Jacinta Marto
La admirable vidente de Fátima
Jacinta era una niña cuando Nuestra Señora apareció. Entra en la Historia a los siete años, precisamente en la edad en que habitualmente se acostumbra indicar como la del comienzo de la vida consciente y de la razón. ¿En qué medida una criatura de esa edad es capaz de practicar la virtud? ¿Y de practicarla de modo heroico?
La historia de la espiritualidad católica tiene ejemplos sorprendentes de santidad a poca edad: Santa María Goretti, martirizada a los 11 años con plena consciencia de lo que hacía; Santo Domingo Savio, que murió a los 15 años.
Jacinta – y su hermano Francisco – después de un riguroso proceso en Roma, tuvieron reconocidas sus virtudes heroicas, pudendo ser venerados privadamente como santos. ¿Cuál es el secreto de la santidad de Jacinta? EL tema VIENE ocupando actualmente la atención de los católicos y merece ser conocido por nuestros lectores.
Jamás se verá, en aquel lugar, una cosa semejante: 70 mil personas, venidas de todas partes de Portugal, están reunidas, bajo la lluvia, en un lugar llamado Cova da Iria. ¿Qué ocurrió?
Estamos en el día 13 de octubre de 1917. A duras penas, los tres pastorcitos intentan detener a la multitud rumbo a sus pequeñas casas en Aljustrel. La menor de las criaturas - nuestra Jacinta - es conducida a través de atajos por un soldado, que la protege de las manifestaciones de entusiasmo de personas que desean verla y dirigirle la palabra. Millares de preguntas, pedidos de oración e intercesiones. Conversiones, lágrimas de alegría...
Los pequeños – Lucia, Francisco y Jacinta - no prestan atención en la multitud reunida, la cual presenciara el milagro del sol al final de la última aparición. Sus mentes están tomadas por la sublimidad y por el esplendor del extraordinario suceso sobrenatural que hace poco acaban de contemplar. La Señora del Cielo, la que había hablado seis veces, acababa de realizar el milagro prometido...
Desapego en cuanto a las alabanzas de los hombres
Jacinta Marto, con apenas siete años de edad, está dotada de una seriedad marcante. La frente fruncida indica profunda preocupación. Los ojos, que aún reflejan maravillosamente el brillo de lo que habían contemplado, están contraídos pero calmados, indicando un alma inclinada al recogimiento.
¿Qué decir de esta fisionomía? Tal vez Jacinta se esté recordando de los penosos caminos recorridos anteriormente en medio del desprecio, los improperios y hasta de los golpes de aquellos que ahora están en medio de la multitud. No... la alegría del momento no la impresiona, ella conoce bien la inconstancia del espiritu humano. Su voluntad está puesta en Dios, en el cumplimento de Su voluntad, de tal modo que, después de las apariciones, llevó verdaderamente la vida de una grande santa. La Congregación para la Causa de los Santos constató: su voluntad era enteramente sometida a la de Dios. ¡Cómo sería útil, principalmente para nuestros días, conocer la vida de esta niña!
El camino de la santidad
En el espacio de tiempo que va desde los siete a los diez años, en que soportó heroicamente el fardo de la enfermedad que la llevaría a la muerte, Jacinta forjó el camino de la santidad. Ya en esa tan precoz edad conoció profundamente la realidad de la vida. Su existencia fue corta, aunque repleta de acontecimientos extraordinarios e incluso fascinantes. La descripción de ellos sobrepasaría los límites de este artículo. Tendremos que reducirnos a los trazos resaltantes de su alma, a algunas escenas de su vida y mencionar algunos testimonios.
El camino de la santidad, al que ya nos referimos, esta pequeña lo recorrió de tal manera que sus padres y parientes llegaron a exclamar respecto a ella y a los otros dos videntes: "Es un misterio que no se logra comprender. Son niños como otros cualquiera. Sin embargo, se percibe en ellos un algo extraordinario!" Sí... ¿que había de extraordinario en esas criaturas que las personas (¡hasta hoy!) no consiguen entender?
¿Quien fue Jacinta Marto? Última de una gran prole, nació el 11 de marzo de 1910. De naturaleza alegre, era una chica como las otras. Jugaba, cantaba, tenía sus defectos mayores o menores, su temperamento y, naturalmente, sus preferencias... hasta el 13 de mayo de 1917.
Oración y sacrificios rescatan a los pecadores
Después de ese día, Jacinta emprendió un profundo cambio interior, una conversión de vida como Nuestra Señora había pedido. Las palabras de María Santísima impregnaron de modo indeleble su alma y pasaron a ser el contenido, el ideal de su vida. Más aún, colocó ese ideal en práctica.
"Haced penitencia por los pecadores! Muchos van al infierno porque nadie reza y se sacrifica por ellos." - Tales palabras encontraron profunda resonancia en Jacinta. ¡Y con que inquebrantable voluntad ella hacía penitencia! Aquí van mencionados algunos ejemplos de esta joven y ya gran santa. Ella no vacilaba en ayunar, frecuentemente, un día entero sin comer o beber nada, dando alegremente su pan a los chicos pobres. Otros días, comía solamente aquello que más detestaba. Traía como penitencia una gruesa cuerda en torno a la cintura. ¡Nada, ningún sacrificio le parecía demasiado grande, tratándose de la salvación de las almas!
El pecado y el Cielo en su espiritualidad
De hecho, puede decirse que la espiritualidad de Jacinta se funda en los pedidos formulados por Nuestra Señora. Esta contiene dos aspectos importantes: 1) claro concepto del pecado; 2) noción muy definida de la belleza sobrenatural del Cielo. Exactamente dos puntos en relación a los cuales nuestra época está inmensamente distante.
No se habla mas de pecado. Esta palabra está siendo omitida en la catequesis y desvanecida del pensamiento de las personas. Juntamente con eso, ¡va siendo también eliminada necesariamente la idea del proprio Dios! Pues, ¿de que otra cosa se trata sino de la honra divina que es ofendida por el pecado?
Estrechamente relacionado con ese pensamiento viene el segundo punto: la noción clara de la belleza sobrenatural del Cielo. Cuanto mas intensamente un alma tiene esa noción de lo sobrenatural celeste, tanto mas fácil será su correspondencia a los llamados de la Madre de Dios. Jacinta es un ejemplo concreto arrebatador de tal correspondencia. El mensaje de su vida nos convida a reconocer esos aspectos del mensaje de Nuestra Señora y hacerlos el eje orientador de nuestras vidas.
Enormes penitencias salvarán muchas almas
Profundamente impresionada por la visión del infierno y por el misterio de la eternidad, Jacinta no descartó ningún sacrificio mirando la conversión de los pecadores. En su enfermedad -- una tuberculosis que la llevó a la muerte -- ofrecía principalmente sus dolores: "Si, yo sufro, por eso ofrezco todo por los pecadores, para desagraviar el Inmaculado Corazón de María. Oh Jesús, ahora podéis salvar muchos pecadores porque este sacrificio es muy grande".
Todos los que conocían a Jacinta sentían cierto respeto por ella. Lucía, su prima, escribe: "Jacinta era también aquella a quien, me parece, la Santísima Virgen dio la mayor plenitud de gracias, conocimiento de Dios y de la virtud. Ella parecía reflejar en todo la presencia de Dios."
Incluso en su dolorosa molestia se mostraba siempre paciente, sin reclamos, enteramente desprendida. Conducta que no correspondía a su carácter natural. ¿Que posibilitaba a esa niña la práctica de tal fortaleza y manifestar semejante comportamiento?
La propia Jacinta da la respuesta a esa pregunta en su exclamación: "Gusto tanto de Nuestro Señor y de Nuestra Señora que nunca me canso de decir que los amo. Cuando digo eso muchas veces, ¡me parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema!" El amor ardiente a Jesús y María! Este fue el amor que transformó a Jacinta y que hizo de ella una copia fiel de las virtudes de la Virgen Santísima.
Último sacrificio: en la muerte, aislamiento
Tan heroica fue la muerte cuanto la vida de Jacinta, en un hospital de Lisboa, completamente abandonada. Este fue objeto de una de las últimas predicciones recibidas por Jacinta, directamente de Nuestra Señora. ¡Con que coraje conservó la niña este pensamiento! Dejémosla narrar esta profecía, confiada por ella a Lucía:
"Nuestra Señora me dice que voy a Lisboa, para otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres; que después de sufrir mucho, muero solita; pero que no tenga miedo, que allá Ella me va a buscar para llevarme al Cielo."
Nuestra Señora anunció también el día y la hora en que debería morir. Cuatro días antes, la Santísima Virgen le retiró todos los dolores. Como nadie estuvo presente en ese grandioso momento, podemos apenas imaginar la escena. ¿Como habrá sido la recepción de este pequeño lirio en el Cielo? Delante de Nuestra Señora, aquel rostro virginal no estará mas contraído por el sufrimiento, sino resplandeciente en presencia de Aquel que fue el Fundamento de su vida: "Si yo pudiese meter en el corazón de toda la gente la hoguera que tengo aquí dentro del pecho y así hacerla gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!"
De qué manera el conocimiento de la vida de Jacinta actúa sobre las almas, puede deducirse de las palabras del postulador de las Causas de Beatificación de ella y de su hermano Francisco: "Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados cuanto Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección".
"Su entrega a la voluntad de Dios fue total"
Decreto de la Santa Sede declara las virtudes de Jacinta
El 13 de mayo de 1989, un decreto da Congregación para la Causa de los Santos, firmado por el Cardenal Ángelo Felici, declaró la heroicidad de las virtudes de la Sierva de Dios Jacinta Martos.
El documento, recordando las palabras de Nuestro Señor "Si no os hiciereis como uno de estos pequeñitos no entrareis en el Reino de los Cielos" (Mt 18,3), afirma que Jacinta "correspondiendo sin reservas a la gracia divina realizó rápidamente una gran perfección en la imitación de Cristo y voluntariamente consumió su breve existencia por la gloria de Dios, cooperando en la salvación de las almas mediante fervorosa oración y asidua penitencia".
Después de resumir su vida, el decreto declara que "su entrega a la voluntad de Dios fue total", el esfuerzo "para corresponder al amor y a las gracias de Dios fue constante", dando pruebas de "poseer en alto grado las virtudes teologales y las virtudes de la prudencia, justicia, templanza, humildad, sinceridad y modestia".
En la misma fecha, la Santa Sede declaró las virtudes del Siervo de Dios Francisco Marto, hermano de Jacinta.
"Privadamente, Jacinta puede ser venerada como santa!"
Entrevista con el Postulador de la Causa de Beatificación de Jacinta y Francisco
El Padre Luis Kondor, SVD, es el Postulador de las Causas de Beatificación de Jacinta y Francisco. Nació en Hungría, donde, como sacerdote, sufrió la persecución comunista. En 1949, salió de su patria. Veinte años después, cuando deseó regresar, no le fue permitida la entrada. Actualmente vive en Fátima, en la sede de la Postulación de los Pastorcitos, donde concedió a Nuestro enviado especial, Felipe Barandiarán, la interesante entrevista que publicamos a continuación.
Catolicismo – ¿Cuando V.R. recibió el encargo de ser el Postulador de la Causa de Beatificación de los Pastorcitos?
Padre Kondor - Fui nombrado e hice juramento el día 19 de marzo de 1961. Por lo tanto, hace 36 años. En 1963 comencé a editar un boletín, en siete lenguas, que ahora tiene un tiraje de 80 mil ejemplares y que es enviado a todos los Obispos del mundo.
Inicialmente quiero aclarar que las Causas de Beatificación [de los dos pastorcitos] no tenían ninguna esperanza de ser bien acogidos y aprobados. En 1937, los procesos de niños y jóvenes de hasta 17 años fueron suspendidos por el Papa, una vez que las Comisiones de la Congregación para la Causa de los Santos, en Roma, manifestaron la opinión de que niños y jóvenes con hasta aquella edad no eran capaces de practicar heroicamente las virtudes, que es el primer paso para la beatificación, tratándose de niños y jóvenes no mártires.
En 1979, cuando los procesos de Jacinta y Francisco llegaron a Roma, la Congregación para la Causa de los Santos resolvió reestudiar la cláusula papal que impedía procesos referentes a menores de 17 años. Después de oír a teólogos, psicólogos, médicos, educadores y peritos de todo género, los Cardenales miembros de la Congregación se pronunciaron por la admisión de los procesos de Jacinta y Francisco, considerando que, aunque los niños no sean habitualmente llamados a un grado heroico de santidad, pueden existir, en la acción de la gracia, excepciones a esa regla. Y así, los procesos fueron acogidos. Y desde entonces otros procesos de niños están en curso.
Catolicismo – ¿Y cuando comenzó propiamente el proceso?
Padre Kondor – En 1951. Pero era considerado con mucha incertidumbre, pues existía la referida prohibición. Lo que se siguió después fue muy rápido. En 1980, fui nombrado Postulador en Roma. Nueve años después, el 13 de mayo de 1989, el Papa declaró las virtudes heroicas. Por tanto, los pastorcitos pasaron la prueba con "summa cum laude". Todos los peritos - siete peritos para cada uno de los procesos - después de examinar durante siete años tales procesos, votaron finalmente a favor, de modo unánime, quedando cerrado el caso. Esto permite venerar particularmente a los pastorcitos como santos. Para la veneración pública la Iglesia exige la beatificación. Y para la beatificación es necesario otro proceso, es necesario probar un milagro, científicamente, y que este milagro haya sido producido por la acción de los pastorcitos.
Ya tuvimos una cura en Málaga, en España. pero, al final, una serie de médicos consideraron que la cura -- que parecía milagrosa -- podría llegar a tener causas naturales. El caso fue entonces archivado. Ni siquiera fue presentado a la Congregación.
Ahora estamos examinando otro proceso, de la cura de una señora que estaba hacía 22 años paralítica, que comenzó de improviso caminar. Esto ocurrió en Leiria, Portugal. El proceso terminó y ya se encuentra en la referida Congregación. Esta señora nació en 1930, y durante 22 años estuvo en cama, sin moverse. De la cintura para abajo no sentía nada. Después de hacer una novena, preguntó a Jacinta, desde su cama, si seria curada. Y oyó una voz que le decía: "Siéntate, porque puedes". Comenzó entonces a sentir que la sangre empezaba a circular por las venas de las piernas. Se sintió curada y se sentó en la cama. Un auténtico alborozo se formó a altas horas de la noche en su casa: "Amelia se sentó!"
Los peritos médicos del proceso consideraron que el hecho no presenta explicación natural.
Catolicismo – ¿Que significa Fátima en su opinión?
Padre Kondor – En mi opinión, Fátima es la mayor revelación desde la venida de Nuestro Señor Jesucristo. Una intervención sobrenatural tan grande nunca existió en la Historia. En cualquier país del mundo la palabra Fátima es conocida.
Nunca en la Historia de la Iglesia dos pequeños fueron tan conocidos y estimados como Francisco y Jacinta. Ellos han traído innumerables almas para el camino de la perfección. La espiritualidad de Jacinta quedó marcada con su empeño por la conversión de los pecadores y para evitar que ellos vayan al infierno. Francisco, por su parte, caracterizó su misión con la frase "Dios está triste, debemos consolarlo".
Analogía entre las acciones ejercidas por Nuestra Señora sobre los pastorcitos de Fátima y la humanidad
"La verdadera directora espiritual de Jacinta, Francisco y Lucia fue, esencialmente, Nuestra Señora. La bondadosa Señora de Cova da Iria tomó a su cargo la realización de esa obra-prima y, como no podría dejar de ser, la llevó a cabo con pleno éxito. De sus manos prodigiosas salieron tres ángeles revestidos de carne, pero que, al mismo tiempo, eran tres auténticos héroes. La materia prima era de una plasticidad admirable y de la Artista ¿que más de puede decir? En su escuela los tres montañeses dieron en poco tiempo pasos de gigantes en el camino de la perfección. En ella se verificó al pie de la letra las palabras de un gran devoto de María, San Luis María Grignion de Monfort. En la escuela de la Virgen, el alma progresa mas en una semana que en un año fuera de Ella. La pedagogía de la Madre de Dios no sufre enfrentamientos. En dos años la Virgen Santísima consiguió levantar a los dos hermanitos - Francisco y Jacinta - hasta las cumbres mas elevadas de la santidad cristiana. El retrato que la mano segura de Lucía nos traza de Jacinta es revelador. Jacinta tenía un porte siempre serio, modesto y amable, que parecía traducir la presencia de Dios en todos sus actos, propio de las personas ya avanzadas en edad y de grande virtud. No le vi nunca aquella excesiva liviandad o el entusiasmo proprio de las niñas por adornos y juguetes.
"No puedo decir que las otras niñas corriesen hacia ella, como lo hacían hacia mí, eso tal vez porque la seriedad de su porte era demasiado superior a su edad. Si en su presencia alguna chica o incluso personas adultas decían alguna cosa o hacían cualquier acción poco conveniente, las reprendía diciendo: ‘No hagan eso que ofenden a Dios, Nuestro Señor, y El ya está muy ofendido’".
(Del libro del Padre Demarchi, "Era una Señora más brillante que el sol...", Seminario de las Misiones de Nuestra Señora de Fátima, Cova da Iria, 3a. Edición).