viernes, 21 de diciembre de 2018

CÓMO REACCIONARÍAS SI EN ESTA NAVIDAD RECIBIERAS ESTA CARTA DEL NIÑO JESÚS?


¿Cómo reaccionarías si en esta Navidad recibieras esta Carta del Niño Jesús?
Redacción ACI Prensa




La Navidad está próxima y con ella los regalos, la cena navideña, las actividades en la parroquia, los viajes, etc. Toda una serie de actividades que podrían hacer olvidar al verdadero agasajado. Por eso, te compartimos esta historia sobre el verdadero sentido de la Navidad titulada “Carta de Jesús”. 

Querido Amigo:  

Hola, te amo mucho. Como sabrás, nos estamos acercando otra vez a la fecha en que festejan mi nacimiento. 

El año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor y me da la impresión que este año ocurrirá lo mismo. A fin de cuentas llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos sobre lo poco que falta para que llegue. 

La verdad es que se pasan de la raya, pero es agradable saber que por lo menos un día del año, piensan en mí. Ha transcurrido ya mucho tiempo cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad. 

Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.

Por otra parte, me gusta que la gente se reúna y lo pase bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero aún así, creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata. ¿No te parece?


Como lo que sucedió, por ejemplo, el año pasado. Al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero ¿puedes creer que ni siquiera me invitaron? ¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pues se olvidaron por completo de mí!

Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron al margen. Ya me ha pasado tantísimas veces que lo cierto es que no me sorprendió.

Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en mi rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia? Ni se dieron cuenta de que yo estaba allí.

Estaban todos bebiendo, riendo y pasándolo en grande, cuando de pronto se presentó un hombre gordo, vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!".

Parecía que había bebido más de la cuenta, pero se las arregló para avanzar a tropezones entre los presentes, mientras todos los felicitaban.

Cuando se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: “¡Santa Claus!” Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor.

Aguanté aquella "fiesta" hasta donde pude, pero al final tuve que irme. Caminando por la calle me sentí solitario y triste. Lo que más me asombra de cómo celebra la mayoría de la gente el día de mi cumpleaños es que en vez de hacerme regalos, se obsequian cosas unos a otros y, para colmo, casi siempre son objetos que ni siquiera les hacen falta.

Te voy a hacer una pregunta. ¿A ti no te parecería extraño que al llegar tu cumpleaños todos tus amigos decidieron celebrarlo haciéndose regalos unos a otros y no te dieran nada a ti? ¡Pues es lo que me pasa a mí cada año!

Una vez alguien me dijo: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca; ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?". Ya te imaginarás lo que le respondí.

Yo siempre he dicho: "pues regala comida y ropa a los pobres, ayuda a quienes lo necesiten. Ve a visitar a los huérfanos, enfermos y a los que estén en prisión. Todo lo que regales a tus semejantes para aliviar su necesidad, lo contaré como si me lo hubieras dado a mí personalmente" (Mateo 25,34-40).


Muchas personas en esta época en vez de pensar en regalar, hacen bazares o ventas de garaje, donde venden hasta lo que ni te imaginas con el fin de recaudar hasta el último centavo para sus nuevas compras de Navidad.

Y pensar todo el bien y felicidad que podrían llevar a las colonias marginadas, a los orfanatorios, asilos, penales o familiares de los presos.

Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y yo no pinto para nada en todo esto. Además cada año los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.

Esto sucede inclusive en los templos. Y pensar que yo nací en un pesebre, rodeado de animales porque no había más.

Me agradaría muchísimo más nacer todos los días en el corazón de mis amigos y que me permitieran morar ahí para ayudarles cada día en todas sus dificultades, para que puedan palpar el gran amor que siento por todos; porque no sé si lo sepas, pero hace más de 2 mil años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo.

Por eso lo que pido es que me dejes entrar en tu corazón. Llevo años tratando de entrar, pero hasta hoy no me has dejado. "Mira yo estoy llamando a la puerta, si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos". Confía en mí, abandónate en mí. Este será el mejor regalo que me puedas dar. Gracias

Tu amigo,

Jesús.

FAMILIAS CONECTAD@S, FAMILIAS S E P A R A D A S


Familias conectad@s, familias s e p a r a d a s
Planteémonos si nuestras familias están separadas por la tecnología


Por: Egda Orejuela | Fuente: Revista Vive! 




Es fácil notar como los chicos se distancian cada vez más, ellos, a pesar de estar a solo milímetros de nosotros, en realidad están en cualquier otra parte, cambiando constantemente sus destinos con un solo clic.


Volver a lo que nos unía
Cuestionamos mucho a estas generaciones, pero la verdad es que son el resultado de las familias que hemos formado. Familias que parece que solo tienen en común las apps que comparten, en lugar de sus tradiciones familiares. Y es que al hablar de tradición hoy el saldo está en contra, ya que la forma más directa de transmitirlas es desde el encuentro, en el que estamos perdiendo la batalla frente a las pantallas.

Nos enfrentamos a la amenaza de extinguir el encuentro y erradicar el diálogo en las familias, impidiéndonos transmitir nuestros valores, nuestra herencia, ese sello que nos hace únicos, pero a la vez pertenecientes, aquello que nos da una identidad, seguridad y estructura para formar una personalidad sana.

Si perdemos el diálogo, cómo podremos trasmitirles nuestra herencia a los hijos. Y luego, ¿cómo podrán ellos absorber toda esta savia para a su vez expandirla a otras generaciones? Sepamos que, aunque las pantallas estén, no construyen, ni educan familias.


No estemos sin estar 
Cuando priorizamos otras cosas fuera de la familia decimos que este tiempo es reemplazable. “Visitamos” a los abuelos, pero no les prestamos la atención que merecen por estar conectados al celular. Si escogemos atender una llamada en lugar de escucharlos o acompañarlos les decimos que su presencia no cuenta. Este mensaje que transmitimos puede generar sentimientos de inseguridad y abandono, ocasionando una desconexión del primer entorno (familia nuclear), uno de los elementos más importantes en la constitución de una personalidad saludable.

La dinámica familiar actual, en su mayoría, carece de conexiones emocionales y no nos damos cuenta que nosotros también estamos atrapados entre pantallas. Nos quitamos el derecho de educar en tiempo real y comenzamos a corregir o incluso a “dar cariño” por medio de un mensaje de texto.


No reemplacemos el amor real 
Analicemos el tiempo que pasamos en el celular versus el tiempo que le dedicamos a nuestros abuelos o a la familia. Si la respuesta es a favor del celular, hagamos el ejercicio de hablar con nuestros hijos, padres, esposos, con los ojos en ellos, lejos de pantallas.

No se trata de erradicar la tecnología de nuestras vidas, ni de la de ellos, sino de educar con prioridades, normas y horarios.

Es tiempo de retomar la importancia de la familia, de compartir con los abuelos, de aprender de ellos su historia, que también es la nuestra. Seguro está rica en experiencias que ayudará a los más jóvenes a edificarse como personas, con una identidad de familia y confianza en sí mismos.

Reanudemos las familias de antaño, esas donde la sobremesa del domingo lejos de ser solo una extensa conversación de adultos, con “temas aburridos”, se convertía en raíces que poco a poco nos fueron formando en una familia unida, permitiéndonos volar con criterio y certezas.

CELEBREMOS AUTÉNTICAMENTE LA NAVIDAD


¡Celebremos auténticamente la Navidad!
Durante estas festividades, ¿estamos dispuestos a compartir sinceramente?


Por: Lcdo. Víctor Cárdenas Negrete | Fuente: Revista Vive! 




Desde siempre he tenido en mente los días previos a la Navidad, se podría decir que en casa de mis padres existía todo un ritual: debíamos primero guardar la imagen de Cristo Rey que se exhibía en la ventana de nuestra casa junto a las banderas de la ciudad y del Ecuador. Luego empezábamos a desempolvar todos los cartones con los arreglos navideños, con el árbol y las luces incluidas. Entretanto mis hermanos y yo nos disponíamos a pasar un fin de semana en familia con este “proyecto” liderado por mi papá a cargo del árbol de Navidad y mi mamá del Nacimiento. Era realmente un tiempo pedagógico, desarrollábamos habilidades de paciencia, organización, colaboración y apreciación estética por decirlo menos… porque debía quedar hermosa la escena de Belén.

Un tiempo para guardar en el corazón
¿Qué es lo que más recuerdo y aprecio de esas épocas? Pues indudablemente estar junto a mi padre, imitando sus movimientos y esmeros por enderezar el árbol y reemplazar cada foquito quemado o flojo de la guirnalda de luces. Realmente eran horas de trabajo, con mucho polvo y calor incluido, pero estábamos felices en familia, con nuestros hermanos y a veces hasta con los vecinos. Lo mismo pasaba con mamá y su compra del musgo para el nacimiento (que hoy lo considerarían antiecológico). Cómo penetraba por la nariz ese olor de humedad que anunciaba que llegaban las fiestas de Navidad, que coincidía con las primeras lluvias y los primeros brotes de los guayacanes.

No había espacio para la discordia, a lo sumo opiniones diversas sobre el lugar donde armaríamos el árbol, que se difuminaban en la alegría al comprar un nuevo juego de luces, ¡todo era tan sencillo! Días después se pensaba en la cena navideña, en cómo presentar al Niño en la Misa de Gallo y qué regalo recibiríamos de la carta al Niño Dios.

¿Y el espíritu navideño?
Nada más distante a lo que vemos, escuchamos y sentimos hoy en las proximidades de las fiestas. No es solo que ya nadie habla de Cristo Rey, sino que hasta tenemos que soportar los monstruos y fantasmas de Halloween, en medio de un sincretismo comercial-religioso que anticipa la decoración navideña y confunde especialmente a los niños que ya no alcanzan a distinguir su significado.

Este escenario se complica cuando las ofertas de Black Friday invaden los medios de comunicación y no permiten apreciar el verdadero carácter de esta celebración religiosa. No podemos darnos el lujo de desperdiciar un tiempo tan hermoso para hablar, abrazar, cantar y sonreír junto a nuestra familia. No nos inundemos de cintas de colores y papel de regalo, que acaban en la basura o de juguetes tan diversos y costosos, que a la semana termina novedad.


De la misma manera echamos nuestros sentimientos y vivencias familiares, al tacho de basura. No recordamos el regalo de amor que nos hace Jesús (sin entrar en detalles teológicos), basta con comprobar la paz y el amor que se respira en los hogares cuando viven de corazón la Navidad. Este es un tiempo de preguntarnos si lo estamos aprovechando o no, no por falsa piedad ni folclor, sino por nuestra familia y la oportunidad de amarnos nuevamente en la sencillez del Niño que se nos regala.

PAPA FRANCISCO CONFIRMA EL COMPROMISO DE LA IGLESIA PARA ERRADICAR LOS ABUSOS


Papa Francisco confirma el compromiso de la Iglesia para erradicar los abusos
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media / ACI Prensa




El Papa Francisco aprovechó el tradicional encuentro de felicitaciones navideñas a los cardenales y los superiores de la Curia Romana para confirmar el serio compromiso de la Iglesia para erradicar el mal de los abusos.

En la audiencia realizada este viernes 21 de diciembre en la Sala Clementina del Vaticano, el Santo Padre aseguró que “desde hace varios años la Iglesia se está comprometiendo seriamente por erradicar el mal de los abusos, que grita venganza al Señor, al Dios que nunca olvida el sufrimiento experimentado por muchos menores a causa de los clérigos y personas consagradas: abusos de poder, de conciencia y sexuales”, precisó.

En esta línea, el Papa insistió que ante “estas abominaciones” está claro que “la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes” e insistió que “la Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso”.

El Pontífice reconoció que “es innegable que algunos responsables, en el pasado, por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia -podemos juzgar el pasado con la hermenéutica del pasado- o por superficialidad espiritual y humana han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez. Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia”, remarcó.

Sobre la próxima reunión en el Vaticano con los presidentes de las conferencias episcopales del mundo, que se realizará del 21 al 24 de febrero, el Santo Padre anunció que la Iglesia “reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación”, así como también “se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios. Se buscará transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo no solo del cuerpo de la Iglesia sino también de la sociedad”.

Además, el Papa cuestionó “si esta gravísima desgracia ha golpeado algunos ministros consagrados, la pregunta es: ¿Cuánto podría ser profunda en nuestra sociedad y en nuestras familias?” por lo que aseguró que “la Iglesia no se limitará a curarse a sí misma, sino que tratará de afrontar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, a nivel moral, psicológico y humano”.


Asimismo, el Papa Francisco agradeció “sinceramente a los trabajadores de los medios que han sido honestos y objetivos y que han tratado de desenmascarar a estos lobos y de dar voz a las víctimas. Incluso si se tratase solo de un caso de abuso ―que ya es una monstruosidad por sí mismo― la Iglesia pide que no se guarde silencio y salga a la luz de forma objetiva, porque el mayor escándalo en esta materia es encubrir la verdad”, insistió.

“Por favor, ayudemos a la santa Madre Iglesia en su difícil tarea, que es reconocer los casos verdaderos, distinguiéndolos de los falsos, las acusaciones de las calumnias, los rencores de las insinuaciones, los rumores de las difamaciones”, pidió. Mientras que a quienes abusan de los menores, el Papa exhortó: “Conviértanse y entreguense a la justicia humana, y prepárense a la justicia divina”.

Mientras tanto, el Santo Padre subrayó que “la Esposa de Cristo continúa su peregrinación en medio de alegrías y aflicciones, en medio de éxitos y dificultades, externas e internas”.

Entre las aflicciones recordó a los migrantes “obligados a abandonar sus países de origen y arriesgar sus vidas”. “Hallan la muerte, o sobreviven pero se encuentran con las puertas cerradas y sus hermanos de humanidad entregados a las conquistas políticas y de poder”, señaló.

El Papa también recordó a los niños que mueren cada día por la falta de agua, alimentos y medicinas, a quienes sufren violencia, las guerras y las personas que “son sistemáticamente torturadas todavía hoy en las comisarías de policía, en las cárceles y en los campos de refugiados en diferentes lugares del mundo”.

También recordó a los cristianos perseguidos y dijo que en realidad es “una nueva era de mártires”.

“Cuántos cristianos, en tantas partes del mundo, viven todavía hoy bajo el peso de la persecución, la marginación, la discriminación y la injusticia. Sin embargo, siguen abrazando valientemente la muerte para no negar a Cristo. Qué difícil es vivir hoy libremente la fe en tantas partes del mundo donde no hay libertad religiosa y libertad de conciencia”, exclamó.

En este sentido, el Pontífice recordó “el ejemplo heroico de los mártires y de numerosos buenos samaritanos, es decir, de los jóvenes, de las familias, de los movimientos caritativos y de voluntariado, y de muchas personas fieles y consagradas”.


Felicitaciones de Navidad

El Santo Padre destacó que “la Navidad es la fiesta que nos llena de alegría y nos da la seguridad de que ningún pecado es más grande que la misericordia de Dios y que ningún acto humano puede impedir que el amanecer de la luz divina nazca y renazca en el corazón de los hombres”.

“Es la fiesta que nos invita a renovar el compromiso evangélico de anunciar a Cristo, Salvador del mundo y luz del universo” y añadió que es necesario apoyarse “en la firme convicción de que la luz es siempre más fuerte que la oscuridad”.

Es por eso que “la Navidad nos da cada año la certeza de que la luz de Dios seguirá brillando a pesar de nuestra miseria humana; la certeza de que la Iglesia saldrá de estas tribulaciones aún más bella, purificada y espléndida. Porque todos los pecados, las caídas y el mal cometidos por algunos hijos de la Iglesia nunca pueden oscurecer la belleza de su rostro, es más, nos ofrecen la prueba cierta de que su fuerza no está en nosotros, sino que está sobre todo en Cristo Jesús, Salvador del mundo y Luz del universo, que la ama y dio su vida por ella”, insistió el Papa.

Por último, el Santo Padre afirmó que “la Navidad es una manifestación de que los graves males cometidos por algunos nunca ocultarán todo el bien que la Iglesia realiza gratuitamente en el mundo”.

La Navidad “da la certeza de que la verdadera fuerza de la Iglesia y de nuestro trabajo diario, a menudo oculto, como el de la Curia, reside en el Espíritu Santo, que la guía y protege a través de los siglos, transformando incluso los pecados en ocasiones de perdón, las caídas en ocasiones de renovación, el mal en ocasión de purificación y victoria”, finalizó.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 21 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy 21 de Diciembre. Feria de Adviento
Hoy, viernes, 21 de diciembre de 2018



Primera lectura
Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2,8-14):

¡LA voz de mi amado!
Vedlo, aquí llega,
saltando por los montes,
brincando por las colinas.
Es mi amado un gamo,
parece un cervatillo.
Vedlo parado tras la cerca,
mirando por la ventana,
atisbando por la celosía.
Habla mi amado y me dice:
«Levántate, amada mía,
hermosa mía y ven.
Mira, el invierno ya ha pasado,
las lluvias cesaron, se han ido.
Brotan las flores en el campo,
llega la estación de la poda,
el arrullo de la tórtola
se oye en nuestra tierra.
En la higuera despuntan las yemas,
las viñas en flor exhalan se perfume.
Levántate, amada mía,
hermosa mía, y vente.
Paloma mía, en las oquedades de la roca,
en el escondrijo escarpado,
déjame ver tu figura,
déjame escuchar tu voz:
es muy dulce tu voz
y fascinante tu figura».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 32,2-3.11-12.20-21

R/. Aclamad, justos, al Señor;
cantadle un cántico nuevo.

V/. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R/.

V/. El plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.

V/. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,39-45):

EN aquellos días, María se levantó y puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 21 de diciembre de 2018
 Edgardo Guzman, cmf


Queridos amigos y amigas:

El texto de Lucas nos ofrece una imagen bellísima: la visita de María a su prima Isabel, según la tradición en el pequeño pueblo de Ain Karem. En este lugar lejos de todo centro de poder se encuentran dos mujeres que han sido visitadas por Dios y llamadas a formar parte del proyecto de salvación. Podemos imaginar el abrazo efusivo con que se saludarían, ambas se saben embarazadas, llenas de vida, portadoras de una esperanza nueva, irrumpen en cantos de alabanza, de acción de gracias, por las maravillas que Dios ha obrado en ellas.

Este relato de la Visitación está íntimamente ligado al de la Anunciación, no solo por el clima verdaderamente humano, por el gesto de servicio; sino, sobre todo, porque se convierte en el signo dado por el ángel Gabriel a María: «también tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”». Por otra parte, las palabras de bendición que el Espíritu suscita en Isabel, confirman la especial complacencia de parte de Dios a María. La salvación que ella porta en el secreto de su propia maternidad es el fruto de su fe en la Palabra del Señor: «Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».

Podemos tomar este icono de la Visitación de referencia para cantar agradecidos como Isabel y María por la salvación que Dios nos regala. ¿Somos capaces de reconocer lo bueno que hay en nuestros y en nuestro mundo? ¿Tenemos conciencia de que estábamos habitados por la gracia de Dios? ¿Reconocemos la presencia del amor de Dios en los mas pobres y pequeños? ¿Por qué no alzamos nuestra voz llena de alegría y jubilo por la manifestación de Dios en un niño envuelto en pañales?

La celebración de la Navidad debería ser un encuentro agradecido con el Dios que nos salva. En un mundo que se mueve en la lógica de comprar y vender, dentro una estructura donde lo que reina es el capital no cabe el espacio para el agradecimiento. Del evangelio de hoy podemos aprender que nuestra vida se transforma cuando sabemos vivir desde la gratuidad. Solo en un corazón abierto a la sorpresa y a la acción de gracias es capaz de ver y escuchar la voz de Dios que nos susurra al oído que su promesa de amor se ha cumplido. 

Fraternalmente, 
Edgardo Guzmán, cmf. 
eagm796@hotmail.com

BUENOS DÍAS






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