sábado, 26 de febrero de 2011

CHATEANDO CON JESÚS



CHATEANDO CON JESÚS

Señor, hoy quiero hablar contigo. Concédeme la luz
y la paz interior para ir hablándote paso a paso y
sentirme escuchado. Hoy es tiempo de una gran prueba
interior, tu purificación para conmigo. Te siento como
el Podador, estás arrancando de cuajo lo que no sirve
y preparas el terreno para que ello suceda: una prueba aquí,
una cruz allá, un disgusto aquí, una resistencia acá.

Estás transparentando la toma de conciencia de mis propias
respuestas interiores para convertirme.
Sé que tu forma de amarme es purificarme.
¿pero cual es hoy mi respuesta? En la alternativa, sabes
que muchas veces elijo mi propio parecer y evado la
respuesta evangélica que me haría vivir en paz y hasta
soportar con alegría la cruz.

Me doy cuenta que aspiro a pensar y a actuar sobrenaturalmente
con medios y actitudes exclusivamente humanos,
apareciendo entonces por doquier, las contradicciones
que frustran, desconsuelan y angustian.
Te estoy escuchando: "Yo soy la vid, vosotros los sarmientos...
Sin mí no podéis hacer nada". En estos momentos quiero comenzar
algo distinto: AYÚDAME, ven con tu hierro candente,
cámbiame, transfórmame y que aprenda a orar incesantemente
noche y día contigo.

No quiero contar más conmigo, deseo vencer mi orgullo y
dar un paso de humildad: Sin ti, no puedo hacer nada y nada soy.
Espero verte cara a cara en el misterio, charlar juntos
con confianza y fe, sin miedos y sin culpas.

Tú resucitaste, estás en espíritu y verdad, aquí, ahora,
junto a mí. Acepta mis miserias, te las entrego como lo
único que puedo ofrecerte y háblame al oído con tu
delicada dulzura.

Amen

viernes, 25 de febrero de 2011

ANIMO..


Animo..
Si el dolor te visitó, sin previo aviso.
Es comprensible que la emotividad te envuelva, ante los acontecimientos que te afectan en el amago de tu ser. Sin embargo, procura raciocinar.
Acuérdate del amparo de Dios, que te sustentó en otras situaciones difíciles.
Recuerda las palabras de Jesús, prometiendo consolación a los que sufren.
Acuérdate de los amigos espirituales que te auxilian y guían tus pasos, por entre caminos espinosos.
Equilíbrate en la certeza de que el tiempo es el solucionador natural de todos los problemas que no puedas resolver de inmediato.

Confía en Dios y sigue adelante.
Mañana comprenderás mejor las razones de los dolores, que, hoy padecen incomprensibles.

QUE POBRES SOMOS



Qué pobres que somos

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevo a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran las gentes del campo.
Estuvieron por espacio de un día y una noche completos en una granja de una familia campesina muy humilde.

Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:

-Qué te pareció el viaje?
-Muy bonito Papa!
-Viste que tan pobre puede ser la gente?
-Sí!
-Y que aprendiste?
-Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro. Nosotros tenemos una alberca que llega de una barda a la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin. Nosotros tenemos unas lamparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas. El patio llega hasta la barda de la casa, ellos tienen todo un horizonte de patio.

Al terminar el relato, el padre se quedo mudo....y su hijo agregó:

-Gracias Papá por enseñarme lo pobre que somos!

LA ALEGRÍA ESTÁ DENTRO


La alegría está dentro
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD



Dice, sobre el puente el amigo al amigo: “¡Contempla la alegría de los peces en el río!”

Mas el otro le replica: “¿Cómo tú, no-pez, conoces la alegría de los peces en el río?.”

El le responde: “Por mi alegría sobre el puente”.

Les doy mi gozo. Quiero que tengan en ustedes mi propio gozo, y que su gozo sea completo” (Jn 15,11).

El evangelio es buena nueva y comienza con una inmensa alegría para todos aquellos que esperan y necesitan u n salvador. El cristiano debe ser mensajero de gozo y testigo de la resurrección. La alegría que brota de su corazón revela la presencia de Alguien en quien confía y que es fuente de gozo, de paz y de todo lo bueno; por lo tanto la sonrisa no es fingida, sino un don que regala Dios a todos aquellos que lo buscan con sincero corazón: “se alegrarán cuantos en ti confían, exultarán por siempre” (Sal. 5,12).

“Desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios” (Is 40,10). Dios es la causa de la alegría y Él colmará todas las aspiraciones del ser humano. Quien pone los ojos y corazón en el Señor, podrá disfrutar de todo lo bueno de la creación, sin conocer el temor, la tristeza y la angustia. El alegrarse con Dios lleva a compartir la alegría con los otros, deseando y procurando la felicidad para el hermano.

“Entra en el gozo de tu Señor” (Mt, 25,21). La paz eterna, el gozo eterno, es un premio al haber corrido sin desfallecer, velando con las lámparas encendidas. El Gozo definitivo conlleva prescindir de todo gozo que no sea verdadero, aunque a veces haya que callar, sufrir, esperar.

Dios está con nosotros, está de nuestra parte; nuestro esfuerzo sólo consistirá en creer que Él puede hacernos completamente felices si es que lo amamos. Por lo que llevamos dentro, “por nuestra alegría sobre el puente”, podremos ver la alegría de los peces en el río.

Abrazando la cruz...para ti mujer


Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Abrazando la cruz...para ti mujer
Pon tu alma adolorida en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, y encontrarás el consuelo que jamás imaginaste.

Me han dicho que sufres, y que sufres mucho. Que sabías que había dolor en el mundo pero nunca pensaste en que a ti te alcanzaría... ¡Y en qué forma!

Quisiera llegar a tu corazón, mujer que sufres.

En cualquier parte del mundo existe el dolor, y a ti, seas del lugar que seas, te ha alcanzado su dardo. No se quién eres...tal vez la luna ha besado ya tus cabellos dejando en ellos sus rayos de plata y tus ojos tienen la profundidad de la experiencia de una larga vida compuesta de muchas realidades y ya muy pocos sueños...
Tu corazón sufre lo que jamás imaginaste, la amargura sin igual que te ha proporcionado ese hijo o hija en el que pusiste todas tu esperanzas, al que meciste en tus brazos, el que apretaste contra tu corazón para que nadie lo hiriese ¡por el que tanto te sacrificaste! y ahora... tu sola mujer, puedes conocer toda la magnitud de tu dolor.

También puede ser que seas joven, muy joven. Aún esperas, mejor dicho, esperabas mucho de la vida... aún resuenan en tus oídos las notas de aquella marcha nupcial en la mañana radiante en que unías tu vida a la de aquel hombre, que ahora ya, ¡no tienes a tu lado!... o tal vez, y permíteme que te diga que así es más profunda tu tragedia, lo tengas junto a ti y sin embargo la inmensidad de un abismo os separa... tal vez teniéndolo a tu lado te sientes infinitamente sola.

No lo se, quizá tengas el gran dolor de una madre que ve la cuna vacía... Oh, mujer, yo no lo se pero tu si sabes cual es tu historia y por qué te duele tanto el corazón, por qué hay veces que te pesa tanto la vida...

Yo no me atrevo a entrar en tu alma pero me acerco a ti con respeto y cariño. Quisiera llevar hasta ti, no el remedio a tus penas, pero si un poco de serenidad y paz, aún a pesar de tu dolor. Quiero pedirte que seas valiente y que no pierdas tu fe. Si te acercas a un Cristo clavado en una Cruz se abrirán tus ojos, pues no hay dolor como su dolor y que como bien dicen los teólogos de la Verdad: era suficiente solo una gota de sangre, la más ligera humillación, un solo deseo que hubiera brotado de su corazón, para la redención completa de la Humanidad y sin embargo...¡contémplalo! está en la Cruz para que sepas que su corazón te comprende, que pasó por todos tus dolores y más y ese Cristo es tu Dios que muere en un Cruz para que cuando sufras lo tengas muy presente.

Míralo bien. Dile que le das tu corazón herido para que de tus espinas florezcan rosas fragantes que deseas poner en sus llagados pies ¡clavados en la Cruz para esperarte! Se valiente.

Quisiera que grabaras en tu memoria pero sobre todo en tu corazón estas palabras hermosas y llenas de gran sabiduría: "No es el sufrir sino la manera de sufrir, lo que dignifica". Es preciso tratar bien a las espinas ¡más sufre el que las pisa que el que las besa!. Pasa por la vida heroicamente y poniendo tu alma adolorida en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, hallarás el consuelo que jamás imaginaste.

Quiero que seas valiente y que sonrías...Se que eso cuesta mucho pero aún voy a atreverme a pedirte más: que si hay alguien o algo que tienes que perdonar, que perdones. Perdona a quién robó tu calma, tu felicidad, a quién no tuvo reparo en destrozar tu vida, tus sueños, a quién te hundió en la soledad y el abandono. A quién te hizo mucho daño...¡perdónalo!.

Arranca de tu corazón hasta la más leve sombra de rencor y verás cuánta más luz hay en tu vida. Verás que así te sientes más buena y mucho más valiente para caminar con tu cruz. No lleves tu pesada cruz arrastras, abrázala contra tu corazón, esa cruz pesa mucho ya lo se, pero abrazada a ella ya es diferente y serás la mujer fuerte de la que nos habla el Evangelio, una mujer nueva y total.

¡Que el Señor nos de fuerza a todos, cuando el dolor nos alcanza, para abrazar nuestra cruz!

jueves, 24 de febrero de 2011

PENSAMIENTO MARIANO 3


Pensamiento Mariano


Virgen María, Nuestra Señora del Santísimo Sacramento, gloria del pueblo cristiano, gozo de la Iglesia universal,ruega por nosotros y concede a todos los fieles verdadera devoción a la Sagrada Eucaristía, siendo dignos de recibirla cada día.


Amén

Luz y Oscuridad


Luz y Oscuridad

 
Cierta vez existió debajo de la tierra una caverna. Durante toda su existencia había permanecido en la oscuridad. Un día una voz llamó: "Sube y ven hacia la luz, ven a ver la luz del Sol".

La caverna respondió: "No entiendo que quieres decirme; nada existe fuera de la oscuridad". Pero finalmente la caverna tuvo valor para subir y quedó sorprendida al ver la luz por todas partes. Entonces la caverna se dirigió al Sol y le dijo: "Ven ahora tú conmigo y conocerás la oscuridad."

"¿Qué es oscuridad?" preguntó curioso el Sol. La caverna insistió: "Ven conmigo y verás".

Un día el Sol aceptó la invitación. Al entrar, la caverna dijo: "Ahora verás mi oscuridad".

"¿Qué oscuridad?" preguntó curioso el Sol. La caverna insistió: "Ven conmigo y verás mi oscuridad". Pero no había ninguna oscuridad.

El mensaje es sencillo: La oscuridad no es nada más que la ausencia de luz y esto es fácilmente remediable. Depende de nosotros, de abrir los ojos para la luz y para la vida.

No importa la edad (recuerda que una vela siempre arde con la misma intensidad, independientemente de cuanto resta de cera).

Vivir nuestra luz mientras brilla, ilumina nuestra fe. Que podamos abrir los ojos, ver las cosas como son, y no apenas como las imaginamos. Vivir y al hacerlo iluminar la oscuridad de la vida de aquellos que amamos.

LUZ DEL MUNDO

Luz del Mundo
Autor: Gonzalo Gallo González




En Melbourne la Madre Teresa de Calcuta fue a visitar a un anciano ignorado por todos:

"Su habitación estaba desordenada y sucia. Intenté limpiarla, pero él se opuso. '¡Déjala, está bien así!'. Había una lámpara magnífica, cubierta de polvo. Le pregunté: '¿Por qué no la enciendes?' Me contestó: '¿Para qué, si nadie viene a verme? Yo no la necesito.' Le dije entonces: '¿La encenderías si las hermanas te viene a visitar?' 'Sí, con tal que pudiera escuchar una voz humana en esta casa, la encendería.' Así se hizo".

Y contaba la Madre Teresa que con el tiempo le llegó a Calcuta una misiva con estas palabras:

" 'Dile a mi amiga que la lámpara que prendió en mi vida sigue encendida.' Estos son los seres a los que tenemos que amar. El dinero no basta. Ellos necesitan servicio y amor. Pongamos el amor por obra; empecemos por nuestra familia."

Enciende luces en un mundo oscuro con el amor y la bondad, la fe y la solidaridad. ¡Tu vocación es ser luz del mundo!

EUCARISTÍA, MISTERIO DE LUZ, MISTERIO DE VIDA


Autor: SS Juan Pablo II | Fuente: Catholic.net
Eucaristía ¡Misterio de luz, Misterio de vida!
Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

"Sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

Reunidos ante la Eucaristía, experimentamos con particular intensidad en este momento la verdad de la promesa de Cristo: ¡Él está con nosotros!

(...)

¡Misterio de luz!

De luz tiene necesidad el corazón del hombre, oprimido por el pecado, a veces desorientado y cansado, probado por sufrimientos de todo tipo. El mundo tiene necesidad de luz, en la búsqueda difícil de una paz que parece lejana al comienzo de un milenio perturbado y humillado por la violencia, el terrorismo y la guerra.

¡La Eucaristía es luz! En la Palabra de Dios constantemente proclamada, en el pan y en el vino convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo, es precisamente Él, el Señor Resucitado, quien abre la mente y el corazón y se deja reconocer, como sucedió a los dos discípulos de Emaús "al partir el pan" (cf Lc 24,25). En este gesto convivial revivimos el sacrificio de la Cruz, experimentamos el amor infinito de Dios y sentimos la llamada a difundir la luz de Cristo entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

¡Misterio de vida!

¿Qué aspiración puede ser más grande que la vida? Y sin embargo sobre este anhelo humano universal se ciernen sombras amenazadoras: la sombra de una cultura que niega el respeto de la vida en cada una de sus fases; la sombra de una indiferencia que condena a tantas personas a un destino de hambre y subdesarrollo; la sombra de una búsqueda científica que a veces está al servicio del egoísmo del más fuerte.

Queridos hermanos y hermanas: debemos sentirnos interpelados por las necesidades de tantos hermanos. No podemos cerrar el corazón a sus peticiones de ayuda. Y tampoco podemos olvidar que "no sólo de pan vive el hombre" (cf Mt 4,4). Necesitamos el "pan vivo bajado del cielo" ( Jn 6,51). Este pan es Jesús. Alimentarnos de él significa recibir la vida misma de Dios (cf. Jn 10,10), abriéndonos a la lógica del amor y del compartir.

(...)

Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús: quédate con nosotros!

Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche.

Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.

Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la humanidad.

En la Eucaristía te has hecho "remedio de inmortalidad": danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.

Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.


Fragmentos de la homilía con ocasión del comienzo del Año de la Eucaristía el 17 de octubre de 2004.

miércoles, 23 de febrero de 2011

NADA TE TURBE

Nada te turbe Santa Teresa de Avila

Nada te turbe, nada te espante
todo se pasa,
Dios no se muda;
la paciencia todo lo alcanza
Quien a Dios tiene nada le falta;
solo Dios basta.

Si en las tristezas que te combaten acaso alguna
te acongojare,
sé valerosa,
no te acobardes,
que si son humo,
las lleva el aire.
Por eso dijo
la Santa Madre:
Nada te turbe,
nada te espante.

Si ellas porfían como importunas,
a más combates
sé más robusta.
Dirás que hay noche; lo sé, no dudes,
que a su despecho
la luz madruga.
No ames ni temas lo que no dura:
todo se pasa,
Dios no se muda.

¡Oh qué risueña
es la mañana,
si asoma el día
lleno de gracia!
Sí porque vibra,
rayos que apartan
las que antes eran sombras del alma.
Así es; ten pecho, aguarda, aguarda,
que la paciencia
todo lo alcanza.

La luz hermosa d e esta alborada,
luz que no alteran sombras opacas,
es Dios, que a impulsos de afecto, calma, cuando amanece,
nuestras borrascas; búscale ansiosa,
mira si le hallas. Quien a Dios tiene nada le falta.

Si a tanta dicha subes, repara,
que aunque haya bienes sólo Dios basta.

EL AVEMARÍA EN LA BIBLIA

El Avemaría en la Biblia:

El Avemaría en su primera parte es el saludo que el Ángel Gabriel le dirige a la Santa Madre de Dios, Maria inmaculada y la exclamación llena del Espíritu Santo, pronunciada por Santa Isabel su prima; Lucas capitulo 1 versículo 26 al versículo 56 donde se lee la Anunciación y la Visita de la Madre de Dios Maria Inmaculada a su Prima Santa Isabel (en la Biblia latinoamericana hay una excelente explicación de todos estos versículos), Mientras que la segunda parte del Avemaría es una petición que los cristianos le hacemos “que ruegue por nosotros pecadores…” como lo a hecho siempre, ejemplo en las bodas de cana, y nos dice «hagan lo que mi hijo les diga»

EL VALOR DE LA PERSONA

El valor de la persona


1) Para saber

En un mensaje dirigido a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con motivo del 60° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, el papa Benedicto XVI invitaba a reconocer la unidad de la familia humana y la atención a la dignidad innata de cada hombre y mujer. Ese ha de ser el objetivo de las funciones de la ONU.

La referencia a la dignidad humana es el fundamento para que los Estados protejan al hombre. La persona humana ha de estar en el corazón de las instituciones, las leyes, la cultura, la religión y de la ciencia.

2) Para pensar

Hay unos datos, que referidos a la fisiología humana, son llamativos y sorprendentes mostrando la maravilla que es ser hombre.

- Por ejemplo, saber que en nuestro cuerpo hay 800 mil millones de células trabajando continuamente y obrando todas en nuestro favor y en perfecta armonía.

- El cerebro cuenta con 13 mil millones de neuronas trabajando tan sabiamente a nuestro favor, que si las quisiéramos reemplazar por la computadora más perfecta del mundo, esa máquina ocuparía el sitio de un edificio de setenta pisos de alto.

- En los ojos Dios ha depositado 100 millones de receptores que nos permiten gozar de la magia de los colores, de la luz y de la simpatía de las personas.

- En los oídos hay 24 mil millones de filamentos que vibran con el viento, con el reír de los niños, con la suave música de las orquestas y al escuchar las palabras amables de las personas que estimamos.

- Somos los únicos seres sobre la tierra que podemos hablar, calmar al airado, animar al abatido, estimular al cobarde y decir “te amo”.

- Nos podemos mover, correr, bailar y hacer deporte, contando con 500 músculos, 200 huesos y 7 mil nervios sincronizados para obedecernos.

- Los pulmones son los mejores filtros del mundo. A través de 6000 millones de alvéolos purifican el aire que reciben y nos libran de desperdicios dañinos.

- Nuestro corazón es una maravilla: Bombea hora tras hora, 36 millones de latidos al año, despierto o dormido, impulsando la sangre a través de 100 mil kilómetros de venas y arterias, que llevan… más de 2 millones de litros de sangre al año.

- La sangre es un formidable tesoro: En los 4 litros hay 22 millones de células sanguíneas, y en cada célula hay muchas moléculas y en cada molécula hay un átomo que oscila más de 10 millones de veces por segundo.

- Cada día mueren 2 millones de nuestras células y son reemplazadas por 2 millones más, en una resurrección que ha continuado desde que nacimos.

- En el cerebro hay 4 millones de estructuras sensibles al dolor. 500 mil detectores táctiles y 200 mil detectores de temperatura

¿No vale la pena la vida? Y eso sin irnos a lo más fundamental: somos hijos de Dios y destinados a una felicidad eterna.

3) Para vivir

Vale la pena proteger al hombre y hacer valer sus derechos. El Papa declaraba en su mensaje que el fundamento de que esos derechos sean para todos los hombres es el origen común que tenemos: todos existimos por un designio creador de Dios.

Nuestros derechos se basan en la ley natural inscrita en el corazón del hombre y están presentes en las diferentes culturas y civilizaciones. No olvidemos proteger cada vida, que es invaluable e irrepetible.

Pbro. José Martínez Colín

NADA ES ETERNO..

NADA ES ETERNO..

Nada es eterno. Después de la tempestad vuelve la calma. La vida tiene sus ciclos. Hay épocas de riqueza y épocas de pobreza; épocas de enfermedad y épocas de salud; épocas de tristeza y épocas de alegría. Mientras vivas, tendrás períodos en los cuales todo te irá bien, pero también tiempos en los que todo parecerá estar estancado, tiempos en los cuales no lograrás nada. Hay ciclos largos y ciclos cortos. Un ciclo puede durar desde unas horas hasta varios años.

Los ciclos de energía baja son necesarios para la regeneración de tu cuerpo. Cuando tú no los aceptas y luchas para que las cosas se pongan a tu gusto, la inteligencia de tu organismo, como una medida autoprotectora, produce una enfermedad, con el fin de forzarte a detenerte, para que de este modo tenga lugar dicha regeneración. Pero si aceptas lo que te ocurre, confiando en que Dios todo lo permite para tu más grande bien, el ciclo negativo pasará antes de lo que te imagines, sin mayor dolor ni sufrimiento.
Por lo tanto, no te atormente si estás hundido en la marea baja de un fracaso tras otro, o de una tristeza tras otra, pues todo viene y todo pasa, y lo que estás viviendo en este momento pasará también.

Gra Baq

domingo, 20 de febrero de 2011

ORACIÓN A MARIA SANTÍSIMA POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS..


ORACIÓN A MARIA SANTÍSIMA
 POR LA SALUD DE LOS ENFERMOS..
Autor: Su santidad Juan Pablo II


Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,
participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo
sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos hacia Ti.
Alcánzanos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento
de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro "sí",
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar
sean para nosotros y para nuestros seres queridos,
prenda de un renovado empuje en la vida cristiana,
para que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado
encontremos la abundancia de la misericordia de Dios
y la alegría sin fin del Cielo.
Amén!

ORACIÓN DEL PERDÓN


Autor: P. Roberto De Grandis | Fuente: Catholic.net
Oración de Perdón
Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida.



Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar a todos los que me han ofendido en mi vida.

Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar.
Te doy gracias porque Tú me amas y deseas mi felicidad más que yo mismo.

"Señor Jesucristo, hoy quiero perdonarme por todos mis pecados, faltas y todo lo que es malo en mí y todo lo que pienso que es malo.

Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo, usando tablas de uija, horóscopos, sesiones, adivinos, amuletos, tomado tu nombre en vano, no adorándote; por herir a mis padres, emborracharme, usando droga, por pecados contra la pureza, por adulterio, aborto, robar, mentir.

Me perdono de verdad. Señor, quiero que me sanes de cualquier ira, amargura y resentimiento hacia Ti, por las veces que sentí que Tú mandaste la muerte a mi familia, enfermedad, dolor de corazón, dificultades financieras o lo que yo pensé que eran castigos. ¡Perdóname, Jesús, Sáname!

Señor, perdono a mi madre por las veces que me hirió, se resintió conmigo, estuvo furiosa conmigo, me castigó, prefirió a mis hermanos y hermanas a mí, me dijo que era tonto, feo, estúpido o que le había costado mucho dinero a la familia, o cuando me dijo que no era deseado, que fui un accidente, una equivocación o no era lo que quería.

Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo, falta de amor, o de afecto, falta de atención, de tiempo, o de compañía, por beber, por mal comportamiento, especialmente con mi madre y los otros hijos, por sus castigos severos, por desertar, por estar lejos de casa, por divorciarse de mi madre, por no serle fiel.

Señor, perdono a mis hermanos y hermanas que me rechazaron, dijeron mentiras de mí, me odiaron, estaban resentidos contra mí, competían conmigo por el amor de mis padres; me hirieron físicamente o me hicieron la vida desagradable de algún modo. Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor, de afecto, de consideración, de apoyo, por su falta de comunicación, por tensión, faltas, dolores o aquellos otros actos o palabras que me han herido o perturbado.

Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto, obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo, de comprensión, por sus malos hábitos, por cualquier mala acción que me puede perturbar.

Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos, que hayan interferido en la familia y hayan causado confusión, o que hayan enfrentado a mis padres.

Señor, perdono a mis parientes políticos, especialmente a mi suegra, mi suegro, perdono a mis cuñados y cuñadas.

Señor, hoy te pido especialmente la gracia de perdonar a mis yernos y nueras, y otros parientes por matrimonio, que tratan a mis hijos sin amor.

Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen la vida imposible. Por aquellos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan conmigo, intentan quitarme el trabajo. Les perdono hoy.

También necesito perdonar a mis vecinos, Señor. Por el ruido que hacen, por molestar, por no tener sus perros atados y dejar que pasen a mi jardín, por no tener la basura bien recogida y tener el vecindario desordenado; les perdono.

Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes, a mi congregación y mi iglesia por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad, malos sermones, por no apoyarme como debieran, por no usarme en un puesto de responsabilidad, por no invitarme a ayudar en puestos mayores y por cualquier otra herida que me hayan hecho; les perdono hoy.

Señor, perdono a todos los profesionales que me hayan herido en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados, policías, trabajadores de hospitales. Por cualquier cosa que me hicieron; les perdono sinceramente hoy.

Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente, por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo, por estar furioso o no ser dialogante, por no promocionarme, y por no alabarme por mi trabajo.

Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado así como a los actuales; a los que me castigaron, humillaron, insultaron, me trataron injustamente, se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido, me hicieron quedar castigado después del colegio.

Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado, han perdido contacto conmigo, no me apoyan, no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda, les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron.

Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar a esa persona que más me ha herido en mi vida. Pido perdonar a mi peor enemigo, la persona que más me cuesta perdonar o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría. "Gracias Jesús, porque me estás liberando del mal de no perdonar y pido perdón a todos aquellos a los que yo también he ofendido.

Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí hasta ellos. Amén.

RECETA SECRETA PARA LA FELICIDAD

Receta secreta de la felicidad
(Porciones para toda la familia... con el sabor de lo nuestro)

INGREDIENTES
1 kilogramo de recuerdos infantiles
2 tazas de sonrisas
2.5 kilogramos de esperanzas
100 gramos de ternura
5 latas de cariño
40 paquetes de alegría
1 pizca de locura
8 kilogramos de amor
5 kilogramos de paciencia

PREPARACIÓN
1.- Limpia los recuerdos, quitándoles las partes que estén echadas a perder o que no sirvan, Agregarle una a una las sonrisas, hasta formar una pasta suave y dulce.
2.- Ahora, añade las esperanzas y permite que repose, hasta que doble su tamaño.
3.- Lava con agua cada uno de los paquetes de alegría, pàrtalos en pequeños pedacitos y mezcla con todo el cariño que encuentres.
4.- Aparte, incorpora la paciencia, la pizca de locura y la ternura cernida. Reserva.
5.- Divide en porciones iguales todo el amor y cúbrelos con la mezcla anterior.
6.- Hornéalas durante toda tu vida en el horno de tu corazón.
7.- Disfrútalas siempre con toda tu familia... con el sabor de lo nuestro.
**Consejo: Puedes agregar a la mezcla anterior dos cucharadas de comprensión y 300 gramos de comunicación para que esta receta te dure para siempre.**

LA ABEJA Y EL HOMBRE




Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
La abeja y el hombre
En una familia de abejas cada quien tiene un lugar en la colmena mientras sirve para algo...¿En algo se parecen? Ojalá solo en lo bueno.



Las abejas, en general, gozan de buena fama. Bueno, tienen buena fama siempre que no nos dejen el grato recuerdo de su aguijón y de su veneno... Las abejas son famosas por su miel y su jalea real. Se nos presentan como un complejo modelo de laboriosidad, de “altruismo”, de organización eficaz, de vida comunitaria productiva.

Por eso en algunos nace, casi de modo espontáneo, el comparar a las abejas (y hormigas) con los hombres. El hombre, como la abeja, vive en sociedades enormemente complicadas y, a la vez, altamente organizadas. El hombre, como la abeja, consigue niveles muy altos de productividad. El hombre, como la abeja, es capaz, en modo altruístico, de arriesgar su vida por los demás, por “la especie”.

En estas comparaciones, sin embargo, se pueden cometer errores más o menos graves. Quienes trabajan más de cerca con las abejas, saben bien que el “altruismo” termina pronto. Cuando una obrera, envejecida después de intensos días de trabajo, ya no puede valerse por sí misma, puede ser arrojada fuera de la colmena. Muchas veces morirá a la entrada, sin que nadie le tienda una pata para que entre en casa y reciba una asistencia médica terminal...

La lógica organizativa de una familia de abejas es férrea: cada quien tiene un lugar en la colmena mientras sirve para algo. Apenas el servicio termina, pierdes tu puesto, y sólo te queda morir en algún lugar donde no obstaculices el frenético ir y venir de quienes todavía pueden trabajar. Incluso la abeja más privilegiada, la reina, corre el riesgo de perder todo su poder cuando envejece. Las obreras, que notan sus pocas energías y que pone un número bajo de huevos diarios, deciden dejarla de lado para construirse reinas nuevas y más fuertes.

Desde luego, es un error acusar a las abejas de “injustas” y de “explotadoras”. Como los demás animales, siguen comportamientos fijos según el propio instinto. Pero sí nos asusta el que puedan darse (y no hablamos de hipótesis irrealizables) sociedades humanas que dejen de lado a quienes, después de años de servicio y de vida profesional y familiar, entran a formar parte de la “tercera edad”.

Cuando un hombre envejece, o cuando sufre un accidente que produce una invalidez más o menos grave, deja de producir, al menos no tanto como antes. A la vez, necesita más ayuda de los demás para poder llevar una vida digna. Se hace más dependiente. Y, por desgracia, para algunos, se convierte en un peso social, en un costo sanitario o en un problema para una vida familiar dinámica y alegre.

En la colmena, también, viven los “zánganos”. Entre los apicultores no faltan quienes alaban la utilidad del zángano, no sólo porque gracias a ellos las reinas pueden fecundarse, sino porque una colmena fuerte recibe de los numerosos zánganos que la pueblan algo de calor y un cierto sentido de seguridad. Pero también es verdad que el zángano no ayuda en los intensos trabajos de la colmena, y por eso está condenado a desaparecer cuando la comida escasea y cuando la colmena prefiere dedicarse a lo fundamental.

En los momentos de crisis y de hambre, los hombres no actuamos así. Ciertamente, siempre habrá quienes no sólo quitan el pan del vecino, sino que incluso prefieren llenar su propio estómago aunque los hijos se ahoguen en cataratas de lágrimas y en dolores de hambre. Monstruos los hay en todas partes. Pero es mucho más frecuente el ejemplo de miles y miles de personas que alivian el hambre, el dolor o la soledad de otros hombres y mujeres que viven en condiciones dramáticas. Alguno pensará que este comportamiento no es productivo, y que en esto las abejas son más eficaces que nosotros. Pero el hombre, que vale no por lo que hace, sino por lo que es, sabe que no puede despreciar a ninguno de sus semejantes. Incluso si se trata de un bandido o de un ladrón. ¿No invitaba Jesús a sus discípulos a visitar a los presos y a perdonar a los enemigos?

Hay, por lo tanto, semejanzas entre los hombres y las abejas, pero hay también diferencias fundamentales. La mayor de todas es que los hombres necesitan aprender a vivir juntos. Por eso no siempre una sociedad consigue la paz y la armonía entre quienes la componen. El reto de la educación consiste en lograr que cada nuevo niño aprenda a vivir con los otros. No sólo para producir y para generar riqueza, sino para aprender que el dar es más importante que el recibir. Y para aprender que, cuando los avatares de la vida no nos permitan compartir nada, porque ya nos falta la salud o el dinero, quedará en muchos la posibilidad de responder con una sonrisa y un gesto de gratitud hacia quienes cuiden del pobre, del enfermo y del marginado. Aunque, para algunos, dedicarse a la beneficencia no sea productivo...

sábado, 19 de febrero de 2011

PACIENCIA



Paciencia


Debes aprender que, con paciencia, puedes mejorar tu destino.
Debes saber que, mientras más tenaz sea tu paciencia, más segura será tu
recompensa.

No existe ningún gran logro que no sea el resultado de un trabajo y de una espera pacientes. La vida no es una carrera.
Ningún camino será demasiado largo para ti si avanzas sin prisa.

Evita, como la peste, todo carruaje que haga un alto para ofrecerte un rápido viaje a la riqueza, la fama y el poder.
La vida tiene condiciones tan duras, hasta en sus mejores momentos, que las tentaciones, cuando hacen su aparición, pueden destruirte. ¡Camina! Puedes hacerlo.

La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce.
Con paciencia puedes soportar cualquier adversidad y sobrevivir a
cualquier derrota.
Con paciencia puedes controlar tu destino y tener lo que desees.
La paciencia es la clave de la satisfacción para ti y para los que
deben vivir contigo.
Comprende que no puedes apresurar el éxito del mismo modo que los lirios del campo no pueden florecer antes de la primavera.

¿Qué pirámide se construyó alguna vez si no fue piedra sobre piedra?
¡Cuán pobres son los que no tienen paciencia!
¿Qué herida sanó alguna vez a no ser poco a poco?.
Todos los inapreciables atributos que los hombres prudentes proclaman como necesarios para alcanzar el éxito, son inútiles si no tienes paciencia.

El ser valiente sin paciencia puede matarte.
El ser ambicioso sin paciencia puede destruir la carrera más prometedora.
El esforzase por alcanzar la riqueza sin paciencia no hará sino
separarte de tu magra bolsa.

El perseverar sin paciencia es siempre algo imposible.

¿Quién puede dominarse, quién puede perseverar sin la espera que es uno de sus atributos?
Empléala para robustecer tu espíritu, para dulcificar tu carácter, para calmar tu enojo, para sepultar tu envidia, abatir tu orgullo, frenar tu lengua, contener tu mano y entregar todo tu ser, a su debido tiempo, a la vida que mereces.

GRATITUD DE AMIGO


Gratitud de amigo
Autor: Padre Zezinho

Por la amistad que me profesas,
por mis defectos que no notas,
por mis valores que estimulas,
por mi fe que alimentas,
por esta paz que nos transmitimos,
por este pan de amor que repartimos,
por el silencio que dice casi todo,
por esa mirada muda que reprueba, por esa mirada que dice:
-¡Amigo, vas hacia adelante!,
porque no te callas y no consientes,
por la pureza de estos sentimientos,
por estar presente en todos los momentos, aun cuando estás ausente,
por ser feliz cuando me ves contento,
por estar triste cuando estoy entristecido,
por reír conmigo cuando estoy alegre,
por reprenderme cuando estoy equivocado,
por mi secreto que siempre guardaste,
por tu secreto que sólo yo conozco, y
por darme cuenta que apenas lo merezo,
porque en cada instante me acercas a Dios,
por ese amor fraterno tan constante,
por todo esto y mucho más yo te digo:
-Dios te bendiga, mi querido amigo.

CON MARÍA, UNA BARCA QUE SE ALEJA



Autor: Ma. Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Con María, y una barca que se aleja
Me tomas de la mano y me conduces a la orilla del lago, justo a tiempo para ver al Maestro y los discípulos subir a una barca y alejarse.

Leo el Evangelio según San Marcos (6,30-34).

Lo leo, Madrecita, refugiada en tu Corazón, pues por experiencia he aprendido que es el mejor sitio para escuchar a tu Hijo, para aprender sus enseñanzas y sacar el mayor fruto en mi propia vida.

Así pues, mirando tu pequeña imagen de Luján, el corazón se va a aquella casa, donde Jesús está con sus discípulos y “los que iban y venían eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer”…

Me acompañas, dulce Madre, me tomas de la mano y me sientas muy cerquita del Maestro, para escuchar su Palabra…

Cada palabra, cada mirada de Él, es bálsamo exquisito para mi alma dolorida. En un momento, al ver tanta gente, Jesús les dice a los discípulos: “Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco”. Se despide de nosotras y se aleja.

- ¿Adónde va, Madre? ¿Podemos seguirle?

Me tomas de la mano y me conduces a la orilla del lago, justo a tiempo para ver al Maestro y los discípulos subir a una barca y alejarse. Una honda pena me llena el alma. Jesús se aleja… se va… o lo que es peor, no puedo seguirle. Y las olas del lago marcan la distancia con acompasado canto en la orilla.

- Madre ¿Qué hago ahora?

- Aprende, hija, aprende. Mira las aguas ¿Qué ves?

Sin comprenderte aun y sin pensar un poco más allá de lo que tengo a la vista, te digo sorprendida:

- Pues… agua, Madre… el agua es… solo agua…

- No si la miras con el alma, hija. Vamos, atrévete, te sorprenderás.

Y de tu mano dejo a mi alma mirar con sus ojos. Y el agua ya no es agua. Las olas no son olas, sino que son… son todos mis miedos, mis olvidos, mis excusas, mis pecados. Todo lo que no me permite seguir a Jesús por donde va. Y mi alma gime en una pregunta:

- Madre ¿Qué hago? ¿Cómo paso por encima de todo esto? ¿Cómo torno en puente estas aguas turbulentas?

Me abrazas suavemente y me acaricias el cabello. Siente mi corazón inmensa paz. Siente mi alma que aun no se acabaron los caminos.

- No es un puente el único camino para llegar, hija. Además, en la barca se van las herramientas que necesitas para construirlo. No, no puedes hacer un puente.

- ¿No hay esperanza, entonces, Madre?

- Siempre la hay, querida hija, siempre…Mira a tu alrededor.

Allí noto que “les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos”

- ¿Rodear el lago, Madre? ¿Ir por tierra siguiendo al que va por las aguas? ¿Cómo llegaré? Es demasiado lejos… no podré, Maria, lo siento…

- ¡Vaya, que pronto bajas los brazos!

- Es… que conozco mis fuerzas y sé que no podré.

- Bien dices, hija. Conoces “tus” fuerzas, pero ¡Te aseguro que desconoces las mías!

- No te comprendo, Madre.

Y estiras tu mano segura hacia la mía, vacilante. Tu mano es segura, brillante, purísima ¿Cómo negarme a tomarla? Y la aprieto con todas mis fuerzas.

- ¿Lista?-me dices sonriente- Prepárate, hija mía, prepara tu alma para el milagro.

Y, antes que alguna pregunta turbase tan delicado momento, comienzas a correr por la orilla. Me llevas. Siento los pies ágiles y el corazón liviano. Conoces todos los atajos, todos los secretos del camino. La gente corre a esperar a Jesús y noto que, de tu Mano, voy más rápido. Y compruebo que eres el camino más corto, perfecto, fácil y seguro para llegar a Jesucristo.

Estamos a pocos metros de la barca. Jesús nos ve llegar. Tu, espléndida, yo, jadeante, asombrada, feliz… Las demás personas nos miran con asombro pues no comprenden cómo hemos llegado antes que ellos.
Recupero el aliento mientras Jesús se nos acerca.
Te abraza. Le hablas de mí. El Maestro me mira y se compadece.

Las palabras se me han volado… no hacen falta. Él conoce bien cada dolor, cada espina de mi corazón, cada pecado cometido.

El Maestro, entonces, se dispone a enseñarnos.
Te sientas a mi lado, Madre, y das a mi alma el mejor de los consejos, el que repites a cada devoto tuyo: ”Haz todo lo que Él te diga”

El alma se va serenando. Apoyo mi cabeza en tu hombro mientras le escucho. Cuando Jesús hace unos segundos de silencio, tú te apresuras a explicarme lo que no entendí.

Ya cae la noche, el sol se ha escondido por completo en la ventana de la parroquia. Ya no estoy sentada a la orilla del lago sino en el banco… pero aún siento Tu Mano entre las mías… Al mirarlas, veo con alegría que aun sostienen el Rosario, rezado antes de Misa…

Te había pedido abrazar al Maestro cuando terminase de hablar, pero temí no poder hacerlo por tanta gente que había a su alrededor. Pero recordé tus palabras: “¡Tu no conoces mis fuerzas!”. Y me diste el regalo del abrazo con Jesús. No a la orilla del lago, sino en la Eucaristía. Un abrazo de Corazón a corazón. Un abrazo lleno de palabras, de lágrimas, de caricias, de alivio para el alma.
Ahora sé que muchas veces sentiré que Jesús se aleja y unas olas de dolor, de olvido y hasta de pereza intentarán separarme de Él. Sé, Madre, que entonces deberé tomar tu Mano y correr contigo, porque Tú conoces todos los caminos para llegar a Él… todos los atajos, todos los secretos.


Amigo mío, amiga mía que lees este sencillo relato. Cuando sientas que las olas del dolor, del olvido, la indiferencia… o cualquier otra, te separe del Maestro, corre con tu corazón a los pies de María. Pídele te dé su Mano para seguir a Jesús. Ella es el camino más corto, fácil, seguro y perfecto para llegar al más ansiado de los destinos: El Corazón de Jesús.
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