domingo, 22 de abril de 2018

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 22 ABRIL 2018


Lecturas de hoy Domingo 4º de Pascua - Ciclo B
Hoy, domingo, 22 de abril de 2018




Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (4,8-12):

En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; pues, quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido en nombre de Jesucristo Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre, se presenta éste sano ante vosotros. Jesús es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; ningún otro puede salvar; bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 117,1.8-9.21-23.26.28-29

R/. La piedra que desecharon los arquitectos 
es ahora la piedra angular

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor 
que fiarse de los jefes. R/.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos 
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor.
Tu eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,1-2):

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (10,11-18):

En aquel tiempo dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estragos y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre.»


Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 22 de abril de 2018
 Fernando Torres cmf


Mirad que amor...

      El centro del mensaje de las lecturas de este domingo lo encontramos en la segunda lectura. Juan nos hace caer en la cuenta del amor inmenso que Dios nos tiene. Es un amor que se concreta en una relación real entre Dios y nosotros. No sólo nos llamamos “hijos de Dios”. Realmente lo somos. Ese es el gran cambio que se ha producido en nosotros como consecuencia de la manifestación de Jesús. Éste es el hecho central que hoy debemos tener en cuenta. Somos “hijos de Dios” y, como dice la segunda lectura, todavía no se ha manifestado lo que seremos. Es decir, todavía ni nosotros mismos somos capaces de darnos cuenta del auténtico significado de esa afirmación. Lo que es seguro es que ya no debemos ni podemos mirar a Dios como un señor feudal al que hay que temer. Nuestro Dios es un padre, un “abbá” como le gustaba decir a Jesús en su lengua, “papaíto”. Es una relación muy cercana, de enorme confianza, porque de él, de nuestro “abbá” sólo podemos esperar cosas buenas. 

      Jesús es nuestro hermano mayor. Ha venido para reunirnos en una familia, para darnos conocer ese hecho fundamental de nuestras vidas: que somos “hijos”. Por nosotros, sus hermanos, lo dio todo, hasta la vida. Por eso, utiliza la imagen del Buen Pastor. Lo mismo que el Pastor da la vida por sus ovejas, él ha dado su vida por nosotros. La imagen del pastor se refiere a Jesús. Nos habla de su modo de comportarse con nosotros. Como el pastor cuida con amor de cada una de las ovejas de su rebaño, especialmente de las más débiles, así Jesús nos cuida a nosotros. 

      Pero no hay que llevar la comparación a la realidad. Nosotros no somos ovejas ni como las ovejas. Nosotros somos “hijos”. No sólo eso. Somos “hijos de Dios”. Como hijos, somos herederos. Dios nos quiere adultos, responsables, capaces de actuar libremente, de tomar decisiones, de asumir nuestros propios riesgos. Como un buen padre, sufrirá con nuestras equivocaciones y errores, pero no nos castigará. Más bien, nos dará buenos consejos y nos animará a volver a intentarlo. Porque lo que él quiere es que crezcamos, que no seamos perpetuos niños sino hijos mayores con los que poder dialogar al mismo nivel. 

      Hoy las lecturas nos hacen tomar conciencia del amor con que Dios nos ama. Es un amor que nos transforma en hijos. Es un amor que a Jesús le hizo dar la vida por nosotros, igual que hace un pastor por sus ovejas. Es un amor que nos ayuda a crecer, que nos empuja a ser libres y adultos, hermanos de nuestros hermanos. Es un amor que nos hace sentirnos miembros de la familia y responsables de cada uno de los que viven con nosotros. Eso, y no otra cosa, es ser hijos de Dios. 



Para la reflexión

     ¿Cuando pienso en Dios, lo veo como un juez, al que hay que temer? ¿Como un abuelito, al que le da lo mismo todo lo que hagamos? ¿Cómo un padre que se goza cuando crecemos y asumimos nuestras responsabilidades de una forma libre y madura? 

BUENOS DÍAS








sábado, 21 de abril de 2018

CONFESIÓN DE TOMÁS


Confesión de Tomás



Te habla Tomás, de sobrenombre "el mellizo", por parecerme tanto a mi padre. Pasé a la historia como el hombre que no creyó que el Señor había vuelto a la vida. Muchos me llaman incrédulo, y dicen bien de mi primera reacción. El asunto es que no ven lo que yo vi, no entienden la fuerza arrolladora de aquel viernes negro.

Algunos olvidan que al principio los demás no le creyeron a las mujeres que fueron al sepulcro ¡Éramos una comunidad de incrédulos!  Sólo quien había visto ese cuerpo colgado en la cruz podía experimentar que resucitar, que el hecho de que ese despojo de hombre resucitará, era un perfecto imposible. Una contradicción tajante.

Lo que se vio allí era un cuerpo desnudo demacrado, sangre que chorreaba sin pausa, cortes en la espalda, el cráneo y los pies; salivazos por todo el cuerpo, barro metido en las heridas profundas. En fin, nada había más parecido al infierno que ese hombre. No se podía agregar nada para que fuera más desagradable... era la encarnación... de la inmundicia y el asco.

Insisto, sólo los que vimos (y lloramos) esta tarde oscura en el Gólgota podemos experimentar la distancia infinita entre este espantoso espectáculo y una vida eterna, feliz, resucitada. Era imposible -y lo era realmente- que ese hombre, mi Dios y Señor, volviera a mirarme a los ojos con la ternura con que lo hacía siempre.

¡La muerte es muerte! La del Señor no fue una luz blanca al fondo de un corredor, fueron 2 días de un cuerpo helado, pálido... ¡No fue una muerte a medias!

Entonces, cuando a los 3 días de este acontecimiento, mis hermanos me dijeron que vivía, la reacción era obvia: "Pobres hombres, no pueden aceptar que murió y que murió para siempre con su utopía: el agua que brota hasta la vida eterna como un manantial". Ahí lancé mi frase tan propagada: "Si yo no veo la marca de los clavos en sus manos y no meto mi mano en su costado, no pienso creer esta novela de amor que ustedes están escribiendo con su dolor". Yo no quería sufrir más, quería terminar de aceptar que no volvería, que se había extinguido su vida como un cirio, que se termina y nadie puede encender nuevamente. Intenté convencerlos de que la tristeza les estaba jugando una mala pasada. No me escucharon.

Durante toda esa semana seguí llorando -nunca antes ni después lloré así- la muerte de mi amigo, mientras estos otros amigos sonreían felices por aquella visita que habían alucinado. Sufrí esos días, el pecho me oprimía el corazón, respirar era jadear entre las lágrimas. Lo confieso. Pensé en el suicidio, se me cruzó por la mente. Ya no había sentido. Todo era negro, negro muerte.

Hasta que un día estábamos todos juntos, yo llorando, y apareció Él, sí Él, al que yo estaba enterrando desde hacía ocho días. Dijo: "La paz esté con ustedes" ¿¡Cómo no reconocer ese saludo!? Siempre que entrábamos en una casa durante los 3 años que caminamos juntos, él saludaba así. Era su timbre de voz, era Él. Disculpen la insistencia, pero sólo aquellos que lo habíamos escuchado hablar, sabíamos hasta qué punto su voz era única, suave y profunda, como una daga.

Lo miré y me miró. Mi corazón latía a una velocidad incalculable. Me dijo: "Trae tu dedo y mira mis manos". Sus palabras mansas se clavaban en mi corazón y me hacían doler. No había rencor en Él. Siguió: "Dame tu mano y métela en mi costado". Su costado abierto. No era romántico, no era poético su aspecto, en sus costillas tenía una herida profunda de unos diez centímetros producida por la lanza del soldado romano aquel viernes. Él me invitaba a meter mis manos llenas de lágrimas de dolor por su muerte en un hueco preñado de luz del que había brotado agua y sangre, símbolos de Vida sin fin.

Su última frase fue lo que quebró totalmente mis estructuras: "Deja de negar y cree. ¡Basta!" Fue su grito. "¡Basta Tomás de tu muerte, que no es la mía! ¡Basta de tus lágrimas incrédulas! Cree en el amor que inunda la muerte y la ahoga con una potencia arrolladora. ¡Anímate a confiar en mis palabras: salta Tomás, salta ese precipicio, te estoy esperando de este lado. Te has abrazado a mi cuerpo frío, pero resulta que hay sangre eterna corriendo por mis venas. ¡Salta el vacío, que mis manos llagadas te esperan! ¡No te me caerás de las manos, te lo aseguro, te llevaré en brazos si confías!"

Le respondí lo único que podía responderle. "Mi Señor, mi Dios".

"Crees -me dijo- porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!"

Por eso les escribo hermanos. Porque hablo con la autoridad que da el haber sido el primer infiel a gran escala. ¡Crean! ¡Crean en el viernes del horror sin par! ¡Crean en el Domingo de la Belleza luminosa! ¡El domingo en que la muerte quedó bajo tierra! ¡Ya nada, NADA puede contra mi Señor y mi Dios! ¡La muerte ha sido vencida!

¿Alguna vez entenderá nuestro corazón lo que significa que el Señor ha vuelto a la Vida?

Yo no quise creer, era demasiada Luz. Pero vi, vi y no pude contener mi llanto... estaba vivo mi amigo... y mi amigo era Dios.

AYÚDAME, SEÑOR, A TRANQUILIZARME


Ayúdame, Señor, a tranquilizarme




La paz y la serenidad son valores importantes que debes cuidar con diligencia. Con la ayuda del Señor, no te dejes perturbar por pequeñeces que debes despreciar y olvidar. Desde que te levantes elige conscientemente estar sereno y tranquilo. La persistente interiorización de estos valores producirá sus frutos.

Suaviza, Señor, los latidos de mi corazón, apacigua mi mente. Tranquiliza mi paso apresurado dándome una visión de la eterna trascendencia de mi tiempo. Dame, en medio de la confusión del día, la calma de las colinas eternas. Afloja las tensiones de mis nervios y músculos con la música del canto de los arroyos que viven en mi memoria. Ayúdame a conocer el poder mágico y restaurador del sueño. Enséñame el arte de tomarme vacaciones instantáneas, deteniéndome a mirar una flor, charlar con un amigo, leer unas líneas de un buen libro. Dame calma, Señor, e inspírame para hacer que mis raíces penetren profundamente en el suelo de los valores perdurables de la vida y así pueda crecer hacia las estrellas de mis más altas aspiraciones. 

Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el clima indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu vida. Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo de la ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la paz profunda del alma merece estar en permanente alerta.



* Enviado por el P. Natalio

EL DIARIO DE UNA MUJER A DIETA


Diario de una mujer a dieta




Querido Diario:
Hoy he comenzado a hacer dieta. Necesito perder 8 kg. El médico me aconsejó escribir un diario donde debo colocar mi alimentación y hablar de mi estado de ánimo. Me siento de vuelta en la adolescencia pero estoy muy entusiasmada con todo.  Por más que la dieta sea dolorosa, cuando consiga entrar en ese vestidito negro maravilloso, va a estar todo perfecto...

# Primer día de dieta:
Un pedazo de queso blanco. Un tazón de cereales diet.
Mi humor está maravilloso. Me siento más liviana. Un leve dolor de cabeza tal vez...

# Segundo día de dieta:
Una ensaladita rápida. Algunas tostadas y un yogur. Aún me siento maravillosa. La cabeza me duele un poquito más fuerte pero no es nada que una aspirina no pueda solucionar...

# Tercer día de dieta:
Me desperté en el medio de la madrugada con un ruido extraño... Creí que era un ladrón, pero después de un tiempo me di cuenta que era mi propio estómago haciendo un ruido que daba miedo... Tomé un litro de té... Estuve en el baño el resto de la noche. Anotación: Nunca más tomo té de manzanilla.

# Cuarto día de dieta:
Estoy comenzando a odiar la ensalada. Me siento una vaca mascando pasto. Estoy medio irritada. Pero creo que es el tiempo...  Mi cabeza parece un tambor... Mi compañera de trabajo comió una torta alemana hoy en el almuerzo. ¡Pero yo resistí!
Anotación: Odio a mi compañera de trabajo. Siempre fue una mala amiga.

# Quinto día de dieta:
¡Juro por Dios que si yo veo un pedazo más de queso blanco en mi frente, vomito! Mi almuerzo, una ensalada, parecía reírse en mi cara... Necesito calmarme y volverme a concentrar. Compré una revista para leer mientras almorzaba con Pilar en la cafetería. 
Anotación: Me detuve mirando la carta del menú, tardé más tiempo del que me llevó comer la ensalada. Era la promo de "Sólo Empanadas"...

# Sexto día de dieta:
Estoy muerta. No dormí nada por la noche. Y lo poco que conseguí soñé con un flan de vainilla. Creo que hoy mataría por un pedazo de alfajor... en vez de ver personas; por momentos veo porciones.

# Séptimo día de dieta:
Fui al médico. Adelgacé 250 gramos. ¡Es nada!. Toda la semana comiendo pasto. ¡Solamente me faltó mugir y perdí 250 gramos!. El médico me explicó que es normal: "La mujer tarda más en adelgazar, más a mi edad...". ¡El muy pillo me llamó de gorda y vieja!  
Anotación: ¡¡¡Buscar otro médico. Encima que es caro, no puedo dejar que me humille!!!

# Octavo día de dieta:
Fui despertada hoy por un pollo asado. ¡¡Lo juro!! Él estaba en la punta de la cama, bailando cumbia.
Anotación: Mis compañeros de trabajo me empezaron a mirar raro...

# Noveno día de dieta:
Hoy no fui a trabajar. El pollo asado me volvió a despertar, parecía una odalisca; danzando la danza del vientre esta vez. Pasé el día en el sofá viendo tv. Creo que existe un complot. Todos los canales pasaban recetas de cocina. Enseñaban a hacer tarta de frutillas, lasagna y selva negra... ¡Todos comen!, pero la gorda soy yo. 
Anotación: Comprar otro control remoto para la tv..., en un ataque de furia, lo tiré por la ventana. Me siento como un poco nerviosa...

# Décimo día de dieta:
Odio a Pilar.  Anotación: Cuando me miro en el espejo; me noto una mirada "rara"...

# Décimo primer día de dieta:
Pateé al perro de mi vecina , se acercó moviendo la cola. Grité como una loca. El cadete no entra más a mi oficina y las secretarias se tiran contra la pared cuando yo paso.
Anotación: Comprar cajas de carilina, noté que al estar en la pc. y pensar en porciones de pizza , babeo el teclado.

# Décimo segundo día de dieta:
Sopa. Eructo ajo. Anotación: Nunca más juego póker con el pollo asado. El roba.

# Décimo tercero día de dieta:
La balanza no se mueve. ¡Ella no se mueve! ¡No perdí un mísero gramo! Comencé a reírme a carcajadas... Asustado, el médico, sugirió un psicólogo. Creo que llegó a decir psiquiatra o tratamiento. ¿Será porque yo lo amenacé con un bisturí, cuando lo agarré de las solapas?
Anotación: No vuelvo más al médico, el pollo cree que es un chanta, que lo único que hace es sacarme el dinero...

# Décimo cuarto día de dieta:
El pollo me presentó unos amigos. El lomo es un intelectual; el buen vino, es muy divertido y la tarta es un poco callada, con pinta de amarga. Jugamos a las cartas hasta la madrugada.

# Décimo quinto día de dieta:
¡Maté a Pilar! La corté en pedacitos al igual que a todas las fotos de las modelos súper flacas que tenía en mi casa...
Anotación: El pollo y sus amigos están fastidiados conmigo. Comí un pedazo del Sr. Pan. Pero fue en legítima defensa. ¡El me amenazó con un pedazo de salchicha!

# Décimo sexto día:
No estoy más a dieta. Me enojé con el pollo, me lo comí junto con el pan. Y arremetí con la torta. ¡Ella realmente era una dulce!
Anotación: Encontré una notita debajo de la puerta de entrada, es de mis compañeros de la oficina, dicen que me visitarán en la Clínica.

CORTES SUPREMA RECHAZA DEFINITIVAMENTE APELACIÓN DE PADRES DE ALFIE EVANS


Alfie Evans: Corte Suprema rechaza definitivamente apelación de sus padres
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Cortesía de Alfie's Army Official




Luego de la negativa de la Corte de Apelaciones de Inglaterra, los padres de Alfie Evans acaban de perder también la batalla legal ante la Corte Suprema para evitar que se desconecte el soporte que mantiene con vida a su hijo de 23 meses de edad.

Con la decisión, tomada este 20 de abril, no se permitirá que los padres de Alfie transfieran a su hijo del Alder Hey Children's Hospital en Liverpool, al hospital Bambino Gesú de Roma o al Instituto Neurológico Carlo Besta de Milán, que se ofrecieron a acogerlo.

“Se ha determinado de manera concluyente que no está en los mejores intereses de Alfie, no solo permanecer en el Hospital Alder Hey atendido como lo está actualmente, sino también viajar al exterior con el mismo propósito”, sostiene el comunicado emitido por la Corte Suprema.

“No es legal, por lo tanto, continuar reteniéndolo, ya sea en Alder Hey o en otro lugar, para ese propósito. La liberación a la que tiene derecho, por lo tanto, es la liberación de la imposición del tratamiento que no es lo mejor para él”, continúa.

A pesar de la noticia, Thomas Evans, padre de Alfie, dijo que no se darían por vencidos y que habían presentado una “solicitud urgente” ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Sin embargo, los jueces afirmaron que “no había motivo para más retrasos” y que “no habrá más suspensión de la orden de la Corte de Apelaciones”.

“Esa es la ley en este país. Ninguna solicitud al Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo puede o debería cambiar eso”, dijeron.

Christian Concern, una organización hermana de Christian Legal Center, publicó una declaración del padre de Alfie sobre la decisión de la Corte Suprema.

“Como toda la familia de Alfie, estoy muy decepcionado por la nueva decisión de la Corte Suprema que justifica el encarcelamiento de Alfie en el Hospital Alder Hey, y se niega a permitirle ir a Roma por invitación del Papa”, dijo Evans.

“Les hemos pedido que vean los videos recientes de Alfie, y su decisión ahora admite que Alfie ‘parece un niño normal’. Sin embargo, su papeleo aún dice que su cerebro ya no existe, que su vida es inútil, que no se le permite ir, sino que debe morir, todo en su propio beneficio”, añadió.

Finalmente, aseguró que “a estas personas solo les importa el papeleo, no el niño”.

“Esto no es justicia. Es una burocracia cruel. Continuaremos luchando por todos los medios disponibles para nosotros dentro de la ley, para salvar la vida de nuestro hijo”, concluyó Thomas.

En declaraciones para CBN News, Roger Kiska, asesor legal del Christian Legal Center que representa a la familia, dijo que debe considerarse “este caso como un momento decisivo potencial, en el que los tribunales realmente han mostrado desprecio por la vida humana al decidir que ya no vale la pena vivir, y que en cierto sentido es eugenésica”.

“En realidad es equivalente a la eutanasia”, continuó Kiska.

Alfie tiene 23 meses de edad y permanece hospitalizado desde diciembre de 2016 en “estado semi-vegetativo” debido a una condición neurológica degenerativa desconocida.

El niño se encuentra en el Alder Hey Children's Hospital, centro que ha solicitado a la justicia inglesa que le permita desconectar al menor, argumentando que no hay solución a su problema de salud.

El 10 de abril la justicia británica falló a favor del hospital. La prensa informó que el juez Anthony Hayden estableció la fecha y la hora para desconectar el soporte que mantiene con vida a Alfie Evans.

El pequeño sigue con vida debido a que los padres mantienen su lucha en los tribunales de justicia.

El miércoles 18 de abril, el Papa Francisco recibió en una audiencia privada a Thomas Evans.

Un día después, la presidenta del hospital pediátrico Bambino Gesú, Mariella Enoc, afirmó que el Santo Padre le pidió “hacer lo posible y lo imposible” por Alfie Evans.

DE FAMILIA JAPONESA ATEA, SE BAUTIZÓ Y ES SEMINARISTA

De familia japonesa atea, en un libro de Historia descubrió la Iglesia, se bautizó y es seminarista
Masahiro Yuki estudia en España y una vez sea sacerdote quiere evangelizar Japón


Por: Javier Lozano | Fuente: Religión en Libertad 



Masahiro Yuki nació hace 26 años en la ciudad japonesa de Oita, situada en la misma isla que Nagasaki, ciudad que sufrió el impacto de la bomba atómica en 1945. Pero ahora vive en Pamplona (España) donde se prepara para el sacerdocio en el Colegio Internacional de Bidasoa, para una vez ordenado volver a su país a anunciar el Evangelio.

El de este joven japonés es uno de los testimonios que Obras Misionales Pontificias y la Conferencia Episcopal Española dan a conocer de cara a la Jornada por las Vocaciones Nativas. Él que fue criado en una familia no creyente, que se bautizó ya mayor de edad y que sintió la llamada al sacerdocio en un país donde los católicos son apenas el 0,3% de la población, explica por qué es importante que surjan vocaciones nativas en Japón, un país que está siendo devastado por la soledad y el individualismo pese a ser una de las grandes potencias mundiales.

Criado en una familia japonesa no creyente
Masahiro relata en una entrevista con Religión en Libertad que nació en una familia que no sólo no era católica sino que no era creyente. “En mi familia no teníamos fe, había influencias del sintoísmo y del budismo pero no teníamos nada de fe”, cuenta este joven seminarista japonés, que asegura que fue él mismo el que empezó a sentir curiosidad por el catolicismo debido a su afición a la lectura y su inquietud intelectual, que se manifestaba desde niño.

Este seminarista de 26 años recuerda que fue en el colegio cuando tuvo su primer encuentro con el cristianismo, pero no por el trato con algún profesor o compañeros, sino por los libros de historia. Le encantaban las lecturas de esta temática, especialmente la historia del mundo y ahí descubrió la de la Iglesia Católica y especialmente la figura del Papa.

La pregunta que le interrogó sobre la historia de la Iglesia
Sin embargo, lo que más le llamó poderosamente la atención es que el Papa, pese a que algunos de los pontífices hubieran sido poco ejemplares, participaran en guerras o hicieran política, la Iglesia ha sobrevivido más de 2.000 años cuando el resto de imperios y dinastías han ido cayendo unas tras otras pese a que parecían invencibles.

“Quería saber más cosas”, cuenta Masahiro, que decidió acercarse a la catedral de Oita. Entró dentro y vio que estaban celebrando misa. Una mujer se le acercó y le preguntó si quería hablar con el sacerdote. Allí conoció al padre Damián Kazuki, el sacerdote que ha marcado su vida cristiana y vocación, y que le acompañó desde aquel momento.

Bautizado en la Vigilia Pascual
Aquel adolescente contó al sacerdote sus inquietudes y el religioso le invitó a conocer más poco a poco a través de unas catequesis. Así se fue despertando la fe en este joven, que durante la Vigilia Pascual de 2010 recibió con 18 años el Bautismo, la Comunión y la Confirmación.

“Yo había leído algunos libros pero fue este sacerdote el que me enseñó, pues no sabía nada sobre la divinidad ni lo sobrenatural”, cuenta Masahiro, que proviene de una familia no religiosa. El padre Kazuki le mostró la “sobrenaturalidad” que se da en la Iglesia Católica, porque “yo pensaba que la Iglesia era una institución humana”. Así se respondía a su pregunta de por qué la Iglesia sobrevivía a las distintas civilizaciones o imperios.

La "caridad cristiana", el gran descubrimiento
Esta era una respuesta intelectual, pero la respuesta espiritual que marcó su conversión y posterior llamada fue el descubrimiento de uno de los aspectos centrales del cristianismo. “Me enseñó una cosa incluso más importante, la caridad cristiana. Me marcó una frase del Evangelio de San Juan: ‘que os améis unos a otros como yo os he amado’. Me impresionó mucho esta caridad cristiana, nunca había encontrado esto ni en el colegio ni en ningún sitio”, cuenta a este diario.

Su familia se quedó completamente sorprendida por su conversión. El joven nipón reconoce que su padre lo aceptó con más facilidad, no así su madre que “no tenía ni idea del cristianismo” y supuso para él un momento difícil y complicado. Con el tiempo, y tras hablar con ella tanto él como el sacerdote, acabó aceptándolo.

Se convirtió de la noche a la mañana en el único cristiano de su colegio y de su grupo de amigos, aunque algunos de ellos empezaron a tener “intereses sobre el cristianismo y querían saber esta buena nueva. Les hablaba de esto pero fue poco a poco, entonces sólo tenía 18 años.

"Quería ser sacerdote, quería ser santo"
Llegó a la Universidad donde empezó a estudiar Literatura y durante cuatro años el sacerdote que le presentó el cristianismo le acompañó espiritualmente. “Gracias a su ayuda descubrí mi vocación sacerdotal, supe que quería ser sacerdote, quería ser santo, y Dios me llamó”, afirma.

La Diócesis de Oita llevaba varios años sin tener ninguna vocación japonesa y “providencialmente”, asegura Masahiro, el padre Kazuki había sido antiguo alumno del Colegio Bidasoa en España, y le presentó la posibilidad de formarse allí como sacerdote, y el obispo aceptó.

Si sus padres se quedaron sorprendidos con su conversión, la noticia de querer ser sacerdote fue una bomba. De nuevo, su padre lo entendió y aceptó pero su madre no.“Al principio se enfadó, no lo entendía, no entendía la Iglesia, ni a los sacerdotes. Durante un año hablé con ella, mi padre también ayudó mucho y al final lo entendió bastante bien. Ahora ellos están muy contentos”.

En España, amante de la paella y el gazpacho
Y así fue como en 2015 llegó a España, que en realidad supuso un gran choque cultural para él. Cuenta Masahiro que “son culturas totalmente distintas. Cuando llegué, el primer año lo dediqué sólo a estudiar lengua castellana. Quería aprender bien el castellano, pero no sólo el idioma, sino también la cultura, la forma de vivir, porque es radicalmente distinto”.

Sin embargo, Masahiro reconoce que ahora es un enamorado de la comida española. “Me gusta mucho la paella y también muchísimo el gazpacho, sobre todo en verano”, cuenta mientras sonríe.

Anunciar el Evangelio en un descristianizado Japón
En Bidasoa, donde conviven 100 seminaristas de 22 naciones, se siente como parte de una familia. Y además su director espiritual ha sido misionero en Japón durante casi 50 años, lo que ha sido de gran ayuda para él en este tiempo.

Este joven sabe que tiene una misión muy importante cuando se ordene. “Lo que quiero es dar a conocer a Cristo. Somos 120 millones de habitantes pero los cristianos son el 0,3% o 0,4%, unos tres millones. La mayoría de los cristianos no conoce a Cristo, hay que evangelizar en Japón, anunciar la alegría del Evangelio y aunque ya hay muchos misioneros que pueden anunciar este Evangelio, es necesario que haya japoneses, para que en el país vean que la fe del cristiano no proviene de Occidente sino que es universal”.

La importancia de las vocaciones nativas
Obras Misionales Pontificias organiza estas jornadas de las Vocaciones Nativas y a través de la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol sostiene anualmente a 76.917 seminaristas (uno de cada tres en el mundo) y a 5.469 novicios.

El número de vocaciones que nacen en las misiones se ha multiplicado. El número de sacerdotes nativos ha pasado de 46.932 a 88.138 en los últimos treinta años, por lo que prácticamente se han duplicado, siendo África y Asia los lugares donde se da la mayor tasa de intensidad de vocaciones sacerdotales.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 21 ABRIL


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
21 abril




Cristo comenzó a revelarse a los apóstoles, no proporcionándoles un Credo, sino haciéndoles vivir la experiencia de su encuentro.

Cristo actual es hoy la Iglesia. Aceptar creer en Cristo y rechazar la Iglesia es aferrarse a un recuerdo histórico y a una realidad actual, histórica, contemporánea.

Creer es formar parte de un Pueblo o comunidad de creyentes; creemos conjuntamente; creer no es encerrarse en la soledad de nuestra relación personal con Dios; es entrar en la comunidad de los creyentes: es preciso captar esta dimensión comunitaria de la fe; creer es hacer un Pueblo de hermanos que llevan la Palabra de Dios por el mundo.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO DA 3 CONSEJOS PARA VENCER EL MIEDO EN LA VIDA CRISTIANA


El Papa Francisco da 3 consejos para vencer el miedo en la vida cristiana
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa.




El Papa Francisco advirtió que el miedo es un “obstáculo relevante” en la vida cristiana, y dio tres consejos para vencerlo.

“En la vida cristiana, hay un obstáculo relevante frente a todos nosotros: el miedo. Pero podemos superarlo con el amor, la oración y el buen humor”, aseguró.

El Santo Padre pronunció estas palabras en su encuentro del 21 de abril con superiores y alumnos del Venerable Colegio Inglés, que forma a seminaristas británicos en Roma.

El Papa señaló que con estos tres consejos espera que “no tengan miedo de las dificultades y de las pruebas y de la incesante batalla contra el pecado”.


“También les animo a no tener miedo de ustedes mismos. Siguiendo el ejemplo de su patrono celestial, Santo Tomás de Canterbury, que no permitió que sus pecados pasados y sus limitaciones humanas le impidieran servir a Dios hasta el final, no solo sean capaces de superar su miedo, sino que ayuden a otros a superar el de ellos”.

El Venerable Colegio Inglés ha recibido alumnos en Roma desde 1577, en medio de la persecución contra católicos en Inglaterra, durante el reinado de Isabel I.

Tras ser ordenados sacerdotes, los jóvenes regresaron a Inglaterra, llevando una vida de persecución. En los siguientes cien años, 44 de ellos sufrieron el martirio, algunos en la horca y otros descuartizados.

Entre ellos se encontraba San Ralph Sherwin, el primero en realizar el Juramento Misionero del Venerable Colegio Inglés.

En su mensaje, el Papa Francisco destacó que “el amor de Dios y el amor del prójimo” son “las dos piedras de los cimientos de nuestras vidas”.

Sobre el amor a Dios, destacó, “es bello ver a los jóvenes que se preparan para asumir un compromiso estable con el Señor, que dura para la vida entera. Esto es más difícil para ustedes de lo que era para mí, a causa de la actual ‘cultura de lo provisional’”.

“Para vencer este desafío, y para ayudar a hacer una auténtica promesa a Dios, es vital durante estos años de seminario nutrir su vida interior, aprendiendo a cerrar la puerta de su celda interior desde dentro. De esta manera, su servicio a Dios y a la Iglesia resultará reforzado y encontrarán aquella paz y felicidad que solo Jesús puede dar”.

Respecto al amor del prójimo, dijo, “no somos testimonio de Cristo para ventaja nuestra, sino para los otros, en constante servicio. Y buscamos ofrecer este servicio no por un simple sentimiento, sino en obediencia al Señor, que se arrodilla para lavar los pies de los discípulos”.

El Santo Padre destacó que “una de las formas en que puede crecer nuestro amor por Dios y por el prójimo es a través de la vida comunitaria. No puede ser una coincidencia el hecho de que la comunidad de su seminario haya generado cuarenta y cuatro mártires, haciéndolos capaces de emitir prontamente el juramento misionero”.

Al finalizar su mensaje, el Papa alentó a los seminaristas a cultivar “buenas y saludables relaciones” amicales. “Estoy seguro de que reconocerán a sus verdaderos amigos, que no son simplemente aquellos que están de acuerdo con ustedes, sino que son dones del Señor para ayudarnos a caminar hacia lo que es justo, noble y bueno”, dijo.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 21 ABRIL 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 3ª semana de Pascua
sábado, 21 de abril de 2018





Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,31-42):

EN aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaría. Se iba construyendo y progresaba en el temor del Señor, y se multiplicaba con el consuelo del Espíritu Santo.
Pedro, que estaba recorriendo el país, bajó también a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla.
Pedro le dijo:
«Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y arregla tu lecho».
Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor.
Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba.
Como Lida está cerca de Jafa, al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle:
«No tardes en venir a nosotros».
Pedro se levantó y se fue con ellos. Al llegar, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron todas las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela mientras estuvo con ellas. Pedro, mandando salir fuera a todos, se arrodilló, se puso a rezar y, volviéndose hacia el cuerpo, dijo:
«Tabita, levántate».
Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él, dándole la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.
Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.

Palabra del Señor


Salmo
Sal 115,12-13.14-15.16-17

R/. ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R/.

Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R/.

Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio segun san Juan (6,60-69):

EN aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».
Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
«¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 21 de abril de 2018
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf


¿A QUIÉN IREMOS?


  ♦ La Iglesia gozaba de paz en toda Palestina. Era la paz que les había dejado el Resucitado. Una paz que no estaba exenta de conflictos, como hemos venido viendo en días anteriores. Y si no, que se lo pregunten a Esteban, o a Felipe, y al mismo Saulo. 
     Pero esa dificultades no les hacían perder el don de la paz recibida. Y la Iglesia iba creciendo, se iba construyendo, y progresaba en la fidelidad al Señor, se multiplicaba... Le viene a la cabeza a uno aquello  que Lucas había dicho también de Jesús, en su infancia: Crecía en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres. 

    La tarea del crecimiento personal y comunitario -animada por el Espíritu Santo- nunca termina, porque la fidelidad hay que construirla todos los días. Una fidelidad que encuentra un significativo y necesario apoyo en los propios hermanos. La fidelidad de mis hermanos es una garantía y un impulso para la mía. Y viceversa. Aquella primera comunidad no estaba tan marcada como la nuestra por eso que llamamos individualismo, y que les «autoriza» a no pocos a mantener una relación con Dios, al margen de los hermanos, de la comunidad, como una especie de asunto privado. Mi oración por mí y por mis cosas, mis necesidades, mi manera de apañármelas con Dios, «mi» misa, y hasta el banco donde me siento... procurando que nadie me roce ni me distraiga...

    Pero los comienzos nos muestran algo que a mí me parece que tenemos que recuperar con urgencia en nuestra cristianismo de hoy. Las personas de la comunidad tienen nombre propio, conocen mutuamente sus circunstancias personales, su lugar de residencia, y los hermanos procuran que Pedro -como representante de la comunidad- se acerque y ore y actúe en la medida de sus posibilidades. A pesar, incluso, de que estas comunidades que va visitando probablemente no habían sido fundadas por él.

   Algo tenía aquel grupo de creyentes que resultaba atractivo: un ambiente de cercanía, de fraternidad, de confianza en el Resucitado, a quien sentían muy presente. Cada uno era atendido «según sus necesidades». Algo que resultaba desconocido en los ambientes religiosos de la época, y que resultaba admirable y contagioso. Algo que Jesús había procurado enseñarles: a ser uno, a amarse, a ser enviados juntos, a compartir juntos la mesa: con él... pero también entre sí. Y todo ello «para que el mundo crea que el Padre le ha enviado» y para que se sepa que somos discípulos suyos por el amor que nos tenemos unos a otros.  

    Y es algo que hoy debiéramos revisar y tener mucho más en cuenta en nuestras actividades y estructuras pastorales, en nuestras relaciones intra-comunitarias. Algo que nos debiera empujar a poner la dimensión apostólica mucho más en clave comunitaria (que no es lo mismo que distribuir y repartir responsabilidades).  Hay demasiado individualismo entre nosotros, demasiado pastor «por libre», y demasiadas ovejas «a su aire». Como también grupos con alergia a la «pastoral de conjunto». No es casualidad que la «reacción» principal de Pablo después de encontrarse con ese Jesús al que perseguía (al Jesús presente en las comunidades) fuera... fundar él  mismo pequeñas comunidades misioneras, y cuidarlas como tarea principal.

      ♦ En el Evangelio nos encontramos con los discípulos en aprietos:  también a ellos les cuesta aceptar las palabras de Jesús, hasta el punto de que «muchos» le critican y se retiran: «son palabras duras, ¿quién puede hacerles caso?».  Por una parte despiertan mi admiración porque escuchan las palabras de Jesús muy en serio, y deben optar: o le hacemos caso... o no. O le seguimos, o nos vamos. Algunos quieren pero no pueden. Y cuando ven que otros «muchos» se retiran, no es esta la mejor motivación para seguir ellos adelante. 

    Es una tentación que afecta a cualquier discípulo de cualquier momento de la historia. También hoy: ¿Para qué complicarse la vida, para qué autoexigirse? Hay muchos a los que les va muy bien sin  calentarse la cabeza con las llamadas del Evangelio. No hace falta estar con Jesucristo para ser buena persona. Muchas exigencias de Jesús echan para atrás.... Y si encima ser creyente hoy proporciona no pocos rechazos, burlas, desprecio social, y en algunos lugares incluso persecuciones... 

   Quizá nosotros no demos el paso como aquellos discípulos que se retiraron; nos quedamos... pero lo hacemos «a medio gas», con tibieza, eligiendo lo que mejor nos viene... e ignorando otras cosas.

     ¿A quién iremos entonces? Las suyas son «palabras de vida eterna», pero la vida eterna no parece preocupar demasiado hoy, ¡el presente es lo que importa!... Incluso Pedro, que aparentemente lo tenía tan claro, y que hablaba en nombre de todos... ya sabemos que después no fue tan coherente ni tan valiente. Sus compañeros tampoco.

     Para nosotros puede resultar duro y hasta escandaloso el mensaje del Evangelio... Pero como «es el Espíritu quien da la vida».... Es el Espíritu el único que puede ayudarnos a no quedarnos «en la carne, a no ser tibios, cobardes, cómodos... Ésta es la clave. Y por eso, ésta debiera ser nuestra constante oración: «Ven Espíritu Santo y transforma los corazones de tus fieles». Necesitamos orar «para no caer en la tentación» de renunciar al único que puede salvarnos, al único que tiene palabras de vida eterna, al Santo de Dios (= consagrado por Dios) para hacernos santos a nosotros. Que así sea.

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

BUENOS DÍAS




viernes, 20 de abril de 2018

SE DEJA TOCAR, COMER Y ABRAZAR POR QUIENES LO DESEAN, JESÚS EUCARISTÍA


Se deja tocar, comer y abrazar por quienes lo desean
Pan y vino, comida y bebida para la vida corporal... Cuerpo y Sangre para la vida espiritual.


Por: Carlos M. Buela | Fuente: Instituto del Verbo Encarnado 




Sucedió en la vida de San Felipe Neri, como nos lo presenta un testigo en el proceso de canonización: Haber visto al Santo revestido con una vieja alba y unos pobrísimos ornamentos, retirándose con lágrimas porque se le impedía decir Misa. Debe ser lo más tremendo que le pueda suceder a un sacerdote: el que no se le deje celebrar la Santa Misa. Y una de las novedades de las cuales se lo acusaba injustamente a San Felipe Neri era precisamente ésa: la de exhortar a los sacerdotes a decir Misa todos los días y a los fieles a comulgar frecuentemente.
Por eso, que este ejemplo de su vida simplemente nos sirva para llegar a darnos cuenta de lo que significaba la Eucaristía para San Felipe Neri, y para tomar pie para seguir con nuestro tema: el por qué la Eucaristía da la gracia, por qué la Eucaristía da la vida.

En primer lugar, porque la Eucaristía, es el mismo Cristo. La Eucaristía no solamente nos da la gracia santificante y la gracia propia del sacramento, sino que, además, nos da al mismo Autor de la gracia, que se presentó a sí mismo como “la Vida”.

En segundo lugar, porque en la Eucaristía se nos da la víctima que se inmola. Por tanto, participamos -al recibir la víctima del sacrificio- del sacrificio eucarístico, del sacrificio del altar, que no es otro que el sacrificio de la Cruz, aunque en “especie aliena”, en especie ajena.

En tercer lugar, por lo cual la Eucaristía nos da la vida es por el modo mismo de este sacramento. ¿Cuál es ese modo? Este sacramento se nos da a modo de comida y bebida. Así entonces, de esta manera todo lo que hacen la comida y la bebida materiales en la vida corporal, hace este sacramento, comida y bebida espiritual, en orden a la vida espiritual de los cristianos. Y ¿qué es lo que hace la comida y la bebida material en orden al cuerpo para así entender lo que hace la comida y bebida espiritual en orden al alma?

La comida y bebida material hacen cuatro cosas: sustentar, aumentar, reparar y deleitar. Y esas cuatro cosas son las que hace este sacramento en nuestras almas:

1)  Sostiene nuestra vida espiritual, la conserva, la mantiene y la sustenta.

2)  Aumenta, pero con esta diferencia: así como es necesaria la comida material para que el cuerpo del hombre crezca hasta que llegue hasta su plenitud, pero luego comienza a decrecer, por el contrario, la comida y la bebida espirituales al hombre le hacen crecer durante toda su vida porque siempre le van produciendo un aumento de la gracia, que va llevando al hombre hasta la medida de la edad perfecta en Cristo.

3)  Repara. Ciertamente que, debido a los trabajos del día y al desgaste que hacemos de calorías, necesitamos reparar esas energías. Para eso está la comida y la bebida material, pero de manera especial, en la vida espiritual, los ataques del demonio, las tentaciones, las arideces, el polvo del camino en este peregrinar que se nos va pegando, las dificultades de adentro, de afuera, la carne, el mundo, el demonio, nos hacen perder fuerza espiritual. ¿Cómo recuperamos esas fuerzas espirituales? ¿Cómo se repara la pérdida que puede haber? Con la Eucaristía.

4)  Y por si fuese poco, la Eucaristía deleita. Por eso, la Eucaristía siempre es un manjar para el paladar del sacerdote, como tiene que ser un manjar para el paladar de aquél que se va preparando al sacerdocio. Y deleita la Eucaristía por ser el mismo Cristo y por ser el Cristo que es Víctima y por ser el Cristo que se nos da como comida y bebida de una manera inefable. Esto se ha mostrado de manera extraordinaria en algunos casos en la historia de la Iglesia; pero de manera ordinaria se manifiesta todos los días al recibir el Pan de los ángeles.

Por eso decía San Ambrosio: “este pan es de vida eterna, pues sustenta la sustancia de nuestra alma”.

Y San Juan Crisóstomo: “se deja tocar, comer y abrazar por quienes lo desean”.

No por nada dijo el Señor: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida”.

Pidámosle a la Virgen, que fue la que dio vida a Jesús, el comprender como ese Jesús, que es Vida, nos da vida a nosotros a través de la Eucaristía.
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