lunes, 16 de julio de 2012

EL COLLAR TURQUESA



El collar turquesa

Un hombre que estaba tras el mostrador, miraba la calle distraídamente.

Una pequeña niña de 8 años llegó a la tienda y apretó su naricita contra el vidrio de la vitrina. De pronto, sus ojos de color del cielo brillaron cuando vio aquello que estaba buscando. Pidió ver el collar de turquesa azul.

- Es para mi hermana. ¿Puede hacer un paquete bien bonito?, dijo al hombre del mostrador.

El dueño del negocio miro desconfiado a la niña y le preguntó:

- ¿Cuánto dinero tienes?

Sin dudar, ella sacó del bolsillo de su ropa un pañuelo todo atadito y fue deshaciendo los nudos. Los colocó sobre el mostrador y dijo feliz:

- ¿Eso da?

Eran apenas algunas monedas que ella exhibía con orgullo.

- Sabe, continuó, quiero dar este regalo a mi hermana mayor. Desde que murió nuestra madre, ella cuida de nosotros y no tiene tiempo para ella. Es su cumpleaños y estoy convencida que estará feliz con este collar que es del color de sus ojos.

El hombre fue para la trastienda, colocó el collar en un estuche, envolvió con un vistoso papel rojo e hizo un trabajado lazo con una cinta verde.

- Tome -dijo a la niña-. Llévelo con cuidado.

Ella salió feliz corriendo y saltando calle abajo. Aún no acababa el día, cuando una linda joven de cabellos rubios y maravillosos ojos azules entró en el negocio.

Colocó sobre el mostrador el ya conocido envoltorio deshecho y preguntó:

- ¿Este collar fue comprado aquí?

- Sí señora, respondió el dueño

- ¿Y cuánto costó?

- ¡Ah!. El precio de cualquier producto de mi tienda es siempre un asunto confidencial entre el vendedor y el cliente.

- La joven continuó: Pero mi hermana tenía solamente algunas monedas. El collar es verdadero, ¿no? Ella no tenía dinero para pagarlo.

El hombre tomó el estuche, rehizo el envoltorio con extremo cariño, colocó la
cinta y lo devolvió a la joven diciéndole:

- Ella pagó el precio más alto que cualquier persona puede pagar. ELLA DIO TODO LO QUE TENIA.

JESÚS EN TU CASA...


Jesús en tu casa

Un día estaba un joven en su casa y alguien tocó la puerta.

Al abrir la puerta como sorpresa encontró al diablo quien lo agarró del pelo, lo pateó, lo golpeó y se luego se fue.

¿Y dijo el muchacho que debo hacer?

De pronto cuando el diablo se había marchado vio pasar a Jesús y pensó...

¡Si Él esta en mi casa el diablo no va a entrar!

!Entonces lo invitó a pasar y le mostró la casa y le dijo, puedes venir mañana cuando el diablo pase por aquí...

Y Jesús le dijo que sí.

Al día siguiente el diablo volvió a tocar la puerta y ya Jesús estaba dentro de la casa.

El muchacho muy tranquilo abrió la puerta y el diablo volvió a darle una golpiza.

Entonces el muchacho muy molesto le reclamó a Jesús que porqué no hizo nada por defenderlo y dijo: No hice nada porque no estoy en mi casa, sólo estoy de visita.

El muchacho pensó un poco y lo invitó a vivir en su casa, le mostró su cuarto y dijo:

Vas a seguir viviendo aquí, éste será tu cuarto y Jesús aceptó.

Como era ya costumbre al día siguiente tocaron nuevamente la puerta, y era otra vez el diablo, el joven muy confiado abrió la puerta pues ya Jesús vivía en su casa, y el diablo nuevamente le dio la golpiza.

El joven, molesto fue donde Jesús y dijo: Ya vives en mi casa, ¿qué más deseas para defenderme?

Y Jesús contestó: Yo sólo vivo en tu casa, en mi cuarto. Mientras no estés en mi cuarto no te puedo defender.

Entonces el joven reflexionó un poco y dijo:

De hoy en adelante ésta es tu casa, yo estaré aquí como un invitado si me lo permites.. Y así fue.

Al otro día tocan nuevamente la puerta, pero esta vez no fue el joven quien abrió la puerta pues ya no era él dueño de la casa, al abrir Jesús la puerta el diablo se disculpó pues pensó que se había equivocado de casa.

Queridos amigos, como consejo quiero decir que no es suficiente el decir dentro de nosotros que Jesús vive en nuestro corazón, tenemos que entregar de corazón nuestra vida para que Él pueda actuar por nosotros.

REGLAS PARA LA TRANQUILIDAD INTERIOR


Reglas para la tranquilidad interior
Autor: Germán Darío Montoya


Nunca odies.
¿Quién vive con más paz interior,
al que odia o el que es odiado?

Nunca envidies.
¿Quién vive mejor,
el que envidia o el que es envidiado?

Sé humilde.
¿A quién se le quiere más,
al orgulloso o la humilde?

Nunca mientas.
¿Quién vive mas preocupado,
el que miente o el que es mentido?

Nunca aborrezcas.
¿Quién vive mejor,
el que es aborrecido o el que aborrece?

Nunca te preocupes por lo que ya pasó.
¿Acaso puedes cambiar el pasado?

Nunca te preocupes por el que viaja.
¿Acaso lo puedes cuidar desde donde estás?

Nunca te preocupes por algo
de lo cual no puedes hacer.
No vale la pena preocuparse por cosas así.
Nunca te preocupes por lo que vas a hacer.
Sólo hazlo.

Nunca peques.
El pecado es la mayor causa de la infelicidad.

Ama a Dios con todo tu corazón
y deja que el maneje tu vida.

Ni vivas de la felicidad pasajera.
Pues está se acaba pronto.

Ama a tu prójimo como a ti mismo
y verás que el prójimo te amará a ti.

Que tu rostro siempre
demuestre una sonrisa interior.
Te ayudara a ser feliz.

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, 16 DE JULIO


Autor: . | Fuente: Corazones.org
Nuestra Señora del Carmen
Advocación Mariana, 16 de julio



Nuestra Señora del Carmen
Patrona de los marineros

Memoria de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, monte en el que Elías consiguió que el pueblo de Israel volviese a dar culto al Dios vivo y en el que, más tarde, algunos, buscando la soledad, se retiraron para hacer vida eremítica, dando origen con el correr del tiempo a una orden religiosa de vida contemplativa, que tiene como patrona y protectora a la Madre de Dios.

Desde los antiguos ermitaños que se establecieron en el Monte Carmelo, Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Santísima Virgen. Ellos interpretaron la nube de la visión de Elías (1 Reyes 18, 44) como un símbolo de la Virgen María Inmaculada. Ya en el siglo XIII, cinco siglos antes de la proclamación del dogma, el misal Carmelita contenía una Misa para la Inmaculada Concepción.

En las palabras de Benedicto XVI, 15,VII,06:
"El Carmelo, alto promontorio que se yergue en la costa oriental del  Mar Mediterráneo, a la altura de Galilea, tiene en sus faldas numerosas grutas naturales, predilectas de los eremitas. El más célebre de estos hombres de Dios fue el gran profeta Elías, quien en el siglo IX antes de Cristo defendió valientemente de la contaminación de los cultos idolátricos la pureza de la fe en el Dios único y verdadero. Inspirándose en la figura de Elías, surgió al Orden contemplativa de los «Carmelitas», familia religiosa que cuenta entre sus miembros con grandes santos, como Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús y Teresa Benedicta de la Cruz (en el siglo, Edith Stein). Los Carmelitas han difundido en el pueblo cristiano la devoción a la Santísima Virgen del Monte Carmelo, señalándola como modelo de oración, de contemplación y de dedicación a Dios. María, en efecto, antes y de modo insuperable, creyó y experimentó que Jesús, Verbo encarnado, es el culmen, la cumbre del encuentro del hombre con Dios. Acogiendo plenamente la Palabra, «llegó felizmente a la santa montaña» (Oración de la colecta de la Memoria), y vive para siempre, en alma y cuerpo, con el Señor. A la Reina del Monte Carmelo deseo hoy confiar todas las comunidades de vida contemplativa esparcidas por el mundo, de manera especial las de la Orden Carmelitana, entre las que recuerdo el monasterio de Quart, no muy lejano de aquí [Valle de Aosta]. Que María ayude a cada cristiano a encontrar a Dios en el silencio de la oración.

La estrella del Mar y los Carmelitas

Los marineros, antes de la edad de la electrónica, dependían de las estrellas para marcar su rumbo en el inmenso océano. De aquí la analogía con La Virgen María quien como, estrella del mar, nos guía por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.

Por la invasión de los sarracenos, los Carmelitas se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo. Una antigua tradición nos dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar. Por ese bello nombre conocían también a la Virgen porque el Monte Carmelo se alza como una estrella junto al mar.

Los Carmelitas y la devoción a la Virgen del Carmen se difunden por el mundo

La Virgen Inmaculada, Estrella del Mar, es la Virgen del Carmen, es  decir a la que desde tiempos remotos se venera en el Carmelo. Ella acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se propagó por el mundo. A los Carmelitas se les conoce por su devoción a la Madre de Dios, ya que en ella ven el cumplimiento del ideal de Elías. Incluso se le llamó: "Los hermanos de Nuestra Señora del Monte Carmelo". En su profesión religiosa se consagraban a Dios y a María, y tomaban el hábito en honor ella, como un recordatorio de que sus vidas le pertenecían a ella, y por ella, a Cristo.

La devoción a la Virgen del Carmen se propagó particularmente en los lugares donde los carmelitas se establecieron.

España
Entre los lugares en que se venera en España la Virgen de España como patrona está Beniaján, Murcia. Vea ahí mas imágenes.

América
Es patrona de Chile; en el Ecuador es reina de la región de Cuenca y del Azuay, recibiendo la coronación pontificia el 16 de Julio del 2002. En la iglesia del monasterio de la Asunción en Cuenca se venera hace más de 300 años. Es además venerada por muchos en todo el continente.

viernes, 13 de julio de 2012

PARA DIOS NO HAY IMPOSIBLES


SENCILLEZ


Sencillez


Del pensador Edgar Fauré es el siguiente dicho, que ojalá, se pusiera en un lugar bien visible en esas empresas o instituciones en las que los de arriba tienen "complejo de dios".

"No es suficiente combatir la ignorancia de los ignorantes. Es preciso también y en primer lugar, combatir la ignorancia de los que saben muchas cosas, y en especial de los que creen saberlo todo".

Frase muy apropiada para tantos que se creen intocables por sus títulos, por un cargo o por su experiencia en un puesto.

Personas arrogantes, con un ego faraónico y que, como canta Alberto Cortez, se creen "pluscuanperfectos sobre todos los demás".

Personas que se hacen odiosas y al final acaban siempre mal. Víctimas de su soberbia y su intransigencia.

Cuanta falta les hace aprender de líderes que se hacen querer y que logran lo mejor con el encanto de su sencillez.

Si tú estás en un pedestal con "complejo de dios", lee la Biblia y haz un curso intensivo de humildad antes de caer.

Recuerda que ante "Dios hay muchos últimos que serán primeros y hay muchos primeros que serán últimos".

Gratitud de amigo


Gratitud de amigo
Autor: Padre Zezinho

    
Por la amistad que me profesas, por mis defectos que no notas, por mis valores que estimulas, por mi fe que alimentas, por esta paz que nos transmitimos, por este pan de amor que repartimos, por el silencio que dice casi todo, por esa mirada muda que reprueba, por esa mirada que dice:

-¡Amigo, vas hacia adelante!, porque no te callas y no consientes, por la pureza de estos sentimientos, por estar presente en todos los momentos, aun cuando estás ausente, por ser feliz cuando me ves contento, por estar triste cuando estoy entristecido, por reír conmigo cuando estoy alegre, por reprenderme cuando estoy equivocado, por mi secreto que siempre guardaste, por tu secreto que sólo yo conozco, y por darme cuenta que apenas lo merezo, porque en cada instante me acercas a Dios, por ese amor fraterno tan constante, por todo esto y mucho más yo te digo:
-Dios te bendiga, mi querido amigo.



OLVIDA EL AYER...


Olvida el ayer
Autor:C. Torres Pastorino
Libro: "Pensamientos - Guía a la sabiduría"

"Recordar los malos ratos del pasado no aporta nada positivo al presente.

¿Por qué detenerse en el pasado si lo que importa es el futuro? El espejo retrovisor del automóvil te muestra el camino recorrido y sirve únicamente de aviso para ver los vehículos que te piden el paso y que podrían poner en peligro tu propio viaje.

El pasado sirve de base al presente como los muros del primer piso que hoy sostienen la azotea de mañana.

Quien está en el primer piso quiere sencillamente subir a la terraza y no detenerse escarbando en los cimientos de la casa porque encontraría sólo alacranes.

Sube y contempla las estrellas que te muestran los caminos del futuro y deja que la animalidad se pierda entre los terrenos del suelo húmedo y frío.

No vuelvas al pasado que se ha ido y no regresará jamás. Si regresara sería un gran impedimento para tu progreso.

Lo que pasó, pasó. La vida pasada te dejó experiencias y conocimientos que tendrías que aprovechar.

El estudiante experimenta en el laboratorio con instrumentos de química. Al salir del aula se lleva los conocimientos y deja las probetas y elementos porque ya no le sirven.

¿Qué ganamos con recordar errores, cuyas consecuencias nos hacen sufrir, si ya es imposible corregirlos y su recuerdo constante puede arruinar nuestro camino? Por eso, no vuelvas al pasado y mira hacia el porvenir.

No remuevas la tierra con la azada y planta frutales que mañana te abriguen y alimenten.

Olvida el ayer y orienta el corazón hacia mañana.

Cuando el hoy despuntó con la aurora del nuevo día, el ayer había concluido.

Táchalo en la hoja de tu vida.

Prepara tus lecciones para el examen de mañana porque en el examen de ayer fuiste aprobado con notas demasiados bajas.

Levántate y camina hacia lo alto y hacia adelante, dejando que los muertos en espíritu entierren a sus muertos (Mateo 8,22).

¿Me salvé o no me salvé?

Autor: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net
¿Me salvé o no me salvé?
Si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto y no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar?
 
¿Me salvé o  no me salvé?


Se nos cuenta en la Biblia que, al final de los tiempos, una vez que hayamos resucitado, todos los hombres nos vamos a reunir. Es impresionante la cantidad de personas que vamos a ser: millones y millones de seres humanos.

En ese momento va a venir Dios de una manera solemne, rodeado de ángeles, para decir unas palabras decisivas a los hombres. Toda esa gran multitud estará dividida en dos bandos: unos, se nos dice, estarán a la derecha, otros estarán a la izquierda. Los que estén a la derecha sabrán que definitivamente se han salvado. Nada ni nadie les podrá quitar esa felicidad eterna que lograron con su buena vida. Los que estén a la izquierda sabrán que definitivamente se han perdido para siempre, y que nada ni nadie podrá cambiar ya su situación.

Tú y yo, todos los hombres estaremos ahí presentes. Estaremos a la derecha o estaremos a la izquierda. Si estamos a la derecha, escucharemos las palabras más hermosas que se puedan oír de labios de Dios: "Venid benditos de mi Padre, a tomar posesión del Reino de los cielos, preparado para vosotros desde el principio del mundo". Si estamos a la izquierda, escucharemos las palabras más tremendas que se puedan escuchar de labios de Dios: "Id malditos al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles".

Me salvé, no me salvé: este es el asunto más importante. Esto es lo único necesario de que hablaba el maestro de Nazaret, Jesús. A pesar de ser el asunto más importante, nadie lo podrá resolver en tu lugar. Cada uno tiene que resolver este problema por sí mismo, no habrá secretarios, no habrá embajadores, ni representantes. Es un asunto aparte, ineludible: aunque uno no se preocupe, aunque uno no tenga ganas de meditarlo, de pensarlo en serio, el asunto, el problema está ahí presente. Tanto los que se han preocupado como los que no se han preocupado de su salvación, al pasar el umbral de esta vida, se encontrarán de frente a un problema resuelto o no resuelto: me salvé, no me salvé.

En este momento me permito una reflexión sencilla: ¿Cuánto tiempo le dedico a este asunto de mi salvación eterna? ¿Cuantas veces pienso en él? ¿Lo tengo solucionado? ¿Lo tengo en regla? ¿O hace mucho tiempo, quizás muchos años, que ya no me preocupo, y me tiene sin cuidado?. Y, si yo no me preocupo de mi propia salvación, ¿quién se va a preocupar? Si yo no arreglo este asunto, que es mío, si no me preocupo por solucionarlo, ¿quién lo va a solucionar en mi lugar?


Un día me dirá Dios: "Ven, bendito de mi Padre", o "apártate de mí, maldito". Dios está escribiendo ya en el Libro de la Vida la frase que dirá al final de mi existencia...


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    jueves, 12 de julio de 2012

    LA SOLEDAD....

    La Soledad
    Autor: Padre José Alcázar Godoy

    Cierto día, le dijo una joven a su soledad: "¿No podrías buscarme un compañero que aliente mi corazón y comparta mis afectos?".


    La soledad le contestó: "Ah, ¿un joven como tú que también esté solo y necesite alguien para compartir tus deseos? Me parece que no va a ser una tarea fácil, pero voy a intentarlo con el muchacho que vive en la otra ladera del valle.


    Habitaba allí un joven solitario que añoraba comunicar los secretos de su corazón. En sus monólogos decía: "Soledad, enemiga mía, ¿serías capaz de proporcionarme un corazón a mi lado a quien comunicar cuanto llena el mío?".
    La soledad contestó: "¿No te basta con mi compañía?".


    Pero el joven dijo: “Todo lo que te cuento lo sepulta tu silencio. Nunca hallo
    consuelo. Yo necesito un corazón vivo que me escuche, me sonría y me ame".
    Entonces la soledad añadió: "No es una tarea fácil; sin embargo, lo intentaré con la joven que habita en la otra vertiente de la montaña".


    Unos días después, la soledad los presentó. Se conocieron y acordaron reunirse cada atardecer para intercambiar las inquietudes que albergaban sus corazones.


    Al encontrarse, siempre hablan a la vez, sin parar y sin escucharse; ella le da a a él su eterna soledad; y él, a ella, la suya. Mientras tanto, la soledad susurra a cada uno: “¡Permaneceré a tu lado mientras no escuches el secreto del otro!”.


    Han pasado muchos años y los jóvenes son mayores. Cada atardecer se reúnen en la ladera del valle, trayendo cada uno de la mano a su soledad.

    LA VENTANA Y EL ESPEJO

    La ventana y el espejo
    Autor: Paulo Coelho


    Cuenta Paulo Coelho que un joven muy rico fue a ver a un rabino y le pidió consejo para orientar su vida. Este lo condujo hacia la ventana y le preguntó: - ¿Qué ves a través de los vidrios?
    - Veo hombres que van y vienen y un ciego que pide limosna en la calle.

    Entonces el rabino le mostró un gran espejo y nuevamente lo interrogó:
    - Mira este espejo y dime ahora qué ves.
    - Me veo a mí mismo.

    - ¡Y ya no ves a los otros! Repara en que la ventana y el espejo están hechos ambos de la misma materia prima, el vidrio. Pero en el espejo, porque tiene una fina lámina de plata pegada al vidrio, no ves más que tu persona. Debes compararte con estas dos especies de vidrio. Pobre, veías a los otros y sentías compasión por ellos. Cubierto de plata –rico-, apenas te ves a ti mismo. Sólo valdrás algo cuando tengas el coraje de arrancar el revestimiento de plata que te cubre los ojos y puedas nuevamente ver y amar a los demás.

    ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA...

    Oración a Jesús Eucaristía

    Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.

    A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

    Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

    En la Cruz se escondía solo la Divinidad, pero aquí se esconde la humanidad;
    sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

    No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere y que te ame.

    ¡Memorial de la muerte del Señor!

    Pan vivo que da la vida al hombre: concede a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

    Señor Jesús, Pelícano bueno: límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

    Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
    que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.

    Amén.

    JESÚS ESTÁ EN EL SAGRARIO


    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    ¿Saben que estás ahí Señor?... o quizá no lo saben
    Detén tu desorientado caminar y ve donde Él está, con su Cuerpo y su Divinidad y encontrarás la grandeza de que Dios te ama.



    ¿Saben que estás ahí Señor?... o quizá no lo saben


    Vengo del tráfico, del ruido, de toda la agitación que hay ahí afuera, Señor, trato de serenarme y dejar mi aceleramiento convertido en suaves pasos para estar frente a ti. Ya me va llegando la calma, la paz....

    Frente a esta Capilla siguen pasando las personas, que como yo, traen en su interior su propia historia....

    Y pienso en ellos... en esa joven que pasa sin mirar siquiera un instante hacia este lugar donde estás Tu... pasa ensimismada porque carga una cruz que pesa, que pesa mucho, le han dicho que su hijito tiene una enfermedad incurable... ¡y ese hombre que apura el paso porque lleva ya dentro la huella del vicio y va en su busca!... y ese anciano que apenas puede caminar porque tiene frío, porque todos sus huesos ya viejos le duelen pero le duele más el saber que en su casa, los hijos que tanto amó, le están diciendo que "estorba"....

    Esa jovencita, casi una niña, que va despacio y muy triste porque su novio le acaba de decir "que no la quiere... que todo terminó" y ella ya lleva un hijo en las entrañas y no sabe..... ¿qué va a hacer?
    Y el que no tiene trabajo... y la que se siente enferma y cansada..... y pasa también la que va feliz porque mañana se casa..... y la que le ha dado el doctor la noticia de que va a ser madre y le falta tiempo para llegar a su hogar y decírselo al hombre amado.... y el que va feliz porque le han ascendido de puesto.... y el estudiante que ha pasado de año y la niña que mañana cumple quince años..... y la que le acaban de dar su anillo de compromiso.... y el que viene de despedir para siempre al ser amado y recibir las condolencias...

    Todo un mundo de historias... y tu Señor las conoces todas, y tu te las sabes todas y esperas....

    ¿Por qué no vienen a ti? ¿Por qué no te vienen a dar gracias y a compartir contigo sus grandes logros, sus dichas, sus sueños realizados.... su inmensa felicidad?

    ¿Por qué los que cargan una cruz tan pesada no la quieren compartir contigo ... contigo que ya supiste lo que pesa y duele? Tu lo dijiste: "Venid a mi todos los que estéis fatigados y sobrecargados y yo les daré descanso..." (Mt 11,28)

    ¿Saben que estás ahí o quizá... no lo saben? ¿Y si nadie se lo ha dicho?

    Siento tu tristeza, Señor... y esa tristeza me obliga a darte a conocer entre todos los que me rodean... Que nadie quede sin saber que eres agua viva si tienen sed, que eres el amigo fiel si tienen angustia y pena, que eres el Amor hecho hombre para amar sin medida, que eres el Dios que muere en una cruz para perdonar.... que está ahí, tan cerca, tan humilde en la espera eterna....

    Para que tu detengas tu desorientado caminar y vengas aquí donde Él está con su Cuerpo y su Divinidad y... tal vez llores... pero seguro que al salir ya vas a sentir, lo que buscabas y necesitabas, la grandeza de que Dios te ama y con ella el precioso don de la PAZ.





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  • Ma. Esther de Ariño

    JESÚS TE SANARÁ


    miércoles, 11 de julio de 2012

    Tanta prisa y al final ¿qué?

    Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
    Tanta prisa y al final ¿qué?
    Estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes.
     
    Tanta prisa y al final  ¿qué?
    Conversando con un padre de familia, me hizo el siguiente comentario: Padre, parece que hoy vivimos en un estado de guerra, en estado de sitio continuo; presiones, preocupaciones, ¿la vida tiene que ser así, será lo que Dios había pensado para el hombre? Yo pensé para mis adentros, ¡qué sensato cuestionamiento!

    Nosotros los humanos, estamos tan preocupados viviendo nuestra monótona, pero ajetreada y estresada vida, que no nos damos cuenta de las cosas que son realmente importantes. Pasamos los días como máquinas de computadora, pasamos toda o parte de nuestra vida conviviendo con las mismas personas y ni siquiera sabemos quiénes son en realidad, no sabemos qué sienten, cómo piensan; simplemente nos limitamos a juzgarlos por lo que dice la gente y por la imagen que proyectan. Vamos tan a prisa que no nos damos cuenta siquiera lo que se está derrumbando a nuestro alrededor, quién necesita nuestra ayuda, nuestra mano amiga, nuestro hombro para apoyarse.

    Por la mañana nos levantamos corriendo, queremos hacer todo tan deprisa. El amor se esfuma como el humo, la sonrisa la ocultamos entre los dientes, las caricias las dejamos para nuestras mascotas, ¿a dónde se fue lo que da sentido a la vida? Vamos tan frenéticamente, que nos despertamos y olvidamos darle gracias a Dios por el nuevo sol; no nos damos tiempo para disfrutar lo mejor de la vida, preferimos perder el tiempo y nuestras vidas en cosas vanas, como tener dinero, poder, buena posición social; y cuando al fin lo tenemos, ¡vaya sorpresa! nos damos cuenta de que ahí no estaba la felicidad, ¡qué desengaño nos damos!

    Aprendamos a dedicar tiempo a lo esencial. Creo que no existe mejor sensación en el mundo que recibir el abrazo de un ser querido, acompañarle en el dolor y experimentar en la brisa o en el amanecer, la presencia amorosa y eterna de Dios.
    Bien lo decía el Papa Benedicto XVI en su última encíclica sobre la esperanza: "No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor". "No es el progreso quien da la solución a los interrogantes del hombre, es Dios". "Es verdad que quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas y proyectos, en el fondo está sin esperanza, sin la gran esperanza que sostiene toda la vida (Sir 33,14). La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando «hasta el extremo», «hasta el total cumplimiento"» (cf. Jn 13,1; 19,30). (Spe Salvi Nº 27). ¡Qué fácil es caer en el vacío, qué fácil es no encontrarle sentido a la vida!
    Se cuenta que un niño se perdió de su caravana en pleno desierto y fue encontrado por unos mercaderes. Le preguntaron: ¿quién eres?, ¿de dónde vienes?, ¿a dónde te diriges? A cada pregunta respondía invariablemente el pobre niño: "Yo no sé". Él se había vuelto loco en aquella soledad.
    De tales locos, por desgracia, está lleno el mundo. Uno de ellos tuvo un momento de lucidez y dictó el siguiente epitafio para su tumba: "Aquí yace un loco que se fue de este mundo sin saber si quiera por qué había venido".

    Dediquemos el tiempo necesario para QUERER, AMAR, SONREIR, SER FELIZ. ¿Nos cuesta tanto trabajo dedicar unos minutos al día para mirar al cielo y decirle a Dios ¡GRACIAS! y mirar a nuestro ser querido a los ojos y decirle te quiero? Algo tan sencillo como eso es capaz de convertir un día gris en uno de los mejores. Tenemos que querer, pero no aferrarnos; disfrutar el momento, sonreír, abrazar, mirar hacia el futuro con confianza y esperanza, porque la vida es sólo eso, momentos, oportunidades que pasan y que no se vuelven a repetir, la certeza de un mundo futuro mejor. La vida es corta, el tiempo se acaba, y no estás sintiendo realmente lo que es estar vivo.





  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Dennis Doren LC

    martes, 10 de julio de 2012

    LA VIRGEN DEL CARMEN MADRE DE TODOS


    La Virgen del carmen Madre de todos
    Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD 
            


    Muchas son las advocaciones con las que invocamos a María. La Virgen del Carmen ha sido una de las devociones más populares durante setecientos años. Muchos cristianos se han sentido protegidos por María con el Escapulario. El escapulario es un signo especial de la protección de María, madre y hermana nuestra. El Escapulario del Carmen nos compromete a vivir como María, a ser personas orantes, a estar abiertos a Dios y a las necesidades de los hermanos.

    María fue la favorecida de Dios, la “llena de gracia”. Sabía que el Señor estaba con ella, sentía su presencia. Dios se había fijado en su humildad y cuidaba de ella. Estaba arropada por la fuerza de Dios. No podía temer a nada ni a nadie. María conocía el corazón de Dios, sabía de su infinita misericordia. Por eso, lo alababa y adoraba. Vivía de Dios, con Dios y para Dios.

    Concibió y dio a luz a su hijo, “el Hijo del Altísimo” a quien puso por nombre Jesús, Salvador de cada pueblo y de todos aquellos que creen en él. En su vientre había llevado a Jesús y facilitó que estuviera en su corazón durante toda su vida.

    María fue una mujer sencilla. Se ubicó entre los socialmente considerados inferiores, entre los que no tienen ni voz ni voto. Todos los necesitados tenían cabida en su corazón. Sin demora ni tardanza se puso en camino para atender a su pariente Isabel, para llevarle al Dios de la vida, para asistirla y ayudarla.

    María tiene muchos títulos. Entre todos ellos, todos hermosos y grandes, sobresale el de ser  Madre de Cristo y Madre nuestra. María es Madre de la Iglesia. Como dice Pablo, sufre por ella dolores de parto hasta ver a Cristo formado en cada uno de los creyentes. Ella cuida de sus hijos, como buena madre,  durante la vida y en la hora de la muerte. Ella ayuda a caminar con Jesús y a esperar hasta el final.

    María estuvo junto a su hijo en todos los momentos de su vida. En las alegrías y, sobre todo, en el momento de la cruz. Lo acompañó hasta la tragedia final del Calvario. Ella, la Dolorosa, también está cercana a nuestras penas y sufrimientos cotidianos. Los pobres, los enfermos, los que sufren, alcanzan de María la fuerza y ayuda para sobrellevar con fe una vida plagada de dificultades.

    La historia y la leyenda nos han mostrado a la Virgen del Escapulario siempre cercana a todos aquellos que, viviendo momentos difíciles y amargos, han acudido a ella pidiendo su protección.

                Llevar el Escapulario de la Virgen del Carmen es ponerse, como ella, un vestido nuevo, el ropaje de la fe, de la alegría...

    Sí, hemos sido revestidos de Cristo y, como María, debemos permanecer fieles a Dios hasta el final.

    PENSAMIENTO SOBRE LA PAZ

    PANCAKES...

     Pancakes

                El pequeño Luis de seis años decidió una mañana prepararles pancakes a sus papás para desayunar.
            Encontró un gran tazón y una cuchara, acercó una silla a la mesa, y trató de alzar el pesado paquete de harina para abrirlo. La mitad del paquete quedó desparramada entre la mesa, la silla y el suelo. Tomó toda la que pudo con sus manitas y la puso dentro del tazón, y después le puso un poco de leche y azúcar, haciendo una mezcla pegajosa que empezaba a chorrear por los bordes.
            Además habían ya pequeñas huellas de harina por toda la cocina, dejadas por él y su gatito.

            Luis estaba totalmente cubierto con harina, y estaba empezando a frustrarse.
            El quería darles una sorpresa a sus papás haciendo algo muy bueno, pero todo le estaba saliendo al revés. No sabía qué más había que agregar a su pasta, o si había que hornear los pancakes, pues ni siquiera sabía como usar el horno. Cuando miró otra vez la mesa, su gatito estaba lamiendo el tazón, por lo que corrió a apartarlo de la mesa, pero por accidente se volcó el cartón de leche y además se quebraron unos huevos que habían sobre la mesa al caer al suelo. Intentó agacharse a limpiarlo pero se resbaló y quedó con toda su pijama pegajosa, llena de harina y huevo.

            En ese momento vio a su papá de pie en la puerta.
            Dos grandes lágrimas se asomaron a sus ojos.
            El sólo quería hacer algo bueno, pero en realidad había causado un gran desastre.
            Estaba seguro de que su papá lo iba a regañar y muy posiblemente a castigarlo.
            Pero su papá sólo lo miraba en medio de aquel desorden. Entonces, caminando encima de todo aquello, tomó en sus brazos a su hijo que lloraba, y le dio un gran abrazo lleno de amor, sin importarle llenarse él mismo de harina y huevo.

            Así es como Dios nos trata. A veces tratamos de hacer las cosas bien, pero sin quererlo terminamos haciendo un desastre. Nuestra familia se pelea, insultamos a un amigo, o hacemos mal nuestras obligaciones, o desordenamos nuestra vida.

            Otras veces sólo podemos llorar, porque ya no sabemos qué más hacer.

            Entonces es cuando Dios nos toma en brazos, nos perdona y nos demuestra que nos ama, sin importarle que pueda ensuciarse con nuestra suciedad.

            Pero por el simple hecho de habernos equivocado, no debemos dejar de "preparar pancakes" para Dios o para alguien especial...
            Tarde o temprano lo lograremos, y Dios estará orgulloso de nosotros, porque no nos dimos por vencidos...

    PARA LEVANTAR EL ANIMO...

     
    Para levantar el ánimo
    Autor: Madre Teresa de Calcuta



    Si eres amable,
    las personas pueden acusarte de egoísta e interesado...
    Aun así se gentil.

    Si eres un triunfador,
    tendrás algunos falsos amigos y algunos enemigos verdaderos...
    Aun así triunfa.

    Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte...
    Aun así se honesto y franco.

    Lo que tardaste años para construir, alguien puede destruirlo en un minuto...
    Aun así... Construye

    Si tienes paz. Y eres feliz, las personas pueden sentir envidia...
    Aun así... Se feliz.

    El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana...
    Aun así... Haz el bien.

    Da al mundo lo mejor de ti, aunque eso pueda ser nunca suficiente...
    Aun así... da lo mejor de ti mismo.

    y recuerda que, al fin de cuentas... Es entre Tu y DIOS.
    ¡Nunca fue entre tu y los demás!

    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo

    Autor: P. Juan Antonio Ruiz J., L.C. | Fuente: www.la-oracion.com
    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo
    Soy peregrino en este mundo, que va de paso, que está dirigiéndose a su patria: a la eternidad con Dios.
     
    No soy totalmente feliz aquí, pero quiero serlo
    Aquí tienes mi corazón ansioso, ensanchado por el inmenso deseo de las realidades futuras, que desde hace mucho tiempo está suspirando por ti, por el regreso a la patria: desea, antes que amanezca, contemplar ya aquí en la tierra los gozos de la felicidad futura. Desea saber qué gozos esperan a las almas de los difuntos después de la muerte del cuerpo, y qué glorificación se les añade después de recibir sus cuerpos. [...]
    Yo, queriendo volar al interior de aquella patria, de la que se dicen tantas cosas, te pido subir por Ti, que eres el camino; que no te ofenda a Ti, que eres la verdad; que llegue a Ti, que eres la vida. Que de ninguna manera me separe de Ti, que eres el camino de la felicidad plena; que de ningún modo desista por la dificultad de estas cosas, sino que subiendo por Ti, al morir no sufra [el ataque del] al ladrón, y, una vez muerto, no lleve al acusador [conmigo]
    (San Julián de Toledo, La oración que Julián dirige a Dios).


    ¿A quién no le gusta reírse a carcajada limpia? Estoy seguro que todos disfrutamos un buen chiste, una puntada cómica. Y si eso viene acompañado de imágenes, todavía más. Como las películas o series de televisión divertidas -para quienes las ven- que logran hacernos olvidar muchas veces las preocupaciones de todos los días.

    Me vino esto a la mente cuando veía una entrevista que Andreu Buenafuente, humorista español, le hizo a Mons. Xavier Novell, obispo de Solsona (España). Y lo admito: me dio mucha rabia. No porque Mons. Xavier no respondiese bien, pues estuvo bastante bien a decir verdad. Lo que me enojó fue ver que gente con mucho talento en el mundo del espectáculo, como el caso de Buenafuente, no sean creyentes y que, en numerosas ocasiones, critiquen y ridiculicen a la Iglesia y a Dios. Y entiéndanme, sé que ataques siempre habrán, pero es que creo que los cómicos y humoristas pueden tener un papel fundamental en mostrar lo que será el cielo en la eternidad: una risa sin fin, un eterno sentirse llenos por dentro, una compañía de Dios que nunca se acabará.

    ¿No les pasa a ustedes? A mí siempre me viene un deseo profundo de dejar de sufrir, de que los malos momentos no sucedan más, que ya no tenga tragos amargos en mi vida. Y luego, en contrapartida, desearía detener el segundero del reloj cuando le doy un abrazo a un ser querido, cuando paso un buen momento con los amigos, cuando tengo a Cristo en mis manos como sacerdote. Y aunque en ocasiones deseo callar mi corazón, es tal el anhelo de felicidad que no puedo hacerme ilusiones: mis ansias de eternidad son mayores.

    San Julián de Toledo era muy consciente de este sentimiento dentro del corazón del hombre y por ello dedicó gran parte de su vida a estudiar y meditar la eternidad. Prueba de ello es este extracto de la bellísima oración que le dirige a Dios: una oda a la búsqueda que todo ser humano tiene de felicidad. Es un sentirse peregrino en este mundo, que va de paso, que está dirigiéndose a su patria. Dialogar con Dios de estas realidades no es sólo recomendable, sino necesario. De hecho, algunos maestros de la vida espiritual recomiendan poner ante nuestros ojos estas realidades futuras por lo menos una vez por semana.

    Ésta es, creo yo, la gran enseñanza que San Julián nos deja y que debemos tatuarnos en el alma con el fuego de la oración: soy peregrino, esta vida es a fin de cuentas sólo pasajera. Y aunque debo trabajar y ayudar en la sociedad aquí, el apellido de mis actos sólo puede ser "eternidad". Si no, la felicidad seguirá rondando nuestro corazón, sin tocarlo del todo en este mundo.

    ¿Y los humoristas qué pintan en todo esto? Pues mucho. Porque cada vez que reímos, tocamos un poco la orla del manto de la eternidad y nos sentimos plenos. Y por eso un buen comediante, si es creyente, puede ser un buen predicador. Tal vez por eso que me he tomado muy en serio la petición que el mismo Andreu Buenafuente le hizo a Mons. Xavier Novell al final de la entrevista mencionada.

    Decía: "Si habla usted con Dios, hable bien de nosotros. Porque a lo mejor no vamos mucho a misa, pero nos gusta ser buenas personas". ¡Cuenta con ello, Andreu!
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