Vacaciones, oportunidad para ser mejor familia
El descanso abre al hombre, sujeto a la necesidad del trabajo, la perspectiva de una libertad más plena
Por: Paulette Luca Cataño | Fuente: Siame.mx
Hemos llegado rápidamente a la mitad de este año, y junto a esto llega -en México y muchos otros países- el periodo de vacaciones, un don de Dios y una oportunidad que nos ayuda a fortalecer el cuerpo y el espíritu. En esta época del año, las familias tienen la posibilidad de descansar, convivir más, pero sobre todo, tienen la oportunidad de mejorar.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que “El descanso abre al hombre, sujeto a la necesidad del trabajo, la perspectiva de una libertad más plena. (…) El descanso permite a los hombres recordar y revivir las obras de Dios, desde la creación hasta la Redención, reconocerse a sí mismos como obra suya, y dar gracias a Dios por su vida (…)”.
Cuando Jesús visitó a las hermanas Martha y María; la primera no dejaba de trabajar y la segunda se sentó a los pies de Jesús para escuchar sus enseñanzas. Él le dice a María que ha escogido la mejor parte (Lucas 10, 38-42). Algo muy importante que nos enseña este pasaje es que una de las mejores formas de aprovechar nuestro tiempo es dedicándolo a nuestra relación con Dios y dejando que Él nos acompañe y nos enseñe a ser mejores personas.
En artículos anteriores te he recomendado algunas ideas para convivir como familia y crecer en la fe. Ahora te propongo un ejercicio de reflexión y evaluación personal para cuando tengas un momento de descanso y pausa de la vida diaria. Puedes realizarlo en un ambiente de silencio, oración o frente al Santísimo y escribir las ideas o propósitos más importantes.
1. Mi persona. ¿Busco ser una mujer o un hombre de bien? ¿Cuido mi trabajo y doy mi mejor esfuerzo? ¿Cuido mi salud? ¿Trato de cumplir mis propósitos, mis metas, mis sueños?
2. Mi vida espiritual. ¿Vamos a Misa los domingos mi familia y yo? ¿Tenemos algún momento de oración en el día? ¿Tratamos de hacer obras de caridad o misericordia hacia las personas más necesitadas?
3. Mi matrimonio. ¿Busco hacer feliz a mi pareja con pequeños detalles? ¿Cuáles son las áreas que tenemos que mejorar? ¿Le he preguntado si quisiera que mejorara en algún área de nuestra relación? Le he preguntado: ¿Hay algo que pueda hacer por ti hoy?
4. Las bases de mi familia. ¿Qué aspectos necesitamos mejorar como familia? ¿Deberíamos dedicarnos más tiempo de calidad, tener más organización, etc.? ¿Cómo podemos mejorar la comunicación para prevenir problemas o discusiones? ¿Tenemos bases sólidas de amor y confianza o necesitamos reforzarlas?
5. Nuestros hijos. ¿Cuáles son los valores que le estoy enseñando a mis hijos? ¿Cuál es el ejemplo que quiero que mis hijos tengan de mí? ¿Qué me enseñaron mis padres que me gustaría transmitirles a ellos?
Cambiar es un proceso difícil, pero no imposible. Es mejor pensar en los beneficios a largo plazo que estos cambios positivos traerán a tu vida matrimonial y familiar.
Además, vacaciones no necesariamente significa un viaje o no hacer nada, también puede ser un fin de semana dedicado sólo a tu familia para renovarse, fortalecerse y superarse. Lugares para visitar siempre van a existir, pero lo que no regresa es el tiempo de calidad para amar y educar a tus hijos.
Benedicto XVI nos motiva con estas palabras: “Jesús promete que dará a todos descanso, pero pone una condición: Tomen sobre ustedes mi yugo, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón. ¿En qué consiste este yugo que en lugar de pesar, aligera, y en lugar de aplastar, alivia? El yugo de Cristo es la ley del amor.
Espero que en estas vacaciones, Dios te bendiga de manera especial con la gracia de su amor y de su Espíritu Santo para que puedas acompañar y guiar de la mejor manera a tus hijos y encaminarlos a que siempre sean hombres y mujeres de bien.