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lunes, 27 de septiembre de 2021
martes, 7 de septiembre de 2021
lunes, 6 de septiembre de 2021
DIEZ RAZONES PARA LEER LA BIBLIA
Diez razones para leer la Biblia
Aprovecha para leerla, saborearla, meditarla, permitirle que sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero.
Por: Alejandra María Sosa Elízaga | Fuente: http://www.ediciones72.com
Aprovecha para leerla, saborearla, meditarla, permitirle que sea lámpara para tus pasos, luz en tu sendero. Considera que tienes al menos diez razones para adentrarte en el fascinante mundo de la Sagrada Escritura:
1. Conocer a Dios
Sería para nosotros imposible saber algo acerca de Dios si Él no nos lo hubiera revelado. Y lo hizo a través de Su Palabra. Así que para que puedas conocerlo y consiguientemente entablar con Él una relación personal de amor y confianza, es indispensable que leas Su Palabra.
2. Conocerse uno mismo
La Palabra de Dios "penetra hasta las fronteras del alma y del espíritu" (Heb 4,12). Leerla te permite conocerte a fondo, pero no desde la óptica humana de juicio y condena, sino desde la mirada esperanzadora y misericordiosa de Dios.
3. Recibir luz
Dice el salmista que la Palabra es “lámpara para sus pasos, luz en su sendero” (ver Sal 119, 105).
Siempre tiene un mensaje para iluminar tu situación actual, siempre tiene algo pertinente que decirte; a veces te consuela, a veces te exhorta, a veces te tranquiliza, a veces te inquieta y te sacude, pero puedes tener la certeza de que siempre te da lo que tu alma necesita.
4. Dialogar con Dios
Hay quien cree que orar consiste sólo en hablar y hablar con Dios pues Él no dice nada. Pero Dios sí habla: a través de Su Palabra. Leer la Biblia te permite escuchar lo que quiere decirte, para poder después responderle, dialogar con Él y, con Su gracia, hacerlo vida.
5. Participar de la reflexión y oración de toda la Iglesia
Cuando lees los textos que se proclaman cada día en Misa o en la Liturgia de las Horas, te unes a millones de católicos en todo el mundo que en ese mismo momento están leyendo, escuchando, reflexionando, orando con esas mismas palabras. Leer así la Palabra te permite participar activamente en la unidad y universalidad de la Iglesia
6. Situarte dentro de la historia de la salvación
Leer la Biblia te permite descubrir cómo fue que Dios se reveló al ser humano; estableció una alianza con el hombre, le prometió Su amor y salvación y lo cumplió. Conocer el pasado te permite comprender el presente y vivirlo desde el gozo de saber que formas parte del pueblo de Dios, que eres miembro de Su rebaño, oveja del Buen Pastor.
7. Conocer, comprender y amar a la Iglesia
Leer la Biblia te permite conocer la Iglesia de la que formas parte para comprenderla y amarla más, y gozarte de pertenecer a ella sabiendo que fue fundada por Cristo, y aunque está formada por seres humanos susceptibles de fallar, como tú y como yo, es conducida a través de la historia, por el Espíritu de Dios.
8. Anunciar la Buena Nueva
Leer la Biblia te permite cumplir el mandato de Jesús de ir por todo el mundo a anunciar la Buena Nueva (ver Mc 16, 15). Sólo si conoces la Escritura puedes compartir Su luz con otros.
9. Conocer y defender la fe
Dice San Pablo que todo texto de la Escritura es útil para enseñar (ver 2Tim 3,16). Conocer la Biblia te permite enfrentar a quienes atacan tu fe católica y responderles no sólo con caridad sino con argumentos sólidos.
10. Vivir con libertad y alegría
Leer la Biblia te da libertad y alegría. La libertad de que gozan quienes abandonan la inmovilidad de las tinieblas y caminan hacia Aquel que es la Luz; la alegría de saber que Él está contigo todos los días hasta el fin del mundo, y la alegría de anunciarlo a los demás, como pide el Papa Francisco.
jueves, 2 de septiembre de 2021
lunes, 28 de septiembre de 2020
EL MEJOR MÉTODO PARA ESTUDIAR LA BIBLIA DESDE CERO Y SABER CUÁL VERSIÓN ESCOGER
El mejor método para estudiar la Biblia desde cero y saber cuál versión escoger
Te ofrecemos un método efectivo para que te inicies en el estudio de la Biblia
Por: n/a | Fuente: PildorasdeFe.net
Hoy día en muchas familias católicas encontramos la Biblia como el libro sagrado de la casa. Ojalá que pronto llegue el día que cada católico sea un asiduo lector de la Escritura Sagrada.
Pero muchos que comienzan a leerla, después de algunos capítulos la dejan de lado por no comprender casi nada. Dicen que leer la Biblia les resulta difícil. Es un libro tan largo y a veces difícil, especialmente para uno que sabe poca historia y poca geografía, y no tiene costumbre de ubicar lo que lee en su propio contexto.
También se da el caso de católicos que, comienzan a leer la Biblia, y se dejan llevar por interpretaciones parciales, caprichosas y fanáticas que poco a poco lo llevan a uno a adherir, por mero sentimentalismo, a algunas de las muchas sectas bíblicas ya existentes, apartándose, por ignorancia, de la Iglesia Católica.
Y no faltan los que quieren leer toda la Biblia sin alguna explicación; o toman la Biblia como un juego de naipes abriendo el libro al azar, o saltando por aquí o por allá y piensan que Dios automáticamente les comienza a hablar. Es un riesgo muy grande; es como jugar a la suerte.
Para evitar estos peligros, no basta leer la Biblia con fe y devoción. Hay que juntar la fe, la oración y la devoción con el estudio. Leer la Biblia sin una adecuada preparación es tentar a Dios. Hay que prepararse para leerla. Si no, puede suceder cualquier cosa. La historia de nuestra fe es así.
Queridos hermanos, esta carta tiene como finalidad introducirnos en el estudio de la Biblia. Hoy, más que nunca, debemos tener una cierta preparación para iniciar una lectura seria de la Biblia.
Para muchos, la Biblia sigue siendo un hermoso libro cerrado que adorna nuestra biblioteca. El problema es: ¿cómo leer, cómo comenzar con este libro? Siempre ha sido difícil la iniciación a la lectura de la Biblia. Exige de nosotros paciencia, humildad, serenidad y una cierta disciplina intelectual.
En esta carta vamos a indicarles algunos consejos prácticos para comenzar el estudio de la Biblia.
1.- Las mejores Biblias
Muchas personas se preguntan cómo conseguir una buena edición moderna de la Biblia Católica. Recuerda que ésta tiene 73 libros, está completa para el estudio y debe tener aprobación eclesiástica (Imprimatur)
Hoy existen muy buenas Biblias católicas; les recomendamos la Biblia de Jerusalén, la Biblia de América, La Nueva Biblia Americana, la Biblia de Navarra, Biblia Latinoamericana, la Biblia del Peregrino, Nacar-Colunga, entre otras.
Da pena ver gente ansiosa de conocer la Biblia y lo hace con ediciones demasiado antiguas, incluso incompletas, sin introducciones, ni comentarios; o con ediciones de bolsillo que está bien para llevarlas a un paseo pero no para hacer estudios serios con ellas.
2.- Una Biblia de uso personal
Conviene que cada persona tenga su propia Biblia en la que libremente vaya subrayando los textos más importantes o más significativos en relación con nuestra vida de fe, con nuestro seguimiento de Cristo, con nuestra vida de oración, de evangelización, etc.
E incluso uno va poniendo anotaciones personales, inquietudes originadas de la propia reflexión y experiencia pastoral, apuntes tomados de cursillos, retiros, libros... Sólo así se aprenden las cosas, y con gusto.
3.- Conocer bien la Biblia
Es decir, antes de estudiar el texto sagrado, hay que echar un vistazo general a la edición de su Biblia; ver qué dicen los editores sobre el manejo del libro, ver cómo se citan los libros, qué introducciones hay, qué notas, mapas, o temas especiales, etc...
Esto puede ahorrar mucho tiempo y trabajo. No hay por qué anotar en cuadernos o papelitos cosas que ya están muy bien puestas en las notas más importantes
Así por ejemplo, la Biblia Latinoamericana pone una especie de introducción muy buena, titulada: "¿Qué hubo en el mundo antes de la Biblia?". También tiene un "Indice del Evangelio" bien práctico y una serie de temas breves con el título de "La enseñanza bíblica" que pueden ayudar mucho. Además hay otros temas.
La Biblia de Jerusalén, entre tantas cosas excelentes, trae casi al final una sinopsis cronológica muy útil para ubicar los acontecimientos bíblicos dentro de la historia, de la geografía y de las otras culturas relacionadas con la Biblia.
La Nueva Biblia Española tiene, al final, un vocabulario bíblico teológico muy bueno. Cada uno debe familiarizarse bien con su propia Biblia.
4.- Leer y estudiar las Introducciones
Es muy conveniente leer las Introducciones que se ponen a cada libro o a los diversos grupos de libros.
Casi todas las Biblias modernas católicas tienen muy buenas introducciones. La Biblia de Jerusalén es excelente en este punto y es la que ha inspirado casi todas las ediciones posteriores de la Biblia.
Algunas personas se dedican primero a leer y estudiar todas las introducciones de cada libro y luego comienzan la lectura del texto bíblico mismo. Es lo mejor.
5.- Leer y meditar la Biblia
A continuación, ya se puede comenzar a leer y a estudiar el texto bíblico. Pero la Biblia es muy larga, y para todos nosotros nos resultará muy difícil, si no imposible, leerla toda desde la primera página hasta la última. Por tanto, hay que ser prácticos.
Si es la primera vez que te acercas a la Biblia, te proponemos un itinerario de lectura:
Empieza con el Evangelio de San Lucas. En él podrás conocer los rasgos más atrayentes de Jesús de Nazaret, nacido de María.
Continúa con el Libro de los Hechos de los Apóstoles. Allí podrás ver la hermosa actividad de la Iglesia naciente.
Después te recomendamos volver a los Evangelios, primero Marcos, luego el de Mateo y finalmente el de Juan.
Puedes intercalar, al fin, la lectura de alguna Carta de los Apóstoles: por ejemplo, a los Corintios, los Tesalonicenses, etc.
Otra forma es tener un calendario litúrgico y leer las lecturas que corresponden al día.
6-. El Nuevo Testamento
Para el cristiano lo más importante son los cuatro Evangelios, que son el alma de toda la Biblia, y luego los otros libros del Nuevo Testamento. Eso ha de ser el objetivo constante de nuestra lectura o estudio.
Pero es bueno conocer, siquiera básicamente, el Antiguo Testamento: Génesis, Exodo, Deuteronomio, Josué, 1 y 2 de Samuel, 1 y 2 de Reyes, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar, Sabiduría, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Amós, Miqueas, Jonás y el Libro de Revelaciones (Apocalipsis)
7.- Lectura y meditación de la Biblia
Después de haber leído la introducción de un libro, comienza a leer el texto mismo. No te apresures en leer todo de una vez. Lee solamente un pasaje, o un párrafo. Lee con atención y respeto, abriendo tu corazón a lo que Dios te quiere expresar. Subraya los textos que te impactan.
En la primera lectura de un texto, te conviene leer siempre las notas explicativas que se encuentran debajo del texto bíblico. Estas notas explicativas y los comentarios van a clarificarte la comprensión de los textos bíblicos más difíciles.
Son explicaciones escritas por especialistas y hay que tratar de entenderlas y, normalmente, han de ser aceptadas con confianza. Muchas personas, por no leer atentamente las notas explicativas quedan sin comprender un texto en su contexto propio, sin comprender los diversos estilos y doctrinas, y luego abandonan la lectura por aburrimiento.
Los cursillos bíblicos intensivos, con un buen profesor, pueden ayudar mucho, y quizás sean imprescindibles para comprender ciertos problemas y notas técnicas.
Y ahora, ¡a comenzar!... Trata de organizar tu vida de tal manera que todos los días encuentres un momento de 5 a 10 minutos para la Biblia. Busca un lugar tranquilo. Lee sistemáticamente, no saltando de una parte a otra, ni abriendo el libro al azar.
Nunca leas la Biblia para satisfacer tu curiosidad o sólo para saber más, sino para indagar lo que Dios quiere decirte, pues la Biblia es la Palabra de Dios, es la carta que El envía a sus hijos.
En la Biblia no busques ciencia, sino sabiduría. No tengas miedo de subrayar y poner anotaciones en tu Biblia. La Biblia no es un libro para guardar, sino para ser leída. Dice san Jerónimo:
"No debes retirarte al descanso nocturno sin haber llenado tu corazón con una pequeña parte de la Palabra de Dios".
Principales Biblias Católicas
Entre las Biblias Católicas más conocidas, y más usadas hoy entre nosotros, y entre las que podemos recomendar (hay muchas más) están las siguientes:
1.- Biblia de Jerusalén
Se llama así sencillamente por haber sido preparada por un numeroso equipo internacional de biblistas, bajo la dirección de la famosa Escuela Bíblica de Jerusalén. Apareció primeramente en francés (1956), de la que se sacó la primera edición española en 1967.
Luego ha seguido una segunda edición española en 1975, revisada y mejorada. Es la mejor Biblia desde el punto de vista crítico, teológico y académico, con notas explicativas. Su criterio ha influido decididamente en todas las otras ediciones de la Biblia.
Es imprescindible para un estudio serio de la Biblia. Sin embargo el precio de esta Biblia es generalmente muy elevado.
2.- Biblia de América
Esta versión de la Biblia apareció en 1994 y es una adaptación para América de la Biblia traducida y editada en España por la Casa de la Biblia. Actualmente es distribuida por Verbo Divino.
Según expertos Teólogos esta Biblia de América es mucho mejor que la Latinoamericana, en lo que se refiere a traducción, notas, comentarios y temas de estudio.
3.- La Nueva Biblia Americana
Publicado el 9 de marzo del 2011, la Nueva Biblia Americana, Edición Revisada (NABRE) es la culminación de casi 20 años de trabajo de un grupo de cerca de 100 estudiosos y teólogos, entre ellos obispos, revisores y editores.
Esta versión de la Biblia incluye una traducción recién revisada de todo el Antiguo Testamento (incluyendo el Libro de los Salmos) junto con la edición de 1986 del Nuevo Testamento.
De hecho el Website del Vaticano (en inglés) utiliza esta versión de la Biblia: Vatican.va/archive/ENG0839/_INDEX.HTM
4.- Biblia del Peregrino
El traductor de la Biblia del Peregrino, Luis Alonso Schökel, fue profesor en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. La Biblia del peregrino (1993), cuenta con una traducción hermosa, ágil y fiel, y es considerada hoy en día como la más bella traducción de los textos bíblicos.
La Biblia del Peregrino, ha tenido una gran influencia en la liturgia (especialmente los Salmos, que se ha convertido en la versión oficial). Sobresale por la bella traducción de los textos poéticos (Profetas, Job, Cantar, Proverbios, etc.) y el dinamismo de los textos narrativos.
5.- Biblia Latinoamericana
Se la conoce con este nombre, ya muy popularizado. Fue preparada por un equipo latinoamericano de pastoral. Ya han salido, al menos, 81 ediciones (1990).
Tiene el mérito de estar muy adaptada al lenguaje latinoamericano y, sobre todo, en las introducciones y comentarios refleja muy bien la realidad y problemática socio-político-religiosa de América Latina.
Ha recibido muchas alabanzas y fuertes críticas de distintos sectores de la Iglesia y de la sociedad. En nuestro medio ambiente y para fines pastorales es, una muy buena Biblia. Generalmente no es un libro muy caro; muchas veces ha sido subvencionada para el bien del pueblo.
También existe un Nuevo Testamento Latinoamericano, que es la parte más importante de toda la Biblia Latinoamericana.
6.- Otras Biblias
Hay también muchas otras ediciones católicas de la Biblia, todas muy buenas, aunque no hayan tenido, en nuestro medio, el éxito de las dos mencionadas. Entre éstas no podemos dejar de nombrar las Biblias: Nacar-Colunga, Biblia de Navarra, Biblia de Straubinger
El gran valor de estas ediciones modernas de la Biblia es, sobre todo, que se basan en los textos originales (hebreo-griego), y no en la Vulgata Latina como anteriormente se hacía.
Además en sus introducciones y comentarios recogen lo mejor de las investigaciones bíblicas modernas.
Ultimamente apareció la Biblia de Estudio de las Sociedades Bíblicas, elaborada por biblistas católicos y evangélicos, y que cuenta con el respaldo del CELAM para ser utilizada en América Latina.
"Quien medita cada día la sagrada ley divina con esta meditación a la gloria se encamina. Quien medita cada día las Sagradas Escrituras verá la mano de Dios en todas las criaturas".
lunes, 21 de septiembre de 2020
jueves, 17 de septiembre de 2020
LOS LIBROS DE LA BIBLIA
Los libros de la Biblia
Los 7 libros del Antiguo Testamento escritos en griego han sido causa de muchas discusiones. La Iglesia Católica dio a estos 7 libros el nombre de «libros deuterocanónicos»
Por: P. Paulo Dierckx y P. Miguel Jordá | Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe
Hoy día vamos a conversar sobre la Biblia: ¿Cuántos libros tiene la Biblia? ¿Qué diferencias hay entre las Biblias católicas y las Biblias protestantes? La Biblia no es un solo libro, como algunos creen, sino una biblioteca completa. Toda la Biblia está compuesta por 73 libros, algunos de los cuales son bastante extensos, como el del profeta Isaías, y otros son más breves, como el del profeta Abdías.
Estos 73 libros están repartidos de tal forma, que al Antiguo Testamento (AT) le corresponden 46, y al Nuevo Testamento (NT) 27 libros.
De vez en cuando suele caer en nuestras manos alguna Biblia protestante, y nos llevamos la sorpresa de que le faltan siete libros, por lo cual tan sólo tiene 66 libros.
Este vacío se encuentra en el Antiguo Testamento y se debe a la ausencia de los siguientes libros: Tobías, Judit, 1 Macabeos, 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y el de Baruc.
¿Por qué esta diferencia entre la Biblia católica y la protestante?
Es un problema histórico-teológico muy complejo. Resumiendo mucho, trataremos de contestar esta pregunta.
Primero vamos a explicar cómo se formó la colección de libros sagrados del Antiguo Testamento dentro del pueblo judío. Y luego veremos cómo los cristianos aceptaron estos libros del A.T. junto con los libros del N.T. para formar la Biblia completa.
La antigua comunidad judía de Palestina
En tiempos de Jesucristo, encontramos que en Palestina el pueblo judío sólo aceptaba el A.T. Y todavía no habían definido la lista completa de sus libros sagrados, es decir, seguía abierta la posibilidad de agregar nuevos escritos a la colección de libros inspirados.
Pero desde hacía mucho tiempo, desde alrededor de los años 600 antes de Cristo, con la destrucción de Jerusalén y la desaparición del Estado judío, estaba latente la preocupación de concretar oficialmente la lista de libros sagrados. ¿Qué criterios usaron los judíos para fijar esta lista de libros sagrados? Debían ser libros sagrados en los cuales se reconocía la verdadera fe de Israel, para asegurar la continuidad de esta fe en el pueblo. Había varios escritos que parecían dudosos en asuntos de fe, e incluso francamente peligrosos, de manera que fueron excluidos de la lista oficial. Además aceptaron solamente libros sagrados escritos originalmente en hebreo (o arameo). Los libros religiosos escritos en griego fueron rechazados por ser libros muy recientes, o de origen no-judío. (Este último dato es muy importante, porque de ahí viene después el problema de la diferencia de libros.)
Así se fijó entonces una lista de libros religiosos que eran de verdadera inspiración divina y entraron en la colección de la Escritura Sagrada. A esta lista oficial de libros inspirados se dará, con el tiempo, el nombre de «Canon», o «Libros canónicos». La palabra griega Canon significa regla , norma, y quiere decir que los libros canónicos reflejan «la regla de vida», o «la norma de vida» para quienes creen en estos escritos. Todos los libros canónicos de la comunidad de Palestina eran libros originalmente escritos en hebreo-arameo.
Los libros religiosos escritos en griego no entraron en el canon, pero recibieron el nombre de «apócrifos», «libros apócrifos» (= ocultos), porque tenían doctrinas dudosas y se los consideraba «de origen oculto».
En el primer siglo de nuestra era (año 90 después de Cristo) la comunidad judía de Palestina había llegado a reconocer en la práctica 39 libros como inspirados oficialmente.
Esta lista de los 39 libros de A.T. es el llamado «Canon de Palestina», o «el Canon de Jerusalén».
La comunidad judía de Alejandría
Simultáneamente existía una comunidad judía en Alejandría, en Egipto. Era una colonia judía muy numerosa fuera de Palestina, pues contaba con más de 100.000 israelitas. Los judíos en Egipto ya no entendían el hebreo, porque hacía tiempo habían aceptado el griego, que era la lengua oficial en todo el Cercano Oriente. En sus reuniones religiosas, en sus sinagogas, ellos usaban una traducción de la Sagrada Escritura del hebreo al griego que se llamaba «de los Setenta». Según una leyenda muy antigua esta traducción «de los Setenta» había sido hecha casi milagrosamente por 70 sabios (entre los años 250 y 150 antes de Cristo).
La traducción griega de los Setenta conservaba los 39 libros que tenía el Canon de Palestina (canon hebreo), más otros 7 libros en griego. Así se formó el famoso «Canon de Alejandría» con un total de 46 libros sagrados.
La comunidad judía de Palestina nunca vio con buenos ojos esta diferencia de sus hermanos alejandrinos, y rechazaban aquellos 7 libros, porque estaban escritos originalmente en griego y eran libros agregados posteriormente.
Era una realidad que, al tiempo del nacimiento del cristianismo, había dos grandes centros religiosos del judaísmo: el de Jerusalén (en Palestina), y el de Alejandría (en Egipto). En ambos lugares tenían autorizados los libros del A.T: en Jerusalén 39 libros (en hebreo- arameo), en Alejandría 46 libros (en griego).
Los primeros cristianos y los libros sagrados del A.T.
El cristianismo nació como un movimiento religioso dentro del pueblo judío. Jesús mismo era judío y no rechazaba los libros sagrados de su pueblo. Además los primeros cristianos habían oído decir a Jesús que El no había venido a suprimir el A.T. sino a completarlo (Mt. 5, 17). Por eso los cristianos reconocieron también como libros inspirados los textos del A.T. que usaban los judíos.
Pero se vieron en dificultades. ¿Debían usar el canon breve de Palestina con 39 libros, o el canon largo de Alejandría con 46 libros?
De hecho, por causa de la persecución contra los cristianos, el cristianismo se extendió prioritariamente fuera de Palestina, por el mundo griego y romano. Al menos en su redacción definitiva y cuando en los libros del N.T. se citaban textos del A.T. (más de 300 veces), naturalmente se citaban en griego, según el Canon largo de Alejandría.
Era lo más lógico, por tanto, que los primeros cristianos tomaran este Canon griego de Alejandría, porque los mismos destinatarios a quienes debían llevar la palabra de Dios todos hablaban griego. Por lo tanto, el cristianismo aceptó desde el comienzo la versión griega del A.T. con 46 libros.
La reacción de los judíos contra los cristianos
Los judíos consideraban a los cristianos como herejes del judaísmo. No les gustó para nada que los cristianos usaran los libros sagrados del A.T. Y para peor, los cristianos indicaban profecías del A.T. para justificar su fe en Jesús de Nazaret. Además los cristianos comenzaron a escribir nuevos libros sagrados: el Nuevo Testamento.
Todo esto fue motivo para que los judíos resolvieran cerrar definitivamente el Canon de sus libros sagrados. Y en reacción contra los cristianos, que usaban el Canon largo de Alejandría con sus 46 libros del A.T., todos los judíos optaron por el Canon breve de Palestina con 39 libros.
Los 7 libros griegos del Canon de Alejandría fueron declarados como libros «apócrifos» y no inspirados. Esta fue la decisión que tomaron los responsables del judaísmo en el año 90 después de Cristo y proclamaron oficialmente el Canon judío para sus libros sagrados.
Los cristianos, por su parte, y sin que la Iglesia resolviera nada oficialmente, siguieron con la costumbre de usar los 46 libros como libros inspirados del A.T. De vez en cuando había algunas voces discordantes dentro de la Iglesia que querían imponer el Canon oficial de los judíos con sus 39 libros. Pero varios concilios, dentro de la Iglesia, definieron que los 46 libros del A.T. son realmente libros inspirados y sagrados.
¿Qué pasó con la Reforma?
En el año 1517 Martín Lutero se separó de la Iglesia Católica. Y entre los muchos cambios que introdujo para formar su nueva iglesia, estuvo el de tomar el Canon breve de los judíos de Palestina, que tenía 39 libros para el A.T. Algo muy extraño, porque iba en contra de una larga tradición de la Iglesia, que viene de los apóstoles. Los cristianos, durante más de 1.500 años, contaban entre los libros sagrados los 46 libros del A.T.
Sin embargo, a Lutero le molestaban los 7 libros escritos en lengua griega y que no figuraban en los de lengua hebrea.
Ante esta situación los obispos de todo el mundo se reunieron en el famoso Concilio de Trento y fijaron definitivamente el Canon de las Escrituras en 46 libros para el A.T. y en 27 para el N.T.
Pero los protestantes y las muchas sectas nacidas de ellos, comenzaron a usar el Canon de los judíos palestinos que tenían sólo 39 libros del AT.
De ahí vienen las diferencias de libros entre las Biblias católicas y las Biblias evangélicas.
Los libros canónicos
Los 7 libros del A.T. escritos en griego han sido causa de muchas discusiones. La Iglesia Católica dio a estos 7 libros el nombre de «libros deuterocanónicos». La palabra griega «deutero» significa Segundo. Así la Iglesia Católica declara que son libros de segunda aparición en el Canon o en la lista oficial de libros del A.T. porque pasaron en un segundo momento a formar parte del Canon.
Los otros 39 libros del A.T., escritos en hebreo, son los llamados «libros protocanónicos». La palabra «proto» significa «Primero», ya que desde el primer momento estos libros integraron el Canon del A.T.
Qumram
En el año 1947 los arqueólogos descubrieron en Qumram (Palestina) escritos muy antiguos y encontraron entre ellos los libros de Judit, Baruc, Eclesiástico y 1 de Macabeos escritos originalmente en hebreo, y el libro de Tobías en arameo. Quiere decir que solamente los libros de Sabiduría y 2 de Macabeos fueron redactados en griego. Así el argumento de no aceptar estos 7 libros por estar escritos en griego ya no es válido. Además la Iglesia Católica nunca aceptó este argumento.
Consideraciones finales
Después de todo, nos damos cuenta de que este problema acerca de los libros, es una cuestión histórico-teológica muy compleja, y con diversas interpretaciones y apreciaciones. Con todo, es indudable que la Iglesia Católica, respecto a este punto, goza de una base histórica y doctrinal que, muy razonablemente, la presenta como la más segura.
Sin embargo, desde que Lutero tomó la decisión de no aceptar esta tradición de la Iglesia Católica, todas las iglesias protestantes rechazaron los libros Deuterocanónicos como libros inspirados y declararon estos 7 libros como libros «apócrifos».
En los últimos años hay, de parte de muchos protestantes, una actitud más moderada para con estos 7 libros e incluso se editan Biblias ecuménicas con los Libros Deuterocanónicos.
En efecto, han ido comprendiendo que ciertas doctrinas bíblicas, como la resurrección de los muertos, el tema de los ángeles, el concepto de retribución, la noción de purgatorio, empiezan a aparecer ya en estos 7 libros tardíos.
Por el hecho de haber suprimido estos libros se dan cuenta de que hay un salto muy grande hasta el N.T. (más o menos una época de 300 años sin libros inspirados). Sin embargo estos 7 libros griegos revelan un eslabón precioso hacia el N.T. Las enseñanzas de estos escritos muestran una mayor armonía en toda la Revelación Divina en la Biblia.
Por este motivo, se ven ya algunas Biblias protestantes que, al final, incluyen estos 7 libros, aunque con un valor secundario.
Quiera Dios que llegue pronto el día en que los protestantes den un paso más y los acepten definitivamente con la importancia propia de la Palabra de Dios, para volver a la unidad que un día perdimos.
Cuestionario
¿De cuántos libros está formada la Biblia Católica y de cuántos la Evangélica? ¿Cómo se originó esta diferencia? ¿Cuáles son los libros canónicos y los Deuterocanónicos? ¿Por qué se llaman así? ¿Qué aporte hacen estos libros a la Revelación? ¿Qué pasó con la Reforma de Lutero en lo referente al número de los libros de la Biblia? ¿Qué se confirmó con los hallazgos de Qumram? ¿Incluyen últimamente algunas Biblias protestantes los libros Deuterocanónicos? ¿Qué sería deseable a futuro?