martes, 9 de noviembre de 2021

MEDITACIÓN



MEDITACIÓN


Oh, Señor, cuando yo tenga hambre, ponme junto a alguien que necesite alimento.

Cuando tenga sed, dame a alguien que necesite bebida.

Cuando tenga frío, dame a alguien a quien ofrecer calor.

Cuando esté triste, dame a alguien para consolar.

Cuando mi carga me resulte pesada, hazme compartir la carga de otro.

Cuando sea pobre, condúceme a alguien que esté necesitado.

Cuando no tenga tiempo, dame a alguien a quien pueda echar una mano.

Cuando me sienta humillado, permíteme tener a alguien a quien alabar.

Cuando esté descorazonado, envíame a alguien a quien alegrar.

Cuando precise de la comprensión de los demás, dame a alguien que tenga necesidad de la mía.

Cuando necesite que cuiden de mí, envíame a alguien para cuidar de él.

Cuando esté centrado exclusivamente en mí mismo, orienta mis pensamientos hacia algún otro.


(Alberto Bogaert) 

¿QUÉ ES UNA BASÍLICA Y POR QUÉ ES IMPORTANTE?





¿Qué es una basílica y por qué es importante?

Este artículo fue creado especialmente para responder a sus dudas.

Por: María Ximena Rondón | Fuente: ACI Prensa



Muchos católicos se han preguntado por qué en la Iglesia Católica hay algunos templos con el título de basílicas y por qué son tan importantes para la vida de fe.

Este artículo fue creado especialmente para responder a sus dudas.

La palabra “basílica” proviene del latín basílica, que deriva del griego basiliké. Significa “casa real”.

En los tiempos del Imperio Romano, una basílica era el lugar donde se ubicaba el tribunal de justicia.

A lo largo de la historia, los Papas han otorgado el título de “basílica” a un templo por su importancia espiritual e histórica.

Una basílica es el centro espiritual y de evangelización de una comunidad y sirve también para difundir una devoción especial a la Virgen María, a Jesús o algún santo.

Las celebraciones litúrgicas que se realizan en ellas deben también oficiarse en las demás iglesias de la diócesis.

Las basílicas también acogen tesoros sagrados de la Iglesia Católica, como las tumbas y reliquias de santos; y promueve la difusión de los documentos de la Santa Sede.


Tipos de basílica

Existen cuatro templos que llevan el título de “basílica mayor”. Se encuentran en Roma y son: la Basílica de San Pedro, la Basílica de Santa María la Mayor, la Basílica de San Pablo de Extramuros y la Basílica de San Juan de Letrán.

Una basílica mayor posee un altar mayor en el que solo el Papa y sus delegados pueden celebrar la Misa. Además, se distingue porque tiene una Puerta Santa que los fieles pueden cruzar durante un Año Santo para ganar la indulgencia plenaria.

Las “basílicas menores” son los templos que obtuvieron ese título por una concesión del Papa o de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos.

Suelen ser en su mayoría santuarios y catedrales que reciben una gran cantidad de peregrinos por los tesoros sagrados que custodian o por su importancia histórica. En total, existen más de 1500 basílicas menores en todo el mundo.

Algunas de las más conocidas en Italia son la de San Lorenzo Extramuros, en Roma; la de San Francisco y la de Santa María de los Ángeles en Asís.

En otros países son conocidas la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe en México, la Basílica del Sagrado Corazón (Sacré-Coeur) en Francia, la Iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona, la Basílica de Nuestra Señora de Luján en Argentina y la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en Colombia.

La parte exterior de una basílica se llama atrio. El vestíbulo interior se llama nártex y luego le siguen la nave central, donde se congregan los fieles, y las naves laterales, donde suelen estar los confesionarios, las capillas y el baptisterio.

En el ábside, la cabecera del templo, se encuentra el altar mayor, que suele estar cubierto por un baldaquino, una suerte de cúpula sostenida por cuatro columnas. El baldaquino más famoso es el de Bernini que está sobre el altar mayor de la Basílica de San Pedro.

En algunas basílicas, como San Pedro y San Pablo de Extramuros, debajo del altar mayor está la tumba de un santo o mártir.

En la parte trasera del ábside está el trono donde se sienta el Obispo o el Papa, en caso de que este visite el templo.

En la parte lateral del ábside están las sacristías.

La Basílica más antigua del mundo es la de San Juan de Letrán. Fue edificada sobre el palacio de la familia noble de los Lateranos que le obsequió el emperador Constantino a la Iglesia Católica. El Papa San Silvestre consagró el templo en el año 324.

EL PAPA FRANCISCO CANONIZARÁ EN 2022 A CHARLES DE FOUCAULD JUNTO A 6 BEATOS MÁS



 El Papa canonizará en 2022 a Charles de Foucauld junto a 6 Beatos más

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco canonizará el 15 de mayo de 2022 a siete Beatos, entre ellos, al sacerdote y misionero francés, Charles de Foucauld, quien nació el 15 de septiembre de 1858 en Estrasburgo y fue asesinado en Argelia el 1 de diciembre de 1916.

La ceremonia de canonización se llevará a cabo en el Vaticano. Junto al Beato Charles de Foucauld serán canonizados: un Beato laico mártir, dos Beatas fundadoras y tres Beatos fundadores.

Se trata del Beato Lázaro, llamado Devasahayam, laico, mártir, que nació en el siglo XVIII en la aldea de Nattalam (India) y fue asesinado, por odio a la fe, en Aralvaimozhy (India).

Además, la Beata Maria Francesca di Gesù (nacida Anna Maria Rubatto), fundadora de las Hermanas Terciarias Capuchinas de Loano, que nació en Carmagnola (Italia) y falleció en Montevideo (Uruguay) y la Beata María Domenica Mantovani, cofundadora y primera superiora general del Instituto de las Hermanitas de la Sagrada Familia.

Asimismo, el Beato César de Bus, sacerdote, fundador de la Congregación de los Padres de la Doctrina Cristiana (Doctrinarios), que nació el 3 de febrero de 1544 en Cavaillon (Francia) y falleció el 15 de abril de 1607 en Avignon (Francia); el Beato Luigi Maria Palazzolo, sacerdote, fundador del Instituto de las Hermanas de los Pobres (Instituto Palazzolo) y el Beato Giustino María Russolillo, sacerdote, fundador de la Sociedad de las Divinas Vocaciones y de la Congregación de las Hermanas de las Divinas Vocaciones.


Beato Charles de Foucauld

Del carisma de Charles de Foucauld surgieron diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual.

El Beato Charles de Foucauld nació en la ciudad francesa de Estrasburgo el 15 de septiembre de 1858. Con 6 años se quedó huérfano, por lo que creció con su hermano en casa de sus abuelos. Estudió con los jesuitas en Nancy y en París.

Durante su adolescencia se alejó de la fe y se entregó a una vida mundana, aunque siempre mostró una gran fuerza de voluntad y una capacidad innata de superación. Accedió a la carrera militar, vocación que su abuelo intentó inculcar desde pequeño, pero fue expulsado por mala conducta y se escapó con su amante.

Posteriormente, regresó al ejército, pero aquella segunda experiencia militar tampoco cuajó, y renunció para dedicarse al estudio de lenguas semitas, en concreto, del árabe y del hebreo.

Sus inquietudes le llevaron a un peligroso viaje a Marruecos desde 1883 hasta 1884, haciéndose pasar por un religioso judío. También recorrió parte de Argelia y de Túnez y realizó un importante trabajo cartográfico que le valió la medalla de oro de la Sociedad Francesa de Geografía.

El contacto con los musulmanes le llevó a preguntarse sobre Dios. Quedó impactado de la religiosidad islámica y de cómo los musulmanes se tomaban en serio su religión mientras él se había dedicado a derrochar dinero en aventuras.

De vuelta en Francia, la llama de la espiritualidad prendió en él al comprender la fe cristiana de su familia. Entra en contacto con el sacerdote P. Huvelin y, gracias a él, vuelve al cristianismo en octubre de 1886, cuando contaba con 28 años.

Para profundizar en su fe, peregrina a Tierra Santa y allí descubre su vocación. Durante 7 años, vive en diferentes monasterios trapenses, primero en Nuestra Señora de las Nieves y luego en el monasterio sirio de Akbes. Posteriormente, se trasladó a Roma para estudiar y luego se retiró para vivir solo en oración y adoración junto a las Clarisas de Nazaret.

Se ordenó sacerdote en 1901, cuando tenía 43 años, y emprende un nuevo viaje al Sahara, donde inicia su misión co los Tuaregs en la aldea de Tamanrasset. Allí, evangelizó a los pueblos del desierto y luchó contra la esclavitud: comenzó a comprar esclavos para liberarlos.

Escribió varios libros sobre la cultura de los pueblos Tuaregs y otros pueblos saharauis y tradujo los Evangelios a su lengua.

En el año 1909 fundó la Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón con la misión de evangelizar las colonias francesas de África. Los pueblos bereberes, mayoritarios en el noroeste de África, reconocieron que la misión de Charles de Foucauld les generó sentimientos amistosos hacia los franceses.

Murió asesinado el 1 de diciembre de 1916 en la puerta de su ermita durante una revuelta antifrancesa en Argelia.

Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI en el año 2005 y el 3 de mayo de 2021 el Papa Francisco presidió un Consistorio ordinario público en el que aprobó su canonización.

IMÁGENES DE SAN JOSÉ







EL EVANGELIO DE HOY MARTES 9 DE NOVIEMBRE DE 2021 - DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LATERANO EN ROMA


 

9 de Noviembre: Dedicación de la Basílica del Laterano en Roma

Martes 9 de noviembre de 2021



1ª Lectura (Ez 47,1-2.8-9.12): En aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo. Del zaguán del templo manaba agua hacia levante —el templo miraba a levante—. El agua iba bajando por el lado derecho del templo, al mediodía del altar. Me sacó por la puerta septentrional y me llevó a la puerta exterior que mira a levante. El agua iba corriendo por el lado derecho.

Me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la comarca levantina, bajarán hasta la estepa, desembocarán en el mar de las aguas salobres, y lo sanearán. Todos los seres vivos que bullan allí donde desemboque la corriente, tendrán vida; y habrá peces en abundancia. Al desembocar allí estas aguas, quedará saneado el mar y habrá vida dondequiera que llegue la corriente. A la vera del río, en sus dos riberas, crecerán toda clase de frutales; no se marchitarán sus hojas ni sus frutos se acabarán; darán cosecha nueva cada luna, porque los riegan aguas que manan del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».



Salmo responsorial: 45

R/. El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada.

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza, poderoso defensor en el peligro. Por eso no tememos aunque tiemble la tierra, y los montes se desplomen en el mar.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada. Teniendo a Dios en medio, no vacila; Dios la socorre al despuntar la aurora.

El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob. Venid a ver las obras del Señor, las maravillas que hace en la tierra: pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe.

2ª Lectura (1Cor 3,9c-11.16-17): Sois edificio de Dios. Conforme al don que Dios me ha dado, yo, como hábil arquitecto, coloqué el cimiento, otro levanta el edificio. Mire cada uno cómo construye. Nadie puede poner otro cimiento fuera del ya puesto, que es Jesucristo. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros.

Versículo antes del Evangelio (2Crón 7,16): Aleluya. He elegido y santificado este lugar, dice el Señor, para que siempre habite ahí mi nombre. Aleluya.

Texto del Evangelio (Jn 2,13-22): Cuando se acercaba la Pascua de los judíos, Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos. Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas: «Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado». Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu Casa me devorará.

Los judíos entonces le replicaron diciéndole: «Qué señal nos muestras para obrar así?». Jesús les respondió: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Los judíos le contestaron: «Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero Él hablaba del Santuario de su cuerpo. Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.



«Destruid este templo y en tres días lo levantaré»

Rev. D. Joaquim MESEGUER García

(Rubí, Barcelona, España)

Hoy, en esta fiesta universal de la Iglesia, recordamos que aunque Dios no puede ser contenido entre las paredes de ningún edificio del mundo, desde muy antiguo el ser humano ha sentido la necesidad de reservar espacios que favorezcan el encuentro personal y comunitario con Dios. Al principio del cristianismo, los lugares de encuentro con Dios eran las casas particulares, en las que se reunían las comunidades para la oración y la fracción del pan. La comunidad reunida era —como también hoy es— el templo santo de Dios. Con el paso del tiempo, las comunidades fueron construyendo edificios dedicados a las reuniones litúrgicas, la predicación de la Palabra y la oración. Y así es como en el cristianismo, con el paso de la persecución a la libertad religiosa en el Imperio Romano, aparecieron las grandes basílicas, entre ellas San Juan de Letrán, la catedral de Roma.

San Juan de Letrán es el símbolo de la unidad de todas las Iglesias del mundo con la Iglesia de Roma, y por eso esta basílica ostenta el título de Iglesia principal y madre de todas las Iglesias. Su importancia es superior a la de la misma Basílica de San Pedro del Vaticano, pues en realidad ésta no es una catedral, sino un santuario edificado sobre la tumba de San Pedro y el lugar de residencia actual del Papa, que, como Obispo de Roma, tiene en la Basílica Lateranense su catedral.

Pero no podemos perder de vista que el verdadero lugar de encuentro del hombre con Dios, el auténtico templo, es Jesucristo. Por eso, Él tiene plena autoridad para purificar la casa de su Padre y pronunciar estas palabras: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). Gracias a la entrega de su vida por nosotros, Jesucristo ha hecho de los creyentes un templo vivo de Dios. Por esta razón, el mensaje cristiano nos recuerda que toda persona humana es sagrada, está habitada por Dios, y no podemos profanarla usándola como un medio.

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