viernes, 23 de junio de 2017

SEÑOR, AYÚDAME A SER HUMILDE!!


Señor, ayúdame a ser humilde
Desconéctame, Señor, de las cosas de mi vida que tanto amo....quiero que tu me ayudes a vivir en la humildad.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Aquí estoy, Señor, para darte ese tiempo de mi vida, que es muy poco, comparado con el tiempo que siempre tengo para trabajar, para distraerme y pasear. Es muy poco pero quiero que sea tuyo y que será el mejor de mi tiempo porque es para ti.

Dame paz, tranquilidad. Auséntame de todas mis preocupaciones, quedarme vacía de todos los problemas y dolores que llevo en mi alma, muchas veces causados por mi equivocado proceder, y entregarme de lleno a ti.

Desconéctame, Señor, de las cosas de mi vida que tanto amo.... quiero que tu me ayudes a encontrar esa "perla escondida" que es aprender a vivir en la humildad.

A veces pienso, al acercarme a ti, que es el único momento en que siento mi nada, mi pequeñez, porque cuando te dejo y me voy a mis ocupaciones me parece que piso firme, que hago bien las cosas, muchas de ellas, muy bien y casi sin darme cuenta reclamo aplausos, reclamo halagos y me olvido de ser humilde, de aceptar, aunque me duela, mis limitaciones, mis errores, mis faltas y defectos de carácter, que siempre trato de disimular para que no vean mi pequeñez y cuando llega el momento de pedir perdón... ¡cómo cuesta! Qué difícil es reconocer que nos equivocamos, qué juzgamos mal, que lastimamos y rogar que nos perdonen.

Ante ti, Señor, buscando alcanzar esa HUMILDAD, que tanta falta me hace, me atrevo a rezarte la hermosa:



ORACIÓN POR LA HUMILDAD

Señor Jesús, manso y humilde.
Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad,mi Señor manso y humilde de corazón.

No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.

No se de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que otros... Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

Dame la gracia de perdonar de corazón, la gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan. Dame la gracia, poder, con tranquilidad, criticarme a mi mismo.

La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros. Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago.

Ayúdame, Señor, a pensar menos en mi y abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tu y mis hermanos.

En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo, poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno.

Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Asi sea. 


(P. Ignacio Larrañaga)

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, 23 DE JUNIO


Nardo del 23 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, abundancia de Amor!

Meditación: ¡Oh Señor!. Quién pudiera conocerte verdaderamente a Vos, Señor que te hiciste Hombre y pescador, para enseñarnos a trabajar en el Amor. ¡Oh Señor!, que a todos buscas. Tú, el Rey, te sentabas en una barca y desde el lago de Galilea enseñabas Tu Palabra. Tú, que a los leprosos curabas y sanabas las almas. Tu mirada era sólo Amor y ofrenda del dolor que causaba el hedor de las almas putrefactas. Tú, Señor, que conoces todos nuestros pecados pero a pesar de eso nos sigues amando. Tú, que por nosotros te sigues dando, para que volvamos a Tu lado. Tú, Señor, que por gran Misterio nos quieres dar un corazón nuevo para nacer a Vos y vivir en unión con Nuestro Creador. Señor, que nos regalas la esperanza de habitar algún día en eterna alabanza en la Morada Santa, permite a este siervo Tuyo tirar las redes para llevar a mis hermanos hacia Tus Benditas Manos.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Pidamos al Señor, en humilde oración, que podamos ayudar a la conversión de nuestros hermanos.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

10 COSAS QUE NO SABÍAS DE LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


10 cosas que no sabías de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús



 (ACI).- “Queridos jóvenes, los invito a prepararse, en la escuela del Corazón de Cristo, para afrontar con confianza los compromisos que les esperan en el transcurso de la vida”, decía San Juan Pablo II.

Aquí 10 cosas que no sabías sobre la gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús:


1. El simbolismo de la imagen representa el inmenso amor de Cristo hacia nosotros

El Sagrado Corazón de Jesús aparece con una cruz, espinas y una llama de fuego en referencia al inmenso amor de Cristo por la humanidad y que lo demostró en la cruz. Tiene una herida en el costado por la lanza del soldado romano.

2. Es una tradición muy antigua

La tradición apostólica del Corazón de Cristo proviene desde los primeros tiempos. San Agustín (+430), Padre y Doctor de la Iglesia, un día escribió que San Juan, el que reclinó la cabeza sobre el pecho de Cristo en la última cena, bebió de los "secretos sublimes de las profundidades más íntimas del Corazón de Nuestro Señor".

3. San Thierry y Santa Clara de Asís fueron muy devotos

En la edad media San Thierry (+1148) enseñaba que era importante “entrar de lleno en el Corazón de Jesús, en el Santo de los Santos”. Mientras que Santa Clara de Asís (+1253) saludaba muchas veces en el día al Sagrado Corazón en el Santísimo Sacramento.

4. Se llama “Summi Regis Cor Aveto” al himno más antiguo al Sagrado Corazón

El himno más antiguo al Sagrado Corazón de Jesús es el “Summi Regis Cor Aveto”, que en sus primeras letras habla sobre el saludo que uno hace al corazón del rey altísimo. Se considera que es obra de Herman Joseph (+1241), norbertino de Colonia, Alemania.

5. También hay santos que tuvieron visiones de esta devoción

Hay varias santos que han tenido visiones sobre el Corazón de Jesús: Santa Lutgarda (+1246), Santa Matilde (+1298), Santa Angela de Foligno (+1309), Santa Juliana de Norwich (+1416), Santa Verónica Giuliani (+1727).

6. Santa Gertrudis la Grande propagó el Sagrado Corazón

Santa Gertrudis la Grande (+1302) fue una de las grandes propagadoras de la devoción al Corazón de Jesús. En una de las apariciones, la Santa reposó su cabeza sobre la llaga del costado del Señor y escuchó el palpitar del divino corazón. Luego le preguntó a San Juan por qué no relató esto en su evangelio y el Apóstol le contestó que esta revelación estaba reservada para posteriores tiempos cuando el mundo necesite ser reavivado en el amor.

7. Santa Margarita María de Alacoque recibió un mensaje del mismo Cristo

Santa Margarita María de Alacoque (+1690) recibió el siguiente encargo de Jesús: “te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares”.

8. Varias encíclicas tratan del Corazón de Jesús

Después de la extensión oficial para toda la Iglesia de la fiesta del Sagrado Corazón con el Papa Pío IX en 1856, se han escrito las siguientes encíclicas sobre el Corazón de Jesús: “Annum Sacrum” con León XIII, “Miserentissimus Redemptor” de Pío XI y “Haurietis Aquas” por Pío XII.

9. El mismo día del Sagrado Corazón se realiza la Jornada Mundial de Oración por la Santificación por los Sacerdotes

San Juan Pablo II tenía mucho cariño por el Sagrado Corazón de Jesús y ordenó que en la fiesta del divino corazón se realice la Jornada Mundial de Oración por la Santificación por los Sacerdotes. Asimismo, declaró que la fiesta del Inmaculado Corazón de María es obligatoria en toda la Iglesia universal.

10. La Fiesta del Inmaculado Corazón de María es celebrada un día después

La Fiesta del Inmaculado Corazón de María, que se celebra al siguiente día de la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, fue establecida así por el Papa Pío XII en 1944 porque estos dos corazones son inseparables.

ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES


Oración por la santificación de los sacerdotes


A continuación una Oración por la Santificación de los Sacerdotes, de Santa Teresita del Niño Jesús:


Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes (especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.

Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.

Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.

Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de su apostolado obtenga la salvación de muchas almas que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén.

MEDITACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, VIERNES 23 JUNIO 2017


Comentario al Evangelio de hoy viernes, 23 de junio de 2017
 Fernando Torres cmf



      Se me viene a la memoria una conversación mantenida hace muchos años en la sala de urgencias de un hospital. Era tarde por la noche y verano. De charla con dos médicos que hacían su guardia. Sabían que yo era seminarista. No sé muy bien por qué salió el tema del Corazón de Jesús. Los dos se pusieron en plan racionalista total. En su opinión el corazón no era más que una víscera del cuerpo humano. La bomba encargada de enviar la sangre a todo el resto del cuerpo. Eso y nada más que eso. No tenía sentido hablar del “Corazón de Jesús”. Para entendernos, aquellos dos médicos jóvenes no tenían aquella noche el ánimo dispuesto para ver la más mínima posibilidad de comprender la realidad desde una perspectiva diferente de la pura materialidad de las cosas. 

      Han pasado muchos años. No sé qué habrá sido de ellos. Pues a pensar, estoy seguro de que en algún momento se enamoraron y se dejaron llevar por su “corazón”, que en ese momento pasó a ser algo más que una víscera con funciones de bomba de presión. 

      Lo cierto es que en nuestro mundo el “corazón” es algo más que una pura víscera. Porque las cosas no son sólo lo que son y las palabras sirven para hablar de otras cosas que no son materiales pero que son incluso más importantes para la vida de las personas que la pura materia. “Corazón” nos habla de sentimiento, de amor, de ternura, de cariño, de compasión. El corazón se nos llena de alegría cuando vemos a alguien a quien queremos. Y el corazón se nos queda triste cuando la lejanía o la tristeza nos invaden. El corazón nos dice a veces lo que tenemos que hacer, cuando nos dejamos llevar por el amor y el cariño, aunque objetivamente puede parecer que lo que hacemos es una locura. 

      Por eso, podemos hablar del “Corazón de Jesús”. No estamos pensando en la víscera de su cuerpo que sirvió en su momento para bombear su sangre. Nuestro pensamiento –nuestro corazón– va más allá. Y vemos el amor que le animó en todo lo que hizo. Un poco poéticamente diríamos que el “Corazón de Jesús” no bombea sangre sino cariño, amor por todos los hombres y mujeres. Y el cariño y el amor y la misericordia y la ternura es la verdadera sangre, tan necesaria para la vida de una persona, de una familia o de una comunidad, como la sangre física. Al final ¿qué es la vida sin cariño, en pura soledad y abandono? Decir Corazón de Jesús es aludir al núcleo de su vida, a lo que es más central en Jesús: su amor por cada uno de nosotros. Y nos hace pensar que tenemos que poner nuestro corazón a trabajar para que, además de sangre, bombee cariño y misericordia y amor para todos aquellos con los que nos encontremos hoy y cada día de nuestra vida.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 23 DE JUNIO 2017, SOLEMNIDAD DEL SAGRADO CORAZÓN


Lecturas de hoy Sagrado Corazón de Jesús



Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (7,6-11):

En aquellos días, Moisés habló al pueblo, diciendo: «Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios: él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad. Si el Señor se enamoró de vosotros y os eligió, no fue por ser vosotros más numerosos que los demás, pues sois el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor vuestro, por mantener el juramento que había hecho a vuestros padres, os sacó de Egipto con mano fuerte y os rescató de la esclavitud, del dominio del Faraón, rey de Egipto. Así sabrás que el Señor, tu Dios, es Dios: el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y guardan sus preceptos, por mil generaciones. Pero paga en su persona a quien lo aborrece, acabando con él. No se hace esperar, paga a quien lo aborrece, en su persona. Pon por obra estos preceptos y los mandatos y decretos que te mando hoy.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 102,1-2.3-4.6-7.8.10

R/. La misericordia del Señor dura siempre,
para los que cumplen sus mandatos

Bendice, alma mía, al Señor, 
y todo mi ser a su santo nombre. 
Bendice, alma mía, al Señor, 
y no olvides sus beneficios. R/. 

Él perdona todas tus culpas 
y cura todas tus enfermedades; 
él rescata tu vida de la fosa 
y te colma de gracia y de ternura. R/. 

El Señor hace justicia 
y defiende a todos los oprimidos; 
enseñó sus caminos a Moisés 
y sus hazañas a los hijos de Israel. R/. 

El Señor es compasivo y misericordioso, 
lento a la ira y rico en clemencia. 
No nos trata como merecen nuestros pecados 
ni nos paga según nuestras culpas. R/.


Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-16):

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor

IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!!!








miércoles, 21 de junio de 2017

LOS ANTEOJOS DE DIOS


Los anteojos de Dios



Un día el alma de un negociante caminaba hacia el cielo. Esperaba encontrarse con Dios para rendirle cuentas de su vida. No iba tranquilo. Y no era para menos, porque en la conciencia, a más de llevar muchas cosas negras, tenía muy pocas positivas que hacer valer.

Buscaba ansiosamente aquellos recuerdos de buenas acciones que había hecho en sus largos años de usurero y sólo había encontrado unos cuantos recibos de conmovidos: "Que Dios se lo pague".  Fuera de eso, nada importante que realmente valiera la pena. La cercanía del juicio de Dios lo tenía muy preocupado. Se acercó despacito a la puerta de entrada principal y se extrañó mucho de no ver a nadie haciendo cola. Pensó: O no son muchos los clientes o los trámites se realizan sin complicaciones. La puerta estaba abierta de par en par, nadie la cuidaba. Entró por ella y gritó:

“¡Ave María Purísima!”

Pero nadie le respondió. Miró hacia adentro y vio que todo era maravilloso, pero no había nadie que le impidiese el paso. Parece, se dijo, que aquí son todos bien honrados.

De patio en patio, de jardín en jardín y de sala en sala, se fue internando en las mansiones celestiales hasta que llegó donde tenía que llegar, a la oficina de Dios.

La puerta estaba abierta. Nadie la cuidaba. Parece que el cielo inspira confianza. Por ello nuestro amigo sin ningún problema entró hasta la oficina y allí, sobre el escritorio, vio los anteojos de Dios.

Se acercó y sin poder resistir a la tentación, los tomó y se los puso, mira a la Tierra y... ¡qué maravilla!  A todos se les veía en su verdad, sin mentira ni caretas.

Se le ocurrió una idea: ubicar a su socio, el de la financiera, y no le resultó difícil. Allí estaba entablando un negocio con una pobre viuda a la que estaba hundiendo más en su pobreza. Y al ver la sucia acción de su socio, le subió al corazón un profundo deseo de justicia. Nunca le había pasado en la Tierra, pero claro, ahora estaba en el cielo. Tantos eran sus deseos de hacer justicia que no pudo menos que coger un banquito que estaba debajo de la mesa y lanzarlo a su amigo de la Tierra, con tan buena puntería que el socio cayó instantáneamente.

En eso entró Dios a la sala. Nuestro amigo se asustó, pero Dios lo tranquilizó diciéndole:

- ¿Dónde has puesto el banquito que uso para mis pies?

- Bueno, yo...

Hasta que se animó y le contó todo.

- Ya lo sabía, le respondió Dios.  Pero mira, cuando uses mis anteojos debes usar también mi corazón. Imagínate, si cada vez que Yo viera una injusticia en la Tierra, me decidiera a tirar un banquito... ¡No alcanzarían todos los carpinteros del Universo para abastecerme! No, hijo mío, hay que tener mucho cuidado con ponerse mis anteojos si no se está bien seguro de tener también mi corazón. Sólo tiene derecho de juzgar el que tiene el poder de salvar.

Y poniéndole la mano encima al hombre, le dijo:

- Vuelve, hijo mío, a la Tierra, y di siempre esta jaculatoria: "Jesús, manso y humilde corazón, dame un corazón semejante al tuyo".

Es verdad que cuando existe rectitud en la conciencia se aprecian mejor las injusticias, pero no es menos cierto que con amor éstas tienen mejor solución. Dios no aprobó la injusticia del socio usurero, sino que le pidió otros medios para corregirla.


© Fray Mamerto Menapace

RECTITUD DE INTENCIÓN Y EL AMOR A DIOS


Rectitud de intención y el amor a Dios
La oración, el ayuno y el uso del dinero.


Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net 




Una vida activa
La base y el mínimo moral para entrar en el reino era vivir de acuerdo con los mandamientos. Para ello era necesario superar las interpretaciones que alejaban de la ley del amor. Era el mínimo indispensable. Pero había que dar un paso más, se trataba de la vida activa del amor. ¿Cómo se ama? estando unido al amado, estando unidos a Dios del modo más íntimo posible, y esto se consigue por medio de la oración. Jesús pasa entonces a explicar la oración de los hijos de Dios en el nuevo reino.

Rectitud de intención
Lo primero que enseña es no hacer las cosas buenas para ser vistos, sino hacerlas ante Dios en total sinceridad "Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres con el fin de que os vean; de otro modo no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los Cielos"(Mt).

Jesús muestra el inicio del camino de la perfección: la rectitud de intención. Cuando falla, todo se desbarata. No basta, pues luego se deben hacer más cosas; pero cuando se corrompe se degenera hasta lo más santo. El camino para adquirir la rectitud de intención es actuar ante la mirada de Dios Padre, que está en los cielos, con ojos amorosos y observa con cariño el buen uso que el hijo hace de su libertad.

La limosna
Una concreción de esta rectitud de intención es un acto en sí muy bueno: ayudar al necesitado con la limosna, ayudar al culto de Dios. "Por tanto, cuando des limosna no lo vayas pregonando, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, con el fin de ser alabados por los hombres. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha, para que tu limosna quede en oculto; de este modo, tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará"(Mt).

La belleza de la imagen de la mano izquierda desconociendo lo que hace la derecha es inconmensurable. De un modo paralelo, el hipócrita repugna puesto que da para alcanzar la vanagloria, la consideración social y el placer de ser admirado por los hombres. Compra la fama al precio de una buena acción externa; pero se hace un hipócrita, y toda su recompensa está en esa alabanza superficial y voluble. Ninguna acción buena deja de ser premiada por el Padre bueno de los cielos, pues ve en lo secreto, en lo íntimo, en lo personal. Este es el secreto del hijo de Dios, actuar ante la mirada de su Padre celestial; todo lo demás le sobra.

La oración de los hijos de Dios
Pero la enseñanza de Jesús va más al interior, y llega a la misma oración. "Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que son amigos de orar puestos de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse delante de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, por el contrario, cuando te pongas a orar, entra en tu aposento y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo oculto; y tu Padre que ve en lo oculto, te recompensará. Y al orar no empleéis muchas palabras como los gentiles, que se figuran que por su locuacidad van a ser escuchados. No seáis, pues, como ellos; porque bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis"(Mt).

La oración que enseña Jesús es un diálogo personal, sencillo, de corazón a corazón, amoroso. Lejos de las grandes palabras, de las manifestaciones en las plazas. Es más, sabe que el Padre celestial conoce todo lo que necesita; pero que quiere que se lo pidamos por el bien que produce al que pide dirigirse a Dios. La oración pasa a ser diálogo con Dios, la conversación del hijo con su Padre, consciente de la distancia, pero también del cariño.


El ayuno
En la misma línea de la oración y la limosna está la enseñanza sobre el ayuno. "Cuando ayunéis no os finjáis tristes como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lávate la cara, para que no adviertan los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo oculto, te recompensará" (Mt).
Es necesario comer y beber para mantener la vida; por eso es tan frecuente la observancia del ayuno para manifestar la superioridad del alma sobre el cuerpo. El ayuno es costoso, y puede tener efectos externos, de ahí la necesidad de un cuidado especial para evitar la hipocresía. En aquellos momentos, era moneda corriente la utilización del ayuno para la vanagloria, deformando el sentido religioso natural. Jesús quiere que quede clara la sinceridad ante Dios y la humildad agradecida. El Padre que ve lo interior, lo premiará.

El uso del dinero
Jesús también enseña el recto uso del dinero, y el peligro de colocarlo como un ídolo que ocupe el lugar de Dios. El dinero y los tesoros son sólo un medio, pero nunca un fin.

"No amontonéis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los corroen y donde los ladrones socavan y los roban. Amontonad en cambio tesoros en el Cielo, donde ni polilla ni herrumbre corroen, y donde los ladrones no socavan ni roban. Porque donde está tu tesoro allí estará tu corazón"(Mt).

Usar, pero no abusar. Tener el corazón desprendido. Tener el tesoro en el cielo. Pero el apego de las cosas terrenas es tan frecuente entre los hombres, que necesitaba una lección especial.

Esta lección se completa con la que señala que el dinero se puede convertir en un dios que compita con el verdadero Dios, en el hombre de poca fe. "Nadie puede servir a dos señores, porque o tendrá aversión al uno y amor al otro, o prestará su adhesión al primero y menospreciará al segundo: no podéis servir a Dios y a las riquezas"(Mt). La cuestión de fondo siempre es la misma: el amor a Dios por encima de todas las cosas es lo primero, el amor al dinero es una verdadera idolatría.

QUÉ HAY QUE HACER PARA SER SANTOS EN LA VIDA COTIDIANA? EL PAPA FRANCISCO RESPONDE


¿Qué hay que hacer para ser santos en la vida cotidiana? El Papa Francisco responde
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




VATICANO, 21 Jun. 17 / 02:56 am (ACI).- Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el Papa Francisco explicó que para ser santos "no es necesario estar rezando todo el día", y aseguró que lo que hay que hacer es "cumplir con nuestro deber con el corazón abierto a Dios".

“Pensamos que es algo difícil, ser santos. Que es más fácil ser delincuente que santo. ¡No! Ser santo se puede porque nos ayuda el Señor. Es Él quien nos ayuda”.

En una nueva catequesis centrada en la esperanza, el Santo Padre reflexionó sobre los santos, “testimonios y compañeros de la esperanza”. Recordó cómo “en el día de nuestro Bautismo resonó, por nosotros, la invocación de los santos. Muchos de nosotros, en aquel momento, éramos niños, y nos llevaban en los brazos de nuestros padres”.

Esa ocasión, subrayó el Pontífice, “fue la primera en la que, en el transcurso de nuestra vida, se nos regaló esta compañía de nuestros hermanos y hermanas mayores que pasaron por el mismo camino que nosotros, que conocieron nuestras mismas fatigas y que viven para siempre en el abrazo de Dios”.

“Dios no nos abandona jamás”, aseguró. “En toda ocasión en que estemos necesitados, vendrá uno de sus ángeles a infundirnos consuelo”. “Los santos de Dios están siempre aquí, ocultos en medio de nosotros”.

Ahora bien, planteó el Papa, “alguno de vosotros podrá preguntarme: ‘Pero Padre, ¿se puede ser Santo en la vida de cada día?’. ‘Sí, se puede’. ‘¿Pero eso significa que tengo que rezar todo el día?’. ‘No. Eso significa que tú tienes que cumplir con tu deber todo el día: rezar, ir al trabajo, cuidar a los hijos… Y hacerlo todo con el corazón abierto a Dios. Con esa alegría de que ese trabajo, también en la enfermedad, el sufrimiento, la dificultad, esté abierto a Dios. Y así seremos santos”.

Francisco destacó que “los cristianos, en la lucha contra el mal, no desesperan. El cristianismo cultiva una confianza ciega: no cree que las fuerzas negativas y destructoras puedan prevalecer. La última palabra de la historia del hombre no es el odio, no es la muerte, no es la guerra. En todo momento de la vida nos asiste la mano de Dios, y también la discreta presencia de todos los creyentes que nos han precedido en el signo de la fe”.

“Su asistencia nos dice, ante todo, que la vida cristiana no es un ideal inalcanzable. Y al mismo tiempo nos conforta: no estamos solos, la Iglesia está hecha de innumerables hermanos, con frecuencia anónimo, que nos han precedido y que, por la acción del Espíritu Santo, están involucrados en los asuntos de los que todavía viven aquí”.

El Obispo de Roma insistió en que la invocación de los santos durante el Bautismo “no es la única invocación de los santos que muestra el camino de la vida cristiana”; y como ejemplo citó los sacramentos del matrimonio y del sacerdocio:

“Cuando dos novios consagran su amor en el sacramento del Matrimonio –afirmó–, se invoca de nuevo para ellos, en esta ocasión como pareja, la intercesión de los santos. Y esta invocación es fuente de fe para los dos jóvenes que inician el viaje de la vida conyugal”.

En relación al matrimonio, indicó que “quien ama verdaderamente tiene el deseo y la valentía de decir ‘para siempre’”, y si no están dispuestos a decir “para siempre”, “¡que no se casen! O para siempre, o nada. No obstante, saben que tiene necesidad de la gracia de Cristo y de la ayuda de los santos. Por eso, en la liturgia nupcial se invoca su presencia”.

Sobre el sacramento del sacerdocio, recordó que “también los sacerdotes custodiamos el recuerdo de una invocación de santos pronunciada ante ellos. Es uno de los momentos más importantes de la liturgia de la ordenación. Los candidatos se echan sobre tierra, con la cara hacia el suelo. Y toda la asamblea, guiada por el Obispo, invoca la intercesión de los santos”.

“Somos polvo que aspira al cielo. Débiles de fuerzas, pero potentes en el misterio de la gracia que está presente en la vida de los cristianos”, finalizó.

POR QUÉ JESÚS PERMITIÓ QUE TRASPASARAN SU SAGRADO CORAZÓN EN LA CRUZ?


¿Por qué Jesús permitió que traspasaran su Sagrado Corazón en la cruz?

 (ACI).- En las Sagradas Escrituras se narra que Jesús, muerto en la cruz, recibió una lanza que le traspasó el corazón. Siglos después, el Señor le reveló a Santa Catalina de Siena, laica italiana y doctora de la Iglesia, el mensaje que encierra este hecho.

La Santa le preguntó al Señor: “Dulce Cordero sin mancha, tú estabas muerto cuando tu costado fue abierto. ¿Para qué, entonces, permitiste que tu Corazón fuese de tal forma herido y abierto a la fuerza?”


Jesús le contestó: "Por varias razones, de las que te diré la principal. Mis deseos hacia la raza humana eran infinitos y el tiempo actual de sufrimiento y tortura estaban al terminar”.


“Ya que mi amor es infinito, yo no podía por este sufrimiento manifestarte cuanto te amo. Es por eso que yo quise revelarte el secreto de mi corazón, permitiéndote verlo abierto, para que puedas entender que te amé mucho más de lo que te podía probar por un sufrimiento que ha terminado".


Posteriormente, en el siglo XVII, a Santa Margarita María de Alacoque se le aparece Jesucristo y mostrándole su corazón, le dice:

“He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor. Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado”.


“Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute".

Este año, la Iglesia celebrará la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús el viernes 23 de junio.

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 21 DE JUNIO


Nardo del 21 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Indulgente y Glorioso!

Meditación: Señor, a pesar de que Tu Corazón ya no latía, Tu Madre sabía que volverías. Ella con gran Dolor te aguardaba en oración, Ella esperaba, destrozada y angustiada, Ella confiaba en Tu Palabra. Señor de la Esperanza, Señor de la Verdad que enseñas a Tu Iglesia, a pesar de su tibieza, que Tu Palabra no pasará, que todo se cumplirá. Por eso aquella Dulce Muchacha de Nazaret, la Joven Madre de Belén, la Dolorosa del Calvario, nos mostraría que con amor y Fe que te volveríamos a ver. Es por eso que a Ella te presentaste para consolarla y alegrarla, pues El Santo, Su Hijo Amado, había Resucitado. ¡Cuál no fue el Gozo de aquella Santa Madre!. Alegrémonos con María pues Jesús está vivo, en Cuerpo y Alma, vivo hace dos mil años y vivo hoy. No prediquemos a un Cristo Muerto, ya que ¡el Señor Resucitó!. ¡Gloria a Dios!. 
Y Este Señor está a nuestro lado, porque la Santa Palabra cumpliéndose está. Él nos dijo: "...donde dos o más estén reunidos en Mi Nombre, Yo estaré en medio de ellos". Hagamos lo que nos ordena nuestro Señor: "vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva...éstas son las señales que acompañarán a los que crean: en Mi Nombre echarán demonios y hablarán nuevas lenguas, tomarán con sus manos serpientes y si beben algún veneno, no les hará daño, impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos..." (Marcos 16, 15-20). Cristo está vivo, es el Único Dios y todo lo hace El, es el Señor que sigue haciendo milagros y acompañándonos...seamos sus humildes instrumentos.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Que testimoniemos a nuestros hermanos que Jesús está vivo, cumpliendo sus mandatos.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 21 DE JUNIO


Los cinco minutos de María
Junio 21



Moisés quiso ver a Dios, pero el Señor todopoderoso le recordó que para nadie era posible contemplar su rostro sin caer muerto. Dios es una fuerza que todo lo supera y anonada.

Pero Dios, en el seno de María asumió rostro humano. Es el rostro de Jesús que nos revela la misericordia y la bondad de Dios. Es el rostro que nos mira y que nosotros podemos mirar. María ha humanizado a Dios. Y el rostro de María es un rostro maternal y misericordioso, signo de la cercanía del Padre y de su Hijo Jesús, con quienes ella nos invita a entrar en comunión (Cf Puebla 282).
Los ojos puros de María gozaron de la mirada de Dios. Ella pudo contemplar al Hijo de Dios entre sus brazos. Y ella es, a su vez, la mirada de Dios sobre la humanidad, signo y anticipo de nuestra última mirada: contemplar el rostro de Dios.

Santa María de los ojos limpios. Destellos de tu Dios, que yo sea limpio de corazón para poder ver a Dios.


* P. Alfonso Milagro

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, DÍA 20


Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 20: La castidad


El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios. En su vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen. "Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios". La Iglesia amará la castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros... y los santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre la tierra

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 20 JUNIO


Los cinco minutos de María
Junio 20



“¿Quién, oh Madre de Dios, ha recurrido a tu protección, sin ser prontamente liberado por ti? ¿Quién te implora, sin encontrar en ti una auxiliadora tan poderosa, que jamás defrauda su confianza?
Nadie, oh Virgen Madre de Dios, que haya recurrido a ti,  ha sido defraudado; por el contrario, él te ve acudir a su oración y no tarda en recibir el beneficio que responde plenamente a sus deseos” (Oración de los griegos)
Santa María de la claridad, alumbra el camino del hombre mortal.


* P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 21 DE JUNIO DEL 2017


La recompensa de lo secreto
Santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6. 16-18. XI Miércoles de Tiempo Ordinario


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por el inmenso amor que me has tenido. Te doy las gracias de todo corazón por este momento de encuentro personal contigo. Aumenta mi fe. Creo en Ti, Jesús, pero bien sabes que mi fe es débil. No la dejes desfallecer. Confío en Ti, Jesús. Quiero abandonarme totalmente a tus paternales manos; todo lo que tengo y lo que soy, te lo doy. Te amo, pero dame la gracia de aprender a recibir tu inmenso amor. Dame la gracia de dejarme amar por Ti, de amarte y de ser un reflejo de tu amor para los demás.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, hoy me pides que todo lo que haga sea de manera humilde, escondida, allí donde sólo tu mirada puede penetrar.
Me dices que allí es donde el Padre me recompensará… y yo me pregunto, ¿qué he hecho de extraordinario para que Tú me recompenses?, ¿qué puedo darte yo que no haya recibido de Ti? Nada; y sin embargo, Tú me quieres dar la mejor recompensa: Tu amor.
¿Acaso no me amas ya aunque no ayune, ore ni dé limosna? ¡Claro que sí! Me amas por lo que soy, y no por lo que hago. Y entonces, ¿para qué hacer todo lo que me dices? Tú me pides todo esto, no para que Tú me regales tu amor, sino para que yo pueda recibirlo.
Me pides orar en lo secreto, en medio del silencio, ya que sabes que sólo allí, en la intimidad, puedo escuchar tu voz que dice: "Te amo".
Me pides dar limosna sin esperar que me pongan una estatua en la ciudad o un comercial en la tv… pues sabes cuán presto los hombres olvidamos. Tú, en cambio, quieres darme un amor sin fecha de caducidad, un amor que dure para siempre…, pero yo no puedo recibirlo si estoy lleno de alabanzas humanas, del mismo modo que sólo puedo llenar una copa con un buen vino si está vacía.
Tú me pides ayunar sin poner cara de viernes santo, pues sabes que la verdadera felicidad no me la dan los banquetes, sino el privarme de algo para dárselo al que está a mi lado.
Jesús, ¡yo no quiero otra recompensa que no seas Tú! Mírame. Dame la gracia de aprender a cifrar mi felicidad sólo en Ti.
"Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen y perdonan de corazón; bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía; bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran; bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común; bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros; bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos... Todos ellos son portadores de la misericordia y ternura de Dios, y recibirán ciertamente de él la recompensa merecida."
(Homilía de S.S. Francisco, 1 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a privarme de alguna cosa que me guste y se la voy a regalar a alguien.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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