lunes, 7 de mayo de 2018

EL ESPÍRITU SANTO, DON GRANDÍSIMO DE DIOS


El Espíritu Santo, don grandísimo de Dios
Jesús, con todo el poder que tiene como Dios, nos manda el Espíritu Santo, para que tome posesión de nuestros corazones


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net 






Cuando hablamos del Espíritu Santo en nuestros mensajes parece que se anima el Programa. Ese día estamos pensando en Dios más que nunca. Y esto a lo mejor es lo que nos va a pasar hoy...

Un himno de la Liturgia se dirige al Espíritu Santo y le dice: Eres el regalo grande del Dios altísimo. Tan grande, que Dios echó el resto con el Espíritu Santo y se quedó sin nada más que darnos.

Parece mentira cómo hace Dios las cosas. Todas las hace en grande, como Dios que es. En Él no cabe hacer nada pequeño. Y así es cómo se nos ha dado Dios desde el principio. Ha ido escalonando las cosas que daba, y al fin se ha quedado sin nada más.

¿Y el Cielo?, preguntarán algunos. Sí, Dios a estas horas nos ha dado ya también el Cielo. Porque incluso el Cielo ya lo llevamos dentro. Lo único que falta es que se rompa el velo de la carne mortal para que podamos disfrutar en gloria lo que ya poseemos en gracia.

Las Tres Divinas Personas se nos han dado las tres, cada una a su manera, y se han dado del todo en forma asombrosa. Aunque, cuando se nos daba una Persona, se nos daban las otras por igual, cada una según es en el seno de la Santísima Trinidad.

El primero que se nos dio fue el Padre con la creación. Toda la obra inmensa que contemplan nuestros ojos salió de sus manos amorosas y la puso en las manos nuestras para que la disfrutemos a placer. Nos creó en inocencia y nos dio su gracia, de modo que desde el principio éramos hijos suyos.

Se nos daba después el Hijo en la obra de la Redención. Cuando cometimos la culpa y perdimos la gracia, Dios manda su Hijo al mundo para que nos salve, y ya sabemos cómo se nos dio Jesús. Desde la cuna de Belén y desde Nazaret hasta el Calvario, y a través de todos los caminos de Galilea, ¡hay que ver cómo se entregaba Jesús! Y cuando había de marchar de este mundo, se las ingenió para irse y quedarse a la vez. Porque, si no, ¿qué otra cosa es la Eucaristía?... Y, ya en el Cielo, nos va a hacer junto con el Padre el regalo de los regalos.

Finalmente, le tocaba el turno al Espíritu Santo.
Sentado a la derecha del Padre, Jesús, con todo el poder que tiene como Dios, nos manda el Espíritu Santo, la Tercera Persona de la Santísima Trinidad, para que tome posesión de nuestros corazones, derrame en nosotros el Amor increado de Dios, nos llene de su santidad, nos colme con todos sus dones, produzca en nosotros todos los frutos del Cielo, y sea la prenda de nuestra vida eterna.

Así Dios, el Dios Uno en las Tres divinas Personas de la Santísima Trinidad, siendo infinitamente rico, se queda sin nada más que darnos...

El Espíritu Santo es el resto, el colmo, el regalo grande del Dios altísimo, que ya no puede inventar nada mayor para poderlo regalar.

Son muchas las personas que en nuestros días, volviendo a la devoción que la Iglesia de los primeros siglos tuvo al Espíritu Santo, nos han dado una verdadera lección de felicidad. ¡Hay que ver cómo disfrutan del Espíritu Santo en sus asambleas! Parecen tener la feliz enfermedad de un Felipe de Neri, el Santo más simpático que llenó la Roma del siglo dieciséis.

Se preparaba para celebrar la fiesta de Pentecostés, porque era muy devoto del Espíritu Santo, cuando se sintió de repente abrasado por un fuego devorador.
- ¡Que no puedo más! ¡Que no puedo más!...
Los que le rodeaban empezaron a buscar agua fría, le aplicaban al pecho paños mojados, y nada... El corazón palpitaba como un tambor. Hasta las costillas se levantaban como para estallar.
Felipe no podía aguantar el gozo inexplicable que le invadía:
- ¡Basta! ¡Que no puedo con tanta felicidad!...
Aquel fenómeno místico no se lo explicaba nadie, porque aquel calor le duraba como duraban las llagas a San Francisco de Asís o al Padre Pío...
Llegaba el invierno y tenía que descubrirse la ropa del pecho para que el calor del amor no se sintiera tan intenso. Y como nadie sabía de qué procedía, el Santo, como hacía con todas sus cosas, lo tomaba a risa delante de los demás. Caminaba así descubierto en pleno invierno por las calles de Roma, por mucho frío que hiciese, y se les reía a los jóvenes:
- ¡Vamos! A vuestra edad, ¿y no aguantáis el poco frío que hace?
Los médicos, que tampoco entendían nada, le daban medicinas equivocadas y no conseguían nada tampoco. Ni disminuían las palpitaciones, ni se arreglaban las costillas. El Santo seguía riéndose:
- Pido a Dios que estos médicos puedan entender mi enfermedad...

Pues, bien. Eso que ni los jóvenes ni los médicos entendían, es lo que hace en nosotros el Espíritu Santo que se nos ha dado. Así estalla su amor en el corazón. Dios lo quiso manifestar externamente en Felipe Neri para que nosotros entendiéramos la realidad mística y profunda que llevamos dentro.

El Espíritu Santo es el Huésped de nuestras almas y el que santifica nuestros cuerpos. El Espíritu Santo es el que ilustra nuestras mentes para que entendamos la verdad y penetremos en las intimidades de Dios. El Espíritu Santo es quien nos empuja hacia Dios con la oración que suscita en nosotros.

El Espíritu Santo, don grandísimo de Dios, lo último que le quedaba a Dios... Eso, eso es lo que Dios nos ha dado...

10 COSAS QUE NECESITO ENSEÑARLE A MIS HIJOS SOBRE DIOS


10 cosas que necesito enseñarle a mis hijos sobre Dios
La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe (Papa Francisco)


Por: Andrés D' Angelo | Fuente: Catholic-link.com 




Mi primera labor como padre es enviar a mis hijos al Cielo. Son hijos de Dios, y a Él se los tengo que retornar. Con nuestra primera hija, esa misión ya la cumplimos, ella falleció al día siguiente de nacer, pero con los otros tres, el camino es un poco más largo. El apostolado familiar es siempre el primer apostolado de los padres de familia, mucho más importante que cualquier otro apostolado.

Y para que ese apostolado tenga efecto, con mi esposa tenemos que lograr ser maestros de nuestros hijos. No quiere decir que les tenga que enseñar el teorema de Thales o si el Po es navegable… eso lo pueden aprender en la escuela, lo que le tengo que enseñar es que ellos tienen otro Padre, en el Cielo, que los ama y los espera para amarlos para toda la eternidad. Esa enseñanza no es en una “clase de catecismo” (cuando cumplan la edad adecuada para entenderlo), no, es una enseñanza que comienza el día que nacen y termina el día que ellos mismos encuentren su camino hacia Dios, y se lo enseñen a la vez a sus hijos, naturales o espirituales. Y pienso que esa enseñanza sobre quién es Dios, tiene que concretarse en algunas cosas que ellos tienen que aprender sí o sí de papá y mamá.

El Papa Francisco dijo en su Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”:

«La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe, que se dificulta por el estilo de vida actual, por los horarios de trabajo, por la complejidad del mundo de hoy donde muchos llevan un ritmo frenético para poder sobrevivir. Sin embargo, el hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a percibir las razones y la hermosura de la fe, a rezar y a servir al prójimo».

Así que aquí va esta galería, pensando en lo que intentamos con mi esposa transmitirle a nuestros hijos para que conozcan a su verdadero Padre.


1. Dios es amor
Esto se aprende viendo amor verdadero, como el que tienen mamá y papá. El amor de mamá y papá da la vida y Dios es una comunidad de amor que da toda vida. De la ternura de mamá se aprende la misericordia divina, y de la firmeza de papá, la justicia divina. Pero sobre todo se aprende que Dios no deja de amarnos nunca, no importa qué difíciles se pongan las circunstancias.

2. La religión es una relación de amor
Así como mamá y papá aman a sus hijos, así Dios nos ama. Pero para tener una relación de amor, es necesario hablar con el Amado, contarle tus problemas y agradecerle tus alegrías. La religión no es una fría lista de prohibiciones, sino una historia de amor hermosa que hay que cultivar todos los días.

3. Sigues a Cristo
Muchas veces vamos a la iglesia porque hay un gran sacerdote, una monjita buenísima o un consagrado que es un campeón y te trata con cariño. Pero hay dificultades y esos “referentes” nos pueden fallar porque son humanos. No seguimos al sacerdote, a la monjita o al consagrado. Seguimos a Jesús, que nunca falla.

4. Hay gente que no ama a Dios
Y hay gente que lo odia. No han llegado a relacionarse con este Padre Amoroso, porque no han aprendido a amar o porque no les han enseñado que Dios es amor. Hay que escucharlos, comprenderlos y convertirse uno mismo en testimonio del amor de Dios.

5. Puedes dudar
¡Por supuesto que la fe admite la duda! Las dudas sobre la fe siempre se tienen que aceptar y agradecer porque nos permiten profundizar un poco más en esa relación de amor que tenemos con nuestro Padre del Cielo. Todos tenemos dudas, todos tenemos derecho a preguntar y a comprender mejor a Dios. Lo mejor de todo es que ese conocimiento nunca termina, porque Dios es infinito amor.


6. Siempre puedes volver a casa
“Dios no se cansa de perdonarnos”, dijo el Papa Francisco. Y verdaderamente no se cansa. ¿Caíste? ¡Levántate! ¿Volviste a caer? ¡Vuelve a levantarte! ¿Te sientes mal por la caída? ¡Dios te ama por tus “levantadas”! ¿No te puedes levantar? ¡Pídele ayuda a tu Padre! ¡Él ama ayudarte y lo alegras con cada una de tus oraciones!

7. La Iglesia somos nosotros
Los edificios son parroquias, catedrales, capillas, etc. Pero la Iglesia somos todos. Especialmente los más pecadores. Muchos grandes santos comenzaron siendo grandes pecadores y encontraron misericordia en la Iglesia se convirtieron en grandes santos. Es importante alegrarnos, como en el Cielo, por cada pecador que se arrepiente y no por noventa y nueve justos que no necesitan penitencia.

8. No todo es tan sencillo como parece 
Como la Iglesia está formada por pecadores, yo el primero, hay que comprender a la gente antes que juzgarla. Dios actúa en modos misteriosos y pone pruebas a la gente de las que no podemos saber nada. Nuestro primer deber es estar, como decía San Francisco, «más prestos a consolar que a ser consolados», porque no todas las preguntas tienen una respuesta simple y directa.

9. Dios no se deja ganar en generosidad
Cuando somos mezquinos, Dios es generoso. Pero cuando somos generosos, Dios es mucho más generoso. Claro que no siempre su generosidad se traduce en bienes materiales, sino en abundancia de dones espirituales. El Papa Francisco dijo que Dios es tan generoso que su generosidad da miedo, y es que a veces nos asustamos por tanta generosidad, y tememos donarnos a Dios, porque Él es mucho más generoso.

10. Dios no siempre está a la vista
Muchas veces Dios juega “a las escondidas”. Es que muchas veces buscamos los consuelos de Dios y no al Dios de los consuelos. Y entonces Dios se esconde, porque es un Dios celoso y no quiere que lo busquemos por los beneficios que nos da, sino por amor verdadero. Si nos pasa que no vemos la mano de Dios en nuestras vidas, es tal vez porque nos alejamos de su amor. ¡Hay que volver a Dios!


Para revisar en pareja:

¿Nuestro amor es imagen de Dios? ¿Somos buenos modelos para que nuestros hijos puedan ver la misericordia y la justicia de Dios? ¿Ayudamos a nuestros hijos a que tengan una relación de confianza con Dios? ¿Rezamos juntos en familia?

FALLECE EL ARZOBISPO GUARDIÁN DEL PADRE PÍO


Fallece el Arzobispo “guardián” del Padre Pío
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibañez (ACI Prensa)




A los 66 años falleció el Arzobispo de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo (Italia), Mons. Michele Castoro, luego de haber sido hospitalizado más de un año en el departamento oncología de la “Casa del Alivio del Sufrimiento”, de la cual fue presidente.

Mons. Castoro fue también director general de la asociación internacional de Grupos de Oración del Padre Pío.

El pasado 17 de marzo dio la bienvenida al Papa Francisco durante su visita a San Giovanni Rotondo. En esa ocasión el Santo Padre veneró el cuerpo parcialmente incorrupto del P. Pío de Pietrelcina en el Santuario de Santa María delle Grazie, y también visitó a los enfermos del hospital Casa del Alivio del Sufrimiento, y a los niños ingresados en el Departamento de Oncología Pediátrica.

 “Un pastor ilustrado, dotado de la virtud de escuchar, orientado hacia la concordia y la conciliación”, dijo sobre el Arzobispo el P. Maurizio Placentinos, ministro provincial de los Hermanos Menores Capuchinos de la Provincia religiosa de Sant'Angelo.

“Recuerdo con emoción –agrega– la gran armonía con la que colaboramos en los primeros meses de mi mandato y, en particular, en la organización de la visita pastoral del Papa Francisco a San Giovanni Rotondo”.

El capuchino recordó el espíritu de fe y el alma abierta a la esperanza con la que Mons. Castoro enfrentó su enfermedad, “que buscó, hasta el final, reconciliar las limitaciones impuestas por las necesidades terapéuticas y de la reducción de las fuerzas físicas a los compromisos pastorales”.

“Estoy seguro de que la bondad de la mente de Mons. Castoro ya lo hizo compartir la bienaventuranza eterna y confío en su intercesión paternal para las necesidades de nuestro Santuario de San Giovanni Rotondo, que durante nueve años ha estado bajo su sabia guía pastoral”, concluyó el ministro provincial.

El funeral se realizará el lunes 7 de mayo a las 4:00 p.m. (hora local) en la iglesia de San Pío de Pietrelcina.

Michele Castoro nació en Altamura, provincia de Bari, el 14 de enero de 1952 .

Después de asistir al Pontificio Seminario Mayor Romano, llevó  cursos filosóficos y teológicos en la Pontificia Universidad Lateranense y en la Pontificia Universidad Gregoriana, donde obtuvo se licenció en Teología Fundamental. En 1986 obtuvo un título en Historia y Filosofía en la Universidad de Bari.

Fue ordenado sacerdote el 6 de agosto de 1977 y nombrado obispo el 2005. El 15 de julio de 2009 fue designado como Arzobispado de Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo.

MAYO, MES DE MARÍA: DÍA 7


Séptimo día: Explicación de las letanías



Sancta Trinitas, unus Deus

Trinidad santa, un solo Dios. El misterio de la adorable Trinidad es el sumario de nuestra fe, el fundamento de nuestra religión, y la fuente de todas las misericordias divinas; esto es tan cierto que San Agustín asegura que en la religión cristianas no hay gracias, virtudes, méritos, justificación ni salvación que esperar que en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: la Iglesia, después de dirigirse a las tres personas de la Santísima Trinidad separadamente, las invoca juntas, exclamando: ¡Trinidad Santa, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros!

Sancta Maria

Santa María. Este augusto nombre es tan amable y consolador para los verdaderos servidores de María, cuanto terrible para sus adversarios; y se regocija al cielo hace temblar al infierno; porque si queremos poner en fugar al demonio, pronunciemos afectuosamente el nombre de María, y ese santo nombre, como un latigazo, tirará por tierra al implacable enemigo del género humano. Y como David combatió a Goliat con los cinco guijarros que había elegido, combatamos de la misma manera al Goliat infernal pronunciando las cinco letras del nombre de María, con la confianza y la intrépida seguridad que nos debe inspirar.

Ejemplo

En 1834, en Angulema, un viejo curtidor, careciendo de valor para soportar ciertas penas, se envenenó, pero presa de remordimientos, se fue a confesar. Con su autorización, el confesor llevó a curtidor al hospicio, pide un antídoto, pero mientras se lo preparan, se toma el pulso al enfermo y no se le encuentra, se muestra lívido, con los ojos velados. Todo anunciaba una muerte cercana. Ante este cuadro, con el corazón traspasado por el dolor, pero lleno de confianza en la divina misericordia, el ferviente ministro del Señor se pone de rodillas y recita las Letanías de la Santísima Virgen. A la primera invocación, siente volver el pulso del moribundo y, poco después, le escucha decir algunas palabras: “Padre, dijo con una  voz muy débil: rece, rece más”.  Suspiró y dijo también: “Santa María ruega por mí”, y súbitamente le volvió completamente la conciencia. No sólo el peligro de muerte había pasado, sino  que la salud se había enteramente restablecido sin que se hubiese empleado medicina. Se le preguntó al anciano si conservaba alguna práctica piadosa. “No Padre, desde hace mucho tiempo no digo ninguna oración”. Pero después de haber reflexionado un instante, descubre su pecho y muestra su escapulario diciendo: “¡Este es el único signo de piedad que he conservado!” Llegó el médico y aseguró que solo un poder superior había podido prolongar su vida más de dos horas después de la ingestión del veneno, uno de los mas activos que se conoce, y cinco horas habían transcurrido desde ese fatal momento.

Llevemos con devoción el escapulario de la Santísima virgen


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 7 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
7 mayo



Jesús es el centro de nuestra vida espiritual. Todas nuestras obras han de ir encaminadas para que sea glorificado en nombre de Jesús en nosotros.

El Padre y el Espíritu glorifican a Jesús y nos dan con ellos una norma para nuestra vida. El lema y la síntesis de nuestra vida ha de ser lo expuesto por aquellas palabras con que se cierra la plegaria eucarística de la Misa: "Por Cristo, con Él y en Él".

Todo por Jesús, todo con Jesús y todo en Jesús, para que todo redunde para mayor gloria del Padre.

Que Jesús no es aparte nunca ni de tu pensamiento, ni de tu corazón, para que así tu vida no se aparte de Dios.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO CRITICA LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO


Papa Francisco critica la ideología de género: lleva a la autodestrucción del hombre
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco ha escrito el prefacio de un libro que recoge un gran número de textos de Benedicto XVI sobre la fe y la política en el que critica, una vez más, las colonizaciones ideológicas y en concreto la llamada ideología de género.

“La relación entre la fe y la política es uno de los grandes temas que siempre ha estado en el centro de la atención de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI, y atraviesa todo su camino intelectual y humano: la experiencia directa del totalitarismo nazi lo llevó, como joven estudioso, a reflexionar sobre los límites de la obediencia al Estado a favor de la libertad de la obediencia a Dios”, escribe el Papa Francisco.

“El profundo contraste, nota Ratzinger, se da, por el contrario (y aún antes que la pretensión marxista de colocar el cielo en la tierra, la redención del hombre en el ‘más acá’), en la diferencia abismal que subsiste en relación con la manera en la que la redención debe suceder: ‘¿La redención se da mediante la liberación de cualquier dependencia, o la única vía que lleva a la liberación es la completa dependencia del amor, dependencia que sería luego la verdadera libertad?’”. 

En este sentido, Francisco asegura que lo que hace 30 años escribió el Papa emérito está hoy vigente más que nunca: “Se vuelve a presentar la misma tentación del rechazo de cualquier dependencia del amor que no sea el amor del hombre por el propio ego, por ‘el yo y sus deseos’; y, como consecuencia, el peligro de la ‘colonización’ de las conciencias por parte de una ideología que niega la certeza profunda según la cual el hombre existe como varón y hembra, a quienes ha sido asignada la tarea de la transmisión de la vida; esa ideología que llega a la producción planificada y racional de seres humanos y que –tal vez por algún fin considerado ‘bueno’– llega a considerar lógico y lícito cancelar lo que ya no se considera creado, donado, concebido y generado, sino hecho por nosotros mismos”.

“Estos aparentes ‘derechos’ humanos, que se orientan hacia la autodestrucción del hombre (y nos lo demuestra con fuerza y eficacia Joseph Ratzinger) tienen un único común denominador que consiste en una única, gran negación: la negación de la dependencia del amor, la negación de que el hombre es criatura de Dios, hecho amorosamente por Él a Su imagen y a quien el hombre anhela como la cierva a los manantiales (Sal. 41). Cuando se niega esta dependencia entre criatura y creador, esta relación de amor, se renuncia en el fondo a la verdadera grandeza del hombre, al bastión de su libertad y de su dignidad”.

BUENOS DÍAS






sábado, 5 de mayo de 2018

CONCÉDEME, SEÑOR, LA GRACIA DEL BUEN HUMOR


CONCÉDEME, SEÑOR,
 LA GRACIA DEL BUEN HUMOR




Concédeme, Señor, la gracia del buen humor. Los santos fueron santos, pero también fueron alegres.

Santa Teresa de Jesús decía: "Un santo triste es un triste santo" (También se atribuye esta frase a San Francisco de Sales).

No me imagino a Jesús serio, ni a María.

Hubo mucha seriedad en mi vida, demasiada formalidad. Muchas cosas me robaron la alegría, fueron ladrones de mi buen humor.

El buen humor no es sólo reír ante un chiste, no es la carcajada fácil, aunque reír ayuda.

El buen humor es una actitud frente a la vida, es reconocer el lado alegre de los hechos y de las circunstancias.

El buen humor ayuda a aliviar las congojas y las culpas.

El buen humor transforma nuestros melodramas en comedias.

La ironía es la caricatura del buen humor. La ironía hiere, el buen humor cura. La ironía ridiculiza, el buen humor crea puentes.

Humor es espíritu, actitud, ingenio, alivio, sonrisa, esperanza.

Tú eres, Señor, la causa de mi alegría. Si los Apóstoles se sentían tan bien contigo, no creo que haya sido por tu severidad, sino por tu buen carácter, por tu buen humor.

Que sepa reírme de mí mismo, el primer peldaño del buen humor.
Que nunca me ría de los demás, el primer peldaño de la tristeza.

Ante la seriedad, un poco de soltura. Ante la rigidez, un poco de flexibilidad interior.

Que sepa tener buen humor hará de mi vejez un camino de luz; sabré entusiasmar a otros, sabré reírme con otros.

Amén.




(Tomado del libro "Oraciones para las personas mayores" del P. Ernesto Giobando S.J.)

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 MAYO 2018


Comentario al Evangelio del domingo, 6 de mayo de 2018
 Fernando Torres cmf



El amor que se adelanta a nuestro amor 

     El Evangelio de hoy va al centro de la vida cristiana. Nos habla del mandamiento, del único mandamiento: “que se amen unos a otros como yo los he amado”. Pero, ¿puede ser el amor un mandamiento, una ley, una orden? ¿Nos pueden ordenar que amemos? En realidad, el amor es algo que brota de adentro de la persona pero no de una orden recibida de otro. En el ejército se dan órdenes y se obedecen. En el trabajo sucede lo mismo. Pero nadie nos puede ordenar lo que tenemos que sentir hacia los que nos rodean. Eso es algo diferente. 

     Jesús sabe que es algo diferente. Jesús ha experimentado el amor de Dios. Es más, ha experimentado que Dios es amor. Su presencia en nuestro mundo es signo concreto, real, de ese amor de Dios por cada uno de nosotros. Ese amor es el que nos da la vida. El amor de Dios es el que creó este mundo y el que lo mantiene en su existencia, a pesar de lo mal que lo tratamos y que nos tratamos unos a otros. Ahí está la razón por la que Jesús habla del “mandamiento del amor”. Porque Dios nos ha amado primero. Porque somos criaturas de su amor. El amor, como dice la segunda lectura, no es algo que nace de nosotros sino que nace en Dios. Él es el origen del amor, de esa corriente vital sin la que no podemos vivir. 

     No hay forma de ponerle fronteras a ese amor que viene de Dios. Para Dios no hay judíos ni paganos. Ésa es la sorpresa que se llevan los judíos en la lectura de los Hechos de los Apóstoles. Dios va más allá de las normas, de las tradiciones. Su amor es más fuerte que cualquier ley humana. Dios se regala y se da a todos. 

     Las lecturas de hoy nos hablan del mandamiento del amor. Pero en realidad nos invitan a fijarnos en el amor con el que Dios nos ama y nos cuida. Sólo de esa experiencia brotará nuestro propio amor, nuestra capacidad de amar y regalar vida a los que nos rodean. Es algo parecido a intentar convencer a alguien de que no ir a Misa los domingos es pecado. Es mucho mejor invitarle a venir a nuestra comunidad, hacerle que disfrute en la celebración de la Eucaristía con los cantos, con la fraternidad, con el encuentro con Jesús. Es posible que vuelva. Pero si le amenazamos con el pecado, es muy fácil que no vuelva. Con el amor sucede algo parecido. Nadie va a amar bajo la amenaza de una multa si no lo hace. Pero es muy fácil que ame si se ha experimentado amado y reconocido por los que le rodean. Hoy está en nuestras manos hacer conocer a los que viven con nosotros el amor con el que Dios les ama. No otra cosa significa en la práctica ser cristianos. 


Para la reflexión

      ¿Sé que Dios me ama? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué signos concretos y prácticos tengo de ese amor de Dios? ¿Será posible que el amor que recibo de los que me rodean sea el mejor signo del amor de Dios? ¿Cómo transmito ese amor de Dios a los que están a mi alrededor?

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 MAYO 2018


Lecturas del Domingo 6º de Pascua - Ciclo B
 Domingo, 6 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,25-26.34-35.44-48):

Cuando iba a entrar Pedro, salió Cornelio a su encuentro y se echó a sus pies a modo de homenaje, pero Pedro lo alzó, diciendo: «Levántate, que soy un hombre como tú.»
Pedro tomó la palabra y dijo: «Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»
Todavía estaba hablando Pedro, cuando cayó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.
Pedro añadió: «¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 97,1.2-3ab.3cd-4

R/. El Señor revela a las naciones su salvación

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad 
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera,
gritad, vitoread, tocad. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10):

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,9-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Palabra del Señor

MAYO, MES DE MARÍA: DÍA 6


Sexto día: Explicación de las letanías



Pater de coelis Deus

Dios Padre, que estas en el cielo. Aunque Dios, por su inmensidad esta en todo lugar y lo colma todo, sin embargo, nos hace mirar particularmente al cielo como el trono de sus gracias y de su gloria. Por eso, la Iglesia, invocando la misericordia divina comienza por pedir a Dios Padre que la haga descender de los alto de los cielos donde habita, donde oye nuestras plegarias y donde las otorga, según la promesa que hizo al rey Salomón, en el capítulo VII del Libro de los Paralipómenos.

Filii, Redemptor mundi, Deus

Dios Hijo Redentor del mundo, Dios. La Iglesia, considerando la caridad admirable con la cual el Hijo de Dios se ofrece por nosotros al Padre, como una oblación y víctima de olor agradable, se ha convertido en la propiciación del mundo; sobre el madero sagrado de la cruz implora su misericordia; porque sabe que ese Dios infinitamente bueno, después de haber dado su vida por nosotros, y después de haber muerto por nuestros pecados, no puede rehusarnos nada cuando le rezamos con amor y confianza; y que su justicia cede siempre a su clemencia, a favor de aquellos que buscan, en sus sagradas llagas, los derechos que les dan en sus misericordias.

Spiritus Sancte Deus

Espíritu Santo que eres Dios. Aunque las tres adorables personas de la Santísima Trinidad concurren unánimemente a la santificación de nuestras almas, se atribuye, sin embargo, especialmente al Espíritu Santo, nuestra regeneración espiritual y todas las gracias que recibimos del cielo, porque esos favores, siendo un efecto del amor de Dios hacia nosotros, se reconocen que tienen por autor a Aquél que es el Amor del Padre y del Hijo. Por eso, la Iglesia invoca también al Espíritu Santo con el Padre y el Hijo y le ruega que tenga piedad de nosotros

Ejemplo

San Ignacio, fundador de la Compañía de Jesús, dando a su Orden por divisa: Ad Majorem Dei Gloriam, no  encontró mejor modo de asegurar la práctica de esta importante máxima, que ponerla bajo la protección de María. También, eligió para echar los primeros fundamentos de su obra, la Iglesia de Montmartre, que está dedicada a la Santísima Virgen María, y el día de su Asunción gloriosa; y quiso que su culto fuese una de las devociones más queridas a la Compañía. Él mismo, desde los comienzos de su conversión, experimentó los efectos sensibles de la gracia; y no se puede dudar que el éxito prodigioso que significaron el nacimiento de su admirable instituto, que el tiempo no hizo sino afirmarlo y multiplicarlo, no se deban en gran parte, a la profesión que se hizo siempre de una devoción muy especial a la Santísima Virgen.

Pidamos a María el deseo de trabajar siempre para la mayor gloria de Dios y no por el egoísmo.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 6 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
6 mayo




Ser apóstol de Cristo es una obra de arte que sólo puede realizar y llevar a su meta el Espíritu Santo.

Es el Espíritu Santo el encargado de ir modelando al apóstol primeramente en su realidad interior, haciéndolo verdadero hijo del Padre celestial al que amará con sentimientos de verdadero hijo; el Espíritu Santo le hará vivir esa filiación divina con la ayuda de sus siete dones; con ellos moldeará al apóstol para conformarlo con la imagen del Primogénito de todos los elegidos, que es Jesucristo.

El Espíritu Santo moldeará también al apóstol en su actividad hacia fuera, en su proyección apostólico-misionera, acompañándolo en su acción apostólica evangelizadora.


P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO




EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 5 MAYO 2018

El don del amor
Santo Evangelio según San Juan 15, 18-21. Sábado V de Pascua.


Por: H. Michael Vargas, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame por favor a sentir tu amor en mi vida.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si el mundo los odia, sepan que me han odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo.
Acuérdense de lo que les dije: 'El siervo no es superior a su señor'. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¡Yo os he escogido! Hermosas palabras que no podemos olvidar, y que deben de hacer eco poco a poco en nuestro corazón. Quizá nos surja la pregunta: ¿Por qué? Sí, parece una simple frase y lo es, pero, lo que hace la diferencia no es una simple frase, son palabras que ocultan una elección libre, personal y amorosa de Jesucristo a cada uno de sus hijos.
Es así de simple, Jesús nos ha escogido personalmente y debemos sentir alegría de ello, pues hoy más que nunca Él nos ha escogido libremente porque nos ama; y no nos ama como lo hace el mundo, basándose muchas veces en situaciones, condiciones sociales, o cargos y responsabilidades que podamos tener, no, al contrario, Jesús nos ama tal y como somos, pero hay que recordar también que el amor debe de ser correspondido con amor.
Es seguro que Él se alegra cuando el amor le es correspondido, no solo con grandes gestos, sino con pequeños detalles en nuestra vida cotidiana, pequeños detalles que hacen la diferencia, pues ante el amor es necesario tener pequeños detalles con aquél o aquellas personas a las cuales amamos.
Ésa es la diferencia y lo importante es sentirnos amados y poder amar sin medida, no como lo hace el mundo, sino como la hacen aquellos que han podido experimentar el amor de Dios en su vida.
No te olvides que el amor verdadero no pone condiciones, no calcula ni se lamenta, simplemente ama. (San Juan Pablo II)
Jesús nos enseña un modo diverso de mirar el campo del mundo, de observar la realidad. Estamos llamados a aprender los tiempos de Dios -que no son nuestros tiempos- y también la "mirada" de Dios: gracias al influjo benéfico de una trepidante espera, lo que era cizaña o parecía cizaña, puede convertirse en un producto bueno. Es la realidad de la conversión. ¡Es la perspectiva de la esperanza!La Virgen María nos ayude a percibir en la realidad que nos rodea no solo la suciedad y el mal, sino también el bien y lo bonito; a desenmascarar la obra de Satanás, pero sobre todo a confiar en la acción de Dios que fecunda la historia.
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de julio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy daré testimonio de amor, de alegría y de paz encada acto que realice en mi vida.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

PERSECUCIÓN, EL AMOR NO SE IMPONE POR LA VIOLENCIA NI EL FANATISMO


Persecución
Nuestra verdad es la verdad del amor y el amor no se impone por la violencia ni el fanatismo


Por: Pedro Luis Llera Vázquez | Fuente: Catholic.net 




Cuando hablamos de “persecución” y de “martirio”, se nos vienen a la cabeza escenas de fieras en el circo romano devorando a los cristianos ante un emperador despótico y unas masas enardecidas y sedientas de sangre. Olvidamos a menudo que las persecuciones más sangrientas contra la Iglesia tuvieron lugar el siglo pasado a manos de dictadores como Stalin, Mao o Hitler; o en la II República española antes y durante la Guerra Civil. El 13 de octubre de 2013, en Tarragona, hemos celebrado la fiesta de beatificación de 480 mártires españoles de la Guerra Civil.

Pero si el Siglo XX fue un siglo de mártires entre los cristianos, el XXI va camino de superar todas las marcas. El domingo 22 de septiembre fue uno de esos días teñidos de rojo por la sangre de nuestros mártires. En un centro comercial de Nairobi – el Westgate – el grupo terrorista Al Shabab asesinó a más de sesenta personas por el mero hecho de no ser musulmanes. Para los integristas islámicos de la órbita de Al Qaeda, los cristianos somos sus enemigos a batir.

Y ese mismo domingo, en Peshawar – Pakistán – dos terroristas suicidas asesinaron a más de ochenta fieles a la salida de misa en la Parroquia de Todos los Santos: una masacre. El único delito de las víctimas fue ir a misa a cumplir con el precepto dominical. Su crimen era ser cristianos en un país de mayoría musulmana.

La persecución a los cristianos en el siglo XXI está resultando cruel, terrorífica. En países como Arabia Saudí no se pueden construir iglesias ni anunciar el Evangelio. La conversión al cristianismo para un musulmán está penada con la muerte. Afganistán, Yemen, Pakistán, Egipto, Siria, Irán, Irak… Pero no son sólo los países de mayoría musulmana quienes asesinan, secuestran o torturan a los cristianos. Otro tanto ocurre en países comunistas como Corea del Norte o China, donde la Iglesia Católica está perseguida y vive en la clandestinidad, como en la época de las catacumbas. Y ante todo esto, la llamada “Comunidad Internacional” mira hacia otro lado y calla: no sé si por cobardía, por intereses económicos o por ambas causas.

Ser cristiano es arriesgado. No se puede seguir a Cristo sin cargar con la cruz y asumir las persecuciones y humillaciones que este seguimiento inevitablemente te va a acarrear. No hay fe auténtica sin persecución. Esto ha sido así siempre y lo seguirá siendo hasta el final de los tiempos. En muchas partes del mundo ir a misa significa jugarse la vida. Y aquí, en Europa hay quienes siguen opinando que la misa es aburrida...

En esta España mundanizada y pagana en la que nos ha tocado vivir, los católicos también estamos sufriendo ciertos modos de persecución. Tenemos un doble frente. Por un lado tenemos a los laicistas anticlericales de toda la vida: socialistas, comunistas, anarquistas y liberales. Todos ellos odian a la Iglesia – con mayor o menor virulencia – y propugnan y difunden un relativismo moral que se extiende como una mancha de aceite por toda España. Para todos estos, la fe representa oscurantismo y caverna. La única verdad para ellos es la verdad científica: no hay más realidad que la material, que lo que podemos ver y tocar. La Iglesia es el enemigo a batir, porque anuncia a un Dios, una Verdad, una vida sobrenatural y unos principios morales que para los enemigos de Cristo resultan inaceptables. Este frente laicista, materialista y ateo tiene sus expresiones más radicales en el homosexualismo político y sus marchas del orgullo gay, convertidas en verdaderos aquelarres, violentamente anticatólicos; y, peor aún, en esos grupos anarquistas que últimamente están perdiendo el miedo y ya se atreven a atentar en la Catedral de la Almudena de Madrid o, más recientemente, contra la Basílica del Pilar de Zaragoza. La ideología de género, la defensa del aborto como derecho de la mujer y de la eutanasia para asesinar impunemente a enfermos y ancianos; el apoyo a la investigación con embriones humanos y a las prácticas eugenésicas, son común denominador de todas estas ideologías que representan lo que se ha venido en llamar “cultura de la muerte”. Aquí todavía no nos matan a los católicos (se burlan de nosotros, blasfeman y nos humillan), pero todo se andará y cualquier día las bombas en iglesias acabarán por provocar víctimas inocentes.

El otro frente es más sutil, pero no menos destructivo para los católicos: es la quinta columna infiltrada dentro de la propia Iglesia. Que te persigan los comunistas o los anarquista entra dentro de lo “normal”. Pero que la persecución se dé dentro de la propia Iglesia, resulta infinitamente más doloroso. Se trata de una serie de católicos que pretenden convertir la fe en ideología al servicio de sus propios intereses. Entre ellos, distinguimos dos bandos:

Por un lado, tenemos los católicos “progresistas”, abanderados por la llamada teología de la liberación, que con una utilización demagógica y torticera de la irrenunciable opción preferencial por los pobres, asume los medios y las estrategias de la izquierda radical para apoyar opciones revolucionarias. Son los que utilizan el Concilio Vaticano II para pedir una “democratización” de la Iglesia, para atacar sistemáticamente a la Jerarquía, a los dogmas, a la doctrina y al catecismo católico para trasformar las estructuras sociales desde postulados inmanentistas. Para ellos, el Reino de Dios y el paraíso comunista son básicamente lo mismo. Son estos quienes adulteran la liturgia, quienes plantean el sacerdocio femenino, quienes apoyan el matrimonio homosexual desde dentro de la Iglesia y un largo etcétera de heterodoxias. No les gusta la Iglesia ni aceptan sus principios, pero no se van de ella. Los nuevos herejes buscan destruir la Iglesia desde sus entrañas. Si realmente creyeran en el sacerdocio femenino, en la supresión del celibato para los sacerdotes y en esa Iglesia democratizada, lo tendrían fácil: con irse a la Iglesia anglicana o a la luterana lo tendrían resuelto y todas sus aspiraciones cumplidas: sacerdotisas, obispos y obispas gays y lesbianas... Todo lo que ellos quieren para la Iglesia Católica y más. Pero estos no se van ni con agua hirviendo y siguen erre que erre dando la tabarra.

Pero hay un segundo frente de enemigos quintacolumnistas que es todavía más peligroso. Este segundo grupo es más sutil. Muchos de sus integrantes son de misa diaria: gente conservadora, personas de orden de toda la vida. Yo los denominaría católicos “liberales”. A ellos les gusta denominarse “demócratas cristianos”, aunque al fin y a la postre, ni lo uno ni lo otro. Muchos de ellos son nostálgicos de la transición, donde se sintieron protagonista del cambio político en España. Son muy tolerantes y abiertos a todas las sensibilidades, siempre y cuando esa sensibilidad coincida con la suya. En realidad, son “posibilistas” que tratan de conciliar lo irreconciliable y pretenden casar su condición de católicos con la militancia en partidos que defienden políticas abiertamente contrarias al magisterio de la Iglesia. Son los católicos que miran hacia otro lado y callan como muertos cuando el ministro de justicia aplaude con las orejas la sentencia del Constitucional que ratifica la legalidad del matrimonio homosexual; o quienes callan ante el reiterado retraso de la anunciada reforma de la ley del aborto (que ya verán ustedes en qué va a quedar), mientras miles de niños inocentes mueren cada día en las clínicas del horror. Estos católicos anteponen los cargos, los sueldos y los privilegios que les reporta su militancia política o su cercanía al poder, a sus obligaciones como miembros de su Iglesia. Para estos católicos light (o tibios como los llama el Apocalipsis), quienes permanecen firmes en la defensa de la Doctrina Social de la Iglesia y de los principios no negociables son unos integristas fanáticos. No soportan la virtud y la autenticidad de los católicos coherentes, porque esa integridad pone de manifiesto y denuncia su hipocresía y su fariseísmo. Sus acciones contradicen sus palabras: por sus hechos los conoceréis. Les gusta ocupar los primeros puestos y se codean con obispos y cardenales. Presumen de su condición de católicos; pero en realidad, son sepulcros blanqueados que no ocultan sino podredumbre y muerte.

Si defender lo mismo que el Papa y los obispos, te convierte en un integrista, yo lo soy sin duda. Si no casarse con los intereses de este mundo te convierte en un fanático, bendito fanatismo. Si mantenerse aferrado a la sana doctrina de la Iglesia te convierte en un intolerante, pues también me apunto a esa intolerancia. Nosotros no podemos ser intransigentes ni fanáticos. Lo deja claro el Papa Francisco en su Encíclica Lumen Fidei: nuestra verdad es la verdad del amor y el amor no se impone por la violencia ni el fanatismo. La Verdad que proclamamos es Cristo y Éste, crucificado.

Conozco de primera mano alguna institución católica dirigida por este tipo de católicos, tan tolerantes y liberales ellos, que han puesto en marcha verdaderas purgas contra directores de colegio, rectores de universidad y profesores verdaderamente santos y competentes por ser católicos “integristas” – yo diría que íntegros – de esos que creen en Dios y no negocian con su fe ni con los principios ni con su adhesión a la doctrina de la Iglesia. La tolerancia de estos católicos “liberales” se torna en persecución contra todos aquellos que se niegan a claudicar ante los valores de este mundo. ¿Es posible que pasen estas cosas? Puede parecer increíble, incluso kafkiano; pero sí. Esto pasa en España en 2013. Y lo peor del caso es que nadie mueve un dedo ante lo que está pasando. Todos parecen mirar hacia otro lado, mientras los lobos disfrazados de corderos devoran a las ovejas. Esto también es persecución: una persecución silenciosa e incruenta, pero que está provocando mucho sufrimiento y dolor en muchas personas buenas y santas. Yo podría dar el nombre de unos cuantos.

¿Y qué podemos hacer ante tanta persecución y tanta injusticia? Paciencia, perdón y amor hacia nuestros enemigos; rezar por quienes nos ofenden y nos humillan y seguir el ejemplo de los santos. No queda otra. El mal acabará devorándose a sí mismo. Y el triunfo final es del Señor: ante su presencia, todos tendremos que rendir cuentas. Hasta entonces, el trigo y la cizaña seguirán creciendo juntos y el Señor continuará haciendo salir el sol sobre justos e impíos. Pero al Señor no se le puede engañar porque para Él nada hay oculto.
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