HISTORIA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
La compañía de Jesús es una orden religiosa de la Iglesia Católica, fundada en 1540 por San Ignacio de Loyola y un grupo de universitarios de la Universidad de París de diversas procedencias. Los "primeros compañeros", inicialmente no pensaron en fundar una nueva orden religiosa, mas con el paso del tiempo, influenciados por su profunda experiencia de Dios y por la crisis que enfrentaba la Iglesia en tiempos de la Reforma protestante, maduraron la idea de conservar una vinculación especial entre ellos, conformando un cuerpo eminentemente apostólico y eclesial. Así, cuando en el mundo comenzaban a soplar los vientos de la modernidad, nace la Compañía de Jesús como un impulso fresco y renovador para la Iglesia y la vida religiosa; sus miembros, posteriormente, recibirán el nombre de "jesuitas".
Desde sus inicios, el principal fin de la Compañía ha sido reunir a hombres generosos de toda raza y nación que se ofrezcan incondicionalmente a comunicar el mensaje de Jesucristo al mundo; hombres que fundan su espiritualidad en la experiencia de los Ejercicios Espirituales de san Ignacio, la mayor riqueza que porta la Compañía. La finalidad de la compañía ha sido formulada en sus Constituciones, como defensa y propagación de la fe y está hoy enriquecida por la Congregación General 32, como servicio de la fe y promoción de la justicia que la misma fe exige. La misma C.G. 32 señala que ser jesuita es reconocer que uno es pecador, pero llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue san Ignacio.
Ignacio escribiendo las Constituciones de la Compañía
Esto supone que todo tipo de apostolado que se oriente a este fin es de interés para la Compañía. De allí que su carisma, que brota de los Ejercicios y está sintetizado en las frases ignacianas “a la mayor gloria de Dios” y “en todo amar y servir” sea múltiple y la conduzca a una gran variedad de apostolados: educación, sacramentos, investigación, arte, proyección social, etc
Ignacio propone los siguientes criterios para ayudar a la Compañía a discernir los apostolados que debe promover:
- donde haya más necesidad,
- donde haya mayor "deuda de gratitud",
- donde el bien sea más universal,
- donde el mal sea más manifiesto,
- donde las obras sean más urgentes,
- y donde el trabajo sea más importante.
La palabra más, o magis, impregna todas la características del jesuita, puesto que nunca se
conforma con lo establecido sino que siempre aspira al mayor servicio de Dios.
Actual Prepósito General de la Compañía de Jesús,
P. Peter-Hans Kolvenbach, S.J.
La Compañía ha tenido una especial intervención en la historia de la Iglesia y del mundo. Para la persecución de sus objetivos casi siempre ha desenvuelto un rol protagónico allí donde su misión lo exigía. Esto ha supuesto el afecto incondicional de mucha gente, pero también el rechazo de personas que no comprendían sus reales motivaciones. De allí que toda la orden es suprimida en 1773, para ser restaurada en 1814. Con todo, cercanos a cumplir cinco siglos de historia, los jesuitas han extendido su misión por todos los continentes, y a inicios del siglo XXI continúan trabajando con especial atención a los retos del mundo moderno en todos los lugares donde la Iglesia y el Papa les envían. Para la Compañía las fronteras y los límites no son obstáculos sino nuevos desafíos, nuevas oportunidades por las que alegrarse.