lunes, 9 de noviembre de 2015

HOY CELEBRAMOS LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN - 9 DE NOVIEMBRE


La fiesta de hoy
DEDICACIÓN O CONSAGRACIÓN
DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
9 de Noviembre 



Hoy celebra la Iglesia la fiesta de la dedicación o consagración de la basílica de Letrán, que es la catedral de Roma. En la Iglesia tiene importancia, porque al celebrar la catedral de Roma, quiere que estimemos no sólo todas las catedrales sino también todos los templos de nuestras comunidades cristianas católicas.

La basílica de Letrán comienza en los tiempos del emperador Constantino. Este emperador, con la influencia de su madre santa Elena, el año 313 había promulgado un decreto dando plena libertad a los cristianos para manifestar externamente su fe. La esposa de Constantino, Fausta que era cristiana, poseía en Roma un gran palacio que había pertenecido a la familia Laterani. Deseando celebrar el papa Melquíades un sínodo con muchos obispos, Fausta le cedió este palacio para el evento. Al poco tiempo murió Fausta y el emperador Constantino regaló este palacio al Papa, que ya era Silvestre I.

Además el emperador, en los grandes jardines que tenía el palacio, mandó construir una gran basílica para que fuese sede del papa y catedral de Roma. La consagración fue el 9 de Noviembre del año 324. El nombre del “Divino Salvador” proviene, dicen unos que porque con ese nombre se consagró. Otros dicen que procede de cuando en el año 787 se volvió a consagrar y una imagen del Divino Redentor sangró por los golpes de un judío. Se la conoce más con el título de san Juan, porque había dos altares importantes dedicados a san Juan Bautista y al Evangelista y sobre todo por el hermoso baptisterio en honor de san Juan Bautista.

Con esta basílica cambió el concepto de templo cristiano, ya que los templos paganos en Roma eran pequeños, pues no eran para reunión de la gente, sino sólo para morada de los dioses o ídolos. Algo parecido pasaba en el templo de Jerusalén, pues en lo más sagrado sólo estaba el “arca de la alianza”, símbolo de la presencia de Dios y sólo entraba un sacerdote. Toda la gente con sus ofrendas estaba en los patios. En cambio en los templos cristianos, además de la presencia de Dios y de la presencia real de Jesús en la Eucaristía, se reúne el pueblo cristiano para orar. Por eso no se pudieron cristianizar los templos paganos, sino que se usaron las basílicas. Estas eran unos edificios grandes, que servían para ventas, tribunales o política: actos grandes  presididos por el rey. De ahí su nombre, pues rey en griego se llama “basileus”.

El evangelio de este día habla de la expulsión de los comerciantes en el templo por parte de Jesús. El comercio allí se veía como normal, pues al tener la gente que ofrecer  animales, se les facilitaba la venta allí mismo y podían pagarlo mejor con la moneda del templo. El hecho es que Jesús ve que la ofrenda a Dios se ha convertido en un negocio y que todo ello es un gran impedimento para que la gente sencilla pueda acercarse a Dios por medio de la oración.

Así al Dios de Israel, que ama a su pueblo, y sobre todo a los pobres y sencillos, le han convertido en un dios lejano y exigente, que parece estar más con los ricos que pueden dar ofrendas mejores. Por eso Jesús tuvo esa reacción fuerte: para poder dejar un poco más claro que el Reino de Dios es de amor y de un culto y oración más interior, muy diferente de todo ese tinglado y negocio que habían montado aquellos sacerdotes y jefes que sólo se preocupaban por enriquecerse.

De hecho el templo no es totalmente necesario para estar con Dios, ya que lo importante es adorarle “en espíritu y verdad”. También nosotros somos templo de Dios, pues en aquel que ama a Dios habita la Santísima Trinidad. Pero el templo externo es muy conveniente, porque necesitamos expresar nuestra fe de una forma externa. El templo además representa a Jesucristo, que es la “imagen del Padre”; y en la mayoría de los templos habita Jesús, hombre y Dios, de una manera real en la Eucaristía. Por eso al estimar el templo, procuramos que sea artístico y hermoso, y lo adornamos, para sentirnos a gusto cuando estamos juntos y para demostrar nuestro amor a Jesucristo, a su madre, la Virgen María, y a algunos de sus siervos que están en el cielo.


P. Silverio Velasco

CONTRASTE - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE DEL 2015


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo enseñaba Jesús a la multitud y les decía:
–¡Cuidado con los letrados! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos. Esos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado enfrente del cepillo del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó dos reales. Llamando a sus discípulos les dijo:
–Os aseguro que esa pobre viuda ha echado en el cepillo más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.

Palabra del Señor

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mc, 12, 38-44

CONTRASTE

El contraste entre las dos escenas es total. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los escribas del templo. Su religión es falsa: la utilizan para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles. No hay que admirarlos ni seguir su ejemplo. En la segunda, Jesús observa el gesto de una pobre viuda y llama a sus discípulos. De esta mujer pueden aprender algo que nunca les enseñarán los escribas: una fe total en Dios y una generosidad sin límites.

La crítica de Jesús a los escribas es dura. En vez de orientar al pueblo hacia Dios buscando su gloria, atraen la atención de la gente hacia sí mismos buscando su propio honor. Les gusta«pasearse con amplios ropajes» buscando saludos y reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los banquetes buscan «los asientos de honor» y «los primeros puestos».

Pero hay algo que, sin duda, le duele a Jesús más que este comportamiento fatuo y pueril de ser contemplados, saludados y reverenciados. Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se aprovechan de su prestigio religioso para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel según la tradición bíblica.

Precisamente, una de estas viudas va a poner en evidencia la religión corrupta de estos dirigentes religiosos. Su gesto ha pasado desapercibido a todos, pero no a Jesús. La pobre mujer solo ha echado en el arca de las ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama enseguida a sus discípulos pues difícilmente encontrarán en el ambiente del templo un corazón más religioso y más solidario con los necesitados.

Esta viuda no anda buscando honores ni prestigio alguno; actúa de manera callada y humilde. No piensa en explotar a nadie; al contrario, da todo lo que tiene porque otros lo pueden necesitar. Según Jesús, ha dado más que nadie, pues no da lo que le sobra, sino «todo lo que tiene para vivir».

No nos equivoquemos. Estas personas sencillas, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Ellas son las que hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas. De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús. Son las que más se le parecen.

VISITAR A LOS ENCARCELADOS, UNA OBRA DE MISERICORDIA

Visitar a los encarcelados. Una obra de misericordia
Una simple visita que haga sentir el amor de Dios a la persona que esta presa


Por: H. Jesus Talavera, L.C. | Fuente: Catholic.net 



Muchas veces al acercarme al Evangelio me he llevado muchas sorpresas. Hoy, al leer el relato del juicio final, ha sido un caso de ellos. En concreto, la parte que dice: "Venid benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo […] porque estaba en la cárcel, y vinisteis a verme" (Mt 25,34-36). De ahí ha nacido esta pregunta: ¿Es posible que Jesús se encuentre en un preso?
La respuesta la da el mismo Evangelio: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicisteis" (Mt 25,40). Si el preso es inocente, Cristo está de un modo muy especial en él. Pero si es culpable, ¿se encuentra también en una persona "mala" o "injusta"? Sí, también ahí esta Jesús.
Y está porque Él mismo está preso dentro de los culpables. De alguna manera, Cristo se identifica con cada uno de nosotros, independientemente de quiénes seamos, cuánto bien o cuánto mal hayamos hecho. Quiere hablarnos por medio de nuestra conciencia, despertar nuestros corazones y hacernos ver que Él habita en nosotros. Solo espera que le demos una oportunidad.
Quien vive encarcelado tras haber cometido un delito toca fondo sobre las verdades de la vida, reflexiona sobre su pasado y descubre que sus acciones y actitudes no fueron las más correctas, y desea muchas veces enmendarse o encontrar la esperanza de ser perdonado. Necesita de misericordia, quiere encontrarse con Jesús (aunque muchas veces no lo sepa).
Es aquí cuando entra la misión de todo católico según una de las obras de misericordia: visitar al encarcelado. Una simple visita que haga sentir el amor de Dios a la persona que esta presa. Una visita que puede saciar ese "tengo sed" (Jn 19,28) de Jesús Crucificado y puede tornarse en una "llave" para sacar a Jesús de la cárcel del olvido.
Jesucristo mismo nos da el ejemplo de acompañar y comprender a quien sufre el encarcelamiento no solo físico, sino también el espiritual: comía con los que eran prisioneros del pecado, con publicanos y prostitutas (Mt 9,11); ofrece el perdón al buen ladrón (Lc 23,42); y prepara un banquete a quien se había alejado de él para vivir preso del pecado (Lc 15,22).
Por eso, en este año del Jubileo de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco, acerquémonos a nuestros hermanos que sufren en las cárceles, llevemos el testimonio del perdón y el amor del Señor a quienes no lo conocen, seamos ese vultus misericordiae (rostro de misericordia) que tanto necesitan las almas.
Demos la oportunidad de que Jesús actúe en ellos y en nosotros: en ellos para que comprendan la libertad de tener un corazón en el que Cristo vive; y en nosotros, para que no seamos ajenos al sufrimiento del Señor y podamos descubrirle en cada uno de nuestros hermanos. Y así, "seremos bienaventurados de ser misericordiosos, pues recibiremos misericordia" (cf. Mt 5,7).

LA MUERTE DE UN POLÍTICO


La muerte de un político



Un día, mientras caminaba por la calle, un dirigente de un importante partido político es trágicamente atropellado por un camión y muere. Su alma llega al paraíso y se encuentra, en la entrada, a San Pedro en persona.

- "Bienvenido al paraíso", le dice San Pedro: - "Antes de que te acomodes, parece que hay un problema. Verás, muy raramente un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer contigo. Lo que haremos será hacerte pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrás elegir dónde pasar la eternidad".

Y con esto, San Pedro acompaña al político al ascensor y baja, baja hasta el infierno. Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay un club y, de pie, delante de él, están todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, todos vestidos con traje de noche y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa del pueblo. Juegan un agradable partido de golf y luego, por la noche, cenan juntos en el Restaurante Gourmet del club, con langosta como plato principal y los atienden hermosísimas meseras.

Se encuentra también al Diablo, que de hecho es un tipo muy simpático y se divierte mucho contando chistes y bailando. Se está divirtiendo tanto que, antes de que se dé cuenta, es ya hora de irse. Todos le dan un apretón de manos y lo despiden mientras sube al ascensor.

El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando. "Ahora es el momento de pasar a la antesala del paraíso".

Así que el político (inescrupuloso, ciertamente), pasa las 24 horas sucesivas saltando de nube en nube, tocando el arpa y cantando en la antesala del paraíso. Antes de que se dé cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarlo.

- "Ya has pasado un día en el infierno y otro en la antesala del paraíso, ahora debes elegir tu eternidad".

El hombre reflexiona un momento y luego responde: - "Bueno, el paraíso ha sido precioso y todos son muy amables. Aunque sólo conocí la antesala. Sin embargo, creo que he estado mejor en el infierno. Además allá están casi todos mis amigos".

Así que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja, baja, hasta el infierno. Cuando las puertas del ascensor se abren, se encuentra en medio de una tierra sombría y desierta, cubierta de excrementos y desperdicios. Ve a todos sus amigos atormentados por los demonios en medio de llamas devoradoras que los calcinan. El Diablo lo alcanza y le pone un brazo en el cuello.

- "No entiendo -balbucea el político-. Ayer estuve aquí y había lindas mujeres, un campo de golf y un club, comimos langosta y caviar, bailamos y nos divertimos mucho. Ahora todo lo que hay es un terreno desértico lleno de fuego, inmundicias y tormentos sin fin...".

El Diablo lo mira, sonríe y maliciosamente le responde:

- "Ayer estábamos en campaña. ¡Hoy..., ya votaste por nosotros...! ¡Malvenido, infeliz!".

FELIZ LUNES !!


viernes, 6 de noviembre de 2015

AVISO IMPORTANTE A LOS LECTORES DEL BLOG CATÓLICO GOTITAS ESPIRITUALES


A todos mis lectores y visitantes, les comunico que me ausentaré el día sábado 7 y domingo 8 de noviembre, por motivos personales.

Estaremos publicando nuevamente el lunes 9 de Noviembre.

Gracias y Bendiciones!!

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 6 DE NOVIEMBRE DEL 2015


El administrador astuto
Parábolas


Lucas 16, 1-8. Tiempo Ordinario. A la vez Jesús nos invita y exhorta a ser sagaces, mas no astutos. Esta cualidad debe ser expresión de la caridad cristiana. 


Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Era un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: "¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando." Se dijo a sí mismo el administrador: "¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas." Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?" Respondió: "Cien medidas de aceite." Él le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta." Después dijo a otro: "Tú, ¿cuánto debes?" Contestó: "Cien cargas de trigo." Dícele: "Toma tu recibo y escribe ochenta." El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

Oración introductoria
Señor Jesús, quiero tener la audacia y habilidad para saber darte el lugar que te corresponde en mi vida. Creo en Ti, confío y te amo, ilumina este rato de meditación para que nada me distraiga y sepa guardar el silencio que me permita realmente conocer tu voluntad.

Petición
Señor, ayúdame a saber aprovechar mi tiempo, especialmente este momento de meditación.

Meditación del Papa Francisco
Este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podrían decir: ¡pero, este hombre ha hecho lo que hacen todos! Pero todos, ¡no! Algunos administraciones de empresas, administradores públicos, algunos administradores de gobierno... Quizá no son muchos. Pero es un poco esa actitud del camino más corto, más cómodo para ganarse la vida.
En la parábola del Evangelio el patrón alaba al administrador deshonesto por su 'astucia'. La costumbre del soborno es una costumbre mundana y fuertemente pecadora. Es una costumbre que no viene de Dios: ¡Dios nos ha pedido llevar el pan a casa con nuestro trabajo honesto! Y este hombre, administrador, lo llevaba pero ¿cómo? ¡Daba de comer a sus hijos pan sucio! Y sus hijos, quizá educados en colegios caros, quizá crecidos en ambientes cultos, habían recibido de su padre suciedad como comida, porque su padre, llevando pan sucio a casa, ¡había perdido la dignidad! ¡Y esto es un pecado grave! Porque se comienza quizá con un pequeño soborno, ¡pero es como la droga eh! La costumbre del soborno se convierte en dependencia. (Cf. S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2013, homilía en Santa Marta)..
Reflexión
El administrador de la parábola había abusado de la confianza de su amo subiendo los precios en beneficio propio. Ante las quejas de los clientes y la amenaza de despido, recapacita, aunque sólo sea por conveniencia, y renuncia a su propio beneficio, pidiendo lo justo a los clientes.

Ante esta situación, nosotros pensamos que ese administrador, aunque haya cambiado de actitud, no es de fiar. En cambio, para Jesucristo tiene más valor el cambio de comportamiento que el pecado. Él conoce nuestras caídas, pero basta un sincero arrepentimiento y que le pidamos perdón, para que nos devuelva su confianza y se sienta orgulloso de nosotros, como el amo de la parábola con su administrador.

A la vez Jesús nos invita y exhorta a ser sagaces. Esta cualidad debe ser expresión de la caridad cristiana. La astucia, relacionada siempre con el maligno, significa fingir, mentir, engañar, para lograr lo que queremos. En cambio, la virtud humana de la sagacidad consiste en la habilidad para encontrar los medios justos y más eficaces para alcanzar un objetivo, como puede ser vivir nuestra fe y amor a Dios.

Llama la atención ver cómo algunos son muy capaces de obtener lo que se proponen en el ámbito del trabajo, de la familia o con las amistades. En cambio se comportan con temor y se sienten impotentes a la hora de hablar de Jesucristo y de su doctrina, o de hacer algo por la construcción de la civilización de la justicia y del amor cristianos.

Propósito
Si para nosotros, Cristo fuera, de verdad, el valor más importante, ¿no deberíamos comportarnos con más sagacidad?

ESTAMPAS CON JACULATORIAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS









EL SANTO ROSARIO

El SANTO ROSARIO




Paseaba un día el apóstol Santo Tomás por los jardines del cielo, cuando vio pasar un alma que no resplandecía tanto como las demás... y luego vio otra... y una más... De inmediato fue a reclamarle a San Pedro...Oye, Pedro, ¿por qué andan por ahí algunas almas que luego se ve que no tienen tantas cualidades y virtudes como las demás? Pedro le contestó un tanto nervioso, ya que Tomás era capaz de armarle un escándalo que hasta el puesto le podía costar. ¿Dime por dónde, Tomás? Por todos lados, indicó el quejoso. Vamos a ver -dijo Pedro-, y saliendo de la portería se dirigieron a los jardines.

En efecto, por doquier se veían almas que no resplandecían tanto. Sin embargo se veían felices de estar ahí.

Pues mira, esos no han pasado por la puerta. Yo no los hubiera dejado entrar... puntualizó Pedro. Pues entonces aquí está pasando algo raro, y más nos vale que investiguemos -dijo con determinación Tomás, el cual necesitaba ver el origen de la situación. Decidieron recorrer las vallas del Paraíso, y para su sorpresa encontraron un gran agujero en una de las vallas, la que quedaba más cerca de la Tierra.

¡ Caramba ! Es por aquí por donde se están colando -dijo con aire triunfal Tomás-. El que hizo esto, lo va a pagar caro con nuestro Dios, que aunque bueno, es muy justo... sentenció Pedro. Se acercaron ambos al agujero, y con sorpresa descubrieron que había atado de ahí un inmenso rosario que llegaba hasta la Tierra, y muchas almas por ahí venían subiendo.

Ambos apóstoles se giraron con cara de sorpresa y consternación... Tras un silencio, Pedro dijo: Ay, María no ha cambiado nada. Desde que la conocí en Caná supe que era de esas personas que no dejan de ayudar... (Jn 2, 1-11) Tomás resignado dijo: Si ni su Hijo se le escapa. ¿Te acuerdas de que no quería hacer el milagro de las bodas de Caná y con una sola mirada de Ella accedió? Pedro concluyó diciendo: Mira, Tomás, tú y yo no hemos visto nada... .

¿Vosotros también?, resonó una voz que los sobresaltó... Con cara de asustados se volvieron hacia el Señor y percibieron una grata sonrisa. Él les dijo: "No os preocupéis... Son cosas de Mamá".

Este es un simple cuentecillo, pero que sin duda refleja una gran verdad. Una vida Espiritual sólida se debe basar en el rezo diario del Rosario. Es habitual escuchar frases como "Tengo mucho que hacer, no tengo tiempo para el Rosario, etc." Nuestro principal deber es alcanzar la vida eterna... ¿De qué nos serviría ganar el mundo entero si perdemos nuestra alma?

¿POR QUÉ NECESITAMOS TODOS ESTE AÑO DE LA MISERICORDIA?


¿Por qué necesitamos todos este Año de la Misericordia?
Todo se resume en el amor que, si es verdadero, no es excluyente, llega a todos...


Por: Pablo Cabellos Llorente, en Las Provincias 
Fuente: www.almudi.org 




Seguramente no existe nadie con tan mal corazón que no se rebele de algún modo ante la miseria cercana o distante, ante la injusticia manifiesta en tantos aspectos y ambientes de nuestra sociedad, ante la falta de libertad de expresión para ciertos temas –ideología de género y epígonos, por ejemplo-, ante la falta de recursos sanitarios de algunas personas, ante la imposibilidad, en cualesquiera casos, de acceder al tipo de educación que deseas para tus hijos, ante la miseria moral en la que vive mucha gente, etc., etc. Pero es muy posible que, en la relación incompleta que acabo de describir, unos reaccionarán de un modo mientras que otros lo harán de manera diversa.

Esa pluralidad, en principio, no es  mala, porque no todos percibimos la problemática del mundo con idéntico sentir. Tal vez aquí emerge un aspecto de la misericordia hacia los demás escasamente contemplado. Me refiero a la grandeza de corazón –magnanimidad-, a la virtud de no resistir en nuestra torre de marfil y abrir nuestras ventanas al mundo. Eso se llama también respeto a la libertad personal de todos y cada uno, sin tratar de imponer nada a nadie. ¡Oiga! ¿Y esto lo dice usted que es sacerdote católico y tiene un Credo? Pues sí, porque la religión no puede ser impuesta a ninguno. Sin libertad, no hay fe. Y cuando eso ha sucedido a lo largo de la historia, nada se ha logrado –salvo males-, porque la intimidad de la conciencia no puede ser torcida a la fuerza por nadie. Y atento el político que ha de gobernar para todos.

Aun intentando generalizar, es muy posible que no todos poseamos similar concepto de compasión –padecer con- o misericordia: llevar en el propio corazón la miseria ajena. Suena bien, pero ¿cuántas veces hemos ejercitado esta noble virtud sin culpar a otros, sino avistando las propias culpas? Y, por supuesto, no me refiero a pecados en algo genérico, sino en eso que sucede y criticamos, en aquello que ocurre en las antípodas: ¿qué he hecho yo mal? ¿En cuantos momentos hemos hablado de lo que hay que trabajar sin haber movido un dedo por esa tarea? Justo lo contrario de lo espetado a un arzobispo que hace más por los emigrantes que todos sus verdugos. Obras son amores y no buenas razones.

Esos nuestros modos de pensar, de hablar o escribir, de trabajar…, nos facilitan la visión positiva que supone mirar a un año dedicado a la misericordia. En la Bula que lo convoca –a partir del próximo 8 de diciembre-, Francisco escribe: “Redescubramos las obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y no olvidemos las obras de misericordia espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y difuntos”. Después, ha sugerido algo muy práctico para los primeros siete meses de este año: hallar para cada mes de ese tiempo una obra de misericordia corporal y otra espiritual en la fijemos nuestros objetivos. Así viviremos las catorce de modo permanente.

Seguramente, esta idea del Papa puede servirnos a todos para despertar nuestra conciencia muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, de la soledad, de la incomprensión que es otro duro modo de aislamiento, como también sucede con la ignorancia o la falta de acogida al emigrante, la capacidad de perdonar  y solicitar perdón, la virtud de ser mujeres y hombres de paz, de vencer el rencor con el cariño, de salir a todas las periferias existenciales en busca de quien pueda recibir un algo de nuestra asistencia. Al fin y al cabo, todo se resume en el amor que, si es verdadero, no es excluyente, llega a todos. De modo tempestivo, el Papa cita en su Bula las conocidas palabras de Juan de la Cruz: “En el ocaso de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor”.

Vuelvo al título de estas líneas: ¿no es cierto que a todos nos viene bien este Año de la Misericordia? Ciertamente esta virtud cordial resulta ineludible siempre, tanto dándola como siendo receptores. No obstante, será muy útil este empentón no sólo para subir el listón una temporada, sino para sostener y hacer progresar lo conseguido. Es una tarea costosa, es un trabajo de cuantos vivimos en este planeta, pero ¿no es ilusionante pensar en un mundo mejor, construido por el perdón, la comprensión y la generosidad de todos? Es cierto que la misericordia es un concepto nacido con el cristianismo pero, en la mayoría de sus aspectos, es propiedad de la humanidad. Por eso nos alcanza de muchas maneras a todos los humanos.


Una palabra para los bautizados: sería poco lógico el deseo de lograr esta virtud en alto grado sin acceder al Sacramento del Perdón, la muestra más alta de la Misericordia de Dios con el ser humano.

GLORIA: LA ALABANZA, UN ACTO DE AMOR


Gloria: La alabanza, un acto de amor
Partes de la Misa: Gloria.

La alabanza es oración pero sobre todo, un modo de vivir. A Dios le damos gloria con nuestra vida.


Por: Taís Gea | Fuente: Catholic.net 




La alabanza, un acto de amor
En la Celebración Eucarística tenemos la posibilidad de alabar a Dios con la oración del Gloria.

La alabanza es un don que Dios da a las almas humildes ya que es la oración de quien se sabe colocar en su sitio y no pretender ser el Dios que merece ser alabado. “A Dios, el único sabio, por Jesucristo, ¡a él la gloria por los siglos de los siglos! Amén.” Rom. 16, 27.

Aquél que sabe reconocer su verdad de creatura es capaz de elevar el Espíritu a su Dios reconociendo su grandeza, su fuerza, su poder, su honor. “Solo tú eres Santo, solo tú Señor, solo tú Altísimo, Jesucristo”. Puede ayudar repetir una y otra vez en tu corazón: “Solo tú, solo tú. No yo Señor, solo tú”. Verás como, poco a poco, Dios va asumiendo el rol que le corresponde en tu corazón. “Recitad entre vosotros salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y salmodiad en vuestro corazón al Señor.” Ef. 5, 19.

La alabanza, un acto de conversión
Nuestra tendencia es constantemente la de ponernos en el lugar de Dios. La de entronarnos en reyes de nosotros mismos. “Así dice el Señor Yahveh: ¡Oh!, tu corazón se ha engreído y has dicho: «Soy un dios, estoy sentado en un trono divino, en el corazón de los mares.» Tú que eres un hombre y no un dios, equiparas tu corazón al corazón de Dios.” Ez. 28, 2.

Es por eso que la alabanza tiene una función de conversión. Con ella y gracias a ella ponemos nuestra mirada y nuestro corazón, una y otra vez en Dios. Se puede decir que vaciamos el trono para que se siente Él y desde ahí, desde nuestro corazón, reine. “Al que está sentado en el trono y al Cordero, alabanza, honor, gloria y potencia por los siglos de los siglos.” Ap. 5, 13.

Cristo, que está sentado en el trono de tu corazón, es el Cordero sin mancha que ha lavado con su sangre tus vestiduras (Ap. 7, 14). Deja que el Cordero reine y verás como tus vestidos escarlata se vuelven blancos como la nieve (Is. 1, 18). La conversión de tu corazón se irá realizando progresivamente a través de la alabanza.


La alabanza y la oración 
La alabanza es también la oración de los grandes en el amor, ya que no nos buscamos a nosotros mismos. El objeto de la oración no somos nosotros, sino solo Dios. La adoración nos descentra y pone a Dios en el centro. Es un gesto de donación y de ofrecimiento a Él, que merece toda alabanza. “Eres digno, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, el honor y el poder.” Ap. 4, 11.

Reconocemos los atributos de Dios y nos alegramos por ellos. “A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén.” Ef. 3, 20-21. Nos alegramos y llenamos de gozo porque Él es nuestro Dios. Es un modo de decirle lo orgullosos que estamos de Él. “Por tu inmensa gloria te alabamos”. Puedes decirle a Dios estas palabras con el cariño de un hijo que ve a su padre como el mejor. No hay nadie como tú, Dios nuestro, eres el más grande.

La alabanza, un modo de vivir
La alabanza, no es solo un tipo de oración. La alabanza es, sobre todo, un modo de vivir. A Dios le damos gloria con nuestra vida. Aquel que más ha agradado al Padre es Cristo, su Hijo. Lo dice en las palabras del bautismo en el Jordán: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.” Mt. 3, 17.

Dios Padre se complace en su Hijo porque fue quien cumplió Su voluntad del modo más perfecto. “Entonces dije: ¡He aquí que vengo -pues de mí está escrito en el rollo del libro- a hacer, oh Dios, tu voluntad!” Heb. 10, 7. Cumplir la voluntad de Dios es lo que lo hacía estar íntimamente unido a Él. La unión con Dios es una alabanza. Dios nos invita a ser uno en Cristo y siendo uno en Él podremos alabar al Padre celestial. “Que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros.” Jn. 17, 21. Somos uno con el Señor cuando vivimos unidos a Su querer. Es por eso que bendecimos a Dios y lo alabamos en nuestro día a día si estamos cumpliendo Su voluntad.

Durante el Gloria y el Santo te puede ayudar adoptar las siguientes actitudes: preséntate ante el Señor con tu corazón enamorado. Pide al Espíritu Santo que posea tu alma y la eleve. Deja que irrumpa en tu interior la alabanza, aunque no tengas palabras que decir. Quédate en silencio pero con el corazón ensanchado por ella. Escucha a la Iglesia entera que alaba a su Dios diciendo: “Santo, Santo, Santo es el Señor”. Adopta las pocas palabras que puedas pronunciar. Vive unido a Dios, en su voluntad, esa será la más grande alabanza.

DECÁLOGO PARA EL ENFERMO


DECÁLOGO PARA EL ENFERMO
escrito por San Juan María Vianney



1.-"La cruz es el regalo que Dios hace a sus amigos"

2.-"Deberíamos ir afanosos en busca de la cruz, como vá el avaro tras el dinero"

3.-" Las contradicciones nos ponen al pie de la Cruz y la cruz a la puerta del cielo

4.-" La mayor cruz es no tener cruz"

5.-"Yo no comprendo cómo un cristiano puede odiar la cruz y sacudirla de sus hombros"

6.- "Nada nos hace tan parecidos a Nuestro Señor como llevar su cruz; y todas las penas son dulces cuando se sufren en unión con Él"

7.- "¡Cuán felices nos consideraremos en el día del juicio por nuestros sufrimientos!"

8.-" ¡Qué dulce es morir cuando se ha vivido siempre sobre la cruz!"

9.-"El temor de la cruz es la más grande de nuestras cruces"

10.-" ¡Qué dulce, qué bello es conocer, amar y servir a Dios! Esto es lo único que tenemos que hacer en este mundo.


Cuando el sufrimiento te apriete, recuerda este decálogo de San Juan María Vianney (el Cura de Ars) y repite las siguientes palabras: "Qué dulce es morir cuando se ha vivido siempre sobre nuestra cruz."

SONRÍE a tu cruz y te será más fácil aceptarla y llevarla.

LAS SIETE REGLAS DEL GALLO


LAS 7 REGLAS DEL GALLO




Muchas veces nos sentimos incapaces de realizar ciertas actividades o desarrollar proyectos por creer que somos poca cosa. Sin embargo, nunca debemos pensar que no servimos, pues para Dios todos servimos (aunque no todos para lo mismo). Si Dios pudo utilizar un simple gallo para recuperar a un apóstol como Pedro, también puede apoyarse en ti para muchas cosas.

Tan sólo debes de seguir las 7 reglas del gallo:

1- El gallo se levanta temprano e inmediatamente emprende su tarea (que Dios le ha confiado).

2- El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo que puede, lo mejor que sabe.

3- El gallo sigue cantando aunque nadie lo anime ni se lo agradezca. En realidad, no espera que nadie lo haga.

4- El gallo despierta a los que duermen. Su tarea es impopular, pero necesaria.

5- El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.

6- El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca. Es un excelente centinela.

7- El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo, de que nadie le felicite o de que a nadie le importe su cometido.

¡OH JESÚS MISERICORDIOSO! SED PARA MÍ, LA LUZ Y SALVACIÓN


FELIZ VIERNES!!!


jueves, 5 de noviembre de 2015

PRIMER VIERNES DEL MES DE NOVIEMBRE, DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, 6 DE NOVIEMBRE


PRIMER VIERNES DEL MES DE NOVIEMBRE
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
6 de Noviembre 2015




Breve Consideración

Jesús a su hija Margarita María de Alacoque: "Así herido como me ves, me han puesto varias almas, que me acaban de maltratar por una Comunión indigna: han hecho revivir todos los dolores de mi Pasión. !Y son almas escogidas! !Mira la herida que me infieren los de mi casa y de mi pueblo! Los otros, los extraños, se conforman con flagelarme, pero éstos !ay!, lastiman mi Corazón que no ha cesado de amarles un instante".



ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS POR MEDIO DE LA VIRGEN SANTÍSIMA

!Santísima Virgen, Madre de Dios y querida Madre y abogada nuestra! Tus hijos, unidos en un mismo sentimiento de cariño, nos arrojamos a tus plantas deseosos de renovar el propósito de servirte con la mayor fidelidad. Te suplicamos que nos consagres, como esclavos tuyos, al adorable Corazón de Jesús, con todo lo que somos, sin reservarnos cosa alguna, pues no queremos tener otra libertad que la de amarle, ni otra gloria que la de pertenecerle en calidad de siervos y víctimas de su amor.

!Oh María, esperanza nuestra! Haz que sintamos cuán poderosa eres con el Corazón de Jesús, y acredita tu valimiento cobijándonos en él, como en mansión perpetua. Ruégale que ejercite su dominio supremo en nuestras almas, reinando por amor a nuestros corazones, a fin de que nos consuma y transforme totalmente en sí. Sea Él nuestro tesoro, nuestra delicia, nuestro amor y nuestro Todo en todas las cosas, destruyendo y anonadando en nosotros todo lo que sea nuestro, y poniendo en su lugar todo lo que es suyo. Sea Él el sostén de nuestra incapacidad, la fuerza de nuestra flaqueza y la alegría de todas nuestras tristezas.

!Oh Sagrados Corazones de Jesús y de María! Remediad todas las miserias de los nuestros, suplid por todo lo que nos falta y consumid nuestras frialdades y tibiezas, ya que ciframos nuestra felicidad en vivir y morir como esclavos del adorable Corazón de Jesús y como siervos de la dulcísima Madre. Así sea.

(De Santa Margarita María de Alacoque)



UNDECIMA PROMESA QUE SE CUMPLE EN EL MES DE NOVIEMBRE:

Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre grabado en mi Corazón y jamás será borrado de el.


Agradezcamos al Salvador tan consoladora promesa, y pidámosle que nos haga acreedores a semejante predestinación, recitando las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús:



V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.



UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS LOS ASOCIADOS:

"No os arredren las contradicciones en la obra de amor y sacrificio por el  Corazón de Jesús...  El mismo Salvador me ha asegurado que reinará a pesar de las oposiciones, y no obstante sus enemigos. !Oh, sí!, el infierno no podrá nada en contra de este último esfuerzo de Jesús. !Ánimo, pues, y apresuremos la victoria de su Sagrado Corazón!

Un Padrenuestro y Avemaría por los agonizantes y pecadores.



ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.


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