lunes, 31 de diciembre de 2018

IMÁGENES DE AÑO NUEVO: WELCOME 2019























IMÁGENES DE AÑO NUEVO: TARJETAS DE BIENVENIDO 2019




























IMÁGENES DE AÑO NUEVO: SALUDOS DE FELIZ AÑO NUEVO 2019

















QUÉ DESEO EN UN AÑO NUEVO?


¿Qué deseo en un año nuevo?
Este año será distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que te encontrarás este año.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




La pregunta me deja un poco inquieto. Porque sé que el "año nuevo" es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro control, y fluye sin cesar.

Pero casi todos, al llegar el año nuevo, damos una mirada al año que termina y soñamos en el año que comienza.

Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo. Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.

Lo futuro inicia, como inició ayer, como inició hace un mes, como iniciará mañana.

Cada instante se presenta como una oportunidad que en parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos cuenta, depende de Dios.

De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del Evangelio.

Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta. Especialmente en África, donde todavía unos poderosos venden armas para la muerte pero no ofrecen comida para los hambrientos.

Querría, además, que desapareciese el aborto en todos los países del mundo. Lo cual no es ningún sueño imposible: basta con aprender a vivir responsablemente la vocación al amor para que ningún hijo sea visto como un “enemigo” o un obstáculo en el camino de la propia vida. Porque lo mejor que podemos hacer es vivir para los demás. Porque cada niño pide un poquito de amor y de respeto. Porque cada madre que ha empezado a serlo merece ayuda y apoyo, para que no le falten las cosas que más necesite durante los meses de embarazo y los primeros años de su hijo.

En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse...

El año que inicia querría tener más energías, más entusiasmo, más convicción, para enseñar a los otros lo que para mí es el tesoro verdadero: mi fe católica. Enseñarla, sobre todo, con mi vida. Querría ser, en ese sentido, más coherente, más bueno, más abierto, más disponible, más cercano. Especialmente cuando me encuentre con un pobre, con un enfermo, con una persona triste o desesperada, con quien llora porque sabe lo que muchos no se atreven a reconocer: que ha pecado. Porque sólo cuando me pongo ante mis faltas con honestidad clara y completa, descubro mi miseria y comprendo la de los otros. Y porque cuando reconozco mi miseria y la ajena puedo entender que necesitamos al único que puede limpiarnos con su palabra llena de perdón y de esperanza: Dios.

¿Qué deseo en un año nuevo? Quizá deseo demasiado. Quizá he soñado despierto. Quizá me he dejado llevar por una emoción inconsistente. Mientras, el reloj sigue su marcha, y, sin saberlo, me dice: este año será un poco distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que encontrarás en los mil cruces de camino de este año que está iniciando...

ORACIÓN PARA DESPEDIR EL AÑO QUE TERMINA Y RECIBIR EL AÑO NUEVO 2019


Oración para despedir el año que termina y recibir el Año Nuevo
Redacción ACI Prensa





 Oración para despedir el año que termina y recibir el Año Nuevo
Se acerca el fin del 2018 y el mundo entero se prepara para recibir el nuevo año con fiestas y fuegos artificiales, pero muchos olvidan de celebrarlo con Dios, dueño de la vida y el tiempo. Por ello te compartimos esta oración para rezarla junto con tu familia, comunidad o amigos antes de la medianoche del 31 de diciembre.

Se recomienda estar alrededor del nacimiento o pesebre. Juntos comienzan diciendo: “En el nombre del Padre…”

Luego se hace la siguiente oración:

Lector 1: “Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro. Al terminar este año queremos darte gracias por todo aquello que recibimos de ti.

Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser. Te ofrecemos cuanto hicimos en este año, el trabajo que pudimos realizar, las cosas que pasaron por nuestras manos y lo que con ellas pudimos construir.

Lector 2: Te presentamos a las personas que a lo largo de estos meses quisimos, las amistades nuevas y los antiguos que conocimos, los más cercanos a nosotros y los que estén más lejos, los que nos dieron su mano y aquellos a los que pudimos ayudar, con los que compartimos la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor, hoy queremos pedirte perdón, perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.

Todos: Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho, y perdón por vivir sin entusiasmo. También por la oración que poco a poco se fue aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte. Por todos los olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.

A pocos minutos de iniciar un nuevo año, detengo mi vida ante el nuevo calendario aún sin estrenar y te presento estos días que sólo tú sabes si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos la paz y la alegría, la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría. Quiero vivir cada día con optimismo y bondad llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.

Cierra tú mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno, que mi espíritu se llene sólo de bendiciones y las derrame a mi paso. Amén.”

Para terminar, los participantes se agarran de las manos y rezan un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria. Luego, entre todos, se dan un abrazo diciendo: “La paz sea contigo. ¡Feliz año Nuevo!”

domingo, 30 de diciembre de 2018

EL VALOR DE LA FAMILIA


EL VALOR DE LA FAMLIA



Entre los católicos se defiende casi instintivamente el valor de la familia, pero no siempre nos detenemos a reflexionar el contenido concreto de un proyecto familiar, entendido y vivido desde el Evangelio. ¿Cómo sería una familia inspirada en Jesús?


En un hogar donde se vive a Jesús con fe sencilla, pero con pasión grande, crece una familia acogedora, sensible al sufrimiento de los más necesitados, donde se aprende a compartir y a comprometerse por un mundo más humano. Una familia que no se encierra solo en sus intereses sino que vive abierta a la familia humana.



Muchos padres viven hoy desbordados por diferentes problemas, y demasiado solos para enfrentarse a su tarea. ¿No podrían recibir una ayuda más concreta y eficaz desde las comunidades cristianas? A muchos padres creyentes les haría mucho bien encontrarse, compartir sus inquietudes y apoyarse mutuamente.



P. José Antonio Pagola

MODELO DE FAMILIA: LA SAGRADA FAMILIA


Modelo de familia 



Una vez el papa San Pablo VI visitó la Tierra Santa. En Nazaret hizo una reflexión sobre la crianza de Jesús. Dijo que Nazaret es como una escuela donde aprendemos cómo imitar a Jesús. Se puede decir la misma cosa de las lecturas de la misa hoy. Constituyen un aprendizaje sobre la Sagrada Familia para que la imitemos.

Se puede distinguir cuatro lecciones del Evangelio que son iluminadas con la luz de las otras lecturas. En primer lugar, el Evangelio hace hincapié en la piedad. Entonces, señala la sabiduría como la virtud más indicada para una vida digna. También, muestra la propia relación entre los padres e hijos. Final e importantísimamente, recalca la necesidad de vernos como hijos de Dios.

Dice el Evangelio que María y José van a Jerusalén cada año para la Pascua. También se vieron en el Templo presentando a Jesús después de su nacimiento. Como Ana y Elcaná en la primera lectura, no son gente que recen sólo cuando les conviene. Más bien son piadosos: personas que practican todos los días del año. Hay un dicho que describe una tal familia: “La familia que reza juntos se queda juntos”. La oración le sirve como cemento ligando no sólo a uno con el otro sino también con Dios. Como dicen los salmos, Dios es como una roca que nos salva de los apuros.

Cuando María y José encuentran a Jesús en el Templo, le expresan sus preocupaciones. Pero no le gritan, mucho menos le echan amenazas. Sólo le reprochan ligeramente para que sepa tanto su espera de él como su amor para él. Todos los padres deberían notar bien aunque es cierto que Jesús es un caso aparte. No hay ninguna indicación que Jesús les ha faltado anteriormente. Y no va a hacerlo de nuevo. Pues San Lucas explicita que Jesús les obedecerá siempre.  Ahora que los niños se noten bien.

Se dice que en este pasaje Lucas quiere subrayar cómo Jesús es sobre todo hijo de Dios. Por eso dice a María y José: “’¿No saben que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?’” Podríamos decir lo mismo nosotros. Como dice la segunda lectura: “’…no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos’”.  Esta verdad debería controlar nuestras vidas. No existimos sólo para disfrutar los placeres pasajeros del mundo antes de que muramos. Más bien como hijos de Dios vivimos para conocer el amor de relaciones honradas y profundas. También esperamos la gloria de la vida eterna con nuestro Padre Dios.

Estos días del descanso al final del año sirven en diferentes maneras. Hay tiempo de descansar de la rutina del trabajo. Hay ocasión de renovar amistades en las fiestas. Hay momentos de disfrutar comidas, bebidas, y bailes: cosas pasajeras pero no malas si se toman en la moderación. Deberíamos aprovecharnos del tiempo para reflexionar sobre el significado de las fiestas que celebramos. ¿Qué nos enseñan? ¿Cómo nos ayudan ser mejores padres, mejores hijos, y mejores amigos? Maravillosamente estos días festivos nos sirven como escuela excelente.



Padre Carmelo Mele O. P.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...