domingo, 6 de diciembre de 2020

IMÁGENES DE PAPA NOEL Y EL NIÑO JESÚS






 

IMÁGENES DE SAN NICOLÁS






















 

IMÁGENES DE TARJETAS DE NAVIDAD - DISEÑO ÁRBOLES DE NAVIDAD - PARA AGREGAR TEXTO













 

HOY CELEBRAMOS A SAN NICOLÁS, PATRONO DE LOS NIÑOS, MARINEROS Y VIAJEROS, 6 DE DICIEMBRE

 


San Nicolás
6 de Diciembre 



Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, siendo representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños. De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos, pero su biografía fue escrita por el Arzobispo de Constantinopla, San Metodio.

Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Unos de sus tíos era obispo y fue éste quien lo consagró como sacerdote, pero al quedar huérfano, el santo repartió todas sus riquezas entre los pobres e ingresó a un monasterio.

Según la tradición, en la ciudad de Mira, en Turquía, los obispos y sacerdotes se encontraban en el templo reunidos para la elección del nuevo obispo, ya que el anterior había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". En ese momento sin saber lo que ocurría, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Fue muy querido por la cantidad de milagros que concedió a los fieles.

En la época del Licino, quien decretó una persecución contra los cristianos, Nicolás fue encarcelado y azotado. Con Constantino fueron liberados él y los demás prisioneros cristianos. Se dice que el santo logró impedir que los herejes arrianos entrasen a la ciudad de Mira.

El santo murió el 6 de diciembre del año 345. En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde fue obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí, en secreto, las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia.

En esta ciudad se obtuvieron tan admirables milagros por su intercesión, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía.


RENDIJAS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO 6 DE DICIEMBRE DEL 2020



 Rendijas

Son bastantes las personas que ya no aciertan a creer en Dios. No es que lo rechacen. Es que no saben qué camino seguir para encontrarse con él. Y, sin embargo, Dios no está lejos. Oculto en el interior mismo de la vida, Dios sigue nuestros pasos, muchas veces errados o desesperanzados, con amor respetuoso y discreto. ¿Cómo percibir su presencia?

Marcos nos recuerda el grito del profeta en medio del desierto: «Preparadle el camino al Señor, allanad sus senderos». ¿Dónde y cómo abrir caminos a Dios en nuestras vidas? No hemos de pensar en vías espléndidas y despejadas por donde llegue un Dios espectacular. El teólogo catalán J. M. Rovira nos ha recordado que Dios se acerca a nosotros buscando la rendija que el hombre mantiene abierta a lo verdadero, a lo bueno, a lo bello, a lo humano. Son esos resquicios de la vida a los que hemos de atender para abrir caminos a Dios.

Para algunos, la vida se ha convertido en un laberinto. Ocupados en mil cosas, se mueven y agitan sin cesar, pero no saben de dónde vienen ni a dónde van. Se abre en ellos una rendija hacia Dios cuando se detienen para encontrarse con lo mejor de sí mismos.

Hay quienes viven una vida «descafeinada», plana e intrascendente en la que lo único importante es estar entretenido. Solo podrán vislumbrar a Dios si empiezan a atender el misterio que late en el fondo de la vida.

Otros viven sumergidos en «la espuma de las apariencias». Solo se preocupan de su imagen, de lo aparente y externo. Se encontrarán más cerca de Dios si buscan sencillamente la verdad.

Quienes viven fragmentados en mil trozos por el ruido, la retórica, las ambiciones o la prisa darán pasos hacia Dios si se esfuerzan por encontrar un hilo conductor que humanice sus vidas.

Muchos se irán encontrando con Dios si saben pasar de una actitud defensiva ante él a una postura de acogida; del tono arrogante a la oración humilde; del miedo al amor; de la auto condena a la acogida de su perdón. Y todos haremos más sitio a Dios en nuestra vida si lo buscamos con corazón sencillo.

 

(P. José Antonio Pagola)

MEDITACIONES DE ADVIENTO - 6 DE DICIEMBRE



 Meditaciones de Adviento


Mas,  Dios, que es rico en misericordia, por su extremada caridad con que nos amó, aun cuando estábamos muertos por los pecados, nos dio vida juntamente con Cristo.  Considera que la muerte del alma es el pecado; pues que este enemigo de Dios nos priva de la Divina Gracia, que es la vida del alma. 

Nosotros, miserables pecadores, por nuestras culpas estábamos ya todos muertos y condenados al infierno. Dios, por el inmenso amor que tenía a nuestras almas,  quiso volvernos la vida, y ¿qué hizo? Envió a la tierra a su Unigénito, para que muriese, a fin de que el mismo nos recobrase la vida con su muerte. 

Con razón, pues, el Apóstol llama a esta obra de amor, extremada caridad.  Sí, porque ni pudiera jamás esperar el hombre porque no pudiera jamás esperar el hombre recibir de un modo tan amoroso la vida, si recibir de un modo tan amoroso la vida, si Dios no hubiese hallado esta manera de redimirle para siempre, eterna redemptione inventa Hb. 9, 12. Estaban todos los hombres muertos, y no había redención para ellos. Pero el Hijo de Dios, por las entrañas de su misericordia, viniendo del cielo, oriens ex alto, nos ha dado la vida; y por esto justamente llama el Apóstol a Jesucristo nuestra vida. He aquí a nuestro Redentor, que vestido ya de carne y hecho niño nos dice: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” Jn 10, 10. Á este fin vino a tomar sobre si la muerte, para darnos la vida. Razón es,  pues, que nosotros vivamos solamente para aquel Dios que se ha dignado morir por nosotros: razón es que Jesucristo sea el único señor de nuestro corazón, ya que ha derramado su sangre, y dado la vida para ganárselo; porque, como dice san Pablo: Por esto murió Cristo y resucitó, para ser Señor de muertos y de vivos (Rm 14, 12)  ¡Oh Dios para cautivarse su amor, rehusé después amarle; y renunciando a su amistad, quiera hacerse voluntariamente esclavo del infierno.

(San Alfonso María de Ligorio)

PAPA FRANCISCO EXPLICA 2 CLAVES DE LA CONVERSIÓN EN ADVIENTO QUE NOS PREPARAN A LA NAVIDAD



 Papa Francisco explica 2 claves de la conversión en Adviento que nos preparan a la Navidad

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco explicó que el Adviento “es un camino de conversión” que nos prepara “para recibir al Señor en Navidad” por lo que describió los dos aspectos principales de este itinerario de conversión.

Así lo indicó el Santo Padre este Domingo 6 de diciembre antes del rezo del Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

En primer lugar, el Pontífice señaló que “la conversión implica el dolor de los pecados cometidos, el deseo de liberarse de ellos, el propósito de excluirlos para siempre de la propia vida” y añadió que “para excluir el pecado, hay que rechazar también todo lo que está relacionado con él: la mentalidad mundana, el apego excesivo a las comodidades, al placer, al bienestar, a las riquezas”.

En segundo lugar, el Papa Francisco dijo que “el otro aspecto de la conversión es la búsqueda de Dios y de su reino. El abandono de las comodidades y la mentalidad mundana no es un fin en sí mismo, sino que tiene como objetivo lograr algo más grande, es decir, el reino de Dios, la comunión con Dios, la amistad con Dios”.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “esto no es fácil, porque son muchas las ataduras que nos mantienen cerca del pecado: inconstancia, desánimo, malicia, mal ambiente y malos ejemplos”.

Por ello, el Papa destacó el ejemplo de San Juan el Bautista que fue “un hombre austero, que renuncia a lo superfluo y busca lo esencial”.

En esta línea, el Pontífice comentó el pasaje del Evangelio de San Marcos de la Liturgia de este segundo Domingo de Adviento (Mc, 1,1-18) que presenta la figura de San Juan el Bautista quien “señaló a sus contemporáneos un itinerario de fe similar al que el Adviento nos propone a nosotros, que nos preparamos para recibir al Señor en Navidad” pues se trata de “un camino de conversión”.

De este modo, el Santo Padre recordó que en la Biblia la palabra conversión “quiere decir, ante todo, cambiar de dirección y orientación; y, por tanto, cambiar nuestra manera de pensar” y agregó que “en la vida moral y espiritual, convertirse significa pasar del mal al bien, del pecado al amor de Dios”.

“Es lo que enseñaba el Bautista, que en el desierto de Judea proclamaba ‘un bautismo de conversión para perdón de los pecados’. Recibir el bautismo era un signo externo y visible de la conversión de quienes escuchaban su predicación y decidían hacer penitencia. Ese bautismo tenía lugar con la inmersión en el agua, pero era inútil sin la voluntad de arrepentirse y cambiar de vida”, subrayó.

En este sentido, el Papa advirtió sobre la tentación de pensar que “es imposible convertirse de verdad, y en lugar de convertirnos del mundo a Dios, corremos el riesgo de quedarnos en las ‘arenas movedizas’ de una existencia mediocre”.

“¿Qué podemos hacer en estos casos? En primer lugar, recordar que la conversión es una gracia que hay que pedir a Dios con fuerza. Ninguno puede convertirse por sí mismo. Nos convertimos verdaderamente en la medida en que nos abrimos a la belleza, la bondad, la ternura de Dios. Dios no es un mal padre, es tierno, nos ama mucho, como el buen pastor…”, afirmó.

Y para esto, el Santo Padre recomendó acudir a María Santísima, a quien el 8 de diciembre celebraremos como la Inmaculada Concepción, para que “nos ayude a desprendernos cada vez más del pecado y de la mundanidad, para abrirnos a Dios, a su palabra, a su amor que regenera y salva”.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Marcos 1,1-8

1 Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino.

3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, 4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.

5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

6 Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

EL EVANGELIO DE HOY SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO - 6 DE DICIEMBRE DEL 2020



 Lecturas de hoy Domingo 2º de Adviento - Ciclo B

Hoy, domingo, 6 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (40,1-5.9-11):

«Consolad, consolad a mi pueblo, –dice vuestro Dios–; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados.»

Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale. Se revelará la gloria del Señor, y la verán todos los hombres juntos –ha hablado la boca del Señor–.»

Súbete a un monte elevado, heraldo de Sión; alza fuerte la voz, heraldo de Jerusalén; álzala, no temas, di a las ciudades de Judá: «Aquí está vuestro Dios. Mirad, el Señor Dios llega con poder, y su brazo manda. Mirad, viene con él su salario, y su recompensa lo precede. Como un pastor que apacienta el rebaño, su brazo lo reúne, toma en brazos los corderos y hace recostar a las madres.»


Palabra de Dios



Salmo

Sal 84,9ab-10.11-12.13-14


R/. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación


Voy a escuchar lo que dice el Señor:

«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»

La salvación está ya cerca de sus fieles,

y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.


La misericordia y la fidelidad se encuentran,

la justicia y la paz se besan;

la fidelidad brota de la tierra,

y la justicia mira desde el cielo. R/.


El Señor nos dará la lluvia,

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia marchará ante él,

la salvación seguirá sus pasos. R/.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro (3,8-14):

No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan. El día del Señor llegará como un ladrón. Entonces el cielo desaparecerá con gran estrépito; los elementos se desintegrarán abrasados, y la tierra con todas sus obras se consumirá. Si todo este mundo se va a desintegrar de este modo, ¡qué santa y piadosa ha de ser vuestra vida! Esperad y apresurad la venida del Señor, cuando desaparecerán los cielos, consumidos por el fuego, y se derretirán los elementos. Pero nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia. Por tanto, queridos hermanos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, inmaculados e irreprochables.


Palabra de Dios

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,1-8):

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Está escrito en el profeta Isaías: «Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos."»

Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»


Palabra del Señor




«Apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión»


Hoy, cuando se alza el telón del drama divino, podemos escuchar ya la voz de alguien que proclama: «Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas» (Mc 1,3). Hoy, nos encontramos ante Juan el Bautista cuando prepara el escenario para la llegada de Jesús.

Algunos creían que Juan era el verdadero Mesías. Pues hablaba como los antiguos profetas, diciendo que el hombre ha de salir del pecado para huir del castigo y retornar hacia Dios a fin de encontrar su misericordia. Pero éste es un mensaje para todos los tiempos y todos los lugares, y Juan lo proclamaba con urgencia. Así, sucedió que una riada de gente, de Jerusalén y de toda Judea, inundó el desierto de Juan para escuchar su predicación.

¿Cómo es que Juan atraía a tantos hombres y mujeres? Ciertamente, denunciaba a Herodes y a los líderes religiosos, un acto de valor que fascinaba a la gente del pueblo. Pero, al mismo tiempo, no se ahorraba palabras fuertes para todos ellos: porque ellos también eran pecadores y debían arrepentirse. Y, al confesar sus pecados, los bautizaba en el río Jordán. Por eso, Juan Bautista los fascinaba, porque entendían el mensaje del auténtico arrepentimiento que les quería transmitir. Un arrepentimiento que era algo más que una confesión del pecado —en si misma, ¡un gran paso hacia delante y, de hecho, muy bonito! Pero, también, un arrepentimiento basado en la creencia de que sólo Dios puede, a la vez, perdonar y borrar, cancelar la deuda y barrer los restos de mi espíritu, enderezar mis rutas morales, tan deshonestas.

«No desaprovechéis este tiempo de misericordia ofrecido por Dios», dice San Gregorio Magno. —No estropeemos este momento apto para impregnarnos de este amor purificador que se nos ofrece, podemos decirnos, ahora que el tiempo de Adviento comienza a abrirse paso ante nosotros.

¿Estamos preparados, durante este Adviento, para enderezar los caminos para nuestro Señor? ¿Puedo convertir este tiempo en un tiempo para una confesión más auténtica, más penetrante en mi vida? Juan pedía sinceridad —sinceridad con uno mismo— a la vez que abandono en la misericordia Divina. Al hacerlo, ayudaba al pueblo a vivir para Dios, a entender que vivir es cuestión de luchar por abrir los caminos de la virtud y dejar que la gracia de Dios vivificara su espíritu con su alegría.


Fr. Faust BAILO

(Toronto, Canadá)

EXPLICACIÓN DE LAS POSADAS DE NAVIDAD EN IMÁGENES






 

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