viernes, 12 de julio de 2013

LA ESCALERA MILAGROSA


LA ESCALERA MILAGROSA

En la ciudad de Santa Fe, estado de Nuevo México, Estados Unidos, existe una Capilla llamada de Loreto. Alberga un misterio desde hace casi 135 años y que atrae alrededor de 250.000 visitantes por año. 

Lo que hace esta capilla diferente de todas las otras es el milagro ocurrido en su escalera. La capilla fue construida a finales del siglo XIX. Cuando estuvo acabada la capilla, las hermanas notaron  la necesidad  de una escalera que las llevara al segundo piso. Durante nueve días estuvieron rezando a San José, que era carpintero, para ver cómo podrían solucionar este inconveniente.

Un desconocido llamó a la puerta de la capilla el último día. Dijo que era carpintero y que podría construir la escalera. Sin ayuda de nadie, esta persona construyó la escalera, que es considerada un prodigio de la carpintería por los expertos. Una vez concluída, el carpintero, que no usó ni clavos ni pegamento para construir la escalera, desapareció sin dejar rastro. Ni siquiera esperó a cobrar por su trabajo.

La escalera se considera un prodigia, entre otras razones, porque nadie sabe cómo se sustenta. La escalera no tiene soporte central. Además, existen tres misterios sin resolver:

El primer misterio es que no se sabe hasta hoy quién es el hombre que construyó la escalera. 

El segundo misterio es que tanto arquitectos como ingenieros y científicos dicen que no entienden cómo la escalera se equilibra. 

Y el tercer misterio: ¿de dónde vino la madera?. Se hicieron todo tipo de análisis y no existe nada parecido en la región. 

Por estos motivos, se considera que el carpintero que la construyó fue el propio San José, enviado por Jesucristo para atender las súplicas de las hermanas. Desde entonces, la escalera pasó a ser llamada "milagrosa", y la Capilla se  transformó en un centro de peregrinación.

Un detalle adicional es que la escalera tiene 33 peldaños, la edad de Cristo.

LA SAGRADA BIBLIA


jueves, 11 de julio de 2013

EL EVANGELIO DE HOY: 11.07.2013

Autor: H. Gastón Vicuña | Fuente: Catholic.net
Instrucciones a los doce
Mateo 10, 7-15. Tiempo Ordinario. Nosotros, apóstoles de nuestro tiempo, estamos también llamados a entregarnos gratuitamente a nuestros hermanos.
 
Instrucciones a los doce
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: Id y proclamad que el Reino de los Cielos está cerca: curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que de deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra, que a aquel pueblo.

Oración introductoria

Jesús, creo que estás aquí conmigo, que me escuchas y me hablas al corazón. Creo que todo lo que soy es regalo tuyo y que me amas más que nadie en este mundo. Enséñame a tomarme de tu mano y a vivir más confiado en ti, porque contigo no existe mal alguno. Ayúdame a abrirte mi corazón en esta oración, para aceptar con gozo tu voluntad y amarte en el cumplimiento fiel de tu querer.

Petición

Jesús, que sea el apóstol que quieres de mí.

Meditación del Papa

Por tanto, la verdadera libertad es un don gratuito de Dios, fruto de la conversión a su verdad, a la verdad que nos hace libres. Y dicha libertad en la verdad lleva consigo un modo nuevo y liberador de ver la realidad. Cuando nos identificamos con "la mente de Cristo", se nos abren nuevos horizontes. A la luz de la fe, en la comunión de la Iglesia, encontramos también la inspiración y la fuerza para llegar a ser fermento del Evangelio en este mundo. Llegamos a ser luz del mundo, sal de la tierra, encargados del "apostolado" de conformar nuestras vidas y el mundo en que vivimos cada vez más plenamente con el plan salvador de Dios.[...] ¿Qué otra ofrenda estamos llamados a realizar, sino la de dirigir todo pensamiento, palabra o acción a la verdad del Evangelio, o a dedicar toda nuestra energía al servicio del Reino de Dios? Sólo así podemos construir con Dios, sobre el cimiento que es Cristo. Sólo así podemos edificar algo que sea realmente duradero. Sólo así nuestra vida encuentra el significado último y da frutos perdurables. (Benedicto XVI, 20 de abril de 2008).

Reflexión 

Mateo ha grabado en su Evangelio estas instrucciones que Jesús dio a sus discípulos antes de enviarlos por los pueblos a predicar que el Reino de Dios estaba cerca. Los cristianos de todas las épocas han entendido que estas disposiciones no estaban dirigidas sólo a ellos, sino a todo cristiano que, en virtud de su bautismo, es también discípulo del Maestro y enviado a proclamar su mensaje a todos los hombres.

¿Y qué nos dice este pasaje a nosotros, dos mil años después? Las palabras de Jesús siguen siendo tan actuales como entonces, ya que vivimos igualmente en un mundo necesitado de testigos de Dios, que busca desesperadamente dónde está la verdad y el amor. Nosotros, apóstoles de nuestro tiempo, estamos también llamados a entregarnos gratuitamente a nuestros hermanos, en la ayuda desinteresada, el servicio franco y la donación personal sin medida. Jesucristo nos sigue insistiendo en la necesidad de no perdernos en las cosas y los métodos, para que así brille la luz que llevamos en el corazón. Nos previene contra el peligro de no alumbrar este mundo por estar muy distraídos con nosotros mismos. Él quiere que vivamos una vida de amor, de paz, de alegría y confianza en Él, una vida que sencilla y centrada en lo fundamental. Este es el testimonio que transforma, que convierte. Este es el estilo de vida de los primeros cristianos que cambió todo un mundo para Cristo.

"Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que de deseáis vendrá a ella." Ser hombres de misión, de saludo y de paz. Hombres que llevan a Dios en los labios y en el corazón, pero sabiendo que mucho antes que las palabras, es el testimonio de la propia vida lo que convence y lo que arrastra a los demás hacia Dios.

¿Cuál es el testimonio que irradio a los demás? ¿Sé dejar el buen olor a Cristo con mi presencia, testimonio y conversaciones?, ¿o el respeto humano puede más en mí, y no soy capaz de dar ese testimonio que Cristo me pide?, ¿es mi comportamiento distinto frente a Dios y frente a los demás, o soy un hombre auténtico que actúa siempre de cara a Dios?

Propósito 

Daré testimonio de mi fe en una entrega alegre a los demás, siendo siempre un sembrador de paz.

Dialogo con Cristo 

Jesús, sé que me escuchas y me amas. Quiero oír tu voz en estas palabras del Evangelio. Sé que me llamas a ser tu testigo, a ser más tuyo y menos del mundo. Enséñame a darte siempre el primer lugar en mi vida, y servirte con alegría y desinterés en los demás. Te pido la gracia de nunca defraudar tu amor por mí, sino vivir esta vida que me regalas cumpliendo la misión que me tienes encomendada.


«La misión de todos los apóstoles de Cristo, en todos los tiempos, consiste en ser colaboradores de la verdadera alegría.»
Benedicto XVI, Miércoles 10 de septiembre de 2008


  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Gastón Vicuña 

    ANSÍO LA FELICIDAD


    Ansío la felicidad
    Autor: N. González


    Ansío la felicidad: saber, conocer, amar el bien absoluto... todo a la vez, sin dolor, sin fin. Me hallaba en mi rincón preferido en tarde apacible de verano. Lugar sin ruido de máquinas, con trino de pájaros y vuelo alegre de golondrinas. Junto a mí el trigal ya maduro, y el cielo limpio. ¡Eucaristía de la naturaleza! Mi alma se encontraba en el cuerpo como en mansión serena. Momentos de sosiego feliz, regalo de Dios para que siga elevando mi vista hacia las alturas.

    "Hagamos aquí tres tiendas", decía Pedro en la transfiguración. Yo, Señor, en mi jardín favorito, he colocado la mía - de campaña- y gusto en ella momentos de paz y de Tabor en las tardes tranquilas del estío.

    Poco necesito para ser feliz en este mundo; soledad a ratos junto a la naturaleza; un libro de cosas de Dios; visitar a Jesús con reposo en el Sagrario, "¡con ansias en amores inflamado!"; sentirme acariciado por el amor de una familia acogedora y de unos amigos que comparten toda mi vida espiritual. Y luego darme, entregarme día a día con pleno corazón en el trabajo y la brega apostólica... aceptando mis limitaciones y fracasos con espíritu sereno, como quien conoce la bondad y riqueza de su Padre.

    ¿Qué más puedo pedir para ser feliz en esta vida?

    ¡Qué bueno repetir con el santo!:

    "Quedéme y olvidéme; mi rostro recliné sobre el amado; cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado."

    ¿Y el futuro? - "Tú eres, Señor, la parte de mi herencia y de mi premio. Tú quien me entregará la herencia prometida."

    EUCARISTÍA Y COMPROMISO DE CARIDAD


    Autor: P. Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net
    Eucaristía y compromiso de caridad
    El cuerpo de Cristo en la Eucaristía se identifica con el 

    cuerpo necesitado de nuestros hermanos.


    Eucaristía y compromiso de caridad
    La eucaristía tiene que ser fuente de caridad para con nuestros hermanos. Es decir, la eucaristía nos tiene que lanzar a todos a practicar la caridad con nuestros hermanos. Y esto por varios motivos.


    ¿Cuándo nos mandó Jesús “amaos los unos a los otros”, es decir, cuándo nos dejó su mandamiento nuevo, en qué contexto? En la Última Cena, cuando nos estaba dejando la eucaristía. Por tanto, tiene que haber una estrecha relación entre eucaristía y el compromiso de caridad.

    En ese ámbito cálido del Cenáculo, mientras estaban cenando en intimidad y Jesús sacó de su corazón este hermoso regalo de la eucaristía, en ese ambiente fue cuando Jesús nos pidió amarnos. Esto quiere decir que la eucaristía nos une en fraternidad, nos congrega en una misma familia donde tiene que reinar la caridad.

    Hay otro motivo de unión entre eucaristía y caridad. ¿Qué nos pide Jesús antes de poner nuestra ofrenda sobre el altar, es decir, antes de venir a la eucaristía y comulgar el Cuerpo del Señor? “Si te acuerdas allí mismo que tu hermano tiene una queja contra ti, deja allí tu ofrenda, ante el altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y después vuelve y presenta tu ofrenda” (Mt 5, 23-24).

    Esto nos habla de la seriedad y la disposición interior con las que tenemos que acercarnos a la eucaristía. Con un corazón limpio, perdonador, lleno de misericordia y caridad. Aquí entra todo el campo de las injusticias, atropellos, calumnias, maltratos, rencores, malquerencias, resquemores, odios, murmuraciones. Antes de acercarnos a la eucaristía tenemos que limpiarnos interiormente en la confesión. Asegurarnos que nuestro corazón no debe nada a nadie en todos los sentidos.

    En este motivo hay algo más que llama la atención. Jesús nos dice que aún en el caso en que el otro tuviera toda la culpa del desacuerdo, soy yo quien debo emprender el proceso de reconciliación. Es decir, soy yo quien debo acercarme para ofrecerle mi perdón.

    ¿Por qué este motivo?

    Mi ofrenda, la ofrenda que cada uno de nosotros debe presentar en cada misa (peticiones, intenciones, problemas, preocupaciones, etc.) no tendría valor a los ojos de Dios, no la escucharía Dios si es presentada con un corazón torcido, impuro, resentido, lleno de odio.

    Ahora bien, si presentamos la ofrenda teniendo en el corazón esta voluntad de armonía, será aceptada por Dios como la ofrenda de Abel y no la de Caín. Éste era agricultor, y le ofrecía a Dios su ofrenda con corazón desviado y lleno de envidia y resentimiento al ver que su hermano Abel era más generoso y agradable a Dios, pues le presentaba generosamente las primicias de su ganado.

    Y hay otro motivo de unión entre eucaristía y compromiso de caridad. En el discurso escatológico, es decir cuando Jesús habló de las realidades últimas de nuestra vida: muerte, juicio, infierno y cielo, habló muy claro de nuestro compromiso con los más pobres.

    Jesús en la eucaristía nos dice “Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros”. Y aquí, en este discurso solemne, nos pide que ese cuerpo se iguale con el prójimo más pobre, y por eso mismo es un cuerpo de Jesús necesitado que tenemos que alimentar, saciar, vestir, cuidar, respetar, socorrer, proteger, instruir, aconsejar, perdonar, limpiar, atender.

    San Juan Crisóstomo tiene unas palabras impresionantes: “¿Quieres honrar el cuerpo de Cristo? No permitas que Él esté desnudo y no lo honres sólo en la Iglesia con telas de seda, para después tolerar, fuera de aquí, que ese mismo cuerpo muera de frío y de desnudez”.

    Él que ha dicho “Esto es mi cuerpo”, ha dicho también “me habéis visto con hambre y no me habéis dado de comer” y “lo que no habéis hecho a uno de estos pequeños, no me lo habéis hecho a Mí”.

    Te dejo unas líneas para tu reflexión: “Pasé hambre por ti, y ahora la padezco otra vez. Tuve sed por ti en la Cruz y ahora me abrasa en los labios de mis pobres, para que, por aquella o por esta sed, traerte a mí y por tu bien hacerte caritativo. Por los mil beneficios de que te he colmado, ¡dame algo!...No te digo: arréglame mi vida y sácame de la miseria, entrégame tus bienes, aun cuando yo me vea pobre por tu amor. Sólo te imploro pan y vestido y un poco de alivio para mi hambre. Estoy preso. No te ruego que me libres. Sólo quiero que, por tu propio bien, me hagas una visita. Con eso me bastará y por eso te regalaré el cielo. Yo te libré a ti de una prisión mil veces más dura. Pero me contento con que me vengas a ver de cuando en cuando. Pudiera, es verdad, darte tu corona sin nada de esto, pero quiero estarte agradecido y que vengas después de recibir tu premio confiadamente. Por eso, yo, que puedo alimentarme por mí mismo, prefiero dar vueltas a tu alrededor, pidiendo, y extender mi mano a tu puerta. Mi amor llegó a tanto que quiero que tú me alimentes. Por eso prefiero, como amigo, tu mesa; de eso me glorío y te muestro ante todo el mundo como mi bienhechor” (San Juan Crisóstomo, Homilía 15 sobre la epístola a los Romanos).

    Estas palabras son muy profundas. Este cuerpo de Cristo en la eucaristía se iguala, se identifica con el cuerpo necesitado de nuestros hermanos. Y si nos acercamos con devoción y respeto al cuerpo de Cristo en la eucaristía, mucho más debemos acercarnos a ese cuerpo de Cristo que está detrás de cada uno de nuestros hermanos más necesitados.

    Quiera el Señor que comprendamos y vivamos este gran compromiso de la caridad para que así la eucaristía se haga vida de nuestra vida.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero LC: 

    CAMINO


    Camino
    Autor: Paulo Coelho


    La tradición oral listó los diez pasos del Camino espiritual: 

    La inquietud: la persona percibe que precisa cambiar de vida, sea por tedio o por sufrimiento. 

    La Búsqueda: viene la decisión del cambio. La búsqueda se da con libros, cursos, encuentros. 

    La decepción: comienzan los cambios de camino. Aquel que está buscando percibe los problemas y defectos de los que enseñan. Por más que cambie de corriente filosófica, religión, o sociedad secreta, encuentra los problemas clásicos: vanidades y búsqueda de poder. 

    La negación: es común abandonar el camino después de constatar que los que están en ellos aún no resolvieron sus problemas. 

    La angustia: el camino fue abandonado, mas una simiente fue plantada: la fe. Y crece día y noche. La persona se siente disconforme, con una sensación de que descubrió algo y lo perdió.

    NO CORRERÉ TRAS EL VIENTO


    No correré tras el viento

    No correré tras el viento para huir de mi pasado,
    no correré tras el viento que me lleva a un futuro incierto,
    no correré tras el viento que me aleja de mi presente.

    Porque correr tras el viento es correr mas veloz que el yo interno,
    es correr para no enfrentarse al dolor del ayer, al fracaso no resuelto.
    Es correr mas veloz que la vida misma
    para no luchar por temor al sentimiento de culpa , al fracaso ,
    al yo que juzga severamente...
    Es convertirse en prisionero del pasado o de un sueño de un futuro incierto...

    Meditaré, me detendré,
    haré conciencia de que mi ser necesita descanso.
    Valoraré mis logros y perdonaré mis errores,
    dejaré correr con perdón y aceptación
    las experiencias del fracaso y dolor de mi ayer.

    Ya no correré tras el viento,
    sino que viviré mi hoy en paz
    miraré como las hojas caen,
    sentiré su brisa acariciando mi rostro
    o me sostendré en las ráfagas
    de las luchas imprevistas de cada día .

    ORACIÓN A MARÍA NUESTRA MADRE


    Oración a María, Nuestra madre


    A Tí que eres la Madre,
    que amas con ternura,
    venimos a ofrecerte nuestra vida
    y a decirte que te amamos;
    que somos tus hijos que confiamos
    en el poder de tu protección.

    Llévanos sobre tu corazón
    junto al Niño que descansa en tus brazos,
    consuélanos en la aflicción,
    fortalécenos en la tentación.

    Haznos crecer en la fe, en la esperanza,
    y en el amor a Dios y a los hermanos.
    Conserva en nuestro interior
    la alegría de ser hijos de la Iglesia.

    Impúlsanos para que seamos
    entusiastas evangelizadores del Reino.
    Y que tu bendición nos acompañe, Madre
    hasta ver la hermosura de Dios en el Cielo.

    Amén

    miércoles, 10 de julio de 2013

    EL EVANGELIO DE HOY: 10.07.2013

    Autor: H. Mario Carrillo Tapia | Fuente: Catholic.net
    Misión de los doce apóstoles
    Mateo 10, 1-7. Tiempo Ordinario. Ser mensajeros del amor de Dios con nuestra vida, nuestro modo de actuar, de hablar, de pensar.
     
    Misión de los doce apóstoles
    Del santo Evangelio según san Mateo 10, 1- 7

    Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.

    Oración introductoria

    Jesús, gracias por el don de la fe católica, porque podemos disfrutar de tu compañía y recibirte en la sagrada Eucaristía. Sabemos que no somos dignos pero tú así lo has querido en tu infinito amor de Padre. Ayúdanos para que en esta meditación nos llenemos de tu amor y podamos ir por todo el mundo y proclamar tus maravillas, contagiando con tu amor los corazones de cuantos encontremos en nuestro camino.

    Meditación del Papa 

    El mundo actual olvida en ocasiones los valores trascendentes de la persona humana: su dignidad y libertad, su derecho inviolable a la vida y el don inestimable de la familia, dentro de un clima de solidaridad en la convivencia social. Las relaciones entre los hombres no siempre se fundan sobre los principios de la caridad y ayuda mutua. Por el contrario, son otros los criterios dominantes, poniendo en peligro el desarrollo armónico y el progreso integral de las personas y los pueblos. Por eso los cristianos han de ser como el "alma" de este mundo: que lo llene de espíritu, le infunda vida y coopere en la construcción de una sociedad nueva, regida por el amor y la verdad. Homilía del Papa Juan Pablo II, 24 de Enero 1999

    Reflexión 

    Detengámonos brevemente en el primer versículo, cuando Jesús convoca a sus discípulos y ellos acuden a Él y reciben una serie de dones que ellos jamás se hubieran imaginado. Los discípulos creían ya tenerlo todo, se sentían contentos por estar con el Maestro. Pedro, que había dejado su casa, a su suegra y su barca, se sentía feliz. Lo mismo Mateo, quien había dejado todas sus riquezas. Y así cada uno había dejado todo para seguir al Maestro... y para servirle. Ya no podían esperar otro cambio de rumbo en sus vidas… pero, ese día el Señor se notaba distinto, se alegre y recogido a la vez. Les recordaba el día en que cada uno de ellos había sido llamado y les había invitado a dejar las redes y seguirle. Ya nada más podía pedirles Jesús. Sin embargo, ese día tan especial Jesús convoco a doce de los que le seguían de cerca y los envío a llevar su mensaje de amor y salvación a todos los hombres; les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad y dolencia.
    Hoy Cristo nos sigue convocando para que vayamos y demos testimonio. Pero necesita de nuestra docilidad a fin de que respondamos a esta convocatoria como lo discípulos. No es una invitación de grupo, sino individual, con nombres específicos: Pedro, Juan, Mateo. Solo que hoy son nuestros nombres los que se escuchan. No perdamos la oportunidad de estar atentos para escucharle y abiertos a lo que Él quiera de nosotros… aunque pensemos que ya no podemos dar o recibir más.
    La Iglesia nos necesita para ser luz en la tierra, necesita de hombres y mujeres, laicos y consagrados para la nueva evangelización.

    Propósito 

    Viviré con mayor delicadeza mi vida cristiana transmitiendo el amor de Cristo con mi testimonio, haciendo 2 actos de caridad ayudando a una persona.

    Dialogo con Cristo

    Jesús, quiero corresponder al don de la vida de gracia. ¡Qué sería de nuestras vidas sin tu presencia en nuestras almas! Ayúdanos a valorarla al máximo y a cuidarla con mucho cariño. Que demos testimonio de tu amor en medio de la sociedad que sufre por no conocerte. Te pedimos por todas aquellas almas que aún no te han conocido y andan en tinieblas para que algún día abran los ojos de sus corazones al amor de Dios. También te pido por aquellas personas que aun conociéndote no se acercan a ti.



    Jesús está siempre con nosotros. Sed los mensajeros del amor y de la paz que él trae a nuestro mundo.
    Juan Pablo II, X Jornada Mundial de la Juventud. Manila, domingo 15 de enero de 1995

    Celebramos la Fiesta de Nuestra Señora del Carmen el 16 de Julio. Puedes rezar la novena. 


  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Mario Carrillo Tapia 

    martes, 9 de julio de 2013

    ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN, SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES


    ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
    SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

    "Tengo mil dificultades:
    ayúdame.
    De los enemigos del alma:
    sálvame.
    En mis desaciertos:
    ilumíname.
    En mis dudas y penas:
    confórtame.
    En mis enfermedades:
    fortaléceme.
    Cuando me desprecien:
    anímame.
    En las tentaciones:
    defiéndeme.
    En horas difíciles:
    consuélame.
    Con tu corazón maternal:
    ámame.
    Con tu inmenso poder:
    protégeme.
    Y en tus brazos al expirar:
    recíbeme.
    Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
    Amén."

    ¿QUIÉNES SOMOS PARA QUEJARNOS ANTE DIOS?

    Autor: Claudio de Castro | Fuente: Catholic.net
    ¿Quiénes somos para quejarnos ante Dios?
    Ocurre que de pronto piensas que Dios te ha olvidado. Te asedian tantos problemas y no los puedes comprender.
     
    ¿Quiénes somos para quejarnos ante Dios?
    Ocurre que de pronto piensas que Dios te ha olvidado. Te asedian tantos problemas y no los puedes comprender. Quedas envuelto en un torbellino del que parece no existir una salida.

    Recientemente pasé por algo parecido, y sentí una gran confusión. Procuraba estar tranquilo y confiar en Jesús.

    Solía visitarlo en el Sagrario para quejarme... ¿Hasta cuando?...

    Y oraba con el Salmo 6:

    Señor, no me reprendas en tu ira, ni me castigues si estás enojado.
    Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname pues no puedo sostenerme.
    Aquí estoy sumamente perturbado, tú, Señor, ¿hasta cuando?...
    Vuélvete a mí, Señor, salva mi vida, y líbrame por tu gran compasión.


    Sentía entonces como si una voz interior me dijera:
    -Lee a Job.

    -¿Job?- me dije extrañado.

    Y fue lo que empecé a hacer, y lo que te recomiendo cuando no entiendas lo que te ocurre, y cuando sientas que no puedes más.

    Mientras escribo, tengo frente a mí una Biblia. Está abierta en el libro de Job. Ahora se ha vuelto un amigo entrañable. Me ayudó a comprender las enseñanzas de Nuestro Señor. ¿Quiénes somos para quejarnos ante Dios? ¿Acaso pensamos ofrecer nuestros sufrimientos por la salvación de las almas? No somos dignos de nada. Todo es gracia de Dios. Job lo supo bien:

    Reconozco que lo puedes todo, y que eres capaz de realizar todos tus proyectos. Hablé sin inteligencia de cosas que no conocía, de cosas extraordinarias, superiores a mí. Yo sólo te conocía de oídas; pero ahora te han visto mis ojos. Por eso retiro mis palabras y hago penitencia sobre el polvo y la ceniza.
    (Job 42,2-6)

    Comprendes de pronto lo pequeño e insignificante que eres ante la inmensidad y magnificencia de Dios.

    Parece como si Dios mismo te llevara al límite, para probar tu fe, fortalecerla y hacerte comprender que sin él nada podemos.

    Porque así como el oro se purifica en el fuego, así también los que agradan a Dios pasan por el crisol de la humillación. (Siracides 2,5)

    A Él le agradan los hombres humildes, sencillos, rectos de corazón. Y nos enseña a ser como desea que seamos.





  • Preguntas o comentarios al autor
  • Claudio de Castro
     

    ¡NECESITABA UN ABRAZO!


    ¡NECESITABA UN ABRAZO!

    Hace veinte años, yo trabajaba como taxista para subsistir. Lo hacía en el turno de la noche y mi taxi se convirtió en un confesionario móvil. Los pasajeros se subían, se sentaban detrás de mí en total anonimato, y me contaban acerca de sus vidas. Encontré personas cuyas vidas me asombraban, me ennoblecían, me hacían reír y me deprimían. Pero ninguna me conmovió tanto como la mujer que recogí en una noche de agosto. 

    Respondí a una llamada de unos pequeños edificios en una tranquila parte de la ciudad. Asumí que recogería a algunos saliendo de una fiesta o un trabajador que tenía que llegar temprano a una fábrica de la zona industrial de la ciudad. Cuando llegué a las 2:30 am el edificio estaba oscuro excepto por una luz en la ventana del primer piso. Aunque la situación se veía peligrosa, yo siempre iba hacia la puerta. Este pasajero debe ser alguien que necesita de mi ayuda, razoné para mí. 

    Por lo tanto caminé hacia la puerta y toqué... "un minuto" respondió una frágil voz. Pude escuchar que algo era arrastrado a través del piso, después de una larga pausa, la puerta se abrió. 
    Una pequeña mujer de unos ochenta años se paró enfrente de mí. Ella llevaba puesto un vestido floreado, y un sombrero con un velo, como alguien de una película de los años 40. A su lado, una pequeña maleta de nylon. El apartamento se veía como si nadie hubiera vivido ahí durante muchos años. Todos los muebles estaban cubiertos con sábanas, no había relojes en las paredes, ninguna baratija o utensilio. En la esquina había una caja de cartón llena de fotos y una vajilla de cristal. La señora repetía su agradecimiento por mi gentileza.
    - "No es nada", le dije. "Yo sólo intento tratar a mis pasajeros de la forma que me gustaría que mi mamá fuera tratada". 
    - "Oh, estoy segura de que es un buen hijo", dijo ella. Cuando llegamos al taxi me dio una dirección, entonces preguntó: - "¿Podría llevarme a través del centro?".
    - "Ese no es el camino más corto", le respondí rápidamente.
    - "Oh, no importa", dijo ella, "No tengo prisa, voy camino del asilo". La miré por el espejo retrovisor, sus ojos estaban llorosos. 
    - "No tengo familia"- ella continuó, "el doctor dice que no me queda mucho tiempo". Tranquilamente estiré mi brazo y apagué el taxímetro.
    - "¿Qué ruta le gustaría que tomara?", le pregunté. Por las siguientes dos horas, conduje  a través de la ciudad. Ella me enseñó el edificio donde había trabajado como operadora de elevadores. Me dirigí hacia el vecindario donde ella y su esposo habían vivido cuando ellos eran recién casados. Ella me pidió que nos detuviéramos enfrente de un almacén de muebles donde una vez hubo un salón de baile, al que ella iba a bailar cuando era joven. Algunas veces me pedía que pasara lentamente enfrente de un edificio en particular o una esquina y veía en la oscuridad, y no decía nada. Con el primer rayo de sol apareciéndose en el horizonte, ella repentinamente dijo:
    - "Estoy cansada, vámonos ahora". 

    Me dirigí en silencio hacia la dirección que ella me había dado. Era un edificio bajo, como una pequeña casa de convalecencia, con un camino para autos que pasaba bajo un pórtico. 
    Dos asistentes vinieron hacia el taxi tan pronto como pudieron. Debían haber estado esperándola. Yo abrí la cajuela y dejé la pequeña maleta en la puerta. La mujer estaba lista para sentarse en una silla de ruedas.
    - "¿Cuánto le debo?", ella preguntó, buscando en su bolsa.
    - "Nada", le dije.
    - "Tienes que vivir de algo", ella respondió.
    - "Habrá otros pasajeros", yo respondí. Casi sin pensarlo, me agaché y la abracé. Ella me sostuvo con fuerza, y dijo:
    - "¡¡¡Necesitaba un abrazo!!!".

    Apreté su mano, entonces caminé hacia la luz de la mañana. Atrás de mí una puerta se cerró, fue un sonido de una vida concluída. No recogí a ningún pasajero en ese turno, vagué sin rumbo por el resto del día. No podía hablar, ¿Qué habría pasado si a la mujer la hubiese recogido un conductor malhumorado o alguno que estuviera impaciente por terminar su turno?, ¿Qué habría pasado si hubiera rehusado a atender la llamada, o hubiera tocado el claxon una vez, y me hubiera ido? . En una vista rápida, no creo que haya hecho algo más importante en mi vida. Estamos condicionados a pensar que nuestras vidas están llenas de grandes momentos, pero los grandes momentos son los que nos atrapan bellamente desprevenidos, en los que otras personas pensarán que sólo son pequeños momentos. La gente tal vez no recuerde exactamente lo que tú hiciste o lo que dijiste... pero siempre recordarán cómo los hiciste sentir.

    EL CIEGO BARTIMEO


    EL CIEGO BARTIMEO

    Nos ha podido ocurrir en variadas y numerosas ocasiones. Hemos entrado a una óptica y, antes de sentarnos frente al oftalmólogo, hemos optado por contemplar y pensar en la montura que más nos gustaba como adorno y resorte de las lentes.

    Al leer detenidamente el relato evangélico de este domingo ordinario XXX concluyo que corremos ese riesgo: pedimos lo que es secundario para nuestra felicidad y obviamos aquello que, en verdad, nos la consigue.

    Bartimeo no se anduvo con chiquitas. Cuando Jesús se le acercó y le preguntó “¿qué quieres que haga por ti?”…podría haber pedido el oro y el moro, la luna a sus pies o el sol las veinticuatro horas del día:

    -Una mejor posición social

    -Una salida a su vida familiar

    -Una mayor comprensión en su entorno, etc.


    ¡ Pero... no !,  no se conformó con solicitar de Jesús Maestro unas simples y bonitas “monturas” para su vida. Pretendió, pidió y obtuvo lo más importante para su existencia: ¡VER! 

    Muchos de los amigos que nos rodean viven en una catarata crónica (incluso también nosotros); confundimos la realidad con la verdad, la salvación con la felicidad momentánea, la paz interior con el puro fuego de artificio que se disparan desde tantos cañones interesados y ruidosos. El viejo adagio “ojos que no ven, corazón que no siente” se convierte también en pauta para pasar de largo ante la miseria humana.



    ¡SEÑOR…QUE PUEDA VER!

    Que sea consciente de las cegueras que salen a mi encuentro.

    Que esté dispuesto, siempre que haga falta, a reconocer que el mejor oftalmólogo para mis ojos eres Tú; que la escucha del Evangelio es la mejor receta, la eucaristía el colirium más saludable y certero, la oración la mejor intervención quirúrgica para saber hacia dónde y cómo mirar, una iglesia la mejor consulta para la miopía.



    ¡SEÑOR…QUE PUEDA VER!

    Es el mundo quien al borde del camino… necesita una palabra de aliento.

    Es la humanidad despistada y envilecida… llena pero vacía.

    Es el ser humano que quiere… y no puede dirigirse en la dirección adecuada.

    Es la tierra que en un afán de verlo y entenderlo todo… se niega a la visión de Dios.

    Es el grito de aquellos que queremos estrenar “gafas nuevas” para andar por caminos nuevos sin miedo a caernos.


    Que no seamos como aquel hermano nuestro que, no reconociendo la disminución en su vista, al pasar por delante de una consulta médica y confundiendo un árbol con un peatón le dijo: “yo no necesito ningún oftalmólogo…gracias a Dios veo muy bien”.

    La FE, entre otras cosas, son los OJOS para situarse ante las personas, ante los acontecimientos de la vida, ante nosotros mismos, ante las dificultades o los éxitos, etc.,con una dimensión más profunda y verdadera: JESÚS.


    Autor del texto: Padre J. Leoz

    EL PAQUETE DE GALLETAS



    EL PAQUETE DE GALLETAS

    Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación, le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora. La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Para pasar el tiempo buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.

    Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. Imprevistamente la señora observó como aquel muchacho sin decir una sola palabra estiraba la mano agarraba el paquete de galletas lo abría y comenzaba a comerlas una a una despreocupadamente.

    La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera pero tampoco dejar pasar aquella situación, así que con un gesto exagerado sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.

    Como respuesta el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió.

    La señora, ya enojada, tomó una nueva galleta y con ostensibles señales de fastidio volvió a comer otra manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho.

    El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora cada vez más irritada y el muchacho cada vez más sonriente.

    Finalmente la señora se dio cuenta de que en el paquete sólo quedaba la última galleta. "No podrá ser tan descarado", pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas.

    Con calma el joven alargó la mano tomó la última galleta y con mucha suavidad la partió exactamente por la mitad. Así con un gesto amoroso ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco.

    - Gracias, dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad.
    - De nada, contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.

    Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Al arrancar desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en el anden y pensó: "¡Qué insolente, qué mal educado ser de nuestro mundo!"

    Sin dejar de mirar con resentimiento al joven sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró dentro de su cartera su paquete de galletas intacto.

    EL EVANGELIO DE HOY: 09.07.2013

    Autor: H. Luis Fernando Hernández | Fuente: Catholic.net
    La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
    Mateo 9, 32-38. Tiempo Ordinario. Cuando me ve fatigado y abatido, no piensa que soy un amargado e ingrato, sino que tiene siempre compasión de mí.
     
    La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
    Del santo Evangelio según san Mateo 9, 32-38

    En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: «Jamás se vio nada igual en Israel».Pero los fariseos decían: «Él expulsa a los demonios por obra del príncipe de los demonios». Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rogad al dueño de la mies que envíe trabajadores a su mies».

    Oración introductoria 

    Tú sabes, Jesús, lo que tengo en mi corazón. Te pido que me ayudes a acudir con un corazón abierto a ti. Soy también yo una de tus ovejas, ten compasión de mí. Dispón mi corazón para hacer esta meditación contigo.

    Petición

    Jesús, sé mi pastor y danos sacerdotes según tu corazón.

    Meditación del Papa 

    Queridos hermanos y hermanas, verdaderamente el mandato misionero encomendado por Cristo a los Apóstoles nos compromete a todos. [...] Con todo, no conviene olvidar que la primera y principal aportación que debemos dar a la acción misionera de la Iglesia es la oración. "La mies es mucha -dice el Señor-- y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies". "Orad, pues venerables hermanos y amados hijos -escribió hace cincuenta años el Papa Pío XII de venerada memoria-: orad más y más, y sin cesar. No dejéis de llevar vuestro pensamiento y vuestra preocupación hacia las inmensas necesidades espirituales de tantos pueblos todavía tan alejados de la verdadera fe, o bien tan privados de socorros para perseverar en ella". Y exhortaba a multiplicar las misas celebradas por las misiones, pues "son las intenciones mismas de nuestro Señor, que ama a su Iglesia y que la quisiera ver extendida y floreciente por todos los lugares de la tierra". (Benedicto XVI, 27 de mayo de 2007).

    Reflexión

    Jesús, visto sin prejuicios, se nos presenta bondadoso y amable. Cuando me ve fatigado y abatido, no piensa que soy un amargado e ingrato, sino que tiene siempre compasión de mí. Por eso, Jesús nos compara con las ovejas. Las ovejas son blancas, dóciles y mansas. Por algo decimos "manso como un cordero...". Jesús ve en nosotros ovejas, no por considerarnos inferiores, sino porque Él se considera nuestro pastor. El Señor es mi pastor, nada me falta (salmo 22).

    La relación entre un pastor y sus ovejas es muy singular: no deja de vigilarlas, sabe cuántas tiene, las conoce a todas. Jesús recorría todas las ciudades en su tiempo. Ahora lo sigue haciendo: recorre todos los lugares de nuestra vida y nuestra alma. Nos enseña en nuestro interior. Proclama en nuestros corazones la Buena Nueva y cura nuestras enfermedades.

    A la oveja, a mí, corresponde dejar entrar a Jesús; he de ser dócil, si quiero aprender de sus palabras. Cuando leo el Evangelio, lo escucho a Él. Cuando me confieso, Él sana mis males.
    Tenemos que pedir por los trabajadores, pues son pocos. Es algo que nos pide Jesús en este evangelio: que no dejemos de rogar por las vocaciones.

    Jesús es el Buen Pastor. ¿Cuántas veces tengo necesidad del Buen Pastor? Los sacerdotes son los pastores que ayudan a Cristo a cuidar su rebaño. ¿Cuántas personas tenemos necesidad de los pastores que ayudan al Buen Pastor?

    Dado que Cristo nos dice que pidamos al dueño de la mies por las vocaciones, hemos de tomar muy en serio esta petición.

    Propósito 

    Invitaré a una persona o amigo a rezar un padrenuestro y avemaría por las vocaciones.

    Dialogo con Cristo 

    Jesús, mi Buen Pastor, te agradezco todos los cuidados que tienes para conmigo. No soy digno de ser tu oveja, pero, dado que lo soy, nunca te apartes de mí. Soy débil y sé que lo soy, por eso, nunca permitas que me aleje de ti, que nunca me aleje de tu rebaño.
    Además, Jesús, te pido aquello que tú me pides: danos sacerdotes santos según tu corazón.


    «Ved si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras.»
    De las Homilías de San Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios
    (Homilía 14, 3-6: PL 76, 1129-1130)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Luis Fernando Hernán 

    lunes, 8 de julio de 2013

    ORACIÓN POR LA SERENIDAD


    PALABRAS DE UN RELOJ


    Palabras de un reloj

    Trabajo más que cualquier mortal, pero más fácilmente porque lo hago segundo a segundo.

    Tengo que hacer miles de tic-tacs para formar un día, pero dispongo de un segundo para hacer cada uno de ellos. No los quiero hacer todos a la vez.

    Nunca me preocupo de lo que hice ayer, ni de lo que tendré que hacer mañana. Mi ocupación es de hoy... ¡aquí y ahora!

    Sé que si hago lo de hoy bien, no tendré que molestarme por el pasado ni preocuparme por el futuro.

    Tú, que eres persona, si quieres vivir tranquilo y tan feliz como yo, no trates de vivir toda tu vida, ni echarte todo el peso de tu trabajo en un solo día. ¡Vive ahora!

    Haz el trabajo de cada día en su día. Te convencerás de que si se toma tiempo, siempre hay tiempo para todo.

    Hay un modo difícil de hacer el trabajo que tiene que hacerse.

    Si quieres encontrar el modo fácil... ¡mírame a mí! Nunca me preocupo, nunca me apresuro... ¡pero nunca me retraso! Lo que tengo que hacer... ¡lo hago!... ¡Ese es el secreto!

    HABLAR CON CALLAR


    Hablar con callar


    Sí, HABLAR es fácil, pero CALLAR requiere prudencia y
    dominio.

    HABLAR oportunamente, Es acierto.
    HABLAR frente al enemigo, Es civismo.
    HABLAR ante una injusticia, Es valentía.
    HABLAR para rectificar, Es un deber.
    HABLAR para defender, Es compasión.
    HABLAR ante un dolor, Es consolar.
    HABLAR para ayudar a otros, Es caridad.
    HABLAR con sinceridad, Es rectitud.
    HABLAR de sí mismo, Es vanidad.
    HABLAR restituyendo fama, Es honradez.
    HABLAR aclarando chismes, Es estupidez.
    HABLAR disipando falsos, es de conciencia.
    HABLAR de defectos, Es lastimar.
    HABLAR debiendo callar, Es necedad.
    HABLAR por hablar, Es tontería.
    HABLAR de Dios, significa mucho amor.

    CALLAR cuando acusan, Es heroísmo.
    CALLAR cuando insultan, Es amor.
    CALLAR las propias penas, Es sacrificio.
    CALLAR de sí mismo, Es humildad.
    CALLAR miserias humanas, Es caridad.
    CALLAR a tiempo, Es prudencia.
    CALLAR en el dolor, Es penitencia.
    CALLAR palabras inútiles, Es virtud.
    CALLAR cuando hieren, Es santidad.
    CALLAR para defender, Es nobleza.
    CALLAR defectos ajenos, Es benevolencia.
    CALLAR debiendo hablar, Es cobardía.

    COMO EMBELLECER EL ALMA


    Como embellecer el alma

    El limpiador de tu Alma es el Perdón: 
    Deberás usarlo todo el tiempo; apenas veas una impureza, aplícalo. 
    No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. 
    El resultado será que en paz te acostarás y así mismo dormirás, y tu sueño te sustentará. 

    El hidratante de tu Alma es la Oración: 
    Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchitará. Así, si no oras, tu alma se resecará. 
    Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor. 

    La tonificante de tu Alma es la Alabanza: 
    Cuando alabas a Dios y vuelves a él tus pensamientos, cuando te olvidas de ti misma, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo. 

    La nutritiva de tu Alma es la Palabra: 
    Así como tu cuerpo necesita de su alimento tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas de la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.
    Serás como árbol plantado junta a corrientes de aguas. 

    El protector de tu Alma es la coraza de la Fe: 
    Con la fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa en medio de las pruebas. 
    A través de ti, Dios moverá montañas y alcanzará naciones. 

    Si usas a diario estos productos de belleza, tu Alma se mantendrá limpia y tu corazón será puro. 
    Te saciarás de bien, de modo que rejuvenecerás. 
    No descuides tu oración y vivirás en paz

    EL EVANGELIO DE HOY: 08.07.2013

    Autor: Jonathan Montoya | Fuente: Catholic.net
    ¡Ten confianza, tu fe te ha salvado!
    Mateo 9, 18-26. Tiempo Ordinario. En medio de las dificultades Dios se nos presenta como la solución y no duda en manifestarnos su amor.
     
    ¡Ten confianza, tu fe te ha salvado!
    Del santo Evangelio según san Mateo 9, 18-26

    Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: «Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá». Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: «Con sólo tocar su manto, quedaré curada». Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese instante la mujer quedó curada. Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: «Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme». Y se reían de él. Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. Y esta noticia se divulgó por aquella región.

    Oración introductoria

    Señor, en este pasaje me presentas dos personajes dignos de imitar por su fe. ¡Ayúdame, Jesús, para que pueda prestar oídos a tu voz y descubrirte, experimentarte, tocarte con la fe! Quiero aprender la lección que me das en este evangelio: no se trata de saberlo todo, racionalizarlo todo, sino más bien de creer, de esperar, de amar. Madre del cielo, intercede por mí para que haga con provecho esta meditación.

    Petición

    Señor, ayúdame a caminar hoy por la senda de una fe viva, operante y luminosa que me permita a iluminar todos los acontecimientos de este día con la luz de Dios.

    Meditación

    El defecto de creer con una fe inoperante y muerta es lo que ha forjado el estado espiritual de muchos cristianos. Ahora bien, mientras tengas más fe, mayor será tu alegría en este valle de lágrimas. El testimonio más evidente nos lo da el primer personaje de este evangelio que va y se arrodilla ante Jesús y le pide la resurrección de su hija. En medio de las dificultades Dios se nos presenta como la solución y no duda en manifestarnos su amor.

    ¿Y qué decir de aquella otra mujer que padecía flujos de sangre? ¡Se curó por la fe que tenía! Y es que en el campo de la fe el riesgo no está en la posibilidad de perder, sino en el riesgo de no arriesgarse del todo. ¡Quien se arriesga sin condiciones, gana!

    Finalmente, Jesús llegó a la casa donde le necesitaban: La niña no está muerta, sino que duerme. Y se reían de él. Se burlaban de Jesús porque no tenían fe teologal. No es sólo saber algo: que Dios existe, que Cristo es Dios… no sólo es eso. También es hacer la experiencia de Dios en mi vida, en el mundo que me rodea, en la historia que vivo.

    Reflexión 

    Mientras no hay dificultades todo marcha muy bien, pero llega un momento, una circunstancia que nos molesta, un obstáculo imprevisto que se atraviesa en nuestro camino, y surgen las dudas, los problemas, las crisis. ¡Si tuviéramos más de fe veríamos que Dios permite todo esto para probarnos un poquito en la fe, en el amor que le tenemos!

    Hay dificultades, hay tentaciones contra la fe. ¡Claro que sí! Pero mil dudas no podrán resquebrajar una convicción de fe.

    Ejercitémonos en la fe buscando a Dios, buscando poseerlo en nuestro corazón reconociendo la fugacidad de la vida, de las cosas, y aceptando nuestra pequeñez y miseria.

    Propósito

    Hacer un acto de fe viva y operante; por ejemplo, hacer una buena confesión.

    Diálogo con Cristo

    Señor, te doy gracias por haberte encarnado, por hacerte hombre, por ser mi amigo inseparable, por ser Señor de mi "mundito" y de mi historia. Ahora puedo tener la certeza de que existes más allá de cuanto alcanza a ver mi mente y mis sentidos como un abismo de ternura y de perdón. ¡Gracias, Señor, por el don de la fe!

    "La fe, antes que creer en Dios, es creer a Dios" 



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