martes, 13 de febrero de 2018

IMÁGENES DE CUARESMA Y SEMANA SANTA 2018 PARA NIÑOS, COMO VIVIR LA CUARESMA DÍA A DÍA




















































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LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 13 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
13 de Febrero


Estaban llenos de admiración por las palabras repletas de gracia que salían de su boca. No nos extraña que aquellas gentes sencillas quedaran cautivadas con las palabras de Jesús; primeramente su doctrina, hasta entonces nunca oída, sobre todo para los pobres y los humildes; luego la santidad que trasunta toda la persona de Jesús.

Así predicaba Jesús, así evangelizaba, así te enseñó a ti la forma como debes hacerlo tú: con palabras llenas de bondad, siempre amables y respetuosas, salidas del corazón.

En el trato con los demás, procura ser siempre amable y bondadoso; no te dejes arrastrar tus ímpetus, modera tus nervios, suaviza tus palabras y tus expresiones, gradúa el tono de tu voz y todo esto con cualquier persona con la que hables, pero muy en particular con los tuyos, con los de tu hogar o comunidad, con aquellos con quienes con más frecuencia debes tratar.


* P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO Y EL PATRIARCA GRECO-MELQUITA CELEBRAN JUNTOS LA MISA EN SANTA MARTA


El Papa y el Patriarca Greco-Melquita celebran juntos la Misa en Santa Marta
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco concelebró este martes 13 de febrero la Misa matutina en la capilla de la Casa Santa Marta junto con el Patriarca de la Iglesia de Antioquía Greco-Melquita, en comunión con Roma, Youssef Absi, a quien se dirigió durante la homilía: “Es padre de una Iglesia, de una Iglesia antiquísima, y viene a abrazar a Pedro, a decir ‘yo estoy en comunión con Pedro’”.

El Santo Padre subrayó que “eso es lo que significa la ceremonia de hoy: el abrazo del padre de una Iglesia con Pedro. Una Iglesia rica, con su propia teología dentro de la teología católica, con su propia liturgia maravillosa, y con un pueblo que, en este momento, en gran parte se encuentra crucificado como Jesús”.

El Pontífice ofreció la Misa “por el pueblo, por el pueblo que sufre, por los cristianos perseguidos en Oriente Medio que dan la vida, dan los bienes, sus propiedades, que se han visto obligados a abandonar. Y ofrecemos también la Misa por el ministerio de nuestro hermano Youssef”.

Al finalizar la Misa, el Patriarca agradeció al Papa por sus palabras: “Estoy verdaderamente conmovido por su caridad fraterna, por estos gestos de fraternidad, de solidaridad que ha demostrado a nuestra Iglesia en el curso de esta Misa”, señaló.

El Patriarca Youssef Absi ofreció sus oraciones por el Pontífice: “le prometemos tenerle siempre en nuestros corazones, en el corazón de todos nosotros, clero y fieles, y recordaremos siempre este evento, estos instantes históricos, este momento que no me atrevo a describir por lo bello que ha resultado: esta fraternidad, esta comunión que nos vincula a todos los discípulos de Cristo”.

“Le doy las gracias por esta Misa de comunión en nombre de todo el Sínodo de nuestra Iglesia Greco-Melquita Católica”. Después de sus palabras de agradecimiento, el Papa y el Patriarca han impartido juntos la bendición final.

El Patriarca Youssef Absi se encuentra en Roma junto con los Obispos del Sínodo Greco-Melquita para peregrinar a la tumba de San Pedro tras finalizar el Sínodo de esta Iglesia Oriental, en comunión con la Iglesia Católica, clausurado en el Líbano.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 13 DE FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Martes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, martes, 13 de febrero de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol Santiago (1,12-18):

Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que lo aman. Cuando alguien se ve tentado, no diga que Dios lo tienta; Dios no conoce la tentación al mal y él no tienta a nadie. A cada uno le viene la tentación cuando su propio deseo lo arrastra y seduce; el deseo concibe y da a luz el pecado, y el pecado, cuando se comete, engendra muerte. Mis queridos hermanos, no os engañéis. Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 93,12-13a.14-15.18-19

R/. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor

Dichoso el hombre a quien tú educas, 
al que enseñas tu ley, 
dándole descanso tras los años duros. R/.

Porque el Señor no rechaza a su pueblo, 
ni abandona su heredad: 
el justo obtendrá su derecho, 
y un porvenir los rectos de corazón. R/.

Cuando me parece que voy a tropezar, 
tu misericordia, Señor, me sostiene; 
cuando se multiplican mis preocupaciones, 
tus consuelos son mi delicia. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,14-21):

En aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó llevar pan, y no tenían mas que un pan en la barca. 
Jesús les recomendó: «Tened cuidado con la levadura de los fariseos y con la de Herodes.» 
Ellos comentaban: «Lo dice porque no tenemos pan.» 
Dándose cuenta, les dijo Jesús: «¿Por qué comentáis que no tenéis pan? ¿No acabáis de entender? ¿Tan torpes sois? ¿Para qué os sirven los ojos si no veis, y los oídos si no oís? A ver, ¿cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil? ¿Os acordáis?» 
Ellos contestaron: «Doce.» 
«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?» 
Le respondieron: «Siete.» 
Él les dijo: «¿Y no acabáis de entender?»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 13 de febrero de 2018
Severiano Blanco, misionero claretiano



Queridos hermanos.

El evangelio de Marcos está montado sobre un armazón cuyos apoyos centrales son dos curaciones de ciego: una en Betsaida, que se narra a continuación del ingenuo diálogo que hemos escuchado, y otra en Jericó, que viene dos capítulos después.

Los discípulos de Jesús quedan en este evangelio muy malparados, como torpes para leer en profundidad las acciones y las palabras del Maestro. En esta composición pedagógica los únicos que hasta el presente (y vamos por la mitad del evangelio) han reconocido a Jesús como Mesías o Hijo de Dios han sido algunos demonios o endemoniados; mientras que los pobres seguidores ni siquiera han percibido que Herodes Antipas se siente incómodo con Jesús ni que algunos fariseos tienen sus reservas frente a la osadía de este original Maestro. Al parecer, los discípulos mismos, los íntimos de Jesús, podrían sucumbir a tal sensación de incomodidad y a tales reservas.

En esa situación, Jesús les pide que abran los ojos, que el evangelio tiene opositores. Pero, en su cortedad de entendederas, piensan que les habla de otra cosa (verdad es que el texto parece de acertijo, más propio de Jn que de Mc: “a ver quién sabe a qué llamo levadura…”). A ellos por el momento los preocupa más la comida material que el pensamiento del Maestro, esta vez expuesto con sutileza. La levadura les recuerda antes el pan que un cierto virus espiritual que pueda ir propagándose contra ellos.

La respuesta de Jesús es contundente. ¿Cómo pueden estar preocupados por el pan los que han sido testigos de la capacidad del Maestro para proporcionarles cuanto puedan necesitar? Jesús les reprocha su lentitud en el aprendizaje, y también su falta de profundidad en la visión, su superficialidad. Los invita a no quedarse en la corteza de las cosas, sino a mirar los acontecimientos en profundidad.

¿Nos guardamos nosotros de cierta “levadura ambiental” que pudiera entrar en colisión con nuestras convicciones evangélicas? ¿Tenemos la necesaria precaución y sentido crítico ante lo que hay a nuestro alrededor, para saber tomar y dejar? A veces nos encontramos con creyentes que se adaptan a cualquier cosa, simplemente con el pretexto de que “todo el mundo lo hace”, o, por el contrario, “eso ya no lo hace nadie”, como si el argumento sociológico-cuantitativo definiese la bondad o maldad de las cosas.

El evangelio narrará a continuación (mañana no lo leeremos por ser Miércoles de Ceniza) la curación del ciego de Betsaida. Solo la intervención de Jesús sobre nuestros ojos interiores, sobre nuestra vida, nos da el criterio certero. Si su evangelio no llega a permear nuestra mente y nuestro corazón, nos dirá también: “¿tan ciegos estáis?”

Vuestro hermano
Severiano Blanco cmf  

FELIZ MARTES





lunes, 12 de febrero de 2018

EN TIEMPO DE VACACIONES


En tiempo de vacaciones




A veces al regresar de vacaciones y hacer un balance de esos días, no quedas satisfecho, ¿verdad? Es sabiduría que hagas una serena evaluación y anotes algunas ideas para mejorar el próximo año. Siempre puedes mejorar la calidad de todo lo que haces. Evaluar es positivo  para tu formación permanente. Te presento aquí algunas ideas que tal vez te ayuden.

Haz de tus vacaciones un tiempo de gracia, de encuentro y de amor. Dedica las vacaciones a hacer esas pequeñas cosas que durante el año te resultan más complicadas. En especial dedica más atención a la familia y los amigos. Da un tiempo de descanso a la querida televisión, a la consola de juegos, a la compu. Ábrete a gente nueva, escuchando a personas de otros lugares, de otras culturas, experimentando la alegría de dar y darte. Reserva un tiempo de vacaciones a ti mismo, alejándote del ajetreo de la gente y pensando en tu vida, proyectos, dificultades. Combina los tiempos de descanso con otros momentos de oración, de lectura, de ayuda a los más necesitados. Sobre todo al hacer la maleta, acuérdate de meter a Dios y, cuando llegues al lugar elegido (o en tu propia casa), no te olvides de sacarlo.

Vuelvo a subrayar que la reflexión sobre lo que haces y cómo lo haces, es un eficaz hábito de superación personal que te enriquecerá con la verdadera experiencia de la vida. ¿Nos encontramos de nuevo mañana? Gracias por abrir nuestro sitio. 




* Enviado por el P. Natalio

CÓMO ORAR CUANDO ALGUIEN TE HACE SUFRIR?


¿Cómo orar cuando alguien te hace sufrir?
El reto es orar por quien te ha hecho daño


Por: P. Evaristo Sada, L.C. | Fuente: https://la-oracion.com/ 




Hay personas que nos hacen sufrir. Sabiéndolo o no, queriéndolo o no, pero nos hacen pasar malos ratos. Nos duelen sus palabras hirientes, sus actitudes humillantes, sus tratos despóticos, su falta de responsabilidad, sus infidelidades, sus prontos temperamentales, sus olvidos y negligencias…

Ante personas así podemos reaccionar siendo con ellos de la misma manera que son ellos con nosotros: “para que se enteren”, “para que vean lo que se siente”. O bien podemos enfrentarlos, decirles sus verdades y ponerles un alto. O incluso evadir el problema ignorándolo y dejándolo a su suerte. Pero sabemos que estos recursos pocas veces funcionan.

Sin embargo, podemos también buscar el momento y las palabras más adecuadas para hacerle ver lo que está sucediendo. Podemos poner amor: “Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor” (San Juan de la Cruz). Y por fin, orar por ellos.

El reto es orar por quien te ha hecho daño

Orar por una persona querida es fácil, pero orar por una persona que te hace daño es difícil. Apenas lo traes a la memoria en la oración y se te retuerce el estómago. Y si llegas a formular una oración, lo más probable es que ésta sea para pedirle a Dios que lo parta un rayo, que le dé una buena lección o que lo cree de nuevo. Aún si te salen estos sentimientos, intenta de nuevo. Verás que la oración irá ablandando tu corazón, pues en la oración se hace presente el Espíritu de Dios que es amor, y Él, el Amor en persona, irá renovando tu corazón.

Y te dirás: “pero de lo que se trataba era de que el otro cambiara”. Sí, pero al orar por quien te hace sufrir te darás cuenta de que el primero que comienza a cambiar eres tú mismo.


Al rezar por quienes te hacen sufrir

– Te das la oportunidad de desahogarte y de hacerlo con quien es todopoderoso y puede remediar las cosas. Desahogarse con Dios sana y libera. Poner en manos de Dios aquello que no puedes controlar ni remediar es de personas sensatas.

– Dios te hace ver que el rencor, la venganza, la falta de perdón, el resentimiento, el odio, no son virtudes cristianas, y que más bien debes aprender a ser como es Dios con nosotros: rico en misericordia, dispuesto a perdonarme siempre (aunque no lo merezca), tolerante, paciente, compasivo. “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34) “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”. (Lc 23, 43)

– Rezas con coherencia y sinceridad el padrenuestro y le das a tu Padre celestial excusa suficiente para perdonarte. “Perdónanos nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

– El Espíritu Santo comienza a modelar tu corazón conforme al Suyo. Verás que todo ese rencor que llevas dentro es veneno que intoxica, vinagre que amarga la vida, y que a medida que te purificas de él y lo suples con la miel de la caridad cristiana, la vida se te hace mucho más llevadera. Ya bastante mal te lo pasas con el sufrimiento que el otro te impone como para que lo amplifiques con el reflujo de tu propia amargura.

– Y no te quede la menor duda de que si rezas con fe y caridad por quienes te hacen sufrir, Dios actuará. No esperes resultados inmediatos, simplemente espera con absoluta confianza en que Dios obrará en el momento y de la manera que considere oportunas.



Oración de intercesión y sanación

Tal vez te pueda servir esta oración de intercesión y sanación del P. Emiliano Tardif:


Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.
Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a). Tú lo(a) conoces por su nombre. Te lo(a) presento, Señor, para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida.
Tú conoces su corazón y conoces las heridas de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.

Conoces los traumas y complejos de su vida.
Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo,derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a) para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón.
Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: “paz a vosotros”. Entra en este corazón y dale tu paz. Llénalo de amor.
Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.

Sabemos, Señor, que Tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y Tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.
Cambia su corazón y dale un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dale un corazón nuevo.
Haz brotar, Señor, en este hermano(a) los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría. Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tu nos liberas, porque Tú rompes las cadenas y nos das la libertad.
Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones.
¡Qué grande eres Señor!
Bendito y alabado seas, Señor.

PAPA FRANCISCO: LA CONFESIÓN NOS PURIFICA DE LA LEPRA DEL PECADO


La confesión nos purifica de la lepra del pecado, afirma el Papa
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




Durante el rezo del Ángelus este domingo 11 de febrero en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco se refirió a la Jornada Mundial del Enfermo que se celebra este domingo y señaló que ninguna enfermedad puede romper la relación con Dios, únicamente el pecado que es una enfermedad del corazón, una lepra que puede purificarse con el sacramento de la confesión.

“Este domingo, el Evangelio, según San Marcos, nos presenta a Jesús que cura a los enfermos de todo tipo. En ese contexto se sitúa la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebra precisamente hoy, 11 de febrero, memoria de la Beata Virgen María de Lourdes”, señaló el Santo Padre.

En ese sentido, el Papa explicó que “ninguna enfermedad es causa de impureza: la enfermedad ciertamente toca a toda la persona, pero de ningún modo afecta o le inhabilita para su relación con Dios. Así, una persona enferma puede permanecer unida a Dios”.

Por el contrario, “el pecado sí que te deja impuro. El egoísmo, la soberbia, la corrupción, esas son las enfermedades del corazón de las cuales es necesario purificarse, dirigiéndose a Jesús como se dirigía el leproso: ‘Si quieres, puedes purificarme’”.

El Santo Padre invitó a acudir al sacramento de la confesión para purificar el alma: “Cada vez que acudimos al sacramento de la Reconciliación con el corazón arrepentido, el Señor nos repite también a nosotros: ‘Quiero, queda purificado’”.

Así, resaltó, “la lepra del pecado desaparece, volvemos a vivir con alegría nuestra relación filial con Dio y quedamos plenamente reintegrado en la comunidad”.

Francisco destacó luego que hoy, en el día de la Virgen de Lourdes y “con la mirada dirigida a la gruta de Massabielle, contemplamos a Jesús como verdadero médico de los cuerpos y de las almas, que Dios Padre ha enviado al mundo para curar a la humanidad, marcada por el pecado y por sus consecuencias”.

El Papa explicó que “la página del Evangelio de hoy nos presenta la curación de un hombre enfermo de lepra, patología que en el Antiguo Testamento se consideraba una grave impureza y que implicaba la marginación del leproso de la comunidad”.

“Su condición era realmente lamentable, porque la mentalidad de aquel tiempo le hacía sentirse impuro ante Dios y ante los hombres. Por eso, el leproso del Evangelio suplica a Jesús con estas palabras: ‘Si quieres, puedes purificarme’”.

El Papa señaló que “al oír aquello, Jesús sintió compasión”. En este sentido, invitó a “fijar la atención sobre esta resonancia interior de Jesús, como hemos hecho durante el Jubileo de la Misericordia. No se entiende la obra de Cristo, no se entiende a Cristo mismo, si no se entra en su corazón rebosante de compasión y de misericordia”.

Es esa compasión “la que lo lleva a extender la mano sobre aquel hombre enfermo de lepra, a tocarlo, a decirle: ‘Quiero, queda purificado’. El hecho más impactante es que Jesús toca al leproso, porque aquello estaba totalmente prohibido por la ley mosaica. Tocar a un leproso significaba contagiarse también en el interior, en el espíritu, y, por lo tanto, quedar impuro”.

“Pero, en este caso, el influjo no va del leproso a Jesús para transmitir el contagio, sino de Jesús al leproso para darle la purificación. En esta curación admiramos, además de la compasión, la audacia de Jesús, que no se preocupa no del contagio ni de las prescripciones, sino que se mueve solo por su voluntad de liberar a aquel hombre de la maldición que lo oprime”.

Para concluir, Francisco hizo votos para que “por intercesión de la Virgen María, nuestra Madre Inmaculada, pidamos al Señor, que ha llevado también la salud a los enfermos, que sane nuestras heridas interiores con su infinita misericordia, para que nos dé otra vez la esperanza y la paz del corazón”.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 12 DE FEBRERO 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 6ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, lunes, 12 de febrero de 2018




Primera lectura
Comienzo de la carta del apóstol Santiago (1,1-11):

Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, saluda a las doce tribus dispersas. Hermanos míos, teneos por muy dichosos cuando os veáis asediados por toda clase de pruebas. Sabed que, al ponerse a prueba vuestra fe, os dará constancia. Y si la constancia llega hasta el final, seréis perfectos e íntegros, sin falta alguna. En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios. Dios da generosamente y sin echar en cara, y él se la dará. Pero tiene que pedir con fe, sin titubear lo más mínimo, porque quien titubea se parece al oleaje del mar sacudido y agitado por el viento. Un individuo así no se piense que va a recibir nada del Señor; no sabe lo que quiere y no sigue rumbo fijo. El hermano de condición humilde esté orgulloso de su alta dignidad, y el rico, de su pobre condición, pues pasará como la flor del campo: sale el sol y con su ardor seca la hierba, cae la flor, y su bello aspecto perece; así se marchitará también el rico en sus empresas.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,67.68.71.72.75.76

R/. Cuando me alcance tu compasión, viviré, Señor

Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R/.

Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus leyes. R/.

Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus mandamientos. R/.

Más estimo yo los preceptos de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R/.

Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (8,11-13):

En aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo. 
Jesús dio un profundo suspiro y dijo: «¿Por qué esta generación reclama un signo? Os aseguro que no se le dará un signo a esta generación.»
Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy lunes, 12 de febrero de 2018
 Severiano Blanco, misionero claretiano


Queridos hermanos:

Los fariseos han sido injustamente denostados por la tradición cristiana, debido principalmente a su protagonismo en algunos incidentes entre cristianos y judíos en la segunda mitad el siglo I. Esto se refleja sobre todo en los evangelios de Mateo y Juan, que retroproyectan a la época de Jesús situaciones muy posteriores. Hoy sabemos que eran un grupo judío cumplidor, más bien humilde y popular, y que fue su prestigio religioso y moral, su preocupación por la fidelidad a la alianza, lo que los llevó a ocupar durante largo tiempo la mitad de los puestos en el sanedrín o gran consejo.

Ese carácter popular hizo que tuviesen muchos encuentros (no siempre encontronazos) con Jesús, en el que pudieron ver a un cierto competidor, pero quizá también a un posible colaborador. En varios pasajes evangélicos se nos dice que algún fariseo invita a Jesús a comer; y, por supuesto, Jesús siempre acepta, y surgen las preguntas, el diálogo... Y es significativa la ausencia de los fariseos en las narraciones de la pasión: no figuran entre sus acusadores ni actúan contra él.

La petición a Jesús de que les ofreciese algún signo demostrativo fue quizá malinterpretada ya en su tiempo. Los fariseos eran ciertamente conservadores, tirando al inmovilismo, y ya comenzaban a dar excesiva importancia a prácticas religiosas nimias (cosa que crecería enormemente en las siguientes décadas). Y en ese sentido tuvieron que sentirse interpelados y algo desconcertados por la gran novedad de Jesús, rodeado de una innegable aureola de autoridad religiosa, pero muy libre y crítico frente a exterioridades y minucias. En relación con él hay que reconocerles una actitud religiosa responsable.

Pero esa responsabilidad religiosa no los hizo “impermeables”. No cerraron los oídos a la propuesta de Jesús, por más que a veces los desconcertase; más bien quisieron cerciorarse de si las cosas serían efectivamente como Jesús decía. Debemos ver aquí una actitud de seriedad, alejada de la frivolidad de quien acríticamente se deja llevar por “lo último” como si automáticamente fuera lo auténtico o lo mejor. En la fidelidad religiosa no cabe tal ligereza. Cierto que la sencillez de corazón es la actitud que lleva a Dios (“le encuentran los que no exigen pruebas”: Sab 1,2); pero, frente a posibles engaños, Jesús invita a ser “sagaces como serpientes” (Mt 10,16). No hay que confundir simplicidad con simpleza; lo de Dios comporta seriedad.

Pero tal vez en el fariseísmo no todo era búsqueda de la mayor fidelidad a Dios. La comodidad de caminar por las sendas de siempre pudo pesar excesivamente, y la novedad de Jesús podía remover demasiado. Las controversias de Jesús con fariseos denotan en estos algo de “instalación”, más miedo a la desviación que pasión por el aprendizaje. Y esto nos interpela a nosotros hoy. ¿Qué capacidad tenemos de apertura ante una nueva propuesta? ¿Qué docilidad para revisar lo ya sabido y avanzar en nuestro  caminar cristianos? El Señor nos llama a vivir, no a un mero durar; a estar “en activo”, “en marcha”. ¿Será realmente  imposible “la conversión de los buenos”?

Vuestro hermano: 
Severiano Blanco cmf   

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 de Febrero




Jesús después de la multiplicación de los panes, despidió a la gente y se apartó de sus discípulos, se retiró a la montaña para orar; claro ejemplo para ti, que quizá descuidas la oración; atareado con tantas cosas, preocupado por tantos problemas, tironeado por aquí y por allí con interminables tensiones, te preocupas de todos, menos de orar.

Jesús da el ejemplo: hay tiempo para el trabajo, para el apostolado, pero también debe haber tiempo para la oración; hay tiempo para tratar con las gentes aun con motivaciones apostólicas o de evangelización, pero también debe haber tiempo suficiente para tratar a solas con Dios.

Ya se ha dicho con verdad que el que no trata con Dios en la oración, no tiene nada que decir a los hombres; y también se nos recuerda que, antes de hablar a los hombres de Dios, es preciso hablar a Dios de los hombres.

En ciertos casos las cosas no salen bien, no tanto porque no se hace lo suficientes, sino porque a la acción no juntamos la oración.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 11 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
11 de Febrero



Jesús sintió compasión de los que sufrían hambre y cansancio; su corazón sensible y tierno se sintió tocado por la necesidad y por el sufrimiento de la gente.

Dios es nuestro buen Padre y como tal, y movido por el amor que nos tiene, se preocupa de nuestras necesidades no solamente espirituales, sino también de las materiales.

Si tú extiendes tu vista por el mundo, verás que son muichos los que tienen hambre de Dios, hambre de pan de la verdad, del pan de la justicia, del pan del amor.

Ojalá tu corazón se sienta tocado ante tanta y tan urgente necesidad y salgas tú al paso, para socorrer esas necesidades materiales y espirituales, al menos en la medidad de tus posibilidades, ya que ni Dios, ni tu conciencia te exigirán más de lo que puedes realizar.

* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 de Febrero



Jesús llevaba una vida ordinaria, acomodándose en su manera externa de proceder al uso de los demás hombres y atrayéndose las simpatías de todos, aun de los publicanos y pecadores, cuyo trato no rehuía, porque había venido a buscarlos para salvarlos. Sin embargo, se interpreta su vida como la de un hombre desordenado en el comer y en el beber.

A Juan, que vivía en la austeridad del desierto, lo tenían por endemoniado y a Cristo, que comía con los pecadores para salvarlos, lo tienen por glotón.

Cuando hay malicia en el corazón, se interpretan maliciosamente todas las cosas y aún a las personas más santas se las juzga mal; esto debe moverte a purificar tu propio corazón, para que no juzgues nunca las acciones de tu prójimo, porque ordinariamente cuando vemos el mal en los demás, no se porque el mal esté en ellos, sino que lo tenemos en nuestros ojos manchados y maleados por la suciedad de nuestro corazón.


* P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 DE FEBRERO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de Febrero



En verdad fue admirable la fe de aquellos hombre que condujeron al paralítico a la presencia de Jesús: no pudiendo llegar a él por la muchedumbre, que se agolpaba a la puerta de la casa, subieron al tejado y por el descolgaron al paralítico en su camilla hasta ponerlo delante de Jesús. Jesús se conmovió y curó al enfermo.

La bondad de Jesús lo mueve no solamente a conceder lo que le piden, que es la salud para el enfermo, sino que también le devuelve la salud de su alma, perdonándole los pecados.

Dios no deja nunca las cosas a medio hacer; ponte tú también delante de Dios, con la misma fe y la misma confianza con que pusieron a aquel enfermo recuperarás la salud de tu alma, alcanzando el perdón de tus pecados.


* P. Alfonso Milagro



FELIZ LUNES






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