martes, 16 de julio de 2019

SÚPLICA EN TIEMPOS DIFÍCILES A LA VIRGEN DEL CARMEN


SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES 
A LA VIRGEN DEL CARMEN



Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.



Amén.

OBLATOS DE SAN JOSÉ - VISITA CANÓNICA DE SUPERIOR GENERAL 2019


Visita Canónica de Superior General 
Rvdo. Padre Jan Pelczarski
Lima, Perú - Julio 2019

Congregación Religiosa Oblatos de San José
Provincia del Perú

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 16 DE JULIO DE 2019 - VIRGEN DEL CARMEN


16 de julio
Nuestra Señora del Carmen
Memoria



Alégrate, hija de Sión, porque yo vengo

Lectura de la profecía de Zacarías     2, 14-17

    Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque yo vengo a habitar en medio de ti -oráculo del Señor- .Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos!
    El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. ¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque él surge de su santa Morada!

Palabra de Dios.

________________

SALMO    Lc 1, 46-55 (R.: 49)

R. El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.
Su nombre es santo.

O bien:

Eres feliz, Virgen María, tú que llevaste en tu seno
al Hijo del Padre eterno.

Mi alma canta la grandeza del Señor, 
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. R.

Porque el miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo! R.

Su misericordia se extiende de generación en generación
sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón. R.

Derribó a los poderosos de su trono
y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos
y despidió a los ricos con las manos vacías. R.

Socorrió a Israel, su servidor,
acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham
y de su descendencia para siempre. R.

________________

ALELUIA     Lc 11, 28

Felices los que escuchan la palabra de Dios
y la practican.


EVANGELIO

Señalando con la mano a sus discípulos, dijo:
Estos son mi madre y mis hermanos

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     
12, 46-50

    Jesús estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte.»
    Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?» Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

Palabra del Señor.




Lecturas de hoy Martes de la 15ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, martes, 16 de julio de 2019


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (2,1-15a):

En aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu; ella concibió y dio a luz un niño. Viendo qué hermoso era, lo tuvo escondido tres meses. No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura, y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo. Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba. La hija del Faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla. Al descubrir la cesta entre los juncos, mandó a la criada a recogerla. La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.
Conmovida, comentó: «Es un niño de los hebreos.»
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del Faraón: «¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?»
Respondió la hija del Faraón: «Anda.»
La muchacha fue y llamó a la madre del niño.
La hija del Faraón le dijo: «Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré.»
La mujer tomó al niño y lo crió. 
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del Faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «Lo he sacado del agua.»
Pasaron los años, Moisés creció, fue adonde estaban sus hermanos, y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio maltrataba a un hebreo, uno de sus hermanos. Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena. 
Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable: «¿Por qué golpeas a tu compañero?»
Él le contestó: «¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?»
Moisés se asustó pensando: «La cosa se ha sabido.» Cuando el Faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para darle muerte; pero Moisés huyó del Faraón y se refugió en el país de Madián.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 68,3.14.30-31.33-34

R/. Humildes, buscad al Señor, 
y revivirá vuestro corazón

Me estoy hundiendo en un cieno profundo 
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua, 
me arrastra la corriente. R/.

Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, 
el día de tu favor; 
que me escuche tu gran bondad, 
que tu fidelidad me ayude. R/.

Yo soy un pobre malherido; 
Dios mío, tu salvación me levante. 
Alabaré el nombre de Dios con cantos, 
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos, 
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. 
Que el Señor escucha a sus pobres, 
no desprecia a sus cautivos. R/.

____________

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,20-24):

En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 16 de julio de 2019
 Juan Lozano, cmf
Querido amigo/a:

No hay pecado, por muy grave que sea, del que no pueda haber arrepentimiento, conversión y perdón. Lo peor es no querer arrepentirse, no querer convertirse, no querer cambiar, no querer crecer. Veámoslo en la liturgia de hoy.

En la secuencia del Libro del Éxodo de hoy, Moisés, el gran libertador de Israel, comete un pecado mortal, nada menos que un homicidio; mata a un egipcio que a su vez estaba maltratando a un hebreo. Sus ansias de justicia, en el ambiente de opresión en que vivía,  no han madurado y no comprende que la liberación no puede conllevar la muerte, pues la violencia sólo genera más violencia. Temeroso de ser descubierto huirá al desierto de Madián donde tendrá ocasión de orientarse, meditar y arrepentirse (el desierto es el lugar de encuentro con la Palabra).

Jesús hoy alza su voz contra las ciudades que no se han convertido, pues a pesar de haber recibido profetas y mensajeros que les han animado a ello, todo ha sido inútil. Jesús no pone el acento en el pecado, sino en los duros de corazón, en los que no quieren escuchar ni convertirse. Esto me lleva a pensar ¿y yo? ¿Cuántas oportunidades, llamadas al crecimiento, al cambio, a la conversión he recibido de Dios a través de múltiples canales de comunicación, señales, guiños, mediaciones a lo largo de mi historia? ¿Me hago cargo? ¿Las escucho? ¿Dejo que el Señor tenga una palabra que decir sobre mi vida? ¿O soy como las ciudades de Corozaín, Betsaida o Cafarnaún, más duro que una piedra? Hagamos hoy nuestra la antífona del salmo 68 que rezaremos en la eucaristía: Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Hoy la liturgia también nos invita a mirar a su Madre, hoy en la festividad de Nuestra Señora del Carmen que se celebra en algunas latitudes como patrona de los marineros y trabajadores del mar. Ella supo abrir su corazón a Dios sin reservas, y desde la sencillez y humildad de su vida fue la primera discípula de su hijo Jesús.

Vuestro hermano en la fe:  
Juan Lozano, cmf.


PAPA FRANCISCO DEDICA ESTE TUIT A LA VIRGEN DEL CARMEN EN SU DÍA


Papa Francisco dedica este tuit a la Virgen del Carmen en su día
Redacción ACI Prensa
Créditos: ACI Prensa / Eduardo Berdejo




El Papa Francisco usó su cuenta de Twitter para enviar un mensaje con ocasión de la fiesta de la Virgen del Carmen, que la Iglesia celebra este 16 de julio, y asegurar que María es quien enseña cuál es el lugar de la Iglesia.

“Hoy, fiesta de la Virgen del Carmen, contemplamos a Nuestra Señora junto a la Cruz de Cristo. Ese es también el lugar de la Iglesia: al lado de Cristo”, afirmó el Papa en su cuenta @Pontifex_es.


Esta no es la primera vez que el Santo Padre usa la red social para dedicar unas palabras a la Madre de Dios. El año pasado invitó a los fieles para “que la Virgen María, Madre y Reina del Carmelo, acompañe vuestros pasos en el camino cotidiano hacia el Monte de Dios”.

Asimismo, en 2017, luego del rezo del Ángelus del domingo 16 de julio, el Pontífice pidió que la “Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, insuperable en la acogida de la Palabra de Dios y en su puesta en práctica nos ayude a purificar el corazón y a custodiar en él la presencia del Señor”.

IMÁGENES DE LA VIRGEN DEL CARMEN











domingo, 14 de julio de 2019

HAZ TÚ LO MISMO - REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE JULIO 2019


“Haz tú lo mismo”



Las historias de buenos samaritanos nos tocan el corazón. Hacen tanto impacto que las recordemos por mucho tiempo. Hace veinte años un periódico reportó de un mecánico negro ayudando a un extranjero blanco pasando por su ciudad. Se rompió el coche del hombre blanco a las diez de la noche. Mientras el hombre llamaba ayuda, una chica lo escuchó contando su problema. Ella le dijo que su papá, un mecánico, pudiera podría ayudarle. Cuando llegó el padre de la muchacha, vio el coche roto y dijo que el problema era una correa  desgastada. Lo llevó a remolque a su taller y el próximo día lo arregló. Pidió del hombre sólo el costo del repuesto.

La parábola del Buen Samaritano nos interroga si tenemos un concepto suficientemente amplio del prójimo. ¿Lo consideramos sólo a la persona que vive en nuestra par? ¿Podemos incluir como prójimos a personas de diferentes razas, religiones, y lenguajes? Nos reta cuando queremos pasar por alto a una persona postrada en la calle porque es sucia. Nos molesta la conciencia cuando vemos a una persona en peligro y nos decimos que no queremos enredarnos en los asuntos de los demás. Afortunadamente hoy en día no tenemos que arriesgar nada para darles socorro. Sólo tenemos que marcar 911 en nuestro celular.

La parábola del Buen Samaritano no se ha entendido siempre como exigencia de ayudar al otro en necesidad. Los Padres de la Iglesia solían darle una interpretación simbólica. San Agustín predicó que cada persona y acción de la historia podían ser entendidas como un aspecto de la historia de la salvación. Para él, el que desciende de Jerusalén a Jericó es Adán, el primer hombre y representante de todos. Los ladrones son el diablo y los ángeles malos que roban al hombre de la inmortalidad por persuadirle a pecar. El sacerdote y el levita son la Ley y los profetas del Antiguo Testamento. Ellas no podían ayudar al herido supuestamente por razones religiosas. El samaritano es Jesucristo que salva al hombre de la muerte eterna. Le encomienda a la Iglesia, el mesón, hasta que vuelva con la resurrección de la muerte al final de los tiempos.

Cuando escuchemos interpretaciones simbólicas, queremos saber si tienen razón. ¿Por la parábola del Buen Samaritano Jesús realmente quiere enseñar sobre la salvación del hombre del pecado? Seguramente, no. Por el contexto de la historia se puede decir que la parábola tiene otro objetivo. No estamos diciendo que la interpretación es falsa. Meramente queremos decir que no conforma a la intención de Jesús en esa situación.

El doctor de la ley quiere “poner (a Jesús) a prueba”. En otras palabras quiere desacreditar a Jesús. Le pregunta sobre lo que debe hacer para conseguir la vida eterna. Pero Jesús no cae en su trampa. En lugar de contestar directamente la pregunta, le pregunta al doctor sobre la ley. Entonces, viendo que Jesús ha ganado la ventaja, el doctor de la ley trata de justificar su posición. Le pregunta a Jesús sobre el prójimo. ¿Es el prójimo un vecino, un paisano, o tal vez otra persona judía? Jesús sorprende a todos con la parábola. El prójimo no tiene nada que ver con cercanía sino con la compasión. Según Jesús el prójimo es el que tiene compasión a los demás.

Jesús nos está retando a todos nosotros a ser prójimos a la persona que se encuentra en necesidad. Como Moisés enseña en la primera lectura, esta regla no es difícil entender. Pero no es siempre fácil llevarla a cabo. Para hacer esto tenemos que pedir la gracia del Señor. Le pedimos que nos abra los ojos para ver al necesitado. Le pedimos aún más que nos abra el corazón para socorrerlo.


Padre Carmelo Mele O. P.

ABAD AGATÓN, BUEN SAMARITANO


Abad Agatón, buen samaritano



Este día que comienzas te presentará, sin duda, ocasiones de hacer alguna buena acción. Algunas, sin buscarlas, están ahí a la mano, como esperándote. Pero otras tienes que programarlas y ponerlas en tu agenda. Unas y otras te entrenan y mantienen ágil en la actitud de servicio y entrega al prójimo. Una vez un monje vivió la parábola del buen samaritano.

Cuentan que el abad Agatón, que vivía en el desierto, una vez fue a la ciudad para vender artesanías de los monjes, y encontró en la plaza a un forastero que yacía en tierra enfermo, sin que nadie se preocupara de él. El anciano se quedó con él, tomando una habitación en alquiler con el precio de los trabajos manuales. El dinero que le quedó lo gastó en las curaciones del enfermo. Se quedó con él cuatro meses, hasta que el enfermo estuvo restablecido. Entonces el anciano regresó a su celda en paz.

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy necesitan de tu palabra, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. ¡Procede ahora mismo, ya!



* Enviado por el P. Natalio

IMÁGENES VARIADAS DE LA VIRGEN DEL CARMEN
































PAPA FRANCISCO: MENSAJE DE LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO


Papa Francisco explica en el Ángelus el mensaje actual de la parábola del buen samaritano
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media / ACI




Al dirigir el rezo de la oración mariana del Ángelus, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio de este domingo 14 de julio que nos presenta la “célebre parábola del buen samaritano” narrada en la Biblia por San Lucas. “Una de las más bellas”, expresó el Papa quien animó a cada uno a leerla con atención porque presenta “el modelo” de la vida cristiana.

De este modo, el Santo Padre recordó la actualidad de esta enseñanza de Jesús y animó a los fieles católicos a vivir también la compasión y la misericordia como lo hizo el protagonista de esta narración evangélica.

“El protagonista de la breve narración es un samaritano que encuentra a lo largo del camino un hombre robado y golpeado por ladrones y lo cuida”, explicó el Papa al recordar la parábola descrita en el Evangelio de San Lucas del capítulo 10.

En esta línea, el Pontífice señaló que en esta narración bíblica “un doctor de la ley le pregunta a Jesús ¿Qué se necesita para heredar la vida eterna?” por lo que Jesús “lo invita a encontrar la respuesta en las Escrituras: Amarás el Señor tu Dios con todo el corazón, con toda tu alma, con toda la fuerza y con toda tu mente, así como al prójimo como a ti mismo”.


Sin embargo, el Santo Padre destacó que existen “diferentes interpretaciones sobre quién era el ‘prójimo’. De hecho, aquel hombre pregunta de nuevo ¿Y quién es mi prójimo? A este punto, Jesús responde con la parábola que, gracias al evangelista Lucas, dejó una huella imborrable en la historia de la Iglesia y de la humanidad”.

En este sentido, el Papa explicó que “el protagonista de la breve narración es un samaritano que encuentra a lo largo del camino un hombre robado y golpeado por ladrones y lo cuida” por lo que añadió que “sabíamos que los judíos trataban con desprecio a los samaritanos, considerándolos extranjeros al pueblo elegido”.

“No es casualidad que Jesús elija precisamente a un samaritano como personaje positivo de la parábola. De este modo, quiere superar el prejuicio, mostrando que también un extranjero, incluso uno que no conoce al Dios verdadero y que no va a su templo, es capaz de comportarse según su voluntad, sintiendo compasión por el hermano necesitado y ayudándolo con todos sus medios a disposición”, afirmó el Papa.

Además, Francisco relató que la parábola indica que “por ese mismo camino, antes del samaritano, ya habían pasado un sacerdote y un levita, es decir, personas dedicadas al culto de Dios. Pero, viendo el pobre en el suelo, habían seguido adelante sin detenerse, probablemente para no contaminarse con su sangre”.

“Habían puesto antes la regla humana del culto al grande mandamiento de Dios, que quiere sobre todo la misericordia”, exclamó el Papa. Por eso, -añadió- Jesús “propone como modelo al samaritano, que amando al hermano como a sí mismo, demuestra amar a Dios con todo el corazón y con todas las fuerzas, y expresa al mismo tiempo una verdadera religiosidad y una plena humanidad”.


Después de haber narrado la parábola, el Santo Padre señaló que al finalizar de este pasaje bíblico “Jesús se dirige de nuevo al doctor de la ley quien le había preguntado: ¿Quién es mi prójimo? Y le dice: ¿Quién de estos tres te parece que ha sido el prójimo de aquel que cayó en las manos del ladrón?”.

Y de este modo, el Papa Francisco explicó que se invierte la pregunta respecto a la cuestión de su interlocutor “y también a la lógica de todos nosotros” porque “nos da a entender que no somos nosotros que, en base a nuestros criterios, definimos quién es el prójimo y quién no lo es, sino que es la persona en la situación de necesidad que debe poder reconocer quién es su prójimo, es decir, quien ha tenido compasión de él”.

“Esta conclusión indica que la misericordia ante una vida humana en estado de necesidad es el verdadero rostro del amor. Es así, que se convierte en verdaderos discípulos de Jesús y se manifiesta el rostro del Padre: ‘Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.’ Es así que el mandamiento del amor de Dios y del prójimo se transforma en una única y coherente regla de vida”, aseguró el Pontífice.

Al finalizar su reflexión previa al rezo del Ángelus, el Santo Padre rezó para “que la Virgen María nos ayude a comprender y sobre todo a vivir siempre más el vínculo inseparable que existe entre el amor hacia Dios, nuestro Padre, y el amor concreto y generoso hacia nuestros hermanos”, concluyó.

COMENTARIO DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE JULIO DE 2019


Comentario al Evangelio de hoy domingo, 14 de julio de 2019
 Fernando Torres cmf


El buen samaritano

      Ha pasado ya al acervo de nuestro idioma. No sabemos siquiera si existió el “samaritano” de la parábola. Pero hoy se llama “buen samaritano” a cualquier persona de buen corazón que ayuda a sus hermanos sin pedir nada a cambio. No hay mejor cosa que encontrarse un buen samaritano cuando uno anda por los caminos de la vida perdido, sin rumbo y quizá herido y vapuleado. Hasta es posible que nos sorprenda su generosidad sin límite, el cariño gratuito que recibimos, tan acostumbrados como estamos a pagar por todo lo que recibimos. 

      Pero la parábola de Jesús va más allá. Porque el samaritano no es sólo uno que se paró a atender a aquel hombre abandonado y herido a la vera del camino. En su parábola, Jesús pone en relación al samaritano con otros personajes bien conocidos del pueblo judío: un sacerdote y un levita. Los dos son representantes de la religión oficial judía. Los dos ofician en el templo y son mediadores entre Dios y los hombres. Sacerdotes y levitas se supone que tienen un acceso a Dios del que carecen el resto de los creyentes –lo mismo que hoy muchos cristianos piensan todavía de sacerdotes y religiosos–. El samaritano, desde la perspectiva judía, pertenecía prácticamente al extremo opuesto de la escala religiosa. Era un pueblo que había mezclado la religión judía con otras creencias extrañas. Era traidor a la fe auténtica, un pueblo impuro. Los judíos trataban de evitar todo contacto con los samaritanos. El contacto con un samaritano hacía que el judío se volviese impuro. 

      Por eso, tiene mucho más peso el hecho de que Jesús contraponga en la parábola a los representantes oficiales de la religión, un sacerdote y un levita, con un samaritano, pecador e impuro. Y, lo que es peor, que sea precisamente el samaritano el que sale bien parado, el que se comporta como Dios quiere, el que es capaz de acercarse al prójimo desamparado y abandonado. Dicho de otra manera, el que se hace prójimo-próximo-cercano de su hermano necesitado. 

      En realidad, Jesús está replanteando nuestra relación con Dios. Mucho más importante que el culto oficial y litúrgico del templo, es la cercanía al hermano necesitado. Mucho más valioso que ofrecer sacrificios y oraciones, es adorar a Dios en el hermano o hermana que sufren por la razón que sea. Jesús no es sacerdote sino profeta. Jesús se aleja del templo y nos invita a vivir nuestra relación con Dios en el encuentro diario, habitual, a pie de calle, con nuestros hermanos y hermanas. Ahí es donde se juega nuestra relación con Dios. Sólo si somos capaces de amar así, podremos decir que amamos a Dios. Porque, como dice Juan, el que dice que ama a Dios y no ama a su hermano, es un mentiroso. Ni más ni menos. 



Para la reflexión

      El mandamiento de Dios está tan a nuestro alcance como lo están nuestros hermanos y hermanas. ¿Me acerco a ellos y me intereso de verdad por ellos? ¿Les acompaño en sus necesidades? ¿Soy capaz de escuchar? ¿Soy un “buen samaritano”?
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