martes, 21 de julio de 2015

¿CÓMO PUEDO NEGARME A MI MISMO?


¿Cómo puedo negarme a mi mismo?
Sabemos que en el desarrollo de la vida espiritual de nuestras almas, estas han de pasar por tres vías si es que desean alcanzar su plena integración en el amor del Señor, negarse a uno mismo es una de ellas.


Por: Juan del Carmelo | Fuente: Religion en Libertad 




Negarse uno a sí mismo, es una de las tres condiciones que el Señor nos fija, para seguirle a Él .Hay distintos grados de amor, y el mínimo que el Señor nos demanda es el cumplimiento de los diez Mandamientos, pero por encima de esto está el entregarse incondicionalmente a Él negándose uno mismo y siguiéndole, tal como Él mismo nos indicó:

"El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará". (Mt 16,24-25)
En su misma exposición ya la divide en tres partes de actuaciones que hemos de tener para alcanzar la vida eterna de la manos del Señor, Estas son: 1.- Negarnos a nosotros mismos. 2.- Tomar su cruz, y 3.- Seguir al Señor. Veamos pues.

Negarse uno a sí mismo, es una decisión que uno ha de tomar, si es que quiere caminar en seguimiento de Cristo. Por amor hacia Él, debes de estar dispuesto a perder su vida por Él si ello fuese necesario, pues los hombres llega a conocer el amor de Cristo, en la medida en que renuncian a sí mismos, y el último grado y el más duro de esa renuncia es entregar la vida por él alabándole y dándole las gracias por la oportunidad que da al que así se entrega.

Es preciso elegir, dice San Agustín: "Amar a Dios hasta el desprecio de sí mismo, o amarse a uno mismo hasta el desprecio de Dios". San Agustín también nos decía: "…, el único y verdadero negocio de esta vida, es el saber escoger lo que se ha de amar, ¿qué tiene de particular que si me amas y deseas seguirme renuncies a ti mismo por amor?". Y por ello aseguraba: "Si te pierdes cuando te amas a ti mismo, no hay duda que te encuentras cuando te niegas. (…). Antepón a todos tus actos la voluntad divina y aprende a amarte no amándote".

Es necesario que nos neguemos a nosotros mismos, pues tal como escribía Jean Lafrance: "No hay santidad sin renunciamiento, hay que tomarlo o dejarlo". Quien muere con Cristo resucitará ya en este mundo, día a día a una vida nueva de amor, al Señor y a todo lo por Él creado, en especial a nuestros semejantes, una vida nueva de oración incesante y sobre todo de amor inagotable. Negarse uno a sí mismo es la negación de uno mismo, es humillarse uno, bajándonos de nuestro pedestal, de ese pedestal que la soberbia de nuestro yo, ha creado y si logramos aplastar nuestro yo, habremos aplastado nuestro hombre viejo, para que nazca el hombre nuevo, que sabrá aceptar y tomar su cruz para seguir al Señor.

Benedicto XVI, ya en su época de cardenal Ratzinger, escribía que: "…, el combate contra el propio egoísmo, la "Negación de sí mismo", conduce a una alegría interior inmensa y lleva a la resurrección". Y en este mismo sentido corroborando lo dicho por Benedicto, el Beato Susón escribía también diciéndonos: "El que se renuncia y muere a si, empieza a vivir una vida celestial y sobrenatural. Con todo, aún hay quien vuelve a apartarse de Dios y no persevera en su santa unión". Aquel que persevera y se desprende de verdad de sí mismo, al negarse a su yo, deja penetrar íntimamente en Dios, siente un divino arrebatamiento, no por sus propias fuerzas, sino a impulso de una gracia superior que no se ve pero se siente y coloca a un espíritu creado en el Espíritu increado de Dios y ÉL, le regala con aquél éxtasis de San Pablo, y de otros santos de quienes habla San Bernardo.

Y uno se pregunta: ¿Y cuál es el camino que hay que seguir para negarse a uno mismo? Para comprender bien, cuál es el camino, que hay que seguir para negarse uno a sí mismo, hay que tener presente lo que nos dice el Kempis, poniendo en boca del Señor las siguientes palabras: "Me tiene sin cuidado cuanto pueda recibir de tu parte, si no te das tú mismo; es a ti a quién quiero, no tus dádivas. ¿Es que podría bastarte a ti todo cuanto tienes, sin Mí? De igual manera, tampoco me satisface cuanto puedas tú ofrecerme, si no te ofreces a ti mismo".

Y así es El Señor nos desea a nosotros, no a lo que podamos tener, a Él solo le interesa nuestra alma desnuda, pero desnuda no solo de lo que podamos poseer materialmente, sino también de apetencias y de deseos de bienes materiales e inmateriales. Nos quiere solo con el hambre del deseo de llegar a entregarnos a su amor. La persona humana, es un manojo de deseos que cuando alguno se materializa, le crea una necesidad a esta persona. Solo prescindiendo de deseos y de necesidades puede uno llegar a negarse a sí mismo y seguir al Señor. Porque si lo que queremos es poseerlo todo, hay que perderlo todo, para alcanzar el Todo de todo que es el Señor.

Existen tres reglas para negarse a uno mismo, escritas por el Beato Susón y así, este nos dice que para volver a Dios lo que se debe de hacer es:

1).- Convencerse de la bajeza de su ser, el cual, separado de la omnipotencia de Dios es verdaderamente nada.
2).- Pensar que Dios fue el que creó y conserva su naturaleza, y que uno no ha hecho sino mancharla de pecado; y que antes de volverla a Dios tiene que limpiarla de nuevo y purificarla.
3).- Rehacerse por un odio generoso a sí mismo, desprenderse de la multitud de amores terrenos que ocupan nuestro corazón, renunciarse por completo a sí mismo y abandonarse a la voluntad de Dios en todo y en todo momento de nuestras vidas. Mantenerse siempre firme en el deseo de amar más y más al Señor, lo mismo en las alegrías que en los sufrimientos, lo mismo en el trabajo que en el descanso.
Negarse a sí mismo, es buscar uno siempre el descendente camino de la humidad y la humillación. No ir a la búsqueda del camino ascendente; que es el camino del dinero, del honor de la fama, del triunfo, del brillo; buscar a los que triunfan y tomarlos de ejemplo; dejarse llevar por lo que a uno le pide el cuerpo y la sociedad en que vive.

Por el contrario, el camino descendente; es el camino del fracaso ante los ojos de los demás, del sacrificio, de la oscuridad; es buscar a los más pequeños, a los insignificantes, a los oprimidos; no aceptar las tendencias y los deseos de nuestro ser, que desgraciada mente lo dominan los deseos de nuestro cuerpo mortal. Solo nos salvaremos, nadando a contracorriente y solo podremos nadar a contracorriente, con la ayuda del que "Todo lo puede", sin Él nada podemos.

San Juan Pablo II nos decía que Cristo conoce a la criatura humana en profundidad y sabe que para que alcance la vida tiene que realizar una "transición", una "pascua", de la esclavitud del pecado a la libertad de los hijos de Dios, renegando al "hombre viejo" para dejar espacio a ese hombre nuevo, redimido por Cristo.

Aquel que logra, alcanzar su propia negación llega a comprender que, nuestra anulación es el modo más potente que tenemos de unirnos al Señor y de hacer el bien a las almas; es lo que San Juan de la Cruz repite casi en cada línea. Cuando podamos sufrir y amar, podemos mucho, es cuando podemos lo más que se puede alcanzar en este mundo: El sentir que sufrimos, y alabar el sufrimiento, porque este nos identifica con Él que tanto sufrió por culpa de nuestros pecados. Él tiene que ser la única la razón de nuestra existencia y todo nuestro amor ha de ser para Él y solo para Él.

PARA REZAR... UN CIRIO ENCENDIDO


Para rezar...un cirio encendido


Arroja fuera de ti las preocupaciones, aparta de ti tus inquietudes. Dedícate un rato a Dios y descansa un momento en su presencia.


Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: la-oracion.com 




Esta es mi rutina todas las mañanas al comenzar la meditación: Entro a mi habitación, cierro la puerta y las persianas, apago las luces, enciendo un cirio, lo pongo frente al crucifijo, me arrodillo o me siento, y en un ambiente de completo silencio voy a la profundidad del corazón: "Cuando ores, entra en tu alcoba, y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en lo secreto." Mt 6,6

Busco la calma, callo todo aquello que no me lleva al encuentro conmigo mismo y con Dios. El silencio es la frecuencia para el encuentro con Dios. Debe reinar el silencio para escuchar a Dios, sobre todo silencio en el corazón. El silencio requerido para la meditación debe ser no sólo de ruidos exteriores, también y sobre todo de los ruidos interiores que provocan la imaginación, la memoria y las emociones.

Para este momento San Anselmo escribe: "Ea, hombrecillo, deja un momento tus ocupaciones habituales; entra un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos. Arroja fuera de ti las preocupaciones agobiantes; aparta de ti tus inquietudes trabajosas. Dedícate algún rato a Dios y descansa siquiera un momento en su presencia. Entra en el aposento de tu alma; excluye todo, excepto Dios y lo que pueda ayudarte para buscarle; y así, cerradas todas las puertas, ve en pos de él." (San Anselmo)

Jesús buscó siempre el silencio. El silencio del corazón de María el día de la anunciación, el silencio de la cueva de Belén, el silencio de la casita humilde en Nazaret, el silencio del desierto al comenzar la vida pública, el silencio de las noches de oración, el silencio del huerto de los olivos, el silencio de la cruz, del sábado santo y de la resurrección. Hoy está en el silencio del Sagrario y te espera en el silencio de tu corazón. Quiere que en él encuentres un silencio sonoro: la irrupción del mismo Espíritu que se hizo presente en la comunidad de los apóstoles y se posó sobre cada uno de ellos cuando estaban en oración (Hechos 1,14; 2,1)

El silencio es la puerta de acceso al corazón. El silencio y la soledad son preparación para el encuentro con Dios; el encuentro con Dios es comunión y plenitud. Primero es ausencia de interferencias, luego es el ambiente propicio para la escucha, luego la unión de corazones: un silencio fascinante, fecundo, revelador.

Veo con toda calma la llama del cirio: humilde, serena, ardiente, luminosa. Cierro los ojos y con la mirada interior, la de la fe, traigo a la memoria la llama que el Espíritu Santo encendió en lo más profundo de mi corazón el día de mi Bautismo. Esa llama que arde en lo más profundo de mi ser es la presencia de Dios vivo. "¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?" 1 Cor 3,16

"Di, pues, alma mía, di a Dios: -Busco tu rostro; Señor, anhelo ver tu rostro.- Y ahora, Señor, mi Dios, enseña a mi corazón dónde y cómo buscarte, dónde y cómo encontrarte." (San Anselmo)

El silencio ahora es atención amorosa a la presencia oculta de Dios en el corazón: "Olvido de lo creado, memoria del Creador, atención a lo interior, estarse amando al amado." (Suma de perfección, San Juan de la Cruz) Ya en la presencia de Dios, permaneces en sus brazos: "callado y tranquilo, como un niño recién amamantado en brazos de su madre." (Sal 131) Y entonces te quedas envuelto en la presencia de Aquél en quien "vivimos, nos movemos y existimos" (He 17, 28)

lunes, 20 de julio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 20 DE JULIO DEL 2015


Escribas y fariseos piden una señal
Tiempo Ordinario


Mateo 12, 38-42. Tiempo Ordinario. ¡Cuántas veces nosotros también pedimos signos a Dios! Reclamamos una señal del cielo. 


Por: H. Benoit Terrenoir | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Mateo 12, 38-42
Entonces algunos escribas y fariseos le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas ver un signo». El les respondió: «Esta generación malvada y adúltera reclama un signo, pero no se le dará otro que el del profeta Jonás. Porque así como Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del pez, así estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra tres días y tres noches. El día de Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay alguien que es más que Jonás. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien que es más que Salomón».

Oración preparatoria
Señor, por un momento dejo de lado mis ocupaciones. Quiero pasar estos minutos a solas contigo. Durante los tres años de tu vida pública, muchas veces te ibas de noche a rezar a tu Padre en algún lugar retirado y allí te pasabas la noche. Hoy quiero hacer lo mismo. Te confío todas mis intenciones, te entrego todos mis deseos, te doy todo mi ser. María, ¡ayúdame a rezar bien, a hacer una oración que le dé gusto a tu Hijo!

Petición
Señor, ¡ayúdame a aceptar siempre tu voluntad en mi vida!

Meditación del Papa Francisco
La vida es un camino hacia la plenitud de Jesucristo, cuando vendrá por segunda vez. Esta generación busca un signo, pero, dice el Señor, no se le dará ningún signo, como no sea el signo de Jonás, es decir, el signo de la Resurrección, de la Gloria, de esa escatología hacia la que nos dirigimos. Y estos doctores estaban encerrados en sí mismos, no abiertos al Dios de las sorpresas, no conocían el camino y menos esta escatología.
Así, cuando en el Sanedrín Jesús afirma ser el Hijo de Dios, se rasgaron las vestiduras, se escandalizaron diciendo que había blasfemado. El signo que Jesús les da era una blasfemia. Y por este motivo, Jesús dice: generación malvada.
Estos no han entendido que la ley que ellos custodian y aman era una pedagogía hacia Jesucristo. Si la ley no lleva a Jesucristo, si no nos acerca a Jesucristo, está muerta. Y por esto Jesús les reprende por estar cerrados, por no ser capaces de reconocer los signos de los tiempos, por no estar abiertos al Dios de las sorpresas.  (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de octubre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
Los fariseos reclaman un signo a Jesús. Pero Jesús no quiere satisfacer su curiosidad, se niega a darles un signo, excepto el de Jonás. ¡Cuántas veces nosotros también pedimos signos a Dios! Le decimos que no queremos ir a misa el domingo, que no nos interesa confesarnos, a no ser que nos lo pida de manera clara. Reclamamos una señal del cielo.

Cristo quiere purificar nuestra intención, nos pide hacer el salto de la fe, confiar en su palabra y entregarnos a su voluntad. Él, cuando estaba sufriendo en la Cruz, no vio ningún signo del Padre, no escuchó ninguna voz celeste que le decía “¡Ánimo! ¡Sólo te faltan unos minutos!”. Y, sin embargo, perseveró hasta el final.

Por otro lado, los signos no nos van a servir si no queremos seguir a Cristo. Los fariseos habían visto muchos milagros y no se dejaron convencer. Es también el caso de los hermanos del rico epulón en la parábola del pobre Lázaro (Lc 16, 27-31).


Cristo no quiere darnos signos, pero nos llama a ser signos de su amor en el mundo. El profeta Jonás fue un signo de conversión para los habitantes de Nínive. Se arrepintieron y cambiaron de vida al escuchar su predicación. Nuestra sociedad se parece a la de Nínive del Antiguo Testamento, poblada por pecadores y gente que no conoce a Dios. Cristo nos manda como sus embajadores en el mundo.

Propósito

Entrar en una iglesia y visitar a Cristo para renovarle nuestra adhesión a su voluntad.

Diálogo final
Señor, ¡soy todo tuyo! Tú me has dado todo lo que tengo y todo lo que soy, el don de la vida, de la gracia bautismal y de mi vocación particular. ¡Hazme entender tu misericordia, que tu amor sea el único signo que necesite para creer en ti!


«Desde mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió; desde el seno del Abismo, pedí auxilio, y tú escuchaste mi voz. […] Cuando mi alma desfallecía, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo Templo. […] yo, en acción de gracias, te ofreceré sacrificios y cumpliré mis votos: ¡La salvación viene del Señor!» (Jonás 2, 3-10).

FRASES SOBRE LA VIDA


Frases sobre La Vida



La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.

La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.

La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es trsiteza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.

La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es es vida, defiéndela.

En el momento de la muerte, no se nos juzgará por la cantidad de trabajo que hayamos hecho, sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo. Este amor debe resultar del sacrificio de
sí mismos y ha de sentirse hasta que haga daño.

Madre Teresa de Calcuta

NUESTRA ALEGRÍA


NUESTRA ALEGRÍA



La alegría debe ser uno de los ejes dominantes de nuestra vida. Una religiosa es como el sol en una comunidad. La alegría es el signo de una personalidad generosa. A veces es también un manto que encubre una vida de sacrificio y de generosidad. Una persona que tiene este don alcanza a menudo altas cimas. 

Hagamos que quienes sufren hallen en nosotros ángeles de consuelo. ¿Por qué el trabajo entre las chabolas ha sido bendecido por Dios? No es ciertamente en consideración de determinadas cualidades personales, sino a causa de la alegría que las hermanas reparten a su paso.

La gente del mundo carece de nuestra alegría. Menos aún la poseen quienes viven en las chabolas. Nuestra alegría es el mejor medio para predicar el cristianismo a los paganos.

Vinieron algunas personas a Calcuta y antes de regresar a sus puntos de origen, me pidieron que les dijese algo que pudiera servirles para vivir sus vidas de manera más provechosa. Les contesté: Sonríanse ustedes mismos unos a otros, sonrían a sus esposas, a sus maridos, a sus hijos, a todos, sin mirar de quién se trata. Que en cada uno pueda crecer día a día el amor recíproco hacia los demás. A este punto, uno de los presentes me preguntó: ¿Está usted casada? Contesté: Sí, a veces me cuesta sonreírle a Jesús, es verdad; a veces Jesús puede llegar a pedir mucho, pero es en tales ocasiones cuando Jesús nos pide más, cuando nuestra sonrisa resulta más hermosa. Esto es en realidad lo que Jesús nos pide que hagamos: que nos amemos unos a otros, una y otra vez, como el Padre lo amó a Él. Y ¿cómo amó el Padre a Cristo? Mediante el sacrificio: entregándolo a la muerte por nuestra salvación. 

Si queremos de veras conquistar al mundo, no podremos con bombas ni con armas de destrucción. Conquistemos el mundo con nuestro amor. Entretejamos nuestra vida con eslabones de sacrificio y de amor y nos resultará posible conquistar el mundo. 

HISTORIA DE LA DEVOCIÓN AL DIVINO NIÑO JESÚS EN BOGOTÁ - COLOMBIA


Historia de la Devoción al DIVINO NIÑO JESÚS EN BOGOTÁ - COLOMBIA.



En el año 1935 llegó el Padre Salesiano Juan del Rizzo al barrio "20 de julio", al sur de Bogotá, una región muy solitaria y abandonada en aquellos tiempos. Le habían prohibido emplear la Imagen del Niño de Praga porque una asociación muy antigua reclamaba para ella el derecho exclusivo de propagar esa imagen. 

El Padre del Rizzo estaba convencido de que a Dios le agrada mucho que honremos la infancia de Jesús, pues así lo ha demostrado con innumerables y numerosos milagros. ¿Si otros niños son tan inocentes y tan dignos de ser amados, cuánto más lo será el niño Jesús? Además recordaba muy bien la promesa hecha por Nuestro Señor a una santa: " Todo lo que quieres pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo". Así que no desistió de propagar la devoción al Divino Niño pero dispuso adquirir una nueva imagen.

Se fue a un almacén de arte religioso llamado "Vaticano"  propiedad de un artista italiano, y le encargó una imagen bien hermosa del Divino Niño. Le prestaron una imagen bellísima, el padre la llevó para sus solitarios, desérticos y abandonados campos del "20 de julio". Ahora empezaría una nueva era de milagros en esta región.

Esta es un de las imágenes más hermosas y agradables que han hecho de nuestro Señor. Con los brazos abiertos como queriendo recibir a todos. Con una sonrisa imborrable de eterna amistad. Atrae la atención y el cariño desde la primera vez que uno le contempla. Allí a su alrededor se han obrado y se siguen obrando maravillosos favores, para quien no conozca los prodigios que obtiene la fe parecerían fábulas o cuentos inventados por la imaginación, pero que son muy ciertos para quienes recuerdan la promesa de Jesús " Según sea tu fe así serán las cosas que te sucederán".

El Padre Juan comenzó a narrar a las gentes los milagros que hace el Divino Niño Jesús a quienes le rezan con fe y a quienes ayudan a los pobres, y empezaron a presenciarse prodigios admirables: enfermos que obtenían la salud, gentes que conseguían buenos empleos o estudio para los niños, o casa o éxito en los negocios. 
Familias que recobraban la paz. Pecadores que se convertían. Y cada persona que obtenía un favor del Divino Niño Jesús se encargaba de propagar su devoción entre amigos y conocidos.

ORACIÓN AL DIVINO NIÑO JESÚS: ORACIÓN PARA OBTENER SERENIDAD

ORACIÓN AL DIVINO NIÑO JESÚS
Oración para obtener Serenidad.


Niño Jesús: tú eres el rey de la Paz; ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mi debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna, enséñame en cada instante como debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas.

 Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. 

Amén.

¿POR QUÉ DECIMOS PALABROTAS CUANDO NOS ENFADAMOS?


¿Por qué decimos palabrotas cuando nos enfadamos?
Autoridad y Disciplina


cuando nos enfadamos, vamos perdiendo capacidad de discernimiento y se adopta comportamiento agresivo


Fuente: abc 



¿De qué depende que haya personas a las que le guste el color rojo más que el azul? ¿O que haya unas muy habladoras y otras muy taciturnas? La visión general de los científicos es que el comportamiento, los gustos y la forma de ser no nos llegan por sorteo, al menos no del todo. Sino que son resultado de la herencia de unos genes, a través de los cuales nuestros antepasados nos dejan algunos rasgos característicos, y de la influencia del medio ambiente que nos rodea sobre estos genes que hemos heredado. Tanto unos como otros, determinan la estructura y el funcionamiento del sistema nervioso, dirigido por el encéfalo, y del sistema endocrino, en el que las hormonas juegan un papel clave. Aparte, claro está, hay que contar con la enorme influencia del aprendizaje, la educación y el entorno social y cultural, que le dan forma al carácter de una persona como unas manos tallan una figura de barro en el torno del alfarero.
Sabiendo todo esto, y quizás convertidos en cartógrafos de un océano inmenso, los investigadores trazan mapas cerebrales e identifican áreas implicadas en comportamientos determinados. Se sabe que, de forma rutinaria, como por ejemplo cuando se lee un artículo en un periódico, varias zonas separadas del cerebro participan para llevar a cabo un mismo proceso mental. Por ejemplo, en el caso del periódico, hay regiones del cerebro que cooperan para descifrar la imagen que llega a la retina, mientras otras interpretan las letras y las palabras y luego construyen un sentido, que además puede traernos recuerdos o hacernos pensar. Pero a veces, esas regiones cerebrales no funcionan en armonía y, como si estuvieran en combate, unas se imponen a otras. Es el caso de lo que ocurre cuando nos enfadamos a lo largo de una discusión y podemos llegar a alzar la voz, a decir palabrotas o incluso a insultar a la otra persona. ¿Por qué ocurre esto?
«La ira o cualquier emoción intensa se experimenta en áreas subcorticales, y estas pueden bloquear la capacidad de integración, regulación y autocontrol del lóbulo prefrontal», explica la psicóloga Leticia Vázquez, de Psicólogos Eleva. Según dice, este lóbulo es la estructura cerebral más implicada en el autocontrol, donde «se regulan las sensaciones del cuerpo y las emociones, donde se integran los valores morales para decidir la mejor pauta de actuación (….) y donde más conciencia tenemos de nuestras emociones, sentimientos, recuerdos y creencias».
Es decir, cuando nos enfadamos, vamos perdiendo capacidad de discernimiento y se va haciendo más probable que adoptemos comportamientos agresivos, como alzar la voz, pegar algún golpe o soltar tacos o insultos. Y , tal como explica la psicóloga, nuestro centinela del autocontrol también se inactiva «cuando se consume alcohol u otras sustancias», por lo que estás más deshinibido puede facilitar no solo la pérdida de timidez sino también que recurramos a la violencia con más facilidad.

La ira: una respuesta defensiva

Una vez que se alcanza ese estado de enfado, tal como se explica en «Psicobiología de la violencia», editado por Luis Moya Albiol, «la ira o cólera reflejaría un estado de activación que implica patrones particulares del sistema nervioso autónomo (SNA) y del tono muscular, que darían lugar a una disminución en el umbral para la agresión». En esta situación se produce «un estado emocional que incluye malestar y consiste en sentimientos subjetivos que varían en intensidad, desde la irritación moderada o enfado hasta la furia intensa o furor».
Se considera que este tipo de violencia impulsiva, muy distinta de la premeditada, va asociada a la ira y al miedo, y que es una «respuesta defensiva que forma parte del repertorio adaptativo de la conducta humana», pero que puede llegar a «ser patológica cuando las respuestas agresivas son exageradas frente al estímulo que ha provocado la reacción».
Por fortuna, de forma habitual, «inhibimos muchos impulsos que podrían ser desaprobados por el entorno social, como son los derivados de la ira o la sexualidad inapropiada», según Leticia Vázquez. Esta capacidad de controlarse es inexistente en los primeros meses de vida y comienza a desarrollarse durante la infancia: «gradualmente el niño practica la tolerancia a la frustración y va desarrollando su capacidad de autocontrol».

El síndrome de Tourette

Pero esta capacidad de autocontol puede disminuir por causas tan variopintas como la aparición de lesiones en el lóbulo prefrontal, como ocurre en el caso de algunos tumores, o cuando se produce una infección con el virus de la rabia, que lleva a adoptar comportamientos violentos, ataques irracionales y una actitud de hipersexualidad. Además, ciertos desajustes hormonales y alteraciones en los ganglios basales parecen provocar el síndrome de Tourette, una dolencia que lleva a mostrar comportamientos que resultan agresivos. Por ejemplo, puede aparecer la coprolalia (tendencia patológica a decir obscenidades y que solo se puede controlar con mucha fuerza de voluntad), la ecolalia (tendencia a hacerle burla a otra persona), además de otros síntomas, como el trastorno de déficit de atención con hiperactividad.

En busca del «cerebro violento»

Para la Organización Mundial de la Salud, la violencia es un importante problema global de salud pública, puesto que «supone para los estados un elevado coste anual en atención sanitaria, procesos legales y pérdida de la productividad, llegando a alcanzar en algunos países el 5 por 100 del producto interior bruto». Por ello, la comunidad científica ha investigado sus bases psicológicas y biológicas de una actitud cuyo objetivo es «causar daño a otros individuos».
Por eso, algunos científicos, buscan rasgos relacionados con la inclinación de una persona a ser más o menos agresiva. Las personas impulsivas, las que tienen una baja actividad en un neurotransmisor conocido como serotonina y las que tienen ciertas variantes de algunos genes parecen estar más inclinados a ella.

OH SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA...


domingo, 19 de julio de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 19 DE JULIO DEL 2015


Las vacaciones de Jesús
Tiempo Ordinario


Marcos 6, 30-34. Domingo XVI Tiempo Ordinario B. Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco. ¡Qué gesto tan hermoso y tan humano de parte de Jesús hacia sus apóstoles! 


Por: P. Sergio A. Córdova LC | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Entonces Él les dijo: Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco. Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. 

Oración introductoria
Señor, me conmueve tu preocupación por tus discípulos, una muestra más de tu infinito amor. Me presento hoy ante Ti, porque yo también quiero contarte todo lo que he hecho. Quiero darte todo mi corazón y amarte sinceramente. Ayúdame a ir a lo profundo, a esos rincones de mi conciencia para descubrir qué más debo entregarte o en qué parte de mi vida todavía no te dejo entrar.

Petición
Jesús, que no me distraiga, ayúdame a tener una experiencia de tu presencia en esta oración.

Meditación del Papa Francisco
Llamada a mejorar y crecer en comunión, santidad y sabiduría para realizar plenamente su misión. Y sin embargo, como cada cuerpo, también está expuesta a las enfermedades... […]
La enfermedad de "martalismo" (Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente, ''la mejor parte": Sentarse a los pies de Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a "descansar'' porque descuidar el necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio: pasar un "tiempo de calidad ''con la familia y respetar las vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo que enseña el Eclesiastés que 'hay un tiempo para todo'. [… ]"La enfermedad de la indiferencia hacia los demás: Es cuando todo el mundo piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las relaciones humanas. Cuando los más expertos no ponen sus conocimientos al servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando, por celos. se siente alegría al ver que otros caen en lugar de levantarlos y animarlos". (S.S. Francisco, reunión con la curia, 22 de diciembre de 2014).
Reflexión
Julio es, para la mayoría de la gente, el mes de las vacaciones. Y parece que nuestro Señor quiso, incluso en esto, hacerse semejante a nosotros. El Evangelio de hoy nos cuenta que Jesús, viendo fatigados a sus apóstoles al volver de la misión, los invita a tomarse unas breves vacaciones: "Venid vosotros solos -les dice- a un lugar tranquilo y apartado para que descanséis un poco". Y es que "eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer". Bastante trabajo debían tener los Doce para que nuestro Señor tomara esta iniciativa.

Y, a la vez, ¡qué gesto tan hermoso y tan humano de parte de Jesús hacia sus apóstoles! No se le escapa ningún detalle y, como buen Amigo y compañero, se preocupa de que no les falte un saludable "weekend" para que descansen y repongan las fuerzas perdidas por el desgaste del apostolado. ¡Un feliz paseo en barca por el mar de Galilea en compañía de Jesús! ¡Qué descanso y qué compañía!

Sin embargo, en contra de las previsiones y a pesar del programa de "veraneo" que el Señor pensaba organizar a los suyos, mucha gente los ve marcharse y van detrás de Jesús y de los Doce, por tierra, para volver a encontrarse con ellos en el lugar adonde se dirigían. Poco tiempo les duraron sus "vacaciones" porque, al desembarcar, continuaron con sus afanes apostólicos y misioneros. ¡Qué ejemplo de entrega a los demás! A pesar de que se tenían bastante merecido su descanso, deben olvidarse de sí mismos y renunciar al legítimo reposo físico para continuar ayudando y sirviendo a su prójimo. Al menos, pudieron descansar unas horas. Y, conociendo la delicadeza de nuestro Señor, seguramente algunos días más tarde disfrutarían de un sabroso fin de semana de descanso.

Y aquí el evangelista nos presenta un rasgo sumamente bello y revelador de la persona de nuestro Señor Jesucristo: "Al desembarcar, vio una grande multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor". Sin duda alguna, este gesto del Maestro debió impresionarles poderosamente a los apóstoles porque Mateo hace esta misma observación tres veces consecutivas: antes de enviar a sus discípulos a la misión (Mt 9, 36-38) y antes de las dos multiplicaciones de los panes (Mt 14, 12ss y Mt 15, 32ss). El verbo griego que emplean los evangelistas es muy fuerte y significa, literalmente, "sentir ternura por alguien", "conmoverse las entrañas de compasión por una persona". ¡Qué hermosos y sublimes los sentimientos de nuestro Señor!

Pero no son sentimientos vacíos y estériles, sino que lo lleva a la acción y a buscar soluciones concretas para aliviar esas necesidades. En el primer caso, la compasión empuja a Jesús a mandar a sus apóstoles a la misión; y en los otros dos, le lleva a hacer numerosas curaciones y a saciar el hambre de toda esa pobre gente, signos externos de lo que estaba realizando en el alma de aquellas personas. Marcos nos presenta a nuestro Señor entregándose sin descanso, en cuerpo y alma, a la predicación y a la enseñanza de las multitudes: "y enseguida -nos dice el evangelista- se puso a enseñarles con calma". ¡Qué gran corazón de Jesús! ¡Qué bondad de Pastor, qué ternura de Padre, qué delicadeza de Amigo! Si así de generoso y de misericordioso es nuestro Señor, ¿quién tendrá miedo de acercarse a El?

San  Juan Pablo II decía a los miles de peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, que las vacaciones de verano deben ser un período particularmente propicio para redescubrir los auténticos valores del espíritu. "Las numerosas ocupaciones y los ritmos acelerados de la vida -afirmaba- hacen que en ocasiones sea difícil cultivar esta importante dimensión espiritual. Las vacaciones veraniegas, si no son "quemadas" por la disipación y la simple diversión, pueden convertirse en una ocasión propicia para volver a dar aliento a la vida interior".

Propósito
Ojalá que, a la luz del Evangelio de hoy, sepamos aprovechar este período de vacaciones para renovar la paz y la serenidad de nuestro espíritu a través de una sana recreación y esparcimiento; y que dejemos también un espacio importante para el cultivo de nuestra alma a través de la oración, de las buenas lecturas, la meditación y la participación en los sacramentos para encontrarnos personalmente con Dios nuestro Señor.

Diálogo con Cristo
Jesús, gracias por enseñarme cómo tratar a los demás. Tú eres un escultor genial, vas moldeando en tus apóstoles tu imagen de bondad, de humildad y de generosidad. Nunca «usas» o ves a los demás como meros instrumentos. Dame tu gracia para poder ejercer tu estilo de liderazgo en todas mis relaciones, especialmente en mi familia y en la evangelización y promover el bien temporal y espiritual de cada uno. Que por encima de todo, brille tu caridad en mi corazón.
Preguntas o comentarios al autor  P. Sergio Cordova LC

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 19 DE JULIO DEL 2015


domingo 19 Julio 2015

Decimosexto Domingo del tiempo ordinario

San Símaco 

Leer el comentario del Evangelio por 
San Gregorio de Nisa : «Se conmovió de compasión por ellos, porque eran como ovejas sin pastor» 

Jeremías 23,1-6.
¡Ay de los pastores que pierden y dispersan el rebaño de mi pastizal! -oráculo del Señor-. 
Por eso, así habla el Señor, Dios de Israel, contra los pastores que apacientan a mi pueblo: ustedes han dispersado mis ovejas, las han expulsado y no se han ocupado de ellas. Yo, en cambio, voy a ocuparme de ustedes, para castigar sus malas acciones -oráculo del Señor-. 
Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países adonde las había expulsado, y las haré volver a sus praderas, donde serán fecundas y se multiplicarán. 
Yo suscitaré para ellas pastores que las apacentarán; y ya no temerán ni se espantarán, y no se echará de menos a ninguna -oráculo del Señor-. 
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que suscitaré para David un germen justo; él reinará como rey y será prudente, practicará la justicia y el derecho en el país. 
En sus días, Judá estará a salvo e Israel habitará seguro. Y se lo llamará con este nombre: "El Señor es nuestra justicia". 



Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.
El Señor es mi pastor, 
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas, 
me conduce a las aguas tranquilas 
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,

Aunque cruce por oscuras quebradas, 
no temeré ningún mal, 
porque Tú estás conmigo: 
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, 
frente a mis enemigos; 

unges con óleo mi cabeza 
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan 
a lo largo de mi vida; 
y habitaré en la Casa del Señor, 
por muy largo tiempo. 


San Pablo a los Efesios 2,13-18.
Pero ahora, en Cristo Jesús, ustedes, los que antes estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo. 
Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba, 
y aboliendo en su propia carne la Ley con sus mandamientos y prescripciones. Así creó con los dos pueblos un solo Hombre nuevo en su propia persona, restableciendo la paz, 
y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona. 
Y él vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. 
Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu. 



Marcos 6,30-34.
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. 
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. 
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. 
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. 
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato. 


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios. 


Leer el comentario del Evangelio por : 
San Gregorio de Nisa (c. 335-395), monje, obispo 
Homilía sobre el Cantar de los cantares; PG 44, 801 

«Se conmovió de compasión por ellos, porque eran como ovejas sin pastor»

    «¿Dónde llevas a pastorear tu rebaño», oh buen pastor, que lo llevas todo entero sobre tus espaldas? Porque la raza humana entera es un único rebaño que tú has cargado sobre tus espaldas. Dime el lugar donde pacen, dame a conocer las aguas donde reposa, llévame a mi donde está la hierba crecida, llámame por mi nombre, para que yo, que soy oveja tuya, oiga tu voz, y tu voz sea para mí la vida eterna. 


    Sí, «dímelo tú, a quien ama mi alma». Es así como te nombro, porque tu nombre está por encima de todo nombre, inexpresable e inaccesible a toda criatura dotada de razón. Pero este nombre, testigo de mis sentimientos hacia ti, expresa tu bondad. ¿Cómo no voy a amarte a ti que me has amado primero, cuando todavía era totalmente negra, hasta el punto de dar tu vida por tus ovejas de la que tú eres el pastor? No es posible imaginar amor más grande que el de quien ha dado la vida por mi salvación. 


    Dime, pues, «dónde llevas a pacer tu rebaño», que pueda yo encontrar el pasto de salvación, hartarme del alimento celestial del que todo hombre debe comer si quiere entrar en la vida, correr hacia ti, que eres la fuente, y beber a grandes sorbos el agua divina que tú mismo haces brotar para los que tienen sed. Esta agua se derrama de tu costado después que la lanza ha abierto en él una llaga, y cualquiera que la guste llega a ser una fuente que mana hasta la vida eterna. 


(Referencias bíblicas: Ct 1,7; Lc 15, 5; Sl 22; Jn 10, 3; Ct 1, 7; Jn 10, 11; 15, 13; 19, 34; 4, 14)

DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES


DESPUÉS DE APAGAR LAS LUCES


Cuando una noticia nos llega de Estados Unidos, en seguida pensamos en vuelos espaciales, en computadores electrónicos, en conflictos militares, avances tecnológicos, índices de la bolsa neoyorquina, estrenos de películas, etc. Pero hay mucho más. Hasta hay la devoción a la Virgen y el rezo de su rosario.

Desde Saint Paul, Minnesota, Estados Unidos, una señora cuenta así sus experiencias:

«Cuando era niña, nuestra familia vivía en una pequeña casa, donde la abuelita venía a visitarnos; solía estar dos o tres semanas, y nosotras nos disputábamos el privilegio de estar en su compañía. Por ser yo la mayor, conseguí dormir en una cama cerca de la suya.
Cada noche, después de apagar las luces y quedar todo en silencio, la oía cuchichear suavemente: estaba rezando. Parecía que no iba a acabar nunca y pronto me esforcé por entender lo que decía. Supe que rezaba el rosario, y de esta manera aprendí el Padrenuestro, el Avemaría y otras oraciones de su uso particular.

La abuelita era irlandesa, católica. Nuestra madre abandonó la religión al casarse con nuestro padre. Siempre hemos ido a escuelas no católicas; en casa no había religión, excepto la de nuestra abuelita, cuando nos visitaba.     

Me casé y no me acerqué más a la iglesia. Pero nueve años más tarde sentí la necesidad de una base espiritual. Acudí a la biblioteca, estudié varias religiones Y siempre por la noche recordaba los rezos de la abuelita. Leí libros sobre el Catolicismo, que daban respuestas a todas mis dudas. Encontré un sacerdote, me instruyó en lo necesario y recibí el Bautismo.

Yo rezaba por mi marido y por mis padres. Un año después de ser cristiana, mi esposo anunció que iba a prepararse para el Bautismo. Nuestra madre se reconcilió con la iglesia. Tuvimos un hijo y lo bautizamos según el rito católico. Mi cuñada y su esposo, al ver cuán felices éramos con nuestra nueva religión, se hicieron católicos, y mi marido y yo somos padrinos de sus tres hijos.
¡Todo debido al Rosario rezado en voz baja por una buena mujer!

LAS VACACIONES DEL PAPA FRANCISCO

Las vacaciones del papa Francisco
 Fecha: 18 de Julio de 2015



El director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, entrevistado por TV2000, al regreso de su viaje a América Latina explicó las vacaciones de verano del papa Francisco, que en Europa son el mes de julio o agosto. Las escuelas y centros de estudios suelen estar cerrados en este período. Actualmente bastante menos, pero hasta pocos años atrás en el mes de agosto la ciudad de Roma se vaciaba.

El portavoz indicó que ahora “el papa Francisco está preparando, en la Casa Santa Marta, en donde tiene su residencia en el Vaticano, su décimo viaje apostólico a Cuba y a los Estados Unidos que será del 19 al 27 de Septiembre”.

Precisó además que el Santo Padre “está escribiendo los discursos que dirá en los dos países, en especial el de las Naciones Unidas, en el Congreso de Estados Unidos y con motivo del Día Mundial de la Familia, en Filadelfia”. El director de la Oficina de prensa de la Santa Sede consideró que estos compromisos “requieren una preparación no indiferente”.

O sea que en el mes de julio, no hay audiencia general en la Plaza de San Pedro y tampoco la misa en la Capilla de Santa Marta, a la que participa un pequeño grupo de fieles, la que retoma en septiembre.

En la Casa Santa Marta, Francisco aprovecha así el ritmo menos intenso de trabajo para “estudiar, leer, responder cartas y preparar sus próximas citas”. O sea las vacaciones no incluyen ir a Castel Gandolfo, la hermosa residencia pontificia de verano con verdes jardines, en donde la temperatura es un poco más baja que en Roma, sino en su residencia habitual: la Casa Santa Marta.

El único compromiso público sigue siendo la oración del ángelus el domingo, con los fieles en la Plaza de San Pedro.

En agosto en cambio recomienzan las audiencias generales aunque no en la plaza de San Pedro, sino, en el Aula Pablo VI, debido al gran calor de este mes.

¿CONTARLE MIS PECADOS A UN SACERDOTE?


¿Contarle mis pecados a un sacerdote?
El sacerdote está haciendo un servicio, que es actuar en nombre de Cristo 



Por: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net 




Cristo, durante su vida pública hizo muchos actos públicos de perdón de los pecados y en ninguno aparece que pidiera la lista de pecados del pecador.

No hay que olvidar que la Sagrada Escritura es sólo uno de los caminos por los que llegamos a la Revelación de Cristo. El otro es la Tradición de la Iglesia, es decir, lo que aprendió la Iglesia a partir del testimonio directo de los apóstoles que vivieron junto a Jesús. De hecho, el Nuevo Testamento lo escriben los mismos apóstoles y discípulos que o bien vivieron junto a Jesús, como es el caso de Mateo y de Juan, o bien escucharon el testimonio de aquellos Apóstoles que vivieron en la intimidad con Él, como es el caso de Lucas y Marcos, por ejemplo. Y la Tradición ha sido siempre muy fiel a las enseñanzas de Jesucristo, fiel hasta dar la vida con tal de no modificar sus enseñanzas.

La primera Iglesia vivía una forma de confesión en la que se decían los pecados en privado al Obispo de la comunidad y luego se recibía la penitencia. En esto veía la Iglesia una forma de ser fiel a la dinámica de la Encarnación, que buscaba siempre la salvación del hombre a través de la naturaleza humana y al mismo tiempo respondía a una constante del corazón humano, que es la necesidad se saberse objetivamente perdonado, de escuchar "te perdono".

No se trata de confiar en el perdón, sino de tener la certeza de que Dios está actuando a través de medios humanos, según Él ha querido actuar siempre, desde su encarnación (Cf Mateo 18,18; Juan 20,23; Mateo 28,18-29). El sacerdote no está ahí por morbo, sino como conducto humano entre Dios y el hombre. Él olvida todo y no puede hacer uso de lo que tú le dices pues le obliga el secreto sacerdotal, que por gracia de Dios, nunca ha sido violado por ningún sacerdote en toda la historia de la Iglesia.

El sacerdote está haciendo un servicio, que es actuar en nombre de Cristo. Jesús podía conocer directamente al alma e incluso no hacía falta que hiciese público que perdonaba los pecados. Bastaba con su deseo y ya estaba. Que Él quisiera decir en público que los perdonaba era otra cosa, pero hoy no puede hacerlo. Necesita servirse de la Iglesia, que no tiene el poder de conocer el alma del pecador de modo intuitivo. Por eso escucha el pecado y da el perdón. Es una simple tarea de intermediario.


¿Cómo lo hacían en otras épocas en que no existía esta forma de confesión?

En todas las épocas de la vida de la Iglesia ha habido siempre una confesión individual. Hay muchos libros publicados por autores que se han dedicado a estudiarlo a fondo sobre documentos históricos y todos recogen siempre alguna forma de confesión individual. Es cierto que la forma de confesar los pecados que ahora vivimos fue instituida por los monjes irlandeses, pero antes, cuando se imponía públicamente la penitencia y se absolvía en público al penitente después de cumplirla, siempre la imposición de la penitencia estaba precedida de una exposición rigurosa de los pecados al obispo, cosa que se hacía en particular. También, muchas veces, la imposición de la penitencia solía hacerse en particular, excepto cuando se trataba de pecados públicos.


¿Se puede exigir al hombre de hoy esta única forma de confesión?

Sí. El hombre es una unidad psicosomática, es decir, compuesto de cuerpo y alma. Es claro que el perdón de los pecados es algo que se refiere al alma, pero también es claro que el ser humano necesita escuchar ese "te perdono" que da tanta tranquilidad. Seguramente, tú has tenido dificultades en tu trato con alguna persona a la que aprecias mucho. Siempre pasa en las relaciones humanas. ¿No es verdad que cuando quieres "arreglar las cosas" necesitas escuchar que la otra persona te perdona"? Si no, no te quedas tranquilo.


¿Debemos de dar tantas vueltas al tema, cuando creemos de verdad en la misericordia y el perdón de Dios?

No, si se las damos es porque nos cuesta aceptar que con un acto simple como exponer nuestros pecados y recibir la absolución de un sacerdote se nos perdone algo tan grave como es una ofensa a Dios. O también se las damos porque nuestra naturaleza herida por el pecado no quiere humillarse delante del confesor y prefiere arreglarse de otra forma.


¿No es mucho más importante el arrepentimiento sincero que el cumplimiento de una norma de la Iglesia?

Efectivamente, tanto que sin él no hay perdón de los pecados porque es la condición para alcanzarlo. Pero una cosa no quita la otra. El arrepentimiento, si es sincero, se expresa aceptando humildemente las normas de la Iglesia que no son inventadas, sino basadas en la Tradición de la Iglesia.
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