miércoles, 18 de febrero de 2015

MIÉRCOLES DE CENIZA


Miércoles de Ceniza: el inicio de la Cuaresma.





La imposición de las cenizas nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

Las palabras que se usan para la imposición de cenizas, son:

- "Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"

- "Conviérte y cree en el Evangelio".


Origen de la costumbre

Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Las cenizas que se utilizan se obtienen quemando las palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior. Esto nos recuerda que lo que fue signo de gloria pronto se reduce a nada.

También fue usado el período de Cuaresma para preparar a los que iban a recibir el Bautismo la noche de Pascua, imitando a Cristo con sus 40 días de ayuno.

La imposición de ceniza es una costumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

Cuando el sacerdote nos pone la ceniza, debemos tener una actitud de querer mejorar, de querer tener amistad con Dios. La ceniza se le impone a los niños y a los adultos.


Significado del carnaval al inicio de la Cuaresma

La palabra carnaval significa adiós a la carne y su origen se remonta a los tiempos antiguos en los que por falta de métodos de refrigeración adecuados, los cristianos tenían la necesidad de acabar, antes de que empezara la Cuaresma, con todos los productos que no se podían consumir durante ese período (no sólo carne, sino también leche, huevo, etc.)

Con este pretexto, en muchas localidades se organizaban el martes anterior al miércoles de ceniza, fiestas populares llamadas carnavales en los que se consumían todos los productos que se podrían echar a perder durante la cuaresma.

Muy pronto empezó a degenerar el sentido del carnaval, convirtiéndose en un pretexto para organizar grandes comilonas y para realizar también todos los actos de los cuales se "arrepentirían" durante la cuaresma, enmarcados por una serie de festejos y desfiles en los que se exaltan los placeres de la carne de forma exagerada, tal como sigue sucediendo en la actualidad en los carnavales de algunas ciudades, como en Río de Janeiro, Brasil o Nueva Orleans, Estados Unidos.


El ayuno y la abstinencia

El miércoles de ceniza y el viernes santo son días de ayuno y abstinencia. La abstinencia obliga a partir de los 14 años y el ayuno de los 18 hasta los 59 años. El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia es no comer carne. Este es un modo de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre.


La oración

La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar lo que necesitemos cambiar de nuestro interior. Necesitamos convertirnos, abandonando el pecado que nos aleja de Dios. Cambiar nuestra forma de vivir para que sea Dios el centro de nuestra vida. Sólo en la oración encontraremos el amor de Dios y la dulce y amorosa exigencia de su voluntad.

Para que nuestra oración tenga frutos, debemos evitar lo siguiente:

La hipocresía: Jesús no quiere que oremos para que los demás nos vean llamando la atención con nuestra actitud exterior. Lo que importa es nuestra actitud interior.

La disipación: Esto quiere decir que hay que evitar las distracciones lo más posible. Preparar nuestra oración, el tiempo y el lugar donde se va a llevar a cabo para podernos poner en presencia de Dios.

La multitud de palabras: Esto quiere decir que no se trata de hablar mucho o repetir oraciones de memoria sino de escuchar a Dios. La oración es conformarnos con Él, nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestras necesidades. Por eso no necesitamos decirle muchas cosas. La sinceridad que usemos debe salir de lo profundo de nuestro corazón porque a Dios no se le puede engañar.


El sacrificio

Al hacer sacrificios, debemos hacerlos con alegría, ya que es por amor a Dios. Si no lo hacemos así, causaremos lástima y compasión y perderemos la recompensa de la felicidad eterna. Dios es el que ve nuestro sacrificio desde el cielo y es el que nos va a recompensar. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan, en verdad os digo, ya recibieron su recompensa. Tú cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre que está en lo secreto: y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará. " (Mt 6,6)"

El sacrificio, es preciso dulcificarlo con un amor grande a Dios. El dolor nos engrandece cuando sabemos sobrellevarlo. La Virgen María en su vida tuvo que llevar a cabo muchos sacrificios y lo hizo con mucha alegría y amor a Dios.


Palabras de Juan Pablo II sobre el miércoles de ceniza (pronunciadas el 16-2-1983)

El miércoles de ceniza se abre una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la preparación del misterio pascual, o sea, el recuerdo de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. 

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "matanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte. 

La sugestiva ceremonia de la Ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia. 

Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo. 

EL COMIENZO DE LA CUARESMA - MIÉRCOLES DE CENIZA


El comienzo de la Cuaresma
Cuaresma. Miércoles de ceniza. Si busco a Dios, es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar mi corazón.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net




Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”

Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.
Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?

La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?

La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?

Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.

Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.

La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.

Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.

El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?

Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.

Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor.

AYUNAR ES AMAR


Ayunar es amar
No es el comer o el ayunar lo que importa: lo que hace verdadero el ayuno es el espíritu con que se come o se ayuna


Por: Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J. | Fuente: www.arzbaires.org.ar




Los criterios inmediatistas y eficientistas poco a poco han invadido nuestra cultura. El máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo, la inmolación del esfuerzo, del tiempo, de valores profundos y hasta de afectos vitales en vistas a un objetivo de corta duración que se presenta como plenificante en lo social o económico. De esta filosofía de vida, casi aceptada universalmente, no está exenta la vida de fe de los cristianos. Si bien la fe del discípulo se afianza y crece en el encuentro con Jesús vivo, que llega a todos los rincones de la vida y se nutre en la experiencia de ponerse de cara al evangelio para vivirlo como buena noticia que ilumina el andar cotidiano, podemos correr el riesgo de mirarlo de “reojo” y quedarnos sólo con una parte.

Hace algunos domingos, después de pronunciar el Sermón del Monte, Jesús nos dijo “para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en los cielos”. Frente a esta palabra tan determinante podemos conformarnos con hacer algunas buenas obras y darnos por satisfechos. La propuesta del Señor es más ambiciosa. Nos propone un obrar “desde la bondad” que tiene su raíz en la fuerza del Espíritu que se derrama dinámicamente como don de amor para todo nuestro vivir. No se trata solamente de hacer obras buenas, se trata de obrar con bondad. Estamos en la puerta de la cuaresma y la tentación que podemos tener es la de reducirla a ciertas buenas prácticas que finalizan en la pascua, desperdiciando el caudal de gracia que puede significar este tiempo de conversión para toda nuestra vida.

Nuestro ayuno cuaresmal puede ser rutinario y llegar a ser un gesto maniqueo más que profético consistente en «cerrar la boca», porque la materia y los alimentos son impuros: cuando el ayuno que Dios quiere es partir el propio pan con el hambriento; privarnos no sólo de lo superfluo, sino aún de lo necesario para ayudar al los que tienen menos; dar trabajo al que no lo tiene curar a los que están enfermos en su cuerpo o en su espíritu; hacernos cargo de los que sufren el azote de la droga o ayudar a prevenir la caída de tantos; el denunciar toda injusticia; el trabajar para que tantos, especialmente chicos en la calle, dejen de ser el paisaje habitual; el dar amor al que está solo y no sólo al que se nos acerca.

No creamos que es el comer o el ayunar lo que importa. Lo que hace verdadero el ayuno es el espíritu con que se come o se ayuna. Si pasar hambre fuera una bendición, serían benditos todos los hambrientos de la tierra y no tendríamos porque preocuparnos. «Ningún acto de virtud puede ser grande si de él no se sigue también provecho para los otros... Así pues, por más que te pases el día en ayunas, por más que duermas sobre el duro suelo, y comas ceniza, y suspires continuamente, si no haces bien a otros, no haces nada grande».San Juan Crisóstomo

Jesús ayunó según la tradición de su pueblo pero también compartió la mesa de ricos y pobres, de los justos y pecadores. (Mt. ll,l9).

Ayunemos desde la solidaridad concreta como manifestación visible de la caridad de Cristo en nuestra vida. Así tiene sentido nuestro ayuno como gesto profético y acción eficaz. Así cobra sentido nuestro ayunar para que otros no ayunen. Ayunar es amar.

Necesitamos vivir la profundidad de no darle tanta importancia a la comida de la que nos privamos sino a la comida que posibilitamos a un hambriento con nuestras privaciones. Que nuestro ayuno voluntario sea el que impida tantos ayunos obligados de los pobres. Ayunar para que nadie tenga que ayunar a la fuerza.

Iniciando la cuaresma, benditos sean estos cuarenta días si nos entrenan el corazón en la actitud permanente de partir y repartir nuestro pan y nuestra vida con los más necesitados. Nuestro ayuno no puede ser dádiva ocasional sino una invitación a crecer en la libertad por la cual experimentamos que no es más feliz el que más tiene, sino el que más comparte porque ha entrado en la dinámica del amor gratuito de Dios.

Estamos en un tiempo marcado por la misión, no como gesto extraordinario sino como un modo de ser Iglesia en Buenos Aires. Cada gesto pastoral deseamos que no se agote en sí mismo sino que marque una brecha, genere una actitud que permanezca. En esta línea, queremos que el gesto solidario de cuaresma que realizamos desde hace ya varios años, nos permita rubricar el anuncio de la buena noticia, de que por el bautismo somos una familia que siente y vive como propias las angustias y dolores de todos, y todos los días del año.

Quiero agradecerles todo lo que se ha podido realizar a través de los gestos solidarios de los años anteriores y los animo a que la caridad viva sea el signo que acredite nuestras palabras de anuncio del Reino.

Que Dios los bendiga y le regale una Santa Cuaresma vivida den el amor de Dios por su pueblo


Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., 10 de marzo de 2011

IMÁGENES DE MIÉRCOLES DE CENIZA
















martes, 17 de febrero de 2015

EN LA FRENTE... UNA CRUZ DE CENIZA BENDECIDA, MIÉRCOLES 18 INICIO DE LA CUARESMA 2015



En la frente... una cruz de ceniza bendecida

Pero los que están en la fila de la ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia a Dios que está escondido en el Sagrario! 


Por: Ma esther De Ariño | Fuente: Catholic.net



Iniciaremos mañana  la Cuaresma, tiempo penitencial para los católicos y veremos como infinidad de personas, quizá algunas que hace mucho tiempo no han acudido a la Iglesia, se forman en largas filas para que les marquen la frente con una cruz de ceniza bendecida.

Llegan, se forman en la fila, reciben la ceniza y se van... Personas buenas, almas cándidas quizá, que siguen una tradición que tienen carácter de ritual al que pudiera caber, en su entendimiento, algo mágico y que por nada del mundo dejarían pasar esta fecha sin llevar en su frente la huella de la ceniza.

Cosa buena es que esta tradición del Miércoles de Ceniza esté tan arraigada en el corazón de los fieles católicos.

Quizá todos los que estén en la fila sepan qué es lo que significa y que de ninguna manera es, ni obligación ni Sacramento.

Quizá todos vayan meditando -ya que de eso se trata- sobre el punto filosofal de que polvo somos y en polvo nos convertiremos.

Quizá todos deseemos empezar la Cuaresma con un acto de humildad y pidiendo perdón por nuestros pecados.

Tal vez, y esto esta muy bien, pero hay "algo" que no está bien.

Veamos: hemos entrado al Templo, estamos en la Iglesia, en la casa de Dios y no parecería posible entrar en esa casa y no saludar al Dueño, al Señor, al Dios Supremo Hacedor de todas las cosas, al Rey de Reyes, el Altísimo Señor, el Omnipotente que está en infinita humildad en el Sagrario en Cuerpo y Alma. Tan auténtico como cuando caminaba por las orillas del Jordán, tan real como cuando se sentó en el borde del pozo para pedirle agua a la samaritana, el mismo Dios, el mismo Cristo.

La puerta del Sagrario está cerrada, una luz roja parpadeante nos anuncia que está ahí el Señor, Dios nuestro.

Las personas están en la fila de la Ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia al Dios que está escondido en el Misterio de amor que es la Eucaristía!

¿Cómo es esto posible? ¿Será más importante llevar en la frente un signo de humildad que caer primero de rodillas ante el Sagrario y aunque no lo veamos con los ojos de la carne, decirle con los del alma: "Creo en Tí, Señor, y te amo", o simplemente con las palabras de Santo Tomás: "Señor mío y Dios mío" ?

Y ya que estamos en este tema diremos que ocurre lo mismo cuando algunas personas entran en la Iglesia y se van derechitas al Santo de su devoción. Se arrodillan, le piden quién sabe que cosa y se van. Tal vez no haya culpa, es falta de formación y de que no nos hayan dicho una y mil veces, hasta que nos cale, que al que tenemos que reverenciar y adorar es al Dios vivo que está presente con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad en el Sagrario. Los grandes santos son intercesores de las gracias que pedimos ante Dios.

Tal vez también sea que creer en esto, es más difícil que creer en el poder del Santo. El culto a los Santos, - como nos dice en sus homilías Mons. George Chevort, no es obligatorio, sino facultativo." Pedirle a los Santos es como una etapa, como un escalón, no un término.

El objetivo de nuestra religión es la Santísima Trinidad que tiene derecho a nuestra adoración y de la cual proceden todos los bienes que necesitamos y el Mediador indispensable es Jesucristo, Hijo de Dios y hombre.

Glorifiquemos a Dios en sus Santos. Ahora bien, la primera de todos los Santos: no fuera de, sino en primer rango y un rango a parte, es la Bienaventurada Virgen María. La primera y aparte porque no solo es obra de Dios, sino que es la obra maestra de Dios. Es la Madre de Dios porque Ella difundió en el mundo la luz Eterna, Jesucristo Nuestro Señor.

¡Cuánta preparación y cuánta información sobre nuestra Fe nos hace falta para vivir y obrar como verdaderos cristianos!. Vivamos nuestra religión con orden y profundidad. Que seamos el ejemplo viviente para los que nos ven, que formándonos y estudiando podremos cumplir con los grandes misterios de nuestra religión tal y como nos lo enseña nuestra Santa Madre la Iglesia Católica y que imitando a los Santos entremos en esta Cuaresma con espíritu de oración y sacrificio.

Preguntas o comentarios al autor     Ma. Esther de Ariño

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 17 DE FEBRERO DEL 2015


Jesús reprende a sus discípulos

Tiempo Ordinario


Marcos 8, 14-21. Tiempo Ordinario. Tan cerrados estamos en nuestros problemas, que no tenemos tiempo para escuchar la Palabra de Dios. 



Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net





Del santo Evangelio según san Marcos 8, 14-21
Los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Él les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y
teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?» «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete» Y continuó: «¿Aún no entendéis?»


Oración introductoria 
Señor, creo, espero y te amo, pero tengo un corazón duro, como el de tus discípulos, que no acaba de comprender el significado de tu presencia real en mi vida. Envía tu Espíritu Santo para que guíe e ilumine mi oración, para que pueda relacionarme contigo como un hijo fiel y sencillo.

Petición
Señor, concédeme la gracia de valorar y apreciar el milagro de tu presencia real en mi vida.

Meditación del Papa Francisco
La tentación busca a otro para hacerse compañía, contagia y en este crecer y contagiar, la tentación se cierra en un ambiente de donde no se puede salir con facilidad. Es la experiencia de los apóstoles narrada en el Evangelio del día, que ve a los Doce culparse unos a otros bajo los ojos del Maestro por no haber llevado el pan a bordo de la barca.
Jesús, quizá sonriendo ante aquella discusión, les invita a tener cuidado con la levadura de los fariseos, de Herodes. Pero los apóstoles durante un rato insisten, sin escucharlo, tan cerrados en el problema de quién tenía la culpa de no haber llevado el pan, que no tenían espacio, no tenían tiempo, no tenían luz para la Palabra de Dios.
De tal forma que cuando nosotros estamos en tentación, no escuchamos la Palabra de Dios: no escuchamos, no entendemos. Y Jesús ha tenido que recordar la multiplicación de los panes para hacerles salir de ese ambiente, porque la tentación nos cierra, nos quita cualquier capacidad de previsión, nos cierra cualquier horizonte, y así nos lleva al pecado. Cuando estamos en tentación, solamente la Palabra de Dios, la Palabra de Jesús nos salva. Escuchar la Palabra que nos abre el horizonte... Él siempre está dispuesto a enseñarnos a cómo salir de la tentación. Y Jesús es grande porque no solo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 18 de febrero de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
Los apóstoles han estado viviendo con Jesucristo durante más de un año y todavía no se han dado cuenta de lo que significa vivir y convivir con Jesucristo. Vivir solamente quiere decir estar presente con alguien, en cambio, convivir significa hacer experiencias juntos, compartir intensamente con el otro los problemas y las alegrías de cada día.

A veces nos pasa lo mismo que a los discípulos. Vivían sólo con Cristo, sin darse cuenta de que se tenía que convivir con Él; si bien, ellos poco a poco fueron creciendo en esta conciencia hasta afirmar, en boca de San Pedro: "¿a quién iremos, Señor?, Tú tienes palabras de vida eterna."

Estamos en la Santa Misa y literalmente estamos, no hacemos nuestros los sacrificios ofrecidos en el altar, no participamos vivamente el sacrificio Eucarístico. Por eso éste pasaje nos invita a que aprendamos a convivir con Jesucristo en la Sagrada Eucaristía, ya que si no Él nos lo reprochará diciéndonos: "¿Aún no entendéis?"

Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para abrirle mi corazón y darle mi amor.

Diálogo con Cristo
Padre Santo, es increíble que habiendo experimentado tu amor sea capaz de rechazar u olvidar la grandeza de tu amor. Rechazo u olvido que se manifiesta en mi pasividad, falta de entusiasmo o incluso indiferencia ante tu presencia en la Eucaristía. Ayúdame, Señor, para que nunca te excluya de mi vida. Que al contemplar el crucifijo mi fe se reavive, y que recuerde que la fe se expresa en la caridad, en el servicio, en el amor a los demás.

CREATIVIDAD ANTE LOS PROBLEMAS


CREATIVIDAD ANTE LOS PROBLEMAS



Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. 

En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable. 

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas oportunidades de escapar al terrible veredicto ....¡la horca!

El Juez, también confabulado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de Él tu destino vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino".

Por supuesto el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.

El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, invocando al Señor su ayuda, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente: "¿Pero qué hizo?, ¿y ahora? ¿cómo vamos a saber el veredicto?".

"Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué". Con rezongos y enojo mal disimulado, liberaron al acusado y jamás volvieron a molestarlo.

Sé creativo. Cuando todo parezca perdido, pídele al Señor que te ilumine para usar tu imaginación. 

"En los momentos de crisis, solo la imaginación es mas importante que el conocimiento." Albert Einstein 

EL INCENDIO


EL INCENDIO



Una vez se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy importante. Las personas del edificio al enterarse de que el edificio estaba en llamas rápidamente salieron de sus apartamentos, a excepción de un niño de 8 años de edad que dormía en el octavo piso, pues su papá había salido a comprar y su mamá estaba de viaje.

El fuego crecía cada vez más e iba subiendo piso por piso. Los bomberos intentaban apagarlo, sus esfuerzos eran cada vez imposibles El edificio estaba totalmente en llamas y los bomberos pidieron refuerzos a otras unidades de la ciudad.

El drama aumentó cuando los bomberos se dieron cuenta que había un niño en el octavo piso y el fuego crecía, iba ya por el quinto piso. De repente aparece el padre del niño preocupado por el niño, viendo este cuadro, los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces se escucha los llantos del niño, gritando 

- ¡Papi! ¡Tengo miedo!
El padre lo escucha y llorando le dice:
- ¡Hijo! No tengas miedo yo estoy aquí abajo, No tengas miedo. Pero el niño no lo miraba:
- Papi no te veo, solo veo humo y fuego.
Pero el padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina.

- Pero yo sí te veo, hijo.
- Hijo, ¿sabes qué debes de hacer?. Tírate, que aquí te agarramos todos los que estamos abajo, ¡TÍRATE!
El hijo le dice:
- Pero yo no te veo.
El Padre contesta.
- Sabes cómo lo debes de hacer, cierra los ojos y lánzate! El niño dice:
- Papi no te veo, pero allá voy!
Y cuando el niño se lanzó abajo, lo rescataron.
Entonces el Padre lo abraza, llora con el hijo, juntos pero muy contentos.

El hijo comprende que hay veces que al Padre no se le ve pero sus palabras son suficientes para confiar en él.


Así es nuestra vida, muchas veces hay muchos incendios, sentimos problemas parecidos a este niño y nuestro padre DIOS nos dice: ¡¡TÍRATE!! CONFÍA EN MÍ, y nosotros tenemos que lanzarnos aunque no veamos nada, ni sintamos nada, con FE tienes que salir adelante. ¡Porque sólo su palabra nos basta!

CÓMO EMBELLECER TU ALMA


CÓMO EMBELLECER TU ALMA



El limpiador de tu alma es el perdón.
Deberás usarlo todo el tiempo, apenas veas una impureza, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.


La hidratante de tu alma es la oración.
Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita. Así, si no oras,tu alma se reseca. Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.


La tonificante de tu alma es la alabanza.
Cuando alabas a Dios y vuelves a Él tus pensamientos , cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.


La nutritiva de tu alma es la Palabra.
Así como en lo físico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas con la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.
Serás como árbol plantado junto a corrientes de agua.


El protector de tu alma es la coraza de la Fe.
Con la Fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa en medio de las pruebas.
A través de ti, Dios moverá montañas y alcanzarás a otros para gloria de Dios.


Si usas a diario estos productos de belleza, tu alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el águila.

TALLER DE CUARESMA 2015 - PON TU CORAZÓN EN OBRAS







lunes, 16 de febrero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 16 DE FEBRERO DEL 2015


Los fariseos piden una señal
Tiempo Ordinario

Marcos 8, 11-13. Tiempo Ordinario. Cristo nos manda señales todos los días, no dejemos de verlas. 


Por: P. Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 8, 11-13
En aquel tiempo se acercaron a Jesús los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Jesús suspiró profundamnete y dijo: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará, a esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta. 

Oración introductoria 
Señor, dame esa fe plena y confiada que no tiene necesidad de pedir señales o milagros. Sé que me amas, que siempre estás dispuesto a escuchar mi oración. Permite que sepa guardar el silencio necesario para dialogar contigo y fortalecer así mi fuerza de voluntad para saberme abandonar en la misericordia de tu amor.

Petición
Señor, aumenta mi fe y concédeme la gracia de vivir una caridad viva.

Meditación del Papa Francisco
¿Por qué estos doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos y pedían un signo extraordinario, por qué no entendían? Antes que nada, porque estaban cerrados. Estaban cerrados en sus sistemas, habían organizado muy bien la ley, una obra maestra. Todos los hebreos sabían lo que se podía hacer y lo que no, hasta donde se podía llegar. Estaba todo organizado, todos se sentían seguros allí.
Para ellos eran cosas extrañas las que hacía Jesús: Ir con los pecadores, comer con los publicanos. A ellos no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, esa doctrina de la ley, que ellos, los teólogos, habían creado a lo largo de los siglos.
La habían hecho por amor, para ser fieles a Dios. Pero se encerraron allí, sencillamente habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley, pero es el Dios de las sorpresas. Por otro lado también a su pueblo Dios le ha reservado sorpresas muchas veces, como cuando le ha salvado de la esclavitud de Egipto.
Ellos no entendían que Dios es el Dios de las sorpresas, que Dios es siempre nuevo; que nunca reniega de sí mismo, que nunca dice que se ha equivocado, nunca, pero nos sorprende siempre. Y ellos no entendían y se encerraban en ese sistema hecho con tanta buena voluntad y le pedían a Jesús: 'Pero, ¡Haz un signo!' Y no entendían los muchos signos que hacía Jesús y que indicaban que el tiempo estaba maduro. ¡Cerrazón! Segundo, habían olvidado que ellos eran un pueblo en camino. ¡En camino! Y cuando nos encaminamos, cuando uno está en camino, siempre encuentra cosas nuevas, cosas que no conocía. Y un camino no es absoluto en sí mismo. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión
Las señales que Cristo ha venido dando a los fariseos no han hecho ninguna mella. Ellos son los que le piden al Señor señales del cielo para creerle, y que hasta en el momento de la agonía en la cruz, no se cansan de repetir que "si baja de la cruz, entonces sí le creerán"

No puede ser que el hombre sea tan ciego para no ver todas las señales que Cristo ha hecho, y todas las señales que sigue haciendo, como son el milagro de la Eucaristía, que un hombre pueda perdonar los pecados, en los sacramentos... Aún así nos lamentamos pidiéndole que haga algún milagro en nuestras vidas, para que creamos que está allí presente apoyándonos en cada momento.

Lo que más necesitamos es creer con sencillez para ver a los milagros que en cada iglesia, que cada sacerdote va haciendo sin darnos cuenta de ello. Por ello pidamos le al Señor que nos dé fe en este día para vivir más cercanos a Cristo.

Propósito
Aceptar con fe y amor, como María, la voluntad de Dios.

Diálogo con Cristo 
Padre Santo, al contemplar el sacrificio de tu Hijo en la cruz, puedo encontrar la gran señal que me comprueba la grandeza de tu amor. Permite que esta oración me lleve a contemplarte plenamente en cada celebración de la Eucaristía. Ésa es la gran señal, el más grande milagro. Que nunca sea indiferente ni se convierta la misa en un acto de piedad, sino una relación real a mi vida y a mi oración.

10 IDEAS PARA UNA BUENA CUARESMA


10 ideas para una buena Cuaresma



1. Retirarnos a una iglesia para saborear el silencio y la presencia de Dios.

En un mundo que nos roba la serenidad son necesarios espacios de tranquilidad y oasis de paz para valorar, reflexionar y hacer una autocrítica sobre la vida que llevamos

"El silencio es el único rumor que hace Dios cuando pasa por el mundo." Víctor Manuel Arbeloa



2. Escuchar la Palabra del Señor.

Estamos totalmente asediados y asaeteados por multitud de cuñas publicitarias y verdades a medias que son grandes mentiras. El Señor, con su Palabra, nos orienta para tomar la dirección adecuada sin alejarnos de El.

Que nadie diga: "¿para qué voy a ir a la iglesia? Mira los que van todos los días..., no practican lo que oyen"...
Sin embargo hacen algo: oír... Así, algún día podrán hacer las dos cosas: oír y practicar... Pero tú..., ¿cómo vas a llegar a practicar si estás huyendo de escuchar?. San Agustín de Hipona


3. Salir al encuentro de los demás.

El tren de las prisas, con sus correspondientes vagones de estrés, nos hace individualistas y pasar de largo de ciertas situaciones de dolor que nos rodean. La Cuaresma nos invita a abrir los ojos, el corazón (y los bolsillos si hace falta) para que no olvidemos que la Fe exige compromiso.

La caridad es una letra de cambio a largo plazo a favor del que la practica, aceptada por una firma de crédito ilimitado: Dios. 
(Anónimo)


4. Amar y trabajar por la Iglesia.

Hoy, tal vez, no está de moda el decir "yo soy iglesia y la quiero". Lo cierto es que, en los períodos de dificultades, es donde de verdad salen a relucir y se manifiestan los valientes y grandes en la fe.

¡La Iglesia de hoy no necesita cristianos a tiempo parcial, sino cristianos de una pieza! Juan Pablo II


5. Retomar o, incluso iniciar, el gusto por la oración.

El Papa Juan Pablo II, nos invitó a recorrer el camino hacia la Semana Santa intensificando nuestra relación con Dios. El silencio, entre otras cosas, es el ruido que Dios hace cuando pasa cerca de nosotros.

"Ora cuando te sientas solo, la oración te traerá la compañía de Dios"


6. Guardar la vigilia y el ayuno.

Cuando uno/a "tiene un/a amante" es capaz de hacer cualquier cosa por él/ella. Cada viernes de cuaresma, siendo sobrios y distintos en nuestra alimentación, recordamos que Jesús sigue siendo importante en nuestras casas y... por ello mismo realizamos este gesto.

Libremos al cuerpo de sus toxinas, alimentémoslo correctamente y estará hecho el milagro de la salud (Dr. Arbuthnot Lan)


7. Eucaristía diaria.

Zarandeados por una constante y pertinaz secularización , los cristianos, necesitamos tomar fuerza y vitalidad de esa gran fuente de energía que emerge en el altar. Estamos en el Año Eucarístico; ¿por qué no hacer extraordinario cada atardecer o cada amanecer con nuestra participación en la Eucaristía?

La Eucaristía, el auténtico pesebre donde adorar a Jesús. (Padre Raniero Cantalamessa OFMCap)


8. Promover dentro de nuestras familias el apetito por Dios.

No hace falta ir lejos, ni mucho menos a otros continentes, para dar razón de nuestra fe. ¿Cuánto hace que no hemos recordado a nuestros familiares más directos su pertenencia a una iglesia que les dio a Jesús y que, como madre, les necesita?

La familia es el seno espiritual donde se fomentan las creencias y las costumbres.


9. Dar gracias a Dios por los valores que el Evangelio nos propone.

En medio del relativismo moral que nos sacude, lejos de desertar, hemos de ser agradecidos para con Dios porque nos hace diferentes a muchas personas que creen que en el "todo vale" reside la felicidad.

Leer y hacer lo que dice el Evangelio , ayuda a aspirar a una libertad más grande. (J.Vallmajor)


10. Hablar bien y con delicadeza.

No podemos olvidar que se consigue más "con miel que con hiel". La cuaresma es un buen momento para corregir las blasfemias en nuestro lenguaje y las ofensas o el juicio duro hacia los que nos rodean.

Suprimid y gritad contra Dios y se habrá hecho la noche en el alma humana.   (Lamartine)


Autor del texto: Padre J. Leoz.
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