En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Jesús, por este día… Hoy quiero estar contigo. Quiero escucharte y en cada momento estar en tu presencia.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a lo unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Vengan, benditos de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestarán entonces: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?” Y el rey les dirá: "Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron".
Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apártense de mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron”.
Entonces ellos le responderán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos?” Y él les replicará: “Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo”. Entonces irán éstos al castigo eterno y los justos a la vida eterna".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El corazón no está hecho para migajas y sobras de amor…, no está hecho para un amor abstracto. El corazón está hecho para un amor concreto…, para un amor que goce, que sufra, un amor total.
El corazón no se contenta con ideas y amores de película… exige un amor real.
Jesús conoce mi corazón, pues Él lo ha creado y sabe, aún más que yo, lo que necesita. Sabe lo que necesita el que ama y lo que necesita el amado. También sabe que el corazón lo busca a Él y sólo a Él… lo sabe muy bien.
Jesús escucha los reclamos ante su ausencia. Escucha mis oraciones vacías ante su silencio pues desespero al no verlo.
Te pido que me muestres tu rostro y… ¡Ahí estás! Te muestras, te revelas en el prójimo… te revelas en sus heridas.
Quieres amar en mí y ser amado en el otro. Conoces los deseos que tengo de amor y te dejas amar en el otro. Sólo que… no te veo Señor; muchas veces sé que estás pero no te siento. Las debilidades e imperfecciones, propias y ajenas, me distraen, sin embargo, es ahí donde hay que amar… ahí me pides amar.
El amor que me inspiras en el silencio de la oración; el que me inspiras al contemplar la cruz…ése es el amor que me pides dar.
Nosotros los cristianos estamos llamados a contemplar el misterio del Amor no amado, y a derramar misericordia sobre el mundo. En la Cruz, árbol de vida, el mal ha sido trasformado en bien; también nosotros, discípulos del Crucificado, estamos llamados a ser “árboles de vida”, que absorben la contaminación de la indiferencia y restituyen al mundo el oxígeno del amor.
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hacer un acto de caridad a una persona necesitada, consciente de que se lo estoy haciendo al mismo Cristo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.