martes, 30 de junio de 2015

EL SACERDOTE


El sacerdote
Es aquél que ha recibido el Sacramento del Orden, de las manos de un Obispo válidamente consagrado.



Por: Mons. Rafaello Martinelli | Fuente: Catholic.net 





¿QUIÉN ES EL SACERDOTE?
Es aquél que ha recibido el Sacramento del Orden, de las manos de un Obispo válidamente consagrado.

¿QUÉ ES EL SACRAMENTO DEL ORDEN?
Es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo, gracias al cual viene donado a quien lo recibe, “una especial consagración (Ordenación), que, por un don singular del Espíritu Santo, permite ejercer una potestad sagrada al servicio del Pueblo de Dios en nombre y con la autoridad de Cristo” (Compendio del CIC, 323).

¿QUÉ EFECTOS PRODUCE EL SACRAMENTO DEL ORDEN?
“El sacramento del Orden otorga una efusión especial del Espíritu Santo, que configura con Cristo al ordenado en su triple función de Sacerdote, Profeta y Rey, según los respectivos grados del sacramento. La ordenación confiere un carácter espiritual indeleble: por eso no puede repetirse ni conferirse por un tiempo determinado.
¿CON QUÉ AUTORIDAD SE EJERCE EL SACERDOCIO MINISTERIAL?
Los sacerdotes ordenados, en el ejercicio del ministerio sagrado, no hablan ni actúan por su propia autoridad, ni tampoco por mandato o delegación de la comunidad, sino en la Persona de Cristo Cabeza y en nombre de la Iglesia. Por tanto, el sacerdocio ministerial se diferencia esencialmente, y no sólo en grado, del sacerdocio común de los fieles, al servicio del cual lo instituyó Cristo” (Compendio del CIC, 335-336).
¿POR QUÉ ES NECESARIO EL SACERDOTE?
Porque así lo ha querido Jesucristo, instituyendo su Iglesia. La voluntad de Cristo es por tanto el motivo fundamental y determinante. Es el mismo Cristo que ha querido que sin el sacerdote no se puedan celebrar dos esenciales sacramentos: la Eucaristía y la Penitencia. “El carácter sacramental que distingue los sacerdotes, en virtud del Orden recibido, hace que la presencia en su ministerio, sea único, necesario e insustituible” (Juan Pablo II, Carta a los Sacerdotes, Jueves Santo 2000). 
¿CUÁL ES LA MISIÓN DEL SACERDOTE?
- Su misión es peculiar:
· Actúa en el nombre y en la persona de Cristo Cabeza (in persona Christi capitis), para el bien de las almas. “Solo Cristo es el verdadero sacerdote, los demás son sus ministros” (Sto. Tomas de Aquino, Commentarium in epistolam ad Hebraeos, c.7, lect. 4);
· Es colaborador del Obispo, en una Iglesia particular: “Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada” (CIC, 1595).
· Forman con los demás presbíteros un ‘único presbiterio diocesano’, en comunión y bajo la autoridad del Obispo, al cual debe obediencia (cfr. Concilio Vaticano II,Presbyterorum ordinis, 8).
    · Es “consagrado para:
* Predicar el Evangelio,
* Celebrar el culto divino, sobre todo la Eucaristía de la cual prende fuerza su ministerio,
* y ser Pastor de los fieles” (Compendio del CIC, 328).
- “En virtud del sacramento del Orden, los presbíteros participan de la universalidad de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. El don espiritual que recibieron en la ordenación los prepara, no para una misión limitada y restringida, sino para una misión amplísima y universal de salvación “hasta los extremos del mundo” (Hch 1,8), dispuestos a predicar el evangelio por todas partes" (CIC, 1565).
¿CUÁLES CARACTERÍSTICAS TIENE LA MISIÓN DEL SACERDOTE?
Su misión es:
- “eclesial porque nadie anuncia o se lleva a sí mismo, sino que, dentro y a través de su propia humanidad, todo sacerdote debe ser muy consciente de que lleva a Otro, a Dios mismo, al mundo. Dios es la única riqueza que, en definitiva, los hombres desean encontrar en un sacerdote;
de comunión, porque se lleva a cabo en una unidad y comunión que sólo de forma secundaria tiene también aspectos relevantes de visibilidad social. Estos, por otra parte, derivan esencialmente de la intimidad divina, de la cual el sacerdote está llamado a ser experto, para poder llevar, con humildad y confianza, las almas a él confiadas al mismo encuentro con el Señor;
jerárquica y doctrinal, sugieren reafirmar la importancia de la disciplina (el término guarda relación con "discípulo") eclesiástica y de la formación doctrinal, y no sólo teológica, inicial y permanente” (Benedicto XVI, Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria de la Congregación para el Clero, 16-3-09).
¿QUÉ CONLLEVA LA ESPECIAL UNIÓN ENTRE EL SACERDOTE Y CRISTO?
El Sacerdote está íntimamente unido a Cristo a tal punto que es y actúa “en el Nombre de Cristo”, Sumo y eterno sacerdote, por fuerza de la unción del Espíritu Santo.
  • Esto significa y comporta:
· Que su ser sacerdote no es mérito propio, ni viene de una elección de una comunidad o de un grupo, sino que es fruto de la llamada gratuita de Dios: “No son ustedes los que me han elegido a mí, soy Yo quien los ha elegido a ustedes, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca” (Jn 15,16). Tal llamada viene reconocida y acogida en la libertad de manera personal, y es confirmada y autentificada por el Obispo ordenante;
· El sacerdote está marcado por un especial carácter espiritual indeleble, que lo configura a Cristo Sacerdote, Profeta y Rey. Participa en tal modo “de la autoridad con la cual Cristo mismo hace crecer, santificar y gobernar su propio cuerpo” (Concilio Vaticano II, Presbyterorum ordinis, 2).
· Su actuar es un verdadero servicio. “Está enteramente referido a Cristo y a los hombres. Depende totalmente de Cristo y de su sacerdocio único, y fue instituido a favor de los hombres y de la comunidad de la Iglesia. El sacramento del Orden comunica "un poder sagrado", que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos” (CIC, 1551);
· La misión recibida por el sacerdote, ejercitada no a su placer, sino a nombre de Cristo, del él es ministro, signo, transparencia sobre todo testimonio de su vida conformándola siempre a la de Cristo. “recibe el Evangelio de Cristo, del cual ahora te haces mensajero. Cree lo que lees, enseña lo que crees, vive lo que enseñas” (Rito de Ordenación);
· “Comporta que no queremos imponer nuestro rumbo y nuestra voluntad; que no deseamos llegar a ser esto o lo otro, sino que nos abandonamos a Él, donde sea y del modo que Él quiera servirse de nosotros” (Benedicto XVI, Homilía Misa Crismal, Jueves Santo 2009).
· “Es el mismo Cristo el que actúa en quienes Él ha escogido como ministros suyos; los sostiene para que su respuesta se desarrolle en una dimensión de confianza y de gratitud que despeje todos los temores, incluso cuando aparece más fuerte la experiencia de la propia flaqueza (cfr. Rm 8, 26-30), o se hace más duro el contexto de incomprensión o incluso de persecución” (Benedicto XVI, Mensaje para la XVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 20-1-09).
¿EN QUÉ SENTIDO EL SACERDOTE ACTÚA A NOMBRE DE TODA LA IGLESIA?
- “El sacerdocio ministerial no tiene solamente por tarea representar a Cristo –Cabeza de la Iglesia– ante la asamblea de los fieles, actúa también en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece el Sacrificio Eucarístico.
- "En nombre de toda la Iglesia", expresión que no quiere decir que los sacerdotes sean los delegados de la comunidad. La oración y la ofrenda de la Iglesia son inseparables de la oración y la ofrenda de Cristo, su Cabeza. Se trata siempre del culto de Cristo en y por su Iglesia. Es toda la Iglesia, cuerpo de Cristo, la que ora y se ofrece, ‘per ipsum et cum ipso et in ipso’, en la unidad del Espíritu Santo, a Dios Padre. Todo el cuerpo, ‘caput et membra’, ora y se ofrece, y por eso quienes, en este cuerpo, son específicamente sus ministros, son llamados ministros no sólo de Cristo, sino también de la Iglesia. El sacerdocio ministerial puede representar a la Iglesia porque representa a Cristo” (CIC, 1552-1553).
¿QUÉ ESPERA LA GENTE DEL SACERDOTE?
“De los sacerdotes, los fieles esperan solo una cosa: que sean especialistas que promuevan el encuentro entre el Hombre con Dios. Al sacerdote no se le pide que sea un experto en economía, en construcción o en Política. De él se espera que sea un experto en la vida espiritual. (…) Lo que los fieles esperan de él es que sea testimonio de la entera Sabiduría, contenida en la Palabra revelada” (Benedicto XVI, Discurso al Clero, Catedral de Varsovia, 25 Mayo 2006).
Por eso es más importante asegurar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y garantizar una adecuada e integral formación sacerdotal a cuantos están estudiando para el sagrado ministerio.
¿QUIÉN PUEDE SER SACERDOTE?
- Puede serlo solo el Bautizado de sexo masculino. “La Iglesia se reconoce vinculada a la elección hecha por el Señor mismo. Por este motivo la ordenación de las mujeres no es posible” (Juan Pablo II, Carta Apostólica Mulieris Dignitatem, 26-27).
- “Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. En efecto, nadie se arroga para sí mismo este oficio. Al sacramento se es llamado por Dios. Quien cree reconocer las señales de la llamada de Dios al ministerio ordenado, debe someter humildemente su deseo a la autoridad de la Iglesia a la que corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a recibir este sacramento. Como toda gracia, el sacramento sólo puede ser recibido como un don inmerecido” (CIC, 1578).
- A los sacerdotes en la Iglesia Latina les es pedido el Celibato (cfr. Fragmento: Celibato de los Sacerdotes: ¿por qué existe en la Iglesia latina?).
- “Pidan, pues, al dueño de la mies, que envíen operarios a su mies” (Mt 9,38). “Nuestro primer deber ha de ser por tanto mantener viva, con oración incesante, esa invocación de la iniciativa divina en las familias y en las parroquias, en los movimientos y en las asociaciones entregadas al apostolado, en las comunidades religiosas y en todas las estructuras de la vida diocesana” (Benedicto XVI, Mensaje para la XVI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, 20-1-09).

El Primicerio
de la Basílica de los Santos Ambrosio y Carlos en roma
Monseñor Raffaello Martinelli

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO


lunes, 29 de junio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 29 DE JUNIO DEL 2015


A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos
Solemnidades y fiestas

Mateo 16, 13-19. Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Ellos encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra. 


Por: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19
Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». 

Oración introductoria
Cristo, san Pedro y san Pablo, y muchos otros, dieron su vida porque creían en el amor, en la locura de tu amor que te llevó al extremo de morir en la cruz. Dame la gracia de comprender, en esta oración, que debo buscar vivir, transmitir y ser testigo de ese amor.

Petición
Dios mío, que este tiempo de oración sea una expresión de mi amor.

Meditación del Papa Benedicto XVI
Pedro responde: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: "Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (...). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos". Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras: Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. Así queda descrito con imágenes muy plásticas lo que la reflexión sucesiva calificará con el término: "primado de jurisdicción". Benedicto XVI, 7 de junio de 2006.

Reflexión
Cristo pregunta a sus apóstoles: ¿quién dice la gente que soy yo? Pone esta pregunta sólo después de haber llevado a término su misión de enseñar lo que el Padre le ha dicho. Podría decirse que el caso ya está expuesto y ahora llega el momento de pronunciar el juicio. Sin embargo, la gente que ha visto y oído todas las pruebas necesarias para reconocerlo como Mesías, no termina por comprender sus signos. Es como si un velo cubriera sus ojos y les impidiese dar una respuesta segura y convincente: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo."

Para Pedro, al igual que para Pablo tiempo después, Cristo fue un auténtico enigma difícil de descifrar. Por ejemplo, ¿qué pensaría Pedro al ver a su maestro caminando sobre las aguas? O ¿cuáles sentimientos fluirían es su corazón cuando escucha de Cristo "sobre ti edificaré mi Iglesia" y más tarde le dice "apártate de mí Satanás."

Este misterio sobre Cristo lo comprenderíamos mejor con los ojos de la fe que nos da el Padre. Mientras la fe no sea le oxígeno de nuestra vida, no seremos capaces de reconocer a Cristo como el Mesías. Por esto Cristo le dice a Pedro "dichoso Tú, Pedro, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre sino mi Padre que está en el cielo."

El don de la fe se lo dona el Padre a Pedro no por mérito de Pedro ni por sus cualidades personales -era pescador- sino por su propia bondad Dios. Es el don más precioso, el de reconocer a Dios como Mesías, como la auténtica luz que guiará nuestros pasos hacia la felicidad eterna. Y gracias a la fe Pedro y Pablo encontraron la fuerza para llevar a término su misión en la tierra.

Propósito
Haré una oración especial por el Papa Francisco, pidiendo a Dios lo ilumine y lo fortalezca en su misión.

Diálogo con Cristo
Señor, siendo fiel a la Iglesia, estoy seguro que te soy fiel. Estar en comunión con el Papa es estar en comunión contigo. Por eso hoy te quiero confirmar mi amor y mi deseo de caminar siempre al paso de la Iglesia, sin poner límites a mi servicio ni a mi amor.

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DÍA 29 DE JUNIO

Nardo del día 29 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Potestad Sublime!
Fiesta de San Pedro y San Pablo

Meditación: Oh Jesús, Mí Buen Pastor, que nos buscas como a ovejas en la tie
rra desierta, que nos cuidas y nos proteges, y Tu cayado levantas para evitar que el maligno hiera a Tus corderitos. Señor, que me buscas en la noche oscura y me libras de toda amargura. Amando siento Tu Presencia, y todo lo demás desaparece; es Tu Gran Poder el que me marca el camino y me guía como a un niño. Esa Luz dorada que de Ti se desprende, y cual luciérnagas hermosas, como estrellas fugaces veo las luces de Tus Angeles. Entonces siento que Tú, Mi Dios, todo eres, todo puedes, pues eres el Rey. Señor, que a pesar de mi pequeñez a mi casa vienes, para llevarme a Ti.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Comulguemos agradeciendo a Jesús por todas las gracias que derrama a través de Su Sagrado Corazón.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

TERAPIA ANTE LA FALTA DE TIEMPO


Terapia ante la falta de tiempo
Con una mirada atenta seremos capaces de establecer prioridades y de lanzarnos a conquistas concretas


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net 




La sensación de que falta tiempo nos agobia en muchas ocasiones, a veces durante semanas, meses o incluso años.

Durante el día vemos y sentimos cientos de reclamos. Pensamos hacer esto y lo otro. Deseamos estirar al máximo el tiempo para que quepan deseos y proyectos, unos buenos, otros indiferentes, otros tal vez malos y dañinos para uno mismo y para otros.

Es importante detenernos para ver si existen “grietas” por las que se nos va el tiempo. Esas grietas surgen cuando curiosidades o placeres inmediatos nos apartan de lo importante, de lo urgente, de lo necesario, para atarnos a caprichos que dan pequeños placeres que, a la larga, pueden llevar a grandes desengaños.

Otras veces el problema radica en que hemos acogido una serie de proyectos y compromisos que nos encadenan a asuntos de importancia menor. Si me ato a un blog o a una larga (y hueca) serie televisiva; si siento una extraña “obligación” de leer noticias en la prensa o en Internet; si el correo electrónico se convierte en un instrumento que absorbe horas y horas de la semana...

Es entonces cuando podemos pensar que llega la hora de podar todo aquello que no es necesario y de centrarse en lo que realmente sirve para uno mismo, para los propios familiares y amigos, para los compañeros de trabajo, para la sociedad.

Con una mirada atenta seremos capaces de establecer prioridades y de lanzarnos a conquistas concretas. Entonces veremos cómo disminuye la sensación de que nos falta tiempo, y cómo el pasar de las horas dejará de ser una angustia que nos desespera. Podremos ir a lo esencial y abrirnos a lo importante, a lo que me pide Dios y lo que necesitan los demás seres humanos, a lo que vale para el presente y para el horizonte de lo eterno.

IMÁGENES DE SAN PABLO



IMÁGENES DE SAN PEDRO







SAN PEDRO Y SAN PABLO, FIESTA, 29 DE JUNIO


Pedro y Pablo, Santos
Fiesta, 29 de junio
Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 





Apóstoles y Mártires

Martirologio Romano: Solemnidad de san Pedro y san Pablo, apóstoles. Simón, hijo de Jonás y hermano de Andrés, fue el primero entre los discípulos que confesó a Cristo como Hijo de Dios vivo, y por ello fue llámado Pedro. Pablo, apóstol de los gentiles, predicó a Cristo crucificado a judíos y griegos. Los dos, con la fuerza de la fe y el amor a Jesucristo, anunciaron el Evangelio en la ciudad de Roma, donde, en tiempo del emperador Nerón, ambos sufrieron el martirio: Pedro, como narra la tradición, crucificado cabeza abajo y sepultado en el Vaticano, cerca de la vía Triunfal, y Pablo, degollado y enterrado en la vía Ostiense. En este día, su triunfo es celebrado por todo el mundo con honor y veneración. († c.67)


Breve Biografía
Origen de la fiesta San Pedro y San Pablo son apóstoles, testigos de Jesús que dieron un gran testimonio. Se dice que son las dos columnas del edificio de la fe cristiana. Dieron su vida por Jesús y gracias a ellos el cristianismo se extendió por todo el mundo.

Los cadáveres de San Pedro y San Pablo estuvieron sepultados juntos por unas décadas, después se les devolvieron a sus sepulturas originales. En 1915 se encontraron estas tumbas y, pintadas en los muros de los sepulcros, expresiones piadosas que ponían de manifiesto la devoción por San Pedro y San Pablo desde los inicios de la vida cristiana. Se cree que en ese lugar se llevaban a cabo las reuniones de los cristianos primitivos. Esta fiesta doble de San Pedro y San Pablo ha sido conmemorada el 29 de Junio desde entonces.

El sentido de tener una fiesta es recordar lo que estos dos grandes santos hicieron, aprender de su ejemplo y pedirles en este día especialmente su intercesión por nosotros.


San Pedro

San Pedro fue uno de los doce apóstoles de Jesús. Su nombre era Simón, pero Jesús lo llamó Cefas que significa “piedra” y le dijo que sería la piedra sobre la que edificaría Su Iglesia. Por esta razón, le conocemos como Pedro. Era pescador de oficio y Jesús lo llamó a ser pescador de hombres, para darles a conocer el amor de Dios y el mensaje de salvación. Él aceptó y dejó su barca, sus redes y su casa para seguir a Jesús.

Pedro era de carácter fuerte e impulsivo y tuvo que luchar contra la comodidad y contra su gusto por lucirse ante los demás. No comprendió a Cristo cuando hablaba acerca de sacrificio, cruz y muerte y hasta le llegó a proponer a Jesús un camino más fácil; se sentía muy seguro de sí mismo y le prometió a Cristo que nunca lo negaría, tan sólo unas horas antes de negarlo tres veces.

Vivió momentos muy importantes junto a Jesús:

Vio a Jesús cuando caminó sobre las aguas. Él mismo lo intentó, pero por desconfiar estuvo a punto de ahogarse.

Prensenció la Transfiguración del Señor.

Estuvo presente cuando aprehendieron a Jesús y le cortó la oreja a uno de los soldados atacantes.

Negó a Jesús tres veces, por miedo a los judíos y después se arrepintió de hacerlo.

Fue testigo de la Resurrección de Jesús.

Jesús, después de resucitar, le preguntó tres veces si lo amaba y las tres veces respondió que sí. Entonces, Jesús le confirmó su misión como jefe Supremo de la Iglesia.

Estuvo presente cuando Jesús subió al cielo en la Ascensión y permaneció fiel en la oración esperando al Espíritu Santo.

Recibió al Espíritu Santo el día de Pentecostés y con la fuerza y el valor que le entregó, comenzó su predicación del mensaje de Jesús. Dejó atrás las dudas, la cobardía y los miedos y tomó el mando de la Iglesia, bautizando ese día a varios miles de personas.

Realizó muchos milagros en nombre de Jesús.

En los Hechos de los Apóstoles, se narran varias hazañas y aventuras de Pedro como primer jefe de la Iglesia. Nos narran que fue hecho prisionero con Juan, que defendió a Cristo ante los tribunales judíos, que fue encarcelado por orden del Sanedrín y librado milagrosamente de sus cadenas para volver a predicar en el templo; que lo detuvieron por segunda vez y aún así, se negó a dejar de predicar y fue mandado a azotar.

Pedro convirtió a muchos judíos y pensó que ya había cumplido con su misión, pero Jesús se le apareció y le pidió que llevara esta conversión a los gentiles, a los no judíos.
En esa época, Roma era la ciudad más importante del mundo, por lo que Pedro decidió ir allá a predicar a Jesús. Ahí se encontró con varias dificultades: los romanos tomaban las creencias y los dioses que más les gustaban de los distintos países que conquistaban. Cada familia tenía sus dioses del hogar. La superstición era una verdadera plaga, abundaban los adivinos y los magos. Él comenzó con su predicación y ahí surgieron las primeras comunidades cristianas. Estas comunidades daban un gran ejemplo de amor, alegría y de honestidad, en una sociedad violenta y egoísta. En menos de trescientos años, la mayoría de los corazones del imperio romano quedaron conquistados para Jesús. Desde entonces, Roma se constituyó como el centro del cristianismo.

En el año 64, hubo un incendio muy grande en Roma que no fue posible sofocar. Se corría el rumor de que había sido el emperador Nerón el que lo había provocado. Nerón se dio cuenta que peligraba su trono y alguien le sugirió que acusara a los cristianos de haber provocado el incendio. Fue así como se inició una verdadera “cacería” de los cristianos: los arrojaban al circo romano para ser devorados por los leones, eran quemados en los jardines, asesinados en plena calle o torturados cruelmente. Durante esta persecución, que duró unos tres años, murió crucificado Pedro por mandato del emperador Nerón.

Pidió ser crucificado de cabeza, porque no se sentía digno de morir como su Maestro. Treinta y siete años duró su seguimiento fiel a Jesús. Fue sepultado en la Colina Vaticana, cerca del lugar de su martirio. Ahí se construyó la Basílica de San Pedro, centro de la cristiandad.

San Pedro escribió dos cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.

¿Qué nos enseña la vida de Pedro?

Nos enseña que, a pesar de la debilidad humana, Dios nos ama y nos llama a la santidad. A pesar de todos los defectos que tenía, Pedro logró cumplir con su misión. Para ser un buen cristiano hay que esforzarse por ser santos todos los días. Pedro concretamente nos dice: “Sean santos en su proceder como es santo el que los ha llamado” (I Pedro, 1,15)
Cada quien, de acuerdo a su estado de vida, debe trabajar y pedirle a Dios que le ayude a alcanzar su santidad.
Nos enseña que el Espíritu Santo puede obrar maravillas en un hombre común y corriente. Lo puede hacer capaz de superar los más grandes obstáculos.

La Institución del Papado

Toda organización necesita de una cabeza y Pedro fue el primer jefe y la primera cabeza de la Iglesia. Fue el primer Papa de la Iglesia Católica. Jesús le entregó las llaves del Reino y le dijo que todo lo que atara en la Tierra quedaría atado en el Cielo y todo lo que desatara quedaría desatado en el Cielo. Jesús le encargó cuidar de su Iglesia, cuidar de su rebaño. El trabajo del Papa no sólo es un trabajo de organización y dirección. Es, ante todo, el trabajo de un padre que vela por sus hijos.

El Papa es el representante de Cristo en el mundo y es la cabeza visible de la Iglesia. Es el pastor de la Iglesia, la dirige y la mantiene unida. Está asistido por el Espíritu Santo, quien actúa directamente sobre Él, lo santifica y le ayuda con sus dones a guiar y fortalecer a la Iglesia con su ejemplo y palabra. El Papa tiene la misión de enseñar, santificar y gobernar a la Iglesia.

Nosotros, como cristianos debemos amarlo por lo que es y por lo que representa, como un hombre santo que nos da un gran ejemplo y como el representante de Jesucristo en la Tierra. Reconocerlo como nuestro pastor, obedecer sus mandatos, conocer su palabra, ser fieles a sus enseñanzas, defender su persona y su obra y rezar por Él.

Cuando un Papa muere, se reúnen en el Vaticano todos los cardenales del mundo para elegir al nuevo sucesor de San Pedro y a puerta cerrada, se reúnen en Cónclave (que significa: cerrados con llave). Así permanecen en oración y sacrificio, pidiéndole al Espíritu Santo que los ilumine. Mientras no se ha elegido Papa, en la chimenea del Vaticano sale humo negro y cuando ya se ha elegido, sale humo blanco como señal de que ya se escogió al nuevo representante de Cristo en la Tierra.



San Pablo

Su nombre hebreo era Saulo. Era judío de raza, griego de educación y ciudadano romano. Nació en la provincia romana de Cilicia, en la ciudad de Tarso. Era inteligente y bien preparado. Había estudiado en las mejores escuelas de Jerusalén.
Era enemigo de la nueva religión cristiana ya que era un fariseo muy estricto. Estaba convencido y comprometido con su fe judía. Quería dar testimonio de ésta y defenderla a toda costa. Consideraba a los cristianos como una amenaza para su religión y creía que se debía acabar con ellos a cualquier costo. Se dedicó a combatir a los cristianos, quienes tenían razones para temerle. Los jefes del Sanedrín de Jerusalén le encargaron que apresara a los cristianos de la ciudad de Damasco.

En el camino a Damasco, se le apareció Jesús en medio de un gran resplandor, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” ( Hechos de los Apóstoles 9, 1-9.20-22.).
Con esta frase, Pablo comprendió que Jesús era verdaderamente Hijo de Dios y que al perseguir a los cristianos perseguía al mismo Cristo que vivía en cada cristiano. Después de este acontecimiento, Saulo se levantó del suelo, y aunque tenía los ojos abiertos no veía nada. Lo llevaron a Damasco y pasó tres días sin comer ni beber. Ahí, Ananías, obedeciendo a Jesús, hizo que Saulo recobrara la vista, se levantara y fuera bautizado. Tomó alimento y se sintió con fuerzas.
Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco y después empezó a predicar a favor de Jesús, diciendo que era el Hijo de Dios. Saulo se cambió el nombre por Pablo. Fue a Jerusalén para ponerse a la orden de San Pedro.

La conversión de Pablo fue total y es el más grande apóstol que la Iglesia ha tenido. Fue el “apóstol de los gentiles” ya que llevó el Evangelio a todos los hombres, no sólo al pueblo judío. Comprendió muy bien el significado de ser apóstol, y de hacer apostolado a favor del mensaje de Jesús. Fue fiel al llamado que Jesús le hizo en al camino a Damasco.

Llevó el Evangelio por todo el mundo mediterráneo. Su labor no fue fácil. Por un lado, los cristianos desconfiaban de él, por su fama de gran perseguidor de las comunidades cristianas. Los judíos, por su parte, le tenían coraje por "cambiarse de bando". En varias ocasiones se tuvo que esconder y huir del lugar donde estaba, porque su vida peligraba. Realizó cuatro grandes viajes apostólicos para llevar a todos los hombres el mensaje de salvación, creando nuevas comunidades cristianas en los lugares por los que pasaba y enseñando y apoyando las comunidades ya existentes.

Escribió catorce cartas o epístolas que forman parte de la Sagrada Escritura.

Al igual que Pedro, fue martirizado en Roma. Le cortaron la cabeza con una espada pues, como era ciudadano romano, no podían condenarlo a morir en una cruz, ya que era una muerte reservada para los esclavos.

¿Qué nos enseña la vida de San Pablo?

Nos enseña la importancia de la labor apostólica de los cristianos. Todos los cristianos debemos ser apóstoles, anunciar a Cristo comunicando su mensaje con la palabra y el ejemplo, cada uno en el lugar donde viva, y de diferentes maneras.

Nos enseña el valor de la conversión. Nos enseña a hacer caso a Jesús dejando nuestra vida antigua de pecado para comenzar una vida dedicada a la santidad, a las buenas obras y al apostolado.


Esta conversión siguió varios pasos:
1. Cristo dio el primer paso: Cristo buscó la conversión de Pablo, le tenía una misión concreta.

2. Pablo aceptó los dones de Cristo: El mayor de estos dones fue el de ver a Cristo en el camino a Damasco y reconocerlo como Hijo de Dios.

3. Pablo vivió el amor que Cristo le dio: No sólo aceptó este amor, sino que los hizo parte de su vida. De ser el principal perseguidor, se convirtió en el principal propagador de la fe católica.

4. Pablo comunicó el amor que Cristo le dio: Se dedicó a llevar el gran don que había recibido a los demás. Su vida fue un constante ir y venir, fundando comunidades cristianas, llevando el Evangelio y animando con sus cartas a los nuevos cristianos en común acuerdo con San Pedro.

Estos mismos pasos son los que Cristo utiliza en cada uno de los cristianos. Nosotros podemos dar una respuesta personal a este llamado. Así como lo hizo Pablo en su época y con las circunstancias de la vida, así cada uno de nosotros hoy puede dar una respuesta al llamado de Jesús.

IMÁGENES DE SAN PEDRO Y SAN PABLO, 29 D EJUNIO







BASTA QUE TENGAS FE


“Basta que tengas fe”



 Jairo le pide que vaya a curar a su hija enferma. Jesús se pone en camino; pero entonces llega una mujer enferma con flujos de sangre y es curada. Después sigue Jesús con Jairo, aunque su hija ya ha muerto; pero la resucita. Hay varias cosas en común. Una, curiosa, que la niña muerta tiene 12 años y la mujer está enferma desde hace 12 años. Los evangelistas, siguiendo la cultura de aquel tiempo, al mismo tiempo que narran algo real, describen algo simbólico. El número 12 aparece muchas veces en la Sagrada Escritura. Es un número que indica plenitud. Aquí es el tiempo de toda una vida y una gran enfermedad, para que resalte más el poder y el amor de Jesús. Puede simbolizar la humanidad pecadora y liberada de sus males por la salvación de Jesús.

Lo importante es la fe, unida a la humildad. Jairo era un hombre importante dentro de su sociedad; pero cuando se trata de salvar a su hija, deja su orgullo y se postra ante Jesús con humildad. No encuentra otra solución. La mujer tiene una enfermedad que ante la sociedad es considerada como impura y no quiere comprometer a Jesús. Pero su fe es tan grande que cree bastarla con sólo tocar el manto de Jesús.

Sigamos primeramente a esta mujer. Como quiere que ni Jesús ni la gente se den cuenta de su presencia, va con disimulo, llega a poder meter el brazo entre la gente y toca el manto de Jesús. Pero Jesús, que sabe que ha salido una “virtud” especial de su persona, no quiere que quede esta fe en la oscuridad y consuela a la mujer, hace que su fe se fortalezca y quede patente su ejemplo para todos nosotros. No es lo mismo apretujar a Jesús que “tocarlo” con fe. Muchos apretujan a Jesús en la Iglesia, reciben sacramentos, se llaman cristianos, pero no se aprovechan de la presencia del Espíritu Santo. Y más en concreto: Muchos comulgan, reciben a Jesús de forma material, y sin embargo siguen tan amargados, cerrados sobre sí mismos, tan avaros y tan faltos de caridad. En realidad no han “tocado” con amor el Cuerpo de Cristo.

Seguro que Jairo, si hubiera sabido antes que su hija había muerto, no le hubiera dicho nada a Jesús. Eso pensaban los que le dieron la noticia. Pero Jesús, que escucha lo que hablan, le quiere acrecentar la fe. Para Jesús era tanto o más importante que Jairo tuviera plena fe, como la resurrección que iba a realizar en la niña. Por eso le dice: “Basta que tengas fe”. Es posible que con la fe de aquel hombre se uniera algo de creencia en la magia. Jesús le ayudó a purificar la fe. Hoy también  muchos unen religión con magia. Pero la verdadera fe es un encuentro personal con Dios. Es la respuesta libre de la persona humana a Dios que se revela. La fe tiene mucho de confianza, pero también de amor, de entrega. La fe no es sólo un acto personal, sino que se transmite y se sostiene con la fe de otros. Por eso cada uno de nosotros puede contribuir para que la fe de otros comience o se sostenga y aumente.

La muerte no es el peor mal. Para los santos es un bien porque es el abrazo eterno y definitivo con Dios. La muerte es consecuencia del pecado; por eso el pecado es el gran mal, sobre todo si ocasiona la muerte por la violencia. Cristo resucitando a aquella niña nos da una garantía de que un día nos resucitará definitivamente.


P. Silverio Velasco (España)

DÍA DEL PAPA - 29 DE JUNIO

Día del Papa - 29 de Junio


El día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, celebramos el Día del Papa.

En esta Jornada del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, el Papa, a orar por él y a contribuir con nuestras limosnas y donativos a su misión evangelizadora y de caridad.

El Romano Pontífice, como Sucesor de Pedro, es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el Vicario de Cristo.

Ya en la primera hora de la Iglesia, cuando Pedro estaba en la cárcel, toda la comunidad oraba insistentemente a Dios por él (cfr. Hc 12, 59). Hoy toda la Iglesia tiene el deber de orar por el Papa. Cuando oramos por el Sucesor de Pedro, que “preside la caridad de todas las Iglesias”, como afirmó San Ignacio de Antioquia, pedimos que la Iglesia se mantenga fiel a su magisterio, para que, como los primeros cristianos, vivamos como hermanos arraigados firmemente en el amor y en la caridad.

Junto con la oración y el agradecimiento, esta Jornada es una llamada a colaborar con nuestras limosnas y donativos a la colecta especial. A través de ella ayudamos al Papa para que pueda realizar su misión a favor de la Iglesia Universal y de los más pobres de la tierra.

¿Te animas a enviar un saludo especial, ofrecimientos y oraciones al Papa Francisco?  Hace unas semanas, el Papa reveló que no es nada hábil con las computadoras, tal vez por eso no cuenta con una dirección de correo electrónico. Sin embargo, el Vaticano ha difundido esta dirección postal para que envíes directamente tus cartas al Santo Padre por correo común (no electrónico):


Sua Santità Francesco
Secretaria de Estado Palazzo Apostólico Vaticano
00120 Città del Vaticano

domingo, 28 de junio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 28 DE JUNIO DEL 2015


No temas, solamente ten fe

Marcos 5, 21-43. Domingo XIII Tiempo Ordinario. Jesús solo necesita tu fe para poder sanarte, resucitarte. 


Por: P. Rodrigo Escorza | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 5, 21-43
Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: "¿Quién me ha tocado?"» Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad». Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos dicendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.

Oración introductoria
¡Qué infinito es tu poder y tu misericordia! Jesús, tú que te apiadas de todos, te pido que me permitas en esta oración contemplar tu Sagrado Corazón. Quiero enamorarme más de Ti para ser un propagador de tu amor entre todos los hombres.

Petición
Jesús, ayúdame a corresponder a tu amor y misericordia.

Meditación del Papa Francisco
Jesús se inclina ante el sufrimiento humano y cura el cuerpo; y el espiritual: Jesús vino a sanar el corazón del hombre, a dar la salvación y pide fe en él. En el primer episodio, ante la noticia de que la hija de Jairo había muerto, Jesús le dice al jefe de la sinagoga: “No temas; basta que tengas fe”, lo lleva con él donde estaba la niña y exclama: “Contigo hablo, niña, levántate”. Y esta se levantó y se puso a caminar. San Jerónimo comenta estas palabras, subrayando el poder salvífico de Jesús: “Niña, levántate por mí: no por mérito tuyo, sino por mi gracia. Por tanto, levántate por mí: el hecho de haber sido curada no depende de tus virtudes” […]
Para nosotros estos dos relatos de curación son una invitación a superar una visión puramente horizontal y materialista de la vida. A Dios le pedimos muchas curaciones de problemas, de necesidades concretas, y está bien hacerlo, pero lo que debemos pedir con insistencia es una fe cada vez más sólida, para que el Señor renueve nuestra vida, y una firme confianza en su amor, en su providencia que no nos abandona.» (S.S. Benedicto XVI, Ángelus del 1 de julio de 2012).
Reflexión
La fe de una persona puede mover hasta el corazón del mismo Dios. Ésta es una condición que todo cristiano debe tener bien afirmada.

Recuerdo que un santo, antes de su conversión estaba buscando la fe. No la encontraba por ningún lado. Le pidió a un perito, a un doctor en teología, a varios cardenales, pero no lograba encontrarla. Un día, pasando por una iglesia se le ocurrió entrar para ver cómo era. Entró justo en el momento de la homilía, mientras el sacerdote que celebraba estaba diciendo: "¡Dios mío!" Esta expresión cambió toda su vida. Vio que la fe no es algo que un doctor en teología pueda dar, sino un don de Dios.
Propósito
Pedir la fe todos los días, para mover el corazón de Jesús, que espera de nosotros que le pidamos lo que más necesitamos. Si se lo pedimos con fe, entonces Él con más gusto nos la dará.

Diálogo con Cristo 
Jesús, mi corazón, y el de mis hermanos, está siempre sediento de tu amor. Ayúdame a buscarte siempre en la Eucaristía.

LA ROSA Y EL SAPO


LA ROSA Y EL SAPO




Había una vez una rosa muy hermosa y bella. ¡Se sentía maravillosamente al saber que era la rosa más bella del jardín! Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos.

Un día se dio cuenta de que al lado de ella siempre se colocaba un sapo grande y oscuro, motivo por el que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto, le ordenó al sapo que se fuera de inmediato. El sapo muy obediente le dijo: Está bien, me marcho si así lo quieres.

Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:

- Te veo francamente mal. ¿Que te pasó?

La rosa contestó:

-Es que desde que te fuiste, las hormigas me han comido día a día y nunca he podido volver a ser igual.

El sapo sólo contestó: ¡Pues claro! Cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Moraleja: Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada. Dios no hace a nadie para que esté de sobra en este mundo. Todos tenemos algo especial que hacer, algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos esté haciendo un bien del cual ni siquiera seamos conscientes.

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