domingo, 12 de junio de 2022

EL MISTERIO DE LA TRINIDAD - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2022 - SANTÍSIMA TRINIDAD



El misterio de la Trinidad


Hemos atravesado mucho territorio espiritual desde marzo. Pasamos por nuestros pecados en el principio de la Cuaresma. Encontramos la misericordia de Dios en el final del tiempo. Entonces experimentamos la esperanza de la Resurrección y la gloria de la Ascensión. El domingo pasado completamos la renovación proceso de nuestra salvación con la venida del Espíritu Santo. Ahora, después de más que un cuarto de un año, nos conviene reflexionar sobre el dinamismo que ha impulsado el proceso adelante. Eso es, queremos examinar: ¿quién es Dios? 

Escuchamos a veces a algunos hablando de Dios en términos comunes: “Dios es el hombre arriba”. Esto no puede ser correcto. Dios es ni hombre ni arriba en el sentido que vive en un lugar más allá que las nubes. Ni es Dios “papi” como los predicadores solían contarnos. La investigación del lenguaje ha certificado que “Abba”, la palabra aramea con lo cual Jesús se dirige a Dios, no lleva cariño familiar. Sólo es “Padre” con todo la intimidad y respeto que tiene esta palabra.

Se puede decir con verdad que Dios es misterio, pero ¿qué significa este término? Misterio, en el sentido religioso, no es como una novela policiaca que nos reta a resolver. Ni es un enigma científico que probablemente vamos a entender un día. Dios es misterio porque no tenemos ni las ideas y mucho menos las palabras para describirlo adecuadamente. Es misterio como cuando nos traen nuestro recién nacido. Es todo asombro y maravilla.

En el evangelio de hoy Jesús dice a sus discípulos que el Espíritu Santo vendrá con su partida. Les asegura que él les enseñará todo lo que no pueden entender ahora (que es mucho porque no han experimentado todavía la crucifixión y resurrección). Aún más Jesús promete que el Espíritu les comunicará lo que es de él. Con sus modos comunicados sus discípulos, incluso a nosotros, pueden ser santos como Jesús.

Ahora ¿qué podemos concluir acerca de Dios? En primer lugar, podemos decir que Dios ha existido desde siempre como trinidad de personas: Padre, Hijo, y Espíritu Santo. Las tres tienen la misma naturaliza divina y la misma voluntad. Segundo, podemos afirmar que Dios redimió a los seres humanos del mayor amor posible. Era como un padre poniendo a su propio hijo a la prueba más retadora (tal vez caminar toda el Antártica hasta el polo sur) para salvar a sus vecinos de la destrucción. Finalmente, Dios sigue con nosotros iluminando la mente y fortaleciendo el corazón para imitar a Jesús.

Una oración antes de recostarse puede ayudarnos considerar a las tres personas diariamente. A Dios Padre queremos dar gracias por algún beneficio que recibimos durante el día. A Dios Hijo queremos pedir perdón por una falta que hemos manifestado. Y a Dios Espíritu Santo queremos solicitar ayuda por un reto que enfrentaremos mañana. Así no estaríamos resolviendo el misterio que es Dios. Pero sí estaríamos encontrando el dinamismo de nuestro existir.

(Padre Carmelo Mele O.P.) 

EL CRISTIANO ANTE DIOS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2022



EL CRISTIANO ANTE DIOS

No siempre se nos hace fácil a los cristianos relacionarnos de manera concreta y viva con el misterio de Dios confesado como Trinidad. Sin embargo, la crisis religiosa nos está invitando a cuidar más que nunca una relación personal, sana y gratificante con él. Jesús, el Misterio de Dios hecho carne en el Profeta de Galilea, es el mejor punto de partida para reavivar una fe sencilla.


¿Cómo vivir ante el Padre?

Jesús nos enseña dos actitudes básicas.

En primer lugar, una confianza total. El Padre es bueno. Nos quiere sin fin. Nada le importa más que nuestro bien. Podemos confiar en él sin miedos, recelos, cálculos o estrategias. Vivir es confiar en el Amor como misterio último de todo.

En segundo lugar, una docilidad incondicional. Es bueno vivir atentos a la voluntad de ese Padre, pues solo quiere una vida más digna para todos. No hay una manera de vivir más sana y acertada. Esta es la motivación secreta de quien vive ante el misterio de la realidad desde la fe en un Dios Padre.


¿Qué es vivir con el Hijo de Dios encarnado?

En primer lugar, seguir a Jesús: conocerlo, creerle, sintonizar con él, aprender a vivir siguiendo sus pasos. Mirar la vida como la miraba él; tratar a las personas como él las trataba; sembrar signos de bondad y de libertad creadora como hacía él. Vivir haciendo la vida más humana. Así vive Dios cuando se encarna. Para un cristiano no hay otro modo de vivir más apasionante.

En segundo lugar, colaborar en el proyecto de Dios que Jesús pone en marcha siguiendo la voluntad del Padre. No podemos permanecer pasivos. A los que lloran, Dios los quiere ver riendo, a los que tienen hambre los quiere ver comiendo. Hemos de cambiar las cosas para que la vida sea vida para todos. Este proyecto que Jesús llama «reino de Dios» es el marco, la orientación y el horizonte que se nos propone desde el misterio último de Dios para hacer la vida más humana.


¿Qué es vivir animados por el Espíritu Santo?

En primer lugar vivir animados por el amor. Así se desprende de toda la trayectoria de Jesús. Lo esencial es vivirlo todo con amor y desde el amor. Nada hay más importante. El amor es la fuerza que pone sentido, verdad y esperanza en nuestra existencia. Es el amor el que nos salva de tantas torpezas, errores y miserias.

Por último, quien vive «ungido por el Espíritu de Dios» se siente enviado de manera especial a anunciar a los pobres la Buena Noticia. Su vida tiene fuerza liberadora para los cautivos; pone luz en quienes viven ciegos; es un regalo para quienes se sienten desgraciados. 


Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Jn (16,12-15)

PAPA FRANCISCO: SANTÍSIMA TRINIDAD NOS ENSEÑA QUE NO SE PUEDE ESTAR NUNCA SIN EL OTRO



Papa Francisco: Santísima Trinidad nos enseña que no se puede estar nunca sin el otro

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media


El Papa Francisco indicó este domingo 12 de junio, Solemnidad de la Santísima Trinidad, que “la Trinidad nos enseña que no se puede estar nunca sin el otro” por lo que invitó a “testimoniar en la vida el misterio de Dios-Amor”.

“La Trinidad nos enseña que no se puede estar nunca sin el otro. No somos islas, estamos en el mundo para vivir a imagen de Dios: abiertos, necesitados de los demás y necesitados de ayudar a los demás”, señaló el Papa antes del rezo del Ángelus ante numerosos fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

Por ello, el Santo Padre invitó a cuestionarnos: “¿Soy un reflejo de la Trinidad en la vida de todos los días? ¿Se queda la señal de la cruz que hago cada día en un mero gesto ocioso o inspira mi manera de hablar, conocer, responder, juzgar, perdonar?”.

En esta línea, el Papa indicó que “celebrar la Santísima Trinidad no es solo un ejercicio teológico, sino una revolución de nuestra manera de vivir” porque “Dios, en quién cada Persona vive para la otra, en continua relación, no para sí misma, nos estimula a vivir con los demás y para los demás”.

Al comentar el pasaje del Evangelio de San Juan que describe a las tres Personas de la Santísima Trinidad, el Pontífice subrayó que “el Espíritu habla, pero no de sí mismo: anuncia a Jesús y revela al Padre. Y vemos que el Padre, que posee todo porque es el origen de todo, le da al Hijo todo lo que posee, no se queda con nada para sí mismo y se dona enteramente al Hijo”.

De este modo, el Santo Padre alentó a pensar “en las cosas de las que hablamos y a lo que poseemos” ya que “cuando hablamos, queremos siempre que se hable bien de nosotros y a menudo hablamos de nosotros y de lo que hacemos”.

“¡Qué diferencia respecto al Espíritu Santo, que habla anunciando a los otros! Y, sobre lo que poseemos, ¡qué celosos somos y cuánto nos cuesta compartirlo con los demás, incluso con los que carecen de lo necesario! De palabra es fácil, pero luego en la práctica es muy difícil”, dijo el Papa.

En este sentido, el Papa animó a interrogarnos “si nuestra vida refleja el Dios en el que creemos: yo, que profeso la fe en Dios Padre e Hijo y Espíritu Santo, ¿creo verdaderamente que para vivir necesito a los demás, necesito entregarme a los demás, necesito servir a los demás? ¿Lo afirmo de palabra o con la vida?”.

“Dios trino y uno, queridos hermanos y hermanas, hay que mostrarlo así, con los hechos antes que con las palabras. Dios, que es el autor de la vida, se transmite menos a través de los libros y más a través del testimonio de vida”, advirtió.

Finalmente, el Santo Padre rezó para “que la Virgen, hija del Padre, madre del Hijo y esposa del Espíritu, nos ayude a acoger y testimoniar en la vida el misterio de Dios-Amor”. 

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 12 DE JUNIO DE 2022



La Santísima Trinidad (C)

Domingo 12 de junio


1ª Lectura (Prov 8,22-31): Así dice la sabiduría de Dios: «El Señor me estableció al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remotísimo fui formada, antes de comenzar la tierra. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas. Todavía no estaban aplomados los montes, antes de las montañas fui engendrada. No había hecho aún la tierra y la hierba, ni los primeros terrones del orbe. Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; cuando sujetaba el cielo en la altura, y fijaba las fuentes abismales. Cuando ponla un límite al mar, cuyas aguas no traspasan su mandato; cuando asentaba los cimientos de la tierra, yo estaba junto a él, como aprendiz, yo era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia: jugaba con la bola de la tierra, gozaba con los hijos de los hombres».



Salmo responsorial: 8

R/. Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, ¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?


Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad, le diste el mando sobre las obras de tus manos.


Todo lo sometiste bajo sus pies: rebaños de ovejas y toros, y hasta las bestias del campo, las aves del cielo, los peces del mar, que trazan sendas por el mar.


2ª Lectura (Rom 5,1-5): Hermanos: Ya que hemos recibido la justificación por la fe, estamos en paz con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido con la fe el acceso a esta gracia en que estamos; y nos gloriamos, apoyados en la esperanza de alcanzar la gloria de Dios. Más aún, hasta nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce constancia, la constancia, virtud probada, la virtud, esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.

Versículo antes del Evangelio (Cf. Ap 1,8): Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Al Dios que es, que era y que vendrá.

Texto del Evangelio (Jn 16,12-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’».



«Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa»

+ Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I.

(Città del Vaticano, Vaticano)


Hoy celebramos la solemnidad del misterio que está en el centro de nuestra fe, del cual todo procede y al cual todo vuelve. El misterio de la unidad de Dios y, a la vez, de su subsistencia en tres Personas iguales y distintas. Padre, Hijo y Espíritu Santo: la unidad en la comunión y la comunión en la unidad. Conviene que los cristianos, en este gran día, seamos conscientes de que este misterio está presente en nuestras vidas: desde el Bautismo —que recibimos en nombre de la Santísima Trinidad— hasta nuestra participación en la Eucaristía, que se hace para gloria del Padre, por su Hijo Jesucristo, gracias al Espíritu Santo. Y es la señal por la cual nos reconocemos como cristianos: la señal de la Cruz en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La misión del Hijo, Jesucristo, consiste en la revelación de su Padre, del cual es la imagen perfecta, y en el don del Espíritu, también revelado por el Hijo. La lectura evangélica proclamada hoy nos lo muestra: el Hijo recibe todo del Padre en la perfecta unidad: «Todo lo que tiene el Padre es mío», y el Espíritu recibe lo que Él es, del Padre y del Hijo. Dice Jesús: «Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’» (Jn 16,15). Y en otro pasaje de este mismo discurso (15,26): «Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí».

Aprendamos de esto la gran y consoladora verdad: la Trinidad Santísima, lejos de ponerse aparte, distante e inaccesible, viene a nosotros, habita en nosotros y nos transforma en interlocutores suyos. Y esto por medio del Espíritu, quien así nos guía hasta la verdad completa (cf. Jn 16,13). La incomparable “dignidad del cristiano”, de la cual habla varias veces san León el Grande, es ésta: poseer en sí el misterio de Dios y, entonces, tener ya, desde esta tierra, la propia “ciudadanía” en el cielo (cf. Flp 3,20), es decir, en el seno de la Trinidad Santísima. 

IMÁGENES Y GIFS DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
























 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...