martes, 22 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 22 DE NOVIEMBRE 2016


Confiar sólo en Cristo
Lucas 21, 5-11. Martes XXXIV. Tiempo ordinario. Ciclo C. 


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por estar aquí; por regalarme este momento de encuentro contigo. Sabes que quiero creer más en Ti. ¡Aumenta, por favor, mi fe! Deseo abandonarme en tus brazos amorosos igual que un niño pequeño en los brazos de su mamá, ¡Aumenta mi confianza en Ti! Anhelo ser para Ti un lugar de descanso, una morada donde todos puedan encontrarte, ¡aumenta mi amor!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando: todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?".
Él les respondió: "Cuídense que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy, Jesús, me regalas una palabra que quiere tocar mi vida, que quiere transformarla. Me hablas de la confianza en ti.
Al ver que muchos ponderaban la hermosura del templo, les dices que todo será destruido y no quedará piedra sobre piedra. Hablas a quienes creían que eran buenos por tener un edificio bello, grande y dedicado a Ti. ¡Cuántas veces yo pienso algo similar Señor! Me escudo bajo el nombre de cristiano y me siento «bueno» porque no mato, ni robo, ni soy tan malo como otros. Me siento contento y seguro con lo que puedo alcanzar por mis medios y por mis fuerzas en mis actividades apostólicas.
¿Cuántas veces me ha pasado que cuando las cosas no salen como yo pensaba, cuando no he podido alcanzar mis metas, cuando experimento el dolor en mí o en los que más quiero, te culpo y creo que me has defraudado? No me doy cuenta que si tantas veces me he sentido así, se porque he puesto mi confianza en mí, en mis medios, en tantas cosas… más no en Ti.
Señor, tantos me han engañado y han hecho sufrir mi corazón. Me he dejado seducir por el dinero, el placer, el poder… en resumidas cuentas, por el pecado, y, al final, me he encontrado vacío, triste y herido. No lo quiero más. Ayúdame, Jesús, a confiar sólo en Ti y sólo en Ti.
«La salvación de Dios proclamada tiene el carácter de un poder invencible que vencerá sobre todo. De hecho, después de haber anunciado a sus discípulos las terribles señales que precederán su venida, Jesús concluye: “Cuando empiece a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza; se acerca su liberación”. Y, si san Pablo habla de un amor “que crece y rebosa”, es porque el testimonio cristiano debe reflejar esta fuerza irresistible que narra el Evangelio. Jesús, también en medio de una agitación sin precedentes, quiere mostrar su gran poder, su gloria incomparable, y el poder del amor que no retrocede ante nada, ni frente al cielo en convulsión, ni frente a la tierra en llamas, ni frente al mar embravecido. Dios es más fuerte que cualquier otra cosa.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un misterio del rosario pidiéndole a la Virgen que me ayude a confiar más en Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL DIOS DE JESÚS


El Dios de Jesús



Por: Escuela de la Fe | Fuente: Tiempos de Fe, año 1, No. 5, 




El Dios de Jesús

En la Biblia se nos habla de Dios; ya en el antiguo testamento a través de imágenes se nos explica cómo es Él. Jesús las recoge y perfecciona para darnos a conocer la auténtica imagen de Dios. 

Dios es bueno y cariñoso.
"Cuando Israel era joven, lo amé; yo enseñé andar a Efraín, le alzaba en brazos; él no comprendía que yo le curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor le atraía; era para ellos como el que levanta un niño contra su mejilla, me inclinaba y le daba de comer".

Dios es tierno y delicado.
"Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa; se acuerda de que somos barro.

Dios es compasivo y misericordioso.
 "El señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, no estás siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestros pecados si nos paga según nuestras culpas". 


Dios nos guía y acompaña.
"El señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan".

Dios nos cuida y protege. 
"No andéis agobiados pensando que vais a comer o que vais a beber o con que os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.

Dios nos defiende y ayuda. 
"Tú que habitas al amparo del altísimo, que vive a la sombra del omnipotente, di al señor: Refugio de  mío, alcanzar mío, Dios mío, confío en ti. Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo su salas te refugiarás; su brazo es escudo y armadura. No te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, por qué a sus ángeles ha dado órdenes, para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, que tu pie no tropiece en la piedra".

Dios está atento y cercano a nosotros. 
"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se vende en un par de gorriones por unos cuartos?. Y, sin embargo, ni un solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro padre. Pues hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. Por eso no tengáis miedo: No hay comparación entre vosotros y los gorriones".

Dios nos escucha y atiende.
"Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto  más vuestro padre del cielo, dará cosas buenas a los que le piden!

Dios nos comprende y disculpa. 
"¿Es mi hijo querido Enfrían? ¿Es el niño de mis delicias? Siempre que lo reprendo, me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión".

Dios es  libertador y Salvador del oprimido.
"Dios hace justicia al oprimido, da pan a los hambrientos, libertad a los cautivos, abre los  ojos al ciego. El señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la vida".

Dios es amparo y socorro de los débiles.
"Eres dios de los humildes, socorred de los pequeños, protector de los débiles, defensor de los desanimados, salvador  de los desesperados.

Dios nos  acoge y nos perdona 
"Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta".

Dios es amor.
"Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que mando al mundo a su hijo único, para que vivamos por medio de él".

Dios es padre.
"habéis recibido  no un espíritu de esclavitud, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ABBA (padre). Vosotros orad así: Padre nuestro del cielo.

HOY 22 DE NOVIEMBRE CELEBRAMOS A SANTA CECILIA, PATRONA DE LOS MÚSICOS


Hoy 22 de noviembre celebramos
 a Santa Cecilia, Patrona de los músicos



 (ACI).- Santa Cecilia es una de las mártires de los primeros siglos más venerada por los cristianos. Se dice que el día de su matrimonio, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios en su corazón. Su fiesta se celebra el 22 de noviembre y es representada tocando un instrumento musical y cantando.

Las “actas” de la santa la presentan como integrante de una familia noble de Roma. Solía hacer penitencias y consagró su virginidad a Dios. Sin embargo, su padre la casó con un joven llamado Valeriano.

Cuando los recién casados se encontraban en la habitación, Cecilia le dijo a Valeriano: "Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio si me respetas, el ángel te amará como me ama a mí”.


El esposo le pidió que le mostrara al ángel y que haría lo que ella le pidiera por lo que Cecilia le dijo que si él creía en el Dios vivo y verdadero y recibía el bautismo, entonces vería al ángel. Valeriano fue a buscar al Obispo Urbano, quien lo instruyó en la fe y lo bautizó.

La Tradición señala que cuando el esposo regresó a ver a su amada, vio a un ángel de pie junto a Cecilia y el ser celestial puso una guirnalda de rosas y lirios sobre la cabeza de ambos. Más adelante, Valeriano y su hermano Tiburcio serían martirizados.

Cecilia fue llamada para que demostrara su fe en los dioses paganos, pero convirtió a sus detractores. El Papa Urbano la visitó en su casa y bautizó ahí a 400 personas. Posteriormente, la Santa fue llevada a juicio y condenada morir sofocada en el baño de su casa, pero a pesar de la gran cantidad de leña que pusieron los guardias en el horno, Cecilia no sufrió daño alguno.

Finalmente, la mandaron a decapitar y el verdugo descargó tres veces la espada sobre su cuello. Santa Cecilia pasó tres días agonizando y finalmente partió a la Casa del Padre.

Esta historia es de fines del siglo V, pero no está del todo fundada en documentos.

En marzo de 2014, el Papa Francisco se refirió a los mártires de los primeros tiempos cristianos, como Santa Cecilia, y dijo que “llevaban siempre con ellos el Evangelio: ellos llevaban el Evangelio; ella, Cecilia llevaba el Evangelio. Porque es precisamente nuestro primer alimento, es la Palabra de Jesús, lo que nutre nuestra fe”.

En Trastévere, Roma, se edificó la Basílica de Santa Cecilia en el siglo V. Allí actualmente se encuentra la famosa estatua de tamaño natural y del escultor Maderna, que muestra a la Santa como si estuviera dormida, recostada del lado derecho.

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Santa Cecilia, Virgen y Mártir
22 de Noviembre



Según una antigua tradición, la santa pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad. Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda.

El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos, defendieron su fe y murieron mártires. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos). Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, la que se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma.

HOLA!!


lunes, 21 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 21 DE NOVIEMBRE 2016


Poner en las manos de Dios esas dos moneditas
Lucas 21, 1-4. Lunes XXXIV. Tiempo ordinario. Ciclo C. La viuda pobre.



Por: H. Balam Loza LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, te pido que entres en mi corazón. Te dejo las puertas de mi corazón abiertas. Hoy quiero vivir cumpliendo tu voluntad. «Hágase en mí según tu palabra». Así como dijo María cuando le encomendaste una gran misión, así hoy te renuevo mi total disponibilidad. Estoy aquí delante de Ti, con corazón abierto. Llévame donde Tú quieras. Pongo en tus manos toda mi vida. 
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, levantando los ojos, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en las alcancías del templo. Vio también a una viuda pobre, que echaba allí dos moneditas, y dijo: "Yo les aseguro que esa pobre viuda ha dado más que todos. Porque éstos dan a Dios de lo que les sobra; pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy vemos en el corazón de Jesús la admiración. Podemos adentrarnos en sus sentimientos y contemplar algo realmente conmovedor. Podemos meternos en el Evangelio y contemplar la escena. Esa pobre anciana que deja todo, absolutamente todo al Señor. Imaginemos por un momento que tenemos que dar todo nuestro dinero a una persona pobre ¿Lo haríamos? Es algo muy fuerte. Puede pasar que es difícil pensar en esta situación, pero es una escena muy fuerte. Lo ha dado todo esta pobre viuda.
Y es verdad que tal vez el Señor no nos pide dar todo nuestro dinero, pero nos pide algo más. Nos pide darle nuestra vida. A la virgen María le pidió toda la vida, y su vida fue un continuo renovar ese primer «hágase». Cuando nadie los había recibido en Belén y su hijo tuvo que nacer entre la suciedad de un establo repitió ese sí. Cuando tuvo que salir en medio de la noche hacia Egipto dijo sí. Cuando vivió en la cotidianeidad de Nazaret sin ver ningún milagro repitió su sí.  Cuando escuchó las críticas contra su hijo dijo sí. Y al final, al pie de la cruz, cuando su corazón estaba traspasado por la espada del dolor, al ver a su hijo, dijo sí.
Toda su vida fue un poner en las manos de Dios esas dos moneditas. Fue ponerle toda su vida. En cada momento. Sin mirar atrás, sin querer una recompensa, simple y sencillamente cumpliendo la voluntad de Dios segundo a segundo.
«He aquí la sorprendente grandeza de Dios, un Dios lleno de sorpresas y que ama las sorpresas: nunca perdamos el deseo y la confianza en las sorpresas de Dios. Nos hará bien recordar que somos, siempre y ante todo, hijos suyos: no dueños de la vida, sino hijos del Padre; no adultos autónomos y autosuficientes, sino niños que necesitan ser siempre llevados en brazos, recibir amor y perdón. Dichosa las comunidades cristianas que viven esta genuina sencillez evangélica. Pobres de recursos, pero ricas de Dios. Dichosos los pastores que no se apuntan a la lógica del éxito mundano, sino que siguen la ley del amor: la acogida, la escucha y el servicio.»
 (Homilía de S.S. Francisco, 1 de octubre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Jesús, te ofrezco vivir el día de hoy poniendo todo mi esfuerzo y dedicación en lo que tengo qué hacer. Si algo me cuesta lo haré con alegría y si me siento cansado, seré más generoso.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

HAZLO CON LO QUE TIENES


Hazlo con lo que tienes



No importa en qué momento de la vida te cansaste, lo que importa es que siempre es posible y necesario recomenzar. Reiniciar es darte una nueva oportunidad, es renovar las esperanzas en la vida y volver a creer en ti mismo. ¿Sufriste mucho en este período? Fue aprendizaje. ¿Lloraste mucho? Fue limpieza para tu alma. (Sigue abajo).

Comienza con lo que tienes, no con lo que te hace falta. Tú ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo, a veces te encuentras diciendo: si tan sólo tuviera esto, si al menos esto fuera distinto, si tuviera más dinero... No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes. No permitas que aquello que no puedes hacer, te impida hacer lo que sí puedes. La pasividad prolongada paraliza la iniciativa. Para la mente que vacila, todo parece imposible. No esperes que existan circunstancias óptimas para hacer el bien, hazlo en las situaciones comunes. No falta energía, habilidad ni mayores oportunidades. Es sencillo: hazlo con lo que tienes.

¿Sentiste rencor? Fue para poder perdonar. ¿Estuviste solitario en algunos momentos? Es porque cerraste la puerta, incluso para los Ángeles. ¿Creíste que todo se había perdido? Era el inicio de tu mejora. Ahora es el momento de reiniciar, de pensar en la luz, de encontrar alegría en lo más sencillo. Ten ánimo y valor.


* Enviado por el P. Natalio 

ORACIÓN POR LA PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Oración por la Presentación de la Virgen María

Santa Madre María, tú que desde temprana edad te consagraste al Altísimo, aceptando desde una libertad poseída el servirle plenamente como templo inmaculado, tú que confiando en tus santos padres, San Joaquín y Santa Ana, respondiste con una obediencia amorosa al llamado de Dios Padre, tú que ya desde ese momento en el que tus padres te presentaron en el Templo percibiste en tu interior el profundo designio de Dios Amor; enséñanos Madre Buena a ser valientes seguidores de tu Hijo, anunciándolo en cada momento de nuestra vida desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios. Amén.

HOY 21 DE NOVIEMBRE CELEBRAMOS LA PRESENTACIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


Hoy 21 de noviembre la Iglesia celebra la Presentación de la Virgen María

 (ACI).- Cada 21 de noviembre la Iglesia celebra la Presentación de María Santísima en el Templo y por ello también realiza la “Jornada Pro Orantibus”, día en que los fieles son invitados a dar gracias a Dios por aquellos y aquellas que entregan su vida a Dios en los conventos de clausura.

Según la tradición, la niña María fue llevada al Templo por sus padres para que integrara el grupo de doncellas que allí eran consagradas a Dios e instruidas en la piedad.

Según el “Protoevangelio de Santiago”, una fuente cristiana que no está incluida en el Canon de la Biblia, la Virgen fue recibida por el sacerdote, que la bendijo y exclamó: “El Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a los hijos de Israel”.


“El Señor derramó gracia sobre la niña, quien danzó, haciéndose querer de toda la casa de Israel”, añade el texto.

En el S. VI ya se celebraba esta Fiesta en el Oriente. En 1372, el Papa Gregorio XI la introdujo en Aviñón y posteriormente el Papa Sixto V la extendió a toda la Iglesia.

En esta fecha también se recuerda la Dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva, en el año 543, y edificada cerca del Templo de Jerusalén.

El 21 de noviembre de 1953, el Papa Pío XII instituyó este día como la “Jornada Pro Orantibus”, en honor a las comunidades religiosas de clausura.


Por ello, el Papa Francisco en el 2014 animó a que sea “una ocasión oportuna para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y en las ermitas, se dedican a Dios en la oración y en el silencio activo, reconociéndole aquella primacía que sólo a Él le corresponde”.

“Demos gracias al Señor por los testimonios de vida claustral y no les hagamos faltar nuestro apoyo espiritual y material, para cumplir esta importante misión”, enfatizó el Pontífice.

LA FE ES UN DON GRATUITO


La fe es un don gratuito
A veces se tienen tesoros que no somos capaces de valorar, la fe es un gran tesoro, las dificultades ponen a prueba nuestra fe, y de nada sirve una fe muerta sino viva.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net 




La fe es gratuita y la respuesta también es libre. La fe es un gran tesoro. Tenemos tesoros que no somos capaces de valorar. Es como el que tiene una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que nunca ha usado. La avioneta está ahí sin sospechar lo que es. Cree que es un trasto más del garaje, como la estantería llena de botes o ruedas viejas. Y un día viene alguien y la saca, la limpia, le engrasa el motor, le llena el depósito de gasolina, arranca… y ¡a volar!

¿Os imagináis lo que sentiría la avioneta si fuese capaz de sentir? Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza o de ver pasar a gran velocidad los bosques, los montes y las colinas desde lo alto…, sino descubrir de repente lo que en realidad era, aquello para lo que fue creada… ¡Para volar!

Existe además la fe religiosa, la fe en Dios, en Jesús. El creyente vive de la fe. Vivir la fe es más importante que hablar de ella, y quien oye hablar de ella sin fe, no descubre nada, es como un ciego al que le explican cómo es la luz. Jesús no hace muchas preguntas a sus oyentes, no les exige admitir verdades, sino que les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? ¿Os fiáis de mí? . ¿Por qué no me creéis? ; etc.

Muchas personas, cuando les preguntamos si creen, nos hablan de una fe apoyada en el ambiente, en la tradición: Siempre se ha hecho así; Mi familia ha sido siempre católica…. Y reducen su fe a los sacramentos, que tienen más un tinte social que de expresión de fe. Y sin embargo, sabemos que la auténtica fe cristiana brota de una experiencia de Dios, exige creer en Él y una respuesta personal. No basta con creer lo que otros digan, ni siquiera con creer a los curas.

Queremos que la fe sea un seguro de vida ante el dolor o ante los problemas. Ser creyente supone asumir todos los valores personales, familiares y sociales con su realidad actual y sus expectativas de futuro. Jesús no imponía nada, invitaba a seguirlo. Es verdad que a nadie adulaba o pretendía engañar con falsas promesas. Habla de las exigencias del seguimiento, pero en cualquier caso uno es libre de aceptar. Y quien lo siga tendrá la alegría del que ha encontrado un gran tesoro.

Quien tiene fe, ve a Dios en todos los acontecimientos y en todas partes. La fe no es visión, no es conocimiento ni seguridad. La fe es vivir con la firme convicción de que estamos en manos de Dios, que es a la vez Amor y Poder. La fe es desprendernos de nuestras ansiedades y temores, de nuestras dudas y desesperaciones. La fe es un salto, un impulso, un intento, un no aferrarse a las seguridades. La fe es un don, no se gana a puños. Jesús mandará a sus discípulos a dar testimonio de su fe, a anunciar lo que habían visto, oído y vivido (1 Jn 1, 1-4).

La fe, como la esperanza y el amor, puede crecer o perderse. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. ¿Cómo crecer en la fe? Respirando el amor y el poder de Dios.

A veces somos víctimas del miedo, de la duda, de la inseguridad… Y a nuestra mente se asoman pensamientos negativos: no soy…, no puedo…, no quiero. Y esto nos debilita la fe, nos roba las fuerzas y nos quita la paz. La fe se conoce, se profundiza, se defiende, se alimenta y se transmite. Se alimenta con la Palabra de Dios, con la oración, con la confesión periódica, con la eucaristía. El cristiano debe defenderla sin miedo, propagarla y testimoniarla.

La fe es un don gratuito que nos ha hecho Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4, 19). Nosotros hemos de acogerla, cultivarla, hacer fructificar esos talentos. La fe es un don que exige una respuesta humana.

A veces esta respuesta resulta difícil, ya que en muchos momentos nos encontramos en situaciones complicadas que no sabemos cómo resolver, o en momentos difíciles de asumir, o en circunstancias duras, y la vida no es fácil: una enfermedad o la muerte de un ser querido… Cuando las cosas van mal, tendemos a hundirnos, a ponernos tristes, y es entonces cuando deberíamos confiar más en Dios, en los momentos de duda, por la noche, cuando estés cansado y desanimado, cuando aparentemente nada tiene sentido y te sientes confuso y frustrado.

Aunque no sepas adónde lleva el camino, dondequiera que estés y sientas lo que sientas, ¡Dios lo sabe! Y no temas, porque Jesús es tu luz y tu fuerza. Yo soy la luz, el que me sigue no andará en tinieblas (Jn 12, 46).

La fe es un tesoro que hemos recibido de Dios, de la Iglesia y de nuestra familia. Y que algunos no han sabido o no han querido conservar y engrandecer. Sin ella no nos salvamos (Mc 16,16). Según san Juan, la fe consiste en creer en Jesucristo (Jn 3, 15); en recibirlo (1, 12); en escucharlo (5, 40), en seguirlo (8, 12); en permanecer en Él (15, 4-5), en su palabra (8, 31), en su amor (15, 9). Y así es como por la fe conocemos a Dios. Creer en El evangelio es condición indispensable para entrar en el Reino (Mc 1, 15).

La fe en Jesús realiza milagros (Mt 13, 58), sana y salva (Mc 5, 34). Por eso sin la fe es imposible agradar a Dios (Hb 11,6), y quien persevera en ella, obtendrá la vida eterna (Mt 10,22). Por supuesto que nadie está obligado a creer, es un acto libre y amoroso que sólo el hombre es capaz de hacer.

Lo que la Escritura nos dice es que Dios nos llama, pero sin coaccionar a nadie. Es la fe la que nos lleva a abandonarnos en las manos de Dios, pues sabemos de quién nos fiamos, Y dejamos nuestra suerte en sus manos, seguros y ciertos de que su bondad y misericordia nos acompañan todos los días de nuestra vida.


Las dificultades ponen a prueba nuestra fe y esperanza. La fe nos da nuevos ojos, para ver con los ojos de la fe a Jesús como lo vieron los discípulos. Guiarse por la fe es confiar en Dios, creer en lo que dice y hace. La fe compromete nuestra vida con lo que creemos.

No sirve una fe muerta, sino viva (St 2,14-26), por las obras y no por la fe se justifica la persona (St 2,24). Y la fe tiene que estar encarnada en el aquí, en nuestra historia. Es una pena ver como en pueblos cristianos se da una gran incoherencia. Para que sea viva necesita alimentarse de la palabra, de la oración y sacramentos y fortificarla en la vida.

El crecimiento de la fe es un proceso, como lo es el amor y la esperanza. 

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 21 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Noviembre 21



Si el hombre lleva a Dios consigo, no puede llevarlo tan oculto que “no se le note”; ese Dios íntimo, que penetra hasta lo más recóndito de su ser, debe salir a su exterior.
Y así ese Dios hará que cuando el hombre tome conciencia de las maravillas de su vida, la convierta en una vida de maravillas.
Maravillas de gracia y de amor; maravillas de generosidad y de entrega; maravillas de donación y de ofrenda; maravillas de consagración y de comunión.
Comunión con Dios y con los demás hombres; comunión con la naturaleza y con todo el cosmos. Con ese cosmos exterior que los rodea y con ese cosmos íntimo que vive en su interior.
El hombre, así, se habrá convertido en un ser de profundidad, de dimensiones múltiples; así llegará a ser el constructor de sí mismo y el hacedor de un nuevo mundo, de un nuevo estado de cosas en el que reine el orden y la jerarquización de los valores.
“Confía en el Señor de todo corazón y no presumas de tu propia inteligencia; reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus senderos… Porque el Señor reprende a los que ama, como un padre a su hijo querido” (Prov 3,5-12). Debes prestar atención a los planes de Dios sobre ti: descubrirlos y cumplirlos; nunca te arrepentirás de ponerte en las manos de Dios.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA!!!

domingo, 20 de noviembre de 2016

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 20 DE NOVIEMBRE 2016, SOLEMNIDAD DE CRISTO REY


El buen ladrón, hizo su mejor robo...
Lucas 23, 35-43, Cristo Rey, Domingo XXXIV, Tiempo ordinario, Ciclo C, 


Por: H. Hiram Galán LC´ | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, estoy aquí. Sí, estoy aquí con todo mi ser. ¿Cómo me encuentro? Creo que eso lo sabes Tú, mejor que yo mismo. Mi cabeza, llena de preocupaciones, me roba la paz, por ello abandono todo en Ti. En este momento de oración déjame ponerme en la paz de tu presencia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 23, 35-43
Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el elegido”.
También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si tú eres el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz, un letrero en griego, latín y hebreo, que decía: “Éste es el rey de los judíos”.
Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús, diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cuando escuchamos este pasaje, creo que muchos nos hemos acostumbrado a pensar o escuchar que Jesús se pasa de bueno, tanto que es capaz de perdonar a un ladrón y no sólo eso, sino además regalarle el paraíso. Si bien es cierto, también está la acción y mérito del ladrón. Es decir, era un ladrón, y como buen ladrón, experimentado, supo que éste sería el robo del siglo. Porque no sólo se estaría robando un bien material, que algún día se iba terminar, sino se estaba robando nada más y nada menos que la salvación eterna.
¿Por qué resaltar la acción del ladrón? Porque aunque no fue un robo como tal, nos muestra la condición necesaria e indispensable para recibir la misericordia de Dios, es decir nuestra libertad, querer ser salvados.
Jesús le decía a santa Faustina Kowalska, que ni todos los pecados del mundo superaban su misericordia, pero que el recipiente necesario para recibir esa misericordia es la confianza del alma que viene a buscar su perdón.
Ayúdame, Señor, a saber confiar en tu amor misericordioso y que el desánimo y la tristeza que me asaltan después de haber caído, me sirvan como una oportunidad de rechazarlos para mostrarte mi amor y confianza.
«Quisiera recordar el episodio de los dos malhechores crucificados junto a Jesús. Uno de ellos es engreído, no se reconoce pecador, se ríe del Señor; el otro, en cambio, reconoce que ha fallado, se dirige al Señor y le dice: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino”. Jesús le mira con misericordia infinita y le responde: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. ¿Con cuál de los dos nos identificamos?
¿Con el que es engreído y no reconoce sus errores? ¿O quizás con el otro que reconoce que necesita la misericordia divina y la implora de todo corazón? En el Señor, que ha dado su vida por nosotros en la cruz, encontraremos siempre el amor incondicional que reconoce nuestra vida como un bien y nos da siempre la posibilidad de volver a comenzar.»
 (Mensaje del Santo Padre para la XXXI Jornada Mundial de la Juventud ).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes o después de la misa dominical, haré una visita al Santísimo para reconocerle como Rey y Señor de mi vida y pedirle, con humildad, su gracia.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL TRONO DE JESÚS ES LA CRUZ, DICE EL PAPA EN SOLEMNIDAD DE CRISTO REY


El trono de Jesús es la cruz, dice el Papa en Solemnidad de Cristo Rey

Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.



VATICANO, 20 Nov. 16 / 07:32 am (ACI).- En la homilía de la Misa que presidió en la Plaza de San Pedro el 20 de noviembre, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo y tras clausurar el Año de la Misericordia, el Papa Francisco destacó que el trono de Jesús es la cruz.

El Santo Padre indicó que “el Evangelio presenta la realeza de Jesús al culmen de su obra de salvación, y lo hace de una manera sorprendente”.

“Su realeza es paradójica: su trono es la cruz; su corona es de espinas; no tiene cetro, pero le ponen una caña en la mano; no viste suntuosamente, pero es privado de la túnica; no tiene anillos deslumbrantes en los dedos, sino sus manos están traspasadas por los clavos; no posee un tesoro, pero es vendido por treinta monedas”.

Francisco subrayó que la grandeza del reino de Cristo “no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas”.

“Por este amor, Cristo se abajó hasta nosotros, vivió nuestra miseria humana, probó nuestra condición más ínfima: la injusticia, la traición, el abandono; experimentó la muerte, el sepulcro, los infiernos”.

El Santo Padre señaló que en esta Solemnidad “proclamamos esta singular victoria, con la que Jesús se ha hecho el Rey de los siglos, el Señor de la historia: con la sola omnipotencia del amor, que es la naturaleza de Dios, su misma vida, y que no pasará nunca”.

El Papa exhortó además a los fieles a acoger “personalmente” a Jesús y reconocerlo como “el Señor de nuestra vida”.
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