lunes, 16 de diciembre de 2019

HOY SE INICIA LA NOVENA DE NAVIDAD - DEL 16 AL 24 DE DICIEMBRE





Cada 16 de diciembre se inicia la Novena de Navidad y comienza la cuenta regresiva para celebrar el nacimiento de Jesucristo.

Aquí las oraciones para vivir intensamente estos 9 días en familia, el trabajo, la comunidad, grupo parroquial, etc.


Se recomienda rezar a la Santísima Virgen, a San José y al Niño Jesús, así como reflexionar con la meditación del día y cantar los llamados “gozos”.





Primer Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Vamos a afianzar nuestros valores de modo que la navidad sea lo que debe ser; una fiesta dedicada a la RECONCILIACIÓN. Dedicada al perdón generoso y comprensivo que aprenderemos de un Dios compasivo.

Con el perdón del Espíritu Santo podemos reconciliarnos con Dios y con los hermanos y andar en una vida nueva. Es la buena noticia que San Pablo exclamó en sus cartas, tal como leemos en su epístola a los Romanos 5. 1 – 11. Vivir la Navidad es cancelar los agravios si alguien nos ha ofendido, y es pedir perdón si hemos maltratado a los demás.

Así, del perdón nace la armonía y construimos esa paz que los ángeles anuncian en Belén: paz en la tierra a los hombres que aman al Señor y se aman entre sí. Los seres humanos podemos hacernos daño con el odio o podemos ser felices en un amor que reconcilia. Y esa buena misión es para cada uno de nosotros: ser agentes de reconciliación y no de discordia, ser instrumento de paz y sembradores de hermandad.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Segundo Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Segundo día dedicado a la COMPRENSIÓN. Comprensión es una nota distintiva de todo verdadero amor.

Podemos decir que la Encarnación de un Dios que se hace hombre puede leerse en clave de ese gran valor llamado comprensión. Es un Dios que se pone en nuestro lugar, que rompe las distancias y comparte nuestros afanes y nuestras alegrías. Es gracias a ese amor comprensivo de un Dios padre que somos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Dios, como afirma San Juan nos muestra la grandeza de su amor y nos llama a vivir como hijos suyos. Leer la primera carta de Juan 3, 1 – 10. Si de verdad actuamos como hijos de Dios no imitamos a Caín si no que “damos la vida por los hermanos” (3, 16).

Con un amor comprensivo somos capaces de ver las razones de los demás y ser tolerantes con sus fallas.

Si la NAVIDAD nos torna comprensivos es una excelente Navidad.

Feliz Navidad es aprender a ponernos en el lugar de los demás.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Tercer Día de la Novena de Navidad


1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Tercer día dedicado al RESPETO.

Una cualidad del amor que nos mueve a aceptar a los otros tal como son.

Gracias al respeto valoramos la gran dignidad de toda persona humana hecha a imagen y semejanza de Dios, aunque esa persona esté equivocada.

El respeto es fuente de armonía porque nos anima a valorar las diferencias, como lo hace un pintor con los colores o un músico con las notas o ritmos.

Un amor respetuoso nos impide juzgar a los demás, manipularlos o querer moldearlos a nuestro tamaño.

Siempre que pienso en el respeto veo a Jesús conversando amablemente con la mujer samaritana, tal como lo narra San Juan en el capítulo cuatro de su evangelio.
Es un diálogo sin reproches, sin condenas y en el que brilla la luz de una delicada tolerancia.

Jesús no aprueba que la mujer no conviva con su marido, pero en lugar de juzgarla la felicita por su sinceridad. Actúa como buen pastor y nos enseña a ser respetuosos si de verdad queremos entendernos con los demás.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Cuarto Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Cuarto día dedicado a la  SINCERIDAD.

Una cualidad sin la cual el amor no puede subsistir, ya que no hay amor donde hay mentira. Amar es andar en la verdad, sin máscaras, sin el peso de la hipocresía y con la fuerza de la integridad.

Sólo en la verdad somos libres como lo anunció Jesucristo: Juan 8, 32. Sólo sobre la roca firme de la verdad puede sostenerse una relación en las crisis y los problemas.

Con la sinceridad nos ganamos la confianza y con la confianza llegamos al entendimiento y la unidad.

El amor nos enseña a no actuar como los egoístas y los soberbios que creen que su verdad es la Verdad.

Si la Navidad nos acerca a la verdad es una buena Navidad: es una fiesta en la que acogemos a Jesús como luz verdadera que viene a este mundo: Juan 1, 9. Luz verdadera que nos aleja de las tinieblas nos mueve a aceptar a Dios como Camino, Verdad y Vida. Ojalá nuestro amor esté siempre iluminado por la verdad, de modo que esté también favorecido por la confianza.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!




Quinto Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Quinto día dedicado al DIÁLOGO.

Toda la Biblia es un diálogo amoroso y salvífico de Dios con los hombres. Un diálogo que lleva a su culmen y su plenitud cuando la palabra de Dios que es su Hijo, se hace carne, se hace hombre, tal como lo narra San Juan en el primer capítulo de su evangelio.

De Dios apoyado en la sinceridad, afianzado en el respeto y enriquecido por la comprensión, es el que necesitamos en todas nuestras relaciones.

Un diálogo en el que a diario “nos revistamos de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia”. Colosenses 3, 12.

El diálogo sereno que brota de un sincero amor y de un alma en paz es el mejor aguinaldo que nos podemos dar en Diciembre. Así evitamos que nuestras casas sean lugares vacíos de afecto en los que andamos dispersos como extraños bajo el mismo techo.

Dios nos concede a todos el don de comunicarnos sin ofensas, sin juicios, sin altanerías, con respeto y empatía, lo que genera acogida y mutua aceptación.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!




Sexto Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Sexto día para valorar la SENCILLEZ.

Sencillez que es la virtud de las almas grandes y de las personas nobles.

Sencillez que fue el adorno de María de Nazaret tal como ella misma lo proclama en su canto de Magníficat.

"Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha mirado la humildad de su esclava" Lucas 1, 47 - 48

Navidad es una buena época para desterrar el orgullo y tomar conciencia de tantos males que acarrea la soberbia. Ninguna virtud nos acerca tanto a los demás como la sencillez y ningún defecto nos aleja tanto como la arrogancia.

El amor sólo reina en los corazones humildes, capaces de reconocer sus limitaciones y de perdonar su altivez.

Es gracias a la humildad que actuamos con delicadeza, sin creernos más que nadie, imitando la sencillez de un Dios que “se despojó de sí mismo y tomó la condición de siervo” Filipenses 2, 6 – 11.

Crecer en sencillez es un estupendo regalo para nuestras relaciones.

Recordemos que en la pequeñez está la verdadera grandeza y que el orgullo acaba con el amor.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Séptimo Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Séptimo día para crecer en  GENEROSIDAD.

La generosidad es la capacidad de dar con desinterés, es la virtud en la cual el amor le gana la carrera al egoísmo.

Es en la entrega generosa de nosotros mismos donde se muestra la profundidad de un amor que no se agota en las palabras.

Y eso es lo que celebramos en la Navidad: el gesto sin par de un Dios que se da a sí mismo. Lo destaca San Pablo: “espero que también se distingan en generosidad... Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza”.

Es un pasaje bíblico en que el apóstol invita a los Corintios a compartir sus bienes con los necesitados. 2Cor 8, 7 – 15.

Sabemos amar cuando sabemos compartir, sabemos amar cuando damos lo mejor de nosotros mismos en lugar de dar sólo cosas.

Tomemos pues, la mejor decisión: dar cariño, afecto, ternura y perdón; dar tiempo y dar alegría y esperanza.

Son los aguinaldos que más valen y no cuestan dinero.

Demos amor, como decía San Juan de la Cruz: donde no hay amor pon amor, y sacarás amor.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Octavo Día de la Novena de Navidad


1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Octavo día para afianzar la FE.

Una fe que es firme cuando nace una relación amistosa con el Señor.

Una fe que es auténtica está confirmada con las buenas obras, de modo que la religión no sea sólo de rezos, ritos y tradiciones.

Necesitamos cultivar la fe con la Biblia, la oración y la práctica religiosa porque la fe es nuestro mejor apoyo en la crisis.

Necesitamos una fe grande en nosotros mismos, en Dios y en los demás. Una fe sin vacilaciones como lo quería Jesús: Marcos 11. 23.

Una fe que ilumina el amor con la fuerza de la confianza, ya que “el amor todo lo cree”. 1Cor 13, 7.

La FE es la fuerza de la vida y sin ella andamos a la deriva. Razón tenía Publio siro al decir: el que ha perdido la fe, ya no tiene más que perder.

¡Qué bueno que cuidemos nuestra fe como se cuida un tesoro!

¡Qué bueno que nos puedan saludar como a la Virgen!: “Dichosa tú que has creído”. Lc 1, 45.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!



Noveno Día de la Novena de Navidad

1.- Oración para comenzar

Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por  tan inmenso beneficio. En retorno, te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo, a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.

Padre Nuestro

2.- Oración para la familia

Señor, haz de nuestro hogar un sitio de tu amor. Que no haya injuria porque Tú nos das comprensión. Que no haya amargura porque Tú nos bendices. Que no haya egoísmo porque Tú nos alientas. Que no haya rencor porque Tú nos das el perdón. Que no haya abandono porque Tú estás con nosotros. Que sepamos marchar hacia ti en tu diario vivir. Que cada mañana amanezca un día más de entrega y sacrificio. Que cada noche nos encuentre con más amor. Haz Señor con nuestras vidas, que quisiste unir, una página llena de ti. Haz Señor de nuestros hijos lo que anhelas, ayúdanos a educarlos, orientarlos por tu camino. Que nos esforcemos en el apoyo mutuo. Que hagamos del amor un motivo para amarte más. Que cuando amanezca el gran día de ir a tu encuentro nos conceda el hallarnos unidos para siempre en ti. Amén.

3.- Oración a la Virgen

Soberana María, te pedimos por todas las familias de nuestro país; haz que cada hogar de nuestra patria y del mundo sea fuente de comprensión, de ternura, de verdadera vida familiar. Que estas fiestas de navidad, que nos reúnen alrededor del pesebre donde nació tu Hijo, nos unan también en el amor, nos hagan olvidar las ofensas y nos den sencillez para reconocer los errores que hayamos cometido.

Madre de Dios y Madre Nuestra, intercede por nosotros. Amén.

4.- Oración a San José

Santísimo San José, esposo de María y padre adoptivo del Señor, tú fuiste escogido para hacer las veces de padre en el hogar de Nazaret. Ayuda a los padres de familia; que ellos sean siempre en su hogar imagen del padre celestial, a ejemplo tuyo; que cumplan cabalmente la gran responsabilidad de educar y formar a sus hijos, entregándoles con un esfuerzo continuo, lo mejor de sí mismos. Ayuda a los hijos a entender y apreciar el abnegado esfuerzo de sus padres. San José modelo de esposos y padres intercede por nosotros. Amén.

Padre Nuestro

5.- Meditación del día

Noveno día para avivar la ESPERANZA y el AMOR.

El amor y la esperanza siempre van de la mano junto con la fe. Por eso en su himno al amor nos muestra San Pablo que el amor cree sin límites y espera sin límites”. 1Cor 13, 7.

Una fe viva, un amor sin límites y una esperanza firme son el incienso, el oro y la mirra que nos dan ánimo para vivir y coraje para no decaer.

Es gracias al amor que soñamos con altos ideales y es gracias a la esperanza que los alcanzamos.

El amor y la esperanza son las alas que nos elevan a la grandeza, a pesar de los obstáculos y los sinsabores.

Si amamos a Dios, nos amamos a nosotros mismos y amamos a los demás, podemos lograr lo que sugiere San Pedro en su primera carta: “estad siempre dispuestos a dar razón de vuestra esperanza. Con dulzura, respeto y con una buena conciencia”. 3, 15 – 16.

Si encendemos la llama de la esperanza y el fuego del amor, su luz radiante brillará en el nuevo año después de que se apaguen las luces de la Navidad.

6.- Oración al niño Dios

Señor, Navidad es el recuerdo de tu nacimiento entre nosotros, es la presencia de tu amor en nuestra familia y en nuestra sociedad. Navidad es certeza de que el Dios del cielo y de la tierra es nuestro Padre, que tú, Divino Niño, eres nuestro Hermano.

Que esta reunión junto a tu pesebre nos aumente la fe en tu bondad, nos comprometa a vivir verdaderamente como hermanos, nos dé valor para matar el odio y sembrar la justicia y la paz. Oh Divino Niño, enséñanos a comprender que donde hay amor y justicia, allí estas tú y allí también es Navidad. Amén.

Gloria al Padre

7.- Gozos

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh sapiencia suma del Dios soberano, que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino infante, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Niño del pesebre, nuestro Dios y Hermano, Tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias, siempre recordemos que nos has salvado.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almás! ¡Ven, no tardes tanto!

- Oh lumbre de oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos, Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.

Dulce Jesús, mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño, ven Dios humanado; luce hermosa estrella, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados, el gran compromiso del amor cristiano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Del débil auxilio, del doliente amparo; consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado; mi constante amigo, mi divino hermano.

Dulce Jesús mío, mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas, bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.

Dulce Jesús mío mi niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- haz de nuestra patria una gran familia; siembra en nuestro suelo tu amor y tu paz. Danos fe en la vida, danos esperanza y un sincero amor que nos una más.

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

- Ven Salvador nuestro por quien suspiramos. ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!






domingo, 15 de diciembre de 2019

CURAR HERIDAS - MEDITACIÓN DE ADVIENTO 3° SEMANA


Curar heridas



La actuación de Jesús dejó desconcertado al Bautista. Él esperaba un Mesías que extirparía del mundo el pecado imponiendo el juicio riguroso de Dios, no un Mesías dedicado a curar heridas y aliviar sufrimientos. Desde la prisión de Maqueronte envía un mensaje a Jesús: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”.

Jesús le responde con su vida de profeta curador: “Decidle a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia”. Este es el verdadero Mesías: el que viene a aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres.

Jesús se siente enviado por un Padre misericordioso que quiere para todos un mundo más digno y dichoso. Por eso, se entrega a curar heridas, sanar dolencias y liberar la vida. Y por eso pide a todos: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo”.

Jesús no se siente enviado por un Juez riguroso para juzgar a los pecadores y condenar al mundo. Por eso, no atemoriza a nadie con gestos justicieros, sino que ofrece a pecadores y prostitutas su amistad y su perdón. Y por eso pide a todos: “No juzguéis y no seréis juzgados”.

Jesús no cura nunca de manera arbitraria o por puro sensacionalismo. Cura movido por la compasión, buscando restaurar la vida de esas gentes enfermas, abatidas y rotas. Son las primeras que han de experimentar que Dios es amigo de una vida digna y sana.

Jesús no insistió nunca en el carácter prodigioso de sus curaciones ni pensó en ellas como receta fácil para suprimir el sufrimiento en el mundo. Presentó su actividad curadora como signo para mostrar a sus seguidores en qué dirección hemos de actuar para abrir caminos a ese proyecto humanizador del Padre que él llamaba “reino de Dios”.

El Papa Francisco afirma que “curar heridas” es una tarea urgente: “Veo con claridad que lo que la Iglesia necesita hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor, cercanía y proximidad a los corazones... Esto es lo primero: curar heridas, curar heridas”. Habla luego de “hacernos cargo de las personas, acompañándolas como el buen samaritano que lava, limpia y consuela”. Habla también de “caminar con las personas en la noche, saber dialogar e incluso descender a su noche y oscuridad sin perderse”.

Al confiar su misión a los discípulos, Jesús no los imagina como doctores, jerarcas, liturgistas o teólogos, sino como curadores. Su tarea será doble: anunciar que el reino Dios está cerca y curar enfermos.


Padre José Antonio Pagola

LA IDENTIDAD DE JESÚS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 15 DE DICIEMBRE DE 2019 - ADVIENTO

LA IDENTIDAD DE JESÚS



Hasta la prisión de Maqueronte, donde está encerrado por Antipas, le llegan al Bautista noticias de Jesús. Lo que oye le deja desconcertado. No responde a sus expectativas. Él espera un Mesías que se imponga con la fuerza terrible del juicio de Dios, salvando a quienes han acogido su bautismo y condenando a quienes lo han rechazado. ¿Quién es Jesús?

Para salir de dudas, encarga a dos discípulos que pregunten a Jesús sobre su verdadera identidad: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». La pregunta era decisiva en los primeros momentos del cristianismo.

La respuesta de Jesús no es teórica, sino muy concreta y precisa: comunicadle a Juan «lo que estáis viendo y oyendo». Le preguntan por su identidad, y Jesús les responde con su actuación curadora al servicio de los enfermos, los pobres y desgraciados que encuentra por las aldeas de Galilea, sin recursos ni esperanza para una vida mejor: «Los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia».

Para conocer a Jesús, lo mejor es ver a quiénes se acerca y a qué se dedica. Para captar bien su identidad no basta confesar teóricamente que es el Mesías, Hijo de Dios. Es necesario sintonizar con su modo de ser Mesías, que no es otro sino el de aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir un horizonte de esperanza a los pobres.

Jesús sabe que su respuesta puede decepcionar a quienes sueñan con un Mesías poderoso. Por eso añade: «Dichoso el que no se sienta defraudado por mí». Que nadie espere otro Mesías que realice otro tipo de «obras»; que nadie invente otro Cristo más a su gusto, pues el Hijo ha sido enviado para hacer la vida más digna y dichosa para todos, hasta alcanzar su plenitud en la fiesta final del Padre.

¿A qué Mesías seguimos hoy los cristianos? ¿Nos dedicamos a hacer «las obras» que hacía Jesús? Y si no las hacemos, ¿qué estamos haciendo en medio del mundo? ¿Qué está «viendo y oyendo» la gente en la Iglesia de Jesús? ¿Qué ve en nuestras vidas? ¿Qué escucha en nuestras palabras?


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (11,2-11)

¿LISTO PARA NAVIDAD?


¿Listo para navidad?
¿Seguro? Aquí un examen de conciencia para averiguarlo


Por: n/a | Fuente: Catoliscopio.com




Cuando nos confesamos buscamos encontrar nuevamente la gracia para estar en amistad con nuestro Dios que nos ama y quiere lo mejor para nosotros. Para hacer una buena confesión el primer paso es hacer un buen examen de conciencia.

El examen de conciencia consiste en revisar detenidamente toda nuestra vida y descubrir cómo estamos viviendo, para saber si lo estamos haciendo de acuerdo al estilo de vida que Jesús nos propone. Que mejor oportunidad que hacerlo en esta época de adviento, mientras nos preparamos para la llegada del niño Jesús al pesebre de nuestro corazón.

Te invito a que con honestidad hagas este examen de conciencia y descubras que tan preparado estas para navidad, ¿Listo?… Comencemos

En mi Relación con Dios…
¿Estoy confesado o planeo ir a confesarme pronto?
¿Planeo asistir a misa todos los domingos previos a la navidad y Comulgar?
¿Estoy procurando orar más para esta navidad?
¿Hago presente a Dios en mi día al bendecir los alimentos, visitar al Santísimo?
¿Cuándo fue la última vez que leí la Biblia o Rece el rosario?
¿Estoy preparando un regalo para Dios en esta navidad?

En mi relación conmigo mismo
¿Hago mi mayor esfuerzo por sacar adelante mi escuela o mis estudios?
¿Me preocupo y me doy tiempo para mi crecimiento espiritual?
¿Busco pertenecer a algún grupo parroquial o servir en algún ministerio?
¿Procuro hacer mis obligaciones o responsabilidades bien y a tiempo?
¿La flojera o pereza son constantes en mi vida?
¿Estoy viviendo la castidad?
¿Trato de vivir la humildad y la sencillez de corazón?


En mi relación con los demás
¿Tengo algún rencor o resentimiento que tenga que dejar ir?
¿Hay alguna relación que haya sido dañada y que tenga que tratar de reparar?
¿Soy amable y respetuoso con las personas con las que convivo diariamente?
¿Procuro acercar a las personas a mi alrededor a Jesús y a su buena nueva?
¿Suelo criticar o hablar mal de las personas, o usar palabras ofensivas con ellos?
¿Siento envidia de las otras personas por sus logros, cualidades o por alguna cosa?
Cuando me molesto ¿Exploto lleno de ira o se manejar mi reacción y mis palabras?
¿Procuro ser paciente con las personas o situaciones que me molestan?
¿Soy honesto al hablar y procuro nunca mentir?
¿Les hago saber a las personas importantes, que los quiero y estimo?
¿Suelo ver en la otra persona a Jesús y entregarle lo mejor de mí?

En mi relación con las cosas del mundo
¿Me preocupo demasiado por las cosas materiales, regalos, ropa y cena?
¿Paso más tiempo en el internet, celular, televisión que con mis seres queridos?
¿Es común que me exceda al comer o al beber?
¿Puedo ser desprendido con mis bienes materiales para compartirlos con los demás?

Finalmente
¿Busco preparar de la mejor forma mi corazón, para que sea Cristo quien nazca en mí?
¡Ánimo! ¡Aún estas a tiempo!
Lo más importante no es cuales hayan sido tus respuestas a este examen de conciencia, sino cual sea tu respuesta en estos días que faltan para que llegue la Navidad.

El Señor desea que nos preparemos para recibirlo, que sepamos escuchar su voz que toca la puerta de nuestros corazones, como dice su Palabra en Apocalipsis 3,20:
“Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno escucha mi voz y abre la puerta, entrare a él y cenare Yo con él y el conmigo”

Hace dos mil años nos cuenta la Biblia que no había lugar para José y María cuando ya estaba por nacer el niño Jesús (Lc. 2,7). Ojalá y en esta navidad, cuando toquen a la puerta de nuestro corazón, les hagamos saber que aquí les tenemos un lugar preparado especialmente para ellos y para ese hermoso niño Jesús, quien es el festejado, y la razón verdadera de la Navidad.

LOS ORÍGENES DE LA CELEBRACIÓN DE LA NAVIDAD


Los orígenes de la celebración de la Navidad
Es bastante difundida la versión de que ese día se celebraba en Roma la victoria de la luz sobre la oscuridad


Por: Francisco Vaaro | Fuente: www.primeroscristianos.com




Los cristianos de la primera generación, es decir, aquellos que escucharon directamente la predicación de los Apóstoles, conocían bien y meditaban con frecuencia la vida de Jesús. Especialmente los momentos decisivos: su pasión, muerte redentora y resurrección gloriosa.

También recordaban sus milagros, sus parábolas y muchos detalles de su predicación. Era lo que habían oído contar a aquellos que habían seguido al Maestro durante su vida pública, que habían sido testigos directos de todos aquellos acontecimientos.

Acerca de su infancia sólo conocían algunos detalles que tal vez narrara el propio Jesús o su Madre, aunque la mayor parte de ellos María los conservaba en su corazón

Cuando se escriben los evangelios sólo se deja constancia en ellos de lo más significativo acerca del nacimiento de Jesús. Desde perspectivas diferentes, Mateo y Lucas recuerdan los mismos hechos esenciales: que Jesús nació en Belén de Judá, de la Virgen María, desposada con  José, pero sin que Ella hubiese conocido varón. Además, hacia el final de los relatos sobre la infancia de Jesús, ambos señalan que después fueron a vivir a Nazaret.

Mateo subraya que Jesús es el Mesías descendiente de David, el Salvador en el que se han cumplido las promesas de Dios al antiguo pueblo de Israel. Por eso, como la pertenencia de Jesús al linaje de David viene dada por ser hijo legal de José, Mateo narra los hechos fijándose especialmente en el cometido del Santo Patriarca.

Por su parte,  Lucas, centrándose en la Virgen -que representa también a la humanidad fiel a Dios-, enseña que el Niño que nace en Belén es el Salvador prometido, el Mesías y Señor, que ha venido al mundo para salvar a todos los hombres.

En el siglo II el deseo de saber más sobre el nacimiento de Jesús y su infancia hizo que algunas personas piadosas, pero sin una información histórica precisa, inventaran relatos fantásticos y llenos de imaginación. Se conocen algunos a través de los evangelios apócrifos. Uno de los relatos más desarrollados sobre el nacimiento de Jesús contenido en los apócrifos es el que se presenta en el llamado Protoevangelio de Santiago, según otros manuscritos, Natividad de María, escrito a mediados del siglo II.

En las primeras generaciones de cristianos la fiesta por excelencia era la Pascua, conmemoración de la Resurrección del Señor. Todos sabían bien en qué fechas había sido crucificado Jesús y cuándo había resucitado: en los días centrales de la celebración de la fiesta judía de la Pascua, en torno al día 15 de Nisán, es decir, el día de luna llena del primer mes de primavera.

Sin embargo, posiblemente no conocían con la misma certeza el momento de su nacimiento. No formaba parte de las costumbres de los primeros cristianos la celebración del cumpleaños, y no se había instituido una fiesta particular para conmemorar el cumpleaños de Jesús.

¿Por qué se celebra el 25 de diciembre?

Hasta el siglo III no tenemos noticias sobre el día del nacimiento de Jesús. Los primeros testimonios de Padres y escritores eclesiásticos señalan diversas fechas. El primer testimonio indirecto de que la natividad de Cristo fuese el 25 de diciembre lo ofrece Sexto Julio Africano el año 221. La primera referencia directa de su celebración es la del calendario litúrgico filocaliano del año 354 (MGH, IX,I, 13-196): VIII kal. Ian. natus Christus in Betleem Iudeae ("el 25 de diciembre nació Cristo en Belén de Judea"). A partir del siglo IV los testimonios de este día como fecha del nacimiento de Cristo son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental prevalece la fecha del 6 de enero.

Una explicación bastante difundida es que los cristianos optaron por ese día porque, a partir del año 274, el 25 de diciembre se celebraba en Roma el dies natalis Solis invicti, el día del nacimiento del Sol invicto, la victoria de la luz sobre la noche más larga del año.

Esta explicación se apoya en que la liturgia de Navidad y los Padres de la época establecen un paralelismo entre el nacimiento de Jesucristo y expresiones bíblicas como "sol de justicia" (Ma 4,2) y "luz del mundo" (Jn 1,4ss.).

Sin embargo, no hay pruebas de que esto fuera así y parece difícil imaginarse que los cristianos de aquel entonces quisieran adaptar fiestas paganas al calendario litúrgico, especialmente cuando acababan de experimentar la persecución.

Otra explicación más plausible hace depender la fecha del nacimiento de Jesús de la fecha de su encarnación, que a su vez se relacionaba con la fecha de su muerte. En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirma que "nuestro Señor fue concebido el 8 de las kalendas de Abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día que murió" (B. Botte, Les Origenes de la Noël et de l’Epiphanie, Louvain 1932, l. 230-33). En la tradición oriental, apoyándose en otro calendario, la pasión y la encarnación del Señor se celebraban el 6 de abril, fecha que concuerda con la celebración de la Navidad el 6 de enero.

La relación entre pasión y encarnación es una idea que está en consonancia con la mentalidad antigua y medieval, que admiraba la perfección del universo como un todo, donde las grandes intervenciones de Dios estaban vinculadas entre sí.

Se trata de una concepción que también encuentra sus raíces en el judaísmo, donde creación y salvación se relacionaban con el mes de Nisán.

El arte cristiano ha reflejado esta misma idea a lo largo de la historia al pintar en la Anunciación de la Virgen al niño Jesús descendiendo del cielo con una cruz.

Así pues, es posible que los cristianos vincularan la redención obrada por Cristo con su concepción, y ésta determinara la fecha del nacimiento. "Lo más decisivo fue la relación existente entre la creación y la cruz, entre la creación y la concepción de Cristo" (J. Ratzinger, El espíritu de la liturgia, 131).

La difusión de la celebración litúrgica de la Navidad fue rápida. En la segunda mitad del siglo IV se va extendiendo por todo el mundo cristiano: por el norte de Africa (año 360), por Constantinopla (año 380), por España (año 384) o por Antioquía (año 386). En el siglo V la Navidad es una fiesta casi universal.

IMÁGENES DE SAN JUAN DE LA CRUZ










SAN JUAN DE LA CRUZ, 15 DE DICIEMBRE


San Juan De la Cruz
15 de Diciembre



Esto nos enseña San Juan de la Cruz: "Para mortificar las cuatro pasiones naturales, que son: gozo, tristeza, temor y esperanza, aprovecha lo siguiente: 

Procurar siempre inclinarse no a lo más fácil, sino a lo más dificultoso. No a lo más sabroso, sino a lo más desabrido; no a lo más gustoso, sino a lo que no da gusto. No inclinarse a lo que es descanso, sino a lo más trabajoso. No a lo que es consuelo, sino a lo que no es consuelo; no a lo más, sino a lo menos. No a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado. No a lo que es querer algo, sino a lo que no es querer nada. No andar buscando lo mejor de las cosas, sino lo peor, y traer desnudez y vacío y pobreza por Jesucristo de cuanto hay en el mundo". 

Dichos de luz y amor

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY TERCER DOMINGO DE ADVIENTO, 15 DE DICIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 3º de Adviento - Ciclo A
Hoy, domingo, 15 de diciembre de 2019



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (35,1-6a.10):

El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará.» Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Volverán los rescatados del Señor, vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 145,7.8-9a.9bc-10

R/. Ven, Señor, a salvarnos

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos. R/.

Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (5,7-10):

Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca. No os quejéis, hermanos, unos de otros, para no ser condenados. Mirad que el juez está ya a la puerta. Tomad, hermanos, como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas, que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,2-11):

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?»
Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 15 de diciembre de 2019
Fernando Torres cmf


¿Qué es lo que va a venir?

      Las lecturas de este domingo nos ponen en pista de lo que va a venir. Tampoco es que os den una lista de las cosas que van a suceder o nos pinten el retrato robot del Mesías para que reconozcamos al enviado de Dios, en cualquier sitio donde lo encontremos. Pero algunas cosas sí que nos dicen. 

      Por lo pronto, la lectura del profeta Isaías nos hace abrir los ojos y sentirnos maravillados. Lo que va a venir, lo que va a suceder cuando él venga, no tiene parangón en la historia de la humanidad. Todo lo que el profeta conocía iba a cambiar radicalmente. Hasta el desierto iba a florecer. Hay que recordar que Palestina es una tierra rodeada de desiertos, así que el profeta sabía bien de lo que estaba hablando y de que eso era prácticamente imposible. Pero no sólo los desiertos van a florecer. El que viene nos quitará el temor y el miedo, devolverá la vista a los ciegos y los sordos volverán a oír. Dicho de otra manera, los que por el pecado habían quedado incapaces para comunicarse con el mundo, los que nos habíamos quedado sordos y ciegos ante el Dios que nos ama y nos invita a la salvación, recuperaremos esos sentidos y volveremos a ver y a oír al Dios que nos llama. Los liberados de todas las esclavitudes darán saltos de alegría y tendrán una dicha eterna reflejada en sus rostros. Eso es lo que va a suceder cuando venga el que está a punto de venir según el profeta. 

      El Evangelio repite las mismas ideas. Ante la pregunta de los discípulos de Juan Bautista a Jesús, éste responde: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído” y a continuación les dice casi al pie de la letra lo que decía la lectura del profeta Isaías. Pero con una diferencia importante. Donde el profeta utilizaba el futuro, Jesús usa el presente. Lo que el profeta anunciaba como algo que había que esperar, Jesús lo dice como algo que ya está sucediendo. No sólo eso. Jesús alaba a Juan Bautista. Ha sido, dice, el mayor de los profetas. Sin duda. Pero nos sorprende con su última frase: “Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más que él”. Parece que Jesús habla de un presente, algo que ya está sucediendo, que es de tal forma nuevo, que hasta la figura gigante de Juan Bautista queda apagada ante ello. 

      Y es verdad. Jesús tiene razón. El Reino ya está aquí. Dios ha abierto ya los oídos de los sordos y los ojos de los ciegos. Hoy sabemos que el Adviento es recuerdo de una espera que fue, pero que para nosotros ya es presente. Celebramos el aniversario de la llegada de Jesús. No estamos esperando a que venga, porque ya ha venido. Abrid los ojos y mirad a vuestros vecinos, amigos y familiares, veréis un hijo de Dios. ¿Qué otra cosa es el Reino?



Para la reflexión

      ¿Tengo los oídos y los ojos abiertos para ver la presencia del Señor que está cerca de mí, que vive en mi barrio y en mi familia? ¿Siento la alegría de su presencia salvadora en mi vida? ¿Cómo comunico esa alegría a los demás, a los que viven conmigo?

PAPA FRANCISCO: EL NIÑO DEL PESEBRE TIENE EL ROSTRO DE LOS MÁS NECESITADOS


Papa Francisco: “El Niño del pesebre tiene el rostro de los más necesitados”
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco afirmó que “el Niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos y hermanas más necesitados”.

El Santo Padre aseguró, citando una frase de la Carta Apostólica Admirabile signum, que “los pobres son los privilegiados de este misterio (el Niño Dios en el pesebre) y, con frecuencia, son los que mayormente logran reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros”.

En las palabras previas al rezo del Ángelus, este domingo 15 de diciembre en la Plaza de San Pedro, el Pontífice señaló que “el Adviento es tiempo de gracia. Nos dice que no basta creer en Dios: es necesario purificar cada día nuestra fe”.

“No se trata de prepararse para dar la bienvenida a un personaje de cuento de hadas”, advirtió, “sino, al Dios que nos interpela, que nos involucra y, ante el cual, se impone una elección”.


El Santo Padre explicó que “en este tercer Domingo de Adviento, conocido como el ‘domingo de la alegría’, la Palabra de Dios nos invita, por una parte, a la alegría y, por otra, a la conciencia de que la existencia también incluye momentos de duda, en los cuales nos cuesta creer”.

Por ello, subrayó que “alegría y duda son experiencias ambas que forman parte de nuestra vida”.

Para explicar esta realidad de la existencia, el Papa contrapuso la lectura del profeta Isaías, donde dice que “se alegren el desierto y la tierra árida, exulte y florezca la estepa”, con la lectura del Evangelio de San Mateo, donde Juan Bautista expone su duda respecto a Jesús: “¿Eres tú quién debe venir o debemos esperar a otro?”.

“En efecto”, dijo el Papa, “el profeta ve más allá de la situación. Ante él hay gente desanimada, manos débiles, rodillas vacilantes, corazones perdidos. Es la misma realidad que en cualquier momento del tiempo pone a prueba la fe”.

Sin embargo, “el hombre de Dios mira de otra manera, porque el Espíritu Santo hace sentir en su corazón la potencia de su promesa que anuncia la salvación”.

“La salvación abarca a todo el hombre y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña, siempre presupone un morir a nosotros mismos y al pecado que hay en nosotros”.

De ese morir y ese renacer “deriva la llamada a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús; en particular, se trata de convertir la idea que tenemos de Dios”.

El Papa Francisco destacó que “el tiempo de Adviento nos estimula a realizar esa misma pregunta que planteó Juan Bautista a Jesús: ‘¿Eres tú el que debe venir o tenemos que esperar a otro?’”.

“Pensemos: Durante toda su vida, Juan ha esperado al Mesías; su estilo de vida, su mismo cuerpo está plasmado por esa espera. Precisamente por eso Jesús lo elogia con aquellas palabras: nadie es más grande que él entre los nacidos de mujer”.

Y, sin embargo, hizo hincapié Francisco, “incluso él debía convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos llamados a reconocer el rostro humilde y misericordioso que Dios eligió para asumir en Jesucristo”.

ORACIÓN FAMILIAR PARA EL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 2019


Oración familiar para el Segundo Domingo de Adviento
Redacción ACI Prensa




Este Tercer Domingo de Adviento se suele encender la vela rosada de la Corona de Adviento porque se preanuncia ya la alegría mesiánica de que está cada vez más cerca el día de la venida del Señor.

Compartimos una liturgia familiar (oración) para encender la tercera vela.

Se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá. Para iniciar la oración, la primera y segunda vela deben estar encendidas.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Estamos ya en la tercera semana de Adviento: aumenta nuestra alegría y nuestro júbilo por la venida del Señor Jesús, que está cada vez más cerca de nosotros. Empecemos nuestra oración cantando VEN PRONTO SEÑOR (u otro canto apropiado).


1. ¡Oh Pastor de la Casa de Israel!,
trae a tu pueblo la ansiada salvación.
Verbo Eterno de la boca del Padre,
fuiste anunciado por labios de profeta.

¡VEN PRONTO, SEÑOR!
¡LLEGA, OH SALVADOR! (2v)
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
¡VEN, LIBERADOR!
¡CIELOS, LLOVED VUESTRA JUSTICIA!
¡ÁBRETE, TIERRA,
HAZ GERMINAR AL SALVADOR! (2v)

2. El clamor de los pueblos se levanta.
Hijo de David, las naciones te esperan.
Queremos la llegada de tu Reino.
Ven a liberar del pecado a los pueblos.

3. Emmanuel, Salvador de las naciones,
eres esperanza del pueblo peregrino.
Sol naciente, esplendor de la justicia,
Tú nos salvarás con tu brazo poderoso.

4. Esperanza de una Mujer humilde:
Ella es la Virgen que pronto dará a luz.
Silenciosa, espera al Salvador:
llega ya la hora de la liberación.

MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona de Adviento. El Señor está más cerca de nosotros y nos ilumina cada vez más. Abramos nuestro corazón, que muchas veces está en tinieblas, a la luz admirable de su amor.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según San Lucas:

"La gente le preguntaba: "Pues ¿qué debemos hacer?"

Y él les respondía: "El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, haga lo mismo". Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: "Maestro, ¿qué debemos hacer?"

Él les dijo: "No exijáis más de lo que os está fijado". Preguntáronle también unos soldados: "Y nosotros ¿qué debemos hacer?"

Él les dijo: "No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada".

Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos diciendo: "Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga".

Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva".

MONITOR: Vamos a encender la tercera vela de nuestra corona. Cantemos

HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado)



Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo

Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene
preparad corazones
allánense los senderos

Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

Crecen nuestros anhelos al ver
la segunda llama nacer
como dulce rocío vendrá
el Mesías hecho Niño.

Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

Nuestro gozo hoy quiere cantar
por ver tres luceros brillar
con María esperamos al Niño
con alegría.

Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

MONITOR: Acudamos ahora a Santa María, que colaborando con el Plan del Padre permitió que la luz del Señor ilumine a la humanidad, y pidámosle que siga intercediendo por nosotros en este tiempo de preparación. Entonemos un canto a María

Junto a ti María.
como un niño quiero estar,
tómame en tus brazos
guíame en mi caminar.

Quiero que me eduques,
que me enseñes a rezar,
hazme transparente,
lléname de paz.

Madre, Madre,
Madre, Madre.
Madre, Madre,
Madre, Madre.

Gracias Madre mía
por llevarnos a Jesús,
haznos más humildes
tan sencillos como Tú.

Gracias Madre mía
por abrir tu corazón,
porque nos congregas
y nos das tu amor.

MONITOR: Elevemos libremente nuestras intenciones a Dios. (Cada participante hará una petición voluntaria).

Recemos ahora un Padrenuestro, Ave María y Gloria.
TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

OBISPOS DEL MUNDO SALUDAN AL PAPA FRANCISCO EN SU ANIVERSARIO SACERDOTAL


Obispos del mundo saludan al Papa Francisco en su aniversario sacerdotal
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Vatican Media



Los obispos de varias partes del mundo enviaron este 13 de diciembre sus saludos al Papa Francisco por su 50 aniversario de ordenación sacerdotal y le agradecieron por los muchos años de servicio fiel a Dios.

En su mensaje de saludos, la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) agradeció a Dios “por el don de su sacerdocio: un Alter Christus al servicio de la misericordia, la bondad y el cuidado de la creación”.

Asimismo, le agradecieron a Francisco el anuncio que hace de “un Dios que ama con ternura y abraza con misericordia”.

Quienes también enviaron sus saludos fueron los obispos españoles. Por medio de su cuenta de Twitter, la Conferencia Episcopal Española invitó a los fieles a rezar por el Santo Padre y pidieron que el ejemplo del Papa “sirva de inspiración para todos aquellos obispos, sacerdotes y fieles de todo el mundo”.

Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), agradecieron al Papa Francisco “por sus muchos años de servicio fiel a la Iglesia y por su testimonio del Evangelio de Jesucristo”


Asimismo, en Buenos Aires, donde el entonces Cardenal Jorge Bergoglio fue arzobispo por 21 años, se celebrará una Misa el domingo 15 a las 11:30 a.m., presidida por el Cardenal Mario Aurelio Poli.

“Recemos por nuestro Santo Padre Francisco, quien celebra el cincuenta aniversario de su ordenación sacerdotal”, describe la convocatoria.

“Que el Señor, que lo ha llamado a ser administrador de los santos misterios y Obispo de Roma, lo guíe y lo sostenga con la gracia de su Espíritu y le done el consuelo que proviene de la oración de toda la Iglesia”, agrega.

En tanto, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) expresó en una carta que “los obispos y todo el pueblo de Dios que peregrina en Uruguay, le hacemos llegar nuestro saludo fraterno y nuestra cercanía por la celebración del jubileo de su ordenación sacerdotal y un nuevo año de vida”.

Asimismo, agradecieron el “testimonio de Pastor solícito y misionero, que nos enseña a buscar siempre a la oveja perdida y nos impulsa constantemente a renovar nuestra solidaridad y servicio con los más necesitados”.

“Le aseguramos nuestra oración por sus intenciones y nuestra comunión en la Eucaristía, renovando nuestro compromiso de crecer en sinodalidad, generando una `cultura del encuentro´ en el mundo de hoy”, concluyeron los obispos de Uruguay.

El Papa Francisco nació en Buenos Aires (Argentina) el 17 de diciembre de 1936. 

Se graduó como técnico en ingeniería química cuando descubrió el llamado a la vida religiosa y a los 20 años de edad ingresó a la Compañía de Jesús.

El 13 de diciembre de 1969 recibió la ordenación sacerdotal a la edad de 33 años. 

El 13 de marzo de 2013, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, fue elegido como el Pontífice número 266 de la Iglesia. 

LA HERMOSA ORACIÓN QUE JORGE BERGOGLIO ESCRIBIÓ ANTES DE SER ORDENADO SACERDOTE


La hermosa oración que Jorge Bergoglio escribió antes de ser ordenado sacerdote
Redacción ACI Prensa




En el 2013 el diario italiano Avvenire publicó para el día de aniversario de la ordenación sacerdotal del ahora Papa Francisco, una hermosa oración escrita por el joven jesuita poco antes de ser presbítero para siempre. 

Reproducimos el texto publicado por Avvenire:

“Quiero creer en Dios Padre, que me ama como un hijo, y en Jesús, el Señor, que me infundió su Espíritu en mi vida para hacerme sonreír y llevarme así al Reino eterno de vida. 
Creo en la Iglesia.
Creo que en la historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios y en el día de la primavera, 21 de septiembre, me salió al encuentro para invitarme a seguirle.
Creo en mi dolor, infecundo por el egoísmo, en el que me refugio.
Creo en la mezquindad de mi alma que buscar tragar sin dar…, sin dar.
Creo que los demás son buenos y que debo amarlos sin temor y sin traicionarlos nunca buscando una seguridad para mí.
Creo en la vida religiosa.
Creo que quiero amar mucho.
Creo en la muerte cotidiana, quemante, a la que huyo, pero que me sonríe invitándome a aceptarla.
Creo en la paciencia de Dios, acogedora, buena, como una noche de verano.
Creo que papá está en el cielo, junto al Señor.
Creo que el Padre Duarte está también allí, intercediendo por mi sacerdocio.
Creo en María, mi Madre, que ama y nunca me dejará solo.
Y espero en la sorpresa de cada día en que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán siempre hasta ese encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapo continuamente, pero quiero conocer y amar. Amén”.

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO 2019







Hoy se celebra el Tercer Domingo de Adviento, el domingo de la alegría o de Gaudete
Redacción ACI Prensa




El tercer domingo de Adviento es llamado “domingo de gaudete”, o de la alegría, por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense.

En esta fecha se permite la vestimenta color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada. 


Evangelio: Lucas 3,10-18

10 La gente le preguntaba: «Pues ¿qué debemos hacer?»
11 Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo.»
12 Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?»
13 El les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado.»
14 Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros ¿qué debemos hacer?» El les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada.»
15 Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo;
16 respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego.
17 En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
18 Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

Domingos de “gaudete” y “laudete”

Hay dos domingos en el año que se permite usar el color rosa en la vestimenta y estos son el cuarto domingo de Cuaresma (laetare) y el tercer domingo de Adviento (gaudete) porque en medio de la “espera”, se recuerda que ya está próxima la alegría de la Pascua o de la Navidad, respectivamente.

En la corona de Adviento también se suele encender una vela rosada.

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