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viernes, 22 de junio de 2018

REGALA ALGO DISTINTO



Regala algo distinto
Autora: Zenaida Bacardí de Argamasilla



Este año, haz lo que pocos hacen: regala  algo distinto.  Y en vez de pasarte los días correteando tiendas, pásatelos con Dios, haciendo paqueticos de caridad cristiana. 

¿Por qué no dejas un poco de fe, esperanza y caridad en el corazón de todos? 

Son regalos muy exclusivos de la tienda de Dios. 

No tienen precio humano.  No tienen moneda circulante.  ¡No cuestan dinero!  Su precio es de amor, de alma. 

Por eso no puede regalarlos todo el mundo y no se adquieren fácilmente, porque su tallado es laborioso, su pulimento constante y sus materiales muy caros. 

Son regalos de tierra, con resplandor de cielo. 

El hombre los elabora y Dios los premia.  El hombre da mano de obra y Dios da salvación eterna. 

Regala un poco de tu fe, porque todos la necesitan.  Es el sentido de la vida.  Es la certeza de no necesitar pruebas para creer.  Es un faro al que siempre puedes mirar.  Es el  mejor amarre para no caer, la mejor brújula para orientarte ¡y el mejor puerto para morir! 

No hay duda de que la fe es el ancla que te salva, la palanca que te mueve, el eje que  te sustenta, la vida que te rebosa y la luz que llevas dentro, floreciendo las cruces y obrando milagros. 

Da un poco de esperanza.  Es una promesa que siempre está latente.  Es traspasar las murallas y  mirar más allá.  Es el sueño de los que están despiertos.  Es el horizonte de los que se derrumban.  Es la mecha ardiendo que te permite estar de pie y comenzar de nuevo.  Es poseer de antemano lo que todavía no ha llegado, y soñar hacer con lo que llegue, lo que todavía no ha sido posible realizar.  Es el resorte de tu imaginación para buscar una salida y el espacio donde siempre puedes abrir las alas y salir a volar. 

¿Por qué no regalas este año algo tan lindo como la caridad cristiana? 

La caridad es como un desdoblamiento hacia el otro, por amor de Dios.  Es gastarte en los demás y crecer para ti. 

Son rendijas de tu amor destilando sobre la vida de los que te rodean.  Es dar de tu rocío para que el otro pueda amanecer, y de tu cosecha para que el otro pueda vivir.  Dar de tu agua para que nadie tenga sed.  Dar de tu abundancia para que nadie se sienta vacío, y de tu corazón para que nadie deje de calentarse. 

Date a ti misma como semilla del camino y regala tus dones, como se dan los besos, las rosas y el amor. 

Entrégate este año con más soluciones, más acción y más efectividad.  Y empezarás a sentir cómo se te encienden por dentro “llamitas” que tenías dormidas y cómo se realizan a tu lado los milagros invisibles de Dios. 

Darse en amor, es la única forma de hacer crecer las alas ¡y alzar la vida! 

En esta Navidad, mira la estrella del pesebre y llénate de luz. 
Porque la luz de caridad es luz de “astro”… ¡la única que tiene abierto un caminito directo para llegar al cielo!

miércoles, 20 de junio de 2018

SABER ORAR


Saber orar




Cuentan que un humilde zapatero tenía la costumbre de hacer siempre sus oraciones en la mañana, al mediodía y en la tarde. Se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras. Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro.

Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios mío, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la a hasta la z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir".


Cuenta la historia que ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo. Una oración con las cualidades de la plegaria que hace milagros, cierra heridas, ilumina, fortalece y acerca los corazones, es decir, una plegaria humilde, confiada, sincera y amorosa. ¡Cuánta necesidad tenemos de estas oraciones!


Todos debemos aprender a orar con el corazón, a alabar, a bendecir, a perdonar, a agradecer. Y, claro, a tener bien presente que la oración se ve en la acción, en los buenos frutos y en un compromiso por la justicia y por la paz. En efecto, actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse. Por eso comparto con ustedes este comentario al Padre Nuestro, esperando deje valiosas inquietudes en su espíritu:


Di Padre, si cada día te portas como hijo y tratas a los demás como
hermanos.

Di Nuestro, si no te aíslas con tu egoísmo.

Di que estás en los cielos, cuando seas espiritual y no pienses sólo en lo material.

Di santificado sea tu Nombre, si amas a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.

Di venga a nosotros tu Reino, si de verdad Dios es tu rey y trabajas para que Él reine en todas partes.

Di hágase Tu voluntad, si la aceptas y no quieres que sólo se haga la tuya.

Di danos hoy nuestro pan, si sabes compartir con los pobres y con los que sufren.

Di perdona nuestras ofensas, si quieres cambiar y perdonar de corazón.

Di no nos dejes caer en tentación, si de verdad estás decidido a alejarte del mal

Di líbranos del mal, si tu compromiso es por el bien.

Y di Amén si tomas en serio las palabras de esta oración.

SALTAR AL VACÍO


Saltar al vacío
Autor: P. Miguel Segura | Fuente: Catholic.net




Hay quienes pasan la vida buscando métodos de oración novedosos y de todo tipo pero, en el momento, no hablan con Dios.




Cada vez que veía fotos de hombres lanzándose desde un avión, el joven sentía la necesidad interior de estar entre ellos. Quería ser paracaidista.

-¿Por qué ellos sí y yo no? -se decía.

Lo primero que hizo fue conseguir un instructivo sobre diversos tipos de paracaídas. Después inició y concluyó un estudio comparativo de aviones modernos. Como se dio cuenta de que ignoraba muchas cosas, decidió estudiar también un master en caída de cuerpos, atracción de masas y fricción. Concluyó su preparación con un año de estudios meteorológicos y movimientos de corrientes de aire.

Por fin, cuando se sintió preparado, eligió cuidadosamente el avión. Era un bimotor que aún seguía en uso y tenía buen aspecto.

Al despegar le dijo al piloto que se dirigiera al punto que, ya antes, le había señalado en el mapa con una regla y un compás. El momento se acercaba y al elevarse el avión, el joven sentía más y más el vértigo entusiasmante de volar.

Por fin, cuando se encontraban a la altura perfecta se levantó del asiento, abrió la escotilla y sintió el viento helado en la cara. Permaneció allí unos instantes llenando los pulmones con el puro azul del cielo...

Pero no saltó.

Cerró la escotilla y mandó aterrizar. Había olvidado que para saltar hace falta una cosa más. Ser un valiente.

Conozco a quienes pasan la vida preparándose para orar; buscan métodos de oración novedosos y consejeros de todo tipo pero, llegado el momento, no hablan con Dios. Y es que para hablar con Dios hay que ejercitar la fe y olvidan que para vivir de fe hace falta... ser un valiente; o sea, pedirla.

martes, 19 de junio de 2018

CALMA!


Calma



        En la época del fax, los chips, el internet, el jet, el microondas y el control remoto, es difícil aceptar procesos con paciencia.

        Queremos que todo en la vida funcione tan rápido como las comunicaciones o las computadoras. Nos dejamos presionar por un inmediatismo estresante.

        Y está bien que exijamos rápidez a los lentos y los mediocres, pero no hasta el punto de querer en todo una velocidad de transbordador espacial.

        Por querer volar quemamos valiosas iniciativas, no le damos espacio a los procesos de maduración y olvidamos lo importante agobiados por lo urgente.

        La impaciencia nos hace tanto daño como el que sufren los niños cuyos papás quieren estos milagros: Que el pequeño a los 5 años hable tres idiomas, toque violín, sea estrella en un deporte, estudiante Uno. A. y experto karateca.

        Ojalá pongamos en nuestro espejo, en el closet y en la oficina un post-it con las letras PP de paciencia y procesos.

        Así tendremos ante los ojos por un buen tiempo un memorial de lo valioso que es actuar con calma y dejar tanto acelere. ¡Ojo, vísteme despacio que estoy de prisa!

AMAR AL ENEMIGO


Amar al enemigo
El amor al enemigo, es el signo del verdadero cristiano, es lo que debe distinguirlo de los demás. 


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer 




1. En el Evangelio de hoy, Jesús sigue enseñándonos sobre la nueva justicia. En ella se contrapone la ley judía a las exigencias cristianas. Hoy nos habla sobre el amor a los enemigos.

La ley judía exigía amar sólo al prójimo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Significa amar al que está cerca, al que vive conmigo, al hermano, pariente, amigo.

En cambio, el judío no está obligado a amar al que se encuentra lejos de él - lejos interior o exteriormente. Sobre todo, no ha de amar al enemigo personal, al enemigo de su pueblo (p.ej. pueblos vecinos hostiles), al enemigo de Dios. Ésta es la ley judía.

2. Porque al cristiano se le exige mucho más que al judío. Jesús habla muy claro sobre ello, en el Evangelio de hoy: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”.

El amor al enemigo, es el signo del verdadero cristiano, es lo que debe distinguirlo de los demás. En eso tenemos que imitar a Dios-Padre: Él trata igual a buenos y malos, da sus dones a justos e injustos, no distingue entre santos y pecadores, porque todos son sus hijos queridos.

3. Parece que Jesús no conoce más que una ley, la ley del amor, y que saca de ella todas sus consecuencias, y hasta los últimos detalles. Este rigor del Señor, a algunos los entusiasma y a otros los llena de indignación.

Y a nosotros, ¿nos ha entusiasmado o nos ha indignado Jesús con sus exigencias? Esto sería, por lo menos, una señal de que las hemos entendido. Porque lo peor que podría sucedemos es escucharlas con unos oídos tan distraídos y tan habituados, que ni siquiera nos impresionaran.

Es grave escuchar la palabra de Dios y rechazarla. Pero, ¿qué decir de los que la aceptan, la aclaman litúrgicamente, y ni siquiera se dan cuenta de ella? Para los que no creen en Jesús, todavía queda una oportunidad: el futuro sigue abierto para ellos y pueden convertirse. Pero, ¿qué pasa con aquellos que se imaginan que creen y que, sin embargo, ni siquiera se les ocurre pensar que podrían y que deberían cambiar?

4. Las exigencias duras de Cristo son para nosotros palabras de salvación únicamente cuando empiezan por hacemos daño: ¡Amar a los enemigos, cuando resulta ya tan difícil amar realmente a los que nos aman! ¡Hacer el bien a los que nos odian, cuando nos cuesta ya tanto poner buena cara a los que nos hacen el bien!

¡Rezar por los que nos persiguen y calumnian, si apenas nos tomamos tiempo para rezar por los nuestros! En cuanto a presentar la otra mejilla y ofrecerle nuestra camisa al que ya nos ha quitado el saco, no será una exageración que ninguna persona con sentido común piensa practicar.

5. En una palabra: estos consejos del Señor atentan contra toda nuestra realidad humana. La ley de este mundo, después de más de 2000 años de cristianismo, sigue siendo el “ojo por ojo, diente por diente”. Parece que a la violencia sólo se puede responder con la violencia.

Pero la verdad es que así no se consigue nada. La espiral de la venganza, del odio y de la violencia se irá adelante indefinidamente. Hay que salir de este cerco. Hay que romper ese círculo vicioso de actos de violencia con un “hecho nuevo”. Hay que adoptar una actitud distinta de la del adversario.

6. Feliz el que sabe dar el primer paso para acercarse. Porque no hay nada mejor que, de repente, en un conflicto uno perdone al otro, abandone su posición, deje de devolver el golpe. No hay más que una salida: que uno de los dos tenga la idea prodigiosa de comenzar a amar al enemigo.

Cuando se recibe un bofetón en la mejilla y se devuelve otro, éste no es más que el eco del anterior. Pero si el que lo recibe no lo devuelve, sino que perdona, entonces hace aparecer sobre la tierra algo inesperado. Si tomamos a alguien su saco, podemos decir de antemano que nos negará la camisa. Pero si en lugar de negarla nos la da, entones quedaremos estupefactos, porque es una cosa totalmente nueva, imprevista.

Lo que se nos pide es hacer algo nuevo en nuestra vida, ser creadores en el amor, no dejarnos esclavizar por el pecado. Significa convertir el enemigo, el adversario en un hermano. Significa acercamos a él, hacerlo prójimo, amarlo como a sí mismo. Significa descubrir en el enemigo, como en cada hombre, a Jesucristo mismo.

7. Queridos hermanos, el cristianismo no es una religión fácil. Ser un cristiano auténtico exige sacrificio, heroísmo, renuncia al odio, al rencor y a la venganza...
Examinémonos, por eso:

• ¿Cuál es nuestra reacción a calumnias, ofensas e injusticias?
• ¿Reaccionamos con odio, rencor, venganza, resentimientos?
• ¿O logramos comprensión, aceptación, perdón y olvido? ¡Pensémoslo un momento!

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt

lunes, 18 de junio de 2018

CON HUMILDAD Y CONFIANZA



CON HUMILDAD Y CONFIANZA


A Jesús le preocupaba que sus seguidores terminaran un día desalentados al ver que sus esfuerzos por un mundo más humano y dichoso no obtenían el éxito esperado. ¿Olvidarían el reino de Dios? ¿Mantendrían su confianza en el Padre? Lo más importante es que no olviden nunca cómo han de trabajar.

Con ejemplos tomados de la experiencia de los campesinos de Galilea les anima a trabajar siempre con realismo, con paciencia y con una confianza grande. No es posible abrir caminos al reino de Dios de cualquier manera. Se tienen que fijar en cómo trabaja él.

Lo primero que han de saber es que su tarea es sembrar, no cosechar. No vivirán pendientes de los resultados. No les ha de preocupar la eficacia ni el éxito inmediato. Su atención se centrará en sembrar bien el Evangelio. Los colaboradores de Jesús han de ser sembradores. Nada más.

Después de siglos de expansión religiosa y gran poder social, los cristianos hemos de recuperar en la Iglesia el gesto humilde del sembrador. Olvidar la lógica del cosechador, que sale siempre a recoger frutos, y entrar en la lógica paciente del que siembra un futuro mejor.

Los comienzos de toda siembra siempre son humildes. Más todavía si se trata de sembrar el proyecto de Dios en el ser humano. La fuerza del Evangelio no es nunca algo espectacular o clamoroso. Según Jesús, es como sembrar algo tan pequeño e insignificante como «un grano de mostaza», que germina secretamente en el corazón de las personas.

Por eso el Evangelio solo se puede sembrar con fe. Es lo que Jesús quiere hacerles ver con sus pequeñas parábolas. El proyecto de Dios de hacer un mundo más humano lleva dentro una fuerza salvadora y transformadora que ya no depende del sembrador. Cuando la Buena Noticia de ese Dios penetra en una persona o en un grupo humano, allí comienza a crecer algo que a nosotros nos desborda.

En la Iglesia no sabemos en estos momentos cómo actuar en esta situación nueva e inédita, en medio de una sociedad cada vez más indiferente y nihilista. Nadie tiene la receta. Nadie sabe exactamente lo que hay que hacer. Lo que necesitamos es buscar caminos nuevos con la humildad y la confianza de Jesús.

Tarde o temprano, los cristianos sentiremos la necesidad de volver a lo esencial. Descubriremos que solo la fuerza de Jesús puede regenerar la fe en la sociedad descristianizada de nuestros días. Entonces aprenderemos a sembrar con humildad el Evangelio como inicio de una fe renovada, no transmitida por nuestros esfuerzos pastorales, sino engendrada por él.

SI NO TE AMAS A TI MISMO


Si no te amas a ti mismo




Si no te amas a ti mismo perdiste la regla de oro para saber cómo amar a tu prójimo...

Cuando mueras alguien llorará porque te amó. ¿Quién llorará porque tú lo amaste?...

Sabes más del fuego si una vez te quemaste que por todas las veces que te lo explicaron...

Nada sabes del amor por más que te lo expliquen mientras no hayas amado...

Tu egoísmo devora todo lo que el otro tiene; tu amor ofrece lo que al otro le falta...

El surco cubre y abraza la semilla sin ahogarla, y la deja en libertad de hacerse espiga. Así hace el amor con el que ama...

Si no te aman no puedes crecer. Si no amas no dejas crecer.
Muchas de tus tristezas inexplicables tienen una sola explicación: no amaste como los otros necesitaban, o no te amaron como esperabas.

Llenarás el tiempo de tu vida con el amor que tienes o tratando de cubrir el vacío que deja el amor que te falta.

Si nadie te hubiera amado te hubieras muerto. Si no amas a nadie ya estás muerto.

¿Pensaste alguna vez que Dios no es Dios si no es Amor?
El amor nunca muere. Las caricaturas del amor nunca duran mucho.

¿Te preguntaste alguna vez por qué los hombres se revelan cuando piensan que Dios no los ama?

Necesitas tanto coraje para amar como para dejarte amar...
Somos tan felices cuando amamos y cuando nos aman, y nos amamos tan poco...

¡Qué incomprensible es el hombre!
Nunca es tan perjudicial el egoísmo, como cuando se disfraza de amor.

Nada compromete tanto como el amor y nadie es tan libre como el que ama.

El calor del sol abre las flores. La calidez del amor abre los corazones.

Si me dijeras que no amas a nadie, más que condenarte por tu pecado me dolería por tu desgracia.



René J. Trossero

CUÁNDO SUPERAREMOS EL OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE?


¿Cuándo superaremos 
el «ojo por ojo y diente por diente»?


Por: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net 





La venganza anidada en el corazón del hombre, cuando no se le pone límite, es capaz de acabar con los individuos en conflicto e incluso con naciones enteras, provocando guerras, hambre, sangre inocente derramada y enemistades que pueden durar siglos enteros. Por eso, aunque nos parezca una ley de gente bárbara, en uno de los códigos más antiguos, grabado en piedra, en el Código de Hammurabi, se intenta legislar para que los hombres no tengan que pagar más allá de sus propias faltas y nunca de una manera desproporcionada.

Aunque tiene sus diferencias, con ese códice, el Antiguo Testamento habla ya de la ley del Talión, que se expresa de esta manera: “Cada quién pagara vida por vida,  ojo por ojo, diente por diente,  mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe” (Ex 21, 23-25) y que venía ya a ser una norma moral, un avance en la convivencia no ciertamente fácil entre los hombres, intimando a dejar los deseos de venganza desmedida, para contentarse con un daño proporcionado al daño recibido.

Cristo conoció esta ley, reconociendo su legitimidad y su efectividad para su tiempo, pero entre aquellas frases que nos ha dejado: “han oído que se dijo… pero yo os digo”, hoy después de habernos hablado de sus bienaventuranzas, luego de que nos ha pedido convertirnos en sal y en luz para las gentes que nos rodean, y después de habernos indicado que él no venía a abolir los dichos de sus antiguos sino que venía a darles plenitud, hasta hacernos llegar hasta las grandes alturas de la santidad y del heroísmo, Cristo deja caer sobre nuestros ánimos algo que si no lo vemos como un consejo de abuelita, tendría que cambiar radicalmente nuestras vidas:

Cristo fue muy preciso y muy claro y muy tajante sobre lo que él quiere de los que se han convertido en sus seguidores: "Han oído que se dijo: ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian, para que sean hijos  de su Padre celestial, que hace salir su sol sobre los buenos y los manos y manda su lluvia sobre los justos y los injustos".

¡Menudo lío en el que nos mete Jesús! Si no tuviéramos fe, ¿cómo podríamos amar al que te ha dejado sin casa y sin familia porque su voracidad ha sido grande y sin medida? Quién que no tenga fe ¿podría siquiera pensar en hacer el bien a los que saben que te odian, que te ven como objeto inservible, para quienes  sólo eres útil mientras pueden servirse de ti, pero al que han tirado cuando ya te han sacado todo el jugo?  Y  ¿Quién se atrevería a rogar por los que te persiguen y te ha calumniado hasta dejarte en la lona?

Sin embargo, no nos movamos a engaño. El hecho de Cristo te pida que dejes de usar la violencia, la venganza y el odio como el móvil de tu vida, eso no quiere decir que debamos de quedarnos callados y con los brazos cruzados ante la injusticia y la maldad. Cristo mismo no procedió así.  Él nunca se doblegó ante la injusticia del  Imperio romano;  a Herodes lo llamó “don nadie”, zorro; a los ricos a les señaló su gran dificultad para llegar al Reino de los cielos; a los fariseos  los denunció por manipular las conciencias de los pobres y a los sumos sacerdotes por haber convertido las cosas de Dios en un negocio.

Y si no nos acabamos de reponer de la sorpresa que nos han causado las palabras de Cristo, todavía podemos sorprendernos  un poco más, cuando el profeta Isaías nos llama a la santidad, porque nos hemos acercado Dios que es tres veces santo, y todavía más, el mismo Cristo, en el colmo del heroísmo y la santidad, nos pide escuetamente: “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto”.  Ya tenemos trabajo para rato, ¿Tú ya comenzaste?


LA VEJEZ, TIEMPO DE VIDA, TIEMPO DE AMOR


La vejez, tiempo de vida, tiempo de amor




La señora Pepita, bien equilibrada y orgullosa, de 92 años de edad, completamente lista cada mañana para a las 8 en punto, con su cabello peinado estilo peluquería y un maquillaje perfectamente aplicado, aun sabiendo que ella era casi ciega, se mudó a un asilo de ancianos.

Su marido con el que estuvo casada durante 70 años, recientemente había muerto, obligando a que esta mudanza fuera necesaria. Después de muchas horas de esperar pacientemente en la recepción del asilo de ancianos, sonrió muy dulcemente cuando le avisaron que su habitación estaba lista.

Mientras ella maniobraba su andador hacia el ascensor, la empleada le daba una descripción detallada de su nuevo pequeño cuarto, incluyendo las sábanas y cortinas que habían sido colgadas en su ventana.

"Me encantan", dijo ella con el entusiasmo de un chiquillo.

"Sra. Pepita, usted aún no ha visto el cuarto.... espere".

"Eso no tiene nada que ver", dijo ella.

"La felicidad es algo que uno decide con anticipación. El hecho de que me guste mi cuarto o no me guste, no depende en cómo esté arreglado el lugar, depende en como yo arregle mi mente. Yo ya había decidido de antemano que me encajaría. Es una decisión que tomo cada mañana al levantarme".

Reflexión y propósito:

Estas son mis posibilidades: puedo pasarme el día en cama enumerando las dificultades que tengo con las partes de mi cuerpo que ya no funcionan, o puedo levantarme de la cama y agradecer por las que si funcionan.

Cada día es un regalo, y por el tiempo que mis ojos se abran me enfocaré en el nuevo día y en las memorias felices que he guardado en mi mente.... sólo por este momento en mi vida. La vejez es como una cuenta bancaria... uno extrae de lo que había depositado en ella.

Entonces, mi consejo para ti sería que deposites gran cantidad de felicidad en la cuenta bancaria de tus recuerdos. Gracias por lo que has hecho para llenar mi banco de memorias. Sigo depositando.

Recuerda las simples 5 reglas para ser feliz:

- 1. Libera tu corazón de odio.
- 2. Libera tu mente de preocupaciones.
- 3. Vive humildemente.
- 4. Da más.
- 5. Espera menos.

sábado, 16 de junio de 2018

ES PECADO JURAR?


¿Es pecado jurar?
Son pecados graves la blasfemia, el no cumplir -pudiendo hacerlo- los votos graves y el jurar en falso


Por: P. Jorge Loring, S.I. | Fuente: Catholic.net 




El segundo mandamiento prohibe todo uso inconveniente del nombre de Dios. Toma el nombre de Dios el que jura, pues jurar es poner a Dios por testigo de la verdad de lo que se dice.

Para que el juramento sea lícito debe reunir las tres condiciones: que sea con verdad, que sea con justicia, y que haya verdadera necesidad . No es lícito jurar con duda. Debes estar moralmente cierto. La certeza moral excluye toda duda razonable, pero no excluye en absoluto el temor a equivocarse. Con todo, cuando se declara ante un tribunal se debe tener absoluta certeza de la cosa: como ocurre con lo que se conoce por propia experiencia, o se ha oído de personas que ofrecen total garantía. En este segundo caso hay que dejar bien claro que lo que se jura es haberlo oído a personas dignas de crédito. El que jura con mentira peca gravemente, si advierte que jura y sabe que miente. Poner a Dios por testigo de una falsedad es injuriarle gravemente. Jurar sin justicia es jurar hacer algo malo o que sea en perjuicio del prójimo. El pecado será grave o leve según que lo que se jure sea grave o sea levemente ilícito.

Si lo que se ha jurado es malo, no se puede cumplir. Serían dos pecados. Uno por jurar una cosa mala, y otro por hacerla. Quien ha jurado hacer algo malo, debe dolerse de hacerlo jurado y no cumplirlo. Jurar sin necesidad es jurar sin tener motivo razonable para ello; como los que juran por costumbre.

El que jura con verdad pero sin necesidad, por costumbre, sin darse cuenta, no comete pecado grave; pero tiene que corregirse de su mala costumbre. Para que haya verdadero juramento es necesario que haya intención de jurar y fórmula juratoria. Quien finge jurar pronunciando la fórmula sin intención de jurar, peca porque esto es una injuria a Dios.

La verdadera fórmula juratoria debe incluir, implícita o explícitamente la invocación a Dios en testimonio de la verdad, v.gr.: te juro por Dios que... . Expresiones como: si nos verdad que me muera , por la salud de mi madre , etc., deben considerarse como fórmulas juratorias que suponen poner a Dios por testigo de la verdad, y que en caso contrario Él se encargará de castigar la mentira. Frases que a veces se usan en la conversación como júramelo , te lo juro , etc., no deben considerarse siempre como verdadero juramento, pues no tienen intención de jurar. Pero es una fea costumbre que debe corregirse. Muchas personas juran por simple muletilla. Esto es indecoroso. Si quieres, puedes decir palabra de honor . Esto no es jurar; y debe bastar para reforzar tu afirmación. A quien no le baste esto, te ofende.

Peca, además, contra este mandamiento el que dice cosas contra la Religión, y el que dice blasfemias. Blasfemia es toda expresión insultante contra Dios, la Virgen, los Santos o cosas sagradas: ya sea con palabras, gestos, signos, dibujos, etc.
Dios castiga mucho la blasfemia. A veces, también en esta vida. Otros pecados pueden hacerse por debilidad o por sacar algún provecho; por ejemplo robar. Pero el que dice blasfemias no saca nada. La blasfemia es un pecado que va directamente contra la majestad de Dios. Por eso a Dios le duele tanto y lo castiga con gran rigor. La blasfemia es un pecado diabólico. Si crees en Dios, comprenderás que es un disparate insultarle. Y si no crees, ¿a quién insultas?

Lo que pasa es que a veces se dicen blasfemias sin darse cuenta del todo. Por mala costumbre.

Entonces lo que hay que hacer es proponerse muy en serio quitarse la mala costumbre, pues aunque la blasfemia que se escapa sin querer no es pecado grave, puede serlo el no poner empeño en corregirse. Y siempre son de muy mal ejemplo. Oyéndote blasfemar, empiezan a hacerlo también los que antes no lo hacían: tus hijos, tus compañeros de trabajo, etc. Para corregirte puede ayudarte el ponerte un pequeño castigo. Por ejemplo, estar tantos días sin fumar cuantas blasfemias se te escapen. Si te gusta el tabaco verás qué pronto te corriges. Si no te atreves a tanto, prívate de algún cigarro, haz cualquier otro pequeño sacrificio; pero no dejes la falta sin castigo. Si no fumas, prívate de otra cosa que te guste mucho. Si no se te ocurre otra cosa, podrías dar unas monedas de limosna por cada falta. El ponerse castigos, es el mejor medio para corregirse de un defecto. Si en alguna ocasión oyes alguna blasfemia y puedes corregirla, hazlo así. Y si no puedes, di: «Alabado sea Dios». Si lo dices en voz alta, mejor; y sino te atreves, al menos, dilo en voz baja.

No hay que confundir las blasfemias -palabras injuriosas con las que se insulta a Dios, la Virgen, etc.- con las palabras feas, que solemos llamar palabrotas y tacos. Los tacos malsonantes y soeces son señal de baja educación y no deben decirse; pero no son blasfemias, ni ordinariamente pecado.

También peca contra este mandamiento quien no cumple sus votos o promesas hechas a Dios para reforzar nuestras súplicas y manifestar nuestro agradecimiento. El voto es una promesa hecha a Dios libre y deliberadamente, con la intención de obligarse bajo pecado, de una cosa posible, buena y mejor que su contraria. Hay obligación de cumplirlo bajo pecado grave o leve, según como uno se haya comprometido. Sin embargo, una cosa ligera no puede hacernos contraer una obligación grave.

No hay que confundir los votos y promesas con los ofrecimientos que se hacen a Dios sin intención de obligarse a cumplirlos bajo pecado. Antes de hacer un voto o promesa, deberías consultar con una persona prudente: por ejemplo, con un sacerdote. Y si no has podido hacerlo antes, hazlo después por si conviene que te lo dispense o te lo conmute.

Son pecados graves contra este mandamiento la blasfemia, el no cumplir, pudiendo, los votos graves, y el jurar en falso.

EL BUEN PASTOR SIEMPRE NOS BUSCA


El buen pastor siempre nos busca
Autor: Padre Cipriano Sánchez



"Una voz dice: ´¡Grita!´ Y yo le respondo: ´¿Qué debo gritar?’. Todo hombre es como la hierba y su grandeza es como flor del campo. Se seca la hierba y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre”.

La esperanza no se basa en el hombre, sino en un Dios fiel, que llega lleno de poder y al que acompaña el premio de su victoria. Éste es el Dios en el cual nosotros creemos, en el cual nosotros esperamos: Un Dios que no defrauda; un Dios que apoya y sostiene al hombre en todo momento; un Dios que acoge y recibe al ser humano necesitado, hoy más que nunca, de alguien que le diga en quién puede esperar.

No puedes poner tu esperanza ni cimentar tu vida en nadie más, porque todo es como la flor y como la hierba: la flor se marchita y la hierba se seca.

Si tú te afianzas en el Señor, jamás te marchitarás ni te secarás. Nunca serás una oveja perdida, jamás tu existencia estará alejada de Aquel que es tu gozo, tu alegría y tu certeza, porque estarás apoyado en Dios, cuya palabra permanece para siempre.

¡Qué hermosa imagen es la del pastor que lleva en sus brazos a los corderos recién nacidos que todavía no pueden caminar! ¡Qué bella figura es la del pastor que atiende a las ovejas que acaban de dar a luz a los corderitos, y que por estar más débiles, no pueden ir al ritmo del resto del rebaño en la peregrinación hacia los pastos verdes!

Pero, ¿quién es el Pastor? ¿Quién te carga? ¿Quién te espera? ¿Puedes decir con serenidad, con paz, que quien te carga y quien te espera es sólo Dios?

¡Cuántas veces eres cargado por la opinión de los demás, por las circunstancias, o por los bienes materiales! Y sin embargo, ninguno de ellos permanece para siempre.

Tenemos que tener en cuenta que es necesario afianzar nuestra esperanza en:

Alguien que nunca nos defraude, que nunca nos falle. Y que por mucho que nosotros esperemos en un hombre o en una mujer con muchas cualidades, que está muy cerca de nuestra vida, que nos apoya en todo momento, ese hombre o esa mujer son tan débiles como nosotros, y por lo tanto, no siempre nos van a poder sostener, ayudar o estar a nuestro lado.

En el Evangelio de San Mateo, Cristo nos habla de un Pastor que no sólo nos sostiene y nos carga, sino que nos habla de un Pastor que busca a la oveja que se perdió. ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que este Pastor encuentre a la oveja? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que la oveja se dé cuenta que está siendo buscada por su Pastor? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar para que la oveja acepte al Pastor que la busca? ¿Qué pasaría si la oveja ve venir al Pastor, se mete por vericuetos muy complicados y huye más lejos, o si a la oveja le da vergüenza haber huido del rebaño, se esconde y no permite que el Pastor llegue a ella?

No importa cuánto tiempo tenga que pasar, ni dónde se haya metido la oveja, el Pastor la va a seguir buscando. Estemos donde estemos: en el rebaño o fuera de él; estemos como estemos: cansados o con temor, siempre tenemos que tener la certeza, la esperanza de que el Pastor jamás va a dejar de buscarnos, de que Él siempre estará dispuesto a cargarnos sobre sus hombros.

¡El Pastor siempre busca! A veces busca Él mismo en tu corazón, a veces te busca a través de otros seres humanos, a veces te busca a través de las circunstancias, porque lo último que quiere el Pastor es que pierdas la

esperanza de que estás siendo buscado. Esa certeza es lo que aviva el alma de todo hombre y de toda mujer de la peor de las desesperaciones, de la peor de las angustias, que es la desesperación y la angustia de la propia soledad, del saberse solo frente a la propia miseria, del saberse abandonado frente a la propia pequeñez.

Cuando la esperanza se apoya en el Señor, cuando Dios sabe que tu alma está

esperando en Él, el primero que se alegra es Él. ¿Cuánto vale una oveja entre noventa y nueve? Muy poco, casi nada. Y sin embargo, ese muy poco y casi nada se multiplica por el amor infinito de Jesucristo, por el amor infinito de un Señor y de un Redentor que te busca en sus inspiraciones, en las circunstancias, a través de los hombres, a través de caminos de santificación cristiana.

¿Quién te buscó a ti? ¿Quién te encontró? ¿Llegaste solo? ¿Quién te trajo? Quien te trajo fue un pastor, y ese pastor, a su vez, fue traído por otro Pastor. Convierte tu corazón en fuente de esperanza para tantos hombres y mujeres que no la tienen. Transforma tu vida en un camino del Pastor que busca sin cesar a todo hombre y a toda mujer que, por la razón que sea, no está en su rebaño.

BELLEZA EN EL CORAZÓN


Belleza en el corazón
(Autor deconocido)



Una mujer preguntó a un filósofo: "¿Puede una mujer hacer feliz a un hombre?". "Puede intentarlo", dijo el filósofo, "pero para ello debe tener una serie de cualidades".

"Dígame si las cualidades que yo creo son las que se necesitan y deme una puntuación a cada una de ellas".
"Veamos"
"Belleza física" "0"
"Simpatía" "0"
"Hermosura" "0"
"Belleza de corazón" "1"

"Pero doctor, la puntuación es 0001, tan baja que con ello y a pesar de esas buenas cualidades, una mujer no va a conseguir hacer feliz a un hombre", dijo la mujer.

"Efectivamente, pero si damos la vuelta a las cualidades y empezamos por la Belleza en el Corazón, obtendremos 1 y si además es guapa, simpática y hermosa, obtendremos una puntuación de 1000; pero fíjese que la belleza, la simpatía y la hermosura no tienen ningún valor si van delante de la Belleza en el Corazón".

PACIENCIA Y ESPERANZA



 Paciencia y Esperanza...




Un pastor tenía dos ovejas y estaba contento porque las dos habían parido y tenían unos hermosos y juguetones corderitos.

Durante la noche el pastor encerraba sus dos ovejas en un corral que tenía muy cerca de la casa.  Así se aseguraba que lobos y zorros no las mataran.

En las horas del día las soltaba para que fueran a pastar por los cerros.  Y aquel día las soltó, como siempre y dejó a los corderitos en el corral.  Es muy riesgoso soltarlos tan pequeños.

Las dos ovejas cruzaron el río caminando sobre su firme lecho de piedras.  Las aguas del río serrano eran poco profundas y ellas lo cruzaban a diario.  Pero al poco tiempo se desató un temporal muy fuerte y la lluvia fue repentina y torrencial.  Las aguas descendieron de los cerros, se volcaron torrentosas en los pequeños arroyos y llegar turbias al cauce del río y el río se desbordó.

El pastor salió hasta la orilla, porque sabía que se acercaba la hora en que sus ovejas regresarían, para amamantar a sus críos y pasar la noche en el corral y vio que sería imposible cualquier intento por cruzar aquel torrente de aguas, sin exponerse a ser arrollado y golpeado contra las piedras.

Una oveja se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que las aguas bajaran, la otra se impacientó y comenzó a lamentarse: "Esta agua no descenderá y mis hijitos se morirán de hambre, aquí nos sorprenderá el lobo y nos moriremos".  La compañera trató de calmarla: "No te impacientes, recuerda que ya vimos muchas crecientes en el río y siempre vimos las aguas descender, no nos pasará nada grave y mañana amamantaremos a nuestros hijos".

De nada valieron sus reflexiones, la oveja se arrojó al agua.  El pastor la
miraba impotente desde la orilla opuesta.  La pobre oveja avanzó un par de metros, pero las aguas la vencieron y la arrastraron río abajo, el pastor y la compañera vieron cómo el cuerpo de la desdichada era llevado por la corriente, que lo golpeaba contra todas las rocas salientes.

Al anochecer las aguas ya habían descendido bastante,  pastor y oveja se miraban desde las dos orillas, el pastor que conocía bien los pasos menos riesgosos, entró al agua y lenta y cuidadosamente, llegó hasta la otra orilla, ató una cuerda al cuello de su oveja y ambos volvieron a cruzar el río.

Los corderitos balaban en el corral, el pastor hizo que los dos huerfanitos mamaran de la oveja sobreviviente, que se constituyó en su madre adoptiva.

"Sin esperanza es imposible tener paciencia, porque nadie espera lo imposible y la esperanza más hermosa es la que nace en situaciones más desesperantes.  La impaciencia, con la que quieren alcanzarlo todo hoy, es la que te hace perder la oportunidad de alcanzarlo mañana."

viernes, 15 de junio de 2018

EN ESTE MOMENTO


En este momento...



 En éste, el momento actual, vivo, respiro y tengo mi ser en Dios. La vida adquiere para mí un nuevo sentido cuando comprendo que cada momento presente es parte del eterno ahora de Dios.

Cuando vivo en el presente no albergo lamentaciones sobre el pasado. Bendigo el pasado, pero no tengo deseo alguno de revivirlo rememorando lo que sucedió en él.

Todo lo que sucedió anteriormente me ha traído al momento actual.
Mis pensamientos y actitudes en el ahora ayudan a prepararme para un futuro positivo. Mi capacidad de encarar lo que me espera está determinada por el empleo que doy a las oportunidades de hoy. Puertas que en el pasado parecían estar cerradas para mí pueden abrirse en este día. Nuevas oportunidades de amar, perdonar y comprender son eternamente mías en el momento actual de Dios.

VENGAN A MÍ LOS AFLIGIDOS


VENGAN A MÍ LOS AFLIGIDOS...



Vengan a Mí los afligidos,
descansen en Mí los agobiados,
aquellos por la ley sobrecargados,
los que están fatigados y oprimidos. 


Vengan a Mí y encontrarán alivio:
Yo seré tu reposo y tu descanso,
serás como un niño en mi regazo,
Israel, Yo Soy el Señor que te cobijo. 


Toma mi yugo, mi ley, mi mandamiento
y verás cómo es suave mi Palabra,
cómo reconforta la sequedad del alma
y renueva el Amor mi pensamiento.      


Aprende de Mí, manso y humilde
en lo profundo del corazón herido,
Yo le doy consuelo al afligido
y descanso seguro al que lo pide.   


Aprende de Mí y encontrarás alivio
y la paz anidará tu pensamiento,
mi Espíritu tomará tus sentimientos
y el perfume de los míos tu camino...


Aprende de Mí que soy paciente
y te espero cuando estás arrepentido,
Yo Soy bálsamo para el dolorido
y doy perdón al penitente.


Yo seré tu paz, tu alivio y tu consuelo,
mi yugo envolverá tu pensamiento
cuando mi Palabra te unja como ungüento
y pruebes en mi Espíritu tu cielo.

A MAL TIEMPO, BUENA CARA


A mal tiempo,  buena cara
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.



Fuera hace frío, mucho frío; se ve el aliento de las personas al respirar, mientras caminan envueltos en abrigos y bufandas y las manos en los bolsillos. Quizá las crestas de los montes estén cubiertas de nieve o de hielo, pero hay gente que tiene su corazón caliente, y no importa el frío de las calles; personas que tienen una razón para vivir, gentes felices y que saben amar, que saben convertir todas las cosas duras de la vida en algo bueno, algo positivo, tienen esperanza, confían en Dios, aman a su prójimo y se esfuerzan por mantener un clima de paz y calor en sus hogares, en su trabajo.

Pero, ¡qué duro debe ser que ahí fuera haga frío y que el corazón esté congelado, hecho hielo, también! Frío por fuera y frío por dentro; Hielo es la desesperanza, dejarse arrancar día a día los restos de confianza a los que uno se agarra para seguir viviendo. Hielo es el rencor y el odio que va pudriendo poco a poco de modo irremediable tantos corazones. ¡Qué hielo tan duro, es el miedo a la vida, al futuro, a la vejez, a la enfermedad y a la soledad!

Necesitamos que salga el sol dentro de nosotros mismos, el sol de la esperanza, del amor, del optimismo, de la paz interior; tenemos que forzarnos a nosotros mismos y, antes que nada, obligarnos a creer que el sol puede salir en nuestra vida.

El que desespera de todo, puede tener muchas razones y excusas, pero también algo de culpa porque penas, sufrimientos, apuros económicos, contratiempos, están repartidos en la vida de todos, pero ahí esta también la mente, nuestra mente, para buscar soluciones a los problemas, y unos la usan y otros no.

Ahí están nuestras manos para trabajar, y unos les dan uso y otros no, ahí está Dios que sí ayuda a los que confían, pero unos le rezan a ese Dios y otros le dan la espalda; ahí están las oportunidades que ofrece la vida, pero unos las buscan y otros se excusan diciendo que nada se puede hacer.

El sol de la esperanza puede salir y de hecho sale en la vida de todos los que se fuerzan a sí mismos a creer en Dios y en sí mismos, que se fuerzan a esperar lo mejor, a luchar por salir adelante a pesar de todo.

lunes, 11 de junio de 2018

ABRE LA PUERTA


Abre la puerta



Abre la puerta, hay un mundo afuera que espera por ti. No estés asustado, no temas, no te escondas...

Puede un problema hacer que sientas debilidad o te deje sin fuerzas pero si sigues caminando sin mirar atrás, un día sorprendido verás que aquello que te hizo daño y te quebró el alma en algún momento, cuando gires la cabeza, se habrá convertido en un punto diminuto.

Prioriza, amigo... Prioriza... Perdemos la vida muchas veces invirtiendo nuestro tiempo en cuestiones que no son importantes.

Mira a tu alrededor... ¿Qué tienes? ¿Qué es lo más importante para ti hoy?
No es egoísmo ponerse en el primer lugar, pues si nosotros no logramos estar bien, nada lo estará.
Somos como una cascada, y nuestro caudal debe ser potente a veces, otras intermitente, y a veces lento muy lento.

Pensemos qué agua estamos vertiendo sobre todo aquello que forma parte de nuestro mundo. Si estamos contaminados, vamos a contaminar todo a nuestro paso... Si estamos cristalinos y limpios tocaremos todo y lo limpiaremos y como una cascada depositaremos los residuos en el fondo para que el tiempo poco a poco los haga desaparecer.
La cascada no pierde su tiempo en los desechos, al contrario renueva el agua, la purifica y sigue... sigue...

Si logramos en la vida llevar lo mejor de nosotros a los demás, si aprendemos a priorizar y solo nos preocupamos por lo que realmente es valioso para nosotros, si dejamos que la luz se refracte en el agua y nos muestre un arco iris, nos daremos cuenta que somos los protagonistas principales de nuestra historia y que en cada uno está la clave para vivir mejor y para regalarnos un arco iris en el alma cuando así lo deseemos.

Abre a puerta...
Si decidimos quedarnos encerrados en un problema, en un disgusto, en una pena, solo veremos los desechos en el fondo y nos estaremos perdiendo la oportunidad de renovar el agua y alejarnos del dolor, de la angustia, y del resentimiento.

Abre la puerta...
Hay un mundo afuera y si no la abres nunca podrás volver a verlo y la vida es valiosa como para dejarla pasar agarrado de todo lo negativo...

Suelta y como la cascada arroja en el fondo con fuerzas todo aquello que no quieras seguir llevando contigo y sigue... sigue, pues siempre tienes una nueva oportunidad de volver a empezar... Depende de ti.



© Graciela De Filippis  

viernes, 8 de junio de 2018

QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO


QUÉDATE, SEÑOR, CONMIGO...


Señor, quédate conmigo durante este día, y guía mis pensamientos y deseos, mis acciones y proyectos. Guía mis pasos para que caminen ligeros al encuentro del cansado y desanimado. Guía mis manos para que acompañen al que ha perdido el camino. Abre mis brazos, para que yo pueda abrazar al que se siente solo y sin esperanza. Ilumina mis ojos y haz mis oídos atentos al clamor de mis hermanos. Regálame un corazón tierno, capaz de amar sin distinción.

Padre nuestro, pongo en tu protección mi descanso y el de todos mis seres queridos. Pongo en tus manos nuestra tierra, nuestra ciudad, nuestro mundo tan golpeado por la violencia, las guerras, las injusticias... Ilumina, señor, la mente y el corazón de los poderosos de la tierra.

Que yo siempre pueda, con tu gracia, abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo y con tu ayuda pueda ver despuntar el alba de un mundo nuevo.
Gracias, Señor. Amén.



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