domingo, 9 de julio de 2017

PAPA FRANCISCO: SI ALGUNO TIENE UNA ZONA OSCURA EN SU VIDA, QUE ACUDA A JESÚS


Papa Francisco: Si alguno tiene una zona oscura en su vida, que acuda a Jesús
Por Miguel Pérez Pichel




VATICANO, 09 Jul. 17 / 05:34 am (ACI).- Durante el rezo del Ángelus este domingo 9 de julio en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco animó a aquellos que tienen un peso en su conciencia, “una zona oscura en su vida”, que acudan a Jesús, que acudan “a un misionero de la misericordia, o junto a un sacerdote”.

El Santo Padre recordó las palabras del Evangelio del día en las que Jesús dice: “Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, que yo os daré consuelo”.

“El Señor no se reserva esta frase para alguno de sus amigos –explicó Francisco–, sino que la dirige a ‘todos’ aquellos que están cansados y oprimidos por la vida. ¿Y quién puede sentirse excluido de esta invitación?”.

El Pontífice recordó que “el Señor sabe cómo de dura puede llegar a ser la vida. Sabe que hay muchas cosas que causan fatiga en el corazón: desilusiones y heridas del pasado, pesos que hay que cargar y males que hay que soportar en el presente, incertezas y preocupaciones por el futuro”.

“Ante esto, la primera palabra de Jesús es una invitación a reaccionar, a moverse: ‘Venid’”. Sin embargo, lo natural en los hombres es caer en el error de la inmovilidad: “El error, cuando las cosas van mal, es quedarse donde se está. Parece evidente, pero ¡qué difícil es reaccionar y abrirse! No es fácil”.

El Papa mostró comprensión sobre esa reacción humana, pero también advirtió del peligro de no tratar de sobreponerse a ella: “En los momentos oscuros surge de forma natural el encerrarse en uno mismo, dar vueltas sobre lo injusta que es la vida, sobre la ingratitud de los demás o sobre lo malo que es el mundo”.

“Todos nosotros alguna vez hemos sufrido esta fea experiencia. Así, cerrados dentro de nosotros, lo vemos todo negro. Y entonces uno termina familiarizándose con la tristeza, que se vuelve como de casa. Esa tristeza te prostra. ¡Qué cosa fea es esta tristeza!”.

Por el contrario, “Jesús quiere sacarnos de esas ‘arenas movedizas’, y por eso nos dice: ‘¡Venid! ¡Tú! ¡Tú! ¡Tú!’. El camino para salir de uno mismo radica en el relacionarse, en el tender la mano, en el alzar la mirada hacia aquel que nos llama de verdad”.

Incluso, el Obispo de Roma animó a ir más allá, ya que, “de hecho, no basta con salir de uno mismo, es necesario saber hacia dónde queremos ir. Porque muchas metas son ilusorias: prometen un poco de distracción y alivio, aseguran paz y diversión para luego dejarnos en la misma soledad de antes. Son ‘fuegos artificiales’”.

Asimismo, subrayó que el mismo Jesús marcó el camino que se debe seguir, Él “nos indica hacia dónde debemos ir: ‘Venid a mí’”.

“En muchas ocasiones, ante un peso de la vida una situación que nos duele, intentamos hablar con alguien que nos escuche, con un amigo, un experto… Se trata de algo bueno, pero no nos olvidemos de Jesús. No nos olvidemos de abrirnos a Él y de contarle nuestra vida, de confiarle a nuestras personas y nuestras situaciones. Tal vez existan zonas de nuestra vida que le podamos abrir a Él y que permanecían oscuras porque no habían visto nunca la luz del Señor”.

El Papa concluyó insistiendo en que Jesús “os espera, no para resolver mágicamente los problemas, sino para darnos fuerzas ante nuestros problemas. Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino las angustias del corazón, no nos quita la cruz, sino que la lleva junto con nosotros. Y con Él, cada peso resulta ligero, porque Él es el Resucitado en el que creemos. Cuando Jesús entra en la vida, llega la paz, esa paz que permanece incluso en las pruebas”.

“Vayamos junto a Jesús, ofrezcámosle nuestro tiempo, encontrémonos con Él cada día en la oración, en un diálogo confiado y personal, familiaricémonos con su Palabra, redescubramos sin miedo su perdón, alimentémonos de su Pan de vida: nos sentiremos queridos y consolados por Él”, concluyó.

GRACIAS, SÓLO GRACIAS...


Gracias, sólo gracias
Si aprendemos a agradecer, nos daremos cuenta que en nuestro corazón aumenta el deseo de servir, es decir de donarse.


Por: P Idar Hidalgo | Fuente: Catholic.net 




Hoy puede tener más sentido la frase: en vida hermano, en vida... después de la experiencia.

Siempre suele suceder así, que vamos aprendiendo en el camino, y que hay que estar despierto para que nuestros prejuicios o nuestras ocupaciones no nos permitan pasar de largo frente a quien nos esta pidiendo un "te quiero", o simplemente deseando que alguien lo valore.. para poder dar más.

Es verdaderamente una fortuna... desear estar despierto aún cuando las cosas no van como uno desearía.. lo importante es saber dar gracias. Vivir en gratuidad... porque todo es regalo, todo es don.

Un periódico italiano comentaba que el Papa Benedicto XVI, es el Papa de las gracias, porque a todos les da las gracias, a los gendarmes que lo custodian, a su secretario, al que le abre la puerta, a la que le pasa un vaso de agua... ¡que maravilla! Si aprendemos a dar las gracias, creo que nos cambiaría la vida y hasta los estados de ánimo... ¡recibimos tanto y damos tan poco!

Se nos regala un nuevo día, se nos regala las manos con estos dedos que teclean mis ideas y las van esculpiendo en la pantalla de la computadora y mis palabras como huellas llevan una dirección... son para alguien. Se nos regala la tecnología y en cada instante un poco de aire para seguir viviendo, se me regala la fe y la esperanza sin mérito alguno. Y bien se que doy muy poco, por eso tengo deseos de agradecer.

Gracias, sería una nueva palabra que podíamos agregar a nuestro diccionario diario. Pero no solo decirlo, es necesario que esa palabra nazca del silencio, después de tomar conciencia que somos consentidos de Dios, que se nos regala Él mismo en cada Eucaristía, en cada Evangelio.

Es curioso... pero también Dios nos da las gracias, porque nos bendice (bien dice), porque habla bien de nosotros y cuando damos gracias se multiplican las bendiciones y tenemos más para repartir y regalando lo que Dios nos da, más crecemos, somos más cristianos, somos más divinos.

Si aprendemos a agradecer, nos daremos cuenta que en nuestro corazón aumenta el deseo de servir, es decir de donarse. Decir gracias a cada regalo nos conduce a la paz y a la alegría y es que en el mundo siempre hay más bien que mal, hay mas personas buenas que malas y a nosotros Dios nos ha rodeado de personas maravillosas.

Es cierto que tenemos heridas... pero son buenas. Yo mismo soy una persona herida que busca bálsamo para sus heridas y solo en la gratuidad va uno encontrando la alegría siempre nueva del que se encuentra con la sorpresa del regalo.

Ser conciente de que hoy puedo caminar... ¡cómo lo he de agradecer! Darme cuenta que puedo ver... ¡cuánto he de agradecer! Darme cuenta que puedo oír... Todo es regalo, todo tiene su encanto, todo tiene su sorpresa.

Porque el amor hace nueva todas las cosas, el amor hace eterno el instante y es desde ahí donde puedo agradecer.

Gracias, la palabra puede no decirnos nada... pero unida a nuestra existencia puede decirlo todo porque toda nuestra vida será justamente eso "una acción de gracias" después de todo la misma Eucaristía es eso... "ACCIÓN DE GRACIAS".

Toda la vida como un don.. pero es cierto que hay que pasar por la experiencia de la ausencia del don para darse cuenta del valor de la presencia, es necesario, vivir la ausencia del don, para ser conciente de que nada nos corresponde como mérito, que he correspondido muy poco para lo mucho que se me ha dado.

Vivir la gratuidad puede cambiar nuestra vida y nuestra manera de ver la vida... y no lo digo como una "auto-ayuda" sino como la realidad misma de la existencia que veo dibujada en la existencia de Cristo y en su oración: "gracias padre porque así te ha parecido bien" o en la misma actitud de Job: "si de Dios recibimos los bienes porque no hemos de aceptar los males".

Dios nos quiere libres y un corazón agradecido no está atado a la criatura porque bien sabe que no es dueño sino solo administrador de todos los bienes que Dios le ha querido compartir.... y hemos de dar gracias también por nuestras limitaciones que nos hacen vivir en la realidad humana y no angelical y que nos permite vivir en humildad, sabiendo que no merecemos sino que todo se nos da por amor.

Y es verdad que Dios no se entrega a nosotros en pedazos sino que se da totalmente y a pesar de nuestras miserias el sigue hablando bien de nosotros y nos sigue bendiciendo...

Por todo lo anterior que bueno que hoy tengo la oportunidad de decir gracias, por compartir así como soy sin ese afán de llenar expectativas... sin ese afán de perfeccionista ni con la inquietud del "deber ser." Simplemente ser y ser lo que se es.

Que nuestra vida sea Eucarística y al final sea una acción de gracias y podamos dejar está vida con estás palabras: "gracias Padre porque así te pareció bien... "

Qué mayor alegría que recibir los regalos, viviendo cada día como algo totalmente nuevo. Vendrán otros 6 de febrero... vendrán otras horas, pero este día jamás se volvera a repetir... hoy es totalmente nuevo.... por eso hoy quiero que este día sea para tí y para mi... un motivo para decir GRACIAS y sentir muy dentro de nuestro corazón la alegría de saber dar gracias.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 9 DE JULIO


Los cinco minutos de María
Julio 9



A Dios le agrada un corazón puro. En expresión de la Escritura, quiere arrancarnos el corazón de piedra y darnos un corazón de carne, sensible al amor que purifica y hace nuevas todas las cosas. En la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo por medio de María para purificarnos del pecado y hacernos sus hijos por la acción del Espíritu. El Hijo y la Madre, por designio de Dios, se han unido para crear una humanidad nueva, un hombre nuevo de corazón puro.

María fue la Madre del corazón puro, la llena de gracia, la concebida sin pecado. Su persona es portadora de luz y belleza. Su presencia maternal es una llamada a purificar el corazón y recrear un espíritu nuevo.

Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve agraciada doncella, ruega a Cristo por nosotros.


* P. Alfonso Milagro

TRES LLAMADAS DE JESÚS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 9 JULIO 2017


TRES LLAMADAS DE JESÚS


El evangelio de Mateo ha recogido tres llamadas de Jesús que hemos de escuchar con atención sus seguidores, pues pueden transformar el clima de desaliento, cansancio y aburrimiento que a veces se respira en algunos sectores de nuestras comunidades cristianas.

“Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré”.

Es la primera llamada. Está dirigida a todos los que viven su religión como una carga pesada. No son pocos los cristianos que viven agobiados por su conciencia. No son grandes pecadores. Sencillamente han sido educados para tener siempre presente su pecado y no conocen la alegría del perdón continuo de Dios. Si se encuentran con Jesús se sentirán aliviados.

Hay también cristianos cansados de vivir su religión como una tradición gastada. Si se encuentran con Jesús aprenderán a vivir confiando en un Dios Padre. Descubrirán una alegría interior que hoy no conocen. Seguirán a Jesús no por obligación, sino por atracción.

“Cargad con mi yugo, porque es llevadero, y mi carga, ligera”.

Es la segunda llamada. Jesús no agobia a nadie. Al contrario, libera lo mejor que hay en nosotros, pues nos propone vivir haciendo la vida más humana, digna y sana. No es fácil encontrar un modo más apasionante de vivir.

Jesús libera de miedos y presiones, no los introduce; hace crecer nuestra libertad, no nuestras servidumbres; despierta en nosotros la confianza, nunca la tristeza; nos atrae hacia el amor, no hacia leyes y preceptos. Nos invita a vivir haciendo el bien.

“Aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras vidas”.

Es la tercera llamada. Hemos de aprender de Jesús a vivir como él. Jesús no complica la vida. La hace más clara y sencilla, más humilde y más sana. Ofrece descanso. No propone nunca a sus seguidores algo que él no ha vivido. Por eso puede entender nuestras dificultades y nuestros esfuerzos, puede perdonar nuestras torpezas y errores, animándonos siempre a levantarnos.

Hemos de centrar nuestros esfuerzos en promover un contacto más vital con Jesús en nuestras comunidades, tan necesitadas de aliento, descanso y paz. Me entristece ver que es precisamente su modo de entender y de vivir la religión lo que conduce a no pocos, casi inevitablemente, a no conocer la experiencia de confiar en Jesús. Pienso en tantas personas que, dentro y fuera de la Iglesia, viven “perdidas”, sin saber a qué puerta llamar. Sé que Jesús podría ser para ellas la gran noticia.


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 11,25-30

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 9 DE JULIO DEL 2017



Domingo 14º del Tiempo Ordinario – Ciclo A
Domingo 9 de Julio de 2017

“Venid a mí los cansados y agobiados”





Primera lectura
Lectura de la profecía de Zacarías 9,9-10:

Así dice el Señor: «Alégrate, hija de Sión; canta, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti justo y victorioso; modesto y cabalgando en un asno, en un pollino de borrica. Destruirá los carros de Efraín, los caballos de Jerusalén, romperá los arcos guerreros, dictará la paz a las naciones; dominará de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra.»

Palabra de Dios    

______________________

Salmo
Salmo Responsorial: 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

______________________

Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,9.11-13:

Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Palabra de Dios

_______________________

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11,25-30:

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

FELIZ DOMINGO!!!





sábado, 8 de julio de 2017

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 8 DE JULIO DEL 2017


Cuando se ha perdido el tesoro
Santo Evangelio según San Mateo 9,14-17. XIII Sábado de Tiempo Ordinario


Por: H. Balam Loza, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"Escucha, Señor, mi oración, y presta oído a mi súplica" (Salmo 143) Jesús, me acerco a tus pies pidiéndote que me escuches. Mi corazón está sediento de Ti. Solamente Tú puedes darme la paz que necesito y el amor que voy buscando por todas partes. Hoy vuelvo a la casa del Padre como el hijo que salió temprano y vuelve cansado, al atardecer, y se cobija entre los brazos de su padre.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 9,14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
"Vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces ayunarán" Pensemos por un momento el dolor tan grande que sufre una mujer cuando pierde a su amado, cuando queda totalmente sola y le faltan esos momentos de intimidad en los cuales, con pocas palabras, los corazones estaban fuertemente unidos. La vida pierde el color y todo se hace gris. Es en ese momento cuando los corazones se dan cuenta del gran tesoro que han perdido.
Eso es justamente lo que pasa cuando perdemos a Jesús, cuando dejamos que el pecado llene nuestras vidas. Tenemos un gran tesoro entre manos, tenemos un hermano, un amigo, un esposo, unpadre que nos ama y que está dispuesto a dar su vida por cada uno de nosotros. Y muchas veces no nos damos cuenta y pensamos que es algo normal. Y nos puede pasar como al hijo mayor que no se ha dado cuenta que se ha ido de casa. Cumplimos lo mejor posible, pero en realidad nos damos cuenta que hemos ido envejeciendo y que nuestros corazones se han ido llenando de amargura.
Pero he ahí que Jesús está fuera y espera a que le abramos la puerta de nuestros corazones. El Padre aún espera el regreso del hijo. Él toca pero espera, insiste pero no presiona. Sabe que nuestra tristeza y amargura se debe a que lo hemos perdido a Él. Quiere darnos la alegría que tanto necesitamos, pero sabe que somos nosotros los que tenemos que abrir de par en par, y sin miedo, el corazón.
"María es el odre nuevo de la plenitud contagiosa. Queridos hermanos, sin la Virgen no podemos llevar adelante nuestro sacerdocio. "Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza". Nuestra Señora de la prontitud, la que apenas ha concebido en su seno inmaculado al Verbo de vida, sale a visitar y a servir a su prima Isabel. Su plenitud contagiosa nos permite superar la tentación del miedo: ese no animarnos a ser llenados hasta el borde, y mucho más aún, esa pusilanimidad de no salir a contagiar de gozo a los demás. Nada de eso: "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"."
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un rosario, o al menos un misterio, preferentemente en familia, para descubrir y hacer rendir el tesoro, los talentos que he recibido.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE UN SACERDOTE DIOCESANO Y UN RELIGIOSO?



¿Qué diferencia hay entre un sacerdote diocesano y
 un religioso?
Son un modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia


Por: P. Samuel Bonilla | Fuente: PadreSam.com 




En la última cena (Mt 26; Mc 14; Lc 22), el Señor Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía y el Sacramento del Orden, este último con el objetivo de seguir celebrando el primero y así, perpetuar la presencia del mismo Señor en las especies eucarísticas. Sin embargo, hay sacerdotes “diocesanos” y sacerdotes “religiosos”. ¿Cuál es la diferencia?

El ministerio sacerdotal confiado a los apóstoles fue, posteriormente, comunicado por ellos a otros que los sucederían en la misión, a los cuales llamaron Epíscopos (obispos) (1 Tim 3,1ss; 2 Tim 1,6). Este ministerio, además de la potestad de celebrar los sacramentos, conlleva el oficio pastoral. Con el tiempo, los mismos apóstoles van asociando a su ministerio a otros a los que llaman presbíteros (Hch 14,23), sin olvidar la presencia casi inmediata de los diáconos (Hch 6,1-7). Así, cada comunidad cristiana, situada en un territorio determinado, estaba pastoreada por un obispo con un grupo de presbíteros y diáconos, situación que continúa hasta hoy. El oficio del presbítero (sacerdote) ha sido siempre el de colaborar con su obispo en el ministerio pastoral de la Iglesia.

Por otra parte, desde los primeros siglos de la Iglesia, se empezó a gestar un movimiento de personas que de manera individual se alejaban de la vida común para dedicarse únicamente al Señor, especialmente yéndose al desierto, conocidos como eremitas y anacoretas. Con el tiempo, se empiezan a reunir en grupos para compartir este estilo de vida. Esto es el germen de los que más a delante se llamará vida religiosa. Esta consiste en vivir la consagración al Señor, como sacerdote o como hermano, en una comunidad con un carisma específico, esto es, la intención con la cual fue fundada: atender a los jóvenes, a los niños sin hogar, a las prostitutas, a los enfermos, a los privados de libertad, a los inmigrantes, entre otros.

Esto nos lleva, entonces, a hablar del modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia, esto es, sacerdote diocesano y sacerdote religioso. Es el mismo sacerdocio vivido de modo diverso, en cuanto a su comunidad específica.

El sacerdote diocesano tiene un modo de vida que brota de lo que los apóstoles fundaron en las primeras comunidades: un obispo y un grupo de sacerdotes con él pastoreando un territorio determinado llamado Diócesis (de ahí su nombre, diocesanos). El carisma particular está inspirado en Cristo Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas (Jn 10). Propiamente, atienden las parroquias y otras dependencias de la diócesis. Están bajo la autoridad exclusiva de su obispo, por medio de las promesas hechas el día de su ordenación: castidad, pobreza y obediencia.

El sacerdote religioso tiene las mismas facultades de un sacerdote diocesano, es decir, la capacidad de celebrar los sacramentos, pero lo que lo distingue es su modo de vivir. Ya no es entorno a un obispo en una diócesis determinada, sino en una comunidad especifica de religiosos, con un carisma propio, inspirado por el fundador de tal comunidad, bajo la autoridad de un hermano superior de la misma comunidad. Toda la comunidad bajo la autoridad y cuidado del obispo de la diócesis en la que reside. Cada uno profesa, antes de su ordenación sacerdotal, los votos de pobreza, castidad y obediencia. Así tenemos a los Redentoristas, Vicentinos, Carmelitas, Siervos de Jesús, Salesianos, Somascos, Jesuitas y muchos más.

En síntesis, es el mismo sacerdocio, sólo que el diocesano lo ejerce bajo la autoridad de un Obispo en un territorio específico llamado Diócesis, mientras que el religioso lo ejercer bajo la autoridad de un Superior, siguiendo el carisma de su fundador y viviendo en una comunidad.

Artículo originalmente publicado en PadreSam.com

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 7 y 8 DE JULIO


Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
7 julio


La piedad cristiana llama con toda verdad a María "Reina de los Mártires", no solamente por la intensidad de su dolor sino también porque la duración y continuidad de sus penas producen en su alma un desgarramiento que excede todos los dolores.

Desde la hora en que Jesús estuvo en los brazos de Simeón, aquel anciano que anunció a la Madre que una espada atravesaría su pecho, hasta que fue elevado en los brazos de la cruz, pasarán treinta y tres años que serán para María treinta y tres años de sufrimiento.

María es la Virgen del dolor sin medida.

Virgen creyente, que la fe anime toda mi vida.

__________________



Los cinco minutos de María
Julio 8



Nos afirma Jesús que a Dios lo verán los limpios de corazón; nadie de corazón tan limpio, tan santo y tan puro como el Corazón inmaculado y purísimo de María.

Por eso nadie pudo ver y gozar de Dios tanto como ella.

Ya sabes qué es lo que se te pide para que tú también puedas ver a Dios: limpia tu corazón, purifícalo, hazlo semejante al Corazón de María Santísima.

Virgen fiel, Madre santa y virginal, Dios mismo se ha prendado de tu fidelidad. Haz mi corazón semejante al tuyo.


* P. Alfonso Milagro

NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN, DEL 7 AL 15 DE JULIO

Primer día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Primer día: Frutos de virtudes y buenas obras

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.





Segundo día de la novena a la Virgen del Carmen

Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Segundo día: Luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.



Tercer día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Tercer día: El habite siempre amado, adorado y alabado por mi

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Cuarto día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Cuarto día: Dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.



Quinto día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Quinto día: Con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Sexto día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Sexto día: Vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.



Séptimo día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos los días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Séptimo día: Encontrar la seguridad en las tribulaciones y peligros

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


Octavo día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos lo días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos lo días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Octavo día: Ampares y consueles en la hora de mi muerte

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.



Noveno día de la novena a la Virgen del Carmen
Por la señal de la santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición para todos lo días

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

Oración para todos los días

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Noveno día: Cumplir con mis obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo La Salve.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena.

Oración final para todos los días

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...