viernes, 1 de noviembre de 2019

FIELES DIFUNTOS , 2 DE NOVIEMBRE

Fieles difuntos
Memoria litúrgica, 2 de noviembre


Por: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net




Conmemoración de todos los fieles difuntos. La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud en celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna.

Un poco de historia

La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.

Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.

Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios.

A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.

Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.

La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. "No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos".

Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.

Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados”. (CEC 1479)

Costumbres y tradiciones.

El altar de muertos

Es una costumbre mexicana relacionada con el ciclo agrícola tradicional. Los indígenas hacían una gran fiesta en la primera luna llena del mes de noviembre, para celebrar la terminación de la cosecha del maíz. Ellos creían que ese día los difuntos tenían autorización para regresar a la tierra, a celebrar y compartir con sus parientes vivos, los frutos de la madre tierra.

Para los aztecas la muerte no era el final de la vida, sino simplemente una transformación. Creían que las personas muertas se convertirían en colibríes, para volar acompañando al Sol, cuando los dioses decidieran que habían alcanzado cierto grado de perfección.

Mientras esto sucedía, los dioses se llevaban a los muertos a un lugar al que llamaban Mictlán, que significa “lugar de la muerte” o “residencia de los muertos” para purificarse y seguir su camino.

Los aztecas no enterraban a los muertos sino que los incineraban.
La viuda, la hermana o la madre, preparaba tortillas, frijoles y bebidas. Un sacerdote debía comprobar que no faltara nada y al fin prendían fuego y mientras las llamas ardían, los familiares sentados aguardaban el fin, llorando y entonando tristes canciones. Las cenizas eran puestas en una urna junto con un jade que simbolizaba su corazón.

Cada año, en la primera noche de luna llena en noviembre, los familiares visitaban la urna donde estaban las cenizas del difunto y ponían alrededor el tipo de comida que le gustaba en vida para atraerlo, pues ese día tenían permiso los difuntos para visitar a sus parientes que habían quedado en la tierra.

El difunto ese día se convertía en el "huésped ilustre" a quien había de festejarse y agasajarse de la forma más atenta. Ponían también flores de Cempazúchitl, que son de color anaranjado brillante, y las deshojaban formando con los pétalos un camino hasta el templo para guiar al difunto en su camino de regreso a Mictlán.

Los misioneros españoles al llegar a México aprovecharon esta costumbre, para comenzar la tarea de la evangelización a través de la oración por los difuntos.

La costumbre azteca la dejaron prácticamente intacta, pero le dieron un sentido cristiano: El día 2 de noviembre, se dedica a la oración por las almas de los difuntos. Se visita el cementerio y junto a la tumba se pone un altar en memoria del difunto, sobre el cual se ponen objetos que le pertenecían, con el objetivo de recordar al difunto con todas sus virtudes y defectos y hacer mejor la oración.

El altar se adorna con papel de colores picado con motivos alusivos a la muerte, con el sentido religioso de ver la muerte sin tristeza, pues es sólo el paso a una nueva vida.

Cada uno de los familiares lleva una ofrenda al difunto que se pone también sobre el altar. Estas ofrendas consisten en alimentos o cosas que le gustaban al difunto: dulce de calabaza, dulces de leche, pan, flores. Estas ofrendas simbolizan las oraciones y sacrificios que los parientes ofrecerán por la salvación del difunto.

Los aztecas fabricaban calaveras de barro o piedra y las ponían cerca del altar de muertos para tranquilizar al dios de la muerte. Los misioneros, en vez de prohibirles esta costumbre pagana, les enseñaron a fabricar calaveras de azúcar como símbolo de la dulzura de la muerte para el que ha sido fiel a Dios.

El camino de flores de cempazúchitl, ahora se dirige hacia una imágen de la Virgen María o de Jesucristo, con la finalidad de señalar al difunto el único camino para llegar al cielo.

El agua que se pone sobre el altar simboliza las oraciones que pueden calmar la sed de las ánimas del purgatorio y representa la fuente de la vida; la sal simboliza la resurrección de los cuerpos por ser un elemento que se utiliza para la conservación; el incienso tiene la función de alejar al demonio; las veladoras representan la fe, la esperanza y el amor eterno; el fuego simboliza la purificación.

Los primeros misioneros pedían a los indígenas que escribieran oraciones por los muertos en los que señalaran con claridad el tipo de gracias que ellos pedían para el muerto de acuerdo a los defectos o virtudes que hubiera demostrado a lo largo de su vida.

Estas oraciones se recitaban frente al altar y después se ponían encima de él. Con el tiempo esta costumbre fue cambiando y ahora se escriben versos llamados “calaveras” en los que, con ironía, picardía y gracia, hablan de la muerte.

La Ofrenda de Muertos contiene símbolos que representan los tres “estadios” de la Iglesia:

1) La Iglesia Purgante, conformada por todas las almas que se encuentran en el purgatorio, es decir aquéllas personas que no murieron en pecado mortal, pero que están purgando penas por las faltas cometidas hasta que puedan llegar al cielo. Se representa con las fotos de los difuntos, a los que se acostumbra colocar las diferentes bebidas y comidas que disfrutaban en vida.

2) La Iglesia Triunfante, que son todas las almas que ya gozan de la presencia de Dios en el Cielo, representada por estampas y figuras de santos.

3) La Iglesia Militante, que somos todos los que aún estamos en la tierra, y somos los que ponemos la ofrenda.
En algunos lugares de México, la celebración de los fieles difuntos consta de tres días: el primer día para los niños y las niñas; el segundo para los adultos; y el tercero lo dedican a quitar el altar y comer todo lo que hay en éste. A los adultos y a los niños se les pone diferente tipo de comida.

Cuida tu fe

Halloween o la noche de brujas: Halloween significa “Víspera santa” y se celebra el 31 de Octubre. Esta costumbre proviene de los celtas que vivieron en Francia, España y las Islas Británicas.

Ellos prendían hogueras la primera luna llena de Noviembre para ahuyentar a los espíritus e incluso algunos se disfrazaban de fantasmas o duendes para espantarlos haciéndoles creer que ellos también eran espíritus.

Podría distraernos de la oración del día de todos los santos y de los difuntos. Se ha convertido en una fiesta muy atractiva con disfraces, dulces, trucos, diversiones que nos llaman mucho la atención.

Puede llegar a pasar que se nos olvide lo realmente importante, es decir, el sentido espiritual de estos días.

Si quieres participar en el Halloween y pedir dulces, disfrazarte y divertirte, Cuídate de no caer en las prácticas anticristianas que esta tradición promueve y no se te olvide antes rezar por los muertos y a los santos.

Debemos vivir el verdadero sentido de la fiesta y no sólo quedarnos en la parte exterior. Aprovechar el festejo para crecer en nuestra vida espiritual.


Algo que no debes olvidar

La Iglesia ha querido instituir un día que se dedique especialmente a orar por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.

Los vivos podemos ofrecer obras de penitencia, oraciones, limosnas e indulgencias para que los difuntos alcancen la salvación.

La Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo entre el 1 y el 8 de noviembre, podemos abreviar el estado de purificación en el purgatorio.



Oración

Que las almas de los difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Así sea.

LAS TRADICIONES ANCENTRALES EN EL DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE

Las tradiciones ancestrales en el día de los fieles difuntos
Celebremos conscientemente nuestras tradiciones ancestral, no como espectadores de un ritual anual carente de sentido, sino con la convicción cristiana de renovar nuestra fe y esperanza en la eternidad que Cristo mismo nos ha prometido.


Por: Redacción | Fuente: Conferencia Episcopal Mexicana // SIAME // Catholic.net



Estamos por celebrar una de las fechas más significativas en el calendario religioso y civil, el próximo 2 de noviembre, la conmemoración de los fieles difuntos. Como cada año, miles de personas visitarán los lugares donde se encuentran los restos de los seres queridos que han terminado su misión en este mundo y que, desde nuestra fe, afirmamos que gozan ya de la presencia de nuestro Señor en el cielo. Esta tradición, tan arraigada en nuestro pueblo, es un momento para recordar a los difuntos, pero también debe ser una oportunidad para orar por su eterno descanso y también para reflexionar en la trascendencia de nuestra existencia ya que, aunque visitamos con devoción y respeto los panteones, debemos ser conscientes de que nuestra vida no termina ahí, sino que ese lugar es sólo el espacio en donde recordamos a quienes compartieron con nosotros parte de su peregrinar por este mundo. La fe cristiana, es una fe que mira más allá de una tumba, es una fe que cree en la vida eterna que Cristo nos ha alcanzado con su resurrección. Por lo que invito a todos los fieles, sobre todo a quienes acostumbran realizar actos de devoción en estos días, para que aprovechen la oportunidad y compartan con los niños y los jóvenes el significado de esta celebración.

Es necesario que valoremos la riqueza de nuestras tradiciones y que las sigamos transmitiendo a las nuevas generaciones. Aliento a quienes realizan los "altares de muertos" en parroquias, escuelas, museos y lugares de trabajo, como una tradición mexicana, para que sigan enriqueciendo la cultura y que esta celebración sea vivida con un espíritu conmemorativo. Es importante que no reduzcamos esta celebración al solo momento de la visita al campo santo y el depósito de las flores en una tumba, sino que profundicemos en la importancia de realizar acciones buenas en nuestra vida, que dejen huella en el corazón de quienes nos rodean, y así como ese día visitamos y hacemos un momento de oración en el lugar donde descansan los restos de un ser querido, que ha marcado de manera especial nuestra vida, así también, al término de nuestro camino, seamos recordados por quienes todavía peregrinarán más tiempo Nuestra fe en Cristo resucitado, nos alienta a vivir el mandamiento del amor con acciones tangibles, que nos fortalecen y motivan para no caer en la desesperanza de quien piensa que con la muerte todo se acaba. Mientras peregrinamos por este mundo, no debemos perder de vista la meta que nos ha sido trazada desde nuestro bautismo: la vida eterna. Celebremos conscientemente esta tradición ancestral, no como espectadores de un ritual anual carente de sentido, sino con la convicción cristiana de renovar nuestra fe y esperanza en la eternidad que Cristo mismo nos ha prometido.

Mons. Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

Tradiciones

La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó y pasará a una mejor vida, sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los seres terrenales.

En Francia la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus muertos en la Fête des morts.

México: el altar de muertos

Las ofrendas de muertos las realizaban nuestros antepasados incluso antes de que llegaran los españoles y han logrado sobrevivir hasta nuestros días. Descubrimos su origen entre los pueblos prehispánicos. Los Aztecas, en particular, tenían dos fiestas para sus difuntos, cada una de ellas duraba un mes de 20 días, que corresponderían a nuestros meses de agosto y septiembre. La fiesta de los difuntos niños se llamaba Miccailhuitontli y la de los adultos Xocohuetzin. Puede ser que éste sea el origen de que mucha gente recuerde el 1 de noviembre a los difuntos niños y al día siguiente a los adultos.

Pero con con la llegada de los españoles llegaron también los misioneros, y con ellos el Evangelio. La costumbre de festejar a los muertos prevaleció mezclada con la doctrina cristiana. ¿Cómo sucedió que los misioneros no la quitaron?

Sería absurdo decir que esta fiesta pasó desapercibida para ellos, pues de ellos recibimos noticias de cómo se celebraba. Debemos pensar, más bien, que reconocieron en ese rito pagano algunos valores que valía la pena conservar y cristianizarlos. No se trataba de un sincretismo (mezcla de dos religiones), sino de una cultura respetada y evangelizada.

La ofrenda a los difuntos y todos los ritos que la rodean encierran una gran riqueza simbólica que constituye un verdadero canto a la vida. No amamos la muerte, amamos la vida y al Dador de ella.

Simbolismo

Flor de cempoalxóchitl: representa al sol, símbolo de Dios que hace florecer la vida de las almas. Proclama la vida eterna como don de Dios.

Cruz de cempoalxóchitl: la cruz florida sobre el altar significa que todos los caminos, los cuatro puntos cardinales, los brazos de la cruz, llevan a Dios, el centro donde se cruzan los brazos. Nos habla también de la redención de Cristo, vencedor de la muerte.

Velas: significan la iluminación del camino para que las almas lleguen a disfrutar de la luz divina. En una vela, la Iglesia simboliza la resurrección de Cristo en la Pascua.

Vaso de agua: es signo del agua viva para nunca tener sed. La gracia, participación de la vida divina, también se simboliza con el agua, de la cual tenemos sed.

Copal: une la tierra con el cielo. Con el incienso, la Iglesia simboliza la oración, la alabanza grata a Dios que llega a su presencia.

Comida: Es un signo de comunión con nuestros seres queridos. Una manera de expresarles que los recordamos y que sigen siendo parte de nosotros.

Pan de muerto: nos recuerda el pan de maíz y amaranto, semilla de la alegría, hecho en forma de huesos, que comían nuestros antepasados para significar que los que morían daban vida a los que quedaban. Hoy comemos el Pan de Vida, la Eucaristía, presencia real de Cristo, que murió para que tuviéramos vida.

Plato con sal: referencia al Bautismo en el que se daba a los niños un poco de sal para saborear a Cristo.

Imágenes: los retratos de los seres queridos a quienes se dedica la ofrenda y las imágenes religiosas manifiestan, una vez más, la comunión de los santos.

Ecuador, Perú y Bolivia: Misa y guaguas de pan

El Día de los Difuntos en estos paises andinos se celebra con una amalgama de tradiciones de las culturas aborígenes y ritos católicos que varían en cada uno de ellos. Personajes, vigilias, oraciones y una diversidad de platos forman parte de esta celebración.

Las vigilias en los cementerios marcan las noches y madrugadas del 1 y 2 de noviembre en muchos poblados.

Costumbres indígenas que incluyen ritos, oraciones y la colocación de alimentos en honor a los que ya partieron todavía se celebran en comunidades autóctonas.

Sin embargo, las ancestrales actividades que realizan estos pueblos en el transcurso de los años han variado, sumándose a ellas otros elementos del cristianismo introducido por los misioneros durante la evangelización.

Misas, vigilias y la colocación de arreglos florales en las tumbas de los cementerios son las actividades que más se realizan. La comida también forma parte importante de la celebración. Guaguas de pan, colada morada y una diversidad de platos se sirven el 1 y 2 de noviembre.

Las guaguas de pan (también conocidas en Bolivia como tantawawas), son hogazas o panes grandes, usualmente de trigo, moldeados y adornados con forma de niño pequeño o bebé, a veces rellenas de dulce.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 2 DE NOVIEMBRE DE 2019 - DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS


Lecturas de hoy Conmemoración de los fieles difuntos
Hoy, sábado, 2 de noviembre de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de las Lamentaciones (3,17-26):

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 129,1-2.3-4.5-6.7-8

R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R/.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R/.

Y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.»
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Palabra del Señor

Comentario al Evangelio de hoy sábado, 
2 de noviembre de 2019
CR


Queridos hermanos:

Para muchas personas, el mes de noviembre, y no sólo el día de hoy, es un tiempo dedicado a la conmemoración de todos los fieles difuntos. En el hemisferio norte estamos en el corazón del otoño. La naturaleza vive su propia muerte. Todo (la luz solar, las hojas de los árboles) va muriendo lentamente. Podríamos decir que el otoño es una metáfora de ese morir lento que nos acompaña a todos. Desde que nacemos estamos ya listos para morir.

Cada año, cuando llega esta fecha, se abre otra vez el arcón de los recuerdos. De él sacamos los rostros y los nombres de todos aquellos seres humanos que han estado vinculados a nosotros. Algunas personas viven este momento con gran tristeza. Si pudieran, evitarían toda conmemoración. No pueden soportar el recuerdo o el dolor de la separación. Otras, por el contrario, superada la fase de desgarro, viven estos momentos con mucha serenidad, como un ejercicio de comunión espiritual con los que han desaparecido físicamente pero "viven en el Señor".

Más allá de nuestra manera personal de evocar a los seres queridos que ya han muerto, ¿cuál es el sentido cristiano de este día? ¿Qué luz nos viene de la Palabra de Dios? Creo que podríamos vivirlo como un día de acción de gracias y de petición.

Damos gracias a Dios por los hombres y mujeres que ha puesto en nuestro camino y que nos han ayudado a ser lo que somos. Cada persona muerta es un germen de vida. Con el paso del tiempo tomamos conciencia de lo que tal vez no comprendimos cuando se estaba produciendo: tantos detalles de amor, de cercanía. La gratitud es el fruto maduro de la gracia. Al mismo tiempo, le pedimos a Dios por nuestros hermanos y hermanas. ¿Qué podemos pedir? En este terreno, tan propicio a las elucubraciones o a las opiniones personales, yo siempre he preferido dejarme guiar por la liturgia. Me parece que la súplica más simple y profunda es pedirle a Dios que "así como (nuestros hermanos y hermanas) han compartido ya la muerte de Cristo, compartan también con él la gloria de la resurrección". Le pedimos que se haga realidad en ellos el sueño de Dios, que Él, por tanto, purifique, perdone, complete las existencias de nuestros seres queridos y de todos los que han muerto en la esperanza de la resurrección.

Me conmueven las palabras de Jesús en el evangelio de Juan: "Voy a prepararos un lugar". No es que nosotros tengamos que asegurarnos nuestro "retiro celestial" a base de cotizar a un extraño sistema de "seguridad social celeste". Para cada ser humano Jesús ha preparado un lugar junto a Dios. La muerte no es, por tanto, el ocaso de la vida, sino la puerta de acceso al encuentro definitivo con Dios, a la vida plena

INTENCIÓN DE ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO PARA NOVIEMBRE 2019


Esta es la intención de oración del Papa Francisco para noviembre de 2019
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Vatican Media



En este mes de noviembre de 2019, el Papa Francisco dedica su intención de oración al “diálogo y reconciliación en el Oriente Próximo”.

Tal como informó a inicios de año la Red Mundial de Oración del Papa, este mes Francisco invita a rezar “para que en Oriente Próximo, donde diversos componentes religiosos comparten el mismo espacio de vida, nazca un espíritu de diálogo, de encuentro y de reconciliación”.


En los últimos años Medio Oriente es escenario de varios conflictos bélicos, como el de Siria, que desde marzo de 2011 sufre una guerra que ha provocado el éxodo de millones de refugiados. Otra de las zonas afectadas ha sido Irak, desde 2003, pasando por la irrupción del grupo terrorista Estado Islámico entre junio de 2014 y fines de 2017.

Asimismo, en las últimas semanas ocurrieron choques entre el ejército de Turquía con fuerzas kurdas en el norte de Siria.

El Papa Francisco ha expresado varias veces su preocupación por los conflictos en esta zona del planeta y ha llamado a los fieles a la oración y a la comunidad internacional a hallar soluciones que permitan a las poblaciones vivir en paz.

PAPA FRANCISCO: TODOS ESTAMOS LLAMADOS A LA SANTIDAD


Papa Francisco: “Todos estamos llamados a la santidad”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco aseguró que la Solemnidad de Todos los Santos, que la Iglesia celebra este viernes 1 de noviembre, “nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad”.

En su reflexión previa al rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, ante una multitud de fieles congregados junto al Palacio Apostólico, el Santo Padre afirmó que “los Santos y las Santas de todos los tiempos, que hoy celebramos todos juntos, no son simplemente unos símbolos de los seres humanos lejanos e inalcanzables”.

Por el contrario, “son personas que han vivido con los pies en la tierra; han experimentado la fatiga cotidiana de la existencia con sus éxitos y sus fracasos, encontrando en el Señor la fuerza de levantarse siempre y continuar el camino”.

“De ello se comprende que la santidad es una meta que no se puede alcanzar únicamente contando con nuestras propias fuerzas, sino que es el fruto de la gracia de Dios y de nuestra libre respuesta a ella. Por lo tanto, la santidad es regalo y es llamada”.


El Papa Francisco explicó que la gracia de Dios “es algo que no podemos comprar o intercambiar, sino acoger, participando así en la misma vida divina por medio del Espíritu Santo que habita en nosotros desde el día de nuestro Bautismo”.

“La semilla de la santidad es, precisamente, el Bautismo”, subrayó. “Se trata de madurar cada vez más en la conciencia de que estamos injertados en Cristo, como la rama está unida a la vid, y, por lo tanto, podemos y debemos vivir con Él y en Él como hijos de Dios. Por lo tanto, la santidad es vivir en plena comunión con Dios, desde ahora mismo, durante la peregrinación terrena”.

Asimismo, afirmó que la santidad “además de un regalo, es también una llamada, una vocación común a todos nosotros, a los discípulos en Cristo; es el camino de plenitud que todo cristiano está llamado a recorrer en la fe, dirigiéndose hacia la meta final: la comunión definitiva con Dios en la vida eterna”.

“La santidad se vuelve así respuesta al don de Dios, porque se manifiesta como asunción de responsabilidad. En esta perspectiva, es importante asumir un cotidiano compromiso de santificación en las condiciones, en los deberes y en las circunstancias de nuestra vida, tratando de vivir cada cosa con amor, con caridad”.

“Los Santos que hoy celebramos en la liturgia son hermanos y hermanas que admitieron en sus vidas la necesidad de esta luz divina, de abandonarse a ella con confianza. Y ahora, delante del trono de Dios, cantando su gloria para toda la eternidad”.


El Pontífice recordó que los santos “constituyen la ‘Ciudad Santa’, a la cual miramos con esperanza como nuestra meta definitiva, mientras somos peregrinos en la ‘ciudad terrena’. Caminamos hacia esa ‘Ciudad Santa’ donde nos esperan estos hermanos y hermanas santas”.

“Es cierto, estamos cansados de las dificultades del camino, pero la esperanza nos da la fuerza para seguir adelante. Mirando a sus vidas, nos sentimos estimulados a imitarlos. Entre ellos hay muchos testimonios de una santidad ‘de la puerta de al lado, de aquellos que viven cerca de nosotros y que son un reflejo de la presencia de Dios’”.

El Papa Francisco terminó su reflexión señalando que “el recuerdo de los Santos nos induce a alzar los ojos hacia el Cielo: no para olvidar la realidad de la tierra, sino para afrontarla con más valentía y esperanza”.

2 DE NOVIEMBRE - DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS












lunes, 28 de octubre de 2019

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 29 DE OCTUBRE DE 2019


Lecturas de hoy Martes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 29 de octubre de 2019



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-25):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un dia se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/. El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes,
 29 de octubre de 2019
CR


Queridos amigos:

Los científicos calculan que nuestro universo debió de "ponerse en marcha" hace unos 15.000 millones de años. Siento un poco de vértigo al teclear una cifra como esta, un vértigo parecido al que se siente cuando uno contempla el cielo estrellado en las noches de verano. Un científico creyente como John Polkingtorne, sacerdote de la iglesia anglicana nos enseña cosas muy interesantes, por ejemplo, cómo compagina el hecho de la evolución del universo con una creación continuada de Dios.

Digo esto porque las palabras de Pablo a los romanos se entienden mejor cuando tenemos un concepto dinámico de la creación. Nada de lo que existe está terminado. El cosmos es una realidad en continuo cambio. Para algunos científicos, todo apunta a una aniquilación total. Caminamos hacia la nada. Para Pablo, sin embargo, la creación de Dios está llamada a ser un mundo nuevo, a participar plenamente de la gloria de Dios. No sé exactamente lo que esto quiere decir. No podría explicárselo con detalle a un astrofísico. Pero sé que contiene una promesa de plenitud. Y quizá es suficiente por ahora. El mundo de Dios no camina hacia el caos sino hacia su perfección.

En la carta a los romanos Pablo nos habla, pues, del macrocosmos. Le gusta lo grande. En el evangelio de Lucas Jesús se fija, más bien, en el microcosmos. Es un enamorado de lo pequeño.

Seguramente conocemos bien las parábolas que nos regala el evangelio de hoy. Un granito de mostaza es el símbolo de todo lo pequeño, incluso del mundo subatómico que tanto atrae a muchos físicos. Pero contiene una fuerza extraordinaria. ¡Parece increíble que de una semilla tan diminuta (más o menos como la cabeza de un alfiler) surja un arbusto de tres metros de altura! La desproporción es asombrosa. El "reino de Dios" es el proyecto de la "desproporción". Este me parece hoy el acento más importante. En el reino de Dios nada responde a nuestros cálculos. Resulta que el más sencillo es el más grande, que un poco de amor transforma más que una vida entera muy productiva pero autosuficiente, que los obreros de la hora undécima cobran lo mismo que los de la hora tercia, ...

Digámoslo con toda la alegría de que seamos capaces: "¡Dios es desproporcionado!". Y sintamos que al decir esto estamos salvándonos de una religiosidad calculadora, hecha a la medida de nuestros ruines intereses personales.

A propósito: no he dicho nada de la levadura "que una mujer toma y mete en tres medidas de harina", pero el asunto va también por ahí.

YO CELEBRO EL HOLY WINS - VÍSPERA DE TODOS LOS SANTOS



PREPARAS UN ALTAR DE MUERTOS? NO OLVIDES ESTOS 8 SÍMBOLOS CRISTIANOS


¿Preparas un altar de muertos? No olvides estos 8 símbolos cristianos [VIDEO]
Redacción ACI Prensa




En México y otros países es tradicional preparar para el 2 de noviembre, día de los fieles difuntos y también conocido como Día de Muertos, un “altar de muertos” con diversos símbolos cristianos.

La tradición, propia de la inculturación del cristianismo con las culturas prehispánicas presentes en México, busca crear un espacio de memoria y oración para los seres queridos ya fallecidos.

A continuación te presentamos 8 importantes símbolos que no pueden faltar en un altar de muertos:

1. Tener 3 niveles

Los tres niveles en el altar de muertos guardan relación con los “niveles” de la Iglesia: la Iglesia militante, quienes vivimos en la tierra; la Iglesia purgante, las almas de los fallecidos que se encuentran en el purgatorio para prepararse para la visión beatífica de Dios; y la Iglesia triunfante, que se encuentra en el Cielo.


2. Un arco

Sirve de alegoría a la puerta de entrada al Cielo.


3. La Cruz y una imagen de la Virgen

La Cruz nos recuerda la muerte de Cristo, que entregó su vida por nuestros pecados, pero que con su resurrección triunfó sobre la muerte y nos abrió las puertas del Cielo. La imagen de la Virgen María nos recuerda que es nuestra madre e intercesora.

4. Agua bendita

Nos recuerda el agua bendita usada en nuestro bautismo, que nos convierte en hijos de Dios, miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia.

5. Fotografías de nuestros seres queridos

Nos ayuda a recordarlos y a tenerlos presentes en nuestras oraciones.


6. Veladoras

Se coloca una por cada ser querido fallecido, y simbolizan la luz de Cristo, así como la fe y la esperanza.

7. Comida

En el altar de muertos se suele poner como recuerdo de nuestros seres queridos fallecidos sus platos de comida predilectos.

8. Flores de cempasúchil

Representa la luz del sol y es parte de las tradiciones precolombinas mexicanas, que creían que guiaba a los muertos hacia el altar. Habitualmente se colocan formando una cruz.

HOY CELEBRAMOS A SAN JUDAS TADEO, PATRONO DE LAS CAUSAS IMPOSIBLES, 28 DE OCTUBRE


Hoy celebramos a San Judas Tadeo, patrono de las causas imposibles
Redacción ACI Prensa





Hoy la Iglesia celebra la fiesta de San Judas Tadeo, uno de los apóstoles de Jesús (no el Iscariote) que es presentado en los Evangelios como "hermano de Santiago", patrono de las causas imposibles.

Probablemente era hermano de Santiago el Menor y primo de Jesús. Se le atribuye la epístola que lleva su nombre, donde se presenta a  sí mismo como servidor de Jesucristo y hermano de Santiago. 

Predicó en Mesopotamia y luego marchó a Persia, donde junto a Simón sufrieron el martirio en la ciudad de Suanis, según la tradición recogida por el martirologio romano.

En sus Revelaciones, Santa Brígida cuenta que el Señor Jesús la exhorta a que cuando necesitara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de este apóstol. Es por ello que la devoción a San Judas Tadeo es muy grande dentro de la piedad popular, a causa de los numerosos favores que por su intercesión le son concedidos a quienes le rezan con fe.

Se le representa con una imagen de Cristo en el pecho, a causa de su parentesco con el Señor, de quien la tradición cuenta que era muy parecido. También se le representa con un mazo, pues según la tradición le dieron muerte con este instrumento de un golpe en la cabeza, para luego cortársela con un hacha.

Su fiesta se celebra el 28 de Octubre, junto con la fiesta de San Simón.

No es patrono de delincuentes ni narcos y su culto no es compatible con la llamada “Santa Muerte”

En el año 2008 y mediante un comunicado la Arquidiócesis primada de México aclaró que San Judas Tadeo no es el "santo" de los delincuentes o narcotraficantes; y que la llamada "santa muerte" no es una devoción compatible con la identidad católica.

En el comunicado titulado "San Judas Tadeo y algunas desviaciones de su culto", la Arquidiócesis explicó que "por todos es sabido que muchas personas que delinquen consideran a San Judas como su santo patrono", este santo "de ningún modo se vería en el cielo intercediendo ante Dios a favor de quienes actúan en forma contraria a los mandamientos de Cristo, entre ellos, violentando los preceptos de No Matarás, No robarás, No cometerás adulterio".


La Arquidiócesis señaló que la Iglesia alienta las manifestaciones populares de auténtica devoción; pero aclaró que es su obligación señalar que "en algunos casos existen serias incompatibilidades" con las enseñanzas católica.

El comunicado aclaró que la devoción a San Judas Tadeo "es totalmente contraria al culto a la llamada “Santa Muerte”, pues “Cristo mismo venció a la muerte al resucitar glorioso del sepulcro, prometiendo vida eterna para quienes cumplen con los mandamientos de la ley de Dios".

El culto a la "Santa Muerte", vinculado a prácticas de brujería e intensificado en la cercanía de la fiesta de los Fieles Difuntos, se ha popularizado en los últimos años en algunas regiones de México.

El comunicado señaló que "la Biblia claramente señala que no se puede servir a dos amos, de modo que quienes buscan a Cristo a través de su amor a San Judas Tadeo, deben estar conscientes de que ante todo, deben cumplir con los mandamientos que el Señor nos dio. De otra forma, se cae en la aberración y en el absurdo".

POR ESTAS RAZONES SE PROPONE A SAN JUAN PABLO II COMO DOCTOR DE LA IGLESIA


Por estas razones se propone a San Juan Pablo II como Doctor de la Iglesia
Redacción ACI Prensa




El Arzobispo Emérito de Cracovia (Polonia), Cardenal Stanisław Dziwisz, explicó por qué considera que el episcopado polaco pidió hace unos días al Papa Francisco que declare a San Juan Pablo II como Doctor de la Iglesia y patrono de Europa.

El Cardenal Dziwisz, que fue secretario personal de San Juan Pablo II por más de 40 años, dijo hace unos días durante el congreso del movimiento “Europa Christi”, que el Pontífice polaco merece este reconocimiento por haber “contribuido con un gran soplo de aire fresco a la vida de la Iglesia y, a través de ella, a los espacios universales más amplios de cultura, política y ciencia ampliamente entendidas”.

Asimismo, desarrolló tres puntos esenciales que hacen a San Juan Pablo II digno de tales reconocimientos.

1. La visión de Juan Pablo II de la Iglesia: Un doctorado en eclesiología

El Cardenal polaco comentó que San Juan Pablo II tuvo “una gran cantidad de discursos públicos, audiencias, viajes al extranjero y documentos ricos en contenido que demostraban no solo su diligencia, sino también el verdadero amor a la Novia de Cristo (la Iglesia)”.

“Veo la importancia del testimonio del Papa, principalmente en cómo Wojtyla entiende a la Iglesia. Incluso antes de ser elegido para la Santa Sede de Pedro y Pablo, los Apóstoles, escribió en Stanislaus que la Iglesia establece para él el espacio más íntimo de su propio ser interior y es el ‘fondo de su ser’. Como consecuencia de su encuentro con Cristo, el Papa Wojtyla admitió a la Iglesia en el centro de su vida personal”, dijo el Purpurado.

“La Iglesia se ha convertido en un hogar para él –continuó–, y él se convirtió en un hogar para la Iglesia. Cualquiera que lo haya conocido personalmente una vez y recuerde su aspecto y la sensación de sus manos, sabrá cómo entender estas palabras. En ellas no había extrañeza ni distancia. Como hombre dedicado a Dios y a la Iglesia, se entregó a las personas y encontró un lugar para ellas en su interior”.


El Cardenal Dziwisz resaltó que, ante el desafío de enfrentar un mundo fragmentado, “Juan Pablo II predicó constantemente el misterio de la Iglesia como un hogar para todos” y se evidenció en “su voluntad de estar cerca de las personas”.

“Se puede afirmar sin exagerar que durante el pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia nuevamente mostró su rostro humano y se convirtió en un hogar nuevamente. Esto se evidencia no solo por los eventos específicos cuya escala coincide con los desafíos de los tiempos modernos (…), sino también por una serie de documentos papales” y por su contenido, destacó el Purpurado.

En ese sentido, recordó la importancia de la exhortación apostólica post-sinodal Familiaris Consortio, “en el que se levanta de facto una pequeña excomunión de personas divorciadas y se les invita a integrarse más profundamente con la Iglesia”.

“Esta nueva eclesiología expresada más en la vida práctica que en el papel merece ser llamada eclesiología cordial. Una apertura misionera de la Iglesia, tenor pastoral del ministerio petrino, que muestra que el rostro amigable de la Iglesia son todos los frutos de una visión tan cordial de la Iglesia, arraigada profundamente en el corazón de Juan Pablo II”, acotó.

Asimismo, el Cardenal Dziwisz llamó la atención sobre otra dimensión más del testimonio de la Iglesia del Papa San Juan Pablo II: La búsqueda de la razón, especialmente a través de su encíclica Fides et Ratio.

“Ahora, en la era de la posmodernidad, Wojtyla sigue siendo un firme defensor de la razón. La modernidad tardía rechaza la razón y su capacidad de explorar y descubrir la verdad (…) Como hombre del espíritu, también es un intelectual brillante, y como filósofo, también es un teólogo practicante. Su servicio cordial para ofrecer a las personas un hogar en la Iglesia se combina naturalmente y fluye de la vida del intelecto fascinado por Dios”, dijo.

“La Iglesia de Wojtyla sirve la verdad y al mismo tiempo sirve la razón”, añadió.

2. Juan Pablo II y una comprensión más profunda del hombre: Un doctorado en antropología

El Cardenal Dziwisz dijo que “todas las actividades académicas de Karol Wojtyla giraron en torno al misterio del hombre, de su persona y de sus acciones personales en el mundo”.

“Este largo y complejo proceso de alcanzar la comprensión del hombre y la búsqueda de la forma más adecuada de expresar la verdad descubierta, alcanza su plenitud en la Teología del Cuerpo. Esta teología es, sin duda, la expresión más madura de los pensamientos de Wojtyla y, al mismo tiempo, es su contribución más original a la historia de la teología y, más ampliamente, a la historia de la comprensión del hombre”, destacó el Purpurado.

También dijo que si bien San Juan Pablo II no es el primero en abordar los temas del cuerpo, el matrimonio y la familia en la historia de la Iglesia, la manera en que aborda estos temas y describe esas realidades, lo convierten en “creador de una teología integral del cuerpo”.


“Su visión a este respecto sigue siendo una síntesis sobresaliente de hilos teológicos, filosóficos, psicológicos y científicos. La razón, la experiencia y la fe le permiten desarrollar de manera aguda preguntas que prácticamente nunca antes habían sido examinadas por teólogos”, aseguró.

Finalmente, el Cardenal explicó que esta “teología responde a las preguntas más profundas del hombre moderno, lo protege contra la objetivación y señala la belleza de su misterio, que Dios mismo ha hecho a su imagen y la síntesis de toda la creación. Y a este respecto, especialmente a este respecto, el Papa Wojtyla seguirá siendo un destacado maestro de la Iglesia”.

3. Juan Pablo II como patrono de Europa

El Cardenal Dziwisz aseguró que la “personalidad, pensamientos y trabajo” de San Juan Pablo II “dejaron una gran huella no solo en la vida de la Iglesia, sino también en toda la comunidad del mundo”.

“La vida de Karol Wojtyla/Papa Juan Pablo II es un recordatorio sobre las raíces cristianas de Europa y de toda la civilización occidental. El Papa demuestra con su vida que ser europeo y ser discípulo de Cristo no se excluyen mutuamente, sino que se superponen radicalmente”, recordó.

Luego destacó “la contribución de Juan Pablo II a la historia reciente de Europa”.

“Muchos historiadores, políticos y comentaristas afirman que el Papa desempeñó un papel central en el derrocamiento del comunismo y en la integración continental de la comunidad. Fue su ministerio la piedra angular del despertar nacional de esperanza en Polonia. Fue instrumental y contribuyó masivamente a la consolidación de los movimientos sociales y políticos destinados a crear una Europa libre, igualitaria e históricamente justa”, dijo.

Finalmente, el Purpurado comentó que por todas estas razones, “debe decirse que el Papa Wojtyla no solo es un gran Doctor contemporáneo de la Iglesia, sino también un prominente mecenas de Europa, que tiene mucho que decir a todos, tanto creyentes como no creyentes”. 
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