miércoles, 18 de enero de 2012

COMPARTIENDO LA LUZ...

Autor: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net
Compartiendo la Luz
Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.
 
Compartiendo la Luz

¡Qué paz trae a nuestro corazón la seguridad de caminar por la vida en el camino correcto!

¡Cómo en este caminar de nuestra vida, el ejemplo de las personas deja una marca imborrable!

Tantas y tantas experiencias en donde hemos visto y tocado con nuestras manos y corazón la bondad, la servicialidad, una muestra de cariño, un consejo, o la ayuda en un momento difícil de nuestra vida; estoy seguro que ese gesto no ha caído al vacío, no se ha perdido. Todos tenemos un importante papel que desempeñar, todos estamos llamados a ser luz, apoyo, guía de los demás; en definitiva, todos necesitamos de todos para llenar nuestra vida de la verdadera luz, la luz de Dios, que es la luz del amor y de la felicidad.

Un filósofo contó a sus discípulos la siguiente historia:

"Varios hombres habían quedado encerrados por error en una oscura caverna donde no podían ver casi nada. Pasó algún tiempo y uno de ellos logró encender una pequeña tea; pero la luz que daba era tan escasa, que aun así no se podía ver nada. Al hombre, sin embargo, se le ocurrió que con su luz podía ayudar a que cada uno de los demás prendiera su propia tea, y así, compartiendo la llama con todos, la caverna se iluminó".

Uno de sus discípulos preguntó: -¿qué nos enseña maestro este relato?

Y él contestó: -Nos enseña que nuestra luz sigue siendo oscuridad si no la compartimos con el prójimo. Y también nos dice que el compartir nuestra luz no la desvanece, sino que por el contrario, la hace crecer. El compartir nos enriquece en lugar de hacernos más pobres. Los momentos más felices son aquellos que hemos podido compartir.

Que Dios nos dé siempre la luz para iluminar a todos los que pasen por nuestro lado.

La verdadera amistad es flor, que se siembra con honestidad, se riega con afecto y crece a la luz de la comprensión. Si una vela enciende a otra, así pueden llegar a brillar miles de ellas. De igual modo, si iluminas tu corazón con amor, puede que ilumines a otro corazón. Mi deseo en este día para tí es: que sonrías, que seas amable, que te muestres interesado por las personas, y así, tu luz brillará y ésta hará que otra luz se encienda cerca de tí. Hoy nos toca a nosotros.

En los años que llevas de vida ¿a cuántos has iluminado?, ¿con quién has compartido tu luz? Espero que no te hayas cansado de seguir haciéndolo, porque lamentablemente los hombres somos así, nos cansamos.

Recuerda: Que tu luz, si no la compartes, seguirá siendo oscuridad; tu luz, nos diría Jesús, no es para que la escondas debajo de la cama o en el armario de tus egoísmos, es para que ella, uniéndose a todos los que queremos iluminar a este mundo, se sume a la gran antorcha humana, que en definitiva es el reflejo de Dios en el mundo.

Tú eres importante ¡y vaya que sí lo eres! y todos esperamos mucho de tí. Comparte hoy tu luz y verás ¡qué feliz serás!




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  • P. Dennis Doren LC

    martes, 17 de enero de 2012

    MANTÉN EL BUEN HUMOR..


    Mantén el buen humor...
    Autor: César Borges


    Mantén el buen humor en cualquier circunstancia.
    Y trata de mantener vivo el buen humor de todas las personas
    que te encuentran en la vida.
    La alegría es medicina divina.
    La tristeza, en cambio, nos hunde en un mar de barro,
    que salpica y ensucia a los que se nos acercan.

    En los sufrimientos y penas también trata de ser alegre,
    porque la alegría es la mejor medicina para conseguir la felicidad.

    Convéncete de que la alegría de la vida no te puede
    llegar de afuera.
    Podrás hallar la felicidad cuando puedas hacerla brotar
    de tu corazón, cuando aprendas ayudar a todos,
    sin preferencias, con tus obras, palabras y pensamientos.

    VEN ESPÍRITU SANTO...

    Ven Espíritu Santo


    Ven, Espíritu Santo,
    Llena los corazones de tus fieles
    y enciende en ellos
    el fuego de tu amor.
    Envía, Señor, tu Espíritu.
    Que renueve la faz de la Tierra.


    Oración:

    Oh Dios,
    que llenaste los corazones de tus
    fieles con la luz del Espíritu
    Santo; concédenos que,
    guiados por el mismo Espíritu,
    sintamos con rectitud y
    gocemos siempre de tu consuelo.
    Por Jesucristo Nuestro Señor.
    Amén.

    IRÉ CONTIGO SEÑOR...

    Iré contigo, Señor.

    Para sabiendo y viendo dónde vives y cómo vives,vivir para Ti, contigo y para los demás.
    Porque, mis días, no siempre están colmados de vida,ni mis labios desgranan palabras de verdad.
    Porque, mis caminos, no siempre son los tuyos,ni mis verdades son la Verdad de tu Reino.

    Iré contigo, Señor.
    Para servirte anunciando tu Evangelio y, pregonándolo de balde,saber que es lo más grande que me puede ocurrir,lo más grandioso que, en tu nombre, yo puedo hacer.

    Iré contigo, Señor.
    Y, donde tú vayas, contigo y por Ti lo haré:
    Si hay sufrimiento, seré mano tendida.
    Si brota el llanto, desdoblaré el pañuelo de mi consuelo.
    Si no amanece, irradiaré la luz de tu presencia.

    Iré contigo, Señor.
    Porque, ir agarrado de tu mano,
    es sentir que el cielo me aguarda .
    Es creer en un mañana mejor.
    Es añorar esa Ciudad sin lágrimas ni dolor.

    Iré contigo, Señor.
    Y, cuando vea dónde y cómo vives,
    sabré que el AMOR lo puede todo,
    entenderé que el AMOR lo vale todo,
    comprenderé que el AMOR lo inunda todo.

    Iré contigo, Señor.
    Porque, vivir dónde Tú vives,
    es tal vez, y con mucho, el mejor lugar
    donde ser feliz y permanecer para siempre.
    Amén.


    P. Javier Leoz

    JESÚS ES TU AMIGO...

    Jesús es tu amigo. —El Amigo. —Con corazón de carne, como el tuyo. —Con ojos, de mirar amabilísimo, que lloraron por Lázaro... Y tanto como a Lázaro, te quiere a ti.

     San Josemaría Escrivá de Balaguer

    SI NO CONFÍAS EN TU PROPIA ORACIÓN..

    Autor: P. Francisco Armengol, L.C | Fuente: www.la-oracion.com
    Si no confías en tu propia oración
    Saber que Cristo ha rezado por nosotros, para sostenernos en los momentos de debilidad.
     
    Si no confías en tu propia oración

    El Santo Padre comenta en la audiencia del 11 de enero del 2012 la oración de Jesús en la última cena.

    Quisiera resaltar sólo un pequeño detalle: la oración que hace Jesús por Pedro: yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague.


    Nuestro Señor dirige esa frase a Pedro justo después de predecirle su triple negación. Jesús está a punto de salir para Getsemaní para agonizar en el huerto, pero sabe que también Pedro sufrirá una gran prueba y quiere decirle que a pesar de sucumbir, que siga adelante, que ha rezado por él. Precisamente la oración de Jesús sostiene la debilidad de sus discípulos durante la prueba.

    Esto es un consuelo para nosotros, pues significa que ante las pruebas de la vida no dependemos exclusivamente de la fuerza de nuestra propia oración. Por un lado, a veces sufrimos pruebas tan grandes que lo último que nos apetece hacer en ese momento es rezar. Por otro, nuestros momentos de oración pueden llegar a ser tan distraídos que realmente poca fuerza podemos esperar de ellos. Perdemos la confianza en nuestra propia oración.

    Pero saber que Cristo ha rezado por nosotros, para sostenernos en los momentos de debilidad, para que sepamos levantarnos después de habernos caído, es un gran consuelo. ¿Qué oración puede ser más eficaz que la del mismo Cristo?

    Si no confías en tu propia oración, no te preocupes. Cristo ha rezado por ti.


    Aquí puedes leer el texto completo de la catequesis del Papa del 11 de enero de 2012

    lunes, 16 de enero de 2012

    PENSAMIENTO MARIANO 12


    Pensamiento Mariano

    Nadie invocó a María que no haya sido favorecido. De María recibe el cautivo redención, curación el enfermo, consuelo el afligido, el pecador perdón, el justo gracia, el Ángel alegría.


    San Bernardo

    LA VOZ DE DIOS EN LA OSCURIDAD...

    La Voz de Dios
    en la oscuridad


    El discípulo inquirió a su sabio maestro:

    - ¿Por qué muchas veces Dios parece injusto con unos y generoso con otros?

    El maestro le contó la siguiente historia:

    - Vamos hasta la montaña en la que mora Dios --comentó un caballero a su amigo--. Quiero demostrar que Él sólo sabe exigir, y que no hace nada por aliviar nuestras cargas.

    - Voy para demostrar mi fe --dijo el otro.

    Llegaron por la noche a lo alto del monte y escucharon una voz en la oscuridad.

    - ¡Cargad vuestros caballos con las piedras del suelo!

    - ¿Ves? --dijo el primer caballero--. Después de subir tanto y estar muy cansados, aún nos hace cargar con más peso. ¡Jamás obedeceré!

    En cambio, el segundo caballero hizo lo que le voz decía.

    Cuando acabaron de bajar el monte, llegó la aurora y el alba trajo los primeros rayos de sol que iluminaron las piedras que el caballero piadoso había recogido. Eran diamantes puros, de kilates incalculables.

    Dice el maestro:

    Las decisiones de Dios son misteriosas, pero aunque no lo comprendamos ahora, siempre resultan a nuestro favor.

    Mi querido amigo, cuando se te presenten por la vida muchas adversidades, y sientas que Dios te carga aún más en vez de aliviarte, no debes desesperar, ni quejarte por los golpes que recibes. Aun cuando no llegues a entenderlos, no pierdas la esperanza, pues la decisiones de Dios siempre juegan a favor de sus hijos que le aman.

    Ya el Apóstol San Pablo nos lo decía:

    "Fiel es Dios que nunca nos va a dejar ser probados más allá que nuestras propias fuerzas. Sino que junto con la prueba, nos dará la fortaleza para poder resistir"

    I Corintios 10,13

    P. Carlos E García CJM

    ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA


    CAMINO...


    Camino


    Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.

    La ciudad era muy oscura en las noches sin luna .

    En determinado momento, se encuentra con un amigo.
    El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

    Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:

    - ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?
    Si tú no ves...

    Entonces, el ciego le responde:

    - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...

    - No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

    Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

    Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...

    CADA CUMPLEAÑOS...

    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Cada cumpleaños...
    Los festejos han terminado. Vuelve la vida ordinaria. El tiempo pasa. La vida no se detiene. Llega un nuevo cumpleaños.
     
    Cada cumpleaños...
    El tiempo pasa. La vida no se detiene. Llega un nuevo cumpleaños.

    De niños, o también de grandes, el cumpleaños es el momento de los festejos. El pastel, las velas, las canciones, los aplausos, los regalos...

    En cada cumpleaños recordamos a los propios padres. Fueron ellos quienes, desde su amor, se abrieron a la esperanza y a la vida. Fueron ellos quienes soportaron días y noches de lloriqueos o de caprichos. Fueron ellos quienes lavaron, compraron, levantaron, curaron, dieron de comer a un pequeñuelo indefenso y necesitado.

    Recordamos a otros familiares: hermanos, abuelos, tíos, primos, sobrinos. En cada familia, ¡cuántas relaciones no sólo de carne y de sangre, sino de afectos y de cariño sincero!

    Recordamos a educadores: en una primaria con niños que jugaban y que no sabían cómo escribir letras misteriosas, y en otras etapas de formación, donde hombres y mujeres dieron lo mejor de sí mismos para introducirnos en el mundo inmenso de la ciencia.

    Recordamos a médicos, enfermeros, practicantes, farmacéuticos, profesionales de la salud, que nos “cosieron” una herida profunda, que nos dieron la medicina adecuada para curar una infección maligna, que nos sonrieron para hacer más llevadero el momento de esa inyección tan dolorosa.

    Recordamos a catequistas, religiosas y laicos ejemplares; a sacerdotes que nos dieron los sacramentos, sobre todo ese magnífico regalo de la Eucaristía y ese encuentro purificador en cada confesión de los pecados.

    Recordamos, en definitiva, a Dios. Él quiso nuestra llegada al mundo. Él quiso acompañarnos en tantas situaciones difíciles y en tantas alegrías. Él quiso iluminar los momentos de oscuridad y de dudas. Él quiso abrir ventanas de esperanza ante la pérdida de un empleo, el inicio de una enfermedad, o las caídas en ese mal tan destructivo que se llamada pecado.

    Los festejos han terminado. Vuelve la vida ordinaria. El corazón ha sentido algo parecido al perfume de jazmines y al canto de los petirrojos: la belleza de una vida que inicia desde la bondad y que avanza, día a día, hacia el encuentro eterno con el Padre que nos ama, y con tantos seres queridos que fueron, o siguen siendo, faros de esperanza y de alegría.




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  • P. Fernando Pascual LC

    domingo, 15 de enero de 2012

    SER COMO ELLA...

    Ser como ella
    Autor:Reina del Cielo



    ¿Cómo hacerlo?. ¿Cómo puedo ser aunque más no sea un poco parecido a Ella?. Parece tan difícil, tan inalcanzable, tanta distancia hay entre la Pureza infinita de la Madre de Dios y nuestras debilidades cotidianas.

    Y sin embargo, se puede. Y justamente ese “se puede” esconde una parte enorme del misterio de la reconciliación de Dios con el hombre. María pudo, y tuvo un origen humano como todos nosotros, más allá de que Dios puso en Su Predilecta un origen Inmaculado que la elevó sobre el resto de la Creación. Pero Ella sigue siendo en su origen tan humana como tú, como yo.

    María es la felicidad de Dios encarnada, ya que más allá de todos los fracasos que hemos tenido los hombres a lo largo de los siglos en darle felicidad al Creador, Ella es el Santuario que recuerda a todo el Cielo que merecemos la Misericordia de Dios, porque si Ella pudo, otros podremos también.María fue el Arca de la Nueva Alianza, porque tuvo al Espíritu Santo en Ella desde siempre, y luego acogió al Verbo Encarnado, al que le dio vida como Hombre. María fue la Casa de Dios, el Hogar Perfecto para el mismo Divino Niño. Y así nosotros también tenemos que ser la Casa de Dios: nuestro corazón debe ser el hogar del Espíritu Santo, refugio de Dios, como lo fue María en su tiempo en la tierra.

    Y la Virgen también fue y es verdadera Corredentora, porque entregó todo al Padre, entregó a su Hijo Amado, y vivió místicamente lo que Jesús sufrió frente a sus propios ojos. Ninguna Criatura llevó jamás una Cruz más pesada que la de la Crucifixión de su Hijo. Sólo la Cruz de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre supera, y por mucha distancia, el sufrimiento de la Virgen. Y así tenemos que ser nosotros también corredentores, siguiendo el camino que María nos muestra. Tomar nuestra pequeña o gran cruz y seguirla, porque Ella nos lleva a Su Hijo, que nos espera, sabiendo que estamos en las mejores manos.

    María es la omnipotencia suplicante, es la oración hecha persona. Ella siempre oró a Dios, con sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos. Todo en María fue un canto al Creador. Y ahora más que nunca, en un mundo que parece no darse cuenta del peligro que lo acecha, Ella se nos presenta en muchos lugares para pedirnos oración: “oren hijitos míos, oren por los pecadores”.

    ¿Cuántas veces escuchamos este pedido?. Seamos como Ella una potencia suplicante, una oración cotidiana, un canto con el corazón abierto e inflamado de amor por Cristo, nuestro amado Jesús.María al pié de la Cruz, junto al Redentor. Y donde está el Cuerpo del Hijo, está la Madre. Ella nos lleva a la Eucaristía, al Milagro más admirado por los ángeles. ¿Y nosotros no nos damos cuenta de la majestuosidad del Dios de los hombres hecho Pan y Vino entre nosotros?. María nos lleva al Cuerpo y Sangre de Jesús, para que lleguemos como Ella al pie de la Cruz, cada día, en todos los Tabernáculos de la tierra.

    María, Reina de la Creación, lleva bajo Tu Manto a todos tus pequeños niños, para que sepamos imitarte como el verdadero modelo que Dios nos legó. Seamos como vos nos querés moldear, seamos dóciles y humildes alumnos de tu maternal escuela. Madre, deja que seamos a vos lo que Dios quiso que sea la naturaleza humana de Jesús: tu fiel reflejo.

    LOS PROBLEMAS...

    Los problemas...


    Cuentan que una persona deprimida por sus problemas ,propuso a un amigo pagarle una suma de dinero si la llevaba a algún lugar lugar donde no existieran éstos.
    El amigo aceptó con la condición que le pagara por adelantado.
    La persona aceptó la oferta y al día siguiente el amigo lo llevó al cementerio.
            
    Los problemas son parte de la vida, nosotros no tenemos la capacidad de impedirlos, lo que sí podemos definir es como reaccionamos ante ellos..

    SALMO 39: AQUI ESTOY PARA HACER TU VOLUNTAD...

    Autor: Ma. esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    Aquí estoy Señor para hacer Tu Voluntad
    Esa voluntad donde para cumplirla y acatarla hay que poner el corazón adolorido en sus manos y poco a poco el dolor se va suavizando.

    Aquí estoy Señor para hacer Tu Voluntad

    En la Presencia de Jesús Sacramentado
    DEL SALMO 39



    Hoy la mañana tiene un olor nuevo, está fresca y el cielo es de un azul purísimo. Parece anunciar que el invierno empieza a alejarse, el aire es más tibio, los pájaros pían gozosos adelantando primavera y mí alma se me queda en suspenso al llegar hasta tí, Señor, para este nuevo encuentro, porque hay algo que me turba...hay un gran contraste en el nuevo despertar de este hermoso día con el velo de tristeza que cubre mi corazón. Me parecía que el invierno, los nublados, los días sin sol estaban más acordes con mi pena... y ahora que todo tiene más luz, más alegría, me cuesta más ofrecerte mi corazón adolorido y decirte : "Aqui estoy, Señor para hacer tu voluntad"...

    Porque hacer tu voluntad implica hacer y ser como tu quieres y permanecer en Ti pase lo que pase... y así decimos en la oración del Padrenuestro y así se lo dijiste Tu a tu amado Padre en el Huerto de los Olivos, "que se haga Tu voluntad y no la mía".

    Muchas veces en el silencio de la Capilla quise atravesar la puerta del Sagrario con mis ojos llenos de lágrimas y poder ver tu rostro amoroso y rogarte en una súplica desesperada : ¡Jesús, ten piedad, Señor ten piedad!.

    Tú me mirabas y sentías pena por mí... lo se Jesús, porque te dolía mi dolor, porque me veías con la esperanza puesta en Ti... ¡en quién sino, Señor!, pero sabías que las cosas no iban a se así.... y no fueron.

    Fueron como Tu sabías desde siempre, que iban a ser.

    Tu que nunca te equivocas, nosotros si. Tu que siempre hiciste la voluntas del Padre sabías que la voluntad del Padre, en sus designios misteriosos, eran... y aquí estoy hoy ,Señor, de rodillas para decirte "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad" Esa voluntad tuya que a veces nos cuesta tanto entender y hacer.

    Salmo 39 "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

    Esperé en el Señor con gran confianza. Él se inclinó hacia mi y escuchó mis plegarias. Él me puso en la boca un canto, un himno a nuestro Dios: Aquí estoy, Señor , para hacer tu voluntad.

    Esa voluntad donde para cumplirla y acatarla hay que poner el corazón adolorido en sus manos y poco a poco el dolor se va suavizando, se va aquietando, va llegando el bálsamo de la paz. Ya en los ojos solo queda el temblor de las lágrimas que han cesado de correr y los labios repiten una y otra vez "aquí estoy , Señor, para hacer tu voluntad" y se muy bien cual fue tu voluntad y solo quiero pedirte fuerza y ánimo para seguir alabándote, y amándote por siempre. Amén

    LO QUE VALE LA PENA RECORDAR...

    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Lo que vale la pena recordar
    El mundo nos ha llenado de prisas, de reacciones ante lo inmediato y nos hacen dejar de lado recuerdos importantes, decisivos.
     
    Lo que vale la pena recordar

    Olvidamos muchas cosas. Nombres, calles, lugares, hechos, datos.

    Hay, ciertamente, olvidos que se agradecen. A nadie le gusta recordar cómo nos falló aquel amigo, qué nos hizo un compañero de trabajo, cómo sufrimos ante un fracaso.

    Pero otros olvidos nos dañan en lo más profundo del alma. Porque no es sano olvidar que no hemos pedido perdón a quien hemos ofendido, o que no hemos dado gracias a quien nos tendió la mano en el momento en el que más lo necesitamos.

    El mundo nos ha llenado de prisas, de reacciones ante lo inmediato. Los mensajes del teléfono móvil, o los que transmitidos y recibimos en las redes sociales (Facebook, Twitter y compañía) nos encadenan al presente, y nos hacen dejar de lado recuerdos importantes, decisivos.

    Frente a tantas prisas, y ante el desgaste continuo de una memoria frágil, hay que aprender a recordar lo que vale la pena.

    Porque vale la pena recordar que tenemos unos familiares, cercanos o lejanos, a los que debemos mucho y que esperan un poco de cariño.

    Porque vale la pena recordar a esos hombres y mujeres que de manera oculta permiten que funcionen la electricidad, el agua y las ambulancias.

    Porque vale la pena recordar que son muchos los corazones buenos que dejaron su tiempo e incluso su salud para enseñarnos, para curarnos, para tendernos una mano cuando más lo necesitábamos.

    Porque vale la pena recordar que el mundo no viene de la nada, sino que surge desde un Amor inmenso, desde un Dios que recuerda, eternamente, a cada uno de sus hijos.

    Hay cosas que vale la pena recordar. Más allá de lo inmediato, una memoria abierta y un corazón sensible harán posible recuerdos valiosos, desde los que cada uno podrá dar gracias o pedir perdón.

    Con una buena memoria, también el presente se hará más llevadero y el futuro será afrontado con humildad, alegría y esperanza, porque sabremos vivir cada día recordando el inmenso Amor que Dios nos ofrece cada día.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    sábado, 14 de enero de 2012

    HOY

    Hoy...


    HOY NO HERIRÉ A NADIE:
    Si alguien es descortés, si alguien es impaciente, si alguien es poco amable...Yo no responderé de la misma manera

    HOY PEDIRÉ A DIOS QUE BENDIGA A MI ENEMIGO:
    Si me encuentro con alguien que me trata ásperamente o injustamente, yo calladamente pediré a Dios que lo bendiga. Entiendo que el "enemigo" puede ser un miembro de la familia, vecino, compañero de trabajo o extraño.

    HOY TENDRÉ CUIDADO CON MIS PALABRAS:
    Elegiré cuidadosamente mis palabras, y tendré cuidado en no ser chismoso ni rudo.

    HOY CAMINARÉ UNA MILLA EXTRA:
     Buscaré la manera de compartir la carga de otra persona.

    HOY PERDONARÉ:
    Perdonaré cualquier ofensa o agravio que venga a mí.

    HOY HARÉ ALGO REALMENTE HERMOSO PARA ALGUIEN, PERO LO HARÉ SECRETAMENTE:
    Me acercaré y bendeciré la vida de otros anónimamente.

    HOY TRATARÉ A LOS DEMÁS COMO ME GUSTARÍA SER TRATADO:
    Practicaré la regla de oro: "Haz a otros lo que te gustaría que te hicieran a ti".

    HOY LEVANTARÉ EL ÁNIMO DE ALGUIEN QUE ESTÉ DESANIMADO:
    Mi sonrisa, mis palabras, mi expresión y mi apoyo pueden hacer la diferencia en alguien que esté en un mal momento.

    HOY CUIDARÉ MI CUERPO:
    Comeré comida sana. Comeré menos comida basura. Agradeceré a Dios por su obra en mí.

    HOY CRECERÉ ESPIRITUALMENTE:
    Hoy pasaré más tiempo en oración. Comenzaré leyendo algo espiritual e inspiracional; buscaré un lugar tranquilo y escucharé la voz de Dios.

    RECOMENZAR...

    Recomenzar...

    Perdí un juguete que me acompañó en mi infancia, pero gané el
    recuerdo del amor de quien me hizo ese regalo.

    Perdí mis privilegios y fantasías de niño, pero gané la oportunidad
    de crecer y vivir libre.

    Perdí a mucha gente que quise y que amo todavía, pero gané el
    cariño y el ejemplo de sus vidas.

    Perdí momentos únicos porque lloraba en vez de sonreír, pero
    descubrí que es sembrando amor, como se cosecha amor.

    Perdí muchas veces, muchas cosas en mi vida; pero junto con
    ese "perder" hoy intento el valor de "ganar". Porque siempre es

    posible luchar por lo que soñamos y porque siempre hay tiempo
    para empezar de nuevo.

    No importa en que momento te cansaste. Lo que importa es que
    siempre es necesario recomenzar. Recomenzar es darse una nueva
    oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y lo más importante... es creer en uno mismo.

    ¿Sufriste mucho en algún período?... fue aprendizaje.

    ¿Lloraste mucho?... sirvió para limpiar el alma.

    ¿Sentiste rencor?... fue para aprender a perdonar.

    ¿Estuviste solo en un momento?... tal vez fue porque cerraste la puerta.

    ¿Te sentíste solo?... mirá alrededor y encontrarás mucha gente que
    espera tu sonrisa para acercarse más a ti.

    Hoy es un excelente día para comenzar un nuevo proyecto de vida.

    Mirá alto, sueñá alto, anhelá lo mejor; la vida nos trae lo que
    anhelamos. Si pensamos pequeño, vendrá lo pequeño. Si pensamos
    firme en lo mejor, en positivo y luchamos para alcanzarlo, eso llegará.

    Recuerdá que aquellos seres cuyas vidas has tocado y aquellos otros
    que te han dejado su huella, siempre ocuparán un lugar especial en tu corazón.

    Arrojá lo malo a la basura, limpiá tu corazón y estarás listo para una
    nueva vida y para un nuevo amor.

    Si toda la vida es un camino y toda la vida es una búsqueda, aceptá
    (aunque duela) que toda la vida es una despedida. Y eso es crecer y
    acercarse a la plenitud.

    Despedirte de lo bueno que viviste, sin temor al futuro.

    Despedirte es dejar correr el río de la vida, que se lleva las aguas que estás viendo, para que aparezcan ante tus ojos aguas que todavía no viste y que están viniendo.

    Confiá en la vida, confiá en ti y ... ¡recomienzá!

    OH VIRGEN INMACULADA


    MAESTRA INCOMPARABLE EN EL CALLAR..

    Autor: Juan S. Clá Díaz | Fuente: Catholic.net
    Maestra incomparable en el callar
    La prudencia consiste en saber callar y saber hablar en el momento oportuno. María, prudente en el hablar ...como en el callar.
     
    Maestra incomparable  en el callar

    Una prueba muy elocuente de la prudencia de una persona consiste en saber callar y saber hablar en el momento oportuno; pues, como dice el Eclesiástico (III,7) hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar. En lo uno y en lo otro, María fue incomparable.

    Podría haber hablado, observa justamente un piadoso autor, manifestando a José el secreto misterio que se había obrado en Ella, despejando así el desconcierto del amantísimo Esposo; pero eso hubiera sido revelar el secreto del Rey del Cielo; se hubiera convertido en una celebridad para Ella; prefirió, pues, callar y dejó que hablase Dios por medio del Ángel.

    Habría podido hablar en Belén, cuando le fue negado el hospedaje, dando a conocer la nobleza de su linaje, su sublime dignidad; la humildad profunda y el deseo de sufrir, de conformarse con la voluntad divina, La llevaron al silencio y calló.

    Cuántas cosas habría podido decir a los Pastores y a los Magos que fueron a visitar al Divino Infante. Esto podría haber alborotado la adoración y la contemplación de esos santos personajes delante de Jesús: la gloria de Dios, la caridad para con los Magos y los Pastores le impedían hablar y se calló.

    Oía con admiración todo lo que decían para gloria del Hijo, de su celestial doctrina, de sus milagros; María, más que los demás Lo admiraba en su corazón, y en éste conservaba con cuidado aquellas palabras y aquellos hechos.

    El anciano profeta Simeón le predijo los destinos del Hijo y sus futuros y atrocísimos tormentos; María no dice una sola palabra, pues está dispuesta para todo; no ensalza su resignación, escucha, se ofrece a Sí misma en holocausto juntamente con el Hijo y calla.

    Por las mismas justísimas razones, se calla al pie de la Cruz, se calla en las tribulaciones, en las humillaciones, como por modestia, se calla en la alegría y en la gloria. Estas son las pruebas admirables de prudencia divina que nos ofrece el silencio de María: Tempus tacendi.


    Maestra insuperable en el saber hablar

    Maestra incomparable en el callar cuando se debe callar, se mostró también maestra insuperable en el hablar a tiempo, en lugar y manera conveniente, es decir, cuando y cuanto conviene para dar gloria a Dios y hacer bien a los hombres.

    También están aquí los hechos que lo prueban. Habló al Arcángel San Gabriel y no podemos dejar de admirar la prudencia de sus palabras. Habló a su prima Santa Isabel y sus palabras hicieron saltar de gozo, antes de su nacimiento, al futuro Precursor de su Hijo. Sus palabras fueron una profesión de humildad, de gratitud, un cántico de alabanza, un himno sublime de agradecimiento al Omnipotente: Magnificat anima mea Dominum.

    Habló con el Hijo en el Templo y sus palabras fueron una admirable demostración de afecto y de solicitud maternales.

    Habló en las bodas de Caná y con sus palabras quedó patente su compasiva misericordia con los necesitados y su ilimitada confianza en Dios. ¡Oh admirable prudencia de María, prudencia incomparable, tanto en el hablar como en el callar!...

    viernes, 13 de enero de 2012

    LA RISA DEL PAYASO..


    La risa del payaso
    Autor: Padre José Alcázar Godoy


    Hubo una vez un hombre muy sabio que con su sabiduría quiso guiar a todos hacia la verdad.

    Pero la gente no le hacía caso. Es un sabio alejado de nuestra realidad, decían.

    Él tenía en sus manos la llave del conocimiento, pero nadie quería tomarla; por eso estaba muy triste.

    Pero un día, al sabio se le ocurrió que la risa podía liberar el corazón de los afanes y egoísmos. Entonces abandonó los libros y se convirtió en un payaso.

    El payaso iba de pueblo en pueblo con la cara pintada y la ropa desaliñada, haciendo reír a todo el mundo, hombres, mujeres y niños, con sus payasadas.

    La gente, al escuchar sus tonterías, experimentaba una alegría que los sustraía de las inquietudes y sinsabores de su realidad.

    Mas cuando el payaso abandonaba el lugar, retornaban los afanes y las amarguras al corazón de los oyentes. Sin embargo, él se sentía feliz comunicando chispas fugaces de la verdad.
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