martes, 10 de octubre de 2017

SAN DANIEL COMBONI, 10 OCTUBRE

Daniel Comboni (1831-1881)
10 octubre




Daniel Comboni: hijo de campesinos pobres, llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.

La vida de Comboni nos muestra que, cuando Dios interviene y encuentra una persona generosa y disponible, se realizan grandes cosas.


Hijo único - padres santos 

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Domenica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de Africa Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de Africa junto a otros cinco misioneros del Istituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llega a decir: «Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga».



En el corazón de Africa - con Africa en el corazón 

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a si misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: «Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa».

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: «Africa o muerte!».

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de Africa y de sus gentes empujan a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso «Plan para la regeneración de Africa», un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión «Salvar Africa por medio de Africa», fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.


Un Obispo misionero original

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.


La cruz como «amiga y esposa» 

En 1880 Comboni vuelve a Africa por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. «Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá».

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que « nacen al pie de la cruz », sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.


Fechas más importantes 

— Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831. 

— Consagra su vida a Africa en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a Africa. 

— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento. 

— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de « salvar Africa por medio de Africa », que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864). 

— Fiel a su consigna « Africa o muerte », no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos. 

— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de Africa. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de Africa (Postulatum, 1870). 

— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de Africa Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas. 

— Gasta todas sus energías por los africanos y lucha con tesón para que sea abolida la esclavitud. 

— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de Africa Central. 

— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881. 

— El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes. 

— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão. 

— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

— El 20 de diciembre 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz. 

— El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

BUENOS DÍAS




lunes, 9 de octubre de 2017

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 9



Al orar le hemos dicho al oído al Señor muchas cosas que necesitamos y el Señor nos ha escuchado. Por eso nos ha dado a María como como nuestra Madre, para que ella ponga calor donde hay frío, comprensión donde hay rechazo, unión donde se ve el alejamiento, fe donde hay descreimiento, amor donde se sufren los efectos del odio o de la indiferencia.

Es María Santísima la que puede traernos todas esas cosas buenas y tan deseables; vayamos a María como a una fuente de agua cuando tenemos sed.

Nuestra Señora de Nazaret, concédenos la alegría de las pequeñas cosas hechas con amor, la esperanza de un mundo mejor, la fidelidad siempre nueva en el don de Dios.


* P. Alfonso Milagro

MIRAS HACIA OTRO LADO CUANDO ALGUIEN NECESITA AYUDA? PREGUNTA EL PAPA FRANCISCO


¿Miras hacia otro lado cuando alguien necesita ayuda? Pregunta el Papa Francisco
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 09 Oct. 17 / 04:50 am (ACI).- La conocida parábola del Buen Samaritano centró la homilía del Papa Francisco en la Casa Santa Marta, un ejemplo de cómo debe actuar todo cristiano cuando alguien necesita ayuda, según dijo.

Jesús responde con esta historia a los doctores de la ley que querían probar, como en otras ocasiones, a Jesús.

El Papa describió el comportamiento de las personas que pasan delante del herido sin prestarle ayuda: “Es una actitud muy habitual entre nosotros: observar una calamidad, mirar algo feo y pasar de largo. Y después, leerla en los periódicos, un poco adornada de escándalo o sensacionalismo”, dijo.

Sin embargo, el pecador “lo ve y no pasa de largo, tiene compasión”. “No se alejó, se acercó. Le curó las heridas vertiendo en ellas aceite y vino, pero no lo dejó ahí diciendo ‘he hecho mi trabajo y le dejo’”.

Este “es el misterio de Cristo”, que “se ha hecho siervo, se abajó, se hizo nada y murió por nosotros”. “No es un cuento para niños” sino “el misterio de Jesucristo”.

“Y viendo esta parábola entenderemos mejor la profundidad, hasta donde llega el misterio de Jesucristo. El doctor de la ley se fue, callado, lleno de vergüenza, no entendió. No entendió el misterio de Cristo. Quizás habrá entendido el principio humano que nos acerca a entender el misterio de Cristo: que cada hombre mira a otro hombre desde arriba hacia abajo, solo cuando debe ayudarlo a alzarse. Y si alguno hace esto, está en el buen camino, hacia Jesús”.

“¿Qué hago yo?, ¿soy un bandido, un impostor, un corrupto?”, invitó a cuestionarse. “¿Soy un sacerdote que observa, ve y mira hacia otro lado y pasa de largo?; ¿o un dirigente católico que hace lo mismo?; ¿O soy un pecador?, ¿uno que tiene que ser condenado por sus propios pecados?"

"¿Y me acerco, me hago próximo, presto atención al que tiene necesidad?, ¿cómo hago ante tantas heridas, ante tantas personas heridas con las que me encuentro todos los días?, ¿hago como Jesús?, ¿Tomo la forma de siervo?”.

“Nos hará bien esta reflexión, leyendo y releyendo este pasaje. Aquí se manifiesta el misterio de Jesucristo, que siendo pecadores ha venido por nosotros, para sanarnos y dar la vida por nosotros”. 


Evangelio comentado por el Papa:

Lucas 10:25-37
25 Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
26 El le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»
27 Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»
28 Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.»
29 Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?»
30 Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
31 Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.
32 De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.
33 Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión;
34 y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.
35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: "Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva."
36 ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?»
37 El dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»

LAS FRUTAS

Las frutas


La fruta es el alimento perfecto, requiere una mínima cantidad de energía para ser digerida y le da lo máximo a su cuerpo de retorno.

La fruta, es principalmente fructuosa (un azúcar que puede ser transformada con facilidad en glucosa). En la mayoría de las veces es 90-95% agua.  Eso significa que ella está limpiando y alimentando al mismo tiempo.

El único problema con las frutas, es que la mayoría de las personas no saben cómo comerlas, de forma de permitir que su cuerpo asimile efectivamente sus nutrientes.

Se deben comer las frutas siempre con el estómago vacío. ¿Por qué? La razón es que las frutas en principio, no son digeridas en el estómago, son digeridas en el intestino delgado.

Las frutas pasan rápidamente por el estómago, de ahí pasan al intestino, donde liberan sus azúcares. Pero si hubiere carne, papas o almidones en el estómago, las frutas “quedan presas” y ellas comienzan a fermentar.

Si usted comió una fruta de postre, luego de una cena, y pasó el resto de la noche con pesadez en el estómago y un desagradable sabor en la boca, es porque usted no comió de la manera adecuada. Se debe comer las frutas, siempre con el estómago vacío

Usted no debe tomar jugo envasado en lata o en recipientes de vidrio. ¿Por qué no? La mayoría de las veces el jugo es calentado en el proceso y su estructura original se vuelve ácida.

¿Desea hacer la más valiosa compra que pudiera?  Compre un extractor o exprimidor de jugo.

Usted podrá ingerir el jugo extraído con el extractor como si fuese fruta, con el estómago vacío.  El jugo será digerido tan de prisa, que usted podrá comer un refrigerio quince o veinte minutos después.

El Dr. William Castillo, jefe de la famosa clínica cardiológica Framington de Massachussets, declaró, que la fruta es el mejor alimento que podemos comer para protegernos contra las enfermedades del corazón.

Dice que las frutas contienen bioflavonoides, que evitan que la sangre se espese y obstruya las arterias.  También fortalecen los vasos capilares, y los vasos capilares débiles, casi siempre provocan sangrados internos y ataques cardíacos

¿Cómo se debe comenzar el día? ¿Qué se debe comer en el desayuno? ¿Usted piensa que es una buena idea salir de la cama y llenar su sistema con una tremenda cantidad de alimentos (principalmente café y pan blanco con mantequilla) que le llevará el día entero para digerir?

Claro que no... Lo que usted quiere es alguna cosa que sea de fácil digestión, frutas que el cuerpo puede absorber de inmediato y que ayuda a limpiarlo.

Al levantarse, durante el día, o cuando sea confortablemente posible, coma sólo frutas frescas y jugos hechos en el momento.

Mantenga este esquema hasta por lo menos el medio día, diariamente.

Cuanto más tiempo queden solo las frutas en su cuerpo, mayor oportunidad de ayudar a limpiarlo.

Si usted empieza a cambiar los hábitos con las que acostumbra llenar su cuerpo al iniciar el día, sentirá un nuevo torrente de vitalidad y energía tan intensa que no lo podrá creer.

Inténtelo durante los próximos diez días y véalo por si mismo

Los chinos y los japoneses beben té caliente (de preferencia te verde) durante las comidas.  Nunca agua helada o bebidas heladas.  Deberíamos adoptar este hábito.

Los líquidos helados durante o después de las comidas, solidifican los componentes oleosos de los alimentos, retardando la digestión. Reaccionan con los ácidos digestivos y serán absorbidos por el intestino más rápido que los alimentos sólidos,  demarcando el intestino y endureciendo las grasas, que permanecerán por más tiempo en el intestino.

Dele valor a un té caliente después de una comida. Facilita la digestión y ablanda las grasas para ser expelidas más rápidamente, lo que también ayudará a adelgazar

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 9 OCTUBRE 2017



Lecturas de hoy Lunes de la 27ª semana de Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 9 de octubre de 2017




Primera lectura
Comienzo de la profecía de Jonás (1,1–2,1.11):

Jonás, hijo de Amitai, recibió la palabra del Señor: «Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama en ella: "Su maldad ha llegado hasta mí."» Se levantó Jonás para huir a Tarsis, lejos del Señor; bajó a Jafa y encontró un barco que zarpaba para Tarsis; pagó el precio y embarcó para navegar con ellos a Tarsis, lejos del Señor. Pero el Señor envió un viento impetuoso sobre el mar, y se alzó una gran tormenta en el mar, y la nave estaba a punto de naufragar. Temieron los marineros, e invocaba cada cual a su dios. Arrojaron los pertrechos al mar, para aligerar la nave, mientras Jonás, que había bajado a lo hondo de la nave, dormía profundamente. 
El capitán se le acercó y le dijo: «¿Por qué duermes? Levántate e invoca a tu Dios; quizá se compadezca ese Dios de nosotros, para que no perezcamos.» 
Y decían unos a otros: «Echemos suertes para ver por culpa de quién nos viene esta calamidad.»
Echaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. Le interrogaron: «Dinos, ¿por qué nos sobreviene esta calamidad? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué pueblo eres?» 
Él les contestó: «Soy un hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.» 
Temieron grandemente aquellos hombres y le dijeron: «¿Qué has hecho?» Pues comprendieron que huía del Señor, por lo que él había declarado. 
Entonces le preguntaron: «¿Qué haremos contigo para que se nos aplaque el mar?» Porque el mar seguía embraveciéndose. 
Él contestó: «Levantadme y arrojadme al mar, y el mar se aplacará; pues sé que por mi culpa os sobrevino esta terrible tormenta.» 
Pero ellos remaban para alcanzar tierra firme, y no podían, porque el mar seguía embraveciéndose. Entonces invocaron al Señor, diciendo: «¡Ah, Señor, que no perezcamos por culpa de este hombre, no nos hagas responsables de una sangre inocente! Tú eres el Señor que obras como quieres.» 
Levantaron, pues, a Jonás y lo arrojaron al mar; y el mar calmó su cólera. Y temieron mucho al Señor aquellos hombres. Ofrecieron un sacrificio al Señor y le hicieron votos. El Señor envió un gran pez a que se comiera a Jonás, y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches seguidas. El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.

Palabra de Dios

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Salmo
Jon 2,3.4.5.8

R/. Sacaste mi vida de la fosa, Señor

En mi aflicción clamé al Señor 
y me atendió; 
desde el vientre del abismo pedí auxilio, 
y escuchó mi clamor. R/. 

Me arrojaste a lo profundo en alta mar, 
me rodeaban las olas, 
tus corrientes y tu oleaje 
pasaban sobre mí. R/.

Yo dije: «Me has arrojado de tu presencia; 
quién pudiera ver de nuevo tu santo templo.» R/. 

Cuando se me acababan las fuerzas 
me acordé del Señor; 
llegó hasta ti mi oración, 
hasta tu santo templo. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,25-37):

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» 
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?» 
Él contestó: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.» 
Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.» 
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?» 
Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?» 
Él contestó: «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy lunes, 9 de octubre de 2017
 Ciudadredonda


Quién es mi prójimo.

No importa que el maestro de la ley, metido en la casuística estéril, fuese a cazar a Jesús, en lugar de dirigirle una pregunta humilde, con ganas de saber.  Jesús se detiene en la respuesta. Es que estaba en juego el meollo de su mensaje: así hay que amar a los demás.

Hay que abandonar urgentemente tantos escapismos, y descender a lo que verdaderamente importa: “Haz tú lo mismo, y tendrás vida”. El hablar mucho, los grandes discursos pueden ser un mecanismo que oculta nuestra pereza y egoísmo. Al prójimo lo encontramos en seguida: hay muchos hombres “heridos” en nuestro camino, como en la bajada de Jerusalén a Jericó. Lo demás nada importa; ni las ideas, ni la sangre, ni el origen del herido.

Hay una regla de oro y exactísima para medir al que se comporta como prójimo: “El que practicó la misericordia con él”. En la secuencia de verbos con los que el Maestro describe la obra de misericordia está todo muy claro: “Lo vio, le dio lástima, se le acercó, le ungió con aceite y vino, le vendó la herida, lo montó en la cabalgadura y lo llevó a la posada, corriendo con todos los gastos”. Tristemente, los hombres del culto, el sacerdote y el levita, dan un rodeo. No quieren mancharse con la impureza de tocar al herido. Es la misma tentación que nos acecha a todos: “Pasar de largo, dar un rodeo”. Acaso un rodeo también ideológico. Decimos que no nos toca, que para eso están las instituciones sociales, que venga su familia o la cáritas parroquial; incluso, a veces, se no viene aquello de “lo tiene bien merecido” por sus pecados, por sus convicciones, por tantas cosas. No pensó así el extranjero, el pagano, el que no era observante de la ley. Hasta dirá alguno que Jesús se muestra aquí “demasiado mordaz”.

Al prójimo herido no lo escogemos nosotros. Se nos mete en nuestra vida, nos lo encontramos en el enfermo, en el explotado, en el que sufre, en el que no cuenta nada en la sociedad. Siempre corremos el riesgo de dar rodeos. Por ejemplo, buscamos al prójimo lejano, y olvidamos al que tenemos cerca. Pensamos en el tercer mundo, en los problemas del medio ambiente, hasta hablamos de la “civilización del amor”; esto está bien, pero, siempre, empezando por el que nos encontramos en el camino, por sorpresa y de inmediato, el que cambia nuestros planes. Hacernos trabajadores de una famosa ONG, y luego olvidar al herido con el que me encuentro a cada hora es una hipocresía. De la misma manera, es peligrosa la tentación de que se nos llene la boca con palabras grandilocuentes: paz, solidaridad, compromiso, compartir, profecía… mientras el abandonado en el camino lo que necesita es ser visto, cercanía y curación.
Jesús nos repite: “Haz tú lo mismo”.

FELIZ SEMANA!!!




domingo, 8 de octubre de 2017

SE OS QUITARÁ EL REINO


"Se os quitará el Reino"



La parábola de los viñadores infieles, sobre todo en su conclusión («Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos»), evoca el tema del llamado «rechazo de Israel». Una interpretación simplista y triunfalista de ésta y otras páginas similares del Evangelio ha contribuido a crear el clima de condena de los judíos, con las trágicas consecuencias que conocemos. Nosotros no debemos abandonar las certezas de fe que nos llegan del Evangelio, pero basta poco para darnos cuenta de cuánto nuestra actitud ha alterado frecuentemente su genuino espíritu.

Ante todo, en esas terribles palabras de Cristo al expresarse ante Israel está el extraordinario amor de Dios, no una fría condena. ¡Jesús llora cuando habla del futuro de Jerusalén! Se trata además de un rechazo pedagógico, no definitivo. También en el Antiguo Testamento se habían producido rechazos de Dios. Uno de ellos es descrito por Isaías, en la primera lectura (Is 5,1-7), con la misma imagen de la «viña» («Ahora, pues, voy a haceros saber lo que hago yo a mi viña: quitar su seto, y será quemada; desportillar su cerca, y será pisoteada», 5,5), pero esto no ha impedido a Dios seguir amando a Israel y velando por él.

San Pablo nos asegura que también este último rechazo, anunciado por Jesús, no será definitivo. Es más, permitirá a los paganos entrar en el Reino (Cf. Rm 11,11.15). Él va más allá: por la fe de Abraham -que es la primicia y la raíz- todo el pueblo judío es santo, si bien algunas ramas han desfallecido (Cf. Rm 11,16). El Apóstol de las gentes, injustamente considerado partidario de la fractura entre Israel y la Iglesia, nos sugiere la actitud adecuada ante el pueblo judío. No autoseguridad y estúpido orgullo («¡Somos nosotros ahora el nuevo Israel, nosotros los elegidos!»), sino temor y temblor ante el insondable misterio de la acción divina («Así pues, el que crea estar de pie, mire no caiga») (1Co 10,12), y todavía más amor por Israel, que es «la raíz y el tronco en el que hemos sido injertados». Pablo dice estar dispuesto a quedar separado de Cristo si ello pudiera ser útil a sus hermanos (Cf. Rm 9,1-3). Si los cristianos en el pasado se hubieran preocupado de tener estos sentimientos hablando de los judíos, la historia habría tenido un curso distinto.

Si los judíos un día llegan (como Pablo espera) a un juicio más positivo de Jesús, esto deberá ocurrir por un proceso interno, como arribo de una búsqueda propia de ellos (cosa que en parte está sucediendo). No podemos ser nosotros los cristianos los que busquen convertirles. Hemos perdido el derecho de hacerlo por el modo en que esto ha sucedido en el pasado. Deberán antes ser sanadas las heridas a través del diálogo y la reconciliación.

No veo cómo un cristiano que ame verdaderamente a Israel pueda no desear que éste llegue un día a descubrir a Jesús, a quien el Evangelio define: «gloria de su pueblo, Israel» (Lc 2,32). No creo que esto sea proselitismo.

Pero ahora lo más importante es suprimir los obstáculos que hemos interpuesto para esta reconciliación, la «mala luz» en que hemos puesto a Jesús a sus ojos. También los obstáculos presentes en el lenguaje: cuántas veces la palabra «judío» se usa en sentido despreciativo, o negativo, en nuestro modo de hablar. A partir del Concilio Vaticano II, las relaciones entre cristianos y judíos mejoraron. El decreto sobre el ecumenismo ha reconocido a Israel un estatuto aparte entre las religiones. Para nosotros, cristianos, el judaísmo no es «otra religión»; es parte integrante de nuestra propia religión. Adoramos al mismo «Dios de Abraham, Isaac y Jacob» que para nosotros es también «el Dios de Jesucristo».


Padre Raniero Cantalamessa

LA HISTORIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS EN IMÁGENES











ENCUENTRO AFORTUNADO


Encuentro afortunado



Tratar bien a todo el mundo es lo correcto, porque toda persona merece respeto y atención. Pero además es una conducta prudente, porque bajo una apariencia común, esa persona puede ser un personaje. La historia de hoy la representan en distintos lugares, casi cada día, otros actores.

Un organista estaba practicando una pieza de Félix Mendelssohn en la iglesia, pero no le salía muy bien. Al fin frustrado, recogió su partitura y se dirigió a la salida. No había notado a un extraño que se había sentado en un banco de atrás. Cuando el organista ya estaba cerca de la puerta, el extraño se le acercó y le preguntó si podía tocar él esa pieza. El organista respondió bruscamente: «¡Nunca dejo que nadie toque este órgano!». Pero, después de amables insistencias, el músico gruñón le dio su consentimiento. El extraño se sentó y pulsando magistralmente el teclado, llenó el templo con melodías celestiales. Cuando terminó, el organista preguntó: «¿Quién es usted?». El hombre contestó: «Yo soy Félix Mendelssohn».

Jesús te abre una perspectiva más profunda y de fe para tratar a los demás. Todo lo que haces al pobre, al humilde, al hambriento, a los que sufren, él lo premiará como hecho a él mismo. Por lo tanto nos pide poner mucha consideración, dulzura y amor en nuestras relaciones humanas, porque detrás de nuestros prójimos nos visita el mismo Jesús. ¿Nos encontramos aquí, mañana?


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO: LO QUE NOS HACE CRISTIANOS ES LA PROPUESTA DE AMOR DE DIOS A LA HUMANIDAD


Papa Francisco: Lo que nos hace cristianos es la propuesta de amor de Dios a la humanidad
Por Álvaro de Juana
 Foto: ACI Prensa






VATICANO, 08 Oct. 17 / 05:17 am (ACI).- En el Ángelus de este domingo, el Papa Francisco arrojó luz sobre la parábola del viñador invitando a no tener la actitud de los viñadores, sino a servir a los demás rechazando así la arrogancia y recordó que lo que nos hace cristianos es el amor de Dios.

“Hay un solo impedimento frente a la voluntad tenaz y tierna de Dios: nuestra arrogancia y la nuestra presunción, que se convierte a veces en violencia”.

“Los viñadores asumen una actitud posesiva: no se consideran simples gestores, sino propietarios, y rechazan entregar lo que han recogido”, explicó.

Además, “maltratan a los siervos, hasta el punto de asesinarlos. El dueño se muestra paciente con ellos: manda otros siervos, más numerosos que los primeros, pero el resultado es el mismo” y al final “decide enviar a su propio hijo”, pero los viñadores “lo asesinan también a él”.

“Es una historia que habla de la alianza que Dios ha querido establecer con la humanidad y a la cual nos ha llamado también a nosotros a participar”. La historia “conoce sus momentos positivos, pero está marcada también por traiciones y rechazos”.

Pero frente a la actitud de los viñadores están los cristianos y “un Dios que, aunque decepcionado por nuestros errores y pecados, ¡no falla a su palabra, no se detiene y sobre todo no se venga!”.

“A través de las ‘piedras de descarte’, a través de situaciones de debilidad y de pecado, Dios continúa poniendo en circulación el ‘vino nuevo’ de su viña, es decir, la misericordia”.

El Pontífice destacó la “urgencia de responder con frutos de bien a la llamada del Señor, que nos llama a ser su viña, nos ayuda a entender qué hay de nuevo y de original en el cristianismo”.

Y “no es tanto la suma de preceptos y de normas morales, sino antes que nada una propuesta de amor que Dios, a través de Jesús, ha hecho y continúa haciendo a la humanidad”.

“Es una invitación a entrar en esta historia de amor, convirtiéndose en una viña vivaz y abierta, rica de frutos y de esperanza para todos. Una viña cerrada puede ser salvaje y producir uva salvaje. Estamos llamados a salir de la viña para ponernos al servicio de los hermanos que no están con nosotros para sacudirnos mutuamente y animarnos, para recordarnos el deber de ser una viña del Señor en cada ambiente, también en los más alejados e incómodos”.  

SE PUEDE OFRECER MISAS TAMBIÉN POR LOS VIVOS?


¿Se puede ofrecer Misas también por los vivos?
Organizar Misas para los vivos es un significativo acto de caridad


Por: Monseñor Jorge De los Santos | Fuente: es.denvercatholic.org 




En los tiempos de los Macabeos (Antiguo Testamento) los líderes del pueblo de Israel afirmaban la eficiencia de las oraciones ofrecidas por los muertos para que aquellos que habían partido de esta vida, encuentren el perdón por sus pecados y la esperanza de la resurrección eterna (ver 2Mac 12,43-46).

En el Nuevo Testamento hay varios pasajes que indican un proceso de purificación después de la muerte. Por ejemplo cuando Jesucristo declara “Y quien hable una palabra contra el Hijo del Hombre, será perdonado: pero aquel que hable una palabra contra el Espíritu Santo, no será perdonado ni en este mundo ni en el que vendrá” (Mt 12,32). Habla de un perdón o no perdón posterior a esta vida.

La Tradición de la Iglesia, que se remonta hasta los primeros años del cristianismo, confirma la creencia en el Purgatorio y la conveniencia de orar por nuestros difuntos. 

El testimonio de la Tradición llega hasta nosotros por una triple vía:

1) La costumbre de orar por los difuntos en los actos litúrgicos y de forma privada.


2) Los escritos patrísticos y los santos hablan de la existencia de las penas del purgatorio.

3) Los testimonios arqueológicos como epitafios e inscripciones funerarias, en ellos se manifiesta la fe en una purificación posterior a esta vida.

En las catacumbas o cementerios de los primeros cristianos, hay aún esculpidas muchas oraciones primitivas, lo que demuestra que los cristianos de los primeros siglos ya oraban por sus muertos.

Los primeros misioneros que evangelizaron América introdujeron la costumbre, aún presente en muchos lugares, de rezar una Novena en la que los familiares se congregan para acompañar a los deudos y ofrecen a Dios oraciones por el difunto. También la Iglesia, desde tiempo antiguo, introdujo la costumbre de celebrar el día 2 de noviembre dedicado a los difuntos, día en el que los católicos vamos a los cementerios y, junto con llevar flores, elevamos una oración por nuestros seres queridos. La Iglesia Católica observa esta costumbre en todas partes; y si ella no creyera que se les perdonan los pecados a los fieles difuntos, no ofrecería por ellas el sacrificio a Dios. Según nuestra fe católica, se pueden ofrecer oraciones, sacrificios y Misas por los muertos, para que sus almas sean purificadas de sus pecados y puedan entrar cuanto antes a la gloria a gozar de la presencia divina.

Y ¿Por qué esperar a que alguien muera para celebrar Misa por él? En los velatorios, no es raro escuchar a alguien comentar con remordimiento que hubiera estado mejor si todas las flores en la habitación se hubieran mandado a las personas mientras estaban vivas, y es una gran verdad. Pero lo mismo podríamos decir de las Misas de difuntos.

Hacer el esfuerzo de organizar Misas para los vivos es un significativo acto de caridad y, puesto que la Misa es el acto de oración más poderoso en el que podamos participar para rogar por otra persona, es un profundo acto de misericordia, independientemente de qué edad tenga o en donde esté. Es bueno mandar celebrar Misas para los vivos, amigos y familiares, incluso extraños de los que has oído hablar o sobre los que has leído y que estén pasando por un mal momento o se encuentran en medio de un tragedia. Esto es un acto de amor para con ellos.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 8 OCTUBRE


Los cinco minutos de María
Octubre 8




No olvidemos que, para ir a Jesucristo, no vamos a encontrar camino más seguro ni más fácil, ni más eficiente y rápido que María Santísima. Por eso, el que quiera llegar a Jesucristo, comience dirigiéndose a María. Ella es la más interesada en que lleguemos a Jesucristo y ella nos conducirá de la mano de su Hijo divino y, por Él, al Padre celestial.

Si Jesús dijo que él es el camino para ir al Padre, muy bien podemos afirmar que María es el camino para ir a Jesús.
Nuestra Señora del camino, conduce nuestra marcha de peregrinos y ayúdanos a descubrir en las encrucijadas de nuestra vida el amor del Padre, la gracia de Jesús y la presencia del Espíritu.


* P. Alfonso Milagro 

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 8 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
Hoy, domingo, 8 de octubre de 2017



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (5,1-7):

Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 79,9.12.13-14.15-16.19-20

R/. La viña del Señor es la casa de Israel

Sacaste una vid de Egipto, 
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. 
Extendió sus sarmientos hasta el mar, 
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.

¿Por qué has derribado su cerca 
para que la saqueen los viandantes, 
la pisoteen los jabalíes 
y se la coman las alimañas? R/. 

Dios de los ejércitos, vuélvete: 
mira desde el cielo, fíjate, 
ven a visitar tu viña, 
la cepa que tu diestra plantó 
y que tú hiciste vigorosa. R/. 

No nos alejaremos de ti: 
danos vida, para que invoquemos tu nombre. 
Señor, Dios de los ejércitos, 
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (4,6-9):

Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.

Palabra de Dios

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,33-43):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» 
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.» 
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy domingo, 8 de octubre de 2017
 Fernando Torres cmf


¡Quédate con nosotros, Señor!

      Cualquier campesino nos podría hablar largo y tendido de lo que significa de verdad cuidar los campos. Son muchos los trabajos, las preocupaciones, los sudores que se lleva consigo una buena cosecha. Es como hacer una inversión a largo plazo y con mucho riesgo. Porque hay una serie de elementos que el dueño de la tierra no es capaz de controlar. Por su parte puede poner todo el trabajo y cuidado posible. Pero no puede controlar el clima, las heladas o las sequías. Tampoco puede controlar cómo van a trabajar los empleados. Al final, todo se tiene que confiar un poco a la providencia, a la mano de Dios. No puede ser de otra manera. Cualquier campesino nos lo dirá.

      El Evangelio de hoy cuenta la historia de un terrateniente que quiso cuidar sus campos. Los cuidó lo mejor que pudo. Pero se tuvo que ir y los trabajadores que dejo al cargo de la viña se creyeron que eran los dueños. Quisieron quedarse con los frutos. Hasta el punto de que, cuando el amo envió a sus criados a buscar la cosecha, los mataron. Se atrevieron a matar incluso a su hijo. El señor se enfadó y con razón. 

      Miremos nuestras manos y nuestras vidas. La humanidad, nuestra familia, nuestra vida es la viña del Señor. La ha creado y cuidado con amor. Y la ha puesto en nuestras manos. Somos responsables de recoger la cosecha, de vivir nuestra vida en fraternidad, en amor, en comprensión y en justicia. El fruto que Dios quiere es la vida del hombre, es nuestra vida. No somos dueños de ella. Es un regalo que Dios nos ha dado y que nos pide que cuidemos de él con amor, que lo hagamos crecer en libertad y fraternidad. 

      Hoy le vamos a pedir al Señor que no nos abandone, que no sea como el amo de aquella tierra, que se tuvo que ir y dejó a los trabajadores solos. Para que no caigamos en la tentación de creernos que la vida es nuestra. Para que todas las mañanas sepamos mirarle a los ojos al empezar el día y reconocer a nuestro Dios y Creador y le digamos que vamos a seguir trabajando en su viña, para hacer un mundo más justo, más humano, más fraterno. Porque ese es el fruto que el quiere que demos. Le vamos a pedir que nos acompañe a lo largo de esta semana que empieza, para que nunca nos sintamos lejos de su presencia misericordiosa, para que nunca caigamos en la tentación. 


Para la reflexión

      ¿De qué modo cuidamos la viña en que nos ha puesto el Señor? ¿Tratamos de cuidar y promover la vida que el Señor ha puesto en nuestras manos? ¿Y la vida de nuestros hermanos y hermanas? ¿Le damos las gracias todos los días por ese inmenso regalo?

FELIZ DOMINGO!!





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