lo querían impedir. Jesús simplemente les dice que lo dejen actuar. ¿Qué había en aquella persona, de la cual no sabemos ni el nombre, ni la edad? No sabemos nada de él y, sin embargo, realizó actos buenos. Era una persona sencilla común y corriente. Podemos comparar aquella persona con uno de nosotros. Un seglar convencido en difundir el reino de Cristo. Nosotros somos una pieza clave en la iglesia. Mas ahora en estos tiempos ser católico es luchar contra corriente, si lo queremos ser con autenticidad. Tratamos de serlo en nuestro corazón pero también hay que serlo en el exterior compartiendo con los demás las riquezas de nuestra fe.

Por eso hay que vivir atentos, con la mirada alerta para descubrir el bien que pueden hacer las personas a nuestro alrededor.

Cuando ves a un joven que ayuda a una pareja anciana en sus trabajos de casa, cuando una persona hace un favor sin esperar recompensa, cuando tú haces por los demás el bien evitando todo tipo de acto dañino para tu prójimo, entonces estarás seguro de estar haciendo lo que Cristo quiere y no impide a nadie: amar a los demás sin esperar ser amado sino solamente por Dios.

Esto es lo que Jesús quiere que hagamos todos los días. "Haz el bien y evita el mal", sí pero no se trata de evitar el mal, sino transformarlo por todo tipo de bienes para quien está más cercano de ti.

Tengamos en cuenta de que en el mundo hay muchos carismas, unos predican, otros enseñan... pero todos actuamos con el mismo fin: la Iglesia. Cristo nos lo pide: "haz esto y vivirás".

Diálogo con Cristo
Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón.
Señor, ayúdame a vivir siempre en clave de amor generoso, desinteresado. Tener una actitud de dar, a no buscar ser consolado, cuanto consolar; a no ser comprendido, como comprender; que no espere ser amado, sino que me dedique a amar. Tú sabes qué difícil resulta a mi naturaleza vivir en constante disposición de entrega. Dame tu gracia para poder hacer un buen examen de conciencia de todo lo bueno que he dejado de hacer.

Propósito
Trabajar siempre pensando en que somos Iglesia, no de forma individual.

ASÍ RECORDÓ PAPA FRANCISCO A SAN JUAN PABLO II EN EL DÍA DE SU 96 CUMPLEAÑOS


Así recordó Papa Francisco a San Juan Pablo II en el día de su 96 cumpleaños
18 de mayo



 (ACI).- El Papa Francisco tuvo un recuerdo especial en la Audiencia General de este miércoles hacia San Juan Pablo II en el día que hubiera cumplido 96 años.

Al término de la misma, recordó este dato: "Hoy, día del nacimiento de San Juan Pablo II, saludo a todos los polacos aquí presentes” en la Plaza de San Pedro.


“Me uno espiritualmente al Presidente de la República de Polonia, a los combatientes y a los participantes en la Santa Misa en el cementerio polaco de Montecassino en recuerdo de los caídos, así como a todos los que se han reunido en Torún por la consagración del Santuario de la “Beata Virgen María Estrella de la Nueva Evangelización y de San Juan Pablo II”.

“Que estos importantes eventos sean para ustedes una invitación a orar por la paz, por la Iglesia en Polonia y por la prosperidad de vuestra Patria”.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 18 - TRONO DE SABIDURÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA


MAYO, MES DE MARÍA
Décimo octavo día: Explicación de las letanías


Sedes sapientiae

Trono de sabiduría. María mostró, a todo lo largo de su vida un espíritu de sabiduría perfecta, porque representándonos en el momento en que el arcángel le anunció el misterio de la Encarnación ¿no percibimos una sublime sabiduría en el diálogo que sostuvo? La veremos en presencia del ángel ella, tímida por castidad como obediente por humildad, tan discreta en sus preguntas como sabia en sus respuestas. Finalmente, no descubriremos sino las huellas de una sabiduría admirable y consumada en todas sus acciones y palabras. Ella cargó en sus brazos la sabiduría substancial, al Verbo Encarnado.


Causa nostrae laetitiae

Causa de nuestra alegría. Fue en nuestra Redención, en la que cooperó María, que la Iglesia sacó el motivo para saludarla como la verdadera causa de nuestra alegría. En efecto, considerando la naturaleza humana caída por el pecado del estado primitivo de su creación, y a todos los hombres sometidos a la esclavitud del demonio y de la muerte; luego viendo viéndola restablecida en sus derechos por la Encarnación de Jesucristo, y a los hombres de esclavos del demonio, convertidos en hijos de Dios, ¿no se reconoce que María (le quien nació el Mediador que reconcilió a los hombres con Dios) que María nos procuró el más grande honor, y que debe ser, por consecuencia, la causa de nuestra mayor alegría?.

Ejemplo

El año 1749, una mujer virtuosa fue condenada a muerte por la acusación de su marido, hecha sobre falsas conjeturas que la hicieron pasar por culpable de infidelidad, siendo ella inocente. Recurrió a la gran Consoladora de los afligidos; lloró a los pies de la Santísima Virgen, la invocó, le encomendó insistentemente su inocencia, su honor y su vida; y esta Madre de Gracia, que nadie invoca nunca en vano, la tomó tan bien bajo su protección, que el verdugo no llegó a quitarle la vida, La tomó por muerta, luego de realizar su trabajo, pero luego de retirarla del patíbulo, algunas horas después de la ejecución, para llevarla a enterrar, mientras era llevada a la Iglesia, no sólo dio signos de vida, sino que se levantó, se arrojo a los pies de una imagen de la Santísima Virgen, publico en voz alta que ella era su liberadora, y que se le había aparecido durante la ejecución, para aumentar sus esperanzas y quitarle sus temores. Todos aquellos que fueron testigos bendijeron a la Madre de misericordia y renovaron su confianza en su bondad.

En las aflicciones, recurramos a María, ellas nos consolará y pondrá en nuestro corazón la alegría cristiana.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

A LOS JÓVENES ESPOSOS


A los jóvenes esposos



Cuando Dios regala a una familia un hijo, es porque confía que lo cuidarán con amor y responsabilidad hasta la edad adulta. Se ha escrito mucho sobre cómo educar a los hijos. Por eso, cuando encuentro sobre el tema una orientación luminosa, breve y perfecta, siento el deseo de compartirla para que todos  aprovechen ese condensado de sabiduría. Lee y medita.

Si el supremo Creador te da un hijo, tiembla por el sagrado depósito que confía a tus cuidados. Haz que ese hijo hasta los diez años, te admire. Hasta los veinte, te ame. Y hasta la muerte, te respete. Sé para ese hijo hasta los diez años, su padre, hasta los veinte años, su maestro y hasta la muerte, su amigo.

Qué metas simples pero exigentes: ser para el hijo un padre, un maestro y un amigo, poniendo sin embargo el acento hasta los diez años, en la paternidad protectora, hasta los veinte en la docencia del difícil arte de vivir honestamente, y hasta la muerte en la amistad que todo lo comparte con humildad y sabiduría. Es una buena iluminación para orientarte.


* Enviado por el P. Natalio

NOVENA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA PRIMERO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos con esta novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de tu Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que quieres vivir y habitar permanentemente dentro de nosotros, porque tú nos comprendes, conoces nuestra fragilidad, conoces nuestros más íntimos deseos de adorar, corresponder y reparar, y de amar a nuestro prójimo. Tú sabes qué difícil esto resulta a veces. Tú conoces tantos corazones secos y arrugados porque se han cerrado al amor gratuito del Padre, porque han hecho una fe al margen de la que Tú, a través de la Iglesia, nos has donado. Jesús, tan divino porque tu costado traspasado sigue día a día, hora a hora, segundo a segundo derramando el agua para purificarnos y la Sangre para salvarnos. 

¡Dulzura del Corazón de Jesús! ¡Penetra nuestro corazón! Ablándanos para que creamos en Tu presencia, dulcifícanos para acoger tus inspiraciones en estos días de novena y toda nuestra vida, para acoger por igual a cada hermano, penétranos de tu amor, ternura y dulzura para querer amar y reparar Tú Corazón por tantas ofensas, ingratitudes, omisiones e indiferencias hacia Ti y Tu Iglesia. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena-

 Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SEGUNDO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este segundo día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano porque tuviste una Madre como nosotros, tan divino porque has hecho a María, Madre de Dios y Madre nuestra. 

Humildad del Corazón de Jesús ¡Anonada mi corazón!
La manera de La Virgen es hacer silencio y escuchar, la manera tuya en los albores de la Pasión fue silenciar ante el insensato Herodes, y sentenciar ante Pilatos: "Tú lo has dicho: Yo soy Rey. Para esto nací, para esto vine al mundo, para ser testigo de la Verdad". (Jn 18, 36-37). A nuestro orgullo y amor propio les da miedo anonadarse, silenciarse, humillarse. En la familia, en el trabajo, con los amigos o enemigos, si los tuviéramos. Tú desde la Eucaristía silencias y ahí estás anonadado, pero… ¡cómo nos hablas! Ayúdanos a ser humildes ante Ti, ante los demás, ante nosotros mismos y así ofrécenos al Padre para reparar, agradarte y amar en verdad. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA TERCERO 

Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA

 Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones.

 Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este tercer día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que nos enseñaste que no viniste a ser servido, sino a servir (Mt 20,28), tan divino que como Sumo y Eterno sacerdote no dejas de servirnos en nuestras muchas y pobres necesidades. Siempre estás con nosotros, en el Papa, en tus pastores, sacerdotes, en cada uno de nosotros miembros de tu Cuerpo Místico. 

Reino del Corazón de Jesús ¡Establécete en mi corazón! Tú nos dices que aquel que no cumpla lo más pequeño de la Ley del amor que nos enseñaste, será el más pequeño en el Reino de los cielos. Tú mismo, Jesús, vivo, presente y resucitado eres aquí y ahora el Reino de los cielos. “Será el más pequeño”… pero no echado, ni desechado. Porque Tú eres así de magnánimo, incapaz de contradecirte a Ti mismo, Dios de amor y verdad. Y también nos dijiste que el que viviera y cumpliera con amor la Ley de plenitud que nos trajiste, ¡ese será grande en el Reino de los cielos! Esto te pedimos, ser grandes en el Reino de Tú Corazón, sabiéndonos niños y pequeños ante Ti Ayúdanos a crecer en nuestra vida interior, tu misma vida en nosotros; ayúdanos a tomarnos en serio la vida espiritual, a vivir y necesitar de Ti en tus sacramentos, a perseverar día a día en nuestra vida de piedad, sólo así Jesús, Tu Reino se establecerá en nuestros corazones. 

Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.



NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA CUARTO 

Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este cuarto día de la novena a tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que aún viendo la huella del Padre en cada criatura, viviste rodeado del pecado y de la obstinación del mal. Tan divino que nos enseñaste a no juzgar, a ser compasivos y misericordiosos, a que nunca hay ‘nuncas’ Contigo, ni con el Padre. En Ti, siempre hay ‘siempres’, siempres para levantarnos, siempres para buscar tu perdón, siempres para ser prontos a perdonar, siempres para pedir perdón, siempres para disculpar, siempres para callar la crítica, siempres para nunca hablar mal de nuestros hermanos. Nosotros, como Tú, también vivimos rodeados del pecado de una sociedad mortecina, triste, dividida y sin referente de eternidad. Del pecado de una Iglesia que es Madre y Maestra, pero también pecadora en muchas partes de Su Cuerpo. Te pedimos que aún en medio de la verdad del mal, nos eleves la mirada para saber mirar desde la tuya. 

Hermosura del Corazón de Jesús ¡Cautiva mi corazón! Cautiva nuestros corazones, no para mirar a otro lado, sino para saber descubrir la inmensidad de la belleza escondida en nuestra Fe, en nuestra Iglesia, en cada persona, en nosotros mismos. Cautívanos, Tú que eres el más hermoso de los hombres, cautívanos desde la fealdad aparente de tu cruz, como desde la eternidad aún velada a nuestros sentidos, pero no a nuestras almas. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

 Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena- 

Tres Padrenuestros y Avemarías.


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA QUINTO

 Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestro Párroco y sus intenciones. 

Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este quinto día de novena a las puertas de Tú Sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que te quedaste tres días en el templo sin avisar a tus padres, “porque estabas en las cosas de Tu Padre”. Tan divino, porque de esa forma misteriosa abriste aún más los ojos de la Fe a José y a María, ellos, al asomarse a Tu Templo y encontrarte allí y, escucharte… Se les debió abrir los ojos y oídos interiores para ver y descubrir ¡A la Trinidad misma! Quizá por eso: “María meditaba y guardaba todo en su corazón”. 

Tu Corazón, ya desde Niño nos enseña la obediencia interior, esa que va más allá del propio estado de vida; esa obediencia dócil, discreta y humilde que busca solamente agradar al Padre, -“Porque tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará”-. Esa obediencia positiva que nace por amor, para amar y desde el amor. La obediencia sujeta y sometida llanamente al depósito de la Fe recibida. La obediencia que Tú nos muestras es muy amable a los ojos de Dios, quizá incomprensible a los ojos humanos.

 La obediencia del detalle; la obediencia del corazón paciente; la obediencia del corazón que no busca imponerse; la obediencia del corazón abierto a otras posibilidades y perspectivas. La obediencia del corazón reparador, sensible a tus dolores y a nuestro pecado. La obediencia que escucha a Tú Corazón y a su conciencia. Porque Dios, Tú Padre, Nuestro Padre, siempre renueva y nos regenera con su novedad inspiradora. 


De las Invocaciones al Corazón de Jesús: 
Obediencia del Corazón de Jesús ¡Somete mi corazón! Ayúdanos como a María a sumirnos en Tú Corazón y desear abandonarnos a tus designios tan personales sobre cada uno: 

Amar a Jesús como María, Dios en Ella y Ella en Dios, Sin más seña de identidad que su fe. Sin más norma ni ley que el amor. La norma sin amor… mera tradición. La Madre de Dios entre los hombres paseaba, Nadie… de Ella se admiraba. Solo Dios, solo Dios. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén.

 Hacer aquí la petición que se desea obtener con esta novena-

 Tres Padrenuestros y Avemarías.





NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SEXTO

 Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 

Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este sexto día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que nos enseñas el Reino de los cielos en parábolas, con el lenguaje de la creación, echando mano del día a día, de la realidad de quienes te escuchaban. Tan divino que tus palabras engendran vida, y vida eterna. Elevas a los incultos e ignorantes llenos de sencillo espíritu y muestras su ignorancia a los eruditos sin espíritu. 

Sabiduría del Corazón de Jesús ¡Conduce mi corazón! Tu sabiduría es la escuela de la cruz, la que mana de tu Costado abierto, condúcenos ahí, enséñanos a contemplar y escuchar la verdadera sabiduría, esa que minimiza y ridiculiza nuestras más íntimas pasiones contrarias al espíritu de Dios; esa sabiduría que nos amansa, llena de gozo y conforma plenamente a Tu Voluntad. 

La sabiduría del que perdiendo en lo humano, lo gana todo. La sabiduría del corazón que relativiza lo inmediato y antepone la vida interior al mundo exterior. 

La sabiduría del corazón apóstol que se abandona en la aparente pasividad aguardando tu iniciativa y se presta a sembrar para que sólo Tú coseches y salves a las almas para llevarlas al cielo, a Tú cielo. La sabiduría del corazón que busca que prevalezca el ser en Dios, antes que el hacer ante los hombres. 


Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - 

Tres Padrenuestros y Avemarías.




NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA SÉPTIMO


 Por la señal de la santa Cruz, etc. 


ORACIÓN PREPARATORIA

 Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones.

 Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este séptimo día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que al ver el cortejo fúnebre del hijo de la viuda de Naim, te conmoviste, sentiste compasión y así te mostraste. Tan divino que sólo Tú podías realizar el milagro de resucitarle. 

Nadie como tú comprende nuestra incapacidad, el espíritu mundano, heredero del Maligno, cuántas veces nos seduce con prejuicios hacia el prójimo, nos procura “mentes selectivas”, bien inclinadas hacia quienes amamos, indiferentes hacia quienes desconocemos, obstinadas hacia quienes pensamos que no te aman bien, o ni nos consideran a nosotros. Tú eres “la” Misericordia, sólo tú puedes transformarnos, poseernos, contagiarnos de sentimientos y obras dignas del Padre: “Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, rico en misericordia con los que te invocan. Señor, escucha mi oración, atiende a la voz de mi súplica.” (Sal, 85).

 Misericordia del Corazón de Jesús ¡Perdona mi corazón! Perdónanos cuando nos mostramos inmisericorde, tu misericordia no conoces límites, más aún comienza donde acaba el límite del mal. Ayúdanos a no temer mostrarte un corazón contrito y humillado, porque tú no lo desprecias. Enséñanos el camino de la misericordia redentora y no permitas que nos salgamos de esa senda, sólo así podremos ser instrumentos dóciles en tus manos, sólo así repararemos tu Corazón dolido y mostraremos la alegría de Tú rostro a quienes aún no te conocen. 

Oración final: 
Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - 

Tres Padrenuestros y Avemarías.




NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DÍA OCTAVO 

Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 


Breve reflexión. 
Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20, 3-8). Nos asomamos este octavo día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que tus silencios siempre muestran la verdad. Aquella mirada silenciosa entre tu Madre y tú cuando exclamaste: “Dichosos más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan” (Lc 11, 27-28), porque sin duda, mirarías a Tú Madre aunque fuera de soslayo, no preocupado por Ella, pues ya sabía en Quien había puesto toda su confianza, ni Ella preocupada por las miradas ajenas, ya te conocía, no le importaba quedar en segundo plano. Tan divino que desde el silencio de la Eucaristía nos hablas y transformas. 

Silencio del Corazón de Jesús ¡Habla a mi corazón! Muchas veces silencias en nuestras almas tu divina presencia, así nos enseñas lo que dijiste a la Samaritana: “Dios es espíritu” y aquello de que “Dios busca adoradores en espíritu y en verdad” (Jn 4, 23-24). Enséñanos a escuchar a Tú Corazón, háblanos y conviértenos en adoradores humildes poniendo todo nuestro espíritu al servicio de Tú verdad. Fortalécenos pues tú mejor que nadie sabe cómo somos, cómo arrastramos las heridas del pecado original, cómo nos alejamos cuando atisbamos a algo o a alguien de espíritu elevado, no permitas que el demonio tire de nosotros hacia abajo, ennoblece nuestro corazón y háblanos, grítanos de esa forma suave que sólo Tú sabes para transformar nuestro corazón y hacerlo semejante al Tuyo.

 Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

Hacer aquí la petición - Tres Padrenuestros y Avemarías.


NOVENA MEDITADA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DÍA NOVENO


 Por la señal de la santa Cruz, etc.


 ORACIÓN PREPARATORIA 

Ven, Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras, en unión con Él, por la Redención del mundo. ¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!, por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón y me ofrezco contigo al Padre en tu santo Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu Reino. Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por nuestros Párrocos y sus intenciones. 


Breve reflexión.
 Cuando Pedro y Juan se asomaron al sepulcro vacío, el discípulo amado “vio y creyó” (Jn 20 3-8). Nos asomamos este último día de la novena a las puertas de tu sagrado Corazón ¡Ábrenos las puertas de Tú Corazón una vez más! Jesús, tan humano y tan divino. Tan humano que no dudaste en echar a los vendedores y farsantes de Tú templo, de la Casa de Tú Padre. Tan divino que sólo Tú puedes tolerar y perdonar tantos sacrilegios, infidelidades, mentiras, saqueos, manipulaciones de tus hijos y hermanos redimidos. En estos tiempos de zozobra para la humanidad, donde aún permanece la oscuridad del pecado en el seno de Tú Iglesia, donde la mediocridad, la acedia y la tibieza domina a tantos corazones buenos de católicos, pero fríos en su piedad y amor a Ti, muéstranos el verdadero celo de Tú Corazón. En estos tiempos donde el sentido de lo sagrado, la verdadera religiosidad la viven unas minorías, revélanos la ciencia del verdadero celo por el amor al Padre, por el ansia de eternidad y abominación del pecado. 

Celo del Corazón de Jesús ¡Devora mi corazón! Aquí nos tienes, que tú celo lleno de santidad, mansedumbre, coherencia, valentía y humildad nos devore. Destierra de nuestros espíritus la somnolencia e incredulidad ante el mensaje del Evangelio. Sacúdenos con tu amor y alegría llena de paz para entregarnos de veras a Ti y a Tú obra redentora. No sólo nos has redimido, en tu magnanimidad sin límites, nos has hecho poderosos en el orden de la Gracia, nos asocias a Tú intercesión constante, a la de tu Madre María. Concédenos la Fe para creer y renovarnos en las Promesas de tu Sagrado Corazón. Sacúdenos para ser sin complejos, devotos de tu Sagrado Corazón y extender la verdad de Tu Reinado. 


Oración final:
 Al Padre eterno. ¡Oh Padre Eterno! Por medio del Corazón de Jesús, mi vida, mi verdad y mi camino, llego a Vuestra Majestad; por medio de este adorable Corazón, os adoro por todos los hombres que no os adoran; os amo por todos los que no os aman; os conozco por todos los que, voluntariamente ciegos, no quieren conoceros. Por este divinísimo Corazón deseo satisfacer a Vuestra Majestad todas las obligaciones que os tienen todos los hombres; os ofrezco todas las almas redimidas con la preciosa sangre de vuestro divino Hijo, y os pido humildemente la conversión de todas por el mismo suavísimo Corazón. No permitáis que sea por más tiempo ignorado de ellas mi amado Jesús; haced que vivan por Jesús, que murió por todas. Presento también a Vuestra Majestad, sobre este santísimo Corazón, a vuestros siervos, mis amigos, y os pido los llenéis de su espíritu, para que, siendo su protector el mismo deífico Corazón, merezcan estar con vos eternamente. Amén. 

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Tres Padrenuestros y Avemarías.



Santuario Diocesano de los Sagrados Corazones – Toledo
Novena meditada al Sagrado Corazón
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