sábado, 31 de marzo de 2018

LECTURAS BÍBLICAS DE LA VIGILIA PASCUAL, SÁBADO 31 MARZO 2018


Vigilia Pascual en la Noche Santa
31 de marzo de 2018




Color: Blanco
Santos: San Benjamín, Mártir


Lecturas del día:


Primera lectura
Génesis 1:1--2:2

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
2 La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
3 Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
4 Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad;
5 y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero.
6 Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»
7 E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.
8 Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo.
9 Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue.
10 Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien.
11 Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue.
12 La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien.
13 Y atardeció y amaneció: día tercero.
14 Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años;
15 y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue.
16 Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas;
17 y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra,
18 y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien.
19 Y atardeció y amaneció: día cuarto.
20 Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.»
21 Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien;
22 y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.»
23 Y atardeció y amaneció: día quinto.
24 Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue.
25 Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
26 Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
28 Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
30 Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue.
31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardecío y amaneció: día sexto.
1 Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato,
2 y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor que hiciera.

O también:

Génesis 1:1, 26-31
1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.
26 Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra.
27 Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó.
28 Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.»
29 Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
30 Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue.
31 Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardecío y amaneció: día sexto.


Primer salmo
Salmo 104:1-2, 5-6, 10, 12-14, 24, 35

1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
5 Sobre sus bases asentaste la tierra, inconmovible para siempre jamás.
6 Del océano, cual vestido, la cubriste, sobre los montes persistían las aguas;
10 Haces manar las fuentes en los valles, entre los montes se deslizan;
12 sobre ellas habitan las aves de los cielos, dejan oír su voz entre la fronda.
13 De tus altas moradas abrevas las montañas, del fruto de tus obras se satura la tierra;
14 la hierba haces brotar para el ganado, y las plantas para el uso del hombre, para que saque de la tierra el pan,
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
35 ¡Que se acaben los pecadores en la tierra, y ya no más existan los impíos! ¡Bendice a Yahveh, alma mía!


O también:

Salmo 33:4-7, 12-13, 20-22

4 Pues recta es la palabra de Yahveh, toda su obra fundada en la verdad;
5 él ama la justicia y el derecho, del amor de Yahveh está llena la tierra.
6 Por la palabra de Yahveh fueron hechos los cielos por el soplo de su boca toda su mesnada.
7 El recoge, como un dique, las aguas del mar, en depósitos pone los abismos.
12 ¡Feliz la nación cuyo Dios es Yahveh, el pueblo que se escogió por heredad!
13 Yahveh mira de lo alto de los cielos, ve a todos los hijos de Adán;
20 Nuestra alma en Yahveh espera, él es nuestro socorro y nuestro escudo;
21 en él se alegra nuestro corazón, y en su santo nombre confiamos.
22 Sea tu amor, Yahveh, sobre nosotros, como está en ti nuestra esperanza.



Segunda lectura

Génesis 22:1-18

1 Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: «¡Abraham, Abraham!» El respondió: «Heme aquí.»
2 Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»
3 Levantóse, pues, Abraham de madrugada, aparejó su asno y tomó consigo a dos mozos y a su hijo Isaac. Partió la leña del holocausto y se puso en marcha hacia el lugar que le había dicho Dios.
4 Al tercer día levantó Abraham los ojos y vio el lugar desde lejos.
5 Entonces dijo Abraham a sus mozos: «Quedaos aquí con el asno. Yo y el muchacho iremos hasta allí, haremos adoración y volveremos donde vosotros.»
6 Tomó Abraham la leña del holocausto, la cargó sobre su hijo Isaac, tomó en su mano el fuego y el cuchillo, y se fueron los dos juntos.
7 Dijo Isaac a su padre Abraham: «¡Padre!» Respondió: «¿qué hay, hijo?» - «Aquí está el fuego y la leña, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?»
8 Dijo Abraham: «Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío.» Y siguieron andando los dos juntos.
9 Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara, encima de la leña.
10 Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
11 Entonces le llamó el Angel de Yahveh desde los cielos diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Heme aquí.»
12 Dijo el Angel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado tu hijo, tu único.»
13 Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo.
14 Abraham llamó a aquel lugar «Yahveh provee», de donde se dice hoy en día: «En el monte "Yahveh provee"»
15 El Angel de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los cielos,
16 y dijo: «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único,
17 yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.
18 Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber obedecido tú mi voz.»

O también:

Génesis 22:1-2, 9-13, 15-18

1 Después de estas cosas sucedió que Dios tentó a Abraham y le dijo: «¡Abraham, Abraham!» El respondió: «Heme aquí.»
2 Díjole: «Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, a Isaac, vete al país de Moria y ofrécele allí en holocausto en uno de los montes, el que yo te diga.»
9 Llegados al lugar que le había dicho Dios, construyó allí Abraham el altar, y dispuso la leña; luego ató a Isaac, su hijo, y le puso sobre el ara, encima de la leña.
10 Alargó Abraham la mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo.
11 Entonces le llamó el Angel de Yahveh desde los cielos diciendo: ¡Abraham, Abraham!» El dijo: «Heme aquí.»
12 Dijo el Angel: «No alargues tu mano contra el niño, ni le hagas nada, que ahora ya sé que tú eres temeroso de Dios, ya que no me has negado tu hijo, tu único.»
13 Levantó Abraham los ojos, miró y vio un carnero trabado en un zarzal por los cuernos. Fue Abraham, tomó el carnero, y lo sacrificó en holocausto en lugar de su hijo.
15 El Angel de Yahveh llamó a Abraham por segunda vez desde los cielos,
16 y dijo: «Por mí mismo juro, oráculo de Yahveh, que por haber hecho esto, por no haberme negado tu hijo, tu único,
17 yo te colmaré de bendiciones y acrecentaré muchísimo tu descendencia como las estrellas del cielo y como las arenas de la playa, y se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.
18 Por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, en pago de haber obedecido tú mi voz.»

Segundo salmo
Salmo 16:5, 8-11

5 Yahveh, la parte de mi herencia y de mi copa, tú mi suerte aseguras;
8 pongo a Yahveh ante mí sin cesar; porque él está a mi diestra, no vacilo.
9 Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan, y hasta mi carne en seguro descansa;
10 pues no has de abandonar mi alma al seol, ni dejarás a tu amigo ver la fosa.
11 Me enseñarás el caminó de la vida, hartura de goces, delante de tu rostro, a tu derecha, delicias para siempre.


Tecera lectura
Éxodo 14:15--15:1

15 Dijo Yahveh a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha.
16 Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas entren en medio del mar a pie enjuto.
17 Que yo voy a endurecer el corazón de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa de Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros de los carros.
18 Sabrán los egipcios que yo soy Yahveh, cuando me haya cubierto de gloria a costa de Faraón, de sus carros y de sus jinetes.
19 Se puso en marcha el Angel de Yahveh que iba al frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube de delante se desplazó de allí y se colocó detrás,
20 poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió la noche sin que pudieran trabar contacto unos con otros en toda la noche.
21 Moisés extendió su mano sobre el mar, y Yahveh hizo soplar durante toda la noche un fuerte viento del Este que secó el mar, y se dividieron las aguas.
22 Los israelitas entraron en medio del mar a pie enjuto, mientras que las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
23 Los egipcios se lanzaron en su persecución, entrando tras ellos, en medio del mar, todos los caballos de Faraón, y los carros con sus guerreros.
24 Llegada la vigilia matutina, miró Yahveh desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios, y sembró la confusión en el ejército egipcio.
25 Trastornó la ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Y exclamaron los egipcios: «Huyamos ante Israel, porque Yahveh pelea por ellos contra los egipcios.»
26 Yahveh dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas volverán sobre los egipcios, sobre sus carros y sobre los guerreros de los carros.»
27 Extendió Moisés su mano sobre el mar, y al rayar el alba volvió el mar a su lecho; de modo que los egipcios, al querer huir, se vieron frente a las aguas. Así precipitó Yahveh a los egipcios en medio del mar,
28 pues al retroceder las aguas cubrieron los carros y a su gente, a todo el ejército de Faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera.
29 Mas los israelitas pasaron a pie enjuto por en medio del mar, mientras las aguas hacían muralla a derecha e izquierda.
30 Aquel día salvó Yahveh a Israel del poder de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar.
31 Y viendo Israel la mano fuerte que Yahveh había desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahveh, y creyeron en Yahveh y en Moisés, su siervo.
1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro.


Tercer salmo
Éxodo 15:1-6, 17-18

1 Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahveh. Dijeron: «Canto a Yahveh pues se cubrió de gloria arrojando en el mar caballo y carro.
2 Mi fortaleza y mi canción es Yah. El es mi salvación. El, mi Dios, yo le glorifico, el Dios de mi padre, a quien exalto.
3 ¡Un guerrero Yahveh, Yahveh es su nombre!
4 Los carros de Faraón y sus soldados precipitó en el mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf;
5 cubriólos el abismo, hasta el fondo cayeron como piedra.
6 Tu diestra, Yahveh,relumbra por su fuerza; tu diestra, Yahveh, aplasta al enemigo.
17 Tú le llevas y le plantas en el monte de tu herencia, hasta el lugar que tú te has preparado para tu sede, ¡oh Yahveh! Al santuario, Adonay, que tus manos prepararon.
18 ¡Yahveh reinará por siempre jamás!»


Cuarta lectura
Isaías 54:5-14

5 Porque tu esposo es tu Hacedor, Yahveh Sebaot es su nombre; y el que te rescata, el Santo de Israel, Dios de toda la tierra se llama.
6 Porque como a mujer abandonada y de contristado espíritu, te llamó Yahveh; y la mujer de la juventud ¿es repudiada? - dice tu Dios.
7 Por un breve instante te abandoné, pero con gran compasión te recogeré.
8 En un arranque de furor te oculté mi rostro por un instante, pero con amor eterno te he compadecido - dice Yahveh tu Redentor.
9 Será para mí como en tiempos de Noé: como juré que no pasarían las aguas de Noé más sobre la tierra, así he jurado que no me irritaré mas contra ti ni te amenazaré.
10 Porque los montes se correrán y las colinas se moverán, mas mi amor de tu lado no se apartará y mi alianza de paz no se moverá - dice Yahveh, que tiene compasión de ti.
11 Pobrecilla, azotada por los vientos, no consolada, mira que yo asiento en carbunclos tus piedras y voy a cimentarte con zafiros.
12 Haré de rubí tus baluartes, tus puertas de piedras de cuarzo y todo tu término de piedras preciosas.
13 Todos tus hijos serán discípulos de Yahveh, y será grande la dicha de tus hijos.
14 En justicia serás consolidada. Manténte lejos de la opresión, pues ya no temerás, y del terror, pues no se acercará a ti.


Cuarto salmo
Salmo 30:2, 4-6, 11-13

2 Yo te ensalzo, Yahveh, porque me has levantado; no dejaste reírse de mí a mis enemigos.
4 Tú has sacado, Yahveh, mi alma del seol, me has recobrado de entre los que bajan a la fosa.
5 Salmodiad a Yahveh los que le amáis, alabad su memoria sagrada.
6 De un instante es su cólera, de toda una vida su favor; por la tarde visita de lágrimas, por la mañana gritos de alborozo.
11 ¡Escucha, Yahveh, y ten piedad de mí! ¡Sé tú, Yahveh, mi auxilio!
12 Has trocado mi lamento en una danza, me has quitado el sayal y me has ceñido de alegría;
13 mi corazón por eso te salmodiará sin tregua; Yahveh, Dios mío, te alabaré por siempre.


Quinta lectura
Isaías 55:1-11

1 ¡Oh, todos los sedientos, id por agua, y los que no tenéis plata, venid, comprad y comed, sin plata, y sin pagar, vino y leche!
2 ¿Por qué gastar plata en lo que no es pan, y vuestro jornal en lo que no sacia? Hacedme caso y comed cosa buena, y disfrutaréis con algo sustancioso.
3 Aplicad el oído y acudid a mí, oíd y vivirá vuestra alma. Pues voy a firmar con vosotros una alianza eterna: las amorosas y files promesas hechas a David.
4 Mira que por testigo de las naciones le he puesto, caudillo y legislador de las naciones.
5 Mira que a un pueblo que no conocías has de convocar, y un pueblo que no te conocía, a ti correrá por amor de Yahveh tu Dios y por el Santo de Israel, porque te ha honrado.
6 Buscad a Yahveh mientras se deja encontrar, llamadle mientras está cercano.
7 Deje el malo su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Yahveh, que tendrá compasión de él, a nuestro Dios, que será grande en perdonar.
8 Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos - oráculo de Yahveh -.
9 Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros.
10 Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer,
11 así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié.


Quinto salmo
Isaías 12:2-6

2 He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación,»
3 Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación.»
4 y diréis aquel día: «Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre.
5 Cantad a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.
6 Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.»


Sexta lectura
Baruc 3:9-15, 32--4:4

9 Escucha, Israel, los mandamientos de vida, tiende tu oído para conocer la prudencia.
10 ¿Por qué, Israel, por qué estás en país de enemigos, has envejecido en un país extraño,
11 te has contaminado con cadáveres, contado entre los que bajan al seol?
12 ¡Es que abandonaste la fuente de la sabiduría!
13 Si hubieras andado por el camino de Dios, habrías vivido en paz eternamente.
14 Aprende dónde está la prudencia, dónde la fuerza, dónde la inteligencia, para saber al mismo tiempo dónde está la longevidad y la vida, dónde la luz de los ojos y la paz.
15 Pero ¿quién ha encontrado su mansión, quién ha entrado en sus tesoros?
32 Pero el que todo lo sabe la conoce, con su inteligencia la escrutó, el que dispuso la tierra para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos,
33 el que envía la luz, y ella va, el que llama, y temblorosa le obedece;
34 brillan los astros en su puesto de guardia llenos de alegría,
35 los llama él y dicen: ¡Aquí estamos!, y brillan alegres para su Hacedor.
36 Este es nuestro Dios, ningún otro es comparable a él.
37 El descubrió el camino entero de la ciencia, y se lo enseñó a su siervo Jacob, y a Israel su amado.
38 Después apareció ella en la tierra, y entre los hombres convivió.
1 Ella es el libro de los preceptos de Dios, la Ley que subsiste eternamente: todos los que la retienen alcanzarán la vida, mas los que la abandonan morirán.
2 Vuelve, Jacob y abrázala, camina hacia el esplendor bajo su luz.
3 No des tu gloria a otro, ni tus privilegios a nación extranjera.
4 Felices somos, Israel, pues lo que agrada al Señor se nos ha revelado.


Sexto salmo
Salmo 19:8-11

8 La ley de Yahveh es perfecta, consolación del alma, el dictamen de Yahveh, veraz, sabiduría del sencillo.
9 Los preceptos de Yahveh son rectos, gozo del corazón; claro el mandamiento de Yahveh, luz de los ojos.
10 El temor de Yahveh es puro, por siempre estable; verdad, los juicios de Yahveh, justos todos ellos,
11 apetecibles más que el oro, más que el oro más fino; sus palabras más dulces que la miel, más que el jugo de panales.


Séptima lectura
Ezequiel 36:16-28

16 La palabra de Yahveh me fue dirigida en estos términos:
17 Hijo de hombre, los de la casa de Israel que habitaban en su tierra, la contaminaron con su conducta y sus obras; como la impureza de una menstruante era su conducta ante mí.
18 Entonces yo derramé mi furor sobre ellos, por la sangre que habían vertido en su tierra y por las basuras con las que la habían contaminado.
19 Los dispersé entre las naciones y fueron esparcidos por los países. Los juzgué según su conducta y sus obras.
20 Y en las naciones donde llegaron, profanaron mi santo nombre, haciendo que se dijera a propósito de ellos: «Son el pueblo de Yahveh, y han tenido que salir de su tierra.»
21 Pero yo he tenido consideración a mi santo nombre que la casa de Israel profanó entre las naciones adonde había ido.
22 Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahveh: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis.
23 Yo santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por vosotros. Y las naciones sabrán que yo soy Yahveh - oráculo del Señor Yahveh - cuando yo, por medio de vosotros, manifieste mi santidad a la vista de ellos.
24 Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a vuestro suelo.
25 Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré.
26 Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.
27 Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas.
28 Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vustro Dios.


Séptimo salmo
Salmo 42:3, 5; 43:3-4

3 Tiene mi alma sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo podré ir a ver la faz de Dios?
5 Yo lo recuerdo, y derramo dentro de mí mi alma, cómo marchaba a la Tienda admirable, a la Casa de Dios, entre los gritos de júbilo y de loa, y el gentío festivo.
3 Envía tu luz y tu verdad, ellas me guíen, y me conduzcan a tu monte santo, donde tus Moradas.
4 Y llegaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría. Y exultaré, te alabaré a la cítara, oh Dios, Dios mío.

O también:

Isaías 12:2-6
2 He aquí a Dios mi Salvador: estoy seguro y sin miedo, pues Yahveh es mi fuerza y mi canción, él es mi salvación,»
3 Sacaréis agua con gozo de los hontanares de salvación.»
4 y diréis aquel día: «Dad gracias a Yahveh, aclamad su nombre, divulgad entre los pueblos sus hazañas, pregonad que es sublime su nombre.
5 Cantad a Yahveh, porque ha hecho algo sublime, que es digno de saberse en toda la tierra.
6 Dad gritos de gozo y de júbilo, moradores de Sión, que grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

O también:

Salmo 51:12-15, 18-19
12 Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
13 no me rechaces lejos de tu rostro, no retires de mí tu santo espíritu.
14 Vuélveme la alegría de tu salvación, y en espíritu generoso afiánzame;
15 enseñaré a los rebeldes tus caminos, y los pecadores volverán a ti.
18 Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas.
19 El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.


Octava lectura
Romanos 6:3-11

3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?
4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.
5 Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante;
6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado.
7 Pues el que está muerto, queda librado del pecado.
8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,
9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.
10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.
11 Así también vosotros, consideraos como muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.


Octavo salmo
Salmo 118:1-2, 16-17, 22-23

1 ¡Dad gracias a Yahveh, porque es bueno, porque es eterno su amor!
2 ¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!
16 excelsa la diestra de Yahveh, la diestra de Yahveh hace proezas!»
17 No, no he de morir, que viviré, y contaré las obras de Yahveh;
22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;
23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.



Evangelio
Marcos 16:1-7

1 Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle.
2 Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro.
3 Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?»
4 Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande.
5 Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron.
6 Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron.

7 Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 31 MARZO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
31 marzo



Nosotros no podíamos salvarnos por nosotros mismos; estábamos irremisiblemente perdidos en nuestro pecado y por nuestro pecado; Jesús toma sobre sí nuestras culpas y asuma la responsabilidad de las mismas; ellas cargarán sobre sus espaldas y lo harán caer en tierra y lo harán transpirar sangre en su oración del huerto de Getsemaní; ellas lo obligarán a extender sus brazos en la cruz, pero con su Pasión y su muerte nuestras culpas quedarán perdonadas y podremos mirar de nuevo al cielo con plena confianza y llamar a Dios nuestro Padre y esperar la entrada en la felicidad de la gloria.



P. Alfonso Milagro

ORACIÓN DEL SÁBADO SANTO A MARÍA DOLOROSA


Oración del Sábado Santo.


"Estaba la Madre dolorosa,
junto a la Cruz y lloraba
mientras el Hijo moría.
Su alma triste y amorosa,
traspasaba dolorosa
una espada de agonía.

¡Cuán triste y afligida
se vio la madre querida
de tantos tormentos llena!.

Cuando ante sí contemplaba
y con firmeza aceptaba
del Hijo amado la pena.

¿Y cuál hombre no llorara
si a la Virgen contemplara
sumergida en tal dolor?

¿Y quién no se entristeciera,
si así, Madre, te sintiera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo
vio en su tormento tan profundo
a Jesús la dulce Madre.

Vio morir a su Hijo amado,
-que rindió desamparado- ,
el espíritu al Padre.

Oh Madre, fuente de amor
hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.

Que siempre, por Cristo amado
mi corazón abrazado,
más viva en él que conmigo.

Para que a amarle me anime
en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.

Y de tu Hijo, Señora,
divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar
y poder participar
de sus penas, mientras vivo.

Porque acompañar deseo
en la Cruz, donde le veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santa,
llore yo con fuerza tanta,
que el llanto, dulce me sea!.

Que su pasión y su muerte
haga mi alma mas fuerte,
y siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore;
que en ella viva y adore,
con un corazón propicio.

Su verdad en mi encienda
y contigo me defienda
en el día del gran Juicio.

Haz que Cristo con su muerte
sea mi esperanza fuerte
en el supremo vaivén.

Que mi cuerpo quede en calma
y con él vaya mi alma
a la eterna gloria.

Amén."

SIGNIFICADO DEL CIRIO PASCUAL



El Cirio Pascual
Aciprensa


Es el símbolo más destacado del Tiempo Pascual. La palabra "cirio" viene del latín "cereus", de cera. El producto de las abejas. El cirio más importante es el que se enciende en la vigilia Pascual como símbolo de cristo – Luz, y que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro adornado.

El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia. En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos. Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.

En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: "Luz de cristo. Demos gracias a Dios", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.

Además del simbolismo de la luz, el Cirio Pascual tiene también el de la ofrenda, como cera que se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz:"acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios... Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche".

El Cirio Pascual estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés. Una vez concluido el tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve dignamente en el bautisterio. El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.

ORACIÓN DEL PREGÓN PASCUAL


Pregón Pascual
Aciprensa



Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.

Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.

Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.

En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.

Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.

Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.

Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.

Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.

Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»

Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.

En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por rnedio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.

Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.

¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.


ESTAS ES LA EMOTIVA ORACIÓN QUE REZÓ EL PAPA FRANCISCO AL FINALIZAR EL VÍA CRUCIS 2018


Esta es la emotiva oración que rezó el Papa Francisco al finalizar el Vía Crucis
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican News / ACI Prensa.





Tras el Vía Crucis del Viernes Santo presidido por el Papa Francisco en el Coliseo de Roma, donde muchos de los primeros cristianos murieron martirizados, el Santo Padre rezó una larga y emotiva oración dirigida a Jesús “llena de vergüenza, arrepentimiento y esperanza” frente a los 20 mil asistentes.


A continuación, el texto completo de la oración:

Señor Jesús, nuestra mirada está dirigida a ti, llena de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza.

Ante tu amor supremo, la vergüenza nos impregna por haberte dejado sufrir en soledad nuestros pecados:

La vergüenza de haber huido ante la prueba a pesar de haber dicho miles de veces “incluso si todos te abandonan, yo no te abandonaré jamás”.

La vergüenza de haber elegido a Barrabás y no a ti, el poder y no a ti, la apariencia y no a ti, el dinero y no a ti, la mundanidad y no la eternidad.

La vergüenza por haberte tentado con la boca y con el corazón cada vez que nos hemos encontrado ante una prueba, diciéndote: “si tú eres el Mesías, sálvate y creeremos”.


La vergüenza por tantas personas, incluso algunos de tus ministros, que se han dejado engañar por la ambición y por la vana gloria perdiendo su dignidad y su primer amor.

La vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por las divisiones y por las guerras; un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los pequeños, los enfermos, los ancianos son marginados.

La vergüenza de haber perdido la vergüenza.

¡Señor Jesús, danos siempre la gracia de la santa vergüenza!

Nuestra mirada está llena también de un arrepentimiento que, delante de tu silencio elocuente, suplica tu misericordia:

Un arrepentimiento que germina ante la certeza de que sólo tú puedes salvarnos del mal, sólo tú puedes cura nuestra lepra de odio, de egoísmo, de soberbia, de codicia, de venganza, de codicia, de idolatría, sólo tú puedes abrazarnos devolviéndonos la dignidad filiar y alegrarte por nuestro regreso a casa, a la vida.

El arrepentimiento que surge de sentir nuestra pequeñez, nuestra nada, nuestra vanidad y que se deja acariciar por su dulce y poderosa invitación a la conversión.

El arrepentimiento de David que, desde el abismo de su miseria, encuentra en ti su única fuerza.

El arrepentimiento que nace de nuestra vergüenza, que nace de la certeza de que nuestro corazón permanecerá siempre inquieto hasta que no te encuentre y encuentre en ti su única fuente de plenitud y de quietud.

El arrepentimiento de Pedro que, cruzando su mirada con la tuya, llora amargamente por haberte negado delante de los hombres.

Señor Jesús, ¡danos siempre la gracia del santo arrepentimiento!

Ante tu suprema majestad se enciende, en la tenebrosidad de nuestra desesperación, la chispa de la esperanza para que sepamos que tu única medida de amarnos es la de amarnos sin medida.


La esperanza de que tu mensaje continúe a inspirar, todavía hoy, a tantas personas y pueblos a que solo el bien puede derrotar el mal y la maldad, sólo el perdón puede derrotar el rencor y la venganza, sólo el abrazo fraterno puede dispersar la hostilidad y el miedo del otro.

La esperanza de que tu sacrificio continúa, todavía hoy, a emanar el perfume del amor divino que acaricia los corazones de tantos jóvenes que continúan consagrándote sus vidas convirtiéndose en ejemplos vivos de caridad y de gratuidad en este mundo devorado por la lógica del beneficio y de la ganancia fácil.

La esperanza de que tantos misioneros y misioneras continúen hoy a desafiar la adormecida conciencia de la humanidad arriesgando sus vidas para servirte en los pobres, en los descartados, en los inmigrantes, en los invisibles, en los explotados, en los hambrientos en los encarcelados.

La esperanza de que tu Iglesia santa, y constituida por pecadores, continúe, incluso hoy, a pesar de todos los intentos de desacreditarla, a ser una luz que ilumine, anime, alivie y testimonie tu amor ilimitado por la humanidad, un modelo de altruismo, un arca de salvación y una fuente de certeza y de verdad.

La esperanza de que, de tu cruz, fruto de la codicia y de la cobardía de tantos doctores de la Ley y de los hipócritas, surja la Resurrección transformando las tinieblas de la tumba en el resplandor del alba del Domingo sin atardecer, enseñándonos que tu amor es nuestra esperanza.

Señor Jesús, ¡danos siempre la gracia de la santa esperanza!

Ayúdanos, Hijo del Hombre, a despojarnos de la arrogancia del ladrón puesto a tu izquierda, y de los miopes y de los corruptos que han visto en ti una oportunidad de explotar, un condenado al que criticar, un derrotado del que burlarse, otra ocasión para atribuir a los demás, e incluso a Dios, las propias culpas.

Te pedimos, en cambio, Hijo de Dios, que nos identifiquemos con el buen ladrón que te miró con ojos llenos de vergüenza, de arrepentimiento y de esperanza; que con ojos de fe vio en tu aparente derrota la victoria divina, y así, arrodillados delante de tu misericordia, y con honestidad, ganó el paraíso. Amén.

HOMILÍA DE LA VIGILIA PASCUAL 2018


Homilía Vigilia Pascual
Año litúrgico 2017 - 2018 - (Ciclo B)

“ No está aquí, ha resucitado ”


Introducción

Las amigas de Jesús –María Magdalena, María la de Santiago y Salomé-,  muy temprano, al salir el sol, fueron al sepulcro con aromas para embalsamar el cuerpo sin vida del Maestro. Al no encontrarlo, se asustaron. Pero, un joven vestido de blanco, un ángel, las tranquilizó diciéndoles “¡ha resucitado!, ¡no está aquí!”.

En la Vigilia pascual, los creyentes también buscamos a Jesús el nazareno, el Resucitado. Pero, no le buscamos a solas como tantas otras  veces en la vida; esta vez, nuestra búsqueda es comunitaria, eclesial, en familia, tomados de la mano unos con otros. El clima de la celebración será  estar despiertos, atentos, esperando la aparición del Resucitado; mientras tanto, haremos memoria de la Palabra de Dios,  quien   nos irá descubriendo  las huellas de las pisadas del Señor en nuestra historia de salvación,  una historia tejida de rebeldías y debilidades humanas, de cariños de Dios, y de muchos arrepentimientos del ser humano, regresando a Dios.

A lo largo de la celebración, bendeciremos el fuego nuevo; de él  prenderemos el cirio pascual –la luz de Cristo-  y nuestras candelas; la luz vencerá a las tinieblas, presagio de que el Resucitado  - luz del mundo- someterá a la muerte. Después de escuchar el anuncio solemne de la fiesta de Pascua, escucharemos a los profetas que anunciarán la resurrección del Señor.

En esta serena vigilia, que evoca tantos recuerdos de gracia y de compasión divinos, renovaremos nuestro bautismo, en el que morimos y resucitamos con Cristo y celebraremos la Eucaristía. Y nos reconoceremos unos a otros hombres y mujeres nuevos porque el Espíritu que resucitó a Jesús también nos habrá resucitado a nosotros.


Fr. Luis Carlos Bernal Llorente O.P.
Casa de la Santísima Trinidad (Montevideo-Uruguay)

HOY 31 DE MARZO ES SÁBADO SANTO


Sábado Santo
Aciprensa




"Durante el Sábado santo la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y su muerte, su descenso a los infiernos y esperando en oración y ayuno su resurrección (Circ 73).

Es el día del silencio: la comunidad cristiana vela junto al sepulcro.Callan las campanas y los instrumentos. Se ensaya el aleluya, pero en voz baja. Es día para profundizar. Para contemplar. El altar está despojado. El sagrario, abierto y vacío.

La Cruz sigue entronizada desde ayer. Central, iluminada, con un paño rojo, con un laurel de victoria. Dios ha muerto. Ha querido vencer con su propio dolor el mal de la humanidad.

Es el día de la ausencia. El Esposo nos ha sido arrebatado. Día de dolor, de reposo, de esperanza, de soledad. El mismo Cristo está callado. Él, que es el Verbo, la Palabra, está callado. Después de su último grito de la cruz "¿por qué me has abandonado"?- ahora él calla en el sepulcro.Descansa: "consummatum est", "todo se ha cumplido".

Pero este silencio se puede llamar plenitud de la palabra. El anonadamiento, es elocuente. "Fulget crucis mysterium": "resplandece el misterio de la Cruz."

El Sábado es el día en que experimentamos el vacío. Si la fe, ungida de esperanza, no viera el horizonte último de esta realidad, caeríamos en el desaliento: "nosotros esperábamos... ", decían los discípulos de Emaús.

Es un día de meditación y silencio. Algo parecido a la escena que nos describe el libro de Job, cuando los amigos que fueron a visitarlo, al ver su estado, se quedaron mudos, atónitos ante su inmenso dolor: "se sentaron en el suelo junto a él, durante siete días y siete noches. Y ninguno le dijo una palabra, porque veían que el dolor era muy grande" (Job. 2, 13).

Eso sí, no es un día vacío en el que "no pasa nada". Ni un duplicado del Viernes. La gran lección es ésta: Cristo está en el sepulcro, ha bajado al lugar de los muertos, a lo más profundo a donde puede bajar una persona. Y junto a Él, como su Madre María, está la Iglesia, la esposa. Callada, como él.

El Sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro. Un día puente, pero con personalidad. Son tres aspectos - no tanto momentos cronológicos - de un mismo y único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado:

"...se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo...se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, es decir conociese el estado de muerte, el estado de separación entre su alma y su cuerpo, durante el tiempo comprendido entre el momento en que Él expiró en la cruz y el momento en que resucitó. Este estado de Cristo muerto es el misterio del sepulcro y del descenso a los infiernos. Es el misterio del Sábado Santo en el que Cristo depositado en la tumba manifiesta el gran reposo sabático de Dios después de realizar la salvación de los hombres, que establece en la paz al universo entero".

IMÁGENES DE SÁBADO SANTO













VIGILIA PASCUAL 2018 - EXPLICACIÓN DE LA CELEBRACIÓN Y CITAS BÍBLICAS DE LECTURAS


Vigilia Pascual 2018
Aciprensa



"Según una antiquísima tradición, esta es noche de vigilia en honor del Señor (Ex 12,42). Los fieles, tal como lo recomienda el evangelio (Lc 12,35-36), deben parecerse a los criados, que con las lámparas encendidas en las manos, esperan el retorno de su señor, para que cuando llegue los encuentre en vela y los invite a sentarse a su mesa" (Misal, pág. 275).

Esta Noche Pascual tiene, como toda celebración litúrgica, dos partes centrales:

- La Palabra: Solo que esta vez las lecturas son más numerosas (nueve, en vez de las dos o tres habituales).

- El Sacramento: Esta noche, después del camino cuaresmal y del catecumenado, se celebran, antes de la Eucaristía, los sacramentos de la iniciación cristiana: el Bautismo y la Confirmación.

Así, los dos momentos centrales adquieren un relieve especial: se proclama en la Palabra la salvación que Dios ofrece a la humanidad, culminando con el anuncio de la resurrección del Señor.

Y luego se celebra sacramentalmente esa misma salvación, con los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. A todo ello también se le antepone un rito de entrada muy especial: se añade un rito lucernario que juega con el símbolo de la luz en medio de la noche, y el Pregón Pascual, lírico y solemne.


La Pascua del Señor, nuestra Pascua

Todos estos elementos especiales de la Vigilia quieren resaltar el contenido fundamental de la Noche: la Pascua del Señor, su Paso de la Muerte a la Vida.

La oración al comienzo de las lecturas del Nuevo Testamento, invoca a Dios, que "ilumina esta noche santa con la gloria de la resurrección del Señor". En esta noche, con más razón que en ningún otro momento, la Iglesia alaba a Dios porque "Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado" (Prefacio I de Pascua).

Pero la Pascua de Cristo es también nuestra Pascua: "en la muerte de Cristo nuestra muerte ha sido vencida y en su resurrección resucitamos todos"(Prefacio II de Pascua).

La comunidad cristiana se siente integrada, "contemporánea del Paso de Cristo a través de la muerte a la vida". Ella misma renace y se goza en "la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales" (oración sobre las ofrendas de la Vigilia): por el Bautismo se sumerge con Cristo en su Pascua, por la Confnmación recibe también ella el Espíritu de la vida, y en la Eucaristía participa del Cuerpo y la Sangre de Cristo, como memorial de su muerte y resurrección.

Los textos, oraciones, cantos: todo apunta a esta gozosa experiencia de la Iglesia unida a su Señor, centrada en los sacramentos pascuales. Esta es la mejor clave para la espiritualidad cristiana, que debe centrarse. más que en la contemplación de los dolores de Jesús (la espiritualidad del Viernes Santo es la más fácil de asimilar), en la comunión con el Resucitado de entre los muertos.
Cristo, resucitando, ha vencido a la muerte.

Este es en verdad "el día que hizo el Señor". El fundamento de nuestra fe. La experiencia decisiva que la Iglesia, como Esposa unida al Esposo, recuerda y vive cada año, renovando su comunión con El, en la Palabra y en los Sacramentos de esta Noche.


Luz de Cristo

El fuego nuevo es asperjado en silencio, después, se toma parte del carbón bendecido y colocado en el incensario, se pone incienso y se inciensa el fuego tres veces. Mediante este rito sencillo reconoce la Iglesia la dignidad de la creación que el Señor rescata.

Pero la cera, a su vez, resulta ahora una criatura renovada. Se devolverá al cirio el sagrado papel de significar ante los ojos del mundo la gloria de Cristo resucitado. Por eso se graba en primer lugar la cruz en el cirio. La cruz de Cristo devuelve a cada cosa su sentido. Por ello el Canon Romano dice: "Por él (Cristo) sigues creando todos los bienes, los santificas, los llenas de vida, los bendices y los repartes entre nosotros".

Al grabar en la cruz las letras griegas Alfa y Omega y las cifras del año en curso, el celebrante dice: "Cristo ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo. Y la eternidad. A él la gloria y el poder. Por los siglos de los siglos. Amén".

Así expresa con gestos y palabras toda la doctrina del imperio de Cristo sobre el cosmos, expuesta en San Pablo. Nada escapa de la redención del Señor, y todo, hombres, cosas y tiempo están bajo su potestad.

Se lo adorna con granos de incienso, según una tradición muy antigua, que han pasado a significar simbólicamente las cinco llagas de Cristo: "Por tus llagas santas y gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor".

Termina el celebrante encendiendo el fuego nuevo, diciendo: "La 1uz de Cristo, que resucita glorioso, disipe las tinieblas del corazón y del espíritu".

Tras el cirio encendido que representa a Cristo, columna de fuego y de luz que nos guía a través de las tinieblas y nos indica el camino a la tierra prometida, avanza el cortejo de los ministros. Se escucha cantar tres veces:"Luz de Cristo" mientras se encienden en el cirio recién bendecido todas las velas de la comunidad cristiana.

Hay que vivir estas cosas con alma de niño, sencilla pero vibrante, para estar en condiciones de entrar en la mentalidad de la Iglesia en este momento de júbilo. El mundo conoce demasiado bien las tinieblas que envuelven a su tierra en infortunio y congoja. Pero en esa hora, puede decirse que su desdicha ha atraído la misericordia y que el Señor quiere invadirlo todo con oleadas de su luz.

Los profetas habían prometido ya la luz: "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande", escribe Isaías (Is 9, I; 42,7; 49,9). Pero la luz que amanecerá sobre la nueva Jerusalén (Is 60,1ss.) será el mismo Dios vivo, que iluminará a los suyos (Is 60, 19) y su Siervo será la luz de las naciones (Is 42,6; 49,6).

El catecúmeno que participa en esta celebración de la luz sabe por experiencia propia que desde su nacimiento pertenece a las tinieblas; pero sabe también que Dios "lo llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa" (1 Pe 2,9). Dentro de unos momentos, en la pila bautismal,"Cristo será su luz" (Ef 5, 14). Se va a convertir de tiniebla que es en "luz en el Señor" (Ef 5,8).

Pregón pascual o "exultet"

Este himno de alabanza, en primer lugar, anuncia a todos la alegría de la Pascua, alegría del cielo, de la tierra, de la Iglesia, de la asamblea de los cristianos. Esta alegría procede de la victoria de Cristo sobre las tinieblas.

Luego, entona la gran Acción de Gracias. Su tema es la historia de la salvación resumida por el poema. Una tercera parte consiste en una oración por la paz, por la Iglesia en sus jefes y en sus fieles, por los que gobiernan los pueblos, para que todos lleguen a la patria del cielo.

La liturgia de la Palabra

Esta noche la comunidad cristiana se detiene más de lo ordinario en la proclamación de la Palabra. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento hablan de Cristo e iluminan la Historia de la Salvación y el sentido de los sacramentos pascuales. Hay un diálogo entre Dios que habla a su Pueblo (las lecturas) y el Pueblo que responde (Salmos y oraciones).

Las lecturas de la Vigilia tienen una coherencia y un ritmo entre ellas. La mejor clave es la que dio el mismo Cristo: "todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí, tenía que cumplirse, y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó (a los discípulos de Emaús) lo que se refería a él en toda la Escritura" (L,c 24,27).

Lecturas del Antiguo Testamento

Primera lectura: Gn 1,1-31 ó 2,1-2: Vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno. 

Segunda lectura: Gn 22,1-18: El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.

Tercera lectura Ex 14-15,30 - Los israelitas cruzaron el mar Rojo.

Cuarta lectura: Is 54,5-14 - Con misericordia eterna te quiere el Señor, tu redentor.

Quinta lectura: Is 55, 1-11 - Vengan a mí, y vivirán; sellaré con ustedes una alianza perpetua. 

Sexta lectura: Bar 3,9-15.32-4,4 - Camina a la claridad del resplandor del Señor

Séptima lectura: Ez 36.16-28 - Derramaré sobre ustedes un agua pura, y les daré un corazón nuevo. 

El Antiguo Testamento prepara la realidad del Nuevo Testamento: lo que se anunciaba y prometía, ahora se ha cumplido de verdad.

Es importante subrayar este paso al Nuevo Testamento: el Misal indica en este momento diversos signos, tales como el adorno del altar (luces, flores), el canto del Gloria y la aclamación del Aleluya antes del Evangelio. También se ilumina de manera más plena la iglesia ya que durante las lecturas del Antiguo Testamento estaba iluminada más discretamente.

Sobre todo es el Evangelio, tomado de uno de los tres sinópticos. según el Ciclo, el que hay que destacar: es el cumplimiento de todas las profecías y figuras, proclama la Resurrección del Señor.

Lecturas del Nuevo Testamento

Primera lectura: Rom 6,3-11 - Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más.

Evangelio 

CICLO A: Mt 28.1-10 - Ha resucitado y va por delante de ustedes a Galilea.

CICLO B: Mc 16, 1-8 - Jesús Nazareno, el crucificado, ha resucitado.

CICLO C: Lc 24.1-12 - Por qué buscan entre los muertos al que está vivo.

La Liturgia bautismal

La noche de Pascua es el momento en el que tiene más sentido celebrar los sacramentos de la iniciación cristiana. Después de un camino catecumenal (personal, si se trata de adultos y de la familia, para los niños, y siempre en lo que cabe, de la comunidad cristiana entera), el signo del agua -la inmersión, el baño- quiere ser la expresión sacramental de cómo una persona se incorpora a Cristo en su paso de la muerte a la vida.

Como dice el Misal, si se trata de adultos, esta noche tiene pleno sentido que además del Bautismo se celebre la Confirmación. para quedar ya integrados plenamente a la comunidad eucarística. El sacerdote que preside tiene esta noche la facultad de conferir también la Confirmación, para hacer visible la unidad de los sacramentos de iniciación.

La celebración consta de los siguientes elementos:

la letanía de los santos (si hay bautismo), según lo sugerido por el Misal;

la bendición del agua más que bendecir el agua se trata de bendecir a Dios por todo lo que en la Historia de la Salvación ha hecho por medio del agua (desde la creación y el paso del Mar Rojo hasta el bautismo de Jesús en el Jordán), pidiéndole que hoy también a través del sígno del agua actúe el Espíritu de vida sobre los bautizados;

el Bautismo y la Confirmación según sus propios rituales;
la renovación de las promesas bautismales, si no se ha celebrado el Bautismo, (ya lo habrán realizado entonces, junto con los padrinos y/o bautizandos). Se trata de que todos participen conscientemente tanto en la renuncia como en la profesión de fe;

el signo de aspersión, con un canto bautismal, como un recuerdo plástico del propio Bautismo. Este signo se puede repetir todos los domingos de la Cincuentena Pascual, al comienzo de la Eucaristía;

la Oración universal o de los fieles, que es el ejercicio, por parte de la comunidad, de su sacerdocio bautismal intercediendo ante Dios por toda la Hurnanidad.

La Eucaristía

La celebración eucarística es la culminación de la Noche Pascual. Es la Eucaristía central de todo el año, más importante que la de Navidad o la del Jueves Santo. Cristo, el Señor Resucitado, nos hace participar de su Cuerpo y de su Sangre, como memorial de su Pascua.
Es el punto culminante de la celebración.

Misas durante el día

En el transcurso de la Noche Santa participamos en el misterio pascual por medio de la celebración de los sacramentos del Bautismo y de la Eucaristía. En la segunda misa de Pascua, damos gracias por la vida nueva, cuya fuente nos ha sido abierta por la Resurrección de Cristo.

Hoy es la fiesta de las fiestas y el día de Cristo el Señor por excelencia. Hoy, Jesús vencedor de la muerte y del pecado, se manifestó a los suyos; hoy se dio a conocer a sus dos discípulos en el camino de Emaús por medio de la fracción del pan: hoy confirió el Espíritu Santo a sus Apóstoles para la remisión de los pecados y los envió al mundo para ser sus testigos. Como consecuencia de todo esto, cantamos: "Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo". (Salmo 117).

Misa del día

Primera lectura: Hech 10,34a.37-43 - Nosotros hemos comido y bebido con Él después de su resurrección.
Segunda Lectura: Col 3, 1-4 - Busquen los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
Evangelio: Jn 20 1-9 - Él tenía que resucitar de entre los muertos.

Misa vespertina

Esta comida con el Resucitado de los discípulos de Emaús en la tarde de Pascua debía iluminar en los siglos venideros, la celebración de la Eucaristía; es la irradiación de su alegría y la invitación a revivir la Pascua en cada Misa.
Evangelio: Lc 24, 13-35 - Lo reconocieron al partir el pan.
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