martes, 22 de diciembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 22 DE DICIEMBRE DEL 2020 - ADVIENTO

 



 Lecturas de hoy 22 de Diciembre. Feria de Adviento

Hoy, martes, 22 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (1,24-28):

EN aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Siló y el niño se quedó como siervo.

Inmolaron el novillo, y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo:

«Perdón, por tu vida, mi Señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había mi pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida».

Y se postraron allí ante el Señor.


Palabra de Dios



Salmo

1S 2,1.45.6-7.8abcd


R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador


V/. Mi corazón se regocija en el Señor,

mi poder se exalta por Dios.

Mi boca se ríe de mis enemigos,

porque gozo con tu salvación. R/.


V/. Se rompen los arcos de los valientes,

mientras los cobardes se ciñen de valor.

Los hartos se contratan por el pan,

mientras los hambrientos engordan;

la mujer estéril da a luz siete hijos,

mientras la madre de muchos queda baldía. R/.


V/. El Señor da la muerte y la vida,

hunde en el abismo y levanta;

da la pobreza y la riqueza,

humilla y enaltece. R/.


V/. Él levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para hacer que se siente entre príncipes

y que herede un trono de gloria. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,46-56):


EN aquel tiempo, María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humildad de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:

“su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

“derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia”

—como lo había prometido a “nuestros padres”—

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.


Palabra del Señor





Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador»


Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas

(Girona, España)

Hoy, el Evangelio de la Misa nos presenta a nuestra consideración el Magníficat, que María, llena de alegría, entonó en casa de su pariente Elisabet, madre de Juan el Bautista. Las palabras de María nos traen reminiscencias de otros cantos bíblicos que Ella conocía muy bien y que había recitado y contemplado en tantas ocasiones. Pero ahora, en sus labios, aquellas mismas palabras tienen un sentido mucho más profundo: el espíritu de la Madre de Dios se transparenta tras ellas y nos muestran la pureza de su corazón. Cada día, la Iglesia las hace suyas en la Liturgia de las Horas cuando, rezando las Vísperas, dirige hacia el cielo aquel mismo canto con que María se alegraba, bendecía y daba gracias a Dios por todas sus bondades.

María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.


Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes. Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.

lunes, 21 de diciembre de 2020

IMÁGENES VARIADAS DE NAVIDAD






































 

LA NAVIDAD Y SUS TRADICIONES: LOS VILLANCICOS

 


La Navidad y sus Tradiciones: Los Villancicos
Los villancicos nos recuerdan la alegría del nacimiento de Cristo


Por: Tere Vallés | Fuente: Catholic.net 




Con el Nacimiento de Jesús se cumple la promesa de Dios al mundo de enviar a un Salvador. Jesucristo es Dios hecho hombre.

Un poco de historia

Las tradiciones y costumbres son una manera de hacer presente lo que ocurrió, y celebrarlo con alegría.

Una de las costumbres del Adviento y de la Navidad son los villancicos.

Los Villancicos

Se dice que el compositor de los primeros villancicos fue el Marqués de Santillana, que compuso una serie de canciones para celebrar con sus tres hijos el misterio de la Navidad.

Sin embargo, los primeros villancicos que se conocen fueron compuestos por los evangelizadores en el siglo V, con la finalidad de llevar la Buena Nueva a los aldeanos y campesinos que no sabían leer. Sus letras hablaban en lenguaje popular sobre el misterio de la encarnación y estaban inspirados en la liturgia de la Navidad. Se llamaba villanus al aldeano y con el tiempo, el nombre de estas canciones navideñas cambió a “villancicos”. Éstos hablan en un tono sensible e ingenioso de los sentimientos de la Virgen María y de los pastores ante el Nacimiento de Cristo.
En el siglo XIII, se extienden por todo el mundo junto con los nacimientos de San Francisco de Asís.

Los villancicos favorecen la participación en la liturgia de Adviento y de Navidad. Cantar villancicos es un modo de demostrar nuestra alegría y gratitud a Jesús y escucharlos durante el Adviento ayuda a la preparación del corazón para el acontecimiento de la Navidad.

Los villancicos nos recuerdan la alegría del nacimiento de Cristo.

En el caso de la Navidad, lo más importante de las tradiciones y costumbres no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior. Debemos vivir todas estas costumbres y tradiciones con mucha alegría, reflexionando en su significado y aprovechándolas para estar más cerca de Dios.


ABRE TU CORAZÓN PARA RECIBIR EL PESEBRE DE JESÚS






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