viernes, 26 de noviembre de 2021

ADICCIÓN A LAS COMPRAS

 



Adicción a las compras

¿Siempre compramos lo que necesitamos?

Por: Fernando Azor Lafarga | Fuente: gabinete de psicología


Vivimos en una sociedad de consumo en la que nos invitan constantemente desde la publicidad a tener lo último llegando a sentir en ocasiones que lo “necesitamos”. Este hecho ha generado que en los últimos años surjan cada vez en mayor número diferentes casos de las llamadas socioadicciones. Éstas se caracterizan por ser una adicción no a una sustancia sino a actos socialmente aceptados como pueden ser ver la televisión, usar el móvil o Internet, o comprar.

La persona que es adicta a las compras no suele reconocer su problema hasta que éste tiene unas consecuencias muy graves ya que como en otras adicciones lo viven con mucha vergüenza.

Este problema es más frecuente en mujeres sobre todo de 40 a 50 años y afecta aproximadamente a un 3% de la población general según los últimos estudios.

Bajo esta adicción se suelen esconder estados depresivos y de ansiedad así como bajos niveles de autoestima. El problema se inicia cuando una persona encuentra gratificante el hecho de ir a comprar y empieza a utilizar esta actividad como única forma de encontrarse bien, o bien porque abandona otras actividades o bien porque llena un vacío. Este hecho hace que la persona empiece a asociar el acto de comprar con una sensación de bienestar. A partir de entonces la persona puede entrar en un círculo vicioso: en un momento de ansiedad o malestar siente el impulso de comprar y no puede resistirse; la persona compra algo y en ese momento siente una sensación de alivio y de bienestar que le sube el ánimo; posteriormente, al darse cuenta de que no ha podido evitar su impulso, que ha gastado un dinero que no debía gastar, y que lo ha gastado en algo inútil o que no necesita, un fuerte sentimiento de culpa junto con una fuerte autocrítica invaden a esta persona; el malestar derivado de estos sentimientos negativos se hace insoportable y provocan que la persona busque la forma de sentirse bien; la persona vuelve a comprar por ser ésta una forma fácil, rápida y efectiva de sentir ese alivio y bienestar que en ese momento tanto necesita.

Al principio la persona se justifica diciendo que era una oportunidad, que era un precio excepcional, que siempre viene bien para fondo de armario, etc., pero en la adicción a las compras no es el objeto que se desea lo que lleva a la persona a comprar sino que es el hecho de comprar, independientemente de lo que se compre, lo que se busca. Al final la persona llega a acumular muchos objetos inútiles o ropa sin estrenar, llegando incluso a esconderla para que la gente a su alrededor no se dé cuenta de su problema.

Como en toda adicción, en los casos más graves, la persona puede acabar tendiendo serios problemas familiares, sociales y económicos.

Este tipo de adicciones está relacionada en ocasiones con otras como puede ser por ejemplo la adicción a la comida en donde el patrón que sigue el sujeto es muy similar. Además de ciertos rasgos de personalidad que pueden hacer a la persona más vulnerable hay otros factores más sociales que favorecen el problema como son la proliferación de tiendas de todo a 1 euro, las tarjetas de cliente de diferentes cadenas comerciales que gratifican con descuentos si se hace determinadas compras, las tarjetas de créditos que facilitan el pago, o los cada vez más numerosos créditos rápidos que nos aseguran una cantidad sin “hacer preguntas”.


Algunos consejos para intentar controlar esta adicción pueden ser:

Intentar hacer una lista de lo que se va a comprar, planificar el gasto para cada cosa, buscar otras alternativas de ocio y de “invertir” nuestro dinero, ser más crítico con la publicidad para no dejarnos engañar, no frecuentar lugares que inciten a las comprar como grandes centros comerciales, posponer la compra de algo que se desea 1 ó 2 días para reflexionar sobre su necesidad, etc.

Si estos consejos resultan inútiles o muy difíciles de llevar a cabo, quizás el primer paso sea reconocer que se tiene un problema y pedir ayuda. 

jueves, 25 de noviembre de 2021

ANTE FINAL DEL AÑO DE SAN JOSÉ, EL PAPA FRANCISCO PROPONE UNA ORACIÓN A QUIENES SE SIENTEN SOLOS

Ante final del Año de San José, el Papa propone una oración a quienes se sienten solos

Redacción ACI Prensa

Foto: Vatican Media



La semana pasada el Papa Francisco inició durante la Audiencia General de los miércoles una nueva serie de catequesis sobre San José. Este miércoles 24 de noviembre, también en la Audiencia General, continuó la serie con una reflexión sobre el papel de San José en la historia de Salvación.

El Papa recordó que es un buen momento para reflexionar sobre el padre en la tierra de Jesús, ya que está finalizando el Año de San José. En ese contexto, el Santo Padre que ayude a aquellas personas “a las que les cuesta encontrar vínculos significativos en su vida, y precisamente por esto cojean, se sienten solos, no tienen la fuerza y la valentía para ir adelante”.

Una oración que ayude a esas personas “a encontrar en San José un aliado, un amigo y un apoyo”.




A continuación, la oración propuesta por el Papa Francisco:

San José,

tú que has custodiado el vínculo con María y con Jesús,

ayúdanos a cuidar las relaciones en nuestra vida.

Que nadie experimente ese sentido de abandono

que viene de la soledad.


Que cada uno se reconcilie con la propia historia,

con quien le ha precedido,

y reconozca también en los errores cometidos

una forma a través de la cual la Providencia se ha hecho camino,

y el mal no ha tenido la última palabra.


Muéstrate amigo con quien tiene mayor dificultad,

y como apoyaste a María y Jesús en los momentos difíciles,

apóyanos también a nosotros en nuestro camino. Amén. 

ORACIÓN FAMILIARA PARA EL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO 2021



Oración familiar para el Primer Domingo de Adviento 2021

Redacción ACI Prensa



Este domingo 28 de noviembre celebramos con toda la Iglesia el Primer Domingo de Adviento 2021. Un medio del cual podemos valernos para sintonizar con el espíritu de este tiempo de espera es rezar en familia una liturgia u oración apropiada, como la que sugerimos a continuación, en la que vamos a encender la primera vela de la corona.


Nos disponemos para rezar:

Te recomendamos poner la corona de Adviento en un lugar especial de la casa, en torno al cual podamos reunirnos todos los miembros de la familia. Al lado de la corona podemos colocar alguna imagen de la Virgen, procurando iluminar el ambiente con una luz cálida, no muy fuerte, que favorezca el espíritu de recogimiento.

Se puede nombrar un MONITOR principal, que puede ser el papá o la mamá, para que dirija la oración; así como designar un LECTOR (o lectores, según se desee, para distribuir las distintas partes, de manera que puedan participar el mayor número de personas).

Los demás pueden participar con sus respuestas, cantando o con peticiones. Uno de los participantes debe encender la primera vela en el momento indicado en la oración.

Te sugerimos leer el texto de la oración previamente.


Liturgia para el Primer Domingo de Adviento: se enciende la primera vela de la corona


TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

MONITOR: Hoy, al iniciar el Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El Adviento es un tiempo especial de preparación y espera. Iremos encendiendo, semana tras semana, las cuatro velas de esta corona como un símbolo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que irrumpe en el mundo para disipar las tinieblas. El color verde que caracteriza a la corona simboliza la vida y la esperanza que Él, Dios hecho niño, viene a traernos.

LECTOR: Lectura del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".

MONITOR: Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento. Oremos...

LECTOR (o lectores que se repartan esta oración):

La tierra, Señor, se alegra en estos días,

y tu Iglesia desborda de gozo

ante tu Hijo, el Señor Jesús,

que se avecina como luz esplendorosa,

para iluminar a los que yacemos en las tinieblas,

de la ignorancia, del dolor y del pecado.

Lleno de esperanza en su venida,

tu pueblo ha preparado esta corona

con ramos del bosque y la ha adornado con luces.


Ahora, pues, que vamos a empezar

el tiempo de preparación

para la venida de tu Hijo,

te pedimos, Señor,

que, mientras se acrecienta cada día

el esplendor de esta corona, con nuevas luces,

a nosotros nos ilumines

con el esplendor de Aquel que,

por ser la Luz del mundo,

iluminará todas las oscuridades.

Te lo pedimos por Él mismo

que vive y reina por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.


MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa del canto “Hoy se enciende una llama” (o cualquier canto apropiado).


TODOS CANTAN:

Hoy se enciende una llama

en la corona de Adviento

que arda nuestra esperanza

en el corazón despierto

y al calor de la Madre

caminemos este tiempo.

1. Un primer lucero se enciende

anunciando al Rey que viene,

preparad corazones, allánense los senderos.


MONITOR: Pidamos al Señor que fortalezca nuestra fe en este tiempo y elevemos nuestras peticiones con confianza. Los que deseen pueden hacer en este momento sus peticiones.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 




¿CÓMO VIVIR THANKSGIVING O EL DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS EN CLAVE CATÓLICA?



¿Cómo vivir Thanksgiving o el Día de Acción de Gracias en clave católica?

Redacción ACI Prensa




Mañana en Estados Unidos se celebra Thanksgiving o el Día de Acción de Gracias, que recuerda la primera cena de agradecimiento en 1621 de un grupo de peregrinos y nativos, en la que se dio gracias a Dios por la abundancia de cosechas en el nuevo mundo. El Arzobispo de Los Ángeles y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Mons. José Gomez, explicó por qué esta fiesta es profundamente católica.

En 2008, cuando era aún Arzobispo de San Antonio (Texas), Mons. Gomez publicó en el diario Today’s Catholic un artículo en el que explicaba el sentido católico del Día de Acción de Gracias, "un día especial, donde ante todo se celebra la unidad familiar. En efecto, las familias se reúnen en Thanksgiving con más frecuencia que en cualquier otra fiesta, incluyendo la Navidad".

El Prelado relató que "antes de la ‘primera’ celebración de Thanksgiving en 1621 en suelo norteamericano, el 30 de abril de 1598, en Texas, Don Juan de Oñate ya había declarado oficialmente un ‘Día de Acción de Gracias’, que fue conmemorado con el santo sacrificio de la Misa".

Oñate, contó el Arzobispo, "hizo lo más propiamente católico: celebrar la Eucaristía, una palabra que viene del término griega Eukaristein, y que significa, precisamente ‘acción de gracias’".

"Esta es la razón por la cual, pese a que Thanksgiving no es una fiesta de guardar en el calendario católico, el calendario litúrgico de la Iglesia en los Estados Unidos lo celebra con la solemnidad de dos lecturas –una del Antiguo y otra del Nuevo Testamento– y con una emblemática lectura del Evangelio de Lucas: el pasaje del ‘Magnificat’" de María.

Mons. Gomez resaltó que "aunque la Virgen María lo vivió de manera única y privilegiada, todos (…) podemos elevar nuestra acción de gracias a Dios porque nos ha dado más de lo que imaginamos o merecemos, simplemente porque, como nos dice nuestra Santa Madre, Él ha hecho obras grandes por nosotros, y su nombre es santo".

"Por eso, los católicos no sólo debemos celebrar el Día de Acción de Gracias con profundo espíritu de oración, agradecimiento y alegría, sino que la celebración de este día nos debe llevar a recordar que nuestra vida como católicos es una constante acción de gracias. A través de nuestros actos de la vida cotidiana, que deben todos ellos dar gloria a Dios, y de manera especial a través de la celebración de la Eucaristía".

En 2016, en un comunicado publicado por Mons. Gomez, Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), y el presidente de la institución, Cardenal Daniel DiNardo, recordaron que “en muchas parroquias Acción de Gracias es también un día de servicio con voluntarios que preparan una cena por los menos afortunados”.

“También recordemos de manera especial a los ancianos y a los necesitados, así como por cualquiera que se vea obligado a pasar este día solo”, agregaron. 

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 25 DE NOVIEMBRE DE 2021



Jueves 34 del tiempo ordinario

Jueves 25 de noviembre



1ª Lectura (Dan 6,12-28): En aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios. Entonces fueron a decirle al rey: «Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe hacer oración, durante treinta días, a cualquier dios o cualquier hombre fuera de ti, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?». El rey contestó: «El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas». Ellos le replicaron: «Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni al decreto que has firmado, sino que tres veces al día hace oración a su Dios». Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar la manera de salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol hizo lo imposible por librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole: «Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, un decreto o edicto real es válido e irrevocable».

Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: «¡Que te salve ese Dios a quien tú veneras tan fielmente!». Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, para que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel. Luego el rey volvió a palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir. Madrugó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó afligido: «¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones ese Dios a quien veneras tan fielmente?». Daniel le contestó: «¡Viva siempre el rey! Mi Dios envió su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho nada, porque ante él soy inocente, como tampoco he hecho nada contra ti». El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso.

Al sacarlo, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego mandó el rey traer a los que habían calumniado a Daniel y arrojarlos al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo, y ya los leones los habían atrapado y despedazado. Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas de la tierra: «¡Paz y bienestar! Ordeno y mando que en mi imperio todos respeten y teman al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones».




Salmo responsorial: Dan 3

R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor.


Témpanos y hielos, bendecid al Señor.


Escarchas y nieves, bendecid al Señor.


Noche y día, bendecid al Señor.


Luz y tinieblas, bendecid al Señor.


Rayos y nubes, bendecid al Señor.


Bendiga la tierra al Señor.


Versículo antes del Evangelio (Lc 21,28): Aleluya. Estad atentos y levantad la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación, dice el Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».




«Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación»

Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet

(Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)



Hoy al leer este santo Evangelio, ¿cómo no ver reflejado el momento presente, cada vez más lleno de amenazas y más teñido de sangre? «En la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo» (Lc 21,25b-26a). Muchas veces, se ha representado la segunda venida del Señor con las imágenes más terroríficas posibles, como parece ser en este Evangelio, siempre bajo el signo del miedo.

Sin embargo, ¿es éste el mensaje que hoy nos dirige el Evangelio? Fijémonos en las últimas palabras: «Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación» (Lc 21,28). El núcleo del mensaje de estos últimos días del año litúrgico no es el miedo, sino la esperanza de la futura liberación, es decir, la esperanza completamente cristiana de alcanzar la plenitud de vida con el Señor, en la que participarán también nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea. Los acontecimientos que se nos narran tan dramáticamente quieren indicar de modo simbólico la participación de toda la creación en la segunda venida del Señor, como ya participaron en la primera venida, especialmente en el momento de su pasión, cuando se oscureció el cielo y tembló la tierra. La dimensión cósmica no quedará abandonada al final de los tiempos, ya que es una dimensión que acompaña al hombre desde que entró en el Paraíso.

La esperanza del cristiano no es engañosa, porque cuando empiecen a suceder estas cosas —nos dice el Señor mismo— «entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27). No vivamos angustiados ante la segunda venida del Señor, su Parusía: meditemos, mejor, las profundas palabras de san Agustín que, ya en su época, al ver a los cristianos atemorizados ante el retorno del Señor, se pregunta: «¿Cómo puede la Esposa tener miedo de su Esposo?». 

ADVIENTO PARA NIÑOS - COLOREAR, ESCRIBIR Y RECORTAR










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martes, 23 de noviembre de 2021

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 23 DE NOVIEMBRE DE 2021



Martes 34 del tiempo ordinario

Martes 23 de noviembre de 2021



1ª Lectura (Dan 2,31-45): En aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor: «Tú, rey, viste una visión: una estatua majestuosa, una estatua gigantesca y de un brillo extraordinario; su aspecto era impresionante. Tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro. En tu visión, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y la hizo pedazos. Del golpe, se hicieron pedazos el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano, que el viento arrebata y desaparece sin dejar rastro. Y la piedra que deshizo la estatua creció hasta convertirse en una montaña enorme que ocupaba toda la tierra.

»Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido: Tú, majestad, rey de reyes, a quien el Dios del cielo ha concedido el reino y el poder, el dominio y la gloria, a quien ha dado poder sobre los hombres, dondequiera que vivan, sobre las bestias del campo y las aves del cielo, para que reines sobre ellos, tú eres la cabeza de oro. Te sucederá un reino de plata, menos poderoso. Después un tercer reino, de bronce, que dominará todo el orbe. Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro. Como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos. Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido; conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil.

»Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse, lo mismo que no se puede alear el hierro con el barro. Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido ni su dominio pasará a otro, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, pero él durará por siempre; eso significa la piedra que viste desprendida del monte sin intervención humana y que destrozó el barro, el hierro, el bronce, la plata y el oro. Éste es el destino que el Dios poderoso comunica a su majestad. El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta».



Salmo responsorial: Dan 3

R/. Ensalzadlo con himnos por los siglos.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor.


Ángeles del Señor, bendecid al Señor.


Cielos, bendecid al Señor.


Aguas del espacio, bendecid al Señor.


Ejércitos del Señor, bendecid al Señor.



Versículo antes del Evangelio (Ap 2,10): Aleluya. Sé fiel hasta la muerte y te daré como premio la vida, dice el Señor. Aleluya.


Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».





«No quedará piedra sobre piedra»

+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret

(Vic, Barcelona, España)

Hoy escuchamos asombrados la severa advertencia del Señor: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Estas palabras de Jesús se sitúan en las antípodas de una así denominada “cultura del progreso indefinido de la humanidad” o, si se prefiere, de unos cuantos cabecillas tecnocientíficos y políticomilitares de la especie humana, en imparable evolución.

¿Desde dónde? ¿Hasta dónde? Esto nadie lo sabe ni lo puede saber, a excepción, en último término, de una supuesta materia eterna que niega a Dios usurpándole los atributos. ¡Cómo intentan hacernos comulgar con ruedas de molino los que rechazan comulgar con la finitud y precariedad que son propias de la condición humana!

Nosotros, discípulos del Hijo de Dios hecho hombre, de Jesús, escuchamos sus palabras y, haciéndolas muy nuestras, las meditamos. He aquí que nos dice: «Estad alerta, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). Nos lo dice Aquel que ha venido a dar testimonio de la verdad, afirmando que aquellos que son de la verdad escuchan su voz.

Y he aquí también que nos asevera: «El fin no es inmediato» (Lc 21,9). Lo cual quiere decir, por un lado, que disponemos de un tiempo de salvación y que nos conviene aprovecharlo; y, por otro, que, en cualquier caso, vendrá el fin. Sí, Jesús, vendrá «a juzgar a los vivos y a los muertos», tal como profesamos en el Credo.

Lectores de Contemplar el Evangelio de hoy, queridos hermanos y amigos: unos versículos más adelante del fragmento que ahora comento, Jesús nos estimula y consuela con estas otras palabras que, en su nombre, os repito: «Con vuestra perseverancia salvaréis vuestra vida» (Lc 21,19).

Nosotros, dándole cordial resonancia, nos exhortamos los unos a los otros: «¡Perseveremos, que con la mano ya tocamos la cima!». 

MANUALIDADES DE ADVIENTO: ELABORA UNA CORONA DE ADVIENTO














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