sábado, 1 de octubre de 2022

ROSARIO MISIONERO: CÓMO REZARLO PASO A PASO


Rosario Misionero: cómo rezarlo paso a paso

El Rosario Misionero se reza principalmente en el mes de octubre con la finalidad de poner en manos de la Virgen María la evangelización en los cinco continentes.

Para rezar el Rosario Misionero se sigue el mismo esquema de cualquier rosario, con la particularidad de que todas las intenciones van dirigidas a pedir por las misiones en los cinco continentes, cada uno de ellos identificado con un color. También se agrega una jaculatoria especial al final de cada misterio y una oración a la Virgen María por los misioneros.



Colores del Rosario Misionero

El primero es de color verde y se reza por África.

El segundo es de color rojo y se reza por América.

El tercero es  blanco y se reza por Europa.

El cuarto, de color azul y se reza por Oceanía.

El quinto es amarillo y se reza por los habitantes de Asia.

¿Cómo rezar el Santo Rosario Misionero?

Nos disponemos a rezar el Santo Rosario:

La señal de la cruz

Por la señal de la santa cruz,

de nuestros enemigos,

líbranos, Señor, Dios nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Yo pecador

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.  Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.  Amén.


Gloria

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Primer Misterio (África)

Pidamos por África, para que pueda superar el sufrimiento provocado por el hambre, la pobreza, las continuas guerras y las desigualdades raciales.


A continuación, se reza:

1 Padrenuestro

10 Avemarías

1 Gloria

Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.

Segundo Misterio (América)

Pedimos por la Iglesia en América, para que, obedientes al Maestro, pueda escuchar el consejo de María, que nos dice: “Hagan lo que Él les diga”.


A continuación, se reza:

1 Padrenuestro

10 Avemarías

1 Gloria

Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.

Tercer Misterio (Europa)

Pidamos para que la Iglesia en Europa recupere su vitalidad cristiana y misionera.


A continuación, se reza:

1 Padrenuestro

10 Avemarías

1 Gloria

Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.

Cuarto Misterio (Oceanía)

Pidamos por todos los hombres y mujeres de Oceanía, para que escuchando la Palabra de Dios, se dejen transformar por ella.


A continuación, se reza:

1 Padrenuestro

10 Avemarías

1 Gloria

Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.

Quinto Misterio (Asia)

Pidamos por los pueblos de Asia, para que permanezcan abiertos al anuncio del Evangelio proclamado por los misioneros.


A continuación, se reza:

1 Padrenuestro

10 Avemarías

1 Gloria

Jaculatoria: María, Reina de las Misiones / Ruega por nosotros y el mundo entero.

Tres Avemarías con una pequeña variación

-Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, Virgen Purísima antes del parto, en tus manos ponemos nuestra fe para que la ilumines. Llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

Santa María…


–Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, Virgen Purísima en el parto, en tus manos ponemos nuestra esperanza para que la alientes. Llena eres de gracia…

Santa María…


–Dios te salve, María Santísima, esposa de Dios Espíritu Santo, Virgen Purísima después del parto, en tus manos ponemos nuestra caridad para que la inflames. Llena eres de gracia…

Santa María…


-Dios te salve, María Santísima, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin la culpa original.

Oración a María, Reina de las Misiones

María, Reina de las Misiones, soberana del mundo entero, Virgen purísima escogida entre millares, mírame con ojos piadosos postrado a tus pies para implorar tu maternal ternura tu auxilio eficaz en favor de millones de hombres y mujeres que no conocen a tu Hijo, a quienes Él nos ha enviado a proclamar la Buena Noticia. Están sumidos en la impiedad e idolatría y gimen y lloran envueltos en las garras de la cultura de la muerte. Mira como sus almas sufren por no conocer al Dios Verdadero.

¡Madre mía! No conocen a Jesús, tu Hijo divino. No saben que, por salvarlos, derramó toda su sangre redentora. No saben que, por mejor esperarlos, sigue allí clavado, extendidos sus brazos divinos, abierto el costado y sangrando el Corazón, mientras les dice: “¡Vengan a mi Corazón todos!”.

¡Reina y Madre mía! Intercede por ellos ante tu divino Hijo, y alcanza con tu inmenso poder que la luz del Evangelio se derrame por el mundo entero. Que no haya religión, ni pueblo, ni hogar, ni siquiera un corazón que no adore a Cristo, fruto bendito de tus purísimas entrañas, y que no le honre como a su Rey y Señor.

Mírame, Madre amada, Reina de las Misiones, postrado ante tus benditas plantas. Y no te olvides también de mí. Miserable soy y pequeño, y no tengo otro refugio ni otra ayuda que la tuya. Amén

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Letanía del Rosario Misionero

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad

Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos.

Dios, Padre celestial, ten piedad de nosotros

Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros

Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros

Santísima Trinidad, un solo Dios, ten piedad de nosotros

Santa María, Reina de las misiones, ruega por nosotros

San Francisco Javier, ruega por nosotros

Santa Teresa del Niño Jesús, ruega por nosotros

San Marcos, ruega por África

Santa Josefina Bakhita, ruega por África

San Daniel Comboni, ruega por África

San Carlos Lwanga y compañeros mártires, rueguen por África

Beato Carlos de Foucauld, ruega por África

Beata Clementina Anuarite, ruega por África

Beato Isidoro Bakanja, ruega por África

Beatos y santos del continente de la esperanza, rueguen por África

San Francisco Solano, ruega por América

Santa Rosa de Lima, ruega por América

San Felipe de Jesús, ruega por América

Santo Toribio de Mogrovejo, ruega por América

San Junípero Serra, ruega por América

San Pedro Claver, ruega por América

San Pedro de Betancur, ruega por América

Beatos y santos del nuevo mundo, rueguen por América

Santos Pedro y Pablo, rueguen por Europa

San Bonifacio de Alemania, ruega por Europa

San Agustín de Canterbury, ruega por Europa

San Patricio de Irlanda, ruega por Europa

San Leandro de Sevilla, ruega por Europa

San Guido Maria Conforti, ruega por Europa

Beato Paolo Mana, ruega por Europa

Venerable Paulina Jaricot, ruega por Europa

Beatos y Santos del Viejo Mundo, rueguen por Europa

San Pedro Chanel, ruega por Oceanía

San Damián de Molokai, ruega por Oceanía

Santa Mariana de Molokai, ruega por Oceanía

Santa María de la Cruz MacKillop, ruega por Oceanía

San Pedro Calúñgsod, ruega por Oceanía

Beato Diego Luis de San Vitores, ruega por Oceanía

Beatos y Santos de las innumerables Islas, ruega por Oceanía

San Andrés, ruega por Asia

Santo Tomás, ruega por Asia

San Juan de Brito, ruega por Asia

Santo Teófano Vénard, ruega por Asia

San Valentín Berriochoa, ruega por Asia

San Pablo Miki y compañeros mártires, rueguen por Asia

San Pablo Chong Hasang y compañeros mártires, rueguen por Asia

Santa Inés Tsao Kueiying, ruega por Asia

Beatos y santos del lejano oriente, rueguen por Asia

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.

Oración final del Rosario Misionero

Te rogamos nos concedas,

Señor Dios nuestro,

gozar de continua salud de alma y cuerpo,

y por la gloriosa intercesión

de la bienaventurada siempre Virgen María,

vernos libres de las tristezas de la vida presente

y disfrutar de las alegrías eternas.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

IMÁGENES DE OCTUBRE, MES DEL SANTO ROSARIO




















 

miércoles, 28 de septiembre de 2022

IMÁGENES DE 10 ORACIONES CORTAS PARA BENDECIR LOS ALIMENTOS











 

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA FAMILIARIDAD CON EL SEÑOR EN LA ORACIÓN



 Catequesis del Papa Francisco sobre la familiaridad con el Señor en la oración

Redacción ACI Prensa


El Papa Francisco continuó con su serie de catequesis sobre el discernimiento en la Audiencia General de este miércoles 28 de septiembre que dedicó al tema de “la familiaridad con el Señor” en la oración.

“El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada. La oración verdadera es familiaridad y confidencia con Dios. No es recitar oraciones como un loro, bla, bla, bla, no. La verdadera oración es esta espontaneidad y afecto con el Señor”, dijo el Santo Padre.


A continuación, la catequesis pronunciada por el Papa Francisco:

Los elementos del discernimiento. La familiaridad con el Señor

Retomamos las catequesis sobre el tema del discernimiento, —porque es muy importante el tema del discernimiento para saber qué sucede dentro de nosotros; sentimientos e ideas, debemos discernir de dónde vienen, dónde me llevan, a qué decisión— y hoy nos detenemos en el primero de sus elementos constitutivos, es decir, la oración. Para discernir es necesario estar en un ambiente, en un estado de oración.

La oración es una ayuda indispensable para el discernimiento espiritual, sobre todo cuando involucra a los afectos, consintiendo dirigirnos a Dios con sencillez y familiaridad, como se habla a un amigo. Es saber ir más allá de los pensamientos, entrar en intimidad con el Señor, con una espontaneidad afectuosa. El secreto de la vida de los santos es la familiaridad y confidencia con Dios, que crece en ellos y hace cada vez más fácil reconocer lo que a Él le agrada. La oración verdadera es familiaridad y confidencia con Dios. No es recitar oraciones como un loro, bla, bla, bla, no. La verdadera oración es esta espontaneidad y afecto con el Señor. Esta familiaridad vence el miedo o la duda de que su voluntad no sea por nuestro bien, una tentación que a veces atraviesa nuestros pensamientos y vuelve el corazón inquieto e inseguro o amargo, también.

El discernimiento no pretende una certeza absoluta —no es químicamente un método puro, no, pretende una certeza absoluta—, porque se refiere a la vida, y la vida no siempre es lógica, presenta muchos aspectos que no se dejan encerrar en una sola categoría de pensamiento. Querríamos saber con precisión qué hay que hacer, pero, incluso cuando sucede, no siempre actuamos en consecuencia. Cuántas veces hemos vivido nosotros también la experiencia descrita por el apóstol Pablo, que dice así: «no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero» (Rm 7,19). No somos solo razón, no somos máquinas, no basta con recibir instrucciones para cumplirlas: al igual que las ayudas, los obstáculos para decidirse por el Señor son sobre todo afectivos, del corazón.  

Es significativo que el primer milagro realizado por Jesús en el Evangelio de Marcos sea un exorcismo (cf. 1,21-28). En la sinagoga de Cafarnaúm libera a un hombre del demonio, liberándolo de la falsa imagen de Dios que Satanás sugiere desde los orígenes: la de un Dios que no quiere nuestra felicidad. El endemoniado de ese pasaje del Evangelio sabe que Jesús es Dios, pero esto no le lleva a creer en Él. De hecho, dice: «¿Has venido a destruirnos?» (v. 24).

Muchos, también cristianos, piensan lo mismo: que Jesús puede ser el Hijo de Dios, pero dudan que quiera nuestra felicidad; es más, algunos temen que tomarse en serio su propuesta, lo que Jesús nos propone, signifique arruinarse la vida, mortificar nuestros deseos, nuestras aspiraciones más fuertes. Estos pensamientos a veces se asoman dentro de nosotros: que Dios nos está pidiendo demasiado, tenemos miedo de que Dios nos pida demasiado, que realmente no nos ama. En cambio, en nuestro primer encuentro vimos que el signo del encuentro con el Señor es la alegría. Cuando encuentro al Señor en la oración, me pongo alegre. Cada uno de nosotros se vuelve alegre, una cosa hermosa.

La tristeza, o el miedo, son sin embargo signos de lejanía con Dios: «Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos», dice Jesús al joven rico (Mt 19,17). Lamentablemente para ese joven, algunos obstáculos no le han consentido cumplir el deseo que tenía en el corazón, de seguir más de cerca al “maestro bueno”. Era un joven interesado, emprendedor, había tomado la iniciativa de ver a Jesús, pero estaba también muy dividido en los afectos, para él las riquezas eran demasiado importantes. Jesús no le obliga a decidirse, pero el texto señala que el joven se aleja de Jesús «triste» (v. 22). Quien se aleja del Señor nunca está contento, incluso teniendo a su disposición una gran abundancia de bienes y posibilidades. Jesús nunca obliga a seguirle, nunca. Jesús te hace saber su voluntad, con tanto corazón te hace saber las cosas, pero te deja libre. Y esto es lo más bonito de la oración con Jesús: la libertad que Él nos deja. En cambio, cuando nos alejamos del Señor permanecemos con algo triste, algo malo en el corazón.

Discernir qué sucede dentro de nosotros no es fácil, porque las apariencias engañan, pero la familiaridad con Dios puede disolver suavemente dudas y temores, haciendo nuestra vida cada vez más receptiva a su «amable luz», según la bonita expresión de san John Henry Newman. Los santos brillan de luz refleja y muestran en los gestos sencillos de su jornada la presencia amorosa de Dios, que hace posible lo imposible. Se dice que dos esposos que han vivido juntos mucho tiempo queriéndose terminan pareciéndose.

Algo similar se puede decir de la oración afectiva: de forma gradual pero eficaz nos hace cada vez más capaces de reconocer lo que cuenta por con naturalidad, como algo que brota de lo más profundo de nuestro ser. Estar en oración no significa decir palabras, palabras, no; estar en oración significa abrir el corazón a Jesús, acercarse a Jesús, dejar que Jesús entre en mi corazón y nos haga sentir su presencia. Y ahí podemos discernir cuándo es Jesús y cuándo somos nosotros con nuestros pensamientos, muchas veces lejos de eso que quiere Jesús.

Pidamos esta gracia: vivir una relación de amistad con el Señor, como un amigo habla al amigo (cf. S. Ignacio de Loyola, Ejercicios espirituales, 53). Yo conocí a un anciano hermano religioso que era el portero de un colegio y él cada vez que podía se acercaba a la capilla, miraba el altar, decía: “Hola”, porque tenía cercanía con Jesús. Él no necesita decir bla, bla, bla, no: “hola, estoy cerca de ti y tú estás cerca de mí”.

Esta es la relación que debemos tener en la oración: cercanía, cercanía afectiva, como hermanos, cercanía con Jesús. Una sonrisa, un gesto sencillo y no recitar palabras que no llegan al corazón. Como decía, hablar con Jesús como un amigo habla a otro amigo. Es una gracia que debemos pedir los unos por los otros: ver a Jesús como nuestro amigo, nuestro amigo más grande, nuestro amigo fiel, que no chantajea, sobre todo que no nos abandona nunca, tampoco cuando nos alejamos de Él.  Él permanece en la puerta del corazón. “No, yo de ti no quiero saber nada”, decimos nosotros. Y Él se queda callado, se queda ahí cerca, cerca del corazón porque Él siempre es fiel. Vamos adelante con esta oración, digamos la oración del “hola”, la oración para saludar al Señor con el corazón, la oración del afecto, la oración de la cercanía, con pocas palabras, pero con gestos y con buenas obras. Gracias. 

IMÁGENES DE LOS TIPOS DE CRUCES - EXPLICACIÓN









 

lunes, 5 de septiembre de 2022

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2022

 Lunes 23 del tiempo ordinario

1ª Lectura (1Cor 5,1-8): Se sabe de buena tinta que hay un caso de unión ilegítima en vuestra comunidad, y tan grave que ni los gentiles la toleran: me refiero a ése que vive con la mujer de su padre. ¿Y todavía tenéis humos? Estaría mejor ponerse de luto y pidiendo que el que ha hecho eso desaparezca de vuestro grupo. Lo que es yo, ausente en el cuerpo pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús, entregar al que ha hecho eso en manos del diablo; humanamente quedará destrozado, pero así la persona se salvará en el día del Señor.

Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo. Así pues, celebramos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad y la verdad.
Salmo responsorial: 5
R/. Señor, guíame con tu justicia.
Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia.

Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos; al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Señor.

Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno; protégelos, para que se llenen de gozo los que aman tu nombre.
Versículo antes del Evangelio (Jn 10,27): Aleluya. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, yo las conozco y ellas me siguen. Aleluya.
Texto del Evangelio (Lc 6,6-11): Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero Él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio». Él, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.

«Levántate y ponte ahí en medio (...). Extiende tu mano»

P. Julio César RAMOS González SDB(Mendoza, Argentina)

Hoy, Jesús nos da ejemplo de libertad. Tantísimo hablamos de ella en nuestros días. Pero, a diferencia de lo que hoy se pregona y hasta se vive como “libertad”, la de Jesús, es una libertad totalmente asociada y adherida a la acción del Padre. Él mismo dirá: «Os aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace el Hijo» (Jn 5,19). Y el Padre sólo obra, sólo actúa por amor.

El amor no se impone, pero hace actuar, moviliza devolviendo con amplitud la vida. Aquel mandato de Jesús: «Levántate y ponte ahí en medio» (Lc 6,8) tiene la fuerza recreadora del que ama, y por la palabra obra. Más aún, el otro: «Extiende tu mano» (Lc 6,10), que termina logrando el milagro, restablece definitivamente la fuerza y la vida a lo que estaba débil y muerto. “Salvar” es arrancar de la muerte, y es la misma palabra que se traduce por “sanar”. Jesús sanando salva lo que de muerto había en ese pobre hombre enfermo, y eso es un claro signo del amor de Dios Padre para con sus criaturas. Así, en la nueva creación en donde el Hijo no hace otra cosa más que lo que ve hacer al Padre, la nueva ley que imperará será la del amor que se pone por obra, y no la de un descanso que “inactiva”, incluso, para hacer el bien al hermano necesitado.

Entonces, libertad y amor conjugados son la clave para hoy. Libertad y amor conjugados a la manera de Jesús. Aquello de «ama y haz lo que quieras» de san Agustín tiene hoy vigencia plena, para aprender a configurarse totalmente con Cristo Salvador.

EL PAPA FRANCISO INVITA A IMITAR LA SONRISA DE LA MADRE TERESA DE CALCUTA


El Papa Francisco invita a imitar la sonrisa de la Madre Teresa de Calcuta
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Crédito: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco invitó a imitar la sonrisa de la Madre Teresa para donarla “a cuantos encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren”.

Así lo sugirió el Papa este 5 de septiembre, día en que la Iglesia recuerda cada año la Memoria Litúrgica de Santa Teresa de Calcuta.

A través de un mensaje enviado por su cuenta oficial de Twitter @Pontifex_Es, el Papa Francisco recordó la frase de la Madre Teresa “tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír” por lo que exhortó a imitar su alegría.

“Llevemos en el corazón su sonrisa y donémosla a cuantos encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza”, escribió el Papa.


La Iglesia celebra cada 5 de septiembre la fiesta de Santa Teresa de Calcuta porque falleció el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta (India) a los 87 años.

Fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003 y canonizada por el Papa Francisco el 4 de septiembre del 2016 en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

La Madre Teresa nació el 26 de agosto de 1910 en Skopje, en ese entonces parte de Albania y hoy territorio de Macedonia.

Su nombre fue Gonxha Agnes Bojaxhiu, pero adoptó el de Teresa al ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María.

Fue bautizada un día después de nacer, recibió la Primera Comunión a los 5 años, y la Confirmación un año después.

Ingresó a la Congregación de las Hermanas de Loreto en 1928; al año siguiente llegó a la India, e hizo sus primeros votos en 1937.

Permaneció 20 años en dicha congregación, hasta que Dios le mostraría otros caminos. Así, el 7 de octubre de 1950 fundó a las Misioneras de la Caridad, congregación con el carisma: “entregarse a los más pobres entre los pobres”.

En 1963 fundó la rama masculina de la congregación, Hermanos Misioneros de la Caridad; en 1973 a las Hermanas Contemplativas, en 1979 a los Hermanos Contemplativos. En 1984 fundó a los Padres Misioneros de la Caridad y el movimiento Corpus Christi para sacerdotes.

En 1979, la Madre Teresa recibió el Premio Nobel de la Paz por su labor acercando a los pueblos. Ella, católica en un país de mayoría hindú y musulmana como la India, había logrado hermanar a todos en una causa común: defender al ser humano.

Durante los últimos años de su vida, a pesar de los cada vez más graves problemas de salud, Madre Teresa continuó dirigiendo su Instituto y respondiendo a las necesidades de los pobres y de la Iglesia.

En 1997 las Hermanas de Madre Teresa contaban casi con 4.000 miembros y se habían establecido en 610 fundaciones en 123 países del mundo.


 

MADRE TERESA DE CALCUTA.......... RUEGA POR NOSOTROS!!!!!



MADRE TERESA DE CALCUTA... RUEGA POR NOSOTROS

 Y así acogió a cada pobre y doliente, como al mismo Cristo.

Madre Teresa de Calcuta, humilde hija de Dios, misionera de la caridad, tuvo la gracia de ver el rostro de Jesús en los pobres más pobres. Las palabras que Jesús dijo a su madre, María, “Madre, he ahí a tu hijo”, imagino yo, sonaban en Madre Teresa, cada vez que recibía a un niño. Luchadora infatigable por la vida, buscaba la adopción como una vía para evitar el aborto. Y es que, si ves a Jesús en cada niño y niña en riesgo, ¿cómo podrías dejarle morir?, ¿cómo no amarle? …en la Madre Teresa se cumplieron las palabras de Jesús, bienaventurados los humildes de corazón, porque ellos verán a Dios. Y aquello que hicieras por los más pobres a mí me lo hiciste.

Intensa vida de caridad e intensa vida de oración. En una ocasión la superiora de uno de sus conventos le escribió a la Madre Teresa pidiéndole que en vez de dos horas de oración les permitiera hacer solo una, ya que el trabajo les ocupaba casi todo su tiempo. A lo que Madre Teresa respondió, que, en vez de dos, harían tres horas de oración. Porque cuanto más duro es el trabajo, más fuerza y motivaciones necesitamos para resistir y esas fuerzas solo las encontramos en la oración.

De rodillas ante el sagrario recuperamos nuestras fuerzas para volver al mundo y darnos.

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