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sábado, 4 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 4 NOVIEMBRE 2017, SAN CARLOS BORROMEO


Trigésima semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Lecturas bíblicas de hoy sábado 4 noviembre 2017


Lecturas del día y comentario Hoy es: San Carlos Borromeo 
(4 de Noviembre)
“ Amigo, sube más arriba ”



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11,1-2a.11-12.25-29

¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.


Salmo
Sal 93,12-13a.14-15.17-18 R/. El Señor no rechaza a su pueblo

Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R/.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.

Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R/.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1.7-11

Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»



Reflexión del Evangelio de hoy
Los dones y la llamada de Dios son para siempre


Quiero comenzar esta reflexión partiendo de esta promesa y afirmación con la Pablo termina esta 1ª lectura: “los dones y la llamada de Dios son  para siempre, son irrevocables” (V29), podemos utilizar otros sinónimos de ese “irrevocable”, hay muchos, todos llevan la fuerza de la totalidad. Por tiempo mi mente se quedó fijada en ese V29, siento una opresión en el corazón que me dice: ¡cómo vas a llegar a conocer la ternura, la profundidad y firmeza de Dios…! ¿Cómo? ¿Qué experiencia te habita?

Entonces vuelvo a leer el texto y me fijo en cuantas respuestas se da Pablo para sus propias preguntas. El pueblo de Israel no acogió o más bien una parte de él rechazó al Mesías=Jesús, es decir rechazó su propia salvación, no por ello deja de ser menos salvación, es más, Pablo siente que esta ceguera parcial, esta caída,  debida al rechazo a Cristo por los judíos, encaja perfectamente en el plan de redención de Dios para toda la humanidad. Dios por medio de su misericordia ha abierto ampliamente las puertas de la salvación a los no judíos, a los gentiles, a nosotros, a todos.

En el corazón de Pablo anida un rayo de esperanza, por propia experiencia conoce quién es Dios: Dios es el fiel, el que no se desdice, el que tiene capacidad de perdón por que ama, se le conmueven las entrañas…por eso el castigo para Israel no será ni total ni definitivo. “Pondré mi ley y la escribiré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (Jr 31, 33ss)

Y también quién es él: “también yo soy israelita “(V1b) se coloca como el mejor ejemplo para mostrar el poder y la gracia de Dios. En mi su gracia, no ha sido vana. Si en él siendo un perseguidor, pudo la gracia hacer el Apóstol de los gentiles,¡ qué no hará en toda la humanidad cuando llegue ésta a su plenitud!

Dios es fiel a sus promesas. Esto es verdad para los creyentes en el AT como para los santos en el NT. La clave es la fidelidad de Dios, no la humanidad; la misericordia de Dios, no nuestro desempeño humano. La elección tiene el propósito de bendecir, nunca de excluir. Caminemos con esta esperanza.

¡No elijan los primeros asientos…!
Hoy Lucas nos ofrece dos breves relatos situados en una invitación a la que acude Jesús: el 1º trata de la elección de los primeros puestos; el 2º explica a quiénes debemos invitar.

Nos dice que “le acechaban,” está claro que esperaban que Jesús cometiera algún error y poder acusarlo. Por qué Jesús aceptaría tal invitación? Su mensaje y  Él mismo  no consideraba necesario excluir a nadie; su espíritu es inclusivo siempre. Aunque el orgullo de la elite pueda impedir que reciban la gracia de Dios, la gracia sí es accesible para ellos. No es Jesús el que se aleja del pecador, sino el pecador que se aleja de Jesús 

La invitación a comer constituye el asunto de la enseñanza del evangelio de hoy. La humildad, los pobres y la generosidad con ellos están en el centro de los dos relatos.

Con su predicación y con su vida; Jesús, no nos dice como avanzar en el reino de este mundo, ni cómo encontrar reconocimiento en él, sí nos revela cómo funcionan las cosas en el reino de Dios. “Porque el  que se ensalza, será  humillado; y el que se humilla, será  ensalzado”  (v. 11). Ésta es la regla para la vida del reino de Dios – una inversión que pone nuestro mundo social al revés, revelando un mundo con reglas muy diferentes. Al avisarnos de esta inversión inminente, Jesús ayuda a prepararnos para vivir en el reino de Dios, aprendiendo y siguiendo ahora las reglas del Reino. El reconocimiento de estas reglas hace que el reino de Dios se convierte en una realidad presente, y no solo una esperanza futura.

El último versículo (v14)  termina con el mejor “piropo” que  puede  desear oír  una persona al final de su vida: ¡Dichoso-a tu que has entendido y vivido el evangelio! Es la felicidad que nace del hecho de hacer de tu vida un gesto de total gratuidad. Entra en el reino de tu Señor.


Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo

viernes, 3 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 3 NOVIEMBRE 2017


Lecturas bíblicas de hoy Viernes 3 noviembre 2017
Trigésima semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Hoy es: San Martín de Porres (3 de Noviembre)
“ Glorifiquemos a Dios ”




Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 9,1-5

“Digo la verdad en Cristo; mi conciencia, iluminada por el Espíritu Santo, me asegura que no miento. Siento una gran pena y un dolor incesante en mi corazón, pues por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne, quisiera incluso ser un proscrito lejos de Cristo. Ellos descienden de Israel, fueron adoptados como hijos, tienen la presencia de Dios, la alianza, la ley, el culto y las promesas. Suyos son los patriarcas, de quienes, según la carne, nació el Mesías, el que está por encima de todo: Dios bendito por los siglos. Amén.”


Salmo
Sal 147 R/. Glorifica al Señor, Jerusalén


Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 14,1-6

“Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los maestros de la Ley y fariseos, preguntó: ¿Es lícito curar los sábados, o no? Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: Si a uno de vosotros se le cae al pozo el hijo o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado? Y se quedaron sin respuesta”.


Reflexión del Evangelio de hoy
Pablo amaba a sus hermanos


Pablo amaba a sus hermanos. La causa de su sufrimiento era ver lo equivocados que estaban, cómo se aferraban a sus “falsas seguridades.” Pablo era consciente de que la causa y raíz de lo que envenena a las personas, a los pueblos y a las naciones, y perturba la mente, es la ignorancia de la verdad. Y, no sólo su ignorancia, sino a veces hasta el desprecio y la temeraria aversión a ella.

Somos conscientes de que la ignorancia engendra errores de todo género, que penetran como peste en lo profundo de las almas y se infiltran en las estructuras sociales, tergiversándolo todo, con peligro de los hombres  y de la convivencia humana.

No tengamos miedo y no nos desanimemos por los inconvenientes, a veces incluso serios, que encontraremos al querer dar a conocer a Dios, su amor y su salvación gratuita.

San Pablo no huía de las dificultades ni de los sufrimientos, porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que, como cristianos, debemos llevar cada día. Comprendió a fondo la condición a la que la llamada de Cristo expone al discípulo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.» Es decir, Pablo era consciente de que la evangelización y su éxito pasan por la cruz y el sufrimiento. El sufrimiento nos une a Cristo y a los hermanos, y expresa la plenitud de nuestro amor, cuya fuente, y prueba suprema, es la misma cruz de Cristo. Por ello, Pablo quería ser «por el bien de sus hermanos, un proscrito lejos de Cristo»

No perdamos de vista que la primera forma de evangelización es el testimonio de la propia vida. La santidad de vida es un don precioso que debemos ofrecer a nuestras familias, a nuestros amigos, a nuestras comunidades. Hoy más que nunca la santidad es una exigencia de perenne actualidad.

La sociedad en que vivimos tiene necesidad del testimonio claro y atrayente de una vida coherente y ejemplar.

Acojamos el don de su amor y de su verdad
A veces los hombres estamos equivocados y nuestra manera de actuar es falsa, porque no nos mueve el Amor a Dios y a los hermanos. Lo que nos mueve es la apariencia: “somos observantes de nuestros deberes religiosos”, “somos piadosos”, pero, nuestra vida interior, nuestra relación con Dios, se debilita porque nuestra vida está vacía de Amor a Dios y a nuestros hermanos.

Curando al enfermo hidrópico, Jesús nos invita a vivir en favor de los que sufren y de los que son poco valorados y apreciados. Nos invita también a “bajar” del pedestal, a vivir desde la humildad y la valentía de la bondad. Así mismo nos invita a aceptar el rechazo de los demás, actuando, a pesar de ello, con misericordia.

Debemos huir del “qué dirán”, poniendo como motivación de nuestro vivir el amor a Cristo Jesús, teniendo en cuenta que la caridad no se reduce a una simple actividad, sino que implica el don de nosotros mismos, y, esto requiere tiempo, esfuerzo y perseverancia: debemos comenzar educando nuestro corazón, por medio de pequeños sacrificios cotidianos, necesarios,  pequeños gestos mediante los cuales demostramos amar a Dios y a nuestro prójimo.

Para no caer en la falsedad de los fariseos es absolutamente necesario que dialoguemos, que trabajemos por conocernos mutuamente, respetarnos, tolerarnos, aceptando nuestra diversidad, y tratando de colaborar, de todas las formas que nos sea  posible, para lograr los grandes objetivos de la humanidad, sus grandes necesidades, para que todos superemos nuestros fanatismos y, vivamos con espíritu de paz y de amor.

La finalidad fundamental del dialogo es ayudarnos a vivir en el amor y hacer que ese amor se pueda difundir por todas las partes del mundo.

La enseñanza del Señor Jesús en el Evangelio es el gran don de Dios a los hombres, es el don de Su Amor y de Su Verdad, que no podemos retener sólo para nosotros mismos, sino que debemos ofrecerlo a los demás, teniendo en cuenta que Dios nos da a todos la libertad y la luz necesarias para admitir Su Amor y Su Verdad.

Hoy celebramos con gozo  la santidad de nuestro hermano San Martín de Porres nacido en Lima en 1.579. Su vida es muy conocida, no por ello quiero dejar de resaltar que: Vivió en plenitud la caridad y la humildad alimentadas por su amor a Cristo Crucificado, sus largas horas de adoración Eucarística, el amor a la Virgen María sobre todo en su advocación del Rosario con la que conversaba amorosamente, y, también profesaba gran devoción a su Ángel de la Guarda. Su muerte acaeció el 3 de Noviembre de1.639. Gregorio XVI lo beatificó en 1.837, y Juan XXIII lo canonizó en 1,962, dándole el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".


Monjas Dominicas Contemplativas
Monasterio de Santa Catalina de Siena (Paterna)

jueves, 2 de noviembre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 2 NOVIEMBRE 2017 - CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS


Lecturas de hoy Conmemoración de los fieles difuntos
Hoy, jueves, 2 de noviembre de 2017




Primera lectura
Lectura del libro de las Lamentaciones (3,17-26):

Me han arrancado la paz, y ni me acuerdo de la dicha; me digo: «Se me acabaron las fuerzas y mi esperanza en el Señor.» Fíjate en mi aflicción y en mi amargura, en la hiel que me envenena; no hago más que pensar en ello y estoy abatido. Pero hay algo que traigo a la memoria y me da esperanza: que la misericordia del Señor no termina y no se acaba su compasión: antes bien, se renuevan cada mañana: ¡qué grande es tu fidelidad! El Señor es mi lote, me digo, y espero en él. El Señor es bueno para los que en él esperan y lo buscan; es bueno esperar en silencio la salvación del Señor.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 129,1-2.3-4.5-6.7-8

R/. Desde lo hondo a ti grito, Señor

Desde lo hondo a ti grito, Señor; 
Señor, escucha mi voz; 
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón
y así infundes respeto. R/.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra; 
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora. R/.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora; 
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa. R/.

Y él redimirá a Israel 
de todos sus delitos. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (14,1-6):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.» 
Tomás le dice: «Señor, no sabemos adonde vas, ¿cómo podemos saber el camino?»
Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy jueves, 2 de noviembre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Hoy hacemos memoria de nuestros hermanos que han muerto. A algunos de ellos les podemos poner nombre y apellidos. Son nuestros familiares y conocidos, personas con las que hablamos y tratamos. Algunos de ellos quizá han sido importantes, muy importantes, en nuestra vida. Por la intensidad de la relación, por el cariño y el tiempo compartidos. Pero han desaparecido. Han muerto. Su vida ha llegado a su fin. Y más allá de ese momento se cierne un velo de misterio que desde siempre ha asombrado a la humanidad. Hasta los más escépticos guardan silencio en el momento de la muerte. Nos quedamos sin palabra. Algunos prefieren hablar de que permanecen vivos en nuestra memoria. Pero, ¡qué frágil es la memoria!

Hoy celebramos a nuestros hermanos difuntos. Y celebramos este día porque creemos que están vivos. Ahí está la clave. Hay muchas lecturas disponibles para este día. Pero se puede afirmar que todas tienen un punto en común: la afirmación de la esperanza de que en Jesús resucitado, más allá de la muerte, hay vida. Una vida diferente pero vida. Y una vida que creemos que es para ellos, y será para nosotros, vida en plenitud.

En el fondo nuestra fe tiene algo de una solemne apuesta. Apostamos que hay vida después de la muerte, que esa vida es vida en plenitud, que Dios, el abbá de Jesús, no nos dejará tirados para siempre, que esta vida –tan llena de sinsabores y dolores a veces– tiene sentido, tiene norte, tiene orientación. Y todo ello porque nos fiamos de la palabra de Jesús, de su vida y del testimonio de aquellos discípulos suyos que lo vieron resucitado. Y punto. No tenemos más a qué agarrarnos. Ni más ni menos. Nuestra fe. Desde ella proclamamos nuestro derecho a la esperanza, a mirar a la muerte sin miedo y estar convencidos de que no es más que un paso –oscuro y complicado pero paso al fin– a una vida mejor en la presencia del Abbá, el Dios de Jesús, el Dios del Reino, el Dios de la Vida, el Dios de nuestra esperanza.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

FIESTA DE TODOS LOS SANTOS, SOLEMNIDAD LITÚRGICA, 1 DE NOVIEMBRE

Fiesta de Todos los Santos
Solemnidad litúrgica. 1 de noviembre


Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 




Solemnidad de Todos los Santos que están con Cristo en la gloria. En el gozo único de esta festividad, la Iglesia Santa, todavía peregrina en la tierra, celebra la memoria de aquellos cuya compañía alegra los cielos, recibiendo así el estímulo de su ejemplo, la dicha de su patrocinio y, un día, la corona del triunfo en la visión eterna de la divina Majestad.

Este día se celebran a todos los millones de personas que han llegado al cielo, aunque sean desconocidos para nosotros. Santo es aquel que ha llegado al cielo, algunos han sido canonizados y son por esto propuestos por la Iglesia como ejemplos de vida cristiana.

Comunión de los santos

La comunión de los santos, significa que ellos participan activamente en la vida de la Iglesia, por el testimonio de sus vidas, por la transmisión de sus escritos y por su oración. Contemplan a Dios, lo alaban y no dejan de cuidar de aquellos que han quedado en la tierra. La intercesión de los santos significa que ellos, al estar íntimamente unidos con Cristo, pueden interceder por nosotros ante el Padre. Esto ayuda mucho a nuestra debilidad humana.

Su intercesión es su más alto servicio al plan de Dios. Podemos y debemos rogarles que intercedan por nosotros y por el mundo entero.

Aunque todos los días deberíamos pedir la ayuda de los santos, es muy fácil que el ajetreo de la vida nos haga olvidarlos y perdamos la oportunidad de recibir todas las gracias que ellos pueden alcanzarnos. Por esto, la Iglesia ha querido que un día del año lo dediquemos especialmente a rezar a los santos para pedir su intercesión. Este día es el 1ro. de noviembre.

Este día es una oportunidad que la Iglesia nos da para recordar que Dios nos ha llamado a todos a la santidad. Que ser santo no es tener una aureola en la cabeza y hacer milagros, sino simplemente hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien, con amor y por amor a Dios. Que debemos luchar todos para conseguirla, estando conscientes de que se nos van a presentar algunos obstáculos como nuestra pasión dominante; el desánimo; el agobio del trabajo; el pesimismo; la rutina y las omisiones.
Se puede aprovechar esta celebración para hacer un plan para alcanzar la santidad y poner los medios para lograrlo:

¿Como alcanzar la santidad?

- Detectando el defecto dominante y planteando metas para combatirlo a corto y largo plazo.
- Orando humildemente, reconociendo que sin Dios no podemos hacer nada.
- Acercándonos a los sacramentos.

Un poco de historia

La primera noticia que se tiene del culto a los mártires es una carta que la comunidad de Esmirna escribió a la Iglesia de Filomelio, comunicándole la muerte de su santo obispo Policarpo, en el año156. Esta carta habla sobre Policarpo y de los mártires en general. Del contenido de este documento, se puede deducir que la comunidad cristiana veneraba a sus mártires, que celebraban su memoria el día del martirio con una celebración de la Eucaristía. Se reunían en el lugar donde estaban sus tumbas, haciendo patente la relación que existe entre el sacrificio de Cristo y el de los mártires

La veneración a los santos llevó a los cristianos a erigir sobre las tumbas de los mártires, grandes basílicas como la de San Pedro en la colina del Vaticano, la de San Pablo, la de San Lorenzo, la de San Sebastián, todos ellos en Roma.

Las historias de los mártires se escribieron en unos libros llamados Martirologios que sirvieron de base para redactar el Martirologio Romano, en el que se concentró toda la información de los santos oficialmente canonizados por la Iglesia.

Cuando cesaron las persecuciones, se unió a la memoria de los mártires el culto de otros cristianos que habían dado testimonio de Cristo con un amor admirable sin llegar al martirio, es decir, los santos confesores. En el año 258, San Cipriano, habla del asunto, narrando la historia de los santos que no habían alcanzado el martirio corporal, pero sí confesaron su fe ante los perseguidores y cumplieron condenas de cárcel por Cristo.

Más adelante, aumentaron el santoral con los mártires de corazón. Estas personas llevaban una vida virtuosa que daba testimonio de su amor a Cristo. Entre estos, están san Antonio (356) en Egipto y san Hilarión (371) en Palestina. Tiempo después, se incluyó en la santidad a las mujeres consagradas a Cristo.

Antes del siglo X, el obispo local era quien determinaba la autenticidad del santo y su culto público. Luego se hizo necesaria la intervención de los Sumos Pontífices, quienes fueron estableciendo una serie de reglas precisas para poder llevar a cabo un proceso de canonización, con el propósito de evitar errores y exageraciones.

El Concilio Vaticano II reestructuró el calendario del santoral:

Se disminuyeron las fiestas de devoción pues se sometieron a revisión crítica las noticias hagiográficas (se eliminaron algunos santos no porque no fueran santos sino por la carencia de datos históricos seguros); se seleccionaron los santos de mayor importancia (no por su grado de santidad, sino por el modelo de santidad que representan: sacerdotes, casados, obispos, profesionistas, etc.); se recuperó la fecha adecuada de las fiestas (esta es el día de su nacimiento al Cielo, es decir, al morir); se dio al calendario un carácter más universal (santos de todos los continentes y no sólo de algunos).

Categorías de culto católico

Los católicos distinguimos tres categorías de culto:
- Latría o Adoración: Latría viene del griego latreia, que quiere decir servicio a un amo, al señor soberano. El culto de adoración es el culto interno y externo que se rinde sólo a Dios.

- Dulía o Veneración: Dulía viene del griego doulos que quiere decir servidor, servidumbre. La veneración se tributa a los siervos de Dios, los ángeles y los bienaventurados, por razón de la gracia eminente que han recibido de Dios. Este es el culto que se tributa a los santos. Nos encomendamos a ellos porque creemos en la comunión y en la intercesión de los santos, pero jamás los adoramos como a Dios. Tratamos sus imágenes con respeto, al igual que lo haríamos con la fotografía de un ser querido. No veneramos a la imagen, sino a lo que representa.

- Hiperdulía o Veneración especial: Este culto lo reservamos para la Virgen María por ser superior respecto a los santos. Con esto, reconocemos su dignidad como Madre de Dios e intercesora nuestra. Manifestamos esta veneración con la oración e imitando sus virtudes, pero no con la adoración.


EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 1 NOVIEMBRE 2017, SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS


Lecturas de hoy Todos los Santos
 Hoy, miércoles, 1 de noviembre de 2017




Primera lectura
Lectura del libro del Apocalipsis (7,2-4.9-14):

Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.» 
Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. 
Y gritan con fuerte voz: «La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.»
Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: «Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén.»
Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: «Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?»
Yo le respondí: «Señor mío, tú lo sabrás.»
Me respondió: «Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor 

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

Quién puede subir al monte del Señor?
Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-3):

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro. 

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,1-12):

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.» 

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 
1 de noviembre de 2017
Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

Hoy celebramos la gran fiesta de la comunidad cristiana y, por extensión, de la humanidad entera. En la Iglesia hemos hablado mucho de los santos en sentido canónico. Son aquellas personas que han sido declaradas tales una vez que se ha probado a lo largo de un complicado proceso que han vivido una vida realmente santa. Tanto hemos hablado de esos santos que se nos ha olvidado que santos lo somos todos por la gracia de Dios, que “santo” era una forma común de denominarse los creyentes unos a otros en los primeros años de la Iglesia.

Santos son los 144.000 marcados de todas las tribus de Israel, pero santos son también todos los que forman esa muchedumbre inmensa, que nadie puede contar, venidos de todas partes, de toda clase y condición. Santos son todos los que reconocen en su corazón que Dios es el que nos da la vida y le alaban y le dan gracias. Santos son los que han pasado por las tribulaciones de la vida, han puesto su esperanza más allá de sus propias fuerzas y han dejado que sea el amor de Dios el que les salve. Santos somos los que vamos caminando en la esperanza de que Dios nos dará la vida en plenitud. Y, viviendo en esa esperanza, como dice la primera carta de Juan, nos hacemos ya puros como él, como Dios.

Santos son todos los que se alegran en su corazón con el mensaje de las bienaventuranzas, las palabras más revolucionarias de Jesús. Porque sólo los sencillos de corazón, los humildes y los pequeños entienden de verdad ese mensaje que dice que son dichosos (no dice que “serán” sino que “son”) los pobres, los sufridos, los que lloran, los hambrientos, los que trabajan por la justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz... Porque sienten en su corazón que esos son de verdad los preferidos de Dios y que él no los va a dejar de su mano. Porque saben que esos son santos de verdad.

Hoy celebramos nuestra fiesta. La fiesta de los sencillos y los humildes. La fiesta del pueblo, de la comunidad, de la humanidad. Sentimos el amor de Dios que se ha derramado sobre nosotros y nos llena de esperanza y de gozo. Porque somos “santos” y es nuestra fiesta.  ¡Feliz día a todos!

martes, 31 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 31 OCTUBRE 2017



Trigésima semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
Lecturas bíblicas de hoy martes 31 Octubre 2017




Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 18-25

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un dia se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.


Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6 

R/. El Señor ha estado grande con nosotros


Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.



Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»



Reflexión del Evangelio de hoy
“En esperanza fuimos salvados”

San Pablo nos explica la esperanza cristiana para que vivamos emocionados ante lo que nos espera. Lo que nos espera para toda la eternidad es algo tan grandiosamente bello y lleno de felicidad que los malos ratos, los sufrimientos, los trabajos de nuestra vida presente “no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá”.

San Pablo llega a decirnos que ese deseo de la plenitud de felicidad la vive y la siente la creación entera que “está gimiendo toda ella con dolores de parto”, esperando que una vez “liberada de la esclavitud de la corrupción… entrará en la libertad gloriosa de los hijos de Dios”.

Eso mismo nos sucede a cada uno de nosotros. ¿Quién no ha deseado verse libre de los males que le acechan y gozar de la sola alegría para siempre. “También nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo”.

Se parece a un grano de mostaza que crece y se hace un arbusto
El reino de Dios es algo que no puede estancarse. Está llamado a ir creciendo siempre. Tanto a nivel comunitario, esa comunidad que acepta a Dios como su Rey y Señor, como a nivel personal, las personas que nombramos a Dios como nuestro único Rey y nuestro único Dios en nuestras vidas, tiene que parecerse al grano de mostaza y a la levadura de la que nos habla Jesús en el evangelio de hoy.

Cada cristiano, cada seguidor de Jesús, hemos de dejar a Dios que, poco a poco y de manera continua, reine en nosotros, se apodere de todas las zonas de nuestro ser, de nuestra inteligencia, de nuestro corazón, de nuestros sentimientos…

Sabiendo que cada uno tenemos nuestro papel. A nosotros nos toca “plantar, regar”, hacer que la semilla de Dios caiga en buena tierra, pero el “que da el crecimiento es Dios”. Lo nuestro es trabajar en equipo con Jesús, con nuestro Dios.


Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)

lunes, 30 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 30 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Lunes de la 30ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 30 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,12-17):

Estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios. Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre). Ese Espíritu y nuestro espíritu dan un testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 67,2.4.6-7ab.20-21

R/. Nuestro Dios es un Dios que salva

Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos, 
huyen de su presencia los que lo odian. 
En cambio, los justos se alegran, 
gozan en la presencia de Dios, rebosando de alegría. R/.

Padre de huérfanos, protector de viudas, 
Dios vive en su santa morada. 
Dios prepara casa a los desvalidos, 
libera a los cautivos y los enriquece. R/.

Bendito el Señor cada día, 
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva, 
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,10-17):

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. 
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 30 de octubre de 2017
 Ciudad Redonda


Queridos hermanos:

La solidez de una relación la marca el instante en que el otro se convierte en alguien para mí. Pasamos al lado de infinidad de gente que son seres anónimos, rostros sin nombre. Pero cuando alguien toca la fibra de nuestro ser, se despliega el universo de su realidad y toma cuerpo su alma ante nosotros. Cuando eso sucede, somos capaces de las generosidades más heroicas, las fidelidades más cotidianas, la sensibilidad más dispuesta. Y si algún mal afecta a quien es para nosotros importante, salimos al paso con todos los recursos que somos capaces de tramitar.

La radicalidad del amor cristiano, el que nace de Jesús, convierte a todo hombre y mujer en ese ser especial para mí. Incapaz de pasar ante quien se dobla por el peso de su desgracia, Jesús toca la realidad que retuerce el alma de esa mujer, y desbarata el mal. Jesús no duda, aunque toneladas de leyes justificadas acudieran en ayuda de la desgracia de esta mujer. Nosotros no conocemos su nombre, pero para la mirada de ternura de Jesús, ella era alguien por quien merecía la pena jugarse el tipo, y desbaratar la ley que le oprimía.

Siempre nos sorprende este Dios que es todo ternura. No deja de hacerlo.

Pablo, el judío fariseo, ha entendido plenamente el gesto de Jesús, y el rostro de Dios que deja traslucir: Abba. Papaíto, diríamos nosotros. Dios volcado en sus criaturas. Por puro amor. Pero no un amor torcido hacia la indiferencia. El amor, en Jesús y desde esta imagen de Dios, toma partido por los débiles, trunca la injusticia, pasa por encima de las formas para poder hacerse sólido ante quien lo necesita.

Por eso nuestro seguimiento será una apuesta por ese amor activo, una búsqueda incesante de los rostros de los hombres y mujeres, para que se conviertan en alguien para mí. Feliz día, feliz encuentro.

domingo, 29 de octubre de 2017

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 29 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Domingo 30º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 29 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (22,20-26):

Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos. Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 17,2-3a.3bc-4.47.51ab

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza

Yo te amo, Señor; 
tú eres mi fortaleza; 
Señor, mi roca, 
mi alcázar, mi libertador. R/. 

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, 
mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
Invoco al Señor de mi alabanza 
y quedo libre de mis enemigos. R/.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca, 
sea ensalzado mi Dios y Salvador. 
Tú diste gran victoria a tu rey, 
tuviste misericordia de tu Ungido. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,5c-10):

Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» 
Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser." Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 29 de octubre de 2017
Fernando Torres cmf


Ser cristiano es vivir amando

      Los sacerdotes llevamos años predicando cada domingo y diciendo a los fieles cristianos que se tienen que amar unos a otros, que el amor es el mandamiento mayor para los cristianos, que Dios nos ama por encima de todas las cosas, que es nuestro Padre. El Evangelio de hoy nos vuelve a repetir las mismas ideas. 

      La pregunta del fariseo estaba llena de mala intención. Para ellos todos los mandamientos eran igualmente importantes. Todos debían ser cumplidos con el mismo rigor. Aquel fariseo, al preguntar a Jesús cuál era el mandamiento más importante, quería ponerlo en dificultades. Pero Jesús no tuvo miedo y respondió con claridad: todo se resume en dos mandamientos, amar a Dios y amar al prójimo. No hace falta más. Todas las demás normas dependen de estos dos mandamientos mayores. Y eso que escucharon con sorpresa los fariseos, nosotros tenemos que tenerlo hoy también presente. Todos nuestros deberes como cristianos se resumen en esos dos mandamientos: amar a Dios y amar a los hermanos. 

      Pero, además, son dos mandamientos que están conectados entre sí. No son dos normas separadas e independientes. Más bien uno es condición del otro. O mejor el segundo es condición del primero. Sólo el que ama a sus hermanos ama a Dios. Y el que no ama a sus hermanos no ama a Dios por más que vaya muchas veces a misa o rece muchas oraciones o lea mucho la Biblia. Así que los dos andan bien juntitos y no se pueden separar. 

      Y luego está el siguiente paso: aplicar esos mandamientos, sobre todo el segundo, el del amor a los hermanos, a nuestra vida práctica, a la vida diaria, a las relaciones con nuestros hermanos, con nuestra familia, con los amigos, con los compañeros del trabajo. Para saber hacer esa aplicación nos puede servir de ayuda la primera lectura de este domingo. En ella se nos dice que Dios quiere que se cuide especialmente de los extranjeros, de los huérfanos y de las viudas, de los pobres, de los que no tienen nada con que cubrirse. La lectura termina afirmando que cuando el pobre clame a Dios, “yo lo escucharé porque soy compasivo”. Es decir, amar a los hermanos, supone tener un especial cuidado de ellos en todas sus necesidades, especialmente de aquellos que son más pobres, más débiles, más indefensos. Atenderles, servirles, devolverles su dignidad, respetarlos, acompañarlos, eso es amar a los hermanos. Sólo el que hace eso –o al menos lo intenta seriamente– puede decir que ama a Dios. 



Para la reflexión

      ¿Tenemos claro cuáles son los mandamientos más importantes de nuestra vida cristiana? ¿Cómo vivimos en nuestra vida ordinaria el amor a Dios? ¿Cómo expresamos en la vida diaria nuestro amor a los hermanos?

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